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Catalogue 327 Gris

Transcripción

 

{f. 00a}

{pasta  del documento}

 

{f. 00b}

{en etiqueta : Mexicaiin 427}

{en el margen derecho : Catalogue 327 bis}

 

{f. 00c}

Volume de 38 Feuillets

Les Feullets 2.19. 21. 23. 33. 35 sont blancs

27 Moai 1891.

 

{f. 00d}

{Esta primera página contiene una nota impresa, tal vez de algún diccionario biográfico mexicano. }

 

RAMIREZ JOSE FERNANDO (1804-1871)

 

Historiógrafo y jurista. N. en Hidalgo del Parral. (Chih.). Siendo aún niño, sus padres se radicaron en Durango, donde estudió hasta graduarse abogado. En 1826 se dedicó a los negocios en Durango, y al año siguiente formó una sociedad patriótica cuyos fines eran propagar la instrucción pública y enaltecer el civismo del pueblo. En 1828 ocupó en Chihuahua el cargo de Fiscal del Sup. Trib. de Justicia. Redactor de La Antorcha Liberal de Chihuahua, en 1828, y del Patrimonio Manifiesto. En 1842, siendo dip. por segunda vez, se le encargó redactar  el proyecto de Constitución Federal, que no se discutió por haber sido disuelto el Congreso. Miembro de la Junta de Notables, formula las Bases Orgánicas el siguiente año. Senador en 1846, y Ministro de Relaciones Exteriores  (24 dic., 1846-27 enero, 1847) en el Gobierno de Valentín Gómez Farias. Durante la invasión norteamericana concurrió, como senador, al congreso reunido en Querétaro y formó parte de la Comisión que aprobó el Tratado de Paz con los E.U.A. Marchó después a Durango, donde fue Magistrado y Rector del Col. de Abogados hasta 1851. Además de la política, se dedicó a las investigaciones, históricas y arqueológicas. En Durango formó una importante biblioteca, que sirvió de base a la Pública del Estado. En México reunió valiosos manuscritos y documentos antiguos. Director del Museo Nacional, publicó importantes estudios históricos, sobre Motolinía, sobre la Historia de la Conquista de Prescott, sobre el Calendario Azteca. Nuevamente Srio. de Relaciones (11 sept., 1851- 3 marzo, 1852) en el Gobierno del Presidente Mariano Arista. Liberal moderado, se adhirió al Plan de Ayutla. Durante la Intervención Francesa fue miembro de la Junta de Notables que debía elegir a Maximiliano como Emperador; pero renunció al puesto. Durante el Imperio fue Ministro de Relaciones  de junio de 1864 a oct. de 1865. Al caer el Imperio emigró a Europa. Murió en Bonn, Alemania. En Londres se remató su magnífica biblioteca. Sus herederos la habían vendido a D. Alfredo Chavero (vid.), y éste a D. Manuel Fernández del Castillo quien, a instancias del P. Agustín Fischer (vid.), mandó la biblioteca a Londres. De esta dispersión de obras mexicanas, que enriqueció los fondos de Bancroft (vid.), del marqués de Heredia, y los libreros Quaritch y Trúbner, quedo testimonio en: Biblioteca Mexicana, or a Catalogue of the Library of Rame Books and Importantes Manuscripts relating to México… To be Sold  by Auction by Mssrs. Put tich and Simpson… Londres 1880. De su bibliografía debe citarse: Memorias… para servir a la Historia de las diferencias que van suscitando entre México y los Estados Unidos los tenedores del antiguo privilegio concebido para la comunicación… Por el Istmo de Tehuantepec. Méx., 1853; Vida de Fray Toribio de Motolinía. Col. E. Mexs. N° 4 Editorial Porrúa, S. A. Méx., 1944; Noticias Históricas… de Durango, Méx., 1851, 2ª ed. Id., 1910; Viaje a Yucatán (1865)… Mérida, 1926. (Cfr.: Luis González

 

Obregón. D.  José Fernando Ramírez (Datos Bio-bibliográfico. En Biblioteca de Autores exs. (Agüeros). Núm. 15. Méx., 1898.)

 

{fs. 00e y 00f}

{en blanco}

 

{f. 01r}

Al  Departamento de Manuscritos de la Biblioteca Imperial

Por mano de su conservador

Mr. Paulin Paris  Ofrece Respetuosamente

José F. Ramirez

{rúbrica}

 

{fs. 01v, 02r y 02v}

{en blanco}

 

{f. 03r}

 

París Diciembre 24 de 1855.

 

Mui Sr. mío:

 

Tengo el gusto de acompañar a U. la noticia que  me suplicó formara de los m[anu]s[crito]s Mexicanos que la conforman en la Biblioteca Imperial. Ruego a U[sted] que la acepte y que la presente al Departamento como una muestra de mi gratitud por la liberalidad con que se me ha permitido disfrutar de sus tesoros, no menos que por las consideraciones personales que me han dispensado.-

Había anunciado a V. en nuestra última entrevista la intención de comunicarle mis conjeturas sobre la identificación de los m[anu]s[crito]s Mexicanos que el Boulletin des Sciences historiques etc. de 1830, decía existir en la Biblioteca  Imperial. Esta noticia era el natural complemento de la que ahora acompaño, mas la abandoné, aunque  bastante adelantada, porque los datos que he podido recoger en la Biblioteca, son vagos é

{f. 03v}

incompletos.- Yo necesitaba saber de una manera precisa:-

 1° las fechas de la compra de los m[anu]s[crito]s que actualmente existen, exceptuando el n°1.

2°. Los términos de su asiento en los libros de la Biblioteca para ver  si era posible identificarlos:

 3° la fecha en que se hizo la clasificación que actualmente tiene.  Estos son datos absolutamente necesarios para fijar  una opinión y no exponerse a vertir congeturas débiles o erróneas, aptas solamente para aumentar la obscuridad  confusión que reina en todos los dominios de la arqueología mexicana; precisamente por la ligereza con que todos los días se aventuran sin  temor sobre los mas deleznables fundamentos. – Por lo demás, creo que el asunto merece la__ del  Departamento; pues que se trata de m[anu]s[crito]s justamente calificados de preciosos y que, a ser exactas las noticias del Bulletin, deberían encontrarse en la Biblioteca Impeial ¿Que han hecho?

Voy a continuar mis exploraciones por las

{f. 04r}                                                                        

otras ciudades de Europa donde aun conservan iguales monumentos. Si en ellas, o en México puedo ser  útil a U. [usted] ó a la Biblioteca, desde luego pongo a su disposición lo poco que valgo, ofreciéndomela como su más atento y S.S. que R.S. M.

 

José F[e]r[nando] Ramírez

{rúbrica}

{faltan las fs. 04v y 5r}

 

{f. 05v}

{en blanco}

 

{f. 06r}                                                                                                       6

Número 1

 

Este manuscrito es el conocido hoy en el arte literario, con la denominación de Codex Tellarianus Remensis. El forma uno de los materiales mas preciosos de que se compone la famosa colección de antigüedades mexicanas que publicó Lord Kingsborough (1), y su descripción se encuentra con la no menos preciosa (2) con que el ilustre Baron de Humboldt abrió una nueva senda a los estudios Americanos. Estas circunstancias me dispensan de dar una noticia especial suya, puesto que fácilmente, y con ventaja, pueden consultarse la que caíste. El detenido examen del manuscrito inspira, ciertamente, observaciones de una grande importancia para las investigaciones históricas y arqueológicas de México; pero no es posible desempeñarlas en

(1)  Antiquitias of Mexico VR. Vol. I.

(2)  Vues des Cordillieres et Monuments de L Amerique

 

{f. 06v}

 

Un escrito del carácter del presente, ni yo tengo el tiempo ni las medios necesarios para darlas en la forma que demandan.

Quizá mas adelante podrá hacerlo.

 

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Número 2.

 

Manuscrito geroglífico de un carácter  perfectamente idéntico al de Dresde, en un papel vegetal, de la misma calidad y preparado para recibir la escritura por un procedimiento igualmente idéntico. Este consistía  en cubrir la superficie de la substancia destinada a la escritura, con una capa de yeso, ó greda blanca, que después  se pulía hasta dejarla perfectamente  terza y susceptible de trazarse en ella la líneas más delicadas. A tal intento ayudaba particularmente la clase de papel empleado en estos dos manuscritos, y que difiere bastante del que fabricaban los mexicanos;  ó, á lo menos, del que usaban comúnmente.  El del manuscrito es muy grueso, esponjoso, flexible, y á primera vista parece un tejido ordinario de cáñamo gastado por el uso; mas examinado de cerca se ve que tal apariencia se la dan los filamentos más gruesos de la planta, que se han conservado intactos y adheridos

{f. 07v}

or las más finas y delicadas que les sirven como de trama. Un fabricante de papel podría, tal vez, dar luces interesantes sobre el procedimiento empleado para su elaboración. A mí me da la idea de haberlo sido mediante la maceración de la corteza de un árbol. La flexibilidad es solamente en el sentido de su latitud: en el de su longitud es recio y resistente.

La disposición o forma del manuscrito es la que comúnmente se daba a los de alguna importancia; conviene a saber, en la de una banda o faja, más ó menos extensa, doblada como Biombo. Cada uno de estos dobleces ú hojas, tiene muy poco mas de veinte centímetros de alto (0, 202), sobre doce y medio de ancho; y cómo los dobleces ú hojas son once, resulta que su longitud total puede estimarse en un metro y treinta y seis y medio centímetros. Este Códice presenta señales de haber estado escrito por ambas fases,  formando así un total de veinte y dos páginas. Los caracteres de la primera y

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La última exteriores, han desaparecido completamente, no dejando más que rastros de su aparejo. Las interiores también han sufrido  mucho.

Habiendo dicho que él es idéntico al Códice de Dresde, ya se dice también que nada se sabe sobre su origen ni contenido. En la Biblioteca imperial tampoco hay noticias algunas sobre su procedencia.

Los caracteres en que está su escrito, aunque fantásticos y caprichosos, son de una ejecución esmerada por la finura y regularidad de sus líneas, por la firmeza, soltura y maestría que revelan en la mano que los trazo; y, en fin, por la perfección de sus perfiles y gruesos.  Estas solas calidades bastarían, recordando su origen para darle una importancia y mérito singulares; pues que ellos son incontestablemente superiores  a los de la copia del manuscrito  de Dresde, contenido en la colección de Kingsborough, (1), y no sabré decir si a los del original mismo.

(1) Antiquitis of México, . Vol. III.

 

{f. 08v}

Porque las circunstancias en que lo vi, no me permitían descender a un  menudo examen. La ejecución artística de los grupos simbólicos, que presentan todas las formas de una escritura geroglífica y fonética, solo me ha parecido comparable y en algunos rasgos semejante, a los bellísimos caracteres chinos grabados en la magnífica paleografía de M[ister] Silvestre. Yo no dudo que si el pueblo a quien pertenecían esos fragmentos, tenía de su escritura la idea que Du, Halde nos dice tiene los chinos de la suya, no dudo, decía, que él hubiera tributado a las fojas destrozadas que conserva la Biblioteca Imperial, el mismo culto de veneración y de respeto que los chinos tributan a los antiguos y bien formados caracteres de su escritura.

Cuando decía que hay una identidad entre el manuscrito de París y el de Dresde, entiendo limitarla a su tipo genérico y dominante, y no al detalle de sus figuras; porque si bien estas  lo conservan, 

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sin embargo, es cierto que no todas las del primero se encuentran en el segundo. Las de ambos códices pueden distribuirse en tres clases generales: 1ª Formas humanas ó de animales: 2ª. Grupos que presentan todos las caracteres de una escritura jeroglífica: 3ª. Figuras  que parecen de cuenta, y equivalentes a nuestro sistema numerical. De las de la 1ª. Clase no he encontrado ninguna, en ambos  códices, que pueda llamarse idéntica, aunque hay muchas semejantes, tanto por sus formas, como por sus actitudes, como por las ideas que despiertan. De la 2ª. Clase hay muchas idénticos, y mas aún de la 3ª.  Esos últimos consisten principalmente, en las combinaciones de pequeñas líneas paralelas, alternadas con gruesos puntos sobrepuestos La identidad se entiende hasta el colorido, porque en todos los caracteres de ese género no se encuentran más que el azul, negro y leonado. Ellos son también, los únicos del Códice  París; mientras que el 

{f. 09v}

de Dresde, a juzgar por su copia en Kingsborough, presenta una grande variedad de todos los otros.

Nada se sabe sobre la procedencia original de estos manuscritos que forman una clase especial en la paleografía americana. La única noticia que he podido recoger sobre el de París, se reduce a su adquisición, verificada  por compra en 1832, en unión de los aquí  descritos con excepción de los números 1 y 3. Poco más o menos, la misma es la historia del manuscrito de Dresde. Pero los descubrimientos hechos en Palenque, Yucatán y Guatemala, recopilados en los interesantes viajes de Dupaix, Stephens Catherwood, nos revelan, con los numerosos caracteres grabados en sus lápidas y en sus monolitos, que la ciencia y las ideas que, habían dirigido, en  épocas desconocidas, el cincel del escultor, habían también inspirado el pincel del hierogramata, que en aquel pueblo desconocido, así como en

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en todos los otros que solo viven en nuestros recuerdos, eran también el intérprete del filósofo, del poeta y del historiador.

El espíritu que vivifica esos caracteres, es un misterio escondido en la tumba de sus autores. Nuestra ciencia es tan insuficiente para calificarlos, que no solo ignoramos el tiempo y aun el lugar en que fueron escritos, sino que hemos perdido hasta la noticia y memoria de sus autores. ¡Y ellos representaban, sin embargo, la más elaborada y perfecta civilización que existió en lo que hemos llamado Nuevo Mundo!

 

{f. 10v}

{en blanco}

 

{f. 11r}                                                                                                     11

Número 3.

 

Este número deben formarlo dos cuadernos que corren separados, cual si fueran piezas diversas. Ambas son partes de un mismo expediente, según lo manifiestan su asunto y aún la foliatura intermedia. El primero, trunco comienza con la foja  471 y concluye en las 610: el segundo comienza con la 611, prosiguiéndola hasta la 1002; a la cual siguen 31 fojas sin paginación. Este documento es un  expediente instruido sobe la percepción de la contribución personal impuesta á los indios de la jurisdicción de Huexotzinco; única que pagaban los indígenas de raza pura con el nombre de tributo. Para su exacción se distribuían las poblaciones de indios en muy pequeñas secciones, formando, muchas veces, tantas cuantas eran los cuarteles ó barios de los pueblos; encomendándose á otros tantos exactores, ó reuniendo varias en uno con la calidad de llevar su cuenta en-

{f. 11v}

teramente separada. Se comprende, desde luego, que la primera operación era formar el censo ó padrón de los contribuyentes; y como la política del Gobierno Español fue marchar sobre las huellas antiguas, todas las veces que no se presentaban graves inconvenientes, de aquí es que para la formación de esos padrones, se siguió la práctica nacional á que los indios estaban acostumbrados en tiempo de sus antiguos Reyes, y que consistía en representar los nombres de los contribuyentes por medio de caracteres geroglíficos, los cuales tenían una palabra correspondiente en la lengua hablada, que les servía de pronunciación. Así, v. g, un grupo compuesto del carácter determinativo de la  especie hombre y del figurativo trópico de un venado ó conejo ó águila, etc. etc., se leía Nazatl, Tochtli ó Cuauhtli, etc. etc, y estas palabras formaban el nombre propio de la persona. Si era mujer, solamente se variaba su carácter determinativo. Así, y mediante iguales procedimientos se diferenciaban las otras especies de tributarios; con

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viene a saber: enfermos, ancianos, insolventes, ausentes, muertos, &. He aquí la forma exterior ó  pauta de los Censos Mexicanos. Los Españoles, que encontraron este sistema, tan adecuado como podría, aparecerse  para  su intento, lo conservaron  intacto, perfeccionándolo con una adición que contribuía á darle mayor claridad. La alianza entre el viejo y nuevo estado social, se verifica en todos sus ramos. El Misionero Católico imponía al indio, en el Bautismo, un nombre extrangero  tomado del Calendario de la  Iglesia cristianas, y el Indio, ó tomaba por sí, ó recibía de sus padres, otro nacional, conforme á las antiguas prácticas. Al tiempo del censo, él hacía  escribir su nombre con el carácter de escritura consagrada por los antiguos usos del país, y el Español lo agregaba, en caracteres alfabéticos, la trascripción de su pronunciación ó mejor dicho, escribía el nombre completo del individuo, según los elementos de que se componía

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por eso en todas las páginas de este expediente encontramos nombres tales como los de Juan Mazatl, Diego Tochli, Antonio Quauhtli, haciendo el nombre indígena las veces de nuestros apelativos. El era también, generalmente, el único expresado por el carácter geroglífico. Para complemento de  la noticia y de la cuenta, se figuraba en el centro y en la parte superior de la página, el nombre del distrito á que pertenecían las tributarios y, un poco más abajo ó a lado, el del colector de los tributos. Otras veces se le colocaba al final del padron,  portando en la mano una ó mas figuras de esta forma [dib. de una bandera], la cual es una cifra numérica que vale 20, y cuyo conjunto designaba el total de los tributarios. El documento que nos ocupa presenta por todas partes los egemplos de las precedentes descripciones.

Cada colector de tributos entregaba su producto y su cuenta á su inmediato superior, y estos lo hacían al de la Provincia ó jurisdicción. La  general se formaba de las particulares, acumulándolas todas, con la separación respectiva, por Distritos. Cuando se trataba de un juicio contencioso, esas mis

{f. 13r}

mas cuentas se discutían y liquidaban, oyéndose las excepciones que podrían  poner los matriculados para no ser comprendidos en el censo. Cuando los puntos controvertidos se consideraban suficientemente depurados, se pasaba todo el expediente al tribunal establecido para conocer de esta especie de contiendas, quien les ponía fin con su fallo. En este juicio eran oídos los indios por medio de un intérprete titulado que ordinariamente era persona de grande instrucción en las noticias y prácticas antiguas.

Tales eran, en lo general los procedimientos empleados en las controversias comunes sobre exacción de tributos, a cuya clase pertenece este documento aunque él  verse principalmente sobre la cuestión que promovió una cierta clase de personas llamadas Terrasgueros, que por tal calidad, pretendían ser exentos de tributo. Ellos se resistían aun a ser empadronados, en la visita que mando hacer la Audiencia de los tributarios de Huetxozningo y sobre este incidente rolaron esos voluminosos autos que posee la Biblioteca.

 

{f. 13v}

La Audiencia desechó la apelación interpuesta por los Indios, ordenando  que se llevara á efecto el Padrón.

Esta decisión existe pocas fojas (doce) antes del fin, redactado en la forma oficial y auténtica con que se formulaban tales actos y con la fecha de XIIII de febrero de mil y quinientos y  sesenta años (febrero 14 de 1560).  El fue expedido por aquel tribunal superior según la formula ordinaria es decir, tomando el nombre y el lenguaje del Rey como si fuera el Monarca mismo español quien hablara; y sin olvidar por supuesto, la larga lista de sus Dictados. A esta circunstancia debe el accidente que hace de él uno de los  monumentos más curiosos, sobre todo para un francés, porque la Audiencia de México se engalanaba, en el último tercio del siglo XVI, con el  bello y glorioso dictado de Rey de Francia. He aquí la copia literal del encabezado de aquel, documento: Don phelipe por la gracia de dios Ry de Castilla de León de Aragón de Inglaterra Francia de las dos cecilias, etc, etc. (siguen los otros dictados). Este es

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un documento que no puede ser de utilidad a  la historia; pero que sí servirá para ministrar muchas luces en el estudio del origen y progresos   del arte de la escritura en México. Sin embargo, para aprovecharlo se necesita de una muy grande discreción y de buenos conocimientos, tanto sobre el sistema peculiar de la escritura misma, como sobre la lengua mexicana, sin cuyo auxilio no será posible dar un paso acertado. Los mexicanos olvidaban rápidamente su antigua civilización, en proporción de los adelantos que hacían en la nueva, importada por la conquista). De aquí procedía que, al escribir los nombres  de las personas, en las dos escrituras, jeroglífico-mexicana, y fonético-europea, cometían toda especie de descuidos y de errores, de que también se encuentran ejemplos á cada página de aquel expediente. He aquí los principales:

1° El nombre mexicano, escrito con los caracteres alfabéticos, y que daba la explicación ó articulación del nombre ó grupo jeroglífico, se equivocaba con bastante

{f. 14v}

frecuencia, poniendo otro enteramente diverso. Sirvan de ejemplos: La palabra Miscouatl (Miscohuatl) aplicada, en la foja 638 vuelto al primer símbolo de la columna de la derecha y al quinto de la izquierda, siendo ambos absolutamente diversos.

Los símbolos con que concluye las columnas de la foja 641, presentan el mismo defecto; pero de un carácter enteramente opuesto, porque allí se han empleado dos palabras diversas, Tlamac y Vitzitl, como la aplicación ó articulación de uno solo y mismo símbolo. De este género se encuentran innumerables: Vid. Fol. 652, 666, 685, 687 y passin.

2° Se escribía solamente el nombre  fonético, omitiendo el jeroglífico. Así se ve en la figura, 7ª. Columna 7ª de la foja 642, donde, el nombre Diego Antocaye, no tiene correspondencia alguna simbólica, habiéndose únicamente notado el carácter determinativo de la especie hombre. Esta omisión es muy común en las nóminas de muertos y algunas veces de ausentes, de la cual el expediente ministra abundantes

{f. 15r}

muestras Vid. Fol. 647 recto, 652, 654, 655, etc. etc.

3° Era igualmente muy común el defecto contrario notado en el párrafo precedente conviene á saber que se escribía solamente, el nombre jeroglífico, sin darle su correspondencia fonética. Esto también se observa particularmente en  las listas de muertos, de que son muestra las fojas 644 vuelto, 661, 681, et. etc.

4°. Se escribía solamente el nombre jeroglífico, omitiendo su equivalente fonético y substituyéndolo con un apelativo español. Este era el último punto de degradación a que podría llegar el arte, y que preludiaba, necesariamente su destrucción.

Sirvan de ejemplo; la penúltima figura de la columna 2ª del folio 662 vuelto; cuyo nombre jeroglífico tiene por articulación Miguel de la Cruz, sin que en aquel se encuentre siquiera el símbolo de la cruz. Este defecto es muy común y aun podría llamarse característico, de los nombres de personas de indígenas constituidos en alguna dignidad tal como la de Gobernador de pueblo, pues se nota que pocas de ellas tienen una corres

{f. 15v}

pondencia fonética y que es rarísima la que se encuentra exacta. Parece que esta clase de personas quería hacer olvidar su origen para asimilarse más a la raza de los conquistadores, que era la clase distinguida, respetable é influente del país. Algunos asociaban sus nombres indígenas a los europeos, como se ve en el del Gobernador de la foja 686, denominado Don Diego de Silva, quauhtecotzin; de cuyo nombre no se  ve en su símbolo jeroglífico más que la radical quauh. Al frente esta  Don Francisco Vázquez, sin ningún símbolo que exprese su jeroglífico. En la foja siguiente se ve a Pedro Calmecauatecutl que por su símbolo debía llamarse Pedro Yaotl; y enfrente de el a Diego Hordaz (a) con un símbolo que, poco mas abajo se lee Tlalliztaotl. Esta articulación es impropia, porque la radical de aquel (Atl) exige que, comience con a. Todas las fojas que siguen, presentan repetidos ejemplos de los defectos anotados.

5° Trazaban solamente el carácter determinativo  de la especie hombre, o mujer (a) Nombre de uno de los conquistadores españoles.

{f. 16r}

según el sexo del tributario, sin darle correspondencia alguna fonética; esto es, sin darle un nombre. Así se ve en la foja 681 vta, que es un Padrón de tributarios muertos. Esta era la imagen más expresiva que podría inventarse para significar la muerte que aguardaba a estas desventuradas generaciones, después de sus días.

6° En fin, para poner el colmo a los defectos y también a las dificultades con que se tropieza en el estudio de esos caracteres. Sucede que la mayor parte de los nombres escritos con nuestro alfabeto, y que forman la articulación e interpretación de sus grupos jeroglíficos, lo están con una ortografía tan viciosa y aun bárbara que en muchas partes es  absolutamente imposible reconocer  la palabra genuina. En el mexicano más que en nuestras lenguas modernas, es fácil, no solo corromper las palabras, sino subvertir su sentido, por la sola equivocación o transposición de una letra. Este es un efecto necesario del reducido número

{f. 16v}

de sus caracteres alfabéticos. El común de las gramáticas modernas cuenta diez y siete; número que todavía podría reducir un examen detenido y riguroso.

Con estas indicaciones, tan fáciles de retener, el estudioso de la antigüedad mexicana podrá economizar las fatigas, las decepciones y tareas, no  pequeñas que ha costado arribar espacio a  su conocimiento.

 

{f. 17r}

NÚMERO 4

 

Fragmentos de una Real Provisión expedida por la Audiencia de México, en 24 de Octubre de 1559, declarando que los Indios de Huexotzinco estaban  obligados a pagar el tributo que se les cobraba. Parece que este documento es el precedente de los autos judiciales que forman el número 3, pues en ellos se llevó a efecto el empadronamiento. En esa Real Provisión usa también la Audiencia  del dictado de Rey de Inglaterra, Francia, etc.. El  documento es auténtico y contiene las firmas del Virrey y de los Oidores

 

{fs. 17v, 17va y 17vb}

{en blanco} 

 

{f. 18r}

NÚMERO 5

 

Hoja de pergamino  ordinario, de 0,433 longitud. Y 0,307 latitud., doblada por el centro y con señales de haber estado cocida por esta parte a algunos otros papeles encuadernados en forma de libro. Así debió encontrarse originalmente, porque ella es una especie de árbol genealógico de la familia Motecuhzoma, formado en el estilo introducido después de la conquista de México; es decir, con una mezcla caprichosa, y algunas veces absurda, del antiguo sistema mexicano y del moderno europeo, harto difíciles de comprender para los no iniciados en su sistema. Esto, unido a las libertades que se tomaban los dibujantes e iluminadores, contribuía a dar a esas tablas genealógicas, como aquí se les llama, una apariencia tan monstruosa cual la que presenta este fragmento; donde se ve a los

{f. 18v}

reyes de México montados, a la mujeriega, sobre tigres, y con una numeración ordinal totalmente inversa a su sucesión cronológica. A la derecha de las tablas, en la parte superior, se lee: “Fecha del Mapa Original”, y enseguida se ponen catorce cifras aritméticas del carácter [dibujo] en tres líneas, concluyendo con otra compuesta de cinco circulillos, significativos de las unidades. El autor de la pintura los explica, diciendo que representa ciento y cuarenta y cinco años contados desde la fundación de México. Este solo comentario bastaría para calificar su instrucción; pues que siendo el valor numérico del carecer [dibujo] el de 20, su total, comprendiendo las unidades, representaría 285 años. Esta especie de pinturas se encuentran en todos los antiguos procesos que verzan sobre cuestiones de estado.

 

{fs. 19r y 19v}

{en blanco}

 

{f. 20r}

NÚMERO 6

 

Hoja de papel ordinario de maguey, escrita en mexicano y con nuestros caracteres alfabéticos, trazados de una manera muy tosca y grosera. De esta clase se encuentran bastantes en  México y generalmente contienen títulos de mercedes de Tierras. El de que se trata está sumamente maltratado, y con dificultades pueden leerse algunas de sus palabras.

 

{fs. 20v, 21r y 21v}

{en blanco}

 

{f. 22r}

NUMERO 7

 

Banda o foja de papel Mexicano de Maguey, de la clase ordinaria, de ciento sesenta y medio centímetros de largo, sobre veinte de ancho. Su asunto está expresando en las siguientes palabras que se leen al dorzo de una  de sus extremidades: Martín de Ca……..nota (a) regidor y los demás. Estas son de ramas de la estancia de Tlatengo, de diez casados. Tratase, pues, de un simple padrón de tributos formado por un colector de la última clase, pues que su distrito no comprendía mas que diez familias. En el manuscrito no se encuentran otros caracteres jeroglíficos, que los relativos a las especies en que debía pagarse el tributo; reconociéndose entre ellos los figurativos de la gallina europea, Pavo mexicano, Cacao, esteras (i), vasijas de barro, etc. etc. Por algunas fechas, aunque enmendadas, distribuidas en el cuerpo del manus-

(a) Ilegible. (i) En Mexicano Petlatl y hoy, en el lenguaje, vulgar Petate

{f. 22v}

crito, parece que el comprende una cuenta correspondiente a los años de 1553 a 1561. Estos se ven marcados o figurados con líneas de tinta negra que parten el manuscrito, según su longitud, en otros tantos cuadros o cuarteles. Si se le examina colocándolo verticalmente en la dirección de su longitud, el aparece escrito de abajo para arriba; y si horizontalmente, de derecha a izquierda. Tal era también, la forma común en que se trazaban los caracteres mexicanos, susceptibles de admitir una especie de lectura.

 

{fs. 23r y 23v}

{en blanco}

 

{f. 24r}

NÚMERO 8

 

Pintura jeroglífica en una hoja de papel de maguey ordinario, de 77 cent. De largo y 52 de ancho. Sus caracteres son en lo general, puramente figurativos y, por consiguiente, su asunto poco menos que indescifrable, faltando el texto que podía ayudar para su explicación. El pertenece a una época posterior a la conquista de México y, por algunas de sus figuras puede  comprenderse que se trata de alguno de los movimientos tumultuarios que en esta época producía la codicia de los Sres. feudales, llamados Encomenderos exacerbados por el despotismo y por la crueldad de los recaudadores  de los tributos. Esas pequeñas insurrecciones eran bastante frecuentes y produjeron terribles escarmientos.

Otro motivo no menos fecundo en perturbaciones y en sangrientas y en trágicas escenas, fue el de las Reducciones Dió

{f. 24v}

entonces este nombre al sistema inventado por el Gobierno español para asegurarse la sumisión de la raza conquistada y la percepción del impuesto con que contribuía al tesoro público, bajo el nombre de tributo. Ese sistema consistía en reducir  a pequeñas congregaciones, o en reunir a los pueblos mas inmediatos, la población indígena desparramada por los campos no consintiéndose que ninguno de aquella recibiera fuera de la población en que estaba matriculado o empadronado. Este rasgo de la política española, fue el que tropezó con mayores y mas vigorosas resistencias.  Para vencerlas fue necesario poner en pie una fuerza armada respetable; abrir una campaña en forma que duró mucho  tiempo y desplegar una dureza que todavía hoy hace estremecer: Los Indios opusieron una resistencia tan tenaz como lo era la acción y defendieron palmo a palmo el terreno de su cuna y des sus sepulcros.

 Nota (a) La historia lamentable de esta guerra (a) Los Mexicanos acostumbraban inhumar algunos de sus cadáveres dentro de sus casas, en los ángulos que formaban las pare

 

{f. 25r}

Refiere que tratándose de lanzar a un cacique del hogar en que había nacido y vivía con su numerosa familia, imploraba, hasta con lágrimas, que se le otorgara una excepción de la ley. El jefe militar se manifestó inflexible y le fijo un término de horas improrrogable, para abandonar su querido albergue, que según el sistema adoptado, debía ser inmediatamente reducido a cenizas y sus paredes arrasadas hasta los cimientos. Tal era la práctica .El cacique pareció sometido y resignado, y se entró a su casa para extraer su pequeño menage. Notándose que dilataba más de lo que exigía la operación, y  juzgándose que pudiera ser una treta  para eludir la ley, el jefe miliar quiso apresurarlo. Entrase a la casa con tal intentó, mas encontró que muy poco  le restaba que hacer, el cacique había degollado a su mejer y a sus hijos, sin que estas exhalara ni un grito, ni un suspiro, y en seguida

Continua nota (a)

des unas veces en su estado natural y otras reducidas a cenizas. De ambas maneras los he extraído en varias excavaciones  que e practicando.

 

{f. 25v}

Se había ahorcado. Solo faltaba pues arrimar el hacha incendiaria a la choza desolada.

Alguna de estas escenas puede representar la pintura que nos ocupa a juzgar por tres de sus más notables accidentes. El principal se ve a la izquierda en la hilera de figuras humanas asentadas y atadas por los brazos a un grueso cordel. Esta era la forma en que, desde el siglo XVI hasta hoy, se acostumbra en México  conducir a los presos o gente forzada, dándose a los grupos de tales infelices el nombre del instrumento de su  martirio. Denomínaseles Cuerda. Algunas veces esta era una cadena, según se ve en una de las estampas de mi obra intitulada: Procesos de residencia instruidos contra Pedro de Alvarado y Nuño de Guzmán (México 1847. in 8°.) El famoso historiador Bernal Díaz del Castillo  habla con bastante frecuencia de esta práctica, como una pena que Cortes inflingía a los

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que lo enojaban ellos dice el soldado historiador, eran puestos en la cadena gorda. Siendo cinco las figuras que aquí se representan en tal situación y teniendo cada una sobre la cabeza la cifra numérica veinte, parece, poderse deducir, con bastante certidumbre, que el número de los prisioneros o culpables que formaban la cuerda era de ciento.

Debajo de la última de las figuras mencionadas, y á la margen de la ancha faja azul que figura un río, se ve el símbolo de un pueblo; del cual, como los radios de un circulo, parten muchas líneas formadas de la representación de la huella del  pié humano, desnudo, y las cuales van a rematar en los símbolos de otros pueblos distribuidos al margen de la pintura. Esas líneas pueden indicar que el punto de confluencia lo es de unión de todos los otros lugares, o por un vinculo político, como el de capital o cabecera de un distrito; o porque a el deberían trasladarse los  vecinos derramados en la circunferencia. A la

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derecha se ven dos figuras con traje antiguo español, mas arriba otra con vestimenta a primera vista fantástica. Ella lo es de Frile de la orden de San  Agustín, y la leyenda que tiene al pie nos ha conservado su nombre. Llamabase Fray Gabriel Hurtado. Este nombre podría ayudar para descubrir la época del  manuscrito, y quizá algo de su asunto,  escudriñando las crónicas que se conservan en México de aquella Religión. Las tres figuras marchan en compañía y con dirección a pueblo central. El conquistador Y el Misionero eran dos personalidades inseparables, aunque ordinariamente rivales.

Las escasas leyendas que se encuentran de este manuscrito, trazadas con nuestros caracteres alfabéticos, solamente sirven para manifestar la rapidez con que los indígenas olvidaban su antigua cultura. Su intento es marcar el nombre propio de las personas y pueblos figurados en la pintura; más rarísimos son los que corresponden con sus símbolos

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presentando a cada paso muestras de los defectos descritos en la noticia del manuscrito número 3. Conviene a saber símbolos sin interpretación; interpretaciones sin símbolos, y errores en la trascripción de aquellas y de estas.

Sin embargo, el tipo genérico de la pintura, es el característico de la antigüedad tal cual se ve en el Códice de Viena y otros conservados en el Museo Nacional de México

 

{f. 27v}

{en blanco}

 

{f. 28r}

NÚMERO 9

 

Pintura jeroglífica de 82 centímetros de largo y 48 de ancho, en una hoja de papel ordinario de maguey, y, como la anterior, pegada a un cartón. Examinada con atención, aparece formada de dos piezas unidas. en la de la izquierda se ven dos figuras asentadas en la especie de silla que los escritores del siglo XVI llaman de caderas, y que por ser las primeras introducidas en México, se conservaron en la escritura mexicana, como un símbolo de autoridad o superioridad en la persona que las ocupa. De esa forma son las de los Virreyes, Oidores, Jueces, etc. De las dos figuras, la una lleva, en nuestros caracteres alfabéticos, la leyenda Marqués (a) y la otra Doña yxapel ya.. tzitzin. El papel esta muy roído y no puede discernirse claramente el nombre mexicano que aquí se convierte en apelativo.(b) Parece que dice yxtacutzitzin; mas mi este, ni cualquier otro nombre de tal radical puede conve

(a)   La palabra Marqués, a si aislada, no designaba en México que a Cortes; quien por privilegio, se firmaba también El Márquez sin añadir el apelativo de su titulo

(b)  Vid la descripción del número 3.

 

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nir al carácter figurativo de su nombre simbólico ¡Coincidencia singular!... ese símbolo es el mismo que da el suyo propio mexicano a la famosa concubina de Cortés, conocida en la historia con el de Marina, corrupción del de Milinalli. ¡Es que en la mente de los mexicanos, toda muger en relación con Cortes era una Marina….!

La tradición no los desmentirá. La figura que allí porta tal divisa, es una muger de raza indígena. Tal vez era alguna de las varias personas de su sexo a quienes los conquistadores reconocieron sus antiguos derechos, concediéndoles una renta formada de tributos pagados en especie. El nombre de Ysabel con el tratamiento de Doña, recuerda a una hija de Motecuhzona, concubina también de Cortes, de la cual proceden algunos títulos de nobleza que hasta hoy se conservan en España.

La parte de la pintura que queda a la derecha, representa una isla prolongada, accesible solamente por tres puntos (a)  En una de sus extremidades se ven dos figuras humanas asentadas, de las cuales una.

(a) Tal era la posición topográfica de México al tiempo de la Conquista.

 

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Porta el grupo jeroglífico que da, fonéticamente, la palabra Itzcohuatl, nombre del 4° Rey de México. Enfrente de aquellas, y a la extremidad opuesta de la isla, se ve el carácter figurativo simbólico de la residencia de la autoridad suprema, denominada en la lengua mexicana con la palabra Tecpan, que el vocabulario de Fray Alonzo de Molina traduce: Casa o Palacio Real o de algún Señor. El mismo conserva hasta hoy dos viejos  edificios de la Ciudad de México, en que se celebraban las juntas y otros actos públicos pertenecientes a la administración especial de las dos grandes divisiones municipales de la antigua México, conocidas con los nombres de Tenochtitlan y Tlaltelolco. Al rededor del símbolo del lago, o del agua que forma la idea, se ven algunos nombres de pueblos escritos en caracteres jeroglíficos; y de una de las calzadas o puentes que comunican con la tierra firme, corre una hilera de figuras que representan la impresión o huellas que deja el pie huma

{f. 29v}

no desnudo sobre la tierra floja; rematando en tres paralelogramos dispuestos paralelamente, pintados de un color oscuro.

Es imposible, como antes decía, dar la explicación de tales pinturas (a) sin el auxilio de las relaciones, escritas en nuestras caracteres, que las acompañaban y que les servían de texto. Por consiguiente, y faltando estas, lo único que puede asegurarse, con mas probabilidad, de la que me ocupa, es que ella pertenecía a un proceso judicial; que su intento era representar el motivo ú asunto de la contienda, figurándolo en sus principales accidentes; calificados estos según las ideas que los indios se formaban de su

(a)  La actual es una de las muchas a que puede aplicarse la observación que el sabio Mr. Gomard hace con motivo de la interpretación de los bajos relieves americanos. “IL a fallu (dice),  plusieurs sièclees d’étudees aux antiquaires pour interpréter les antiques de la Grèce, les vases, les peintures, les medailles, les bas-reliefs et l’on avaít le secours des textes clasiques; encore, combien d’explications restant conjecturales!. Ici, aucune autorité pour appuyeer les explications des monuments!” (Bulletin de la Societé e de geographie. Dec. 1847)

 

{f. 30r}

Importancia. Su explicación y pormenores se reservaban á la instrucción escrita que siempre acompañaba á tales documentos, y á los informes verbales que hacían los bogados ante los Tribunales. Puede también conjeturarse que el punto de la controversia versaba sobre percepción de tributos, censos ú otras prestaciones feudales, entre el Señor directo de un terreno y su usufructuario pues habiendo encontrado los conquistadores de México que todo terreno estaba repartido en pequeñas porciones, se vieron forzados, en algunos casos, á respetar los derechos adquiridos, gravando al poseedor con la obligación de pagar un canon ó reconocimiento, y a los mismos conquistadores,  á los antiguos caciques, á quienes se habían conservado sus derechos señoriales. La pintura ministra datos que probabilizan la conjetura. Allí vemos símbolos de tributos en especie, en relación con otros figurativos de la propiedad territorial. Tales

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me parecen ser los tres paralelogramos ántes descritos, pues ellos tienen una forma y color semejante al símbolo con que ordinariamente se representaba la tierra, y su figura prolongada se adapta a la que los Mexicanos daban a la mas común de sus medidas agrarias. Su disposición, en paralelas, es también congruente, porque en esta manera se hacía la distribución de las tierras, y en ellas y con la propia figura, se construían sobre las aguas del Lago, esos famosos terrenos artificiales, llamados Chinampas, que podían hacerse flotar como una barca. En fin; la presencia del Rey Itzcohuatl en la escena, puede igualmente considerarse como otro dato. El fue el verdadero fundador de la política y del poder que dio á México la supremacía sobre los pueblos semi civilizados de la América Septentrional, como que fue también quien destruyó la antigua. Monarquía Tecpaneca, de la que, por muchos años fueron tributarios los Mexicanos. Con

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la ruina de esta, el ensancho los limites de la suya, reducida hasta allí a una pequeña isla en medio del Lago, y extendió su poder sobre la mayor parte del Valle. De aquí procede que en los antiguos litigios sobre tierras, ya de los indios con los españoles, ó entre los indios mismos, se encuentre ordinariamente citado el nombre del Rey Itzcoatl, como autor de la primera distribución territorial fuera del Lago, y aun en algunos de sus ideas. Yo he visto algunos de este género en México Figurado al estilo de este manuscrito, y en todos ellos me he encontrado la efigie de aquel Rey, citándose sus mercedes como el origen de la propiedad disputada.

La otra parte de la pintura, en que se ve la representación del Márquez y la de una Muger indígena con el tratamiento de Doña y asentada en silla de caderas; es decir con el símbolo de la superioridad gerarquía, de la autori

{f. 31v}

dad, y de la jurisdicción, me recuerda otro proceso curioso que se conserva en el Archivo Nacional de México. Los títulos de la propiedad territorial que allí se disputa, consisten principalmente en una narración histórica escrita en la forma de una Acta verbal, y en lengua Mexicana. Los actores principales son Cortés y una muger indígena de la Costa del Golfo, que egercía derechos de soberanía sobre una considerable extensión de territorio, al tiempo de la llegada del Conquistador; y que desde luego se declaro su aliada, facilitándole cuantos recuerdos de hombres y mantenimientos estaban en su poder. Cortés, en correspondencia de estos buenos oficios, le aseguró la propiedad de cierta cantidad de terreno, con algunas otras concesiones; mas no habiendo según parece, dádole ningún título oficial que garantizara sus derechos, ella suplió esta deficiencia haciendo escribir una relación de todo lo ocurrido

{f. 32r}

desde la entrada de los españoles. Esta relación, según decía, está escrita en forma de Acta, y todas las veces que en ella se habla de cortes, para referir sus acciones ó palabras, no se les menciona ni con su nombre propio, ni con su título de nobleza, sino con el poético y misterioso que la superstición y la ignorancia habían creado en la imaginación de los indígenas. “El Hijo del Sol”, dijo tal cosa: El Hijo del Sol, hizo tal otra, etc.; he aquí la fraseología de aquel curioso monumento.

 

{fs. 32v, 33r y 33v}

{en blanco}

 

{f. 34r}

NÚMERO 10

 

Hojas sueltas de papel de maguey, de clase mediana, escrita en mexicano con nuestros caracteres alfabéticos. De su misma forma y carácter se conservan en el Museo de México muchas, encuadernadas en forma de libros. La mayor parte son Registros parroquiales de matrimonios, bautismos y entierros.

 

{fs. 34v, 35r y 35v}

{en blanco}

 

{f. 36r}

NÚMERO 11

 

Tres pliegos de papel de Maguey, de varias dimensiones, pertenecientes a unos autos judiciales instruidos en México. Dos de aquellos contienen desposiciones de  testigos, y en el otro se promueve un juicio de tachas. Como falta el interrogatorio. Son muy escasas y vagas las noticias que ministra. Parece que el pleito versaba, principalmente, sobre queja de abusos que cometían los sirvientes de Hernán Cortes, introduciendo sus ganados en terrenos agenos y aprovechándose de sus frutos. Los documentos son curiosos por su antigüedad; puesto que uno de los testigos examinados decía “que en tiempo de motecuma oyó decir que todas las dichas estancias (las que estaban en litigio) y pueblos, servían y tributaban a chilapa y a talcotitlan.” En un memorial presentado por el reo se lee la fecha siguiente:

{f. 36v}

A XX de junio de 1DDXX(1.530.)

Pocos documentos de esta antigüedad, ni menos en papel de maguey, se pueden encontrar, aun en el mismo México.

 

{f. 37r}

NÚMERO 12

 

Dossier de huit feuillets dont les deux premiers sont la reproduction photographique de’ un ms. Mexicain.

 

7 febriér 1876

 

NÚMERO 13

 

Feuille en papier de coton et de’ aloës, avee figures peintes sur enduit et légendes explicatives. Ce document a et enroyé du Mexique par le marquis de Moncade, dont la lettre est datée du 18 avril 1770 – (Transmission du cabinet des Médailles: 4 Juin 1879)

 

{f, 37v}

{en blanco}

 

{f. 38r}

NÚMERO 14

Compendio fácil de la lengua Mexicana… Grammaire abrégeé de la langue mexicaine.

1 vol. In – 4°. Pap. XVIIe Siècle. (cat. Pinant. 613 A)

 

Fuente de los verbos Mexicanos seguida de la fuente de los nombres Mexicanos.

Vocabulaire espagnol-mexicain.

1 vol. In 4°. pap. XVIIIe Siècle. (Cat. Pinart. 613 a)

 


 
Facsimilar Presentación