Transcripción
{f. 000b}
{en blanco}
{[f. 000c}
Manuscrit
Un volume, petit in 4º
relie en parchemin
370 f,
Notice sur Saint Thomas
N[umer]o. 231
{en tejuelo: Mexicain 231}
{f.
000d}
{en blanco}
{f.
000e}
231
Volume de 184 Feuillets plus les feuillets I-VIII preliminaires plus le
feuillet 164 bis Manquent les Cotes 117-119. 28 feuillet 1898.
{en
tejuelo, en el extremo
inferior derecho: Mexicain 231.}
{f. 000f}
{sello: Collection E. Eug. GOUPIL à Paris. Ancienne Collection J. M. A AUBIN. }
{f. 000g}
I
{un dibujo que representa a Santo Tomás entre los
indígenas, en América. Este grabado tiene en la parte inferior la siguiente inscripción
en latín:}
Epioram.
En quia sol soleis gemnts sed nomine Thomas qui patet orbi unui qui
latet alter erat.
Sol oriens, divin lustratibi sed et orbe sepultus, Dumluitrasteras sol
ubi sponte cadit. Sol av, ab orcasu dum orientem denique lus dum qoritur
movitur, dum patet i prelarenat dum q[u]i redidit el Phenix e cinere ortus adest.
{f. 000h}
{en blanco}
{f. 000i} II
FENIZ DE EL OCCIDENTE, AVE INTELECTUAL DE RICA PLUMA,
EL APOSTOL S[AN]TO
TOMAS, Predicador de el Nuevo Mundo, Missionero de ambas AMERICAS de la India,
la China, y el Japon: seguia, contaba, y adoraba las huellas (In longe/…/
requiere EVESICIA semper adora) DON CAIETANO DE CABRERA, Y QUINTERO,
Presbítero, originario de Mexico, Rector Capellan de el Recogimiento, y Colegio
de Señoras Casadas de Nuestra Señora de la Misericordia de diceha, Cudad,
Patronato de su dagrada Mitra: y las consagra, A la Magestad de N[uest]ro Rey, y Señor DON CARLOS TERCERO, en su Real CONSEJO
de las INDIAS.
{Debajo del texto el sello de la Colección}
{f. 000j}
{en blanco}
{f. 000k} III
AL REY NUESTRO SEÑOR, en su Real Consejo de Indias.
SEÑOR
A cada uno lo suio; a dios, y a rey. El Feniz que
inscribí de el Occidente, y es el Apostol Santo THOMAS, predicador de todo el
mundo, y principalmente de el Nuevo; parte con dios, y con el rey; con V[uestra] M[ajestad] y la divina. Debese, pues dar a cada uno
lo que es suio: a dios, lo que hizo, y a V[uestra] M[ajestad]lo que les preparó: esto, como rey, aquellos como
sacerdote. Fue, dice la historia de el Mellizo apreciable QUETZALCOHUATL,
(construccion de el nombre QUETZALCOHUATL, natura composición de el mexicano, y
niebla de su inteligencia) Fue, dice, como Numa en Roma, rey, y sacerdote en Tula,
Cholula, y Nueva España: sacerdote (debemos decir) por su carácter, Divina
legacia, y ministerio: rey, en quanto sus Neophitos, y convertidos le rendian
vasallaje, sujetándosele gustosamente, en las mas arregladas constumbres,
politica, e instrucciones economicas. Y tomando el punto mas alto; porque
previa profeticam[en]te y annunciaba el reynado, y Monarquia de
V[uestra] M[ajestad], y anteriores reyes de Hespaña en las
Indias. Dicenmelo sus continuadas profecias, sobre que perdidas, y claridad a
su doctrina, la ley evangeica, y su fee, de la parte, tambien de el oriente,
vendrian aquí hombre blancos, de sus mismas senas, vidas, religión, y
constumbres, que la repararian, la
{f. 000l}
la volverian a enseñar, predicar. Que con ellos, y con
ellos, volveria (querria decir en su espiritu, y fee) a doctrinarlos {está
cortada la imagen} esperanza, que, perseguido el apostol de el tirano, y de
partida a la India oriental; se entraño tanto en el corazon de sus innumerables
partidarios, que ya entre ellos, no mandaba otro rey que el ausente, su
mellizo, y THOMAS. Duro años di[la imagen
está incompleta] ro siglos el deseo,
y esperanza de suvuelta. Y duro, con admiración incomparable, no solamente
entre los Cholultecas, y Tultecas, coetaneos a la predicacion, y residencia de
el apostol; sino, destruidos, y casi acabdos todos estos; en las naciones, que
trasmigraron a estas partes; en los barbaros chichimecas, ni los
theochichimecas, y finalmente en los dominantes mexicanos: estos, aquellos, y
los otros tan colgados de esta esperanza, y que en quinze siglos, no tivieron
otro anhelo, otro desseo, sino que volbiese su Thomas, viniese su mestizo
tornase a su /…/ su Quetzalcohuatl. Y esto, con tanto empeño y firme
persuasión de su regreso, que no por las naciones anteriores, sino ya los
poderosos mexicanos, que havia elevado a imperio estos reynos; lo anhelaban,
desseaban, y esperaban, como a su legitimo rey, y emperador protestando al
señor la corona, desde su primer pobre rey Acamapich, hasta el entronizado
Motecuhzuma, que recibian el reyno e imperio en thenencia, a restituirlo, y
entregarlo a su legitimo dueño el mellizo Thomas o Quetzalcoatl.
Ahora, señor, maior misterio, y evidente demostración
de haver hecho N/…/
{f. 000m}
IV
El apostol s[an]to Thomas, para con V[uestra] M[ajestad]
y anteriores reyes Catholicos, lo que los reyes, y emperdaores mexicanos
hicieron, y hacian con el apostol: tenerle estos reynos, y dilatado imperio en
tenutas, para quando volvierse a gobernarlos. Volvió a los quinze siglos. Pero
en personas de V[uestra] M[ajestad] y sus gloriosos ascendientes; en la de
el s[eñor] emperador Carlos V en la augusta y
primera magestad de los CARLOS, que hace armoniosa consonancia e la tercera:
a la de V[uestra] M[agestad] que tan pronta y pacificam[ent]e
por los poderes y con la intercecsion, y claro influxo de el apostol S[an]to
Thomas, en la consquista, y posesión de los monarcas Españoles, como se lee en
esta mi historia. Aporta el gran Cortes a Vera Cruz sabelo el emperador,
consejo, y senado mexicano: y obra aquí promptamente la confeccion preparada
antes, quinze siglos: tienese, y se cree ser el mellizo Quetzalcohuatl,
el disseado apostol Thomas; el huésped, y caudillo, que aporta: hacenle de
comun acuerdo embajada: reconocese por legitimo dueño de el imperio:
remiltencele dones; y entre otros (aqui maior misterio) las ropas, las vestiduras,
y ornamentos, que usaba el mellizo, el Thomas, el Quetzalcohuatl, quando hacia
de rey y sacerdote. Misterio aquí tambien en el caudillo por Hespaña, Cortes;
quien oiendose buscar como rey se atavia, se engalana, se escolta, se
entroniza; y haciendose de rey, recibe embaxadores, regalos, y consiente (aquí
el fin de la scena, y sellos del V[uestra] M[ajestad]) consiente, y como por juguete, permite
{f. 000n}
te, que le vistan las ropas, y ornamentos, que
usaba, y uso el mellizo Thomas, nombrado, y conocido Quetzalcohuatl; y los
q[u]e uso, y usaba, quando hacia de rey, y sacerdote: vestidos, reliquias,
ornamentos, conservados, guardados cassi por milagro, por tantos siglos, y
entre tantos reinos. Gozose en la que creio chanza Cortes, como ignorante de
el misterio. Mas quien no vee (s[eñ]or) al fin de el passo, y la formada; la
suelta y entrega, que hacia el apostol S[an]to Thomas de el Imperio, al
teniente d el rey de las Hespañas? de el imperio, que tuvo, y mantuvo, en
esperanzas de su vuelta, en toda Nueva Hespaña, por tenencia? Y lo tuvo, y
mantuvo, a entregarlo, y cederlo a V[uestra] M[ajestad] quando despues de
tantos siglos, viniese, continuando el zelo, y religios de sus gloriosos
ascendientes, a posseer lo que le prepara[ro]n con su doctrina, a restaurar su
predicacion, y enseñanza esta verdad hasta ahora escondida, y a n[uestr]o pobre
estudio descifrada; violenta en pequeñez, y atrevimiento a ofrecer a V[uestra]
M[ajestad] esta morada /producción/. Conocio la escasa /…/ la ; y no mucho por
su argumento, nada opinable /…/, y quiza en solo un pelo es amable, por su
texido, y narracion. Eso empero alianza mas mi cortedad, veer que al solio de
la mag[estad] soberana, en su mansion, y tabernaculo, no solo se ofrescieron, y
estimaron ni con los dones de oro, y plata de purpura, gran/…/ y olanda, sino tambien
los nulos pelos de las cabras, estimandose tambien por sabias las manos que
supieron texerlo (sed ed mulieres docta que neserant. Exod[o] 34.)
renuncio la
{f. 000o}
V
la calificacion, y estimacion; contentandose con
ofrecer al trono, y plantas de mi soberano, en texido, aunque rudo, el pelo de
mi Martin Cabrera, y ni da cabra de mi alcuna/…/] Ira divina por la
intercession de el apostol S[an]to Thomas, original conquistador de estos sus
reynos; prospere a V[uestra] M[ajestad] quantoa años, dessea, y le suplica
Su humilde siervo y Capellan. {Caietano} de Cabrera
{f. 000p}
{en blanco}
{f. 000q} VI
Prologo
El feniz de el occidente, es, dicen, authores un
libro. Pero para mi tan raro, coom el feniz uno, es otro dice que los hai mas
ninguno que los haia visto, si en realidad el ser el titulo, y el de el libro ,
que dicen escribio el insigne don Carlos de Siguenza y Gongora, honra de Mexico
su patria, aprecio singular, y estimacion de las entrañas, y mas cultas. Y
libre a que se dice dio este titulo: El feniz de el occidente, S[an]to
Thomas apostol, hallado con el nombre de QUETZALCOHUATL, entre las cenizas de
antiguas tradiciones, conservadas en piedras, en Teoamoxtles Tultecos, y en
caracteres teochichimecas, y mexicanos. Assi lo asienta en el prologo de
su Libra astronomica, y philosophica su nobilisimo editor don Sebastian
de Guzman, y Cordoba, fator oficial real de las Caxas reales de Mexico y de
este mismo lo copiaron, y estamparon despues otros authores: Fr[ay] Agustin de
Vetanncurt, en su famoso Teatro Mexicano, y ultimam[en]te en n[uest]ros
dias, el maestre escuela, primario de Theologia, D[octo]r d[on] Juan Joseph de
Eguiara, en su Bibliotheca Mexicana. Pero no la suma diligencia de este
Bibliothecariio nobilisimo, ni la proximidad de Vetancurt a la /…/pora, vida, y
amistad de d[on] Carlos, nos indican haver visto tal libro, ni secempeñado por
d[on] Carlos lo que ecpende, y promete en titulo.
Si parece, lo da a entender el editor d[on]
Sebastian, que hablando alli mismo de manuscritos de d[on] Carlos. De todos
(dice) puedo dar razon, como quien los ha leido, con notabe gusto, y siendo
contingente, que se pierdan, por su descuido, pondre aqui sus titulos (sigue) y
pone en primer lugar el que ya dixe y
{f. 000r}
y aquí entra, sobre mi incansable solicitud, y
vigilancias, en la inquisicion de el tal libro, y testimonio, y protestacion de
mi verdad, y es baja la que me demada el sacerdocio, y demas /…/ no haver
leido, ni hallado entre varios originales impresos, y transcritos de d[on]
Carlos, y de que he recogido no pocos; alguno, que indique, o promueva to/…/
asumpto. Si al fin de un tomo en folio, que poseo, con uno u otro impresso, dos
manuscritos de d[o]n Carlos, y algunos de diversos authores varios
apuntamientos de lo mas vulgarizado, que traen los historiadores de el pais
sobre el asumpto, que si indican el zelo de su compilador, manifiestan
claram[en]te (y lo confiessa varias veces) no haver pensado, ni emprehendido
levantarse a la clase de author. Ni aun visto los mejores authores, y que mas
se acercaron al asumpto, como son d[on] Estevan de Salazar, en sus eruditos Discursos
sobre el Credo; el dominico Fr[ay] Greg[ori]o Garcia, en su Predicacion
de el Evang[eli]o heca en el Nuevo Mundo dese del tiempo de los apostoles.
Es el titulo, o primer apunte de los suios: Pluma
rica. Feniz de la America, no como se titula el que se dice de Don Carlos,
cuia forma tengo bien conocida, y tengo tambien algunos libros firmados, y
añosos todos de su puño hallanse si todos aquellos apuntes de una letra, y
algunos, con f[ec]ha de 1769, y esta firma: Manuel Duarte, y
parece ser de algun jesuita de aquel tiempo, pero según no pocas impertinentes
digresiones, y algunas notas no muy oportunas, no parece, ni de caracter ni de
letras; tropieza en la orthografia
{f. 000s} VII
a continuam[en]te embarazase en los textos
latinos, pretextando no querer assentarlos, asi seguirlos, por no amontona
solecismos; los que no dexo de sembrar en uno, ni otro que copio todo su
anhelo, parece fue trasladar, escribir, llenar el papel, por la faz, por el
unbes, por los lados, arriba, abajo, al derecho, al rebes, de la siniestra,
como es regular, a la diestra; de esta, como los hebreos, a la siniestra: en
[h]ojas sueltas, que avenidas despues no muestran mas hilo, q[u]e el mismo con
el que las zurció, llevado ciegam[en]te a lo que expresa, de el affecto, y
devocion al s[an]to apostol, que acaso quando mas cansado de empeñado, le hizo
prorrumpir, y trasladar al papel esta oracion: Santo mio, yo queria acabar con
estos borrones amontonados sin estilo, ni aliño alguno. Pero referiré quantas
noticias pudiere adquirir por si dios moviere a otro Calancha, u a otro
Vasconcelos, para que assi como aquellos publicaron vuestra estada y dedicacion
en el Brasil, Paraguay, y Peru; escriba, y publique como estuvisteis aca
primero para que el señor sea glorificado, y bendito en sus santos, y las
gentes se alienten e invoquen v[uest]ro patrocinio como sucedió en la India, a
donde sois patron; y os levanten templos, como en el Brasil, y Paraguay, e[tcétera].
Si d[on] Carlos movido de esta oracion, valido
de estos apuntamientos, y lo que es mas, poveido de su vasta erudicion, y
conocimiento de as antiguedades de la patria, constumbres, y monumentos de sus
primeros y ultimos pobladores, hizo de Calancha, y Vasconcelos, escribiendo de
la habitacion, y predicacion de el apostol S[ant]o Thomas, en ambas Americas, y
como promete aquel titu
{f. 000t}
y aquí entra, mi incansable solicitud, y
vigilancias, en la inquisicion de el tal libro, y testimonio, y protestacion de
mi verdad, y es baja la que me demada el sacerdociio, y demas /…/ no haver
leido, ni hallado entre varios originales impresos, y transcritos de d[on]
Carlos, y de que he recogido no pocos; alguno, que indique, o promueva to/…/
asumpto. Si al fin de un tomo en folio, que poseo, con uno u otro impresso, dos
manuscritos de d[o]n Carlos, y algunos de diversos authores varios
apuntamientos de lo mas vulgarizado, que traen los historiadores de el pais
sobre el asumpto, que si indican el zelo de su compilador, manifiestan
claram[en]te (y lo confiessa varias veces) no haver pensado, ni emprehendido
levantarse a la clase de author. Ni aun visto los mejores authores, y que mas
se acercaron al asumpto, como son d[on] Estevan de Salazar, en sus eruditos Discursos
sobre el Credo; el dominico Fr[ay] Greg[ori]o Garcia, en su Predicacion
de el Evang[eli]o heca en el Nuevo Mundo dese del tiempo de los apostoles.
Es el titulo, o primer apunte de los suios: Pluma
rica. Feniz de la America, no como se titula elq ue se dice de Don Carlos,
cuia forma tengo bien conocida, y tengo tambien algunos libros firmados, y
añosos todos de su puño hallanse si todos aquellos apuntes de una letra, y
algunos, con f[ec]ha de 1769, y esta firma: Manuel Duarte, y
parece ser de algun jesuita de aquel tiempo, pero según no pocas impertinentes
digresiones, y algunas notas no muy oportunas, no parece, ni de caracter ni de
letras; tropieza en la orthografia
{f. 000v}
titulo, resucató cenizas de su Feniz, desenterró
piedras, cavó thesamaxtles, interpretó mapas y cantares de indios mexicanos,
theochichimecas, y tultecas; no se ha logrado hasta ahora descubrir: y burlada
la mas viva solicitud, y diligencias, me han querido persuadir, no haver tenido
este Feniz, otro nido ni otro seno, que el de su gran capacidad; donde la q[u]e
manejó tan felizm[en]te no logró cria{r}se pluma para volar públicamente.
Ni he hallado de su mente otra expresión, que la que dexó caer en el prologo de
el Paraíso Occidental, libro, en que historió cumplidam[en]te
la fundacion del monasterio de S[an]ta María de esta ciudad, y donde
amonestando lo mucho tenia trabajado en honra, ylustres de la patria, y lo
corto de sus facultades para imprimirlo y publicarlo: por lo que creiendo, que
todo moriría consigo: quiera dios N[uestro] S[eñor] (añade) no sea assi lo que tengo
averiguado (no dice escrito ni historiado) de la predicacion de S[an]to Thomas Apostol, en esta tierra, y su cristiandad
primitiva e[tcétera]. Mucho seria sin duda, lo que de especies
aromaticas de cantares, mapas, y monumentos, que embalsamó la antigüedad,
acumularía en la hoguera de su ingenio, este nobilisimo anticuario: y todo a
fin, que proveido de pluma, naciese o renaciese este su Feniz. Pero ya son casi
setenta años, que cerificando sus temores, yace con él, en el sepulcro.
13. No pico tan alto ni presumo tanto de mi pluma, que
la crea de abrigo, y calor: seno, y fomento a effecto de empollar tanto
assumpto, y tratarlo (como dicen) A6 ovo. Pero como tambien (sin
{f. 000w} VIII
(sin reflejar al daño, que hace) me haia dexado
contagiar de el amor de la patria como por la ocupacion (no pésima, si servil)
de escritor, a desempeño de algunos impresos, en que, ya por mandato, ya por
gusto, puse a censo de desazones los aplausos, y a mil de estos, por no, en
alguno, como haia gastado, y perdido tambien mucho tiempo, en registro de
monumentos, y memorias antiguas, que corrían por esto avia perdidas, y se han
narrado nuevam[en]te;
como por mi genial abstracción, y diversion, en solo lo que cee {por sé},
escribo y trabajo: y finalm[en]te por lo que me ha movido a tributarle
algun obsequio, a quien creo debe tanto la America, como es el apostol S[an]to
Thomas; emprehendo fiar al dado de el acierto la resurrección de este Feniz; y
a hacer patente al uno y otro mundo, que aunq[u]e hasta
ahora haia sido fabula el otro, no este Feniz: ni verdad tan fundada, y
proveida de instrum[en]tos y razones a su creencia, que incomode
no poco al racional quien se obstinare a dissentirle.
4 Puedo por inutilidad no lograrlo; pero ya
llevo la pena de emprehenderlo si d[on] Carlos, como parece, era su intento,
desempeñó el asumpto, y algun avariento de curioso, suprime este apreciable
manuscrito: si es alguno de aquellos perjudicalisimos Dragones que como las
censuró /Murhofio/, se echan sobre los manuscritos, los empollan crueles, los
esconden, como manzanas de oro, y los defienden, sin permitir el uso, y logro
de ellos (Supersunt monumenta; sed un Dracones opibus suis muubant, neque
tamentis
[f. 000x] iis utis vet possunt uel volunt. Moroph. Puly Hist. Lib[ro] 1 cap[itulo] 7) podra en este caso mi trabajo lograr el
opprobio, por premio y que lo que no ha recabado el celo de el bien publico,
respeo, y devocion al san[to] apostol, lo haga la emulación, y oposición,
echandome en cara el Acumagere, con lo ya trabajado y escrito, por d[on]
Carlos. Daremos sobradam[en]te pagado; libre y muy cierto de que, aunq[u]e
me echen en cara mis borrones, me sabian los colores a la cara. Havra en uno, y
otro noticias, y materiales parecidos: pero seran diversas las facciones;
teniendo tambien el entendimiento sus rostros, en que, por mas que sean las
facciones parecidas, no se parece tanto el uno al otro, que se tenga, este por
aquel. Puede ser que el golpe mortal de la vergüenza no me desvarate tanto la
cara que no me quede faccion de autor. Y quando esto assi sea, y que ni la de
el celebre d[on]
Carlos, ni la mia haiamos emplumado a este Feniz, servira la falta de una, y
otra, de espuela; y estas mis rudas ojas de selva, en que entrando librem[en]te
y saliendo algunos de los caballeros andantes por los campos de la historia; sirvan
a su exquisito gusto, y paladar, ensalada, o vianda mas sabrosa; que sera desde
luego (y desde ahora les doy mi aprobacion) como se adereze, y sazone, en honra
ylustre de la patria; en honor agradecimiento, y respecto de su predicador y
misionero diligente, el apostol s[an]to Thomas. Vale.
{f. 001r} 1
Feniz de el Occidente
Libro I.
Argumento.
Persuade la autoridad, y la razon haverse
debido predicar, y predicase el evangelio en las ameritas. Indicanse algunas
señas, y vestigios de haverse hecho. Individuante algunas de las septentrional,
tocanse otras de la meridional. Muestranse las que son huellas propiam[en]te.
Descubrense otros caminos, y vestigios en el Peru, y la Nueva Hespaña.
Refierense constantes tradiciones sobre haver aportado a estas partes, cierto
personage estrangero que no pudo ser, sino un apostol: algunas profesias
halladas entre los naturales de su vuelta: huellas de sus pies, y manos,
milagrosas noticias, y tradiciones terminantes de nuestra religión, y sus
misterios.
CAPITULO I.
Promueve, y casi demuestra la autoridad, y
la razon haverse predicado por alguno de los primeros apóstoles la fee, y
evangelio de Christo en la America.
Pusiera, y con razon, quexarse de muerte,
la quisieron echar fuera de el mundo. Y no son menos, que algunos santos
padres, sagrados interpretes,
y no pocos historiadores, que decorando claramente la misión de Christo a sus
apóstoles, y su intimada predicación a todo el mundo. Euntes, in mundum
universus, predicate evangelium maní creaturae Marc[os] Cap[ítulo] 16 v[olúmen] ult[imo] no
{f. 001v}
qusieron le tocase a la America, sin
embargo, que el evangelista s[an] Marcos, que en opinion comun, a doce años
de la Pasion, escrivio su evangelica historia, asiente de todos los apóstoles,
y afirme, haverlo ya predicado en todas partes (Predicaverunt ubique ibid)
y con todo han tenido en tan poco a la America, que aun siendo una de las
quatro de el mundo, un mundo, aunq[u]e
con el addito de Nuevo;
y en mensura, la tercera de el orbe quando menos; han querido echarla de parte.
No tienen la misión de el redemptor, en toda su universalidad, por precepto. No
mando (dicen) ni podia mandar Christo a los apóstoles lo que, ni todos, ni cada
uno, podian cumplir perfectamente, qual era correr, e ilustrar a todo el orbe,
caminar, y predicar en todo el mundo. Contradicelo el hecho, repugnanlo los
padres, e interpretes: entre otros expositores, Origenes: entre los santos,
Augustino; q[u]e
aquel en su edad; este en las suia, y ambos, afirmando, que despues, tres, y
quatro siglos de Xpto,
en muchos lugares, ni por alguno de los s[an]tos
apóstoles, ni otro posterior doctor Christiano de tantos sucesores suios, se
havia predicado el evangelio.
2. Abroquelanse de la experiencia; de las
modernas practicadas navegaciones, y conquistas, en que se han descubierto
muchas tierras, y regiones, en que ni noticia, ni memoria de ha encontrado de
el evangelio. Hacense cargo de la reconvencion de el apostol, y de que nunca
podran pretextar los hombres, no haverlo oido, quando en toda la tierra havia
clamoreado la predicación de el evangelio, y llegado a lo mas remoto sus
voces?) sed
{f. 002r} 2
sed dicos numquid non audierunt? Et quidem in omnem
tour um exivit sonus forum, et infines orbis térrea verba carum. Ad Rom/.../ CC
18 et 19) Y desentendiendose de la litteral expossicion de el /…/orino, que la
disputa esta inteligencia a s[an] Pablo (li/…/ des Platon 21) quieren que
hablase hyperbolicamete, y que solam[en]se te haia
de contraher su sentencia a los arrianos, y europeos, de quienes entonces
trataba. Assi el sesudo maldonado in Marc. C. 16. Vota por el, y sufraga
a su sentimiento el Cornelio (1 bidem) que estando mas que a la autoridad, y a
la razon, a la experiencia, falible, y mucho mas en tantas distancias) despoja
a la America de el beneficio de su primitiva predicación de el evangelio, entre
otra, por esta razon. Porq[u]e en la America recien descubierta no se ha
hallado vestigio alguno de la Cristiana religión (Quia in america muger intenta
nulla res cristiana vestigia inventa sunt (in Marc. 16).
3. Y aqui, con mas razon, podia la America,
assi reproducir su quexa, como lamentar su desgracia. Alteraria sus historiadores
con varias, sin profanas, especies peregrinas,
que le transportó el orbe antiguo: hallaronse, dicen, en ella monedas
antiquísimas, y no de menor tiempo, figura, carácter, e imagen, que de Augusto.
Otras quieren algunos de las mas antiguas, y valadies de Portugal; de los que
seis conforman un maravedí, y llamaban seistitas de poquísimo {faltó} a la
verdad, pero para el indio que la conservó, de mucho aprecio. Hallaronse tambien
sensibles trozos de navios, (de los que acaso el curso de los siglos mas
valientes, y arriesgado, que Cortés, no echo bien a pique
{f. 002v}
pique despues de la navegación que hizo en
ellos) y era el que llaman los /…/ tificos codaste, arrojado en la isla de
Guadalupe, hallaronse gentes, embarcaciones, frutas, y metales estrangeros, las
gentes, negros avesados, que aseguraron los indios de la Española a Colon,
haver venido a ella de la parte de el sur, y sudueste, y que traian los hierros
de las aragaias de un metal, que llamaban guarios (de el que afirma
Herrera, que enviado por Colon a los reyes, y hecho su encaie se halló un
elictro tan precioso que separado en treinta, y dos partes, las diez, y ocho
eran oro, las seis plata y cobre las ocho.
Por lo que dice a embarcaciones, y frutos
se halló Colon en la Isla Española, bajo una embarcada (según Herrera) una
fusta de doze baños, y un pan de cera, y estan todo pronto inferior, que de
donde vino lo uno, vino lo otro, que fue de tierra, que estaba a barlovento,
que es Guinea, en la costa de África, donde se usan semejantes embarcaciones. Y
aunque en Campeche (añade) hai cera; pero los /…/ dios no la benefician ni las
hechas fustas, ni los huvo. Muchas mas invenciones, y transportes de el mundo
antiguo al Nuevo nos certifican los authores; pero bastan las referidas para
justificar su quexa, y persuadir, no hacerse creible viniese y se hallase en la
America, moneda de la epoca, e imagen de Augusto, y no se hallase, ni corriese
la de la fee apostolica romana, moneda mas corriente, y precioisa que acuñó el
amante redemptor, con el doloroso sello de su cruz. Que con sus embarcaciones,
y frutos, costeando la Africa, vinieren ethiopes de Guinea pa
{f. 003r} 3
que le condujere estraños metales,
ostentandole en ellos la preciosidad de sus hierros, y por las mismas costas,
de la misma region ya trillada, no le viniese uno, u otro apostol sagrado, que
afecto a los raios de el sol, quemado a los hielos, y nieves, no las mostrase
los yierros de su paganismo, afirmando la ley de sus metales, repasando lo
precioso de lo vil, desmintiendo sus empedernidos corazones en cera y
enseñandole los doze bancos de susu sillas; en la fusta, o nave de la iglesia?
5. Pero no, no es esta la razon, que mas
justifica su quexa, y favorece su intencion. Si la incon[ilegible]fiable aseveración de el evangelista San Marcos en su
literal inteligencia predicaron
(afirma) en todas partes (los apostoles) cooperando el s[an]to y confirmando con los milagros dichos vido /…/) predicaverunt UBIQUE, domino
coaperande, et confirnante sermonem, sequentibus signis. Marc[o]s 16 v/…/ vlr/…/” Predicaron en todas, todas partes, como se les mandó,
y a la verdad no solo en Judea, y Samaña, sino en las quatro partes de el
mundo (y muchas de estas misiones) sino tambien en todos los pueblos, y
lugares. Y no por sus proprias fuerzas, y virtud, sino por obra, y
cooperacion de el señor, que en todas y por todas partes, les abrio
puerta a la predicación, y les dio voces, y sabiduría, aquí no pudieron
resistir, ni contradecir los encargos de el evangelio. Assi, y con tanta
amplitud, entiende, y expone este lugar el gravisimo expositor Salieron (Predicaverunt
ubique, ut iuri erant, et quidem no so /…/ in Judea, et Samaña, sed in ómnibus
creatibus, et locis; non virtu le sua sed per D ni coperationem, qui est
apenuit ostos
{f. 003v}
oslum ad sermonem, et declit eis un et
sapientium, cui non poterant resistere, et contradijere omnes adversary. Salxrer. Tom[o]
11. Tract. 35)
6. Y valga sobre tan ponderosa autoridad la
razon estraida de la misma mision. Iendo por todo el mundo, predicad (los manda
el s[eño]r a toda criatura mi evangelio (E/…/ in mundum
universum predicate evangelium ovni creaturae) Quien dice pues a todo el
universo mundo, y que a este se vaia, y predique, no excluie, ni podia excluir
a la America que es casi la mitad de el mundo. Quien dice: a toda criatura,
no exceptua, ni aparta a las americanas, que eran como la mitad de las gentes.
Y que en toodo rigor se haia de entender, y explicar este precepto, es tambien
manifiesto sentir de S[an] Greg[ori]o el
mayor, Theophilacto, Hugo Cardenal, Caietano y Barradas.
7. Era Christo redemptor universal (arguic
Hugo) luego l era tamien del America, como de las demas partes de el mundo.
Luego la misma obligacion le corria de mandar sus enviados a la America, que a
la Asia, a la Africa, y Europa. Vino Christo /…/) a establecer la ley de
gracia, y lo hizo con su passion, y muerte. Luego a todos debia intimar, y
comunicar en su ley. Mayormente porq[u]e esta tiene que ser de gracia y ser ley.
Como gracia es don comun univen conocido, y debido a tods de gracia; pues por
todos se digno el s[eño]r padecer, y ser redentor universal. Assi
esta ly, como de gracia, y algo, y mucho mas como ley, que por todo derecho
natural divino, y humano debe se intimada y promulgada, en todo el distrito de
el legislador
{f. 004r}
dor, que es, sin excepcion de partes, todo
el mundo. Y que diremos de los americanos? Que no las oieron, ni debieron
obedecer. Y que no se les vino a intimar, por falta de predicador? Pero no,
responde el apostol, por q[u]e resonó en toda la tierra, y hasta en las
partes mas remotas; como quien dice, como debe decir, hasta la America.
8. Todo lo expendido hasta aquí resumó el
moderno calmut en menos voces: Os envio (dice, dixo Christo) a sus apostoles)
generalm[en]te.
A todas partes, y lugares, a todas y cualesquiera gentes, sin excepcion de
alguna. Porq[u]e ya el muro, la pared que mediaba, y
apartaba al judio de el gentil, se han derrocato, y demolido. Ya por mi muerte
adquirí mi imperio sobre toda la tierra; obtuve por mi herencia a todas las
gentes: derramé mi sangre por todos: con que ya ninguno, ninguno dexara de ser
mi redimido (Mito vos generatim in osimes locus, ad omnes gentes, nula
excepta: Murues mediciones quo ludges ab etonica divino ebatur divutus est per
mortem meam adephis sum imoerium omnes. Gentes: estucli sariaquinem deum pro
omnibres nemo a fredeer ummo prohibitur calmet ad hunc lot. Luego a todos
comprendía y obligaba su ley, luego a todos, contrando los americanos, se debia
intimar, y publicar. Luego alguno de los q[u]e
(ubique) en todas partes predicaron (que fueron los sagrado apostoles) la
predico, y publico en la America?
9. No no, grita Maldonado el Alapide;
quenta la America (nulla notitia, nulla ma
{f. 004v} erat memria erat.
Evangelis) Ninguna noticia ninguna memoria havia de el evangelio dice aquel (nulla
rei christiane vestigia; ni una huella de cristiandad, dice el otro. Pero a su satisfacción siempre
debida es a lo que dirigimos n[uest]ro estudio; y a hacer patente, para gloria
de dios, y que se le rindan las debidas gracias; no solam[en]te
haverse debido predicar, y publicar el evang[eli]o en
esotro mundo a vos q[u]e nuevo; sino haverse, de hecho, predicado,
y publicado: haverse hallado en una, y itra America noticias, señales, y
vestigios de la ley de Christo, de su publicación, y predicación de el sagrado
apostol, que la hizo; de su nombre, de su pl[ïnentendibe]siognomia,
y estatura: de sus p[ilegible]das, y sus virtudes; de sus habilidades, e
invenciones; prodigios, y portentos: de donde, y por donde aporto a estas
regiones; donde hizo asiento a donde, y por donde se fue, y por que causo los
progresos que hizo, los rastros, y señas que dexo. Mucho es, sin duda, lo que
emprendiere espero satisfacerla, si el sagrado apostol la pluma rica,
que se hizo lengua a publicarlo, hace lengua mi pluma a escribirlo.
CAPITULO II:
Indicance algunas señales, y vestigios, que
la fe de Christo, y predicación de el evangelio se hallaron en ambas americas.
10. Y aparece, digo a los curiosos e
incredulos, que a dos dome {sic} como por ironia la honrra de maestro, me
intiman, como alla los Phariseos, que quieren veer alguna señal de mi verdad (Magíster
volumur a Te signum videre) Y
yo con el divino les digo que no me creeran, sino vieren señales y
{f. 005r} 5
y prodigios (Nisi signe, et prodigio non
videntes, non creditis Joan d. x 48) Que [ilegible] prompto,
y ya en el campo a darselas. Y que señal mas expresiva, sin patente de la
religión de Jesucristo, de la predicación, y publicación de el evangelio en las
Ameritas, que lo que lo es de n[uest]ra religión, de nuestra fe; la S[an]ta
Cruz, la insignia, y señal de los christianos? Y por esta, me creó, debo
comenzar esta mi obra, a que lleve el carácter de buena: si ya no es que me
amenazase algun peligro, o me la den, por mal pensamiento. Pero de uno, y otro
libra la cruz, y las muchas, con que sus por[ilegible]ros
argonautas hallaron marcadas estas tierras.
11. Fuese el primero el valeroso capitan,
Juan Hernando de Cordova, que en el famoso descubrimiento de Quimpeche, como le
llamaron los indios, o Campeche, como le pusieron los nuestros; en sus bien
labrados adoratorios, y asquerosas inmundicias de sus idolos, y sacrificios, /…/
su admiración multitud de cruces, pintadas, y sembradas por sus paredes,
edificadas con todo arte, material de cal, y canto, como se disen ver e Herrera
(dec[ada] 2 lib[ro] 2 cap[ítulo] 17) Fue
el segundo Joan de Grijalva, que en la Isla de Cozumel, a s[an]ta
Cruz, como le llamaron (porq[u]e la descubrieron el dia de su invencion, y
acaso tambien por la que hallaron) despues de la otra invencion de un bello
templo, con sus ventanas, corredores, y sacristía; hallaron tambien al pie de
este (son las mismas voces de Herrera) un cercado de piedra, y cal, almenado, y
enlucido; y en medio una cruz de cal de tres baras en alto: a la qual tenian
por dios de la lluvia, estando muy certificados, que no les faltaba, quando
devotam[en]te
se la pedian y
{f. 005v}
y en otras partes de esta isla, y en muchas
de Yucatán se vieron cruces de la misma manera y pintadas; y no de laton; sino
de piedra, y palox.
12. Canta aquí Herrera. Y despues de la
duda, impugnación, y satisfaccion que quiere dar a Gomara sobre esta peregrina
invencion. Asienta Gomara, que no se pudo saber de donde tomaron estos indios,
la señal S[antí]s[im]a de la Cruz, con tanta devocion? Y no es
mucho, no pudiese saberlo; pues siendo la cruz, rastro, y señal para percudirse
a que alli se predico, y huvo noticia de el evang[eli]o, no
estrivando en señal tan manifiesta dice que no pudo saberse; porq[u]e no, hai rastro en Cozumel, ni aun en otra ninguna
parte de las Indias Occidentales, que se huviese en ellas predicado el
evangelio. Pero que mas
rastro queria? Que mas clara señal que la cruz? Mas facil y natural era esta
ilacion, que no la de haver aportado a aquella isla (como apunta) christiano de
Hespaña, quando la ocuparon los moros. Segun Herrera, como en tono de
satisfacerlo, a impuganarlo, intimandole, que en veinte y seis años, que
corrieron desde el de 1527 al de 1553, en que imprimio Gomara su Historia; pudo
saber de el adelantado Francisco de Montejo, que pacificó aquella provincia; lo
que este entendio desde aquel año y publico.
13. Conviene a daber; que pocos años antes
que llegaren alli los Españoles: un indio principal, sacerdote, llamado
Chilam Cambal, tenido entre ellos por gran profeta dixo
{f. 006r} 6
dixo: que dentro de breve tiempo iria de
donde nace el sol gente barbada y blanca, que llevaria levantada la señal de la
cruz, que les mostro e[tcétera] Convenimos, en que assi lo supiese
entender Montejo, y que asi lo dixese, y publicase, como nos da a entender
Herrera. Pero a desvanecer la duda de Gomara, nos debia expresar, e individuar. Quien era este Chilam Cambal?
Este profeta y sacerdote? Qué tiempo antecedió a sus profecia{s}? Si fue el
autor original, o repitio lo que otros havian dicho? Quien le enseño a hacerle
deprecaciones por las lluvias, y buenos temporales? Y finalm[en]te
si por sola esta su profecia proferida en torno de amenaza se aficionaron
tantos a la devocion de la cruz sus pueblos comarcanos, que la tenian y
mantenian, como se ha visto, pintada y labrada en varias partes? De todo esto
havia de haverse hecho cargo Herrera para persuadir lo que propone sobre la
inteligencia de el adelantado Montejo. Y Gomara ya que la desprecio, y halló
por cierto, No haverse predicado alli el Evang[eli]o
ni en alguna otra parte de las Indias Occidentales; de donde les vino a
los indios de Cozumel la s[an]ta Cruz reverenciarla, y depreciarla?
14. A todo procuraremos ocurrir en el
decurso de esta historia. Baste por ahora insinuar, ser de mucha mas antigüedad
asi la cruz, como y su veneracion en estas partes, como la profecia de el
ingreso de los Españoles a la America. Tenia ya en ella muy hondas raizes este
arbol sacrosanto, y haviase entendido en muchos ramos; que siesterilizaba el
descuido, hacia retoñar la memoria. Portento, que hizo patente el cielo ante
los mismos Españoles. Y fue quando, volviendo la espalda a la cristiana
doctrina, y enseñandose algunos indios de la Isla Hespa
{f. 006v} pañola que havia procurado
converbir Bartolomé Colon, Theniente de el almirante d[on]
Christoval; saltaron la capilla de sus religiosos ministros; robaronles algunas imágenes, y
las contestaron con unos campos, o sembrados de raices de axi, que alli llaman,
y son como Nabor, o babaros. Plantas, que publicaron su delicto, y testificarn,
era antigua posesión de el tronco de la cruz aquella tierra, y que retoñaba a
su veneracion, y posesión, quando mas la querian sepultar. Hallose, pues, en
aquel sembrado (afirma Herrera Dec[ada] 1 lib[ro] 3 c[apítulo] 4) que havian nacido dos, o tres raizes en forma de
cruz. Cosa jamas vista en aquella tierra por lo que fue juzgado por milagro).
15. Juzgase tambien por milagrosa otra
cruz, que para acreditarse maravilla, han siglos, segun tradicion, que retoña y
los hace en el dia. Y es la que en la cruz de Compostela, tierra de el condado
de Miraval/…/ llaman la S[an]ta Cruz de
Tepic cuidado especial /…/ la Divina
Providencia, que la formo con la grama del campo, y que con la misma, entre la
mucha, que alli nace, la señala, con longitud de mas de dos baras, y latitud
correspondiente. Fue esta otra peregrina invencion de los Españoles en la
Anerica, y señal manifiesta de haver aportado alli el Cristianísimo. Tuvose por
constante tradicion de padres a hijos haver andado por aquellas costas un
estrangero penitente, cierto peregrino Nazareno (despues averiguaremos quien
fue?) que predicando con el ejemplo, y con la voz, soportaba una cruz de el
tamaño de la que se figura en la grama, y de que alisado alguna vez, puesta en
el campo sirvio de cuño, o molde a la que se admira de presente. Cruz
perfectísima, en la grama, que ni han cigtad /…/
{f. 007r}
7
tado los hielos, ni desfigurado las
lluvias, con la produccion de hierbas mas viciosas; siempre a cielo abierto, y
aun suelo (aunq[u]e ahora me dicen la han cercado) y siempre
patente alanita: levantase enyerbado el campo, y ella biva, como que la que
huviese aprensado otra cruz; agostase la vecina hierba, y ella sube, como que
fertilizada, y regada al contacto de la cruz sobrepuesta, y sudor de su
atlante, refloreciese en maravillas, siendo su grama una como luna, de le
suelo, no de el cielo, que ya crece, ya mengua, según el tiempo le permite.
16. Pero reservamos la apariencia de luna
para la que lo es mas propim[en]te para la que en la frente de la famosa
Sierra
se admira labrada, y tan alta que parece luce en el cielo. Labro la superior
arquitectura de piedras al parecer quebradas, y atenidas en figura y
repartimiento de tablero, que sirve al juego de damas, o ajedrez, blanquecino
el un quadro, y otro de un finísimo azul, igual al de el cielo vecino:
acompañalo de la misma fabrica, recortados cuadros, y colores, una cruz
perfectísima a la manera de el TAU de los hebreos, o de la letra T de los
latinos, hallase en tanta eminencia este emblema, que es comun sentir de
quantos lo miran, y admiran, que ningunos otros artesanos, que los ingleses la
pudieron labrar, o componer: igual a la cruz de la luna en la fabrica, y mas
celebre, y conocida que la cruz, pues no es esta, si aquella, dio el nombre al
lugar, o pueblo, en que se halla, y se nombra hasta hoi: Meztitlan, que
en el nativo idioma mexicano, expresa donde, o la piedra, o peña donde esta
la luna, cuia voz propria es Meztli, y tetl, o tlan, el sitio, o la
piedra en q[u]e
esta. Igualm[en]te
que estas dos imágenes y su fabrica
{f. 007v}
brica, admira, y ha dado mucho que pensar
el lugar en que se hallan pues a mas de ser este de altitud suma, se vean
esculpidas, o labradas cruz, y luna, en un creston, o peña tajada tan
pendiente, que no se resulta posible haian llegado alli pies humanos, y apenas
pajaros, que sosteniendose en el ayre la picasen: a que se llega a la
consistencia de las figuras, la viveza de sus colores, que ni la antigüedad, la
distancia; el ayre, e inclemencias del tiempo, a que estan expuestas (siendo
alli constancias las lluvias) las ha podido maltratar, ni deslustrar. Divisar
el tamaño de la cruz de un codo. Pero forzosam[en]te la ha
de hallar la geometría, y perspectiva muchísimo mayor; por q[u]e
el que menos la supone distante del suelo, como hasta tres quartos de legua.
Tanta es la altitud en que se halla!
17. Los religiosos agustinos calzados, con el nuevoo Tolentino de la
America, su V[enerable] fundador fr[ay] Fran[cis]co de la
Cruz a quienes se encomendó la conversión, y reduccion de los moradores de esta
Sierra; fueron los primeros que admiraron esta peregrina marca en su frente,
hallaronla de tanta antigüedad, que como que le havia dado su nombre excedia a
la de el pueblo, siendo este de inmemorial antigüedad. Algunos de sus autores
atestigua, que en los principios de su predicacion, se halló un indio de mas de
ciento, y veinte años de edad, a quien reconviniendo sobre el origen y
colocacion de cruz, y luna, le havia confesado ingenuam[en]te que
vencia su memoria, y la de sus padres, y abuelos, y que nada mas descubria, que
una inaveriguable antigüedad establecida en la fundacion de aquel pueblo, a que
havia dado nombre aquella luna. A otros rel
{f. 008r} 8
relampagó la verdad, sobre la que en
aquellos lugares, se havia notificado el evangelio, y verificado en el tiempo
de los apostoles la aseveración de el Salmo 18, y su predicacion en
todas partes. Pero la rudeza de la gente, y su atareada trabajosa predicacion
en reducirla; los deslumbró de una verdad, y escritura tan manifiesta, que daba
testimonio de verdad con signos tan claros, y patentes.
18. Pasaron otros adelante, felicitandose
primero y prometiendose el mas feliz suceso en la conversion de aquella Sierra,
que se hallaba marcada, con la señal de la salud, dandola ya por obra
celestial, cortada, y colocada por obra, y ministerio de los angeles: pasando a
conjeturar, que insidioso el comun enemigo, a fin de obscurecer, y sepultar la
cruz, havia construido, y de igual fabrica, y primor, la luna, que se le ladea,
a la manera, (razonaba) de los otros enemigos de Christo, de su cruz,
colocaron en el Monte Calvario, y donde estaba sepultada, la estatua, y
simulacro de venus, profanando asi aquel lugar, y enagenando el de la cruz.
Confirmaban su pensamiento viendo que los arbaros serranos reverenciaban, y
adoraban la luna, sin respecto a la imagen de la cruz, que ocupaba su diestro
lado: hasta que por fin (dicen) fue Dios servido, que por misterio de n[uest]ros predicadores, menguase aquella luna, y comenzare a
alumbrar la Santa Cruz, que a par de el sol resplandece, en el dia.
19. Este fue el juicio, y fausto anuncio de
aquellos primeros ministros: cierto el anuncio, y muy feliz para el grano de el
evang[eli]o, que comenzaron a sembrar, y lograron colmadam[en]te
en la breñosa aridez de aquella Sierra, haviendole hecho la cruz, y como
bendecido el terruño su
{f. 008v}
superior ministro, aunq[u]e
incognito, que la hallo mucho mas inculta, y que (como promoveremos /…/
despues) supo edificar a dos manos: a lo de el cielo, plantando el evang[eli]o
a portentos; y a lo de el mundo, labrando, como aquella cruz, y luna, otras
obras.
Convengo en que las señaló y marcó el terreno, que antes, como debemos creer,
cultivado a su sudor y criazo despues, y enhierbado al dexamiento de sus moradores, y zizaña de
el hombre enemigo; perdio la doctrina pero no la señal de la cruz, hecha y
colorada, sino por mano de ángeles (como obligan a creer quantos la observan)
por las cuias igualm[en]te milagrosas. Pero si disentimos, y negamos, que l demonio
igualm[en]te admirable, y primoroso, huviese fabricado aquella luna, y fixadola
al lado de la cruz. No remeda, no, con tanta facilidad las grandes obras, ni
artífices de aquel poder, que discuvrimos, permiten que se les ladee tan
facilm[en]te, y le enzizañen sus haciendas. La de la luna que aun se observa al
lado isquierdo fue obra para mi de el mismo artífice; y de el que afanó,
trabajó, y colocó la de la cruz, que por lo que representa, y tiene de Christo,
siempre havía precipitado, y auientado de aquel ya pináculo de su templo,
cualquier otro simio infernal. Y hallo mas facil la profecia, y significación
de aq[ue]l emblema, cruz, y luna, en lo que vimos despues, y vemos ahora: en la
reduccion de la gran Mexico, provincia, e imperio mexicano al iugo, y suave
imperio de la cruz.
20. No tiene que /…/ el pueblo, o población
de Meztitlan, que le diese el nobre la luna y
{f. 009r}
y que se llame, y apellidos, donde está
la luna, y se vea. Fue Mexico tambien, y quizá con mas propiedad: Donde
se vee, o se vio la luna.
Mezti, la luna, y particula tlan, de lugar, dio el nombre, que aun
mantiene Meztitlan, y Meztli, y particula co, expresiva
tambien de lugar, dio el nombre a nuestro Mexico, en q[u]e se corrompió
despues, el de Metztlico, y le dieron sus primeros fundadores, por la
luna, que vieron clara y llena, en la de su diafana laguna que elegian ya para
fundar segun sus mentidos oráculos. Luego, con igual propiedad, sino mayor,
pudieron decir, que el sagrado evangelio ministro, que a perpetua memoria de su
doctrina y profecia, fabricó tan prodigiosam[en]te aquel emblema, aquella
cruz, aquella luna, con lugar tan inaccesible aun a la vista; autentico con el
siglo de la cruz la doctrina, que havia predicado; y profetizó, con el adjunto
de la luna, que padeceria menguas, con el tiempo. Pero ya despues de muchos
siglos (como asevera en repetidas profecias, que notaremos) permaneciendo, como
permanece por señal de su evangelica enseñanza, la cruz, assi la luna de aquel
pueblo, como la de Mexico, provincia e imperio mexicano, que havian tenido en
la superstición, e idolatria sus crecienti[ilegible]ntos, menguaria, y se
someteria totalm[en]te a yugo, e imperio de el crucificado, y de su cruz. Y
basto esto para caracterizar, y señalar, con el signo, y señal de la cruz, la
mas clara de el Cristianismo, n[uest]ra America Septentrional.
Capítulo III
Insistese en la misma señal de la cruz, y
buscase una, u otra de la America Meridional.
{f. 009v}
21. Ibamos ya a tocar aquella gran parte de
la America, pero antes de embarcarnos, y ella, hagamos mancion con el puerto, y
pueblo de Guatulco, costa de el mar de el sur, donde se halla constante, que
los inclios vecinos, y naturales de aquel pais, tenia no solo por tradición
memorial, sino por escrito, en varios, de sus mapas, y pinturas, que una cruz
alli fixa,
y que adoraban con suma reverencia; se les havia dado, y erigido por cierto
personage, que nombraban, cuia imagen y nombre conservaban esculpida en peña
dura, y en cierta roca a perpetua memoria de el favor. Atestiguan de esta
verdad fray Joaquin Brulio, en la historia de San Augustin de la provincia de
el Perú. Gil GonzálezDavila en s Teatro y en el de la S[an]ta Iglesia de
Oaxaca, afirmando. “Haverla colocado allí los españoles (según constante
aseveración de los indios) un hombre blanco, barbado, y vestido tambien de
blanco, y que havia estado una tarde entera abrazando, y postrado delante de
ella”. Confirmalo tambien el dominicano fr[ay] Gregorio Garcia, añadiendola
nuevos portentos, y ser esta la misma que hallando levantada en aquel sitio, en
las irrupcones que hizo a la America el famoso corsario, e impio herege
Francisco Drac puso todo su conato en derrocarla de que no pudiendo conseguir
apeló a consumirla en el fuego, pero lo resistieron los portentos: resistió al
incendio, campeando de [ilegible], ni salamandra entre las llamas. Tres veces re pidio el empeño
de quemarla, y aun bañandola de pez y alquitrán, para q[u]e mejor ardiese, y
mas breve, burlò la intencion del hereje, conciliandose la veneracion a
prodigios.
{f. 010r}
10
22. Y otro, la veneracion, y los portentos
establecio en el mismo lugar en que antes se havia colocado, y donde se cree
erigio su sagrado artifice; hasta que de alli a pocos años la trasladó a ña ciudad
de Oaxacam donde es venerada, con multitud de milagros, el il[ustrísi]mo d[on]
Joan de Cervantes, prelado de aquella diocesis, no fue tan poco celebre, y
ruidoso este portento, que se ciñese a solo el valle de Oaxaca, extendiose, y
aplaudiose en todo el reyno principalm[en]te en N[ue]vo Mexico, donde uno de
sus muchos devotos trasladó el milagro, a misterio de su incombustión al
pincel, en un gigante lienzo,
que colocó en la sacristia de el monasterio de Valvanera, y en el pie, en un
sagrario, una no pequeña partícula de esta milagrosa S[an]ta Cruz. Aquí se
admiró por mucho tiempo, aunq[u]e al presente por el reparo, y aderezo de la
iglesia, y sacristia parece se ha destinado a otro sitio, quiera dios sea
¡donde con mas publicidad se admire, y venere una tan apreciable reliquia, qual
lo es, por su origen y prodigio¡ Y que como imagen de el crucificado, y mas que
la guardase en su interior resistió a la violencia de el fuego.
23. Ni hago esta expresion por solo aliño,
si por recuerdo y reconocimiento debido a algunos trozos, y maderos, en que
haciendo leña los rusticos de un reyno se han hallado en su seno, y entrañas
imágenes de la S[an]ta Cruz, y crucifixos, como insultando a los indios
americanos, por mas rudos y desconocidos , que los troncos, quando estos y no
aquellos guardaban en su corazon, que se les anuncio desde el principio. En
{f. 010v}
entre otros indico solam[en]te el que frica
mas con los prodigios de la cruz, que referimos a que tronco espino, o Thepame,
que llaman en idioma de el pais, y que en lugar, que llamaban la huerta,
jurisdiccion
de Tazazalca, diocesis, y obispado de Mechoacan, se ostentó deposito, y
sagrario de la imagen de el crucificado, cortando y conduciendo leña para
iluminar el Theatro a una ruda representacion de pastores la noche buena de el 1587,
cargaron dos de los narradores de aquel rancho, un tronco no pequeño; pues se
extendía por bara y media castellana, ni tan pesado, como demandaba su tamaño,
por ser de madera poroza y acorchada: echando a la hoguera 1 luminaria que ya
ardia proveia de otros combustibles: estuvo en el fuego, todo el tiempo de la
representacion, y mucho mas: y quando ya reafriado con el fin de la fiesta,
salio alguno a calentarse a aquella hoguera, hallo el tronco entre otros, que
eran brazas, entero, y privilegiado en el fuego: atribuiolo a su entereza, y
embarazo de su corteza, no muy seca: tomo el hacha, y descargó el golpe al
corazon, que se desfiló por un lado, y arrancandole por alli la corteza se
descubrió medio cuerpo, a gran parte de la imagen de un crucifixo: acudieron
los convendrios, y entre asombros, y admiraciones fueron descortezando el
tronco, descubriose un pie, y al fin toda la imagen, que despues de encamada
por milagros de la devocion de su cabeza, que antes sacó segada al pecho, de
varios sorteos sobre el lugar en que se havia de colocar, y hermitas, y templos,
que ocupó, se venera en su magnifico templo, y santuario, que dicen: de el
S[an]to Christo de la Expiracion de la Piedad, como de todo, y de la
ausenticacion de
{f. 011r} 11
de su hallazgo por haver /…/ hecha por
orden de el il[ustrísi]mo d[on] Martin de Llizacoechea, prelado de aquella
diocesis; la que se hizo, con testigos de toda excepcion, algunos de vista, y
otros de edad mas q[u]e centenaria; escribió, e imprimió cumplida historia, y
puntual relacion su anterior parroco, y despues lecturas de la S[an]ta Iglesia
de Valladolid, S[eño]r d[on Augustin Fran[cis]co de Esquivel, y Vargas,
verificando, que en la America, aun los troncos dan fe de la que proferiamos.
24. Aunq[u]e esto hacia por solo excureo, o
digresion, me compelo lo raro de el siguiente a comprobar el anterior portento.
Y mas quando reflexo se obró entre los yndios, y a sus ojos, como que les
queria dios acordar lo que olvidaron de la fe de el crucificado los indios, y
parcialidad se s[an] Joan de la ciudad de Salvatierra de el mismo ob[ia]p[a]do
y diocesos de Michoacan, anhelaban inquietos por la estatua de un crucifijo,
que colocar en la iglesia, o capilla, de su titular s[an] Joan Bautista, havian
ya conducido escultor, que la labrase: deseaban empero la madera de que havia
de formarse el simulachro. Resolvieron en junta que hicieron a este fin, se
penetrase el vecino monte, en cuia fragosidad, y espesura se aseguraban de
encontrarla, y muy proporcionada al intento. Corrieron tumultuariam[en]te para
el monte, y recorriendolo no menos que por ocho días, no hallaron tronco que
satiafaciere su deseo. Volviose a nueva junta: cercenose la multitud, que
muchas veces pare confusion mas que diligencia. Escogironse solos quatro, que
mas diligentes, o acaso menos divertidos, tomasen el negocio con empeño. Fue
uno el mas afortunado, que anuncio al día siguiente el hallazgo de tronco, como
apetecian. Y fue
{f. 011v}
fue un arbol de corcho, dicho vugarm[en]te patol
de que abunda aquella tierra; de escultura distante a esculpir la talla, e
imagen de una pieza atropellada gregariam[en]te partio la parcialidad toda para
el monte,
en que hallaron de pie derecho el dicho tronco, estrivando en dos raices, que
sobresalian de la tierra, tirando, descortexanlo, y conforme lo iban haciendo,
fueron descubriendo la imagen formada, y perfecta de un vegetable crucifixo, de
estatura casi de dos baras: conducenlo a su barrio, y la {sic} pilla, acude el
escultor, a quien se figura, sacrilegio correr el escoplo, o la gurbia; ni
intimó otra necesidad que de aprestar, como se hizo al fin la encarnacion.
Avisose la novedad al parroco, y juez eclesiastico con cuia estenuacion se
encarnó, y bastrinó el vulto expuesto con el nombre de el s[an]to crucifixo
de el socorro.
25. No se tuvo tanto descuido en esta, como
el otras de n[uestr]as mas portentosas invenciones. Autentificose en debida
forma al suceso, y se deposita original, en el archivo, de el convento de s[an]
Angel, de religiosos carmelitas descalzos de la misma ciudad de Salvatierra de
cuia relación se manpunctual copia, por andar de su definitorio por el de 1751,
a su historiador g[ene]ral Fr[ay] Joan de S[an]ta Anna para que enriquezca su
historia con esta, y otras maravillas concernientes. Y aqui quisieramos, se
reflexionase aunque de passo, si se publicaria, o plantaria el evang[eli]o en
estas partes, donde despues de tantos siglos asi en troncos tan adultos, y
envejecidos (que acaso se plantarian entonces) vegeta el dios crucificado, y la
verdad, que lo predica? Y vegeta, se publica y descubre venciendo la injuria de
el
{f. 012r}
de el tiempo y poder de los elementos? Ya
vimos en dos de sus imágenes (como realm[en]te lo es la S[an]ta Cruz) como las
respetó, e indemnizó la voracidad insaciable de el fuego, en esta n[uest]ra
America: veamos ahora (aunq[u]e saltemos a la otra) como lo supo hacer tambien
el agua, y como otra cruz, a que tambien respetó el fuego se conservó por
quinze siglos, y passó a una edad por fuego y agua.
26. Esta es la que a Carabuco, pueblo de los reynos de
el Perú, y en su gentilidad de los mas supersticiosos, e idolatras; conduxo, y colocó alli cierto
esetrangero de las señas, y talle que diximos en la que se halló erigida en
Guatulco. Indicamos la ahora de paso, y por solo señas de el Christianismo,
reservando tratar de ella ex professo, quando lo pida el orden, que
dessiamos colorada por es, que fue alli a fervor de el comun enemigo que
tiranizaba aquel pais; se insinuó este a sus infelices vecinos, amenazandoles
no les manifestaria sus oraculos, ni daria buenos temporales, mas no echaban
por tierra aquellos francos, que se le havian levantado a patibulo. Obedientes
luego los gentiles derribaron, aunque con no poco afan la S[an]ta Cruz, y
observando lo pesado que es, arbitraron /castigados/ por el demonio, dar con
ella, en un profundo rio, donde a un mismo tiempo tuviera sepulcro, y
corrupcion. Burlolos su mismo pensamiento: porq[u]e siendo de madera tan pesada,
que la menor hastilla de ella (como se ha observado despues) se va a fondos
todos los dias se la hallaban sobre aguada, y nadando en el rio. Ignoraban
ciertam[en]te estos barbaros que era aquella la nave, en que havian de salir a
salco de su gentilisas borrascosa.
27. Burlados del agua, apelaron como
{f. 012v}
mo a ultimo remedio de su rabioso frenesí al fuego,
arbitro a declararlo irremediable. No /temeran/ por una, y otra vez las
hogueras; sobrepusieron, y sobre avenidos leños, la cruz que era la que havia
de coronar la luminaria ardieron, y se consumieron aun los mas gruesos troncos:
solos los de la cruz lograron campear de incombustibles, a excepcion de un
brazo, que que se llamó o chamuzcó en insendio, indicando que el brazo
omnipotente la havia preservado de el fuego. Al fin desfavorecidos de dos
elementos, agua y fuego, acudieron al de la tierra; en la qual, y no muy
distante de el rio cavaron hasta tres estados una fossa, con que enterraronla,
como lo pusieron por obra, con prevencion de que a inmunda sepultura tuviese
mas de lodo, por la vecindad del agua, que de tierra, para assi facilitar su
corrupcion, dexando con capacidad el hoio a un albañal, que apretandose, como
lo lograron de inmundicias, lograse el que los suggeria junto con la /…/ el
desprecio. Y deremos, diré ahora yo, que no es esta cruz, qual la de Cristo, y
la que sepultada en la profunda fossa de el Calvario, se enterró, y apartó de
las inmundicias de aquel monte. Diré si, que fue mas `rolijo su sepulcro;
aquella al tercer siglo enriqueció con su invension el orbe Christiano: esta
sepultada en aquel albañal por mas de quinze siglos, ilustró el Nuevo Mundo,
verificando, /…/ despues, con su invencion, la tradicion de quien y como la
erigió.
28. Ni fue s[an]to en los pueblos de el Perú, donde se
halló la verifica señal de la cruz hallaron tambien en las corte y palacios
{f. 013r}
os en los de los reynos de el Perú (ecrive el
m[ilegibe] /…/ /ylaro/ lib[ro] 1 cap[ítulo] 3) tuvieron en el Cuzco una
Cruz, de mármol fino, de color blanco, y encarnado lo, que llaman jaspe. No supieron decir, ni se supo
jamas desde que tiempo la tenian (las otras cons/…/ desde que tiempo) afirma el
mismo Inca haverla dexado el de 1550 en la sacristía de la iglesia catedral de
aquella ciudad, colgada de un clavo, y pendiente de un cordon, que entraba por
un agujero, que tenia hecho en lo alto de la cabeza. Quiza (sigue) en poder de
los indios tenia alguna ala de plata, u oro, y quien la sacó de donde estaba,
la troco. La cruz era cuadrada tan ancha, como larga, tendria de largo tres
cuartas de bara, antes menos que mas, y tres dedos de ancho, y casi otro tanto
de grueso, toda de una pieza, muy bien labrada, de cuadrado; la piedra muy bien
bruñida (obra de el que ya veremos famoso lapidario) tenianla en una de sus
cajas reales, en un apartado de los que llaman Huaca, que es lugar
sagrado. No adoraban en ella mas que la tenian en veneración. Debia de ser por
su hermosa figura, o por otro algun respecto, que no saben decir. Son as todas
las clausulas del inca. Y una seña, o signo autentico, que testifica la
verdad, y noticia de el evangelio en estas partes.
29. Otros de estos mismos vestigios y señales encuentro
en los authores repartidos en varias partes,
“En Cumaná (se lee en Herrera Dec[ada] 3 lib[ro] 4 cap[ítulo]) adoraban muchos
idolos: y entre ellos tenian una aspa, como de S[an] Andres, en un
quadro, como signo de escribano, cerrado, y atravesado de esquina, a esquina. Y
muchos religiosos dixeron, que era Cruz y que se defendian
{f. 13v}
dian con ella de los fantasmas; y la ponian a los
niños, en acabando de nacer” Los efectos bien se ve, que son los de la S[an]ta
Cruz, y el uso de ella de Christianos en la figura solam[en]te podia caber
alguna duda. Pero la resolvio muy bien el S[an]to Apóstol S[an] Andres
saludando, y requebrando a su aspa, como cruz que era, y es, con
toda propiedad, y con algo mas de expresión de su divino dueño Christo S[eñor]
N[uestro] por quanto formada asi la cruz, y en a figura de la letra X de el
alfabeto, no solo representa la cruz de Christo, como la represento la
antigüedad; sino que expresaba el mismo Christo, con la primera letra de su
nombre, qual es la X en el idioma griego, como la acostumbró la primitiva
iglesia, y lo imitó por revelacion de el cielo, el emprador Constantino, en su
famoso Labaro, y demas militares pendones. Tanta es la propiedad de esta y
otras cruces, de esta forma halladas en ambas Americas.
30. Varias asegura el diligente historiador Calancha
(lib[ro] 2 cap[ítulo] 2) que
se hallaron de esta figura en el Perú; varias, que afirma en otras partes,
citando sobre su verdad a Gomara, que se hallaron esulpidas en Calancha: todas
figuradas, como aspas, y de el mimo modo en esta Nueva Hespaña, quatro
leguas, de Quauhnahuac, o Cuernavaca, ya comento; camino, que va a Mazatepec,
junto al pueblo de Ttlamina, en un cerro, y templo, que llaman Xuchicalco se
vieron en el siglo anterior, y creo se veran todavía; escupidas tambien algunas
mitras; y de todo ignorado el origen; pero no la verdad de verse marcadas estas
piedras, con el saludable signo de la cruz el que admitidosele por señal, nos
lleva a los demas vestigios
{f. 014r}
14
Capitulo IV; De otras señales, y vestigios mas
proprios de haverse notificado el evangelio en estas partes.
31. Hemos dado en la de la S[an]ta Cruz de el
redemptor las señales mas claras, y patentes de haverse intimado la fe de
Christo en las America. Añadimos con todo otras señales, y vestigios. Y los que lo son
propiam[en]te las huellas, que dexaron los pies de quien la intimó, y predicó:
aquellos pies, aquellas planta de tanta belleza y hemosura, que ocuparon la
admiración de los profetas y la de los mismos apóstoles, la de el evangelico
Isaias, que los observó mas escargiando /…/, y predicando el bien, salud, y paz
a los vivientes (quam pulches super nomtes gedes annuntiantis et predicanti
pactres. Cap[ítulo] 52 v[olumen] 7) La de el apóstol de las gentes, que las
admiro al verlos predicar la paz, y bienes celestiales (Quam specionipedes
evangelizanti um pacem, evangelizantium bona Add. Rom. Cap[ítulo] 10, v[olumen]
15) y preguntamos de donde es vino a estos sagrados pies belleza tan digna
de alabanza? Nos responden los interpretes de ambas lugares (Alapide) que en
primer lugar de la velocidad, en correr, como lo hicieron a lo mas remoto de el
orbe, y por consiguiente, a este Nuevo. Despues por las fortaleza, en
sus trabajosas correrias. Luego por la limpieza que conservaron sus
pasos, no inquinandose asi enlodandose en cosa alguna de la tierra. Y finalm[en]te
con el decoro y especiocidad de su conducta, y santa vida,
ganando, y no con armas, ni amenazas, los animos, y subiugando a todo el mundo.
Dotes q[u]e
afirman le an infundido el s[eño]r qando en la noche de la cena, tocó y
{f. 014v}
y lavó, enjugó, y besó sus pies a los apostoles,
confiriendoles despues estas gracias, que ostentaron despues en su feliz
predicación.
32. Nada empero manifiesta mejor una belleza, que su
retrato, y propria copia: y la de estas bellisimas plantas, la de estos
hermosisimos pies dexo el s[an]to apostol, que anuncio la fee /…/ en las
Ameritas, retratada y copiada en sus huellas: mucho mejor en aquellas partes, y
lugares que mas resistian a su enseñanza: amo que sacudido el polvo de sus
pies, la dexaba caer por muestra de su fuga; o porq[u]e hallaba
mas blandas q[u]e
sus corazones, las piedras. De este genero fueron mis lugares de la America
Merdional, que en lo comun se mostró menos dócil, a sus voces. Y en las costas
primero de la Provincia, que por la q[u]e alli colocaron los cristianos, se dexó S[an]ta
Cruz, y despues prevaleció el nombre de el Brazil. Aquí nos dicen sus
historias impresas, y publicadas mas ha de cien años; se halló fixa la
tradicion entre los indios, de haver aportado alli un personage de la señal,
que ya hemos referido: el que les predicaba, y enseñaba cosas de la otra vida.
Pero que no fue recibido de sus antepasados; antes sí hostilizado, y
perseguido. En cuia prueba, y en aquella parte de la plaia, que viene corriendo
al norte de la villa de S[an] Vicente, yace un pedazo de arrecife, o
laxa, que laba y cubre el mar, con sus ordinarias mareas: en medio de esta ven
todos los que alli aportan (a mas de otras menores) dos huellas, o plantas
pegadas de el pie derecho, y el isquierdo de un hombre descalzo, en proporcion
de quien huie, o camina azia la mar; la parte posterior para la tierra, y la
anterior para el mar, tan vivas, e impresas, como si a un mismo tiempo se
hiciesen, y se vieren: y de tal modo permanentes
{f. 015r} 15
nentes, que no han podido los pasados siglos
borrarlas, ni parece podran los venideros. Porque supuesto, que no entran de
impresion en la piedra, son como de jaspe o pintura tan vivo, y natural, que no
parece las haia de copiar con mas viveza el artifice mas empeñado.
33. De estos vestigios, pues, de estas huellas, que
siempre fueron veneradas de los primeros pobladores de este pais; y tenidas por
cosa milagrosa; tomando despues información, seculares, y religiosos
misioneros, hallaron por invariable tradicion de padres, a hijos, entre los
naturales de la tierra, que eran plantas (pegadas decian ellos, y o
pintadas al oleo de la gracia) de un hombre blanco, barbado, y vestido, que por
tiempos antiquisimos anduvo en aquellas partes justo hombre decian, y
averiguamos mas adelante) y que enseñaba cosas de la otra vida. Y por el
fundamento de esta tradicion, e inspeccion de las huellas (que siempre
parecieron milagrosas) se tuvo siempre por Santo, y venerado aquel lugar. Y no
sin razon, reflexan los historiadores; porq[u]e a que
fin, aunq[u]e
mas la naturaleza traveseé, se pone a pintar, y copiar tan al natural los pies
de un hombre, y despues se empeña en cnservarlos, y pintar (para la eternidad,
como se dice) refrescandolos por tantos siglos, mas bien parece empeño de la
divina omnipotencia, que en aquellas huellas quiso retratar la belleza, y
hermosura, que los profetas, y escrituras sagradas antevieron en los pies de
sus apostoles.
34. Continuando la misma costa de el Brazil, en la
Bahia de Todos S[an]tos
{f. 015v}
s[an]tos fuera de la Barra, en otra plaia
semejante, que dista de la ciudad, como dos leguas, al lugar, y que llaman
Itapoa, en otro pedazo de la laxa, o arrecife, ven todos, naturales, y
estrangeros, otra huella, o planta de hombre perfectisima hundida de impresión
en la piedra la parte anterior al mar, como que la huviere impreso hombre
fugitivo, y van apresurado a la fuga, que apenas tocase el suelo, con un pie y
preguntandose a los naturales cuia es? Responden, y respondieron uniformes, ser
la planta pegada alli de el s[an]to apostol, a que dan el titulo de padre.
Esto dicen: y lo que se ve es la huella, o pisada de un pie descalzo, que es el
izquierdo, introducida en la sustancia de la piedra, y assi hundida, como si
fuera en blando barro. Tienenla los naturales de aquel pais en gran veneracion,
y no aporta alli alguno, que no la visite, y reverencie, con la devota
persuasión de que poniendo el pie sobre ella, queda mejorado todo el cuerpo.
Bien que no es tan frequentado este lugar, como el del puerto, q[u]e
diximos; porq[u]e
le bate el mas continuam[en]te y solo se descubre, y aparece en las
menguantes mayores.
35. Dentro de la Barra de la misma Bahia de Todos
Santos, como a tres leguas de el lugar, que dicen S[anto] Thoqué
en otra plaia baja, o arrecife,
dexo el mismo apostol otras dos huellas semejantes: dista la una de la otra la
proporcion de un paso. La tradicion la misma que las otras, que son de un
hombre blanco, barbudo, y vestido, que anduvo por alli, y que les hablaa de
otro modo de vivir, muy diferente de el que ellos observaban, nombrabanlo por
su proprio nombre, y añadian que
{f. 016r} 16
que cierto dia exasperado de su predicación
conformados, sus abuelos, y antepasados, o inducidos de sus hechizeros, y comun
enemigo, acometieron a prenderlo. Lo que no pudieron conseguir porq[u]e
retirandose a la plaia, abriendose camino por la pendiente de un monte
intransitable; hasta tomar la plaia; por donde no pudiendo seguirle los indios,
lo vieron quando llegaron por rodeos, echarse al mar, y caminar, y caminar
sobre las aguas; y que en memoria de su dureza, y repungnancia dexó impresas
aquellas huellas.
36. Esta tradicion siempre constante averiguaron los
portugueses, y primeros misioneros. Y todos universalm[en]te
reverenciaron aquellas plantas, y lugar, como sagrado, y milagroso. Y tanto que
convencidos de esta laudable persuasión, le edificaron en la cumbre de el
monte, por donde asentaban, que baxó fugitivo el s[an]to
apostol; una iglesia,
que desde entonces fue muy frequentada de los primeros fieles: y ahora lo es
mucho mas, por los milagrosos efectos que alli experimentan necesitados, y
dolientes. Y los experimentan, no solam[en]te de las
huellas, que aquellos santos pies imprimieron; de una marabillosa fuente de
agua dulce, y peremne, que brota de el peñasco contiguo al que tiene impresas
las huellas, a pocos pasos, y falda de el monte, por donde es tradicion, que
baxo el Santo llamase la fuente milagrosa de su nombre, y lo parece, como en
sus efectos, en su origen. No lo tiene en algun canal, o conducto sino al
parecer, por quantos fueren los poros de la peña, por donde, como se trasudase,
o esprimiese, baxa lamiendola, hasta posar en el pilon, o receptáculo, que es
la caxa, o como pila de la fuente; por lo que
{f. 16v}
que la cree la devoción, otra como la fuente de el
desierto, originada en peña viva al toque de la vara de hoy es Omar el vivo,
semejante a la que /…/ al pontifice Martin S[an] Clemente, bajo la huella, o
pie de el cordero (de cuius pedefons vivus emanat) como esta aquí, a la huella
o pie de el apostol.
37. Fuera este, o no su origen, la fuente siempre es
admirable, pues sin mas aguas, que las que parece esprime, o suda apretada la
peña; siempre el receptaculo está lleno, sin que jamas mengue, ni redunde, sea
en verano, u invierno; en tiempo lluviosos, o de seca, y si es que rebosa
alguna el vaso, o pilon, que la congrega; la recoge, esprime, o resuda con la
misma imperceptibilidad, que lo recibo. No asi los marabillosos efectos, que
produce en la sanidad, que logran los dolientes, que asi se laban, o las beben,
conduciendolas a partes muy distantes para lograr el mismo beneficio los
ausentes: lo que contestan las frequentes romerias, que se hacen a estos dos
lugares al de la fuente y de las huellas; y las unnimerables tablas,
presentadas, y votos que penden en las contigua iglesia, predicando sucesos
milagrosos debidos a la invocacion de el s[an]to apostol, a quien resarce
aquella comarca de el Brasil, y sus contornos la repugnancia, y resistencia que
hizo a su doctrina.
38. En Cabo Frio, en distancia, como de diez, y ocho
leguas de el Rio Janeiro, en altura de veinte, y tres grados, diez minutos al
sur de la linea, yace un lugar, que llaman en idioma de el pais Itajuru,
entre la ciudad, y una fuente extraordinaria de aguas coloradas medicinales,
contra el mal de piedra especialm[en]te. Aquí se ven tam
{f. 017r} 17
tambien un gran peñasco, amolado, y señalado con
varias bordonadas, o golpas de bordon, que serán siete, u ocho, tan impresas en
el mismo peñasco, como si con el mismo bordon huviesen golpeado blanda cera, y
hecho (como son) muescas iguales. Y la tradicion de los habitadores es que son
de el bordon, o baculo de el s[an]to apostol,
en ocasión que resistiendo los indios a su predicacion, como havian hecho, los
quiso monstrar, con este ejemplo, que quando las piedras se dexaban penetrar de
la divina palabra, sus corazones se mostraban mas duros, y obstinados, que las
piedras. Y aqui tambien manifestaron pies, y baculo lo que los mas curiosos
interpretes observaron de los s[an]tos apostoles. Y fue que en muestra de su
pobreza, y modestia, corrieron el mundo sin mas avio, que un baculo y sus pies
(apostolo modestia et paupertatis studio, pedibus bere et baculo innivi per
agrabant orbum. Alap[ide]) Lo que comprueban de el apostol s[an] Pablo, que
entro en Roma a pie, y con su baculo: con aquel que se guarda, y se da a adorar
en su templo, el dia de su conversion.
39. ai aun mas huellas, de este apostol sagrado por
alli en la altura de la ciudad, que dicen Paraiba, en siete grados a la
parte de el sur, en el monte y lugar, por desierto, y solitario, se ofrece otro
peñasco,
e impresas en el otras dos huellas de hombre maior y corpulento, y otras dos de
hombre de estatura mas pequeña, con ciertas letras esculpidas en las piedra,
que la barbaridad de los habitadores, separacion de el lugar, o poca curiosidad
de los concurrentes no supo hasta ahora descifrar. En este sitio dan
frequentem[en]te los indios quando salen de sus pueblos a cazar al monte. Y las
huellas menores, que acompañan, disen, y creen ser de el s[an]to
{f. 017v}
s[an]to apostol, comprueban acaso la sentencia de el
Chrisosthomo, y d[octo]r angelico, que afirman haver acompañado al s[an]to
apostol en su predicacion, y correrias otro de los discipulos de Christo.
40. Mas no, no se contentó el s[an]to apostol, con
haver impreso, y dexado en estas partes las huellas de sus pasos; dexó tambien
abierto, y señalado el camino. Ya q[u]e huiendo de la furia, y flechas de los
indios que e seguian amotinados, y hostigados de su predicacion, abrio en el
mar de media legua de distancia.
El hecho fue el dicho: y que en el sitio que llaman Mayrape distante
como diez leguas de la ciudad de la asumpsion, en lo interior de la ensenada,
se ve una senda o camino formado de arena, solida, y punas de media legua mar
adentro, o mas claro, dentro de el mar. La tradición y voz comun es que lo hizo
milagrosam[en]te el s[an]to apostol, y en ocasion, que traficando la Bahia de
Todos S[an]tos y predicando alli a los indios, dieron irritados sobre el,
tomando la plaia retiro el mar sus aguas, y fue levantando aquella senda, por
la que camino a pie enjuto a vista de ellos, que quedaron pasmados al ver que
como el s[an]to iba caminando se iba abriendo, y cerrando, con las aguas el
camino, que tuvieron por milagroso desde entonces, llamandole, como se dixo, Mayrape,
que en lengua de el Brasil, quiere decir: camino de el hombre blanco.
Que asi llamaron al apostol, por no haver visto otro del mismo color hasta
entonces. Y estos son los vestigios propriam[en]te que dexó a su predicacion en
el Brasil, contestados de todos, todos los habitadores y escritores religiosos,
y seculares, y expresos en la elegante latina historia en la provincia de el
Paraguay escrita por el p[adre] Nic
{f. 018r} 18
Nicolas de el /…/ elgico, e impresa en Leodio el de
1673.
Capitulo V.
Individuanse por mas patentes estigios de la
christiana religion en la America Meridional, y algunos de la septentrional.
41. Como que no bastaron huellas, y camino para ostentar
el s[an]to apostol haver andado, y predicado en estas partes; abrio nuevo campo
a esta verdad. Y es el que en el pueblo, o pueblos de s[an] Pablo, y los
arcangeles en tierras de Tajaoba, se levanta en el ditio, y tambien en
la fama, con el nombre de cementerio de el s[an]to apostol; el que le dieron, y aun le dan
los mismos barbaron. Y lo dicen por la constante tradicion en todos invariable
de q[u]e este s[an]to a quien dan el nombre de su apostol, pasando por aquellas
incultas tierras, predicando, cathequizando, y baptizando, sepultó alli
multitud de cadaveres de los mismos, que havia bautizado. Y fue acaso, según
apunta en su historia el p[adre] Techo por alguna de las epidemias, que dice
padece aquel pais constantem[en]te. Fuese o no de esta suerte, quando entraron
los europeos, y misioneros estas tierras, se hallaron erigido, venerado, y
avecindado este lugar, por la fama, y respeto de cementerio de el apostol, y
cementerio de christianos bautizados. Causa, porque en su nueva fundacion
dieron al pueblo la Adoracion, y nombre de el apostol.
42. Hermosos son y fueron desde sus principios los
pies, y pasos de la iglesia, hija de el principe de el cielo figu
{f. 018v}
figurada en todo /…/ a uno de sus apostoles (Quator
pulchrisnos prenustui ios calce amentis filia principis cantic. 6) Y no
solo en las huellas de sus pies desnudos, y descalzos, como hemos visto
anteriorm[en]te, sino tambien por las de sus pies vestidos, y calzados (aquí el
texto anterior). En la ciudad de la Asumpcion, capital de el Paraguay, yace una
peña pegada a la ciudad en cuio plano se ven aun dos huellas de hombre calzado
de sandalias, impresas en la misma peña:
antecede la de el isquierdo a la de el pie derecho, como indicando que quien
las imprimio hazia especial fuerza, e incapie. Y hai tradicion entre los
naturales, que el s[an]to apostol predicaba a los gentiles desde aquella peña,
y que a oirle se llenaban de gente aquellos campos. Tienen tambien por
indicacion que el s[an]to apostol les dio la mandioca, que es el pan, y
alimento comun, que ellos asian, y certifica el d[octo]r d[on] Lorenzo de
Mendoza, prelado de aquella diocesis
en un autentico en que da testimonio de verdad de los vestigios dichos;
certificando haber sabido de los indios, que por la resistencia, y mal
tratamiento, que sus maiores hizieron al apostol; les intimo que aquellas
raices de mandioca que naturalm[en]te havian de sazonar en pocos meses, en pena
de su rebeldia, no las lograrian sazonadas en un año, como acontece de
presente.
43. Siguiendo los pasos de el apostol, y los de sus
pies tambien calzados, entra la averiguacion, e informacion, que por el de 1600
se hizo de estas señales, y vestigios por los religiosos misio
{f. 019r} 19
sioneros, que ya los doctrinaban en las que un indio,
ya christiano, de edad de ciento, y veinte años, llamado d[o]n Fernando declara
entre otras cosas, especiales, haver sabido, y ser fama constante entre los
suios haver dexado el s[an]to apostol una pequeña caxuela en un cerro. Y esta
que parecia noticia impertinente,
superflua, y con dificultad verificable; quiso dios incredito de su apostol, y
de la predicacion de su evang[eli]o en estas partes, se verificara, y
demostrara despues de quinze siglos. Y fue quando con asombro, y ruina de las
comarcas, y vecinos revento el volcan de Arequipa, y desfogó su furia por un
cerro cercano a la mar. En este aprieto un pobre trabajador, que por aquellos
valles traficaba, cuidando de una hazienda, vio venir de la cumbre de el cerro
tanta ceniza, que parecia un rio caudaloso: detuvose a que pasase esta avenida
y echando la vista por el valle, se hallo cerca de el cerro una tunica, la qual
no se pudo averiguar si era de lana o algodón, larga, y al parecer inconsutil,
color como de tornasol, y con ella dos zapatos, como sandalias, de tres suelas, y la planta de el interior
estampado el sudor de el pie, y por su tamaño de hombre notablem[en]te
corpulento. Las quales reliquias, supuesta la dicha declaracion, y tradicion,
se tuvieron por de el s[an]to apostol, y alhajas de aquella su zaxuela, que
desurrajó el fuego de el volcan, y consumió. Añaden los que escriben este
hallazgo, que una señora principal, de aquel pais, tenia una de estas sandalias
en un cofre de plata, y que su contacto hacia muchos milagros. Al menos el
v[enerable?] Diego Mares de Oaz, author de aquel libro piadosisimo: De vita
{f. 019v}
vita spirituali afirmó muchas veces haver visto, y venerado esta
saldalia, y decia ser tal el olor, y fragancia que despedia, que dexaba atrás
qualquier olor.
44. Declaró el mismo indio d[on] Fernando en la
anterior informacion, que tuvieron por tradicion constante sus maiores, haver
visto en sus tierras un hombre de grande estatura, vestido al mod, y traje de
ellos, blanco, zarco, que predicaba
dando voces, que adorasen un solo dios, reprehendiendo vicios. Que llevaba
consigo una cruz, y le acompañaban cinco o seis indios, y que los demonios
huian de ello: los quales persuadieron a los indios, que matasen a aquel
hombre, porque de no hacerlo se les seguiria mucho daño, y no responderian sus
oraculos. Que los indios aprehendieron al s[an]to y lo azotaron. Repuso mas
este testigo, y que siempre que al s[an]to le tenian en alguna afliccion venian
del cielo mas aves muy vistosas a acompañarle. Y que ahora, que era christiano,
jusgaba que tenian angeles. Y que dio decir, que despues que lo azotaron
bajaron aquellas hernosisimas /…/ y lo desataron. Y que el s[an]to echando su
manto sobre la laguna navegó, y se fue por ella (tiene esta ochenta leguas de
circuito)
y que pasando por un juncal, que la atraviesa, dexó hecha una senda, o camino
que hasta hai dura, a manera de callejon; el qual es reverenciado de todos,
como hecho, y hallado el s[an]to. Y que estos juncos, o espadañas vian a comer
los enfermos, consiguiendo con ellos la salud. En cuia declaracion tenemos
otras huellas, y camino milagroso abierto por el s[an]to y permanente. Pero
tenemos otras todavia
{f. 020r}
20
45. En la provincia de los chachaporas, a dos leguas
de el pueblo llamado s[an] Antonio, está una laxa o lasca de mas de un estado
de grande altitud, y de latitud mas de dos baras castellanas, en cuio plan se
asmiran estampados dos pies de a catorce puntos cada uno, y como que el
ss[an]to apostol no solo huviese querido estampar los /…/ pies de su
predicacion, y peregrinacion trabajosas sino tambien las expresivas huellas de
su oracion
(mucho mas hermosas que aquellas) se veen tambien dos huecis, o concavidadesm y
en cada una de ellas cabe ajustadam[en]te una rodilla, indicando, que alli se
arrodillaba el apostol, como lleva la tradicion. Al lado de estas
prodigiosisimas señales se halla otra no menos prodigiosa: estampadas no
solamente aquellas rodillas, y pies, sino un baculo, o bordon de dos baras de
largo señalado en la misma peña, y tan peofunda, y vivam[en]te que tambien se
ven señalados sus hudos, denotando que era caña, o vara con ellos, y que el
s[an]to se desocupaba de su baculo para juntar las manos y orar.
46. Tan portentosa es esta marabilla, y tan acreditada
por la tradicion su verdad, que desde su silla arzoispal de Lima arrastró en
peregrinacion a venerarla, y admirarla, como lo hizo puesto de rodillas. Al
reverendisimo arzobispo santo Thoribio Alfonso Mogrobejo, como se lee con
notable edificacion en su vida. Quiso el s[an]to arzobispo transportar esta
laxa a lugar mas decente, y religioso; pero fue imposible moverla. Y que mucho lo intentase un
s[an]to arzobispo q[u]e quando en su gentilidad Colla Tupá, gobernador de
Huascar Inca, entrando a conquistar aquella provincia, emprehendió transportar
a la suia esta
{f. 020v}
esta laxa milagrosa y no pudo. Quierela alli fixa el
s[an]to apostol, para padron de los sagrados pasos, que alli dio, y oracion que
hacia por la reduccion de aquellas gentes. No obstante el gentil Colla Tupá
mandó con celestial instinto, que de alli adelante la venerasen todos los
gentiles.
Y elprelado s[an]to Thoribio mandó hacer sobre ella una capilla para q[u]e
aquellas admirables reliquias estuviesen con las veneracion debida.
47. Vemos confesada esta verdad, y rastos de el
apostol de el señor en estas partes por un santo canonizado, qual lo es ya
s[an]to Thoribio Mogrobejo, y hallase tambien acreditada, y contestada de el
ill[ustrísi]mo d[on] Lorenzo de Cundó, obispo que fue de el Paraguay, quien
afirmó, que en todo lo que abraza su obispado eran irrefragables los vestigios
de haverlo traficado alguno de los s[an]tos apostoles. Que de el Paraguay pasó a las
Chachaporias, de aqui a los Valles de Truxillo, y despues a Cañete. Que por
todos estos lugares son manifiestos los indicios de su peregrinacion trabajosa.
Que en Calango, doctrina de religiosos dominicos se ve otra laxa bien extensa,
y en ella impresos los pies de un hombre de grande estatura, y de ciertos
caracteres en lengua, que acaso (dice) debe de ser griega, o hebrea, porq[u]e
no han logrado entenderla personas, que lo han emprendido. Que preguntados
sobre ello lo han emprendido. Que preguntados sobre ellos los indios mas
ancianos de el pais, contestaron uniformes en que un hombre de grande estatura
blanco, zarco, y crecido de barba, para darlos a entender el poder de el dios,
que predicaba, y ser verdadera su ley, havia hecho con el dedo aquellos
caracteres en la peña, y estampado aquellas señales a la fuerza de su
edificacion.
48. Ates
{f. 021r} 21
Atestigua tambien este ill[ustrisi]mo, que pasando al
Perú el s[an]to apostol mandó a los indios edificasen templo al verdadero dios,
que predicaba. Que le obedecieron, emprendiendo la fabrica y haviendo conducido
mucha paja para hecharle, y reposando a la noche el apostol sobre ella; se les aparecio el demonio
fiero, y enojado, y mandó a los indios, quemasen aquel hombre, ocn aquella
paja, reprehendiendolos de faciles de creer a un estranjero advenedizo, que los
venia a engañar. Vinieron en ello los indios peruanos: dieron fuego a la paja:
ardió toda cogiendo en el incndio al apostol que salió con toda paz por medio
de las llamas, quedando ileso, y los gentiles admirados. Y hasta aquí la
solemne testificacion de el ll[ustrísi]mo de el Paraguay.
49. Y ya que siguien las señales y huellas de el
apostol, nos hallamos en el Perú, se nos ofrece otra milagrosa señal, y otras
huellas no menos admirables; y son las de aquella provincia, que llaman de la
Cruz de la Sierra, habitan esta dos naciones una de indios domesticos dociles,
y mucho mas despues, que comunican hespañoles: la otra de barbaros, soberbios,
montarazes, que hostilizan a los otros comunmente. Viendose estos tan
crudam[en]te perseguidos, y sin razon hostilizados, acordaron hazerles guerra,
y como ya christianos salir a campaña armados de la S[an]ta Cruz, y arbolandose
en sus vanderas.
Pero de modo bien irregular, y que sirvio para manifestacion de ma{s} grande
reliquia y presia. Conduxeron al campo de batalla una losa, en q[u]e se ven
patentem[en]te dos huellas, que decian ser de un s[an]to apostol, que les
predicó la fe en tiempos pasados, y la de a cruz, que tiene tam
{f. 021v}
tambien esculpida en la piedra, como decian haverlo
hecho con el dedo el mismo apostol en signo, y testimonio de la verdad de su
doctrina. Maquina tan rara era la que conducia al campo en defensa suia, y
ofensa de sus enemigos. Lo que sabido por ls hespañoles la traxeron a la
ciudad, y conla veneracion debida la colocaron en la iglesia maior, com cruz, y
prenda milagrosa que pos aquel estraño modo se les aparecia y declaraba.
50. Hizose informacion sobre el origen en ella los
indios, y mohanes (eran los sacerdotes de sus ritos) tener constante tradicion
de sus maiores, haver traficado aquella sierra un hombre santo, con aquel
habito q[u]e ellos usan, que son unas cusmas, y mantas (como se pintan vestidos
los apostoles) con aquellas camisetas, o tunicas estrechas, sacados los brazos,
y luego aquellas mantas, o como sabanas de dos piernas, por capa, sin zapatos,
ni sombrero, ni otra cosa alguna.
Que este estrangero asi vestido plantó en aquella laxa aquellas huellas, y
esculpió con su dedo la cruz. Que por esta causa aquella su provincia, y las
vecinas la usaban y reverenciaban, satisfechos de que, mediante su obsequio, y
reverencia lograban alivio en sus enfermedades, y trabajos, fertilidad, y
buenas cosechas en sus campos, agua en las secas, y todo, teniendo cruces en
sus casas, y caminos, y sacandolas en procesion para pedir a dios lo que
desean, usando de ellas al principio de q[uan]to comienzan, principalm[en]te en
trances de guerra, a la que la conducen, e invocan. Toda esta realcion mandó el
cura rector de s[an]ta Cruz de la Sierra, por mano de el d[octo]r Diego Phelipe
de Mo
{f. 22r}
Molina, Chantre, y provisor de Charcas, el
Lic[enciado] Ceballos, quien la escribe con este abono en su libro Triunphos
de la Cruz.
51. Fortalecese esta misma verdad, y tradicion por lo
que escribio fr[ay] Bernardo de Armentia, religiosos de s[an] Francisco y
comisario de el Rio de la Plata, que en carta dirigida al d[octo]r Juan Bernal
Diaz de Largo, de e Consexo de Indias, y luego obispo de Calahorra, con f[ec]ha
en el puerto de s[an] Francisco de la provincia de Jesus, 1 de maio de 1538
(la q[u]e trae tambien Torquemada) y de que consta la tradicion de haver
traficado por alli el s[an]to apostol, por noticia y tambien profecia de un
indio llamado Itiguara; el qual, mucho antes que aportasen alli los hespañoles,
por mas de docientas leguas de distancia profetizaba, y predicaba a sus
paysanos que vendrian presto verdaderos christianos, hermanos de aquel apostol
s[an]to a bautizarlos, e instruirlos en su fe.
52. Ni se puede decir fue este otro profeta, como el
que quiso Herrera, y Torquemada fuere en Miní, y que profetizase e arribo de
los hespañoles a las partes de Yucatan; porq[u]e aunq[u]e ambos fueron gentiles
pudo dios revelarlo a este, y no a aquel. Y que fuese asi se colige de lo que
uno y otro publicaba, y a lo que dirigia su profecia. El de Miní, que havian de
venir los hespañoles (lo q[u]e por congeturaas le pudo sugerir el demonio
viendolos años antes no muy lejos, y que havian de señorearse de la tierra el
de s[an]ta Cruz de la Sierra, que havian de venir christianos y hermanos de su
primer apostol a darles la yuca y el bautismo: El de Miní enderezó su profecia
a que se hiciesen mantas de algodón (como las que havian de dar en tributo a
los advene
{f. 022v}
venedizos) y que se ofreciesen a los idolos para
darlos a los hespañoles despues (por cierto religiosa oblacion!). De que se
infiere era el demoni el que inspiraba a este profeta. Y siendo asi /…/ seguro
está que la famosa cruz, que alli se halló, y se tiene por obra de el apostol,
se la sugiriese levantar el demonio, que huie como el diablo de la cruz. Al
contrario el otro profeta, anunció es verdad, el arribo de los hespañoles; pero
como hermanos deste primer apostol: encargaba, que los hiciesen bana acogida,
ningun mal, todo bien. Compuso varios cantares (que todavia cantan aquellos
indios en su idioma) ordenandoles guardasen los mandamientos de dios. Que
evitasen la polygamia, o casar con muchas mugeres, como usaban. Que de hacerlo,
lo hiciesen con una solam[en]te. Que no lo hiciesen con hermanas, ni parientes,
sino como observan los christianos. Verdades, que sefiriendose a su primer
apostol, qur hermanaba, con los christianos, comprueban la verdad de haverles
este cathequizado, y predicado.
53. Dexó tambien en esta n[uest]ra America sus
huellas, y las que debemos seguir, y adorar aunque de lexos (Et longe
seguiere et vesticia sempar adorastat.) Marabillosa a la verdad se declara
entre otras una sierra, no muy lexos de Tehuantepeq[u]e por su grandeza, y
altura lleva el nombre de Cempoaltepec, significando en su ethymologia
mexicana, que la componen veinte cerros y [ilegible] su como grados de
su altura, tienese por uno de los montes mas altos de el mundo, y que pueda
hombrear, con el Caucaso. Curiosos que la han montado, y no a lo mas alto de su
cumbre, afirman
{f. 023r} 23
man haver visto desde alli claram[en]te
los dos mares de el sur, y norte y todas sus llanisimas costas, haver
sojuzgado, y explorado la mayor parte de las tierras de Nueva Hespaña; el
volcan de Mexico, Sierra de Perote, llanadas de la Vera Cruz e[tcétera] otros, que montaron la cumbre depusieron, que veian
inferiores a sí las nubes, como mares, que veian llover sin que caiese gota
donde estaban, como que aquel monte se levante sobre las nubes, y como el
Olimpo las exceda. Monte tan singular lo es mas ver las huellas, que estampa,
grandes cigateas,
que casi llegan a dos tercias, una en frente de otra, y ambas, sin duda, de el
apostol, que, o saltó, y se exaltó a gigante a ejemplar de su divino maestro,
para intentar en su predicación aquella cumbre, o ablandando en cera las
piedras, estendió sus huellas a mas de el tamaño de sus pies, si ya no sea las
haia dilatado el diente de el tiempo roedor, y sus precisas inclemencias.
54. Sin ambargo pareceme, veo ya a la incredulidad,
que gestea como reconviniendo a la creencia, y que los s[an]tos
pies de el apostol, que quando mas ha extendido a catorze puntos (que tantos
dixo tenian sus sandalias)
ahora duplica sus huellas a dos tercios pie /…/ yo queria, me dixese, que
repugnancia halla en que, como apuntaba, se exaltase a gigante el s[an]to
apostol? Y que de esta escritura quisiese dios, q[u]e aquí,
por sus altos fines, se ostentase? Ha /…/ contra la fe de las historias, o
averiguados por que fin, con que intento, quiso dios, que el apostol de el
oriente, s[an]
Francisco Xavier apareciera, y se dexase ver como un gigante, quando bautizaba
a los japones? Pues porque, con los mismos o fines superiores, no havia, que su
apostol original, y
{f. 023v}
y que lo fue de oriente, y occidente, creciera aquí a
la misma estatura, y que de esta imprimiese sus huellas? Sea de lo dicho como
fure, los naturales, paisanos, las tuvieron y aun las tienen por divinas;
aunque sugeridas de el demonio, que siempre los arrastró a la supersticion,
haian querido partirlas con él, creiendo disparatadam[en]te que
sea una de dios, y otra de el diablo.
55. Mas cercanas a n[uest]ro Mexico
se dexan ver otras dos huellas amparadas de la misma tradicion, y de el
personage, que con mas expresión, e individuacion de su nombre, corrió aqui por
el mismo apostol, y estampó, e imprimió, en su carrera ya que no su indeleble
doctrina, sus huellas.
La de el pie derecho, se ve aun impresa en una piedra, en el pueblo, que dicen
Ayotla, y la de el izquierdo en otra piedra, en s[an]ta
Catharina, barrio, o pueblo, a la orilla de la laguna de Chalco. Ni se
conntentó con solo imprimir las de sus pies, imprimió tambien las huellas, y
palmas de sus manos, en lo mas contiguo a nuestro Mexico; como indicando, que
aquí havia laborado mas que corrido, y havian tenido mas que hacer las manos,
que los pies.
56. Iba ya perseguido por fin este pregonero
evangelico, e ibase de lo que hoy decimos Nueva Hespaña y “caminando (escribe
Torquemada) contra Tula, camino de Mexico, a la parte de el norte, algo al
norueste; descansó en un cerro, que se halla junto a Tlalnepantla. Y aquí en
una piedra (como que caiera podemos discernir, cansado y fatigado) estampó
(cosa rara!) las manos
{f. 024r} 24
nos, y quedaron alli estampadas.” De modo (escribe
este autor) que de este acaso sino milagroso suceso; vario de nombre aquella
población, llamandose despues Temacpilco, que espresa: lugar en que estampo
las manos un viandante. Y empeña el mismo autor su diligencia, y palabra a
la verdad; afirmando,
averiguó menudam[en]te ser asi, como lleva la tradu[c]cion.
Mas fue la desgracia, que pudiendo (como tan diestro, y perito en la legua
mexicana) extraer, y saber por su nombre (como haremos nosotros despues) quien
fue el dueño, y autor de este portento, se contentó, con solo escribir, no
averiguar. Pero eso se havia de deber a la dicha, no al estudio, como tambien
inquirir (como vamos a hacer) sobre las señales, y vestigios ya expresados; las
noticias de el ebvang[eli]o en estos reynos.
Capitulo VI
Exponense algunas noticias, vislumbres, sino luces,
que de la religión cristiana se hallaron en los antiguos moradores de la
America.
57. Por mas que los humanos vasos, o barros {sic}
conce[ilegible, manchado] q[u]e retengan el olor algun tiempo, y aquel
que se les infundió alguna vez; suele perderse y desvanecerse a tiempo largo.
Maiormente, si deshechos, como quebradizos, los primeros, se trasfiere el
licor, y olor a los segundos: pegase a estos, pero pasando a ellos disminuido
por fin viene a faltar, y tanto, que no queda de ellos ni el olor. El que somos
en christo, y que se nos embutió, o infundió en n[uest]ros
fragiles, si animados, barros quebradizos,
{f. 024v}
padece, y ha padecido iguales quiebras. No solo en el
Nuevo Mundo, en el antiguo, donde esta mas comprobada, y recibida la
predicación de el evangelio; hallaron los autores mas ingenuos, y de juicio,
sensibles quiebras de este gran thesoro, y caudal. El doctisimo franciscano fr[ay]
Alonso de Castro en su trabajado libro: Adversus hareses (lib[ro] 1
cap[ítulo] 13) nos ministra lastimosos ejemplos de estas
quiebras. Vergonzosísimas, escribe, las que diez años antes, que escribiera, se hallaron en ciertas partes
de la Cantabria [tachado] la q[u]e nos
obliga a callar el respecto, y miramiento de no malaquistar n[uest]ro trabajo. Alli podrá verlas el curioso. Como tambien
las que en las Asturias, y Galicia, havia (dice tambien) introducido la
aspereza, y fragosidad de los lugares, la falta de predicadores. Fuera de estos
pozos ignoran los que en la invasión de los moros padecieron los cristianos,
que retirados a un valle guarnecido a altisimos picos, y sierras tres leguas de
Almuñecar, y como doze de Granada, donde llaman los castillejos; se hallaron en
tal desolación, que no se les encontró otra cosa, u indiciio de la religión,
que profesaban, que una campaña, y tal qual seña q[u]e /…/ le
sirviese de insignia. Y finalmente hallaronse (añade) fuera de disputa /…/ casi
un renglón], Christinos en su educación, en su origen,
y encubiertos escondidos, y casi sepultados entre asperisimas, inaccesibles
sierras, y montañas apenas no de religión solam[en]te sino
de reacionalidad la menos culta.
58. Y que nos gritan, y publican estos lastimosos
ejemplares sino la voracidad insaciable de
{f. 025r} 25
de el tiempo, que todo se lo traga, y des[a]parece?
Que mas que la tyrania de el olvido, que todo lo borra, y /…/? El edificio mas
solido, y erguido, sino se repara con tiempo; este mismo lo derrumba, y abate.
El campo mas fértil, sino se cultiva, y escarda, no da grano, sino mala ierba,
y a veces espinas, y abrojos. Forzoso era que quando edificaron el principio
los primeros nuncios de el evang[eli]o se arruinara por falta de reparo; que
quanto sembraron de sus mies, pereciera por falta de cultivo; sin que por no encontrar ni
las ruinas de el espiritual edificio, se infiera que alli no edificaron; ni por
no hallar mas que abrojos y espinas, en el campo, se concluia, que no
sembraron. Milagro fuera, que despues de quinze siglos se hallasen memorias de
lo que se edificó desde entonces; señales de lo que se sembró dede aquel
tiempo. Y es casi milagro igual sino maior, q[u]e de
corridos quinze siglos se hallasen en ambas ameritas, a mas señales, que hemos
producido, las memorias, que ya decimos. Y no menos, que de la religiosidad mas
brillante.
59. Quando el famoso Colon, primero, y unico buzo de
la America (por mas que reclame Americo Vespucio, y sus factores) rebatido de
mar y de diversos colores, saliio a tierra de Cuba por oir misa; llegó un
cacique viejo (dice Herrera dec[ada] 1 lib[ro] 2 cap[ítulo] 14) que estuvo considerando muy atento las acciones
de el sacerdote, la veneracion con que los christianos estaban e[tcétera] y ofreciendole un repuesto de fruta, le trató, y
habló en esta forma, “tu has venido a estas tierras, que nunca antes viste con
grande poder, y has puesto gran temor: sabe que segun lo que aca sentimos hai
dos lugares en la otra vida adonde van las animas
{f. 025v}
mas, y no malo, y lleno de tinieblas; guardado para
los que hacen mal: otro es alegre, y bueno donde se han de apuntar los que aman
la paz de las gentes.
Y por tanto si tu sientes que has de morir, y que a cada uno, según lo q[u]e
acá hiciere, allá le ha de responder el premio, no harás mal a quien no te lo
hiciere. Lo que aquí haveis hecho (hablan de la misa) es bueno; porque me
parece que es manera de dar gracias a dios”. Añadió, que havia estado en la
Española, en Jamaica, e isla de Cuba, y que el señor de aquella tierra, andaba,
como sacerdote vestido. Reflexese aqui lo que sentian aquellos barbaros, y
de donde lograrian estas noticias? Ello es que exhortacion tan prudente, y
christiana no la haria, sino quien estuviese muy instruido en puntos de n[uest]ra religion.
60. El mismo Herrera se empeña (dec[ada] 1 lib[ro] 3 cap[ítulo] 3) en
ponderar el aprecio, que hacian estos isleños, la devocion, y respeto, que
tenian a tres piedras,
que traian consigo la maior parte de los caciques, y como de todas ellas, y
cada una se prometian auxilio, y amparo. La una decian que aprovechaba para los
sembrados; la otra para q[u]e pariesen las mugeres, sin dolor, y la
tercera para el agua, el sol, quando de ellos tenian necesidad. Si en el numero
de estas piedras, efectos, y auxilios de cada una calculaban, como parece, otro
misterio; no lo dice el que les tomó noticia. Si que el almirante Colon las
hiso, sin duda, por preciosas, que envio tres de ellas a los reies católicos, y
que traia consigo otras tres. Y podia sospecharse, que instruidos a su modo de
entender aquellos, barbaros, de la trinidad augustisima, y que hecho hombre la
segunda persona lo parió sin dolor su madre virgen; la traian por quenta, y
recuerdo del misterio.
61.
{f. 026r} 26
Afirma el mismo Herrera (Dec[ada] 2 lib[ro] 3
cap[ítulo] 5) que aunq[u]e tan barbaros estos isleños tuvieron
noticia de el universal diluvio:
en que (decian) “se escapó un hombre con una canoa, con su muger, y sus hijos;
y que de estos se havia multiplicado el mundo. Que en el cielo havia un señor
que hacia llover, y era causa de los demas movimientos celestiales, y que
tambien estaba en el cielo una muger muy linda, con un niño”. Interno hasta los
tlaxcaltecas, de quienes escribió, (Dec[ada] 2 lib[ro] 6
cap[ítulo] 15). “Que estos hombres, que en su gentilidad eran
tan religiosos tuvieron rastro, que havia un solo dios, que era sobre los demas. Que
havia eternidad, creian que havia pena. Que havia angeles. Que havai nueve
cielos e[tcétera]”. Pedro Martir de Angleria, Prothonatario Apostolico,
y de el consejo de su magestad, primer obispo, y cronista de las Islas de
Barlovento; digno de todo credito, por su persona, oficio, y calidad, y por
haver vivido alli en tiempo, que Colon las descubrio; y de quien supo muchas
cosas de las que refiere en su historia; afirma haver venido a sus manos cierto
libro escrito en castellano por un ermitaño catalan de nacion, que llevó
consigo Colon, el qual, porq[u]e andaba vestifdo como religiosos, llamaban
fr[ay]
Ramon, y de cuio libro sacó mucho de lo que escribe, con la satisfacción, que
demandaba el autor de quien copiaba, por haver estado en aquellas islas mucho
tiempo, instruiendo en los mysterios de n[uest]ra fe a
sus regulos, y caciques, con los demas isleños, y haver sabido de raiz sus
constumbres, y tradiciones. Motivo por el q[u]e
escribio dicho libro, que intituló: De los ritos de los indios.
62. Y entre otros que Pedro Martyr le copio, fue que
creian aquellos isleños, un solo dios, invisible, infinito todo poderoso,
a quien sus mayores nombraban: Jocauna: y con el otro dios, que llamaron
Huama
{f. 026v}
maunocon; y que este tenia madre a la qual (acaso por sus privilegios) daban
cinco nombres, cuios significados no huvo despues quien los pudiese descifrar,
punctualm[en]te,
porq[u]e
todos los que sabian aquella lengua, que eran los isleños solam[en]te
acabaron de el todo, como lo llora el s[eño]r
Montenegro, y el de las Casas. Con todo nos dexaron el consuelo, y noticia de
haver sabido, y preservado entre ellos dos articulos de n[uest]ra fe: el primero de los que pertenecen a la divinidad,
y el primero tambien de los que hacen a la s[an]ta
humanidad. Y el consuelo tambien de que el demonio que los arrastró, y enredó
en supersticiones tan ciegas no sería, ni les pudo ser autor de esta fe.
63. Menos lo sería de los que se halló internando a
Yucatán. El famoso clerigo diacono (que tal vino de Hespaña a la Hespañola)
primero sacerdote (segun Oviedo, que se ordenó en la America; despues
fervorosisimo religioso dominicano, luego obispo de Chiapa, Ill[ustrísi]mo d[on] fr[ay]
Bartolome de las Casas, o Casaus, y por fin, renunciado a la mitra, morador en
un convento de Madrid, por seguir mas de cerca la causa, y libertad de los
indios, que siempre defendió con ardor: refiere en una apología escrita de su
puño, y que se guarda en el convento de S[an]to
Domingo de Mex[i]co
refiere, digo, que desembarcando en la costa de Yucatanm de paso para si ob[is]pado,
se encontró alli un buen clerigo de madura edad, bastante instruccion, y
pericia en el idioma de los indios (ya los havia alli, y de tales prendas
entonces) a quien encargó que mientras el lo hacia en su capital, predicare,
instruiere, y visitase su obispado: lo que haviendo hecho dentro de un año, le
notició haver hallado entre sus indios diocesanos muchas verdades de la
christiana religion
{f. 027r} 27
gion. Y que un señor principal le afirmó que ellos
conocian, y creian en dios, que estaba en el cielo. Que el padre havia criado
los hombres, y todas las cosas, y que el hijo (a quien tambien, como al padre
daban nombre propio en su idioma) nacio de una doncella virgen, cuio nombre
parecia corrupto de havia, y que estaba en el cielo con dios, y que la madre de la virgen
se llamaba Ichel: dios padre Yzona; el hijo: Bacab, y Echuah,
el espiritu s[an]to.
Que a Bacab que es el hijo) lo mató Repuco (que era acaso Poncio Pilato)
y lo hizo azotar, y le puso una corona de espinas. Que lo puso, tendidos los
brazos, en un palo. Y no entendian, que estaba clavado, sino atado (como que no
conocian metal de hierro, ni clavos) y que alli murió y estuvo tres dias
muerto, y al tercero tornó a vivir, y se subio al cielo. Y que alli está con su
padre. Y que despues de esto vino Echuah, que es el espiritu s[an]to
y hartó la tierra (Replevit orbem terrarum) de todo lo que havia
menester.
64. Pare aquí el discurso y reflexione, si entre las
mas cultas, y ladinas gentes de el mundo despues de quinze siglos de anunciada,
se hallaría creencia, y noticias mas individuales de n[uest]ra fe,
ceñida, y ordenada en el símbolo que compusieron los apostoles? Y si ninguno de
estos, o sus inmediatos discipulos instruieron en ella a estos barbaros, quien
despues, o por donde los instruió en ella tan a fondo? Pero desentrañemos mas
la narración. Preguntados despues los naturales que significaban los tres
nombres, que daban a las tres divinas personas?
Dixeron que Yzona quería decir: gran padre; Bacab, el hijo, y Echuah
el espiritu s[an]to
mercader (ellos alla entenderian su trato y contrato, comercio de dones,
y frutos) Veo que tutores, y graces, como el Cartuxo Salazar (Discurso 16, Cap[ítulo] 3.) y el dominicando Malvenda (De Antichristo lib[ro]
3, c[apítulo] 21.)
{f. 027v}
lib[ro] 3, cap[ítulo] 21) se
empeñan en extraer la significacion de estos nombres, amontonando ethymologias
griegas y hebreas. Puso constancia de el significado claram[en]te
e ignorando el idioma de aquellas tierras, parece nos debemos abstraer de este
trabajo o no dar otra significacion arbitraria, y que coincida mas con la
verdad, con el antojo. Por lo que debemos seguir la narración, y lo que
aclararon los indios. Preguntados por fin de donde tuvieron tales
conocimientos, y noticias? Afirmaron que sus mayores, padres de familia, y
caziques; lo enseñaban de este modo a sus hijos, y que asi descendia de mano,
en mano, y por tradicion, esta doctrina. Dixeron mas: y que en tiempos muy
anteriores (como que de alli la huviesen aprehendido) vinieron a aquella tierra
veinte hombres, cuio caudillo tenia por nombre Cocolcan, que traia ropas
largas, y sandalias por calzado; de baraba larga, y las cabezas descubiertas, y
que estos mandaban, que se confesasen las gentes, y aiunasen. (Notemos el
arribo de estos hombres a Yucatan, y su provincia, por lo que nos servirá
adelante). Finalm[en]te todo esto escribe, y de su propio puño
un sugeto de tanta instruccion, y experiencia en las primeras vistas de las
indias, como el Ill[ustrísi]mo Casas! Reflexese, por donde pueda
flaquear su asercion? II
65. Lo que de los de Yucatan el s[eñor] Casas, escribe de los indios de Nueva Hespaña el
diligentisimo fr[ay] Geronimo Roman en la segunda parte de su
republica de los indios occidentales.
Que tuvieron noticia de la creación de el mundo y de el diluvio. Que havia en
la otra vida infierno, y que se daban en el tormentos atrocisimos. Que en el
fin de el mundo havia de haver otro juicio ultimo, como huvo en el diluvio, y
que este havia de ser
{f. 028r} 28
de ser de fuego. Que han de [ilegible todo un renglón] turas. Que se [ilegible] la luna,
y el sol. Que finalm[en]te ha de tener fin este mundo, y que no lo
han de tener las almas, sino que son inmortales. Y asi se vera este autor, que
estas, y otras cosas conservaron en sus mapas, y pinturas, y que casi todas zelosos
indiscretamente aquellos primeros religiosos, afanando destruir la idolatria,
se las quitaron, y quemaron, teniendolas por sospechosas. Tanto los cegaa la
aprehe[n]sion
concebida, y arraigada de que a estas partes no havia jamas llegado la noticia
de el evangelio.
66. No padecieron semejante ruina, o incendio otras
pinturas, y otros mapas de que nos testifica Torquemada (3 part[e]
lib[ro]
1, cap[ítulo] 49) quien sin embargo de la opinion, que sigue, y
promueve sobre que antes de venir sus religiosos, no huvo rastro, ni noticia de
el evangelio en las indias; compelido de la verdad se vio obligado a escribir
el capitulo, que rotula:
“De algunos rastros, que se han hallado de que en algun tiempo huvo en Nueva
Hespaña noticia de n[uest]ra fe”. El que desempeña en esta forma. El
gran siervo de dios, exemplarisimo religioso franciscano, fr[ay]
Francisco Gomez, joven, que traxo de Hespaña, quando volvio consagrado el s[eño]r Zumarraga; su familiar, y secretario; y despues, y a
su ruego, de el virrey d[on] Antonio de Mendoza, que se lo arrancó al s[eñor] Zumarraga; tan virtuoso en el siglo, que renunciando
tan honorficas ocupaciones, y esperanzas, se refugió a la religion de s[an]
Francisco, en la que trabajó muchos años enseñando, y doctrinando a los indios,
con superior pericia en sus idiomas, y que aun vivia quando acabó de escribir
Torquemada; dice le hi
{f. 028v}
le hizo una satisfacción concebida en esta forma.
67. Que viniendo de Goathemala en compañía de el s[an]to
varon (asi lo llama) fr[ay] Alonso de Escalona; pasando por el pueblo
de Nexapa, admiración de dominicos de la provincia de Oaxaca; el vicario de
aquel convento les mostró unos papeles pintados, que havian sacado de unas
pinturas antiquisimas, hechas en unos cueros largos rollizos, y muy ahumados:
donde estaban (dice) tres, o quatro cosas tocantes a n[uest]ra s[an]ta
fe, y eran: la madre de n[uest]ra señora, y tres hermanas suias (acaso
serian las tres Marias, y aquella la madre de d[io]s) que
las tenian por santas. Y la que representaba a N[uestr]a s[eñor]a tenia cogido el cabello, como las indias
aconstumbran, y en el nudo, que cae para atras, una pequeña cruz, indicando su
santidad: y que de ella havia de nacer un gran profeta; que havia e venir de el
cielo y lo havia de parir, sin aiuntamiento de varon quedando ella virgen. Que
a este gran profeta lo havian de perseguir los de su pueblo, lo havian de
querer mal, y matarlo crucificandolo en una cruz. Y asi estaba pintado
crucificado, y tenia atadas las manos, y los pies en la cruz, sin clavos.
Estaba tambien portado el articulo de la resurrección, como havia de resucitar,
y subir al cielo. Testificaron los padres de Nexapa, que hallaron estos cueros
entre unos indios que vivian a la costa de el sur, los quales contaban que sus
antepasados les dexaron memoria: la que no sabiendo ni pudiendo saber, si se
havia, o no, verificado? No pudo ser profecia, sino historia; y pudo y sera
facilm[en]te
traducir por preterito el futuro, y por
{f. 029r} 29
por suceder, lo sucedido: lo que mejor haria un
apostol, que un profeta. Y quando huviese sido profecia, quien cuidó de darla
anticipada, cuidaria de anunciarla cumplida.
68. Produce alli mismo otra testificacion Torquemada.
Y si la que, dice, le dio firmada de su puño, fr[ay] Diego de
Mercado, padre grande, definidor de esta su provincia de el s[an]to
evangelio, y uno de los mas ejemplares, y penitentes de su tiempo: quien
testificó, que tratando con un indo otomí,de mas de sesenta años de ed[a]d,
y tratando sobre puntos de religión, le declaró, como ellos en su antigüedad,
tenian un libro, que venia secesivam[en]te de padres a hijos en las personas
maiores. Y que para guardarlo, e instruir en lo que contenia, tenia personas
señaladas.
Que en este libro tenian por cada plana escrita do[c]trina en
dos columnas, y que entre una, y otra estaba pintado Christo S[eñor] N[uestro] puesto en la cruz, y con rostro, como
enojado, por lo que ellos creian que los reñia (quizá por haver olvidado su
doctrina) Que por reverencia, y respecto no ojeaban dicho libro con la mano,
sino con cierta varilla, que guardaban con el. Que repreguntando al indio sobre
el contenido de el tal libro, no le supo dar otra razon, sino que si no se huviese
perdido (como afirmó, haverse pudrido donde lo enterraron, quando entraron los
españoles) veria como la doctrina que el les enseñaba era la misma, que alli se
contenia. Añadio que ellos tambien tuvieron noticia de el diluvio, y que solas
siete personas se salvaron en el arca, y que todas las mas perecieron con todas
las aves, y animales. Testificaba el mismo religioso por sus dichos que
tuvieron notica aquelloa indios de la embaxada de le angel, a N[uestr]a S[eñor]a que explicaban, diciendo, que una cosa
muy blanca, como pluma, caio de el
{f. 029v}
de el cielo, y una virgen la cogió y abrigó en su
seno, y quedó asi preñada. Lo que estos dixeron de el diluvio dixo el mismo
padre Mercado, q[u]e le aseguraron los indios achier, en
Guatemala; y que tambien lo tenian pintado en sus mapas. No parece pueda
decirse mas. Pero lo dirá el siguiente
CAPITULO VII.
Otras noticias de la ley evangelica halladas en esta,
y no pocas en la America meridional.
69. No tienen que quexarse los incredulos, y curiosos
de no haver hallado escritos de n[uest]ra religion entre los indios, en prueba de
haverseles predicado el evangelio, antes qe aportasen los hespañoles.
Faltaronles las pruebas a escribirlo; mas no los pinceles a pintarlo. Y como
que los huviese enseñado el gran pontifice s[an] Gregorio
(cap/…/] perlatum de consecv.) que el mismo
oficio hacen las pinturas a los qe vean, que la escritura a los que lean; sin
tratarlos de idiotas (Hoc idiootis facit pictura) les dieron a ver, lo
que de ningun nodo podian leer: les dieron, digo mapas, y pinturas, por
escritos. Vimos ya muchos de los misterios de la fe conservados entre ellos en
pinturas. Veamos ahora entre los mas rudos indios zapotecas pintados, y guardados
muchos mas. Y tantos, que eran, como un libro entero, y como una Biblia de
figuras, depusieron los religiosos de s[an]to
Domingo, quando entraron a onvertir, y doctrinar aquellos pueblos. En el de
Quichapa certificaron, y dieron por escrito haver hallado en poder de el
cazique de aquella tierra dicha Biblia encuadernada de figuras solam[en]te
y que por tradicion se iban {f. 030r} 30
se iban enseñando unos a otros los indios lo que
significaba, y pintaba. Llamaron la Biblia (dicen aquellos religiosos) por
contener en si muchos de los mysterior de la nuestra.
70. Asi dicen, se admiraba pintada la creación de el
mundo, y el diluvio: la torre de Babel, y transit de los hijos de Israel de el
cautiverio de Pharaon.
Alli la Anunciacion de N[uestr]a S[eñor]a y esta
vestida al traje, y moda de las indias, sentada y texiendo una tela, como ellas
(expresión de haver entendido de quien les predicó el misterio, una doncella
honesta, y oficiosa) sobre su cabeza a distancia, una como paloma, entre
resplandores, o rayos, sobre que preguntados de los religiosos, respondieron
los indios: que aquella muger havia sido una doncella, que havia parido al hijo
de dios, y que aquellos resplandores, o rayos que ellos llamaban xipibistao,
queria decir espiritu (s[an]to o) de dios, en vista de
demostraciones tan claras afirman los religiosos que clamaron (y acaso con s[an]
Pablo en Athenas) eso que ignorantemente adorais, es lo que os predicamos, y
anunciamos (Quod ergo ignorantes eglitis hoc ego anuntio vobin act/…/ c. 17
v. 23) y sirviendoles de cartilla aq[ue]lla
Biblia les fueron, dicen, declarando los myaterios de n[uest]ra
redempcion, y articulos de la s[an]ta fe, a que con mas facilidad se
convirtieron, como depuso, entre otros religiosos, fr[ay] Domingo
Guilelmo, varon, dicen, santo, y extremada lengua en la provincia zapoteca.
71. Ni solo trabajó la pintura en instruir a los
indios de Nueva Hespaña antes que aportasen europeos; sudó tambien la escultura
o estatuaria. En las provincia de Guatemala, a dos leguas de el pueblo de Petapa,
{f. 030v}
pa pa, administración de dominicos, se halló una capilla, o [ilegible], donde consertaron los indios a su doctrinero fr[ay]
Francisco de la Guardia, estaba una imagen de muger hecha de piedra, a la que
llamaban por antigua tradicion La Reyna. Y hasta el dia llaman a aquella
capilla o lugar de la Señora Reyna:
dexanso a discurrir que el s[an]to apostol, que les anuncio el evang[eli]o hizo otra aquí, como Santigo en Zaragoza; labrando
aquella capillita, y labrando tambien de piedra la imagen de N[uestr]a S[eñor]a, que colocada alli lo patrocinase a el, y
a sus clientes: doctrina, y favor, que olvidaron, no obstante que hasta las
piedras lo clamasen.
72. No son menos de admirar otras estatuas, y figuras,
que hacen a n[uest]ra religión, y se hallaron en varias partes. Azia la
Villa, que dicen Nexapa, en tierra de Tehuantepec para el norte estuo, y está
de manifiesto para todos asi seglares, como religiosos; indios, como españoles
una como cueva,
o nicho, en una peña sumam[en]te elevada, y que baña el sol desde que
nace: y en lo interior de la cueva que forma al parecer mas por naturaleza; que
por arte; se registra una imagen, o estatua, como de un religioso dominico, con
sus habitos, cerquillo y corona; y a sus pies una india, como que se está
confesando, rebozada de un paño muy grande, a manera de mantellina. A esta,
pues, mysteriosa figura, que parece se formó de perspectiva, según de lejos se
observa mas perfecta, que de cerca; que poseian de tiempo inmemorial aquellos
indios; como acaso contra la intencion de su author huviese degenerado en
idolo, ofrecian sacrificios principalm[en]te los vecinos de Tlacotepec, pueblo
{f. 031r} 31
que está al pie de estotro risco. Pero aquel señor que
confecciona triacas de venenos, y hace de la enfermedad medicina; trazó como
aquel ya idolo, fuese predicados de su fe; pues según depuso, y expuso por
escrito fr[ay]
Diego de Azebedo religioo grave de el orden de predicadores, y provincial, que
fe de aquella su provincia; sirvió mucho para persuadir la cnfesion sacramental
a aquellos barbaros (y que sabemos si esta fue la intencion de su author) de
modo, que viniese a confesar, que aquellas imágenes significaban los mismo, que
les persuadian, y predicaban sus ministros. Motivo porq[u]e prevalecio
y prevalece entre ellos el nombre de fray Peña, que le dieron.
73. No parece de n[uest]ra
obligacion averiguar el origen de estatuas tan extrañas. Pero supuesto, que el
comun enemigo no havia de ser el espiritu lapidifico, que quexase, en estatua,
sacramento, que la havia, asi la naturaleza: nos hace pensar, que algun
apostol, o predicador de el evangelio, que lo anunció, por estas partes;
hiciese aquella espiritual travesura depositando en aquel nicho, o cueva,
expuesto a la luz toda de el sol; una profecia, como de bulto, de lo que havia
de suceder con el tiempo, y que los religiosos de el orden de predicadores,
quienes luego se encargaron aquellas administraciones; havia de administrat (como
administraron, y administran) el sacramento de la Penitencia a aquellos
neophitos; sacandolos de su idolatria, y de la que havian hecho de su misma
abultada profecia. Favor, que no parece desproporcionado hiciese la Divina
omnipotencia con
{f. 031v}
con seis hijos, quando, enfavor tambien de la iglesia,
hizo, que mucho tiempo antes, que naciera, apareciese la estatua de su padre, y
patriarca s[an]to
Domingo, acompañada con la de el apostol S[an] Pablo en
la portada, y nichos de aquel templo. Arcanos, todos sobre q[u]e
cada qual discurrirá como quiere.
74. Como lo hará tambien con varias estatuas, e
imágenes, que se hallaron en otras partes. En los cendales, provincia de
Chiapa, junto al pueblo, que se dice Ocozingo, veinte y dos, o veinte y tres
leguas de Chiapa de los Hespañoles;
se encuentran edificios antiquisimos, y en ellos figuras de hombres gigantes,
de grande estatura, armados de la misma piedra, o esculpidas de ella misma sus
armas, y entre ellos algunos vestidos de dalmaticas, otros con mitras. Preguntados
los indios de sus religiosos ministros no saben dar otra razon sino que
aquellas figuras eran de otras gentes de diferente nación, que la suia. Lo
mismo respondian los serranos, y otros indios de Nueva Hespaña quando se les
inquiria sobre el modo de cortars el cabello? Y porque se hacian coronas
semejantes a las de los religiosos? Ni parece dexan otro cao al discurso a
salir de este laberinto, si no que el predicador de el evang[eli]o que natural y necesariam[en]te
congregaria algunos o muchos discipulos los iria dexando instruidos (como
hicieron otros apostoles) y les asignarian donde instruiesen; y estos, u otros
practicando su doctrina, y enseñanza propagarian estas señales. Pero este quede
o a consideracion mas acatada.
75. Ibamos ya a entrar en la otra America pero
saltaremos al Nuevo Reyno de Granada po no discontinuar la materia, y traer mas
pie
{f. 032r} 32
piedras, e imágenes. Aquí, y en a cumbre de in cerro
mu alto, que está a la parte de el Valle, que dicen Ytozo de la provincia de
los musos; se halla una losa, y en ella impresas huellas de pie humano: las que
pueden acumularse a las otras, y decidir sin la menor violencia ser de aquel
heroe incomparable, que para perpetuar las huellas de su evangelica predicación
en este Nuevo Mundo, hizo cera de las lajas mas duras, e hizo al duio, estilo
de sus pies a gravarlas: hizo, u enseñó a hacer cincel de sus manos para
esculpir estatuas, e imágenes: y son las que se hallaron en una provincia, q[u]e
llaman Huane, termino de la ciudad de Velez, jurisdicción de el
corregimiento de Tiunxa,
junto al repartimiento de los indios, que dicen Tozaregua. Aquí pues, y en un
valle, que está como encaxada, que tendrá dos baras, y media de alto, y de
ancho cerca de dos baras: en la que estan como de medio relieve gravadas tres
figuras de hombres vestidos igualm[en]te ya l trage, que observan los indios: a
que ocupa el medio se distingue de los dos colaterales en que tiene la barba
crecida, y por calzado sandalias. A los pies de estas figuras se hallan
gravados cinco renglones, cuias letras, o caracteres no han logrado leer, bien
qu la curiosidad lo haia emprendido, y a por la estrañez de su idioma, ya por
estar gastados, y casi borrados a las inclemencias de el tiempo.
76. Sobre emblema tan raro ha podido solam[en]te
averiguarse, conforme a la narración de los indios ancianos, y tradicion de sus
mayores, que un cazique
{f. 032v}
que de aquella provincia de Huane, lamado Chocata hizo
gravar aquellas figuras muchos años antes, que viniesen alli los españoles,
radicion, que o se ha de reducir al tiempo de el mismo predicador evangelico, o
al de algun de sus coetaneos, y mas inmediatos discipulos, para concordar de
esta manera, que los indios, que nunca supieron escribir, y solo hisoriaron por
tradiciones, mapas, o pinturas; lo hiciesen alli por caracteres, y por letras.
Convienen en este mismo pensamiento los que afirman ser la figura principal, o
de el personge, q[u]e está en medio de algun apostol, o
discipulo, que alli llegó a predicar el evang[eli]o y
fundanse los que asi discurren en que aquella su imagen a mas de tener crecida
la barba, y sandalias, por calzado; tiene en la mano isquierda un libro cerrado
(indicio de que sabia leer, y enseñaba) y las dos figuras de los lados (que son
de indios al parecer, y aunque sin barbas, y lampiños, encabellados como la
otra) son de discipulos, que instruió, o compañeros, que conduxo. Algunos (con
el leve fundamento, que veremos n[úmero] 152) quieren fuere s[an]
Bartholomé el que aquí predicase, y enseñase, y que tambien lo hiciese en el
Perú. Pero bastanos, que fuese algun apostol.
II.
77. Veamos ahora (huviese sido este, u aquel) la
doctrina, y señales q[u]e dexó en el Perú. Y empezando por dios, y
en su nombre, se nos presenta el de Pachacamac, que universalm[en]te
le dieron en aquel vastisimo imperio: nombre, que según su significación
rigoroza no podia representar idolo alguno, ni otro personage, u heroe, a quien
por sus proezas, o beneficios recibidos le
{f. 033r} 33
huviesen consagrado apotheosis, o deificado por sus
obras. Significaba, si, y representaba, lo que no conviene, ni puede convenir
sino al verdadero dios omnipotente, criador de el cielo, y de la tierra: al rey
de los siglos, inmortal, eterno, invisible, que está, como en proprio solio, en
los cielos; y alli principalm[en]te manifiesta, su soberania, y magestad: el que haze (según la
ethymologia de su nombre) con el mundo los oficios, que l’alma, con el cuerpo,
ya sea visible, ya invisible: rendas tan divinas, atributos tan soberanos, que
no se hace creible se los atribuiesen tan uniformem[en]te
aquellos barbaros, sin que algun apostol, o predicador mui ilustrado los
instruiese en ellos muy a fondo. Y mas quando estos mismos atributos, y estas
orendas les inspiran azia dios tanto respecto, y reverencia, que se deshacian,
y casi se anhiquilaban a su vista. “Tenian este nombre (confiesa el inca
Gracilazo) en tan grande veneracion, q[u]e no le osaban tomar en la oca: y quando
les era forzoso tomarle, era haciendo afectos, y muestras de grande
acatamiento, encogiendo los homros, inclinando la cabeza, y todo el cuerpo,
alzando los ojos al cielo, y bajandolos al suelo; levantando las manos aiertas
en dercho de los hombros, dando besos al ayre; señales todas de suprema veneracion,
y adoración, y de que partian algunas, con su rey, y con el sol”.
78. Adoraban tambien a este planeta. Pero con tanto
menor respecto, y reverencia; q[u]e a su Pacha Camac, o sustentados de el universo
nunca se atreverian a nombrar, y nombraban al sol a cada paso. Preguntando
quien era ese su Pacha Camac respondian luego que era
{f. 033v}
era el que daba vida, y sustentaba al universo. Pero
que no le conocian ni havian visto (no fuera tan dios si le vieran) y que por
eso no le hacian templos, ni ofrecian sacrificios. Pero que le adoraban en su
corazon, y le tenian por dios no conocido. Dabanle, respecto de los
athenienses mejor templo, y no hecho de mano como les predicaba s[an]
Pablo; sino en sus corazones, en donde habitaban por esencia; y donde al mismo
dios no conocido, y no ignorado, le vaniaban ara, sino templo. Esto mismo dice
Augustin de Zarate, que respondio el ultimo rey inca, e infeliz Atahualpa, a fr[ay]
Vicente de Valverde quando proximo a morir le catequizaba, y persuadia, que
Christo S[eñor] N[uestro] era el criador de el universo. A que
(dice) respondio el inca: que el no sabia nada de aquello, ni que nadie criase
nada; sino el sol, a quien ellos tenian por padre, y a la tierra por madre, y a
sus Guacas. Y alli havia se. De los que se colige que aun sobre el sol, la
tieral y sus Guacas, le tenian reverenciaban, y adoraban por hazedor de todas
las cosas: y que la adoración, quedaban al sol; la reverencia, y reconocimiento
a la tierra era por lo que visiblem[en]te les beneficiaba, y producia.
79. Y que esta, buena aunque encizañada semilla,
huviese sembrado en sus almas labrador sagrado, y evangelico lo declaró el
mismo demonio, que como hombre enemigo, sembrada aquella, les trazó sombras
otra zizaña. Persistiendo en su loco, obstinado atrevimiento, de ha
{f. 034r} 34
hacerse semejante al altisimo; vienelo antes, que
estos indios se podian convertir y despues, que se iban convirtiendo para que,
ni aq[ue]llos lo hicieren, ni estos perseverasen; arbitro sugerirles la verdad
con capa de mentira, y estas con capa de verdad. La verdad: que era el
verdadero dios, Pacha Camac, y el que predicaban los christianos: y la mentira:
que es (el de demonio) era ese mismo dios Pacha Camac, y que era tambien uno y
otro. Así lo tiró a persuadir en el valle, que nos llaman Pacha Camac, por el
famoso templo, que allí edificaron despues a este su dios no conocido, y lo
persuadio a algunos de sus familiares, y secuaces, para tenerlos en su
esclavitud como lo atestigua Pedro de Cieza de Leon en su demarcacion del Perú
(cap[ítulo] 72) y fr[ay] Geronymo Roman en su Republica de las Indias
Occidentales (lib[ro] 1 cap[ítulo] 5) y esta fue la causa para que estos, y
otros autores, ignorandolo la propria significación de este nombre; Pacha
Camac, se lo atribuyesen al demonio.
80. Dixo, pues verdad este enemigo, diciendo que el
dios de los christianos, y el Pacha Camac era uno mismo; por que a la verdad,
el animo, e intencion de los indios peruanos fue dar este nombre al sumo dios,
que da vida, y ser al universo como lo expresa, y significa el mismo nombre. Y
mintió al fin, como demonio, en decir que el, y Pacha Camac era un dios mismo;
porq[u]e el animo de los indios nunca fue dar este nombre, y su realidad al
demonio; a quien no llamaban, sino Zupay, nombre, que propiam[en]te dieron
al diablo, y
{f. 034v}
y para nombrarlo escupian primero en señal de
abominacion, y desprecio “Este es el nombre (dice oportunam[en]te Garitazo
(p[arte] 1 lib[ro] 2 cap[ítulo] 2) y el de Pacha Camac, que tanto aborrecen lo
historiadores españoles, por no entender la significacion de el vocablo. Y por
otra parte tienen razon; porq[u]e el demonio hablaba en aquel riquisiomo
templo, haciendose dios, y tomandolo para si. Pero si a mi, que soy indio
christiano catholico, por la misericordia de dios, me preguntaran ahora: como
se llama dios en tu lengua? Diria Pacha Camac; porq[u]e en aquel general
lenguaje de el Perú, no hay otro nombre para nombrar a dios, sino este”. Y asi
este nombre, digo yo, dieron a dios los indios en su lengua, lo que significa,
y ellos quisieron significar, y entendieron, se los dio, y explicó ministro
evang[éli]co en la suia.
81. Como es tambien de creer, que, quien (como a los
de athenas s[an] Pablo) les intimó que eran obra de d[io]s por creador suio.
Que nada distaba de ellos mismos. Que en el vivian, tenian su ser, y
movimiento, con los mas que conviene a dios otro; los predicase, e instruiese
tambien, que este mismo dios eta trino, según los indicios, y expresiones, que
se hallaron entre ellos de el mysterio.
Hizose informacion, que authorizaron sacerdotes, y que menciona Acosta y
refiere (lib[ro] 5 cap[ítulo] 27) de haverse hallado entre sus adoratorios, o
huacas, que llamaban, donde los indios adoraban a Tanca Tanca; idolo mysterioso
de que afirmaban que en uno eran tres, y tres en uno. Quisieron
{f. 035r} 35
ron expresarlo mas de vulto, según el mismo Acosta, en
tres estatuas representativas de el sol, uniformes, y semejantes; y solo
distintas en el nombre, que decian Apu Inti, Cari Inti, y Inti
Huauqui: y con que, dice, querian significar: el padre, o señor sol;
el hijo sol,
y el sol, hermano, o compañero. De el mismo modo, y con la misma
relacion entendian, y nombraban las tres estatuas de chuquilla; dios,
que reverenciaban de el /…/, arbitro de los truenos, lluvias, y nieves y al que
lamaban: dios padre, hijo, y hermano o compañero en la deidad: ya que no
expresión, corrupcion de lo que oieron sus maiores, y entendieron despues sus
decendientes de la trinidad augustisima. Pero sea dios fin de este, e
indviduemos a otro
CAPITULO VIII
Otros rastros de nuestra creencia, y religión, que
tuvieron los indios peruanos, y algunos mas entre lo mexicanos.
82. Nada mas prueba,
y acredita las noticias, que tuvieron de el verdadero dios los amautas, e
indios d el Perú, que las noticias, que tuvieron tambien de otras verdades, y
mysterios de la religión. De la creacion de el mundo la tuvieron expresa y
constante: bien que, o por ignorancia, u olvido, o tambien por industria de el
demonio le mezclaren algunas fabulas sobre el verdadero criador. Generalmente
la atribuieron al verdadero dios, Pacha Camac: algunos al Dios, que llamaron:
Ticu Viracocha (nombre, y deidad facticia, y ficticia) otros a un hombre
{f. 035v}
bre llamado con (acaso al que se las predicó, y
enseñó) que decia vino por el norte, y que era muy agil, y ligero; porq[u]e no
tenian huesos en su cuerpo. Dirianlo por lo que corria, volaba, o se elevaba
(como aconstumbró el s[an]to apostol) crecieron tambien la inmortalidad de de
las almas, y que despues de esta vida mortal los buenos tendran gloria, y los
malos pena. Y esta constante, no por sola desnuda narración, sino por prolija
averiguaron, que hizo de estas, y otras verdades semejantes el lic[enciado]
Polo estando de corregidor en el Cuzco, a quien /…/ casi todos autores de aquel
reyno [ilegible] Cieza, Roman, Acosta, Malvenda: y /…/ dos el inca Garcilazo de
la Vega, cuio es el texto, que se sigue.
83. “Tuvieron los incas Amautas (eran sus philosophos,
o sabios) que el hombre era compuesto de cuerpo, y anima, y que l’anima era
espiritu inmortal, y que el cuerpo era hecho de cierras porque le veian
deshacerse en ellas y asi le llamaron allpacamahca que quiere decir tierra
animada. Y para diferenciarle de los brutos, le llamaban ruma, que
es hombre de razon, y entendimiento; y a los brutos en comun llaman: Llama,
que quiere decir bestia. Dieronle lo que llaman anima vegetativa,
porq[u]e las vieron crecer, y sentir, pero no reacional, creian que havia otra
vida despues de esta, con pena para los malos, y descanso para los buenos.
Dividian el universo en tres mundos; llaman al cielo Hanan Pacha, que
quiere decir mundo alto, donde decian que iban los buenos a ser
premiados de sus virtudes. Llamaban Itaria Pacha a este mundo de la
generacion, y corrupcion, que quie
{f. 036r} 36
quiere decir mundo bajo, llamaban Veu Pacha
al centro de la tierra, que quiere decir: mundo inferior, de alla abaxo,
donde decian q[u]e iban a parar los malos. Y para declararles mas, les daban
otro nombre, que es zupay pa aucin, que quiere decir casa de el
diablo. Vease si noticias tan indviduales de lo que sabemos, y creemos los
fieles, podia haverlas intimado a gentiles, quien no las supiese, y predicase?
84. Creieron por fin estos indios, que el mundo ha de
tenerlo, y con grandisimas señales. Que precederá una gran seca. Que el sol, y luna, que ellos
adoraban, perderian su luz, y se obscurecerian totalm[en]te en cuia fe quando
acaecia algun eclipse, de sol principalmente, llorabn (como notaron Levino
Apolunio, y Gomara) y daban grandes gritos, y alaridos extremadamente
persuadidos a que acababa el mundo con todos. Y ya se ve tambien, que esta su
creencia tan terminante a evang[eli]o no la podrian tener, ni conservar, sino
se les tuviese anunciado, y predicado. A esto añadian, que havia de preceder al
fin de el mundo un fuego, e incendio tan voraz, que todo lo havia de acabar, y
consumir. A los quales les podemos agregar otros articulos de mas difícil
creencia, aun para entendimientos mas cultos, y advertidos. Y ninguno mejor que
el de la resurreccion universal.
85. Ya se sabe, y no sin grande compasion quanto
desbarraron sobre este articulo los primeros philosophos, y sabios: hasta
creer, y sembrar entre los griegos, su Pitágoras el grandisimo error de la
transmigracion de las almas, queriendo por su antojo, y persuasion, que pasase
la de uno a otro cuerpo, y con tanta facilidad, y libertas, como
{f. 036v}
mo quien por antojo, /…/, a intemperie, se sale, y
muda de posada. Pareciales el de la resurreccion de la carne, negocio tan
imposible, y formidable, que aun el gran Pablo, que, preparando al supremo juez
los estrados, la quiso persuadir con toda fuerza de humana y divina
eloquaencia, y a un theatro de tanta instruccion, como el de Athenas, padeció,
si repulsa no, demora en su creencia. Y en el que authorizabas los reies
agripa, y Berenice, con el proconsul Paulo Festo, y multitud de concurrentes, se tuvo por exceso de mania,
lo que no se podia negar sabiduría; y las verdades ardientem[ent]e persuadidas,
por locuras, y fatuidades. Tal se tenia entre entendimientos desnudos de la fe,
la resurreccion de los muertos¡ motivo para q[u]e el mismo vaso de eleccion
apurase a su elocuencia sagrada todo el zumo, para persuadirla a los corinthos,
y retraerlas de los que los podian engañar, con disuadirsela.
86. Y no es cosa (diré yo aquí) para admirar, que una
verdad, que fue piedra de escandalo para los mas sabios, e istruidos, fuee
piedra de toque a comprobar la creencia, y persuacion de los indios americanos?
Confieso ingenuam[en]te que en fuerza de la dificultas de asentir a esta
verdad, uno, u otro autor de los que historiaron sus constumbres, como fue el
lic[enciado] Polo (cap[ítulo] 2) y el Acosta (lib[ro] 5 cap[ítulo] 7) que lo
copió de aquel, asentaron no havian alcanzado los indios la verdad de la
resurrección de los cuerpos. Con todo, auhores de igual nota, y no menos
diligentes, y curiosos en aver
{f. 037r} 37
averiguar hasta su creencia se la afirman
constantemente. “Quando los españoles (escribe Gomara 1 part[e] cap[ítulo] 120)
abrian las sepulturas (buscando oro) y desparcian los huesos; es rogaban los
indios que no lo hicieran, porq[u]e estuviesen juntos al RESUCITAR. Cambien creen (añade) la
resurreccion de los cuerpos, y la inmortalidad de las almas”. Eso mismo afirma
Levinio Apolonio en su Historia Latina de el Perú. (Lib[ro] 1)
87. Pero tenemos autores de mas fuste en comprobacion
de esta verdad. Primero: el Inca Garcilazo, que como descendiente de estos
reies, y autor instruido, y erudito, escribe lo que observó, y manó de sus
constumbres; y lo que notó, y vio en sus patricios, tuvieron (escribe) p[arte]
1 lib[ro] 2 cap[ítulo] 7) “Tuvieron los incas asimismo la resurreccion
universa: tenian grandisimo cuidado de poner en cobro los cabellos, y uñas, que
se cortaban, o trasquilaban, o arrancaban con el peyne: ponianlos en los
agujeros, y resquicios de las paredes: y si por tiempo se caian; cualquiera
otro indio que losvia los alzaba, y ponia a recado. Muchas veces por ver lo que
decian, pregunté a diversos indios y en diversos tiempos, para q[u]e hacian
aquello? Y todos me respondian unas mismas palabras, diciendo: sabete que todos
los que hemos nacido hemos de volver a vivir en el miedo (no tuvieron verbo
para decir resucitar) y las almas se han de levantar de las sepulturas,
con todo lo que fue de sus cuerpos; y porque las nuestras no se detengan
buscando sus cabellos y uñas (que han de haver aquel dia gran bullicio, y mucha
priesa) se las ponemos aquí jun {f. 037v}
juntas para q[u]e se levanten mas aina. Y aun si fuese
posible haviamos de escupir siempre en un lugar”. Hasta aquí la ustificacion de
el inca Garcilazo.
88. El otro autor en cmprobacion de esta creencia, es
Juan de Betanzos, de los primeros conquistadores de el Perú; y lo que es mui
interprete de la lengua general, que llaman Quichua, y de las que osaron
los incas, e instalaron a Garcilazo. Este, pues (digo Betanzos) en la Historia,
o narracion, que hizo de los incas, por mandado de d[on] Antonio de Mendoza,
virrey de el Perú; refiriendo la victoria, que havia obtenido Pachacutec inca,
con los indios collas, y el cuidado, que tuvieron en depositar los cuerpos de
los amigos, muertos en aquella batalla; pone en la misma lengua quichua las palabras,
que dixeron los indios, haciendo, y para las palabras, que dixeron los indios,
haciendo, y para hacer este deposito: las quales fielm[en]te traducidas de el
idioma, tenian este sentido punctualm[en]te: acabado este mundo (decia) nos
hemos de levantar todas las gentes, con vida nueva, y con esa misma carne, como
ahora estamos. Esta era y fue la creencia de todos, todos los indios
peruanos: la nueva vida, resurreccion de los muertos. Punto en la fe, o noticia
de ella tan difícil, que no solo los philosophos, y sabios gentiles, sino los
israelitas y doctores de el pueblos de dios, quales fueron los sabduceos,
hicieron secta de no creerla. Y siendo la tan persuadida, y arraigada en estos
indios tan agenos de letras, y cultura, tan diferentes de religion; me obligo a
interferir, y decir, que algun apostol, y predicador evangelico les promulgó,
expuso, y enseñó esta soberana doctrina.
{símbolo de parágrafo: §} II
89. La misma tuvieron, y creieron los i[n]dios de la
Nueva Hespaña, como ya vimos
{f. 038r} 38
mos num[er]o de fr[ay] Geronymo Roman. Y con estas
otras mucho mas delicadas, y alusivas a sacramentos. Quien no ve la confesion
sacramental, aunque rudam[en]te bosquexada en la que constumbaban estos indios?
Confesaban al Papa (dice Herrera (Dec[ada] 3, lib[o] 5 cp[ítulo] 12) de
los de Nicaragua) las cosas, que tenian por pecados: con que les parecia
quedaban libres.
Y quien les enseñó a decir, y confesar, con el sacerdote, sus culpas, y llamar
papa al que era su mayor sacerdote? La misma confesion hacian, y en la hora, o
peligro de muerte los indios de Vera Paz (afirma Torquemada, lib[ro] 12
cap[ítulo] 11) pero con diversos ministros, diciendo todas, todas las culpas
cometidas al medico, o al sacerdote, o agorero, que hacia quenta de los dias de
la enfermedad, y de sus terminos; o a los padres, los hijjos, la muger al
mardo, y tambien el marido a la muger. Confesion, que havia de ser tan bien
verdadera. Y que persuadidos a que, ni en aquella hora, ni en ella, se podia
faltar a la verdad; servia para proceder al fuero externo, y castigar por ley a
los adulteros, y demas delincuentes. Abusos, y supersticiones, que debemos
creer, mezcló el hombre enemigo, el demonio, como pestifera zizaña en la buena
semilla, que sembró sagrado labrador, y predicador, en sus almas. Y que,
faltando con el tiempo, y su poca docilidad, los verdaderos sacerdotes, y
ministros que precisam[en]te ordinarias, y les depuraria el primer ministro
evangelico, que les predicó, e instruió en este necesario sacramento;
desbarraron a tanto desafino, tomando por ministros a los que no eran
verdaderos sacerdotes; y solo a los que en algun modo les pudiesen ser
superiores: sacando de aquí el comun enemigo otro provecho, y era retra
{f. 038v}
retraer aun quando ya fuesen christianos, esto
barbaros, de la confesion sacramental, creyendo erradamente, que como en
aquella se havian de revelar los delictos, y castigar los delinquentes.
90. Buen cuidado parece tuvo de disuadirles este error
el oculto predicador, o profeta, que como ya vimos (num[ero] 72) les expendió,
y puso de bulto la confesion sacramental, en la cueva de Tlacotepec: quien para
demonstrar, o lo que hacia o lo que havia hecho, ocmo verdadero sacerdote, y
ministro, o lo que havian de hacer con el tiempo (como ya lo han hecho) los que
lo fuesen; les puso en estatua, y a la vista (como que la baña el sol desde que
nace) la imagen de la confesion sacramental. Y que propria¡ Dos fiuras solas;
sin mas acompañamiento ni concurso: el confesor, y penitente: aquel sentado,
como juez en su tribunal, en vestido traje, y tonsura de sacerdote, y
religiosos: la otra modestam[en]e vestida, compungida, y arrodillada, en accion
de decirle al oido sus culpas: lo que puesto para instruccion, degeneró en
lastimosa corrupción, y en abuso de la que les predico, e instruió,
perseverando solam[en]te el confesar sus culpas; pero confesarla al profano
sacerdote, a superior, no a los que les ordenó y dexó, como es muy creible, su
primer predicador, y apostol, havian faltado totalm[en]te ni reservaron mas de
aquel,
y esos, que una sombra gros[ilegible], un catello, digo la tonsura, que como
observan sus historiadores, usaron aun los mas barbaros de estos indios. El
corte de el cabello (escribe el Cartuxo Salazar Discurs[o] 16 cap[ítulo]
3) de esta gente serrana era notable, y peregrino; porq[u]e se havian
coronas semejantes a las de los religiosos. Lo mismo
{f. 039r} 39
mo escribe Agustin de Zarate en su Historia de el Perú
(Lib[ro] 1 cap[ítulo] 4) de los que habitan la tierra, bajo de la linea,
equinoccial, cuios habitadores halaron los españoles en su ingreso, que traian
coronas, casi al modo de as que traen los religiosos: y que como en Nueva
Hespaña los serranos, los de una provincia de el Perú, confinante, con la de
los quesos, por tradición de sus maiores traian coronas: semejantes, y por eso
aun los llaman: coronados. De q[u]e se colige, que faltando los que
serin verdaderos, quisieran estos coger por los cabellos la dignidad
sacerdotal, y ser lo solam[en]te de cabeza, para la ruda confesion, que
continuaron.
91. Y q[u]e nos dirian aun los criticos menos severos,
si dexaramos, que si lo tuvieron antes, corrompieron el misterio de la sagrada
comunión, y eucharistia? Pero suspendan la censura mientras producimos la
historia.
Una, y acaso la principal de las fiestas, que celebraron con su gentilidad los
indios mexicanos, era lo que por mayor hacian a su principal d[io]s
Huitzilopoztli, y que, por la solemne procesion, que sacaban, y camino de
quatro leguas, que rodeaba, llamaron ¡payna Huizilupuztli; sigificando en su
nativo idioma El apresurado camino de aquel dios. Describnla, con toda
extension Herrera (dec[ada] 3 lib[ro] 2 cap[ítulo] 17) y Torquemada. Nosotros
empero no tomaremos de ellas mas que lo que condujere a n[uest]ro asumpto. Las
doncellas recogidas en el templo (escribe Herrera (ubi sup.) dos dias
antes de a fiesta amasaban harina de bledos, y de maiz untado con miel: y de la
masa hacian un idolo grande e[tcétera]. Aderezada esta
{f. 039v}
esta su imagen, e igualm[en]te señores, mancebos y
doncellas (que este dia, y era el de la fiesta, se llamaban hermanos de
aquel dios) lo conducian a las gradas de el templo, y tomando tierra de el
suelo, y echandola sobre las cabezas con otras ceremonias de sumision, y
adoracion, lo conducian en acelerada procesion al cerro de Chapultepec, que era
la primera estacion: despues con la misma misa misa, a la segunda al lugar que
decian Atlacuiabaia, y que hoi se dice: Tacubaia: despues a Coioacan; y de alli
a Mexico; camino de quatro leguas, que se hacia en quatro horas. Por lo que se
decia este camino apresurado.
92. Volvian las andas a las gradas, y con sogas, por
su grandeza, se subian a lo alto de el templo, con gran reverencia, musicas, y
ruido de atambores, bocinas [símbolo de etcétera] entre estos, y otros
aplausos, las doncellas (sigue Herrera) “llevaban muchos trozos de la masa de
este idolo, hechos en forma de huesos; y los ponian a sus pies, y los llamban
CARNE de Huitzilopoztli. Acabala a fuga los sacerdotes tomaban el idolo, y los
trozos, y como pan bendito, a manera de comunion, lo repartian, y daban
al pueblo chicos y grandes; hombres, y mugeres, que lo recibian, con gran
veneracion, temor, y lagrimas, diciendo, que comian la carne de dios: y
llevaban de ella a los enfermos; y tenian por gravisimo pecado, comer, ni beber
agua, ni otra cosa hasta pasado medio dia”. Esta es punctualmente la historia.
93.
{f. 040r} 40
Veamos ahora de donde pudo venir a la imagiacion de
estos idolatras, la carne de un dios, y un dios en carne? Carne de dios y
carne, que se hizo de pan? Pan sacrificado, y bendito, que se repartian por
comunion? Carne de dios en pan, y pan en carne, que se repartia, y recibia con
tanta reverencia; se llevaba a los enfermos, y obligaba a obtener de comer, y
beber, por cierto tiempo?
Convengo en que el enemigo lo arbitrara. Pero no en su primer origen, si en su
perversion, o corrupcion. Hazeseme mas creible q[u]e algun evang[eli]co
ministro predicase, expusiese y ministrase el sacram[en]to de el altar, y que
este mismo, y algunos legitimos ministros, que ordenase, lo enseñaran, y
practicaran. Y que faltando estos, y cizañeando el sagrado campo el demonio,
hiciera de la verdad idolatria, abuso de el verdadero sacrificio, supersticion de
la consagracion, vendiendo por carne, y carne de dios, la suia masa, la
abominacion por comunion, y cnvirtiendo aquellos primeros fervores, y cultos,
que darian los primeros fieles, en ritos y supersticiones idolatritas.
94. De el mismo modo (para compendiar mucho en poco) podemos creer, hizo el comun
enemigo con otros misterios, y ritos, pervirtiendoles muchas buenas doctrinas,
y enseñanza, y dexandoles tal qual sombra de verdad. Entre los indios de
Nicaragua (nota Herrera Dec[ada] 3 lib[ro] 4 cap[ítulo] 7) No se casaban, y
uardaban castidad los sacerdotes, (como la observarian los que lo fueron
verdaderos) confesaban los que lo eran entre ellos, y se casaban los
sacerdotes, que eran confesores
{f. 040v}
sores. Oida la confesion daban penitencia, segun la
culpa; y como sus verdaderos sacerdotes No revelaban la confesion so pena de
castigo. Con que aun entre fingios, y pervertidos sacerdotes havia
celibato, y sigilo, como entre confesores, y sacerdotes verdaderos. Los de
Mechoacan (escribe el mismo Dec[ada] 3 lib[ro] 3 cap[ítulo] 10) tenian
sacerdotes, que traian los cabellos largos, y coronas abiertas en la cabeza,
como los de la iglesia catholica. “Eran predicadores famosos: predicaban en
los templos, con terrible espanto, y que causaban a los hombres grandisimos
temores: con lo qual los movian a hacer lo que les predicaban, aunq[u]e contra
su voluntad, pero no lo podian escusar, porq[u]e el rey los apremiaba a ello”.
Y no diremos, o podremos decir, que esta recibieron, y observaron de los, que
fueron verdaderos sacerdotes, y predicadores de un apostolico fervor, y
eficacia?
95. Mucho mas, teniendo noticias muy expresas de la
religion evangelica; pues al dios, que adoraban, y llamaban: Tucupacha
“le tenian por hacedor de todas las cosas,
que daba la vida, y la muerte: los buenos, y los malos temporales: llamabanlo
en sus tribulaciones, mirando al cielo, contendiendo que alli estaba. En suma
(concluie el mismo Herrera) confesaba un dios, y el juicio final, y el cielo y
el infierno, y el fin de el mundo que hzo dios un hombre, y una muger. Que
descendio el Mundo de ellos, y que huvo Diluvio, y un indio dicho Tespi, que
era sacerdote, se metió con su muger, e hijos en un madero, como arca, con
diferentes animales, y semilas, y que
{f. 041r} 41
y que todos escaparon: y que menguando el agua, embió
el ave, que llaman aura, y se quedó comiendo de los cuerpos muertos, y que
embió otros pajaros, que tambien se quedaron, y que el pajaro pequeño, muy
estimado de ellos por la pluma de diversos colores, volvió con un ramo. Todo
esto era sabido por los indios de Mechoacan.
96. Vease ahora su de donde tuvieron estas noticias
tan terminantes a n[uest]ra religión, podrian tener las de los verdaderos
sacerdoes, de s u dignidad, tonsura, celibato, potestad, sigilo en materia de
confesion? Ello es, que /1 o mas/ se han de hacer al demonio maestro, y
predicador de myserios de nuestra fe, o hemos de conceder, que alguno de los
primeros maestros, y predicadores, de el evang[eli]o lo hicieron en estas
partes, y a estas gentes.
Damos empero de mano, a estas, o noticias, o señales, o vestigios de la
Cristiana religión en las ameritas, y omitiendo tambien otras que pudieran
servir como en el Perú, principalm[en]te entre los incas los nombre de Tito, y
Paulo (como que teniendolos frescam[en]te en la memoria, como de sus
contemporaneos, y amigos, el apostol, que les predicó, y bautizó a algunos) les
huviese impuesto estos nombres; que como reflexa Acosta (lib[ro] 6 cap[ítulo]
22) tomaron despues para si muchos de los incas. Y pasando tambien por alto
(como dicen) las imagenes de hombres,
y niños crucificados, que se encontraron esculpidas en los pilares de algunos
templos, especialm[en]te en los pueblos, que llaman de Pasao; cerramos
este libro, y vamos a inquirir en el sig[uien]te quien fue el autor, que traxo,
o pudo traer estas noticias, y señales?
LI
{f. 041v}
FENIZ DE EL OCCIDENTE.
LIBRO II.
Argumento.
Averiguase por la tradición, y por su nombre quien fue
el s[an]to apóstol, que dexó tales vestigios en la America; el que levantó la
cruz en Guatulco, formó la de Tepic, y algunas otras. Declaran haver sido EL
APOSTOL SANTO THOMAS. Confirmase por sus obras, y señas personales. Hallase
patente su nombre. Vonvencese obra suia la portentosa cruz de Carabuco en el
Perú: atribuiensele sus raros, y estupendos milagros. Penetra a lo mas interior
de aquel imperio. Nombre que le dieron, viendole caminar por el mar. Estatua,
que le levantaron. Doctrina que enseñaba, templos, que edificó. Pruebase, por
sus mismas imágenes, y estatuas, haver sido de el s[an]to apóstol. Pasa su
veneracion a adoracion; y de el nuevo nombre que le dieron se colige ser el
apóstol santo Thomas el que adoraban.
CAPITULO I.
Comienza a averiguarse en fuerza de constante
tradicion, y por su nombre quien fue el author, y s[an]to apóstol, q[u]e dexó estas
señales en l’america?
97. Hemos presentado hasta aquí un vasto lienzo,
aunque con grosero dibujo, y bosquejo; las señales, vestigios, y noticias, que
de la fe, y cristiana religion se han hallado en ambas americas. Veamos ahora,
si en el pie; angulo, y reverso
{f. 042r} 42
verso de la tabla, hallamos, aunque ensolvado,
desleido, y borrado el nombre, o Me fecit de su artifice. Que las que
hemos referido hasta aquí sean noticias de nuestra religion, y sus misterios;
señales de ella, (como lo es ciertamente la cruz) vestigios de quien la
predicó, y publicó; no parece se puede negar racionalm[en]te como tambien que
fuere algun apóstol, y predicador evangelico el que dexó tales noticias, y
señales, se nos está entrando por los ojos, sino queremos tenazm[en]te
empeñados en negarse publicó e evangelio en medio mundo; que fuese el demonio
su author, y el que levantó cruces, publicó mysterios de fe, estampó huellas
milagrosas.
98. Pero averiguar, y saber, quien fue este apostol
s[an]to,
este atareado evangelico predicador, que corrió mucho mas de medio mundo, y
predicó en él, y por él el evang[eli]o es lo que, en su honor vamos a hacer. Y
comenzamos afirmando asertivam[en]te, fue el que, antes de cobrar valor, tener
espiritu (recibiendo al espiritu santo) sí se mostro timido a las piedras e el
hombre de dios: animado despues de aquel divino espiritu, robustecido al tato,
y contacto de las llagas, y heridas de su gefe: “quanto antes mas debil, y
enfermizo, quanto mas resistente, e infiel quecoapostoles, tanto (dice con el
Crisóstomo el angelico (in caten cap[ítulo] 11 loan.) fue despues el mas fuerte
de todos, el mas irreprehensible, y laudable el que corrió el solo todo el
mundo, y en medio de los maiores peligros se libró de sus
{f. 042v}
sus enemigos. Que es decir, el apóstol s[anto] Thomas
(Thomas infimior erat et infidelicor alijs: potea ómnibus fortior factus
est, et irreprehensibilis: qui solos teoraunm orbeon percunrit, et ios, medijs,
plebibus volve batur volentibus cum Inter Ficere.)
99. Este, pues es e apóstol, y sagrado predicador de
las ameritas: el sonoro clarín de el Nuevo Mundo, y el que corriendo primero
las costas de sus mares, vamos a demandar haver anunciado el evang[eli]o en
todas ellas. Y comenzando por las mas barbaras e idolatras, nos hallamos en el
pueblo Quauhtocha dicho coruptam[en]te Guatulco, puerto de el mar de el Sur,
habitación de indios chontales donde se halla la portentosa cruz, que apuntamos arriba, y de
autoridad de Gil Gonzalez, expresamos su aniguedad, y tradición de haverla
levantado alli en hombre blanco barbudo e[tcétera] aludimos ahora, su constante
la tradicion, que aquel hombre blanco fue el apóstol s[an]to Thomas, cuia
imagen, y proprio nombre esculpieron con peña viva, y conservaron aquellos
indios desde entonces: en cuia memoria fundaron un pueblo estos chontales, que
aun se llama s[an]to Thomas. Llamanlo asi aun en su gentilidad, y tuvieron
mucho respeto, y veneracion a aquella cruz, por el que tuvieron a su author:
augmentaronla en gran manera luego, que sus primeros ministros, religioso
dominicanos, renovaron la predicacion de el s[an]to apostol, y les declararon
la representacion de aquella insignia.
100. Referimos tambien en la sacrilega audacia de el
corsario Francisco
{f. 043r}
cisco Drac el incendio, y pretendida derrocacion de
aquella cruz; y a su vista nos llama el pasmo el llanto de puro regozijo con
que aquel devoto vecindario admiró el santo leño, hecho salamandra entre las
llamas: las gracias que rendidamente daba al s[an]to en cuia virtud, y por la
interceccion y contacto de su apostol s[an]to Thomas; un grueso tronco, por quinze
siglos, seco, y con facilid[a]d inflamable, campea de amiantho en combustion.
Aquí las alabanzas de el apostol, y la mas firme creencia de haverla fixado su
fe, en aquel sitio. Maiorm[en]te quando no pocas azoradas espinas, que havia
atalaiado la tragedia, y porfiado coraje de el hereje, en abrasarla, y
consumirla, depusieron nuevo portento, y que por arrastrarla, y hundirla en el
mar, ya que havia resistidose al fuego; ataron a la misma cruz las gruesas
maromas de sus cables, y levando las ancoras, cobrando el viento imponderable
fuerza en las velas hinchadas de sus naos; aquella fuerza que bastaria para
arrostrar murallas, no bastó para derrocar, ni mover la s[an]ta cruz, quebrando
los cables, y con ellos el heretico orgullo.
101. En fuerza de milagros tan patentes se exaltó el culto,
y veneracion de esta cruz, y el reconocimiento, y devocional apostol s[an]to
Thomas;
a cuia interacesion, y valimiento con su dios atribuian tamaños portentos.
Corrió su fama por toda Nueva Hespaña: extendiese a lo mas vecino de el Perú: y
en una, y otra america comenzaron a sembrarse reliquias, y milagros. Pero en
fortuna tan contraria, que quanto se hacia maior la cruz, por sus portentos, se
hacia mennor por sus reliquias. De cinco brazas afirma el Torquemada que era el
tamaño de la
{f. 043v}
de la cruz, y de latitud correspondiente. Pero el
hastillarla en reliquias, tomar cada devoto la suia, y mas estando en sitio
publico, indefensa, y a la devocion, y vista de todos, viene a quedar, dice, en
un braza. No huvo lugar donde no rebasara algun trozo (ya apuntamos el que vino
a un Sagrario de Mexico). Devoto, a quien no cupiese su raja, y al tanto de sus
hastillas, y sus trozos se han multiplicado los milagros. De muchos hizo
compendio el Torquemada. Quantos mas seran un ciento, y cinquenta años, que han
comprendido los que alli escribe? Aplicada a parturientes, y dolientes,
ninguno (afirman) han dexado de recuperar la sanidad, ninguna de lograr feliz
parto. Aun en las partes mas remotas las traen en preciosos relicarios
seculares, y religiosos, y a su fervoroso contacto se logran los mismos
efectos.
102. Cerciorados los superiores de este, si religioso,
imprudentisimo destrozo,
acordaron acortar los cortes, para que no cortase la cruz. Arbitró el diocesan,
que normamos, transferirla a su iglesia Cathedral; donde de le labró una
magnifica capilla. Fuese a traher con solemne /…/cesion pusieronse en arma los
indios a defender su posesion. Pero convencidos de la razon engreidos, con el
maior culto prometido, y conservacion de tan noble presea, convinieron en su
translación. Hizose a la ciudad de Oaxaca, celebrase en su iglesia, colocase en
su nueva capilla y colocada alli se adora, y celebra diariamente con la maior
veneracion, impelida de sus continuados portentos. Su titular, asi por lo que
hizo de ella en Guatulco el apostol s[an]to Thomas como por lo que se hizo en
su traslacion a esta
{f. 044r} 44
ta iglesia; es la exaltacion de la cruz, en cuio dia
son magnificos los cultos eclesiasticos, y populares regozijos. Escogense los
mas diestros oradores, que christianam[en]te elocuentes celebran la cruz, y su
autor, los frutos de este arbol saludable, y el agricultor, que los plantó. Y
entre ls grandes oradores, que por casi dos siglos han panegirizado sus
portentos; se aclama y corre impresa la oracion evangelica, que por el de 1703
dixo en dicho dia, y en sis aplauso el il[ustrísi]mo d[octor] fr[ay] Angel
Maldonado, obispo de aquella diocesis; quien tanto por su sabiduría, como por
su ordinaria authoridad, la pesó incomparable, asi a la tradición de su
ereccion, por el apostol, como a los portentos de esta cruz; siendo el mas de
admirar entre todos, el que otra cruz,
que el canonigo comisario, que fue a conducir a original, puso alli, por
quietar, y consolar a los vecinos; bendita, que fue solemnem[en]te, y colocada
al mismo sitio a conservar a devocion; hace los mismos efectos, y milagros, que
la santa cruz original. A que es muy creible, concurra con su intercesion el
santo apostol.
103. No parece, puede haverse establecido mejor esta
verdad, y haver sido quien erigió esta s[an]ta cruz el apostol s[an]to Tomas,
que con la constante tradicion escrita y figurada en piedra viva, y permanente
en la memoria de os moradores, y vecinos de aquel puerto. Y esta, recibida,
abrazada, por todos los sucesores hespañoles, que poblaron ambas ameritas;
autorizada, aplaudida, y publicada, por los primeros religiosos dominicos, a
quienes se encargó la administracion de estos pueblos desde entonces, y por
cuia aseveracion, y testimonio se han regula
{f. 044v}
regulado los historiadores. Pero despues de todo, y
que el p[adre] Torquemada escribió ex profeso de esta cruz; despues de
haver historiado su tamaño, imprudentes disminuciones, y milagros; poseido (no
me atrevo a decir encaprichado) de la opinión de que en estas regiones no se
havia predicado el evang[eli]o ni que alguno de los apostoles maiores, o
discipulos los huviesen aportado aquí, antes que viniesen sus menores; dexa
caer la pluma, y asienta, q[u]e tiene por muy verosimil, y aun verdad, q[u]e el
v[enerable] fr[ay] Martin de Valencia; superior de los primeros doze
franciscanos; la levantase en aquel puerto, y no en otra ocasion, que quando
tomaba viaje alli para la China.
104. Es mucha, mucha, la authoridad de el Torquemada
en cosas de indias, para desatenderle esta apinion. Pero no es tanta en este
asumpto. Asienta y escribe el mismo muchas veces, que hizo todo el fondo de su
historia, e indina monarquia de los apuntamientos, escritos, e historias de sus
primeros religiosos; quienes (tira a establecer su verdad) quienes, dice, “como
primeros ministros de estas gentes, y empleados en su administracion
continuam[en]te les bebieron sus antigüedades ritos y ceremonias”. De cuia
espontanea confesion se infiere, y convence, con acierto, que no haviendo sido
los religiosos franciscanos; sino solam[en]te los dominicos los primeros
misnistros de los indios, y Nac[ilegible] y chontales, ignoraron aquellos lo
que estos supieron de raiz, averiguaron, e historiaron: con que no huvo fuentes
de donde sacarlo Torquemada. Tuvo menos; porq[u]e no hai tradición de que el
v[enerable?] Valencia levantase en Guatulco aquella cruz; y la hai muy
constante de que lo hizo s[an]to Thomas. Y si esta des
{f. 045r} 45
despues de quinze siglos permanecia en Guatulco, y sus
vecinos; como no permanecia, en muchosimos menos años, y entre indios, que, por
su edad crecida, pudieran hasta haverlo visto; la tradicion de que otro la
erigió? Produzco tambien contra si mismo a Torquemada. Escribe en otra parte
(lib[ro] 20 c[apítulo] 8) que su s[an]to religiosos Valencia no vino para
embarcarse a la China, a Guatulco; sino al puerto de Tehuantepec, distinto de
aquel, y muy distante: luego si levantó esta cruz, al ir a embarcarse, no fue
adonde no vino, sino donde no está, ni estuvo aquella cruz.
105. Agravale la cruz otra razon, e historia de mas
peso. Razon, la que confiesa el mismo Torquemada. Y es que con toda aquella
tierra, y sus contornos, no hai arbol, que sea, o se asemeje al de que se labró
la cruz de Guatulco.
Y aquí es necesario conceder, o que el que erigió la cruz en Guatulco, traxo de
donde no se sabe, la madera para labrarla, y erigirla; o que, hecha, donde
tambien se ignora, la traxo a cuestas hasta alli. Lo primero: no hai quien
diga, lo hiciese el v[enerable] Valencia. Lo segundo: veremos como lo hizo otra
vez, y lo practicó s[an]to Thomas. Y esta era a razon ponderosa. La historia,
que tambien es de peso; convence, que si este religioso huviese puesto en
Guatulco su cruz, havia de haver levantado otras tres (como lo hizo s[an]to
Thomas). La una en Huiztla, pueblo de Soconusco, cuarenta leguas antes de
Goathemala, caminando azia Mexico; donde se halló una cruz labrada de madera,
de que tenian por tradición, pinturas, y escrito los indios, que muchos años
antes, que se descubriesen
{f. 045v}
briesen estas provincias, pasó por alli un hombre
blanco, barbado, y vestido, como los españoles (señas, que uniformem[en]te
todos daban de s[an]to Thomas) es qual por sus profrias manos la labró e hinco
en la tierra, estando toda una tarde postrado, dandole adoracion. Que otro dia
(decian tambien) hizo lo mismo en otro pueblo llamado Chiltepec; y lo proprio,
que en ambos, en el pueblo, que llaman Ayutla. Otras tres cruces (que debimos agregar
a la[s] señales) y que con la de Guatulco debia cargar el Torquemada a su
Valencia, pues todas las labró, y levantó e mismo artifice.
§ II
106. La reflexion de que el s[an]to apostol Thomas
traxo a Guatulco a cuestas su cruz, nos han conducido insensiblem[en]te adonde
deciamos la depuso, y descargó; digo, a Tepic; donde alijado de ella el que
deciamos peregrino, y tambien Nazareno penitente figuró la que describimos, en
la grama. Añadimos aquí haver sido s[an]to Thomas apostol, el que, descargada
alli, la que llevaba a cuestas, sembró (cosa rara¡) su tronco, y cogió yerba, que
decreciese, y creciese en otra cruz, tan propria de el apostol, y de su fino
afecto, y reverencia a las llagas de su dios, y señor, que como nos informan
individuos de la ilustre familia de los condes de Miravalle, procesores de el
pais; figuró la grama, y señala el lugar de los clavos, y llagas; señalando la
que havia de corresponder al costado una pequeña fuente de agua clara, que
experimentada devotam[en]te milagrosa, y baboseada de un leproso, restañó de el
todo su corriente, como cautelando, no asqueare otro beber aquellas aguas, que
hasta entonces se havian apeteci
{f. 046r} 46
tecida con ansia. Hicieronse aquí dos milagros, sanar
al leproso, y restañarse la corriente, para que no lavase inmundicias, y que,
aunque mas corriese la fuente, a secase el horror, y desprecio por no encontrar
contagio, donde buscaba sanidad.
107. Bien que no han faltado otros milagros. Y son los
que brota, y vegeta la grama, y hierba de la cruz. Texense en cruces
pequeñitas, y aderezanse en pulidos relicarios, acreditando la veneracion la
salud conseguida, y libertad, en qualquier riesgo. Debido todo, según padosa creencia,
al apostol, y author de la cruz,
como que lo estuviesen viendo, haver sido s[an]to Thomas. De todo se ha hecho
historia, que escasea el curso de los años, y tenacidad de los curiosos: e
imagino, fuese frente de el libro, la lamina, que observo de presente. Figura
la cruz, que apunta en dos, extendiendo mas que debiera la tabla de el I.N.R.I.
o cabeza: figurale brazos, cuerpo, y peana, sin mas pinceles, o cinceles, que
las varillas de la grama, crecida para lo alto e igualm[en]te a recortada a
formarla, en altitud de casi una quarta. Ponele /…/ para tomarle los tamaños,
que bien medidos, no excede 1. Hasta de dos baras, y los brazos de bara, y
media, fuera de a peana, y cabeza, que tienen menos latitud: inscribele a la
frente de la peana: prodigiosa cruz de Tepique, y tienela por substituto
predicador de el s[an]to apostol, segun le acomoda este Dysthico: hac Cruz
Gentiles, qui no lluntese sa ut credant signum credere natado. Lutiscet.
108. El que aquí, por su alijada cruz, y vestigios de
la que for
{f. 046v}
formó al su contacto, fue prodigioso de el apóstol;
fue adelante trabajo penosisimo, y como nueva penitencia, cargando (y a quien
sabe hasta adonde?) aquella cruz, y cargandola a pie desnudo por incognitos,
asperos caminos, esta fue constante tradicion en Tepic, y entre sus mas
antiguos moradores: como tambien, que apartandose de aqui tomó para la
provincia de Xalisco,
a que llegando cargado, como creemos, y descalzo, estampó alli , y en una laja
las dos huellas de sus pies desnudos, tan intimas, perfectas, y expresivas, que
el mas diestro pintor, y escultor no expresaria mejor su anatomía, y hasta la
calurosa hinchazon, que le ocasionaria la fatiga. Expresólo asi el buril en la
lamina de la cruz, y copiando al lado las dos huellas, segun parece, les
sobrepone esta inscripcion: Copia de los pies de s[an]to Thomas estampados
en una piedra, en Xalisco, y teniendolos el editor por comprobacion de que
enseñaba la cruz e Tepic, le acompañó con otro dystco, que dice:
Coetera que fidi igparent vestigia rectí olim
christicolas hic docuire monent. Y estas son otras dos huellas mas, que deben
añadirse a los otros vestigios producidos, y que vamos a retocar, en el
CAPITULO II.
Declarase haver sido de el apostol s[an]to Thomas
muchas de las huellas, y vestigios ya indicados.
109. No parece, sino que ha sido un mar de noticias,
huellas, y vestigios de la predicación de el evang[eli]o en las americas, segun
las que se han rebalsado a sus costas.
{f. 047r} 47
Hemos tocado, y casi con los pies, y manos de su autor
las de Guatulco, Tepic, y Xalisco en estas partes. Pasamos ahora mas adentro, y
tocamos las costas a la provincia, que por lo q[u]e alli levantaron los
christianos llamaron Santa Cruz, y hoi el Brasil, donde, y en aquella
parte de la plaia, que corre al norte, y puerto de la Villa de San Vicente; en
un pedazo de arrecife, o laja, que lava el mar continuam[en]te se ven las dos
huellas, que diximos, no cavadas, no de relieve, ni pintadas; sino como hechas
de la misma sustancia de la piedra, como jaspe; pero con tintas y colores, que
copian vivísimamente dos huellas de pies humanos descalzos, el isquierdo tras
el derecho, en accion de quien huie, o camina [h]azoa e mar, la parte anterior
para azia el, y la posterior para la tierra.
110. Sobre estas huellas veneradas tambien de los
cristianos, como siempre lo fueron de los indios; tomando informacion los que
poblaron esta capitania, y los primeros misioneros hallaron por antigua
tradicion de padre a hijos de los naturales de la tierra, q[u]e eran plantas (pegadas
se creian de los indios) “de un hombre blanco, barbudo, y vestido, que en
tiempos antiquisimos anduvo en aquellas partes, llamado Sumé, en su
lengua (que es lo mismo, que en la nuestra THOME, y enseñaba cosas de el cielo,
u de la otra vida”, son todas palabras de el historiador Vasconcelos (num[ero]
81) que lo fu de la provincia de el Brasil, y se dio al publico el de 1653.
Esto en quanto a lo particular de las huellas: quanto a la tradición de todas
las naciones, asi de una, como de la otra parte de l’America; que havia noticia
entre
{f. 047v}
entre ellos antiquisima, y tradicion de padres a
hijos; “que muchos siglos despues de el diluvio, anduvieron en sus tierras unos
hombres blancos, vestidos, barbados, que hablaban cosas de un dios, y de otra
vida. Que uno de ellos se llamaba SUMÉ, que quiere decir: THOMÉ, y que estos no
fueron admitidos de sus antepasados, y asi se recogieron a otras partes de el
mundo: enseñandoles con todo primero a plantar, y coger el fruto principal
mantenimiento de que usan llamado: mandioca. Hasta aquí la historia y
declarado, con solo esto haver sido el apostol s[an]to Thomas, quien en todas
aquellas, y estas partes de l’America, levantó señales, imprimió huellas, y dio
noticias de nuestra s[an]ta fe, pues no lo ofrece la materia.
111. Si caminando con el mismo historiador la dicha
costa de el Brasil,
en la Bahia de Todos Santos, fuera de la barca, a un lugar que se dice Itapoa;
vemos que se le apartan los indios, rodeando aun los que venian, muy cargados,
y divertidos en otro pedazo de arrecife, y limpia laja, les preguntamos, como
lo hizo el historiador que hai alli? Responden en su propio idioma: pay Sumé
pepuera angabaete, queriendonos significar: que está alli pegada la planta
de su padre s[an]to Thomas, y es la que diximos, que no asentando el otro en a
tierra, formó con solo un pie el s[an]to apóstol, huiendo la persecución de
aquellos indios. Lo mismo nos dicen, y que siempre se lo dixeron sus maiores. Y
que son de el apóstol s[an]to Thomas otras dos huellas, que dentro de la barra
de la misma
{f. 048r} 48
ma Bahia de Todos S[an]tos al lugar que llaman s[an]to
Thoqué, en otra plaia, y trozo de arrecife, o laja semejante, se ce impresas de
color embebido, u señalado, sino sudado de la piedra, una tras otra, en
proporcion de un paso de quien camina, o huie presuroso, como dicen, lo hizo
aquí el s[an]to apostol s[an]to Thomas.
112. Y fue el caso que, iendole a tomar el camino los
indios, para asirle, atravesó una cuesta muy fragosa, y quebrada, por donde llegó
primero que ellos, y tomando la plaia lo vieron caminar sobre el mar. Suia es
de s[an]to Thomas, dicen, la fuente, que apretando en su fuga las lajas de la
quebrada cuesta, se originó, con tan imperceptible corriente que no se averigua
donde mana, sudan las peñas, y no crece, ni mengua en la tasa o pilón, que la
recoge, y de donde se vierte en marabillas, recogiendo veeraciones: como
tambien es suia y se dice S[an]to Thomas la iglesia, que por esta misma
tradición, fuga y fuente, se le edificó en este sitio, muy frequentada desde
entonces de los fieles, indios principalm[en]te como dixe. De el apostol
s[an]to Tomas, y de su baculo, o bordon grita la tradición son aquí ellas dos
huellas, y siete, u ocho leguas de el Rio Janeiro y pais dicho en su idioma: Itafuru,
se ve en una peña, sobre que afirman, que el s[an]to apostol predicaba, y
llevado de su favor, hizo a golpes, con su mismo baculo, y bordon, horadando la
peña, como si fuese blanda cera.
113. De el mimo apostol, y tambien de un su compañero,
son otras quatro huellas: dos de hombre mas corpulento, y las otras de hombre
{f. 048v}
bre de mediana estatura, que en la altura de la
ciudad, dicha Paraiba, se admiran todavía impresas en un peñasco de el
monte, y lugar, hoi desierto, y solitario; con ciertas letras esculpidas con
ellas, que hasta ahora no se han entendido, sin ser las otras huellas de
discipulo de el s[an]to apostol y acaso uno de setenta, y dos de Chistro, que
algunos padres, que nombramos, sintieron que lo acompañó. En cuia vista, y de tantas
huellas milagrosas, en tantas, y tan distintas partes y las unas tan distantes
de las otras, se nos hace de creer, que previendo profeticam[en]te el santo
apostol, se havia de ocultar, poner en duda, y aun contradecir su predicación,
y la de el evangelio en estas partes; la selló marcó, y afianzó con sus
milagrosos vestigios permanentes por tantos siglos, y tenidos por suios, aun
entre gentes tan barbaras, con una tradicion no interrumpida.
114. Con la misma tenacidad religiosa afirma esa, y
confiesa ser obra de s[an]to Thomas, y que el abrió el camino, que en lengua de el Brasil
llaman: Mayrapé, a diez leguas de la ciudad de la Asumpcion: camino por
media legua dentro de el mar, todo de arena, y el que al huir por el mar de la
persecucion y el que al huir por el mar de la persecucion de los indios el
apostol, fue abriendo, retirandose las aguas, por media legua adentro: y el
q[u]e con la dicha voz Mayrapé, expresan: camino de el hombre blanco
los brasilios. De santo Thomas se llama, y se tiene por obra suia el cementerio,
que entre los pueblos de s[an] Pablo, y los arcángeles, en tierras de Taiaoba
apuntamos, y publican los naturales, haver allí enterrado el apostol (acaso en
alguna epidemia) muchos de los que cathequizó por allí, y bautizó.
115. Como
{f. 049r} 49
115. Como de sus pies descalzos tantas huellas, es
tradicion constante, en la ciudad de la Asumpcion, y Paraguay ser huellas de
los pies calzados de el apostol, y sus venerables sandalias, las que en una
peña contigua a la ciudad se dexan ver impresas, antes cediendo a la de su pie
derecho el isquierdo, como se dixo tratando de las huellas solam[en]te, y de
aquí parece, que entrando a regiones mas calidas, se descalza, y alijase de
abrigo el s[an]to apostol, dexando la tunica, y sandalias, que diximos haver
abortado el volcan de Arequipa en aquella su irrupcion pavorosa. Por aquí y
desde aquella laja, que estampa las huellas calzadas lo que de las confesiones,
y tradiciones de los indios testimonió el il[ustrísi]mo de aquella diócesis,
d[on] Lorenzo de Mendoza, quien sobre ella predicaba el apostol; y que a
escucharle se llenaban de indios los campos. Que a prohibirles acaso alimentos
mas brutos, y nativos les asignó por pan la mandioca, cuias raizes, que como
les decia, havian de sazonar en pocos meses, por su incredulidad, y rebldía, no
lo harian, como acontece hasta el año.
116. De aquí, internar y remontarse a la provincia,
que dicen S[an]ta Cruz de la Sierra, o de el Monte; donde imprimió sus dos
desnudas plantas, y gravó con el dedo aquella cruz, como testifican los indios,
y la que ha dado nombre y religiosidad a la provincia, en aquella famosa
piedra, que aseguran labró S[an]to Thomas, con pies, y manos: y que como
Sagrado Paladion, o Numen auxiliar llevaban contra sus enemigos a campaña, la
honraban, obsequiaban, y copiaban con sus pendones militares,
{f. 049v}
res: lo que sabiendo los hespañoles, y observando
afirmaban corteses haverse impreso aquí ellas sus huellas, y esculpidose, en
señal de la verdad de su doctrina, con solo su dedo indice aquella cruz su
santo Pacume (nombre que dan a nuestros sacerdotes, y ellos a el s[an]to
apostol la tuvieron por nuevam[en]te aparecida, y con toda veneracion pompa y
obsequio la traxeron a la ciudad, y colocaron en la iglesia maior, donde es
venerada, y adorada por prenda cierta de el apostol s[an]to Thomas.
117. De aquí tambien lo que el s[an]to comenzó a
predicar en aquellos contornos de l Perú, lo que consta por las informaciones
que se hicieron sobre la predicación en estas partes: y en que declaró como
testigo de ciento y veinte años de edad aquel caczique d[on] Fernando: que
persiguieron y hostilizaron al apostol los barbaros gentiles de aquellas
tierras. Que lo aprehendieron varias veces, y azotaron. Que observan bajar de
lo alto aves bellisimas a divertirle y consolarle; y alguna vez que le tuvieron
preso, y amarrado a desatarle las que entonces creia aves, y eran angeles. De
aquí, y para la tierra, firme aquel camino, que llaman de el apostol s[an]to
Thomas, y q[u]e el autor de la conquista espiritual de el Paraguay ([símbolos
ilegibles]) impresa el de 1639, nos pinta y, describe en estos terminos:
“docientas leguas de esta costa, la tierra adentro vimos mis compañeros, y yo
un camino, que tiene ocho palmos de ancho, y en este espacio nace una
muy menuda hierba, y de los dos lados de este camino crece hasta casi media bara
(a manera dire yo de la cruz de Tepic y su hierba)
{f. 050r} 50
ba) y aunq[u]e agostada la paja, se quemen aquellos
campos, siempre nace a hierba en este modo: corre este camino por toda aquella
tierra, y me han certificado algunos portugueses; que corre muy seguido desde
el Brasil, y que comu[n]mente se llama Camino de S[an]to Thomas. Y
nosotros hemos /…/ la misma relacion de los indios de nuestra espiriual
conquista”. Hasta aquí el autor de dicho libro.
118. Aquí fue donde al nombre de Thomas añadieron los
indios para expresar al S[an]to apostol el de Pay Abaré, con que
quieren decir: Hombre celibato; hombre casto, no obstante que sea padre,
o Pay. Y aunq[u]e este por lo que suena padre, lo tomaron sus ancianos, y
falsos sacerdotes; pero no por el celibato o castidad, que para ellos siempre
fue y aun es mas vergüenza, y aprobio, que virtud, honra y alabanza. Lo dieron
solo, y quisieron elogiar con él al s[an]to apostol, y desde entonces a los
verdaderos sacerdotes, a quienes (según la profecia de Etiguara, que diximos, y
ellos creieron) llaman: hermanos de el apostol S[an]to Thomas, y padres,
como el lo fue. Y aquí tambien (segun el mismo author) la tradicion de el
Paraguay cuios narradores convenian en referir la que tuvieron, y que siempre
traia el s[an]to apostol una cruz por compañera en su peregrinación. Y que,
aunq[u]e en varias partes, lo atribularon, persiguieron, y odiaron por fin le
tuvieron en gran veneracion, viniendole a llamar Taapac, que quiere
decir: hijo de el criador.
119. Concibiose esta veneracion el s[an]to apostol asi
por su prolija peregrinación, zelo, y charidad, que mostraba [h]azia aquellos
barbaron; como por la paciencia en {f. 050v}
sus trabajos, por su desinteres, quando como asientan,
le tentaron, con riquezas; por su pureza, y castidad, quando lo hicieron con
deleites, y regalos. Y mucho mas quando no hallando otro camino a reducirlos,
ostentó su poder en castigar los obstinados. Contra si o contra un discipulo
suio (como otros quieren) acometieron hostigados de su continua predicacion, ciertos barbaros asestandole
un diluvio de venenosas saetas y dardos, pero asientan los mismos indios, que
rebatieno contra sus mismos enemigos quedó libre el apostol, y ellos muertos a
sus mismas puntas. En Tihuanacu, provincia de el Collao hai tradición según
averiguo Diego de Alcobaza, y lo participó al inca Gracilazo, que lo escribe
(I.P. Lib[ro] 3 cap[ítulo] 2) haver apedreado al s[an]to apostol asi hombres,
como mugeres, que reprehendo por sus enormes culpas: y que en castigo de su
atrevimiento sacrilego, fueron unos y otras convertidas en piedras, como aun se
veia en muchas estatuas de hombres, y mugeres, que se hallaron en aquella
provincia; dexandolos piedras, como los halló el s[an]to apostol, a la manera,
que aquel capitan ateniense dexó muerta a la centinela, que halló, como muerta
de dormida (salem inveni qualem reliqui).
112. Castigo mas terrible, y espantoso fue el que
menos nocivo, y provechoso finalm[en]te les preparó el mismo s[an]to apostol
llegando al distrito de cacha, provincia de los Canas, diez, y ocho leguas, de
el Cozco. Refierenlo varios autores; pero ninguno con la individualid[a]d que
Joan de Betanzos, interprete, como hemos dicho de los indios, e historiador de
el Perú por encargo, y mandato de el virrey. “Llegado (escribe) que
{f. 051r} 51
que fue a aquel lugar aquel ombre lanco barbado (que
veremos fue s[an]to Thomas) dieron sobre el con gran corage multitud de indios
armados para darle muerte. Pero quando mas encarnizados Ens. Intento, e
indefenso el acometido, vieron con notable espanto, y sobresalto bajar fuego de
el cielo: el qual iba talando, y abrasando la cordillera, ya proximo al lugar
en que estaban. Y que harian con tan estraño incendio, viendo arder el monte, y
duras peñas?
Llenaronse (todos de temor, conocieron venia para ellos el castigo, por su
sacrilega intencion; y arrojando las flechas o dardos se postraron en tierra,
pidiendo perdon, y por favor al mismo que tiraban a matar. Tomó el santo una
bara, o su baculo, y sendo para el fuego, e incendio largam[en]te propagado dio
en el dos o tres golpes, con los ue se extinguió y cerró al punto. Quedaron los
barbaros tan absortos, como agradecidos: absortos de ver (como aun se registra
en el dia) abrasados por mas de un quarto de legua aquel solido monte, y
cordillera; tostada, y requemada la solidez, y superficie {de los} peñazcos y
solidas laxas rodando, y tan lev/…/ y ligeras a la voracidad de el incendio,
como corchos, pumices en atin, o piedras pomez; y lo restante de el
monte, y cordillera verde con su hierba, y montaña, con su misma antigua
solidez.
121. Pasó a agradecimiento el asombro, y menos
incultos los indios, mas urbanos, y agradecidos obsequiaron a su libertados:
erigieronle, como a tal, una estatua de piedra, que aun se halló, quando se
conquistó aq[ue]l reyno. El mismo Betanzos, que asegura, halló esta tradición
invariable en todos los indios de e recinto; añade, que repreguntandoles, (a
mas de el incendio, y ruina, que se ve, y en que contes
{f. 051v}
testaron uniformes) que señas tenia aquel estrangero,
por quien decian, se havia causado y cesado el incendio? Respondieron, que
segun sabian por tradicion de sus antepasados, y maiores, tenia la forma, y
figura siguiente:
era un hombre alto de cuerpo, con una vestidura blanca, que de daba a los
tobillos; la qual traia ceñida; tenia el cabello corto, y en la cabeza una como
corona hecha, como la que trae los clerigos sacerdotes: andaba siempre
destrozado y traia en las manos un libro a la manera de Breviario concluieron
su relacion, añadiendo, que este hombre blanco, con dos compañeros suios se
entró a la mar, junto al Puerto Viejo, por donde andaban sin navio, y sin
barca, como si caminaran por tirra. Obras proprias de el s[an]to apostol, y
señas, que todos dieron de su estatura, que aun promueve el sig[uien]te
CAPITULO III.
Insistese en la misma materia, monstrando por sus
obras, y señas ser aquel /…/ sino el apostol s[an]to Thomas.
122. Andamos todavía en los contornos de el Perú: y
llegamos a lugares, e incultos, y en q[u]e por los conatos, y esfuerzos, que
puso el s[an]to apostol para avasallar su supersticion, e idolatria, se dio a
conocer por sus señas, y sus obras. Carabuco pueblo de los mas barbaros, y
supersticiosos de el Perú, fue por eso mismo el 1 mas de los maiores trabajos,
sudores, y fatigas de el apostol. Aqui fue donde para extirpar la mas ciega
idolatria, y auientar al demonio tyranamente apoderado de aquel pais, levantó
aquella cruz que (como diximos recopilando las señales) pasó por fuego, y agua
sin lesion y sepultada
{f. 052r} 52
da entre cieno, lodo e inmudicias por no menos, que
quinze siglos, salió triunphante, como su dueño, de el sepulcro. Y aunque mucho
acreditó al apostol su ereccion, me creo lo acreditó mas su invencion. Era ya
Carabuco, no como antes, posesion de el demonio sino poblacion ya christiana,
de muchos arreglados vecinos; de indios bien dotrinados, christianam[en]te
religiosos, atentos con esmero al culto divino, y solemnidad de las fiestas.
Concurrieron sus barrios, y parcialidades a una de ellas (y era e corpus)
Ya concluida, y q[uan]do entre el reflejo, y regocijo, ardia al calor de su
licor a emulacion, y discordia; vinieron sino a las manos, a las voces, unos, y
otros: de ai, a los oprobios, y baldones. Entre otros que amontonaron los
foraneos a los naturales de el pueblo fue decirles: “Vosotros mis mal
inclinados, y hechizeros; y vuestros antepasados apedrearon a un SANTO, que les
predicaba la fe, y creencia de un solo dios, y pretendieron quemarle una cruz
que traia consigo: esta la teneis escondida; y sabeis muy bien donde está, y no
la quereis mostrar.
123. Clamorado, repetido, y aseverado este baldon, llegó a noticia de el cura de
el lugar, conocido por el padre Sarmiento, y por un gran siervo de dios, y
quien alternando halagos, y amenazas, ofreciendo hallazgos, y tambien intimando
castigo vino a certificarse de el lugar que havia sido sepulchro de la s[an]ta
cruz, por tantos siglos. Cavose hasta tres estados de tierra, sudose, afirmose,
y sacose por fin la executoria de la habitación, y predicación de el apostol
S[an]to Thomas en aquel pueblo, y sus comarcas, la prenda y reliquia mas
sagrada, asi por cruz, como por la {f. 052v}
labrada, y soportada de las manos, y hombros de el
apostol, el thesoro riquisimo de marabillas, y portentos, que por ella ha hecho
dios, principalm[en]te contra rayos, e incendios. Muchos testifican las
historias, y no pocos compendió el augustino fr[ay] Alonso Ramos en la Historia
de N[uestra] S[eñor]a de Copacabana desde el cap[ítulo] 7 al 11.
Pero ninguno maior, que la misma cruz, testigo el mas calificado, y testimonio,
de verdad, que hizo, labró, y perpetuó el apostol s[an]to Thomas, a comprobar
su residencia, predicación, y bellos pillos en estas partes de el Perú.
124. Hagase reflexion sobre este hallazgo milagroso, y
considere el mas incredulo, sí el archivista mas curioso, el Historiador m[a]s
desvelado, y aun la misma corriente tradición podia haver hallado momento mas
clasico, testimonio mas authorizado a comprobar lo que dice la misma tradición,
que esta cruz? Esta, que como ella aseveraba, y publicaba, no se labró, ni se
pudo labrar en este pais: la traxo labrada el s[an]to apostol, y fue su inseparable
compañera: esta, que arbolaba en este pueblo conspiró contra sí, y su author
todo el infierno, alteró a os demonios, de que resistiendose a su persuacion
los idolatras quatro mas afanaron a destituirla, hizo milagros dios a
conservarla: la derrocan y arrojan en el fuego, como les sugirió el enemigo; y
siendo, como leña al incendio, burla el fuego por muchos dias, y solo permite
alumbrazo se sollame, y chamuzque levemente, a ostentar, que el brazo, y poder
de dios la defiende de la arrojó a un profundo rio, y contra su innata
ponderosidad, y solidez, si se sumerge al ímpetu de echarla, se halla
sobreaguada, y nadando, como la caña mas ligera: empeñados en desparecerla los
idolatras
{f. 053r} 53
tras cavan a la orilla de el rio (para que
rerevirtiendosele las aguas facilite su corrupción) cavan digo, hasta cinco
estados, sepultan a cruz en lodo, hacen lapida de inmundicias, aprietanla de
ellas, y a mas ocultar, y despreciar el santo leño, hacen publico albañar su
sepultura, quando menos, quinze siglos, y al fin de ellos, sin otra revelacion,
que la tradición de su dueño, su oscultacion, y causa de ocultarla, se
descubre, se halla, se saca tan incorruptible entera, y sin lesion como si se
acabase de enterrar.
125. No parece pueda haver tradicion mas verdadera,
mas segura que la que afirma hacerse escondido lo que se halla. Y si esta, como
el thesoro, añade al dueño, los que lo soterraron, porque? Y quando? Todo se le
debe creer, y dar por cierto: luego diciendo la tradición contnuada, por tantos
siglos, que el apostol s[an]to Thomas traxo consigo, en su entrada a este
pueblo, esta cruz: que la arboló, se la demoraron, escondieron, y enterraron
los idolatras; se comprueba por esta cruz, y se atestigua, como, con el mas
solemne juramento. No dixo (dirán) esta tradicion expresam[en]te que fue
s[an]to Thomas el que la traxo, y la arboló aquí en Carabuco. Pero lo dice la
misma tradición de todas estas partes de el Perú, como ya hemos expendido
varias veces, y promueven los historiadores de aquel reyno. El de la conquista
espiritual de el Paraguay, convence de las mismas tradiciones, que padecio en
todo el occidente, comenzando por el Brasil, y que pasó naturalm[en]te en
embarcaciones de romanos, que por la costa de Africa, tenian comunicacion con
l’America.
{f. 053v}
ca o que dios por milagro lo llevase (como es mas
visto) que pasó al Paraguay, y de allí a los peruanos. Que en el Paraguay (como
ya vimos) le conocen en el dia por su nombre, llamandole: Pay Tumé.
Cita, y dice, posée, una relacion de el d[octo]r Francisco de Alfaro consejero,
que fue de el de Hazienda; el mas practico, que se conoció en cosa de los
indios, por haver andado las partes mas remotas de todo el Perú, y Paraguay; y
en que dice: “Quandi estuve gobernando la gobernación de Santa Cruz de la
Sierra, supe que havia en aquella tierra, noticia de un S[an]to que llamaban
PAY TINIE; el qual havia vendo de muy lexos. De suerte que entendí como havia
de el Brasil, por el Paraguay.”
126. Lo mismo da por cierto el p[adre] Pedro de
Ribadeneyra, diciendo: y no solam[en]te predicó el s[an]to apostol a Judas
estas provincias; pero en el Brasil escribe el p[adre] Manuel de Obregón,
provincial de la compañía, en aquella provincia. Y quien en carta, que recibió
a d[on] Martin de Izpilqueta, su f[ec]ha en la ciudad de el Salvador, que está
al oriente de el Brasil, año de 1549, le afirma q[u]e los naturales de aquella
provincia havian conservado por tradición de unos a otros la memoria de haver
aportado aquella religión el apostol s[an]to Thomas. Que lo mismo los moradores
de el pueblo llamado s[an] Vicente, que está al principio de el Brasil, los que
dicen haver aprendido de s[an]to Thomas los manjares, que havian de usar, sin
rezuelo de morir, o enfermar. Que los mismos brasilios muestran las huellas de
el s[an]to apostol señaladas en varias piedras: las que en otra carta de 1552
afirma el mismo padre haver visto.
127.
{f. 054r} 54
127. De aquí los dichos, y otros authores /…/ la tradición
a certidumbre, comprobándolo de la profecía, que como en el oriente (veremos
donde la hizo primero?) hizo aquí en el Paraguay el s[an]to apostol, quando
dixo: “esta doctrina, que yo os predico, se os ha de olvidar, pero quando
vengan unos sacerdotes sucesores mios, que traygan cruces, como yo traigo
entonces volvereis a oir la misma doctria,
que yo os enseño”. De cuia enseñanza, y doctrina les quedó hasta nuestros
tiempos (sigue el author de la conquista espiritual de el Paraguay) el
conocimiento de el arcano misterio de la s[antí]s[im]a Trinidad, si bien ya
olvidados, celebraban supersticiosamente una gran festividad de este misterio
(trae las tres estatuas de el sol, padre y señor, sol: hijo de el sol, y
hermano de el sol, que ya notamos. El dios, que decian Tanga, en que adoraban
tres en uno, y uno en tres, como ya vimos). Lo qual (sigue) tengo por muy
probable, que les quedó de el apostol, y ellos la aplicaron a sus idolos. Y aun
entiendo, que el nombre, que en el Paraguay dan a dios, que es Tupá, y
corresponde al /…/ lo inventaron los mismos indios, siendo las marabillas, que
de dios les comunicaba el s[an]to, y espantados dixeron Tupá? Quid est hoc? Cosa grande!
128.
Lo mismo que este author en su conquista espiritual de el Paraguay, se escribe
en la crónica citada de el Brasil, donde recopilando su autor (Vasconcelos)
varias tradiciones, y noticias, cierra diciendo: “Finalm[en]te pruebase, que
anduvo por estas partes el apostol s[an]to Thomas, por sus teatimonios infinitos de todos los reynos de la
America, y de todas las gentes, y na
{f. 054v}
naciones naturales de el Brasil, de el Paraguay, de el
Perú, especialm[en]te de el Cuzco, Quito, y MÉXICO, como largam[en]te trata y
confirma el p[adre] /…/ fr[ay] Antonio de Calancha en el lib[ro] 2 de su Historia
Peruana, cap[ítulo] 2º.
Lo que todo supuesto, quein havria, que niegue hoi el haverse de tener por
cierta, tradición tan constante por tantas vias, por tantos reynos, por tantas
naciones, y casos tan extraordinarios? De otra manera negariase la fe comun de
la tradición humana, en todas las demas cosas, tanto contra el estylo de el
mundo, e intento de la sagrada escritura, que nos dice: preunta a tus padres
y te anunciarán la verdad; a tus menores y te la dirán. Y sino, pregunto
to: asi como en el papel las letras, porq[u]e no se imprimirán tambien en la
memoria, las especies de las cosas memorables? Neguemos, pues las hazañas de
los cesares, pompeios, y de nuestros viriatos (era este autor portugues)
sertorios, y otras historias semejantes.
129. Y para mas asegurar la tradición, y especial
cuidado, que huvo a conservarla entre los indios, meditese esta breve narración
referida, por el p[adre] Alonso de el Valle, en su Historia de el Reyno de el
Chile
(lib[ro] 8 cap[ítulo] 1 [parágrafo] ult[imo]) y contestada por el p[adre] Diego
de Torres, fundador y provincial de aquella provincia, e interlocutor de el
suceso. Caminaba un dia (y era de fiesta) por uno de los valles de Quito, y
dando en un corro, o turba de indios, viio el mas anciano de ellos, que al son
de su tamboril cantaba ciertas historias en su idioma. Oianle, con notable,
atención, y cuidado otros mancebosm que no parecia
{f. 055r} 55
cia le perdían una silaba. Detuvose el religiosos
caminante; y receloso (como entonces todos los ministros) de algna superstición
en aquel tono, preguntó cuidadoso, que canto o ceremonia era aquella? Respondio
uno de los oientes, que aquel indio era el archivista de el lugar, y que al
presente cumplia la obligación que tenia de salir los dias festivos a aquel
sitio, y repetir cantando las tradiciones y cosas memorables de sus
antepasados; y hacerlo en presencia de aquellos, que lo oian, y que por su
muerte estaban destinados a sucederle en el empleo. Porque, como los indios
(añadió) no tenian libros, ni escritura, usaban de aquella diligencia para
conservar la memoria, y noticias de lo pasado. Engolosinado en la curiosidad el
religioso repreguntó, que era lo que cantaba de presente? (era todavía nuevo en
el pais) respondiosele que cantaba primero la historia, y plaga de un diluvio,
que huvo en el mundo antiguamente: el que inundó toda la tierra: Y que pasados
de aquel diluvio muchos siglos, habiéndose vuelto a poblar de nuevo el mundo, vino
al Perú un hombre blanco llamado THOMÉ a predicar una ley nueva nunca oida en
aquellas regiones.
130. Exemplo es este, y monumento, que demuestra con
evidencia n[uest]ro asumpto, y la fe, que se debe dar a las tradiciones de las
gentes, aunque mas rusticas. Y barbaras. Que mas hará el historiador mas
diligente, escribiendo en papel los sucesos, que lo que hacia aquel de el
tamboril asentándolos en la memoria de los que le estaban oiendo? Y porq[u]e
haremos mas aprecio, y estima de lo
{f. 055v}
lo que se escribe en un papel, que de lo que se
estampla, e imprime en la memoria de los hombres? Quede, pues, en quanto cabe
en la fe humana convencido, haver pasado el apostol s[an]to Thomas a estas
partes, con /…/, y /…/ de el Perú, y haver arbolado el mismo s[an]to apostol en
el pueblo de Carabuco la s[an]ta Cruz, que conduxo, levantó, y le derrocaron
los idolatras: la que pasó por fuego, y agua por respecto, e intercesión de el
mismo s[an]to y la que después de tantos siglos hallada milagrosam[en]te convencio
con iguales portentos, y señales ser obra, conducción, y preservación de el
s[an]to apostol, como dirá el sig[uien]te CAPITULO IV.
Prueba ser obra de el apostol s[an]to Thomas, y de su
merito lo raro, estraño y apreciable de la cruz hallada en Carabuco.
131. Ha convencido hasta aquí la tradicion haver sido
esta celebre crua obra peculiar, y conducción de el apostol s[an]to Thomas: y
lo convence de aquí la misma cruz por su tamaño, y estatura, por su peregrina
madera, y hechura; por su milagrosa conducción, admirable veneración que se ha
conciliado, y por los innumerables portentos, que ha hecho dios, con ella, y
sus fragmentos. Comenzando por el tamaño, y figura, ella era al parecer de un
tronco vasto; pero desconocido, y peregrino: de dos baras, y media castellanas;
gruesa, por labrar, y tan robusta, que después de labrada, en su invención,
quedó de un palmo de ancho en quadro; y tan solida, tan pesada, que la mitad de
ella, que se llevó a Chuquisaca aun
{f. 056r} 56
aun siendo de bastante corpulencia, y robustez, iban
(como dice la historia) rebentando dos mulas que la llevaban, en unas
prihuelas. De que en en esta corte (dice el d[octo]r Alfaro) hai
abonados testigos, que la vieron llevar. Pondera el mismo la pesadez de su
materia, y asegura haver hecho varias veces experiencia, y no con algun trozo,
sino con muy pequeñas particulas, de su tronco, q[u]e echadas al agua se hunden
al instante, y van a fondo. Y aquí resalta el antiguo portento de este sagrado
leño; pues llevandolo, y debiendolo llevar su entera ponderosidad a los
profundo, quantas veces la sumergieronlos idolatras, en el vecino rio, la
hallaban nadando, y sobreaguada, como corcho. Y en que, parece, le comunicaba
su agilidad, y volatilidad el s[an]to apostol.
152. Esto empero debemos entender quanto a aquel dote,
y preeminencia de no permitir hundirla, y sepultarla, mas no quanto al trabajo,
y martirio de cargarla.
Es ciertisimo, que el s[an]to apostol fue devocisimo de las llagas de su
dicino maestro, que como el colyrio de sus ojos, y llaves maestras de su fe,
tuvo siempre en el corazon, y a la vista. Y como exteriormente no las podia
llevar por muestra a los gentiles, se aprovechó sin duda (razona con su Historia
Moral cap[ítulo] 27 el p[adre] Acosta) de el sagrado instrumento de la cruz, en
que se abrieron, y estamparon. Y de aquí tambien (a mas de la constante
tradicion) se debe creer, que siempre caminó la cruz consigo. Cargó la cruz
desde el principio de su predicación hasta el fin. Cruz en el corazon, cruz en
la voca; cruz en las manos, y en los hombros, cruz en sus ropas, y vestidos (de
que, como diremos, hizo gala) en el oriente, nos dicen los historiadores dio
por signo
{f. 056v}
no de la fe, que se volveria alli a predicar, una
cruz; aquella ante {la} que siempre hacia oracion. En Meliapor, y Hermite,
donde fue martyrizado, se muestra (y vemos) otra cruz cortada de piedra con
algunas manchas de sangre, orlada de letras incognitas, como las que aquí en Occidente
referimos, y dexadas las otras cruces de piedra, que dexó en varias partes; la
que conduxo a Carabuco, aunque de palo, parece en lo perchado, y solido de
piedra, de piedra en el peso, y de piedra en su incorrupcion: sumergida bajo de
tierra quinze siglos, y extraida tal como hoise admira, entera, solida, y
macisa, como lo pudiera estar una piedra, con un olor tan especial, que,
parece, se embalsamó a la incorrupcion.
133. Y creemos se labró de alguna madera de aquel pais? De ello debianhacerse cargo
los que dificultaron, se huviese de embarazar con tan pesada carga el s[an]to
apostol, por tanta longitud de leguas. Pero los desengañó la inspeccion, No se
hizo, ni se pudo hacer, en Carabuco. No se halla, no en toda su comarca, no
digo madera parecida; pero ni alguna provechosa para obra mucho menor, que su
cruz: pobrisima aun de la leña, que se astilla para el fuego. Depusolo en su
discreto Memorial el Consejero don Francisco Alfaro: “Advierto (dice) que en
todas aquellas tierras alrededor de la laguna (que todas las he andado) son muy
faltas de madera, y aun de leña. Sin duda (sigue) aquella cruz vino de muy
lexos; porq[u]e no he visto en todo el Perú, madera semejante, ni de su
incorruptibilidad, olor y color”. La misma inopia, y falta de ella se averiguó
de todo el distrito, y provincia de el Paraguay: “Porque en treinta años
(decian) sus
{f. 057r} 57
sus primeros ministros, que andamos en aquellos montes
en busca de indios gentiles, nunca hemos visto tan especia de madera.
134. Sin embargo uno de los mas diligentesm, y
curiosos, que logró, y con testimonios autenticos un pedazo de esta cruz
milagrosa; cotejandola con una especie de madera que se halla en el Brasil, que
los naturales llaman xacaranda, y los hespañoles palo santo, de que se labran piezas muy
curiosas por remedas al ebano; halló, que es de la misma especie, y asi lo
afirman, y aseguran artífices practicos en conocer, y labrar esta madera, con
quie se confirió y especuló, con todo cuidado, el olor, y color de una, y otra,
muy particularm[en]te en el peso. Y se halló tambien, que asi como muy pequeñas
partículas, o hastillas de el palo santo luego que se echan en el agua se hunden,
y van a fondo, asi tambien las de esta cruz, y su madera. De donde se convence,
que el s[an]to apostol formó esta cruz en el Brasil, donde al menos para la
America Meridional, comenzó su predicación. Y se hace creible comunicó esta
especie de madera a las virtudes, que la experiencia nos enseña en beneficio de
la humana salud, por quanto bebida l’agua con que se cuece haze provechosos
efectos, principalm[en]te contra la disenteria: causa por la que la voz comun
de los convalecidos le han puesto por nombre palo s[an]to.
135. Y como no lo havia de ser, asi en la madera de
esta especie, como en el figura de la cruz, por el contacto de el apóstol? Que
no le comunicaria de esas virtudes al cortarla, labrarla con sus manos?
Cargarla, conducirla por tanto tiempo, y tantas leguas? Mas de
{f. 057v}
de mil, y docientas corren desde el Brasil hasta el
pueblo de Carabuco, adonde la conduxo, y enbió. Y que no beberia de sus
sudores? Que no apuraria de sus afanes? Qué? De aquellas manos sacratisimas que
tocaron, penetraron, se internaron en las llagas de el salvador, fuentes de que
reboza, y se difunde la Divinidad de el hombre dios? Y que no se le comunicaria
a la misma cruz en premio, y recompensa de su atlante? De sus ansias, fatigas,
y cansancio, que padeceria y sufriria en tan prolijo camino, y tantas leguas?
De los frutos de este arbol sagrado hemos de colegir los trabajos, y afanes de
su autor, en conducirlo y arbolarlo.
136. No creo, dexe de confundirse, y moverse al
agradecimiento, el mas distraido, viendo de aquí con quanto esmero, empeño, y
trabajo tomaron los sagrados apostoles, y s[an]to Thomas principalmente el de
anunciar, y predicar la fe de Christo. No le bastó a este su apóstol amantisimo
correr lo mas de el mundo antiguo; corrió (como vamos viendo, y veremos) todo
el nuevo, y aun no conocido nuevo Mundo. Y lo corrió no solam[en]te suportando
la cruz interior de la evangeliza predicación y sus peligros, sino las que
agovian el cuerpo: las cruzes, que labró, y arboló. Cómo? (se debe presentar)
viajaria el s[an]to apóstol mil y dozientas leguas desde el Brasil a Carabuco,
llevando al hombro aqeuella cruz cuia mitad agovió dos bestias bien robustas?
Que afanes? Que fatigas en tan prolija caminata? Ni dexa dudar que la
soportase, cargase, y trajere consigo, la
{f. 058r} 58
la misma profecia de el Paraguay, “Quando viereis
(decia a sus vecinos) mas hombres sucesores mios, que traxeren CRUCES, como yo
traigo; entonces volvereis a oir la doctrina, que os enseño”. Yo ¡quanto aun
pesadas, mucho menos las de aquellos sucesores ministros! Que las traxeron en
las manos, aquella mortificacion, y penitencia.
137. Conocemos, y tambien confesamos que su divino
maestro a cuio precepto, obsequio, y honor consagraba estos trabajos, y
fatigas, o le esforzarian tan sobre sus fuerzas naturales; o le aligeraria de
manera el paso, y robusteza de aquella cruz, que equivaldría al de una paja. Y
que, como allá en el oriente un madero de inmensa magnitud, que muchos hombres,
y elefantes no podian mover de su lugar, echando el cinto el s[an]to apóstol
lo arrastró, y conduxo por diez millas a que sirviese a la fabrica de un
templo: con la misma facilidad, fuerza y vigor cargaria, y suportaria por
tantas leguas el sagrado madero de su cruz al edificio, y fabrica espiritual de
Carabuco. Pero como el señor con su Divina Providencia, vivifica, y tambien
mortifica; fortalece, y tambien debilita; debemos, si admiramos de las fuerzas,
compadecernos de sus trabajos, y fatigas, que para augmento, y premio de su
merito dexaria sufrir al s[an]to apóstol; pues quando en estas mismas
correrias, permitió, como vimos, lo apedrearan, y azotaran los gentiles, quando
lo dexaba en sus aflicciones, y prisiones hastas que los angeles vinieran a
desatarle, y consolarle; quando a este, y demas de sus s[an]tos o apóstoles les
permitio tantos trabajos
{f. 058v}
bajos (como de si enumera 5 Pablo) y finalmente quando
a todos los dexó morir, y acabar el rigor de los mas atroces tormentos; como no
se agotaria, y recrearia en los trabajos, y fatigas, que suportaria con tan
pesada cruz el s[an]to apóstol, por la quebrada, espinosa, amarga senda de mil,
y docientas leguas caminadas, sin mas Cyrineo, que su paciencia?
138. Ciertamente dixo muy bien su amado maestro ¡Que
harian sus mismos portentos, y maiores! Y lo digo, y creo por esperincia,
viendo la cruz de el Salvador hundida, y sepultada por tres siglos solamente:
la de s[an]to Thomas, por quinze siglos aquella en piedra viva, y tierra
enjuta: esta, entre cieno, lo /…/ les, e inmundicias: aquella, que la calificó,
y publicó un milagro, o de resurrección, o danidad: a esta tantos portentos
(dice el latino historiador de el Paraguay lib[ro] 6 cap[ítulo] 4) quanto fue el aplauso, y
celebridad, que se concilió en poco tiempo (Tantam celebritatem brevi
tiempote consequutum (crucem) quantium illepanata inmacula pepeverunta)
entre los quales aquel (sigue) es el mas asombroso, y admirable, que a la
manera, de la original cruz de el redemptor; cortada, y dividida en varias
particulas, nada pierde de su tamaño, y magnitud; creciendo otra vez tanto
quanto para fomento de la piedad de los devotos decrece, y disminuie el corte
de pequeñas partículas. Nada mas ponemos, que sus voces traidas de el latin al
castellano (Inter que illud mirandet magis quon non secus ac primaria cruz,
particulatim seisa nihil sus magnitudenis deperdat, tantum portentose creceré,
quantis ad
{f.
059r} 59
ad
tovendam mortaluion pietatem minutarum particularum /…/ deprevenit.
139. Ni se desconsuele el efecto entendiendo, que el
autor, fabrica, y lugar en que se hizo esta cruz, como su atlante, y conductor
por tantas leguas, con su ereccion, derribo, combustión, sumersion, y
sepultura; se quedó tambien sepultada en las cavadas minas de la America, donde
todo lo raro se entierra, y solo se afana, y saca plata y oro, corrió, y se
difundio al orbe catholico; bien que como de mas reciente data su invencion, no
la escribiesen, ni pudiesen escribir los primeros authores de estas partes;
llegó por fin a la capital de el mundo, Roma, donde logró admiración, credito,
y tambien veneracion a sus reliquias.
Y fue quando el v[enerable] Diego de Torres, fundador de su provincia, y primer
provincial de ella en Paraguay; nombrado procurador general de aquella curia:
llevó (cosa rara!) llevó reliquias de Indias para Roma; y labradas de
hastillas, o encostradas en oro (como se explica el latino historiador) las
regaló a la santidad de Clemente VIII, y a muchos de los em[¿?]mos cardenales,
quienes con la precida admiración de su origen, y debida veneracion a sus
portentos, las recibieron, y apreciaron. De que tomó el mismo procurador
testimonio, que asegura, observó para historiarlo el dicho author (Noster (dice)
Didacur de Torres carabucensi crucis particulas auro inorustratas Clemento
Octavo, et aliquos purpurantis patribus cum obtuliret, non sine astimatione rei
mirabilis, receptas fuise, un authenticis schedir traditis reperio) y esta
fue propriam[en]te la cruz, que se labró s[an]to Thomas para entrar a predicvar
en el Perú, donde le vamos a buscar y será en el CA
{f. 059v}
CAPITULO V.
Muestra haver entrado, como, y por donde vino al Perú
el apóstol s[an]to Thomas.
140. Si alguno duda (dice el historiador de el
Paraguay) como navegó el apóstol S[an]to Thomas para l’America, lea la carta
escrita en l’Asia de un piloto, que hace manifiesto, y demuestra, como le pudo
hacer, sin milagro (si quit ad dubiter quo tandem mudo in American apostolus
navigarit, legat epistolam Assiaticam Navarcha demontrantis, id, sine miraculo
fieri potusse) Reflexando empero las noticias, y tradiciones referidas, como
algunas aun no expresadas, ni hallamos necesaria la prolija indagación de su
natural navegación, y transporte.
Muchos de los mismos gentiles, que lo comunicaron, y asecharon, dexaron por
tradición a sus menores haverlo visto navegar sobre su manto, y a pie enjuto:
otros haverse hecho largo camino de arena sobre el mar (el que se admira, y
venera todavía). No pocos, destrozar los carrizales, y arrasarlos, para hacerse
camino en las lagunas, que aun dura, con el respecto y nombre de su autor.
Vieronle otros navegar sobre su cruz, sino en pie sobre ella, arrodillado, como
hace creer su devocion. Y muchos finalm[en]te queriendole aparecer, y
desaparecer subitam[en]te de sus ojos, afirmaban que venia, e iba por el ayre:
motivo porque la desvaratada veneracion o superstición de los indios mexicanos
lo auguraron (como veremos) dios de el ayre, adaptandole el arrheo de plumas
ricas y los peruanos, que con los mares le dieron el nombre, que lo
expresaba espuma de el mar.
141.
{f. 060r} 60
141. Poco empero tenemos que averiguar de estos
transportes, quando por las mismas tradiciones de los indios, principalm[en]te
de el Perú, aun los authores, que menos creieron su arribo, nos dicen por
donde, y como vino. El famoso Antonio de Herrera Chronista General de las
Indias, averiguó (Dec[ada] 5, lib[ro] 3 cap[ítulo] 6) lo que declara en estos
terminos “Cuentan los indios, según lo tienen por tradicion de sus antepasados,
y parece, por sus cantares, que en su antigüedad estuvieron mucho tiempo sin
ver el sol (sería acaso el eclipse universal, en la Pasion de el Nombre de
Dios) y que por los grandes votos, y plegarias, que hacian a sus dioses, salió
el sol de la laguna Titicaca, y de la sila, que está en ella, que es en el
Collao; y que pareció luego (seria a los diez o doce años) por la parte de el mediodia
un hombre blanco, de gran cuerpo, y de venerada presencia, que
era tan poderoso, que bajaba las sierras, crecia los valles, y sacaba fuentes
de las piedras, al qual por su gran poder llamaban Principio de todas las cosas
criadas, y padre de el sol (delante a sí, podemos discurrir, lo que les
predicaba de dios) porq[u]e dio el ser a los hombres, y animales, y por su mano
les vino notable beneficio: y que obrando estas marabilas, fue de larfo [h]azia
el norte, y de camino iba dando orden de vida a las gentes, hablando, con mucho
amor, amonestando, que fuesen buenos, y se amasen unos a otros: al qual hasta
los ultimos tiempos de los ingas llamaban Ticu viracocha, y en el
Collao, Tuapaca, y en otras partes Amará, y que le hicieron
muchos templos, y vultos en ellos a su semejanza a los quales sacrificaban”.
Con que ya tenemos
{f. 060v}
mos en el Perú, un hombre blanco, barbado, poderoso,
de tales prendas virtudes, y hechos milagrosos, que lo tienen los gentiles por
dios, le levantan estatuas, adoran en imagen, le labran templos, y ofrecen
sacrificios. Y no será este el que con las mismas virtudes, y portentos, han
corrido todas aquellas partes, le iban llamando en unas Pay Sumé, en
otras Sumé, Thomé en otras? Si este no es, quien hai, que me
diga, quien fue aquel?
102. Dicen tambien (sigue el mismo Herrera, y con mas
expresion a n[uest]ro asumpto) “Dicen tambien, que pasados algunos tiempos,
oyeron decir a sus maiores, que aparecio otro hombre semejante al referido (era
el mismo ya visto en una parte, ya en otra) que sanaban a los enfermos, daba
vista a los ciegos. Y que en la provincia de los Cañas, queriendo locam[en]te
apedrearle, le vieron hincado de rodillas alzadas las manos al cielo, invocando
el Divino favor. Y que parecio un fuego de el cielo, y que los espantó tanto,
que con grandes gritos, y clamores, le pedian, que los librase de aquel peligro,
pues les venia aquel castigo por el pecado, que havian consentido: y que luego
cesó el fuego, quedando abrasadas las piedras, y hoi dia se ven quemadas, y tan
livianas, que aunq[u]e grandes, se levantan, como corcho. Y dicen, que desde
allí se fue al mar, y entrando en ella, sobre su mando tendido, nunca mas se
vio: por lo qual le llamaron Viracocha, que quiere decir espuma de el
mar nombre, que despues mudó significacion. Y que luego le hicieron un
templo en el pueblo de Cacha”. Hasta aquí, con sus mismas voces Herrera. Y de
aquí la cri
{f. 061r} 61
crisis que hace de esta tradicion.
143. “Algunos castellanos (sigue) solo por su
discursohan dicho, que este debia de ser algun apostol; pero los
mas cuerdos lo tienen por vanidad; porq[u]e en todos estos templos se
sacificaba al demonio, y hasta que los castellanos entraron con los reynos de
el Perú, no fue oido ni predicado el s[an]to Evangelio, ni vista la s[antísi]ma
señal de la cruz”. No havia visto, ni se havia noticiado a este escritor la de
Carabuco, que acabamos de referir. Y si esta no, por haver sido posterior su
invencion, al tiempo, en que escribió su Historia General, las obras, que hemos
referido, y se hallaron a los principios, y entrada de los castellanos; podian
haverle dado alguna luz dios nos libre de seguir con preocupacion alguna
opinion queremos hacer fundamentos a impugnarla los que le son a establecerla.
144. Fue acaso (podia reconvenirse a este author) fue
acaso alguno de los posteriores castellanos, o ministros espirituales, aquel
venerable estrangero, aquel hombre blanco, barabdo, que hacia un portento a
cada paso, y que predicando al verdadero dios, primer principio, criador de
todas las cosas, y que por su hijo, y verbo lo hizo todo; lo equivocaron
neciamente con el dios verdadero los gentiles, llamandole, por el gran poder,
que ostentó; Padre de el sol, y principio de todas las cosas? Pues si se
asienta por tradicion constante, vino al Perú, y por donde tal hombre que
predicó; y obró, como lo hicieron los apostoles; como no se predicó, ni vió el
evang[eli]o en estas partes, hasta que entraron aquí los castellanos? No es el
evang[eli]o de Christo, y lo mas substancial de su ley, ordenar la vida,
amonestarse {f. 061v}
se siga la virtud, se dexe el vicio; que se arten unos
a otros, como proximos, y predicar, y amonestarlo, con amor? Luego el que
tantos siglos antes, que vinieron los castellanos, amonestó, y predicó estas
maximas, acreditandolas a portentos; predicó, y anunció el evangelio? Luego,
con mas cordura, estrivando en estos fundamentos, procedian los que tuvieron a
aquel hombre milagroso por apostol, que no los que asentando estos,
principios, y desentendiendose de ellos, lo tuvieron por vaidad, y antojo
solamente.
145. Convenimos en que todos aquellos templos (como
asienta este author) se sacrificase al demonio esta corrupción, este exeso no
desmiente, que viniese antes un apostol y predicase el evang[eli]o erigiendose
algunos, mediante su predicacion al dios verdadero, como el de Pacha Camac, en
el Collao; el que aquí en Cacha erigieron a este mismo personage, que vamos,
teniendo por apostol, colocando varios vultos suios, o imágenes. Pero aunque consagrados
al dios verdadero; el demonio, que aun alterca obstinadam[en]te la semejanza de
el altisimo los pervertirá, y tyranizaría para sí, abrogandose los sacrificios.
Bien que si en e que erigieron a este apostol, solo dirigia el el {sic} culto,
y adoración de sus imágenes, ni esto aquello harian buen paladar al demonio, a
quien amarga extremamente la veneracion de los santos.
146. Ni que aquellos idolatras tuvieran a este hombre,
y lo veneraran por dios, desmiente, que viniera, y fuese apostol: como no
desmiente, ni impugna, que viniesen a Lycaonia los apóstoles Pablo, y Bernabé
{f. 062r}
nabé, ni que predicasen la fe, y el evang[e]l[io]
el que aquellos gentiles los tuviesen por dioses, o uno por mercurio, a otro,
por José. Si lo hicieron aquí a vista, y en presencia de el apostol estos
indios; es de creer les reprehenderia tambien como alla a Pablo, y Bernabé a
los Lycaonios: que haceis, les diria tambien hombres necios? Hombre soy tambien
y apostol, como vosotros: eso mismo, que haceis, como que es idolatría, os
prohibo. Y os predico, y persuado os convirtáis al verdadero dios, al criador
de el cielo, y de la tierra.
Si esta apotheosis, e idolatrita adoración fue en ausencia (como lo fue) de n[uest]ro apostol, no tenemos, que culpar, sino al demonio,
que borrandoles la idea de el criador, los arrastró a adorar la criatura, y
culparemos tambien a estos idolatras, a quienes (por de piedra tambien su
corazon para arraygar la semilla evangelica) anunció y prefetizó el apostol
varias veces havian de olvidar su doctrina, y enseñanza; pero que vendrian
sucesores suios a reproducirla, y repararla: fuera que no dicen, ni por asomo
las historias que los indios peruanos diesen al apostol, y sus vultos la
adoración, que al dios verdadero. Esta daban tan solam[en]te al
Pacha Camac, al que tenian por dios invariable, señor absoluto, y superior; al
sol, que tambien veneraban era con mucho menor remuneración, y solam[en]te
como a visible bienhechor. Como es posible, que librandolos de aquel terrible
incendio de la cordillera, y haciendolos otros beneficios, adorasen, y
venerasen al apostol.
147. Que asi fuese, lo convence la tradicion referida
por los mas punctuales autores de singular erudición, como manifiesta el libro
que escribió e intituló: Discursos sobre el credo; viviendo de el
clerigo
{f. 062v}
go secular en Nueva Hespaña averiguó mucho, y singular
sobre la primitiva predicación de el evang[eli]o en
estas partes. Y haciendo prolifera información de el ingreso de este portentoso
estrangero azia el Perú, asienta “que en la casa de el sol, en el Cuzco,
hallaron los españoles una estatua de oro, de un hombre, con barba larga. Y que
los indios afirmaban, que entre ellis se decia, que en tiempo muy antiguo havia
venido un hombre de aquella figura y talle, navegado sobre su manto por la mar,
y enseñandoles cierta doctrina, olvidada, ya y enterrada, con el tiempo, que
les dixo, que despues de muchos años, haviendola olvidado vendria gente de el
oriente, blanca, y barbada, como el, que se la tornaría a enseñar. Y que asi
conservaron su estatua como de hombre divino entre sus dioses” Luego debemos
inferir lo estimaron, y veneraron, como hombre milagroso, y su especial
benefactor, no como a su Pacha Camac, supremo, e invisible dios y señor.
148. Lo mismo en substancia escribe hasta (Deproc/…/
Ind/…/ Sal/…/ lib[ro] 1 cap[ítulo] 2)
si bien añade) por anticipación, y equivocación, de el lugar en que fue
martyrizado, con su doctrina, cosa alguna, ilustre en señales, y virtudes, fue
coronado con el martirio. Pero el famoso escritor augustiniano maestro fr[ay]
Rodrigo de Loayra, morador de el Perú por muchos años, escribe lo mismo, y
añade (lo que ya escribimos por averiguación de Juan de Betanzos, y expresó el
mismo Herrera, como vimos) conviene a saber “Que por no haver querido los
indios recibir la doctrina de aquel hombre santo descendió fuego de el cielo, y
los abrazó, y quedaron los cerros abrazados, y las piedras he
{f. 063r} 63
hechas piedras pomes” Con mas claridad la
averiguada tradicion de los indios de el Cuzco, sobre que un hombre blanco, y
barbado (que ellos llamaban Viracocha) havia habitado por alli en una
cueva, que señalan, y que se presumia ser apostol. Sufraga a esta verdad Pedro
de Cieza, author aprobado, y diligente en averiguar tradiciones de el Perú:
quien asegura haver sabido de los españoles, que entraron en el Cuzco, con
Pizarro que en las ruinas de Moyna, cerca de esta ciudad, se hallaron una
estatua de piedra; conforme al talle de un hombre, con vestido talar e[tcétera].
149. No parece pueda establecerse mejor, y con
fundamentos de tradición, e historia el ingreso, peregrinacion, y habitacion de
este hombre blanco, y prodigioso misionero en l’America meridional. Pero lo
individuó mucho mas el citado historiador Pedro de Cieza, escribiendo lo que
halló mas notable en el pueblo de Cacha, lugar de la persecución, y pedrea,
contra aquel huésped, que arrodillado, y alzadas las manos al cielo (como lo
pinta Herrera) invocaba el divino favor. Refiere la forma, que tenia la
estatua, que los gentiles de este pueblo hicieron en memoria de aquel hombre
que hizo aquella marabilla de el fuego. “Era, dicen, la estatua de la estatura
d un hombre, su materia, y talar vestidura de piedra y una como corona, o tiara
en la cabeza; y que viendola algunos hespañoles, dixeron podria ser figura de
algun apostol, que huviese llegado a aquella tierra”. El otro historiador juan
de Betanzos hace mas expresión de esta misma estatua diciendo “Que en memoria
de este hecho milagroso hicieron
{f. 063v}
ron los indios una estatua de piedra, gravada en una
muy grande, que tenia cinco baras de largo, y una de ancho”. Padrones todos,
diria yo, que despues de quinze siglos persuadieron a los españoles mudam[en]te
haver ya alborado, por alguno, y no por otro, que por el apostol s[an]to Thomas
la luz de el evang[eli]o en estas partes. Pero aun se ha de fundar mejor de
ellos mismos, y será en el siguiente
CAPITULO VI
Continuase la mucha materia, y de las estatuas
referidas, y otras q[u]e se hallaron en el Perú, se prueba el ingreso no de
otro que de el apostol s[an]to Thomas, a aquellas partes.
150. No solam[en]te los autores españoles referidos,
en quienes, por alguna equivocacion o falta de instruccion, podia caber alguna
duda: sino tambien los historiadores de e pais, y que de alli con la naturaleza
mamaron las noticias, y antiguas tradiciones d los indios; nos instruien sobre
la venida al Perú de aquel prodigiosos estrangero, y estatuas que le
levantaron, por los beneficios recibidos. El inca Garciaza de la Vega descendiente
por madre de los incas, y plaias de el Perú, y escritor de toda instruccion
describe el original, su imagen o estatua diciendo “Era un hombre de buena
estatura, con una barba larga de un palmo; los vestidos largos, y anchos, como
tunica, o sotanas que llegaban hasta los pies. Tenia un estraño animal de
figura no conocida, como garra de leon, por el pescuezo, con una cadena, y el
ramal de el la
{f. 064r} 64
la en la mano de esta estatua. Todo estaba contrahecho
de piedra” Este vulto, o estatua asienta el mismo Gacilazo, mando hacer, y
trazó e octavo rey inca, que aquí, y por el motivo que veremos, se comenzó a
llamar Viracocha: mandola esculpir, con tanto empeño, que no acertando
los artifices formarlo, como les decia, se puso, y asistió el inca muchas
veces en la figura, y talle en que dixo haverla visto, y en el que por su
respecto, y reverencia, no permitió se pusiese para figurarla, otro alguno: la
que perfecta y acabada a su gusto, la colocó en la capilla, y tabernáculo de el
sumptuoso, magnifico templo, que labró en Cacha, y hallaron, aunque buscando
oro, los arruinaron los españoles.
151. Pero se debe reflexar que sino este gran templo,
la estatua es la misma, y de las mismas señas, que nos han dicho los
historiadores. Herrera, nos acaba de decir “que a aquel peregrino hombre
portentoso, que apareció por el mediodia en el Perú, hasta los ultimo tiempos
de los ingas, lamaban Ticci Viracocha y que le hicieron muchos templos,
y vultos en ellos a su semjanza: porq[u]e le vieron navegando sobre su manto,
añade, le llamaron Viracocha que quiere decir: espuma de el mar.
Y que luego le hicieron un templo en el pueblo de Cacha. Y que algunos
castellanos dixeron que este debia de ser alguna apostol”. Hasta aquí
Herrera. Salazar: “Que en la casa de el sol hallaron los españoles una estatua
de oro de un hombre con barba larga, que vino navegando sobre su manto por la
mar, enseñando cierta doctrina; y que asi como conservarn su estatua, como de hombre
divino entre sus dioses. La
{f. 064v}
La tradicion de el Cuzco asegura “Que en aquella
cueva, que señalan, habitó un hombre blanco, y barbado llamado Viracocha,
de quien se presumió res apostol”, Cieza, por fin, y Betanzos nos han dicho
“Que por el milagro de e fuego los genies de Cacha levantaron estatua a aquel
hombre, que lo apagó. Y que esta fue con vestidura talar, corona, o tiara, y
tal que viendola los españoles la juzgaron de algun apostol”.
152. En esto ultimo conviene tambien Gracilazo escribiendo:
“La estatua semejaba a las imágenes de nuestros bienaventurados apostoles; y mas propiam[en]te a la de
el s[eñor] s[an] Bartholomé; porq[u]e la pintan con el demonio a sus pies, como
estaba la figura de el inca Viracocha, con su animal, no conocido. Los
españoles haviendo visto este templo y la estatua de la forma, que se ha dicho
han querido decir, que pudo ser que el apostol s[an] Bartholomé llegase hasta
el Perú a predicar a aquellos gentiles, y que en memoria suia huviesen hecho
los indios la estatua, y el templo”. No creo dexaron mal los españoles. Y
dirian mejor, haciendose cargo de los fundamentos de señas historia, y
tradicion, que hemos producido. De los que si se huviese hecho cargo, y
reflexado Gracilazo: hallandose apostol, en la tierra, y contornos de el Perú,
y viendo lo llamaron Pay Sumé, Zumé, Thomé, Thomas, y que este tambien
supo atar, y llevar al demonio, huviera dado, quiza con mas acierto, y no tan
leve conjetura el apostolado de el Perú al apostol s[an]to Thomas. Mas no todo
se puede reflexar.
152. “Los mestizos (prodigue Gracilazo) naturales de el
Cuzco, de
{f. 065r}
de treinta años a esta parte en una cofradia, que hicieron de
ellos solos (que no quieren que entren en ella hespañoles) la qual solemnizan
con grandes gastos tomaron por abogado a este bienaventurado apostol, diciendo,
que ya, que con ficcion, o sin ella, se havia dicho, que havia predicado en el
Perú; lo querian por su patron”. Uno y otro nos parece se puede decir: con
ficcion, que un apostol predicó en el Perú: con ella, que fuese s[an]
Bartholomé, de cuia predicacion en estos reynos, no hemos hallado seña alguna.
Pero reduciendose aquella cofradia, y devocion de los indios de el Cuzco al
apostol, que les predicó; es, en la realidad de el apostol s[an]to Thomas, y en
el nombre, de s[an] Bartholomé.
154. Ni tienen los mestizos de el Cuzco que quexarse
(como les lamenta Garcilazo) que los hespañoles les sahieran no aplauden en su
cofradia, y en sus gastos, al apostol; sino al inca Viracocha en imagen,
y en la que a este inca representa; pues allá va, en su favor, lo que hemos
reflexado hasta aquí. La estatua, que colocó en este augusto templo de Cacha el
inca, que de aquí se llamó Viracocha; no fue, no, de propria invencion,
ni la que le representó el original, o fantasma, que dixo (y ya diremos) vio en
la cueva de Chita: si empero la misma, y de las mismas señas que muchisimos
años antes, y en tiempos anteriores a los incas; estaba en otros templos, y
lugares erigida a aquel milagroso hombre blanco, barbado, que navegó sobre su
manto, e hizo otros muchos beneficios, y portentos, por los quales se la
erigieron, lo veneraron, y pusieron entre sus dioses, por Divino: luego
a este mismo fue al que se la levantó, en el
{f. 065v}
el sumptuoso templo, que labró en Cacha, el inca,
octavo rey de el Perú. Y si le erigió estatua y ñabró templo, por la aparicion,
y beneficio, que, dixo, le hizo; este mismo será (al menos en imagen) el que le
hizo aquella aparicion, y beneficio. Para cuia cabal inteligencia se hace
preciso, y extremadamente necesario tocar otro punto de historia.
155. El Inca, octavo rey de el Perú, que arbitró
llamarse Viracocha, fue hijo, y príncipe heredero de Yaguar Huacac,
septimo en orden: e hijo tan diferente de su padre, que quanto este pacifico,
medroso, y enemigo de guerras, y conquistas: este altivo, valiente, y
pendenciero le causaba frequentes desasones; le daba, con domesticas, y
publicas riñas, pesadumbres. Hostigose el padre, acordó apartarlo de sí, y ya
en diez, y nueve años de edad, lo mandó una legua de su corte, a unas grandes,
y hermosas dehesas, que decian Chita, donde havia mucho ganado de el que servia
a los sacrificios de el sol, para q[u]e alli con los demas pastores lo cuidare,
y apacentase. Ocupacion en que lo mantuvo tras unos años. Veinte y dos tenia ya
el pastor príncipe, quando sus comitiva, ni aparato, partió para la corte,
instalando a las guardias, le precisaba habñar al rey su padre, a quien traia
de parte de un su hermano una embaxada de importancia. Irritose el rey,
amenazandole de muerte, debida por ley al que, como el, quebrantaba mandato
real. Pero instando de sus magnates, y para mejor reprehenderle, le dio
entradas presentose a su padre, diciendo, como un personage, por nombre Viracocha,
{f. 066r} 66
(de las mismas señas de la estatua) blanco, barbado.
Talarmente vestido, que traia en cadenado un fiero monstruo, en el punto de
aq[ue]l medio dia (era ya tarde) ni bien dormido, ni despierto, recostado a una
cueva de Chita, se le havia aparecido, y mandado, dixese a su padre (a quien
reconocia por hermano) supiese, y advirtiese, como varias proviincias de las
mas belicosas, y descontentas de sus reynos, se le havian rebelado, y con gran
ptisa (a precaver cabal defensa) marchaban con numeroso exercito azia el Cuzco
a destronarle, y desposeerle de el imperio. Que asi a el, como a su padre
prometia auxiliar en esta urgencia.
156. Enfadose notablem[en]te el rey su padre: tuvolo
por antojo, y ficcion de su condicion belicosa; reprehendiole, y echó de sí
asperam[en]te pero a pocos dias hizo el hecho verdad la prefocia: marchó para
la corte numeroso exercito de aquellas, y otras provincias rebeladas a su
exemplo: hallose el rey desproveido de defensa, como poco afecto a las armas:
desamparó la corte, buscando donde asegurarse hacian lo mismo los incas
cortesanos, y magnates: lo que sabiendo el principe, juntando la gente, que
pudo, la que detuvo de los fugitivos, y socorros de otros fieles vasallos,
enemigos de los rebelados; a costa de una sangrientisima batalla, obtuvo
victoria, libertó la patria, aseguró el imperio.
157. Hagamos aquí alto, e indaguemos, supuesta la
verdad de el suceso,
como seria, y quien haria esta aparicion? Eso primero, que se presenta es el
demonio, que hecho a tratar, y comunicar, con estos indios, le fungiria
aq[ue]lla
{f. 066v}
aquella imagen, que describe, le sugeriria, lo que ya
havia espiado, y sabido de la rebelion de las provincias, prometiendo, como
siempre su aiuda. Pero reflexando los efectos , que siempre procura este
enemigo sean los peores; no los hallo tan malos, que no pitasen en honestos, y
laudablem[en]te provechosos: no dexando de serlo prevacer, e impedir una
traidora rebelion de gentes perversas, carnizeras, y cebadas en carne humana,
pervertidoras de las leyes, virtudes y regimen del imperio de los incas,
conspiradas en destronar al rey legitimo, la vida, y sucesion a su familia.
Proiectos todos de las provincias rebeladas, y atrocidades, que mas procura
sugerir el demonio, que impedir. Por lo que no se me hace author de embajada
tan util, y noticias tan provechosas.
158. No se me hace tan dificil, aunq[u]e estraño, que
un angel, o aquel discipulo o apostol, cuia imagen ya vista, y conocida en el
Perú, afirmó aquel principe se le hizo presente, y habló; le hablase, y
sugiriese esta provechosa noticia. Por quanto. Siendo aq[ue]l o debiendo ser,
angel bueno, y el otro, en bien fundado sentir apostol, y este s[an]to Thomas;
parece mucho decir que un angel, o un apostol se familiarizasen tanto a un
gentil, que cuidasen, y acudiesen con tanto empeño a sostener su imperio, e
impedir su desolacion. Y mas quando a uno, u otro en sus historias se le dice,
y da el vituperio de fantasma, que era lo que decian los indios peruanos haver
alli aparecido a aq[ue]l principe. Voz a la verdad mal sonante pa
{f. 067r} 67
para el cielo! Pero por lo que hace al s[an]to
apostol, no pienso, le disgustaria, que despues de haverle llamado Viracocha,
o espuma de el mar, por verlo en el navegar a pie, enjuto, le llamasen y
tuviesen por fantasma, viendo que asi tambien llamaron a su maestro no
conociendole en el mar (rutavenint es se phantasma) y por lo que hace al
ange, no le disminuie antes le acrecienta la bondad, el que aun siendo gentiles
los principes, y reyes, sus clientes, cuidase de su imperio, y acudiese a
evitar su destruccion. Que no, no eran menos gentiles los persas, y ya sabemos,
que el angel diputado a su custodia, hizo aquella famosa resistencia no menos
que al arcangel s[an] Gabriel, para defender a sus clientes. Con que, o ya
fuese angel bueno, u apostol, y apostol como s[an]to Thomas bien podrian hacer
tales oficios.
159. Y apostol, digo, como s[an]to Thomas tan amante,
y charitativo
[h]azia los hijos, que afanó engendrar, o engendró en Christo; que ya en la
gloria, como refiere Thomas /Stapleton/, y expuso al Papa Calixto II, y
congreso de Cardenales, Juan Patriarca de los indios, por el de 1120; apacienta
anualm[en]te a los pueblos, que convirtió con la sagrada eucharistia (lo que sí
sea en realidad, o en apariencia, allá lo disputarán las escuelas). De que
infiera, que haviendose declarado inquilino, padre, y protector de ambas
americas, cuidaria, y cuidará de sus gentiles, guardaria, y guardará sus
dominios. Y mas, si, como trae tambien la historia, reveló en esta misma
ocasion, y a este principe, el futuro fin de su idolatria, el
{f. 067v}
el arribo d egentes blancas, que los sacarias de su
ceguedad, a justa ley. Profecia, que solam[en]te reveló a su sucesor este
principe, y cada uno a los quatro reyes posteriores; bien que la reservaba cada
uno para sí, a fin de que publicando el fin de su imperio, no descaeciese su
obediencia. Oficio todos, dignos no de el demonio, sino de un angel, o un
apostol.
160. Pero no me atrevo a resolver, fuese uno, u otro.
Bastame lo hiciese aquella imagen; la que describió, en su aparicion este
principe;
y la que de tiempo inmemorial se presentaba en publicos templos, y lugares a
aq[ue]l prodigioso hombre blanco, barbado, de talar vestidura, nombrado espuma
de el mar, o viracocha, navengado sobre su manto. Y si aquello, q[u]e hace
la imagen, hace el original, o prothotypo, seria s[anto Thomas en imagen el que
hizo aquella aparicion, y mandó hacer la embajada: el que la havia, sin
influxo, ni medio de el demonio; a quien, como la voa, y con la cruz, havia
encadenado aquí con la mano y ostentaba ligarle, y sugetarle, a fin, que si le
havia soltado en tantos siglos, tyranizado, y pervertido a estos miserables; lo
volviese a atar, y encadenar, por medio de los evangelicos ministros, que como
hermanos, y sucesores suios, armados tambien de la cruz, los havian de venir a
corregir lo que por exceso de el culto, y error en entender a su predicacion,
delinquieron, levanta{n}dolo al ser de dios, como dice el sig[uien]te
CA
{f. 068r}
68
CAPITULO VII
Excedense los indios peruanos a tener por dios a aquel
prodigioso hombre blanco; que fue s[an]to Thomas: y de los otros nombres, que
le dieron se convence haver sido el apostol.
161. Tanto podemos decir quisieron los indios de el
Perú al apostol S[an]to Thomas, disfrazado en aquel portentoso hombre blanco,
que vinieron a quebrarle los ojos, quebrandoselos antes ellos mismos. Uno, y
otro podemos decir, viendo, que ciegos de obsequiosos, lo equivocaron, y
quisieron tener por dios; exceso, que mas querria vengar, que ver el s[an]to
apostol. Pero que dicen se vio claramente, en su ausencia. Este nombre
alegorico espuma de el mar, o Viracocha, que los primeros habitadores
de el Perú dieron por blanco, y sobradamente en el mar a aquel prodigioso
estrangero; no se vio, ni vio en aquel reyno, mas que para significar,
respetar, y venerar a este mismo; hasta que el octavo de los incas reies,
siendo principe, dixo a su padre, que se llamaba asi el personage que en su
verdadera, o fingida aparicion, se le havia presentado, y hablado. Y como este,
segunsu relacion, se le havia insinuado por pariente, y hermano de su padre
(como lo somos todos, por proximos, y tambien por hijos de dios) se vio de
aquí, como ya para sí, y demas incas hizo patronimico el nombre, llamando de
alli adelante, los quatro ultimos reyes, e incas restantes Viracochas.
162. Ni se contentó con solo este: picó mas alto, y
como serervó para si la profecia, que
{f. 068v}
que le hizo el que llamaron su fantasma; a /…/
de el fin de su imperio, y esta la pasó a padre alguna vez; ya a mas de
pariente de a/…/ hombre divino y milagroso, tomó la investidura de profeta; y
como a tal le obedecian y consultaban sus mismos engañados sacerdotes. Con que
a pocos saltos, mas que pasos y bien altos, se encaramó en la divinidad, y
repartió a los otros incas.
De aquí ya todos los reyes incas eran dioses; ya se les daba veneracion, y
adoracion, como a descendientes y parientes de el primitivo Viracocha, que solo
fue s[an]to Thomas apostol. De aquí las tradiciones fabulosas, que, alterando,
y equivocando su doctrina, tuvieron de la creacion, inundaciones, y nueva
poblacion de el universo. Predicoles, como de creer, el s[an]to apostol, que
dios n[uest]ro criador, y padre crió el mundo: y como el apostol llamase a dios
su padre, y criador, y ellos con su espuma de el mar huviesen por Viracocha
bautizado;
ya decian que un señor llamado Conticci Viracocha, havia salido de una
laguna (y era el mar por donde aportó s[an]to Thomas) acompañado de cierto
numero de gentes, y havia ido al lugar donde ahora es Tihuanacu, para hacer
alli la creacion de el sol, luna, estrellas [símbolo de etcétera]. Y en verdad
no era mas que haver salido de aquella laguna, y estado por alli, el que
llamaron Viracocha, y fue el apostol, que les predicó.
163. Predicoles tambien, e intimoles, como universal
castigo el diluvio: la muerte, que por sus pecados incurrieron tods los
hombres, y aun los brutos, porq[u]e les servian solam[en]te como en l’arca, en
ocho de la hhumanidad, y un par de cada especie de
{f. 069r} 69
de animales, se utilizó todo su genero: como Noe,
fuera de las aguas y de l’arca pobló, y repartió, en pocos de sus hijos todo el
mundo. Y de esta instrucción que tuvieron (como vimos) contraiendola a los de
su nacion, fingieron, que cesando el diluvio, aparecio un hombre en Tuhuanacu
(que está al mediodia de el Cuzco) quien se ostentó tan poderoso, que partió, y
repartió el mundo, en quatro partes, y las dio a quatro hombres, que llamó
reyes: el primero Manco Capac, el segundo Collá, el tercero Tocay, y el quarto
Pinahuac, en lo que comenta tambien Garcilazo. Y con mas expresio el Acosta,
que dice: “Cuentan (los indios) que de la gran laguna Titicaca salió un
Viracocha (Viracocha tambien havia de ser, o fur Noé, por hombre blanco,
o el apostol, que les relataba esta historia, y lo equivocaron con Noe), el que
hizo acsiento en Tihuanacu; donde se ven pedazos de edificios muy antiguos, y
estraños; y de alli vinieron al Cuzco, y asi tornó a multiplicarse el genero
humano” Hasta aquí Acosta.
164. De donde debemos colegir, y colegimos que aun las
fabulas, que undieron los indios peruanos de su origen; las fundaron sobre
verdades, y doctrina, que les predicó el s[an]to apostol. Fue suio sin
controversia alguna, y por constante tradicion el nombre original de Viracocha. Y este tomaron los incas
posteriores, de los primeron habiradores de el Perú, contemporaneos de el
apostol, que por él lo conocieron, y nombraron, venerandole, por la noticia de
su milagroso arribo al Perú, y continua predicacion, en los las imagenes, y
estatuas q[u]e le erigieron por memoria
{f. 069v}
moria; de que agradecido, y benefico azia el imperio
el s[an]to
apostol, se insinuó para favorecerle, a la vista, o imaginación de aquel
principe, que, como dixo, que la vió, colocó su imagen en el templo, en que
solam[en]se
te adoraba el sol, por benefico, dios visible, y el Pachamama con superior
adoración por dios supremo e invisible. Hasta aquí nada se pensó, ni se dixo,
sobre si era, o no, dios el apostol figurado en aquella imagen, hasta que aquel
principe, ya rey, consintió en la tentacion de ser dios, por sobrino de el
aparecido Viracocha, u hombre blano, que nunca fue otro, que el postol. Y como
las deidades fingidas son tambien, como los huertos, y jardines, que los hace
quien los cultiva, como a aq[ue]lla quien las adora (Qui clit ille facit)
en breve tiempo asi el inca sobrino, como el tio Viracocha, y aunque hombre
blanco, hermano (por hombre) de su padre; los hizo dioses, bien que efimeros,
el ciego culto, y veneracion de los que lo adoraban, y adulaban. De donde vino
solam[en]te
tener al s[an]to
apostol, como a primer Viracocha, por dios.
165. No negaré que el comun enemigo, como
aposesionado, tantos siglos de las miserables peruanos los atraería, y
arrastratia a innumerables superstciosos excesos de el culto, con festejos,
inciensos, sacrificios debidos al criador solamente. Y aunq[u]e
estos no disculpa el maior culto y adoración, que daban a su Pachacamac, dios
invisible, único, y supremo; con todo no destruie, ni contradice en modo alguno
la tradicion de el aribo, y predicación de el s[an]to
apostol, inmemorialmente conocido, y figurado en el que llamaron Viracocha,
por hombre singular en el Perú, esrangero, blanco, y barabado author
{f. 070r} 70
tor de maravillas, y portentos, atlante de la cruz,
predicador de celestial doctrina. Veese mas clara esta verdad, y que asi estos
indios, con su veneracion, como el demonio, con su introducción hicieron, y
deshicieron dioses; veese, digo, mas clara en el nombre que los indios de el
tiempo de los incas dieron al primitivo Viracocha este fue Viracocha Pacha
Yachachec,
nombre, que asi muchos de los indios, como de los authores daban a dios
indiferentemente. Asi Acosta, que tratando de la victoria, que por la noticia
de la rebelión, y auxilio, que le ofrecio, y dios al principe el que llamó su
tio Viracocha; dice, la onsiguió, con el favor de el dios Viracocha Pacha
Yachahec.
166. Por tal dios lo tenian, y llamaban muchos indios,
de quienes se quexa Gracilazo, haver quitado, y disipado al dios verdadero el
nombre antiguo, que fue Pachacamac solam[en]te
nombre, que sigifica al criador, vivificador, u alma de el muncdo (y el que
solo, dice, daria, y ningun otro, si le preguntasen, quien es dios?) y haver
tomado para significarlo el nombre: Conticco, o Ticco Viracocha Yachachec, inventado, y compuesto nuevam[en]te
por los indios modernos, ignorantes de la lengua quichua, idioma general
de el Perú; y por los escritores hespañoles, mal informacos de estos mismos
indios. Quexa, que comprueba claram[en]te el exceso, y supersticion de los indios
modernos, de el tiempo de los quatro ultimos incas, si, como se dice, tuvieron
por dios, y adoraron como tal la estatua de el apostol, hombre blanco, barbado,
portentoso, alcalde y encadenador de el monstruo infernal, que con el nombre, y
antigua tradicion de espuma de el mar, o Viracocha, vio en la cueva de Chita, o
fingió haver visto el octavo inca, a quien au {f. 070v}
auxilió, y dios aquella victoria. Ni perjudica a esta
verdad, que ingiriendose, y entrometiendose el demonio en todo lo que cabía a
adoracion y culto a dios, entre estos miserables; asi como les fingió, y
persuadió (como ya imos) que el era el dios Pachacamac, y uno y otro el mismo
que predicaban los cristianos; les sugiriese tambien, y persuadiese, que era
Pachacamac el Viracocha, y el mismo dios, que los dos. Pues (como razona el
inca Gracilazo) este estrangero tenia tanto poder entre aquellos infieles,
haciase dios, entrandose en todo aquello, que los indios veneraban; havia
tambien en la eregida estatua, e imagen de el antiguo viracocha, haciendolo dios
por serlo él, conviertiendo en superstición la tradicion, y en idolo la imagen
de el apostol.
167. Si empero el hombre enemigo trazó esta apoteosis,
o divinizacion de el apostol, y su imagen, con el perverso fin de borrar su
memoria, y la de la doctrina, que enseñó, le salió muy vano su ardid, por[u]e
en la misma corrupción, o adicion que hicieron a su nombre se rastreaban aun
los buenos oficios de su apostolica predicación, y magisterio. Al nombre
original de Viracocha, expresivo, como que el principe colocó su imagen en el
templol estos otros: Tica, Pacha, Yachachec, nombres en que bien apurada
su etimología, según su idioma; expresan el empleo, superioridad, y oficios, de
un predicador apostolico. El nombre Ticci, en su significación rigurosa,
no quiere decir mas que Fundamento; nombre, que da s[an]
Pablo a los apostoles, y que, en peregrinación tan pro
{f. 071r} 71
prolijam trabajos, y fatigas tan grandes; tuvo sin
duda el apostol s[an]to Thomas, en estas remotisimas regiones,
fundando en ellas, y siendo su apostolica predicación el fundam[en]to
de la cristiana religión, promulgada, oida, aunque no conservada, por
desgracia. Por lo que en la voz Ticci, se decia haver sido fundamento,
el que llamaban Viracocha; pues como ethymologiza, y saca de su raiz
Gracilazo, es lo mismo, que Enseñador, maestro, y doctor de todo el mundo:
Titulo, que dio Christo a sus apostoles, y grado, que lees confirió quando
inviandolos a todo el mundo, les mandó enseñar a todas gentes; y ministerio,
que, como en el munco antiguo sus coapóstoles, de que por mas que invidioso el
demonio, quisieresele entrometersele, y unir par su persona, y oficios, en la
estatua, e imagen de el estrangero prodigioso hombre blanco, barbado, espuma de
el mar, o Viracocha, colocada en el templo, y tenida supersticiosam[en]te
por dios; permanecia (anq[u]e corrompida) la memoria, tradicion, e
imagen de el apostol. Fundamento, como lo fue, de su doctrina; enseñador,
maestro, y doctor de el Nuevo Mundo, expreso en el Ticci, Viracocha, Pucha,
Yachachec, nombre antiguo, y nuevo, que le dieron.
168. Ni deberá estrañarse que el nombre, y tradicion
de el Viracocha, por tantos siglos antes de la monarquia, e imperio de los
incas reservado, mantenido religiosam[en]te y solo usado para refrescar la memoria y
veneracion de aquel portentoso hombre blanco, peregrino, y admirado en estas
partes; se usase, y familiarizase tanto depuse. Fue para
{f. 071v}
ra alli, providencia, e intercesión de el s[an]to
apostol, para resucitar su doctrina, y desterrar la idolatrita ceguedad de los
peruanos. Familiarizase a la vista, o imaginación respetuosa de aquel inca a
quien reveló la sublevación de su imperio animó, y auxilió en la batalla, hasta
conseguir la victoria. Y se familiarizó tan propriam[en]te que se
le dio com de una misma familia, llamando de aquí, asi estos, como Viracocha. Y
como el que lo era verdadero les havia profetizado varias veces, que antiquada,
y olvidada su doctrina, vendrian hermanos suios, hombre tambien blancos,
barbados, que traerian cruces consigo, como el traxo, comenzaron de aquí a
deponer su antigua barbarie, el genio cerrill, a aficionarse, y respetar a los
europeos, que ya, ya aparecian, y se dexaban ver en las costas.
169. Esta terminante profecia, y la anterior, hecha al
principe inca, por su tio Viracocha, o Phantasma; sobre que breve acabaria su
imperio; los tenia entre amor, y temor, deseando, y temiendo aportasen los que
por hermanos de su venerado Viracocha, ya miraban, como parientes. Y en fin,
como ya el mar oprimido de las naves, espumaba, o desembarcaban hespañoles,
como espuma; comenzaron a multiplicarse los nuevos espumas de el mar, o
Viracochas, profetizados, y esperados: Y los indios peruanos, a familiarizarse
con ellos, a tenerlos (deseosos de emparentar con gente blanca) por parientes,
y a llamarlos a boca llena Viracochas. Lo primero: por la profetica promesa es
el apostol, sobre que venfria sus her
{f. 072r} 72
hermanos, y la que hizo tambien en su imagen al inca,
a quien se apareció, sobre la breve ruina de su imperio: en cuia fe, los
conquistaron para dios, acabando con la idolatria. Todo, todo, por obra, y
proteccion de el s[an]to apostol, atareado misionero de estas
gentes, como aun mostrará, por la doctrina que les dexó el sig[uien]te CAPITULO VIII:
Por las noticias de la cristiana religión, y doctrina
evangelica alli hallada se colige ultimam[en]te haver
venido al Perú el s[an]to apostol.
170. Perdonenos el inca Gracilazo, ni, reconociendo, y
confesando su elocuencia, instrucción, y verdad, nos atrevieremos a contradecir
su dictamen. “Los incas reyes (dice) y sus amautas, que eran los philosophos,
rastrearon con lumbre natural,
al verdadero, sumo dios, y señor nuestro, que crió el cielo, y la tierra, al
qual llamaron Pachacamac”. Convenimos en la verdad de este conocimiento,
y lo expendimos ya latamente, admirando tan claro, y expresivo nombre de dios,
en gentes tan barbaras, e incultas. Pero con licencia, y paz de el inca, no
podemos creer, no creeremos, que con sola la luz natural rastrearon los incas
peruanos, y alcanzasen conocimientos tan sublimes, y expresivos de la deidad:
de un dios, que por su divina inmensidad, ni está lexos, sino muy cerca, e
intimo a cada uno de nosotros: de un dios, qen quien tenemos todo n[uest]ro ser, vida, y movimiento; que por esencia,
presencia, y potencia está en todo el mundo, y fuera de él, que
{f. 072v}
que por su omnipotencia, y providencia, lo anima,
vivifica, y mantiene, por su espiritualidad, y luz inaccesible, no puede el
hombre atalayarle, y verle, sin morir, y reverencia, toda veneracion, y
adoración: todo lo qual incluian ciertamente conocian, y reconocian en lo que
contenia aquella myateriosa diccion: Pacha Camac, en la que entendian alma
de el mundo, y hacer en ellos oficios que l’alma, con el cuerpo: en la
sumisión profundisima con que le nombran, y finalm[en]te en
adorarle interiiorm[en]te como quien dice en espiritu y verdad, y
no sujetarle a imágenes, y simulacros.
171. Y diremos de aquí que esto rastrearon con lumbre
natural? Quanto mas creible, y quizá necesario, es de creer que el apostol s[an]to
Thomas, divino, atareado sembrador de la evangelica semilla en las remotas
tierras de el Perú les sembrase, expusiese, y cultivase el grano de
conocimientos tan altos, que, si sembrado, como el mas pequeño de mostaza,
regado, y cultivado a sus afanes, y sudores, creciere hasta los cielos, a fin
que aguilas los topo, bebiesen luces, y conocimientos claros de dios? Lo mismo,
y con mas razon debe decirse de las noticias de mas altos mysterios. Descrean
unos, mofen otros, otros desprecien la imagen, que decian los indios peruanos
Tanca Tanca:
estatua, o simulacro, en que adoraban, un dios en tres, y tres en unos: tengan
por imagen solam[en]te las tres estatuas, uniformes, como todos
confieran, y distintas solam[en]te en el nombre, que llamaron Apu Inti,
Churi Inti, e Inti Huaqui, y en que tambien decian significaban al
padre sol, o sol señor ; el hijo, sol, y al sol hermano: no den
{f. 073r} 73
den aprecio a las tres estatuas de el Chuquilla,
dios de el ayre, entendiendo en el nombre Chuquilla al dios padre, era castilla,
dios hijo, y en el nombre Inti Illapa, al dios hermano, u consorte en la
deidad: y no es tambien creible, y casi necesario de creer que predicado, y
expendido por el apostol s[an]to Thomas a lod primeros habitadores de el
Perú el misterio de la Trinidad soberana, lo mandasen de vulto a la memoria, lo
conservasen, y transfieren, aunq[u]e ruda y confusam[en]te a los
incas, fundadoresm, y ultimos habitadores de su imperio?
172. No sea, asi como no lo pudo ser: digan los que se
encapricharen en no creerlo; quien les enseñó a los incas embutas, o
Phylosophos, que el hombre no era bruto, que siente, y no discurre, sino
compuesto de cuerpo, y alma racional? Qu l’alma es espiritu inmortal, y el
cuerpo de tierra?
Lo que inferian de que se convierte en ella, y por lo que le llamaban Allpacamasca,
que quiere decir: Tierra animada? Digan quien les enseñó a llamar al
hombre Pluna, que es, sugeto de razon, y entendimiento; y a los brutos; Llama,
que significa: Bestia? Quien les levantó la consideracion, animó le fe a
creer, y saber, havía otra vida, y vida eterna, con descanso para los buenos,
castigo, y pena para los malos? Quién les enseñó a separar senos y lugares? A
partir de, y dividir el mundo, llamando Hanan Pacha al cielo, o Mundo
alto; donde iban los buenos, tras el premio: al mundo visible, y en que
vivimos Havin Pacha, que suena Mundo baxo, y Uru Pacha al
mundo inferior, subterraneo, y centro de la tierra, alojamiento, como se
persuadian, de los malos; lugar, que decian: Zupaypa Huacin, y
significaba: casa de el demonio.
173.
{f. 073v}
Alcanzarian, con sola la luz natural el fondo de el
mundo, y sus espantosas señales? Guerras, esterilidades, terremotos, eclypses?
Que perderia su luz el sol, y luna, y se obscurecerian totalm[en]te?
En cuia fe, a qualquier eclypse, y mas de sol, desfallecian, llorabanm
clamaban, como que fuese la noche anterior de aquel dia. Doria el hombre
natural solamente declararlas, el ultimo incendio, que decian tambien havia de
acontecer, concurrir, y acabar con todo el mundo? No sabemos, que naciones
cultas, y ladinas, aun de las que pellizcaron alguna cosa, y arañaron de las
divinas letras, se huvieran hecho de creencia tan clara, y terminante de las
verdades evangelicas. Y que diremos de el arduisimo articulo de la resurreccion
de la carne, tan resistido a creer (como vimos) de los philosophos, y sabios de
el mundo, y tan recibio, creido y entrañado en todos los indios peruanos? Lo
alcanzarian por hombre natural, teniendolo tan arraigado, como expende el mismo
Gracilazo? Nos echaremos precipitadamente a adivinar quien, sino fue s[an]to
Thomas apostol, los instruió en estas verdades?
174. No hallamos, sino nos engaña la pasión, por donde
escapar de este dilema: o las alcanzaron, con sola la luz natural, o se las
intimó, y enseñó alguno? Quien haia sido este nos lo deberán enseñar los
Herreras, Torquemadas, Grijalvas, y quantos a carga cerrada (y tambien ojos)
despues de havernos ministrado muchas de las noticias, señales, y vestigios de
la christiana religion, que se hallaron en ambas americas; se cierran, arman, y
se aferran en propugnar que hasta que ellos, y los hespañoles vinieron a ellas,
no huvo notocia
{f. 074r} 74
cia alguna de el evang[eli]o en
estas partes. Lo que no creemos se armen a defender por abrogarse la gloria de
haverla predicaco sus ministros los primeros, igual gloria, y mucho maior les
resultaria a todas luces, en haver recobrado lo perdido, enseñar lo olvidado,
resucitar lo muerto, volviendo a predicar lo ya no oido: y viniendo, con el
credito, y honra demandada por la repetida profecia de el s[an]to
apostol, que ya diximos, predixo abiertam[en]te a sus
oientes, vendrian hermanos, y sucesores suios, a recordar su doctrina ya
olvidada.
175. Dirán algunos (como virtió de la cruz de Guatulco
el Torquemada, que la erigió alguno de sus religiosos) dirán, digo, que otros
que aquí se hallaron, levantaron esta, y las otras? Que estos, y sus zelosos
capellanes sugirieron una, u otra verdad de la religión a los indios. Que estos
ya libres de el rumor de las armas, y pacificada la tierra, por amor proprio, y
adular (como huvo quien dixera) a los hespañoles, se las
vertieron, y vendieron por suias, y que las sabian de antemano? Y nos dirán
tambien, sino hicieron, ni tuvieron mas que hacer los hespañoles, en estos sus
trabajos, y escubrimientos; que ir sembrando, y levantando multitud de cruces,
y tantas, como labradas, pintadas, chicas, grandes, solidadas de cal, y canto,
se hallaron en Cozumel, en Yucatan, y en ptras partes? Quienes fueron los
hespañoles tan descuidados de sí, y cuidadosos de sembrar estas señales, que,
como en s[an]ta
Cruz de la Sierra, acuchillados, y perseguidos de los indios, se pusieron tan
despacio a cortar, y pulir una lamina de piedra, esculpirle dos huellas de pie
humano, y labrarle a punta de cincel una cruz? Quienes desde el Brasil, por
mil, y doscientas leguas de camino
{f. 074v}
mino, cargaron un madero incomportable, labraron una
pesadisima cruz, cavaron cinco estados y la enterraron para q[u]e
acusandose unos a otros los indios de haverla sepultado sus mayores, se hallase
y descubriese despues? Que capellanes, ministros, o soldados picando tan de
paso, y en sus costas, ignorantes totalm[en]te de su
idioma, y cuidando mas de no hambrearm y substentarse, que de predicar, y
enseñar, los instruieron tan a fondo, y arraigaron en el conocimiento de dios,
y demas evangelicos dogmas, que sabian? Creemos embarazados sumam[en]te
a los que comprendan satisfacernos estas dudas.
176. Y no se nos ofrece otro ocurso, si no
condescender con la tradicion, noticias de averiguada historia, y voz comun, diciendo con el
mismo Herrera: que “años despues de un eclypse universal (acaso el de la
muerte de christo) apareció en el Perú, por la parte de el mediodia, un
hombre blanco de gran cuerpo, y de veneranda presencia, de las prendas, y
virtudes, que allí expende, de los prodigios, y portentos que alli alaba;
predicando la doctrinam y ley, que el da por santa: un hombre, cuio nombre (y
fue el de Thomas) se entendió, y repitió, aun en los mas barbaros, idiomas; se
conoció, y llamó por él, en el Brasil, Paraguay, e inmediatos paises de el
Perú: un hombre, que caminaba sobre el mar, se embarcaba sobre su manto, abría
cominos arenosos, y secos en los mares; los señalaba, y abria en las mas dilatadas
lagunas, arrasaba los mas apretados carrizales, a que no le cegasen el camino;
estampaba las huellas de sus pies, o ya descalzos, o calzados, en las peñas:
las rodillas, golpes de su baculo, y este,
{f. 075r} 75
te, con sus nudos, su longitud y latitud: un hombre,
que perseguido, y asaeteado rebate contra los caribes, las saetas; hostilizado,
e invadido se admira levantando las manos al cielo, orando el divino favor; un
hombre: un hombre, en cuia defensa arden los montes, si{r}viendoles las mas
duras lajas de leña, las abrasa, calcina y esponja; prorroga el incendio monte
adentro, y al ruego, llanto, y clamor de sus contrarios, los perdona, se apiada
de ellos, y corta a palos, y golpes de su baculo el incendio: un hombre, que
aborrecido, amenazado, por su continua, clamorosa predicacion, es maltratado,
preso, azotado; bajan aves (o angeles de el cielo) a desatarle, o consolarle:
un hombre finalm[en]te que le tientan con riquezas, y delicias, y las huye; le
escasean el sustento, y lo sufre; y apiadado de la ignorancia, y barbaridad de
los caribes, les enseña el pan, que han de comer, como lo han de sembrar, y
cultivar, las medicinas, que han de hacer, las caras en que han de vivir donde,
y como las puedan labrar. Pero aun hizo mas, y lo que demanda el siguiente
CAPITULO IX.
Prosigue la misma materia: indicanse otras
grandes obras, que ninguno pudo hacer sino el apostol.
177. Ostentóse este mismo personage un hombre
tan poderoso, y portentoso, que, como aun hai tradicion en el Cuzco, y de que
lo hizo un hombre blanco, barbado, como hespañol (llamado por eso Viracocha)
cruzando un rio, sin mas arrimo, que su baculo, se le atolló en el fondo, y
alli hincado, y resistente a toda fuerza; creció en una frondosisima palma, que
asombra por la altura, y belleza,
{f. 075v}
leza, que aun ostenta: un hombre, digo, que el
solo, y con su gran poder puede allanar,
y persuadir, que se hizo, y como, uno de los maiores portentos, que se hallaron
en estas partes el enigma de los curiosos, que lo ven, e historiadores, que lo
escriben: los derrumbados, y nunca acabados edificios de Tihuanacu, provincia
de el Collao: uno de ellos un cerro, o collado de tierra amontonada, tan alto,
que causa admiración, ni se alcanza, como pudo hacerse a manos? Y como, o
porque la tierra amontonada, no se deslizase, y allanase la cumbre, lo fundaron
sobre grandes cimientos?
Ignorase a que fin lo fabricaron? Si ya no fuese, que como descendientes de
Nembrob aquellos primeros pobladores, cautelasen, con aquella otra torrre de
Babel, otro diluvio universal, o particular de los vecinos rios, y lagunas, en
que pudo andar tambien la charidad de algun poderoso bienechor. Hallase tambien
alguna cosa de Nembrob, en corpulencia; dos figuras, o cuerpos de gigantes
entallados de piedra, con vestiduras talares, tocadas, y adornadas las cabezas;
bien que todo raido, y gastado, en muestra de si antigüedad. Vense tambien
otras fachadas de bien sumptuosos edificios, y lo mas admirable varias
magnificas portadas, labradas de piedras de una pieza, por todas quatro partes;
y asentadas. Para maior admiracion sobre otras piedras, que medidas
curiosam[en]te se hallara tener treinta pies de largo, quinze de latitud, y
seis de frente; siendo portadas, y tasas, cada una de una pieza; argumenta la
admiracion hasta lo sumo, como, y con que instrumentos o herramientas (que
ninguno se conoció, en
{f. 076r} 76
estas partes) se pudieron cavar, y labrar? Y
quanto maior seria cada piedra antes de labrarse, y ajustarse?
178. Al modelo de estos edificios, y con piedras
de el mismo tamaño, y symetria; dicen los historiadores de el pais, haver
fabricado los incas en ostentacion de su poder la fortaleza, y muros de el
Cuzco, que tanto celebran los authores, y parece se inclinan, en vista de su
magnificencia, a creer que solo por encantamento, u arte de el demonio, se
huviesen podido fabricar. Mas empero decian admirarse y admiramos de los
anteriiorm[en]te referidos, que si bien, como se convence de ellos mismos, es
obra comenzada, y no acabada; no tienen tradicion los moradores de quienes los
trazasen, y empezasen; si, de que de la noche a la mañana (cosa sobre manera
admirable!) amanecieron, y remanecieron hechas todas aquellas marabillas. Y con
todo mucho mas nos deben admirar los que en el mismo Tihuanacu, inmediatos a la
laguna Chuquivitu, observó, y escribió a Garcilazo, que lo escribe (1 p[arte]
lib[ro] 3 cap[ítulo] 1) el v[enerable] sacerdote Diego de Alcobaza, lenguaraz
elegante de los idiomas de aquel país, y por esta, y demas selecta instrucción,
asignado por sus prelados, continuo ministro, vicario, y predicador de aquellos
indios, a quien observó en aquel pusblo entre otros grandes edificios. “Un
patio (son las voces de el inca) quadrado de quinze brazas a una parte, y a
otra, con su cerca de ,as de dos estados, de alto; a un ladi de el patio una
sala de quarenta, y cinco pies de largo, treinta y dos de ancho, cubierta al
parecer de paja (y aquí lo mas raro, y singular) el patio (sigue) con sus par
{f. 076v}
paredes, y suelo; la sala, su techumbre, y
cubiertas las portadas, y umbrales de dos puertas, que la sala tiene, y otra,
que tiene al patio; todo, todo de una pieza, hecha y labrada en un peñazco, y
las paredes de el patio, y de la sala de tres quartas de bara de ancho. Mas
raro, y singular el techo de tal casa) de piedra tambien; pero para semejanzas
las chozas de los indios, escampadas, peynadas, o arraiada la piedra; de modo
que parece de paja. La laguna (añade) bate uno de los lienzos de el patio; pero
encuentra frente de piedra.
179. Hemos referido tan menudam[en]te estas
obras, para de ellas, y las que vamos a decir, sacamos en limpio su author, y
el que presumimos ser su arquitecto. “Los naturales (dicen) es clausula del
inca Garcilazo) que aquella casa y los demas edificios los tenian dedicados al hacedor
de el universo”. Luego para el los hizo, quien los hizo. Luego para el, y
para templo suio los comenzó, quien los comenzó tan magnificos. Y según aquella
tradicion con su perior poder, y en tan corto tiempo, que se creió de la noche
a la mañana. Danos fundamento a pensarlo la obra que afirman se admira junto a
esta, y no menos singular, que magnifica: “tambien hai alli cerca (sigue con
Alcobaza Garcilazo) otra gran suma de piedras labradas en figuras de hombres y
mugeres tan al natural, que parece, que estan vivos; unos bebiendo con los
vasos en las manos; unos sentados; otros en pie, parados otros, que van pasando
un arroyo, que por entre aquellos edificios, pasa; otras estatuas están, con
sus criaturas en las fal
{f. 077r} 77
faldas, y regazo: otros las llevan a cuestas, y
otras de mil maneras”. Esto sí digo yo, que no havia de hacer, ni podia un
arquitecto poderoso, y que tan prodigiosam[en]te emprendió labrar templo, y casa al hacedor
de el universo. Pondriase un artífice de el zelo, y santidad, que se
discurre a gastar el tiempo, estudio, y afan, que se requiere en labrar tantas,
y tan perfectas estatuas? Para sacarlas tan al vivo, y en tantas y tan
diversasaptiudes, hava precisam[en]te y debia en tantas partes, o sitios,
ponerse los originales a la vista: lo que ni havia ni podia hacer en mucho
tiempo.
180. No me persuado, asi lo hiciese. Ni tampoco se persuaden los
indios, afirmando uniformemente los presentes. “Que por grandes pecados que
hicieron los de aquel tiempo: y porque apedrearon a un hombre, que paso por
aquella provincia; fueron convertidos en aquellas estatuas.” Con que salimos de
la grandisima dificultad sobre la perfeccion, y primorosa labor de todas ellas;
sobre su naturalidad, aptitudes, diversos sitios, y lugares, que ocupan, sin
haverse movido de allí, y para alli: como que no se hicieron, ni copiaron las
estatuas de el natural; sino que de el mismo natural, y naturales, se hicieron,
y labraron las estatuas. Y salimos tan bien con la verdad de lo que referimos
arriba, sobre la causa, y tradicion de ellas mismas. No ya estatuas sino
padrones espantosos de la predicación{,} trabajos y poder de el s[an]to
apostol, en aquella ingrata provincia; y de la ingratitud, rebeldia, y
contumacia de sus antiguos moradores.
181.
{f. 077v}
181. Estas grandes obras, y edificios, es tradicion
comun, lo muestran ellos mismos, y contestan sus histroriadores, con el
diligentisimo Pedro de Cieza, en su demarcacion de el Perú, y sus provincias;
que nunca se acabaron, si que se comenzarona hacer, y dieron principio a lo que
intentaban sus fundadores; siendo, como lleva tambien la tradicion destinados,
y dedicados al hacedor de el universo; y se hace preciso creer, que el s[an]to
apostol, a costa de portentos, como el que obró, con aquel poderoso madero, en
el oriente, para edificar otro templo, o como los que hizo en Carabuco, para
traer, y arbolar su s[an]ta Cruz, comenzase a labrar para culto de
el verdadero dios este templo, y sus edificios; y que sugeridos los habitadores
de el demonio, azorados de los mismos portentos, y precision, con que se
labraban; teniendo por encantador, u hechicero al s[an]to
apostol, apelarán (como allá los phariseos contra su maestro, por las buenas
obras) a las piedras: caso, en que desamparando la tierra el s[an]to
apostol, asacudiendo hasta el polvo de sus pies; en castigo de desacato tan
sacrilego, hiciese, para padron de el escarmiento, piedras de los vivientes,
estatuas de los racionales; y estas y aquellas,en las aptitudes, movimiento, y
ocupación, en que actualm[en]te estaban sus vecinos, quando desamparó
tan obstinada, ingrata tierra.
182. Si fuera otra la satisfacción de mi genio me
atreveria a desafiar a todo el mundo, principalm[en]te al
erudito; a ver si entre las antiguas, y modernas invenciones de la gran oma, y
su estendido imperio, de las mas recientes, y admirables de l’Italica, y
Heraclia, de las que desenterró aun n[uest]ra hespaña, el erudi
{f. 078r} 78
eruditisimo Marti, y finalm[en]te entre
quantos fundó, y recopiló en su antigüedad ilustrada el insigne benedictino
Monfaucon; se hallaban obras semejantes a las de estos edificios, y estatuas,
asi en fabrica; como en perfección, y extrañeza, y mas en regiones tan
barbaras, e incultas, como siempre se creieron estas; donde hasta que no
aportaron españoles, no se havian, no digo pisado; mas ni visto herramientas,
acero, fierro, ni mas punta, que la de el pedernal, o blando cobre; aquella
trabajosa a sacarla, eesta inútil a fortalecerlas. Y sin estos auxilios, sin
las artes de una mecanica, o maquinaria muy instruida, ejercitada y exquisita;
como se desmonta, y cava un monte en un patio cercado, en una sala, casa, y
habitacion de piezas tan perfectas, techadas de piedra, como paja? Como se
conducen, y arrastran piedras, y lajas tan monstruosas, se cavan, se labran, y
ajustan para portada, y fachadas? Se cimenta un monte? Se esculpen, y tallan
gigantes? Se hace un pueblo, o vecindad de estatuas de hombres, mugeres, niños,
y utensilio tan perfectas, que representan vivamente el natural?
183. Y ya que tanto no se diga, diganos quien? Como?
Con que auxilios fabricó, o pudo fabricar estas obras? Apelar al demonio, como
se sospecha de la fortaleza, y mundos de el Cuzco, por uno, u otro historiador;
bien podrá ser, y que este mono de las obras de dios, y de sus santos, por
confundir, desacreditar, y olvidar aq[ue]llas hiciese y cuidase a hacer las otras
pero que él ni trazase, y fabricase las primeras, y las hiciese, y fabricase
(como lleva la tradicion) para el hacedor de el universo nadie lo
creerá, que lo conozca y mucho menos, que las comentase, y no acabase, que
{f. 078v}
quando en su terca, obstinada pretencion de /atidad/
se las huviera abrogado para sí, y hechose adorar por hacedor (aunque
dehacedor) de el universo menos havia de convertir a sus moradores, en piedras;
pues aunq[u]e
asi lo haga, y los convierta en lo interior (para q[u]e no se
dexen convertir) pero para su adoración, y falso culto los quiere muy vivos, y
alentados; y mas para que apedreasen o un susto, quando para que lo hiciesen
mejor huviera animado a todo el mundo. Por todo lo qual me vuelco, a mi primera,
o sea aprehension, antojo, u opinion, sobre que mientras no se me asigne
arquitecto, u artífice de estas estatuas y edificios, tendré por artífice, y
arquitecto de ellos, al que lo fue de las estatuas. Y siendo según constante
tradicion, el apostol s[an]to Thomas, el que, por su dureza, y
rebeldia, convirtió sus originales en piedras; havremos de decir lo seria de
aquellos edificios, marabillas tambien de el orbe nevo.
184. Algo de estos, y otros portentos referidos
llegarian, sin duda, o por rumor, o tradicion a noticias de el celebre Abdías,
obispo, como se tituló, de Babylonia. Y siendo asi, que, como le censuran los
critucos, arrebaño quanto se encontró de noticias, y mezcló tambien muchos rumores
en su aparecida historia apostolica; tratando de el apostol s[an]to
Thomas al Libro 9 de ella, afirma,
haver oido, y leido muchas cosas, que se le figuraban pura verbosidad o
charlatanería, como dicen (si fue algo de estos y otros edificios, no deudo,
que se le figurasen increibles) sin embargo le asienta al s[an]to
apostol la habilidad, y pericia de arquitecto. Que por esta su fama fue
solicitado, y conducido de un ministro de cierto soberano a la india, para que
{f. 079r} 79
le fabricase un gran palacio: que lo emprendió, y
pidió grandes expensas a su fabrica. Que por el rey se presentaba a ver lo
escabado; se lo espiritualizó, diciendoselo havia labrado mas rico, y sumptuoso
en el cielo, con los caudales, que se le havian ministrado para hacerlo, y havia
repartido a los pobres. Fuese abdias, u otro el historiador de este palacio, no
huviera necesitado ir al cielo, y el gasto del alegria para ostentar tan
sumptuoso el edificio. Viniera a Tihuanacu, y Nueva Hespaña, veria los que
según tradiciones, e historias, edificó, y labró de la sumptuosidad, que se
admira, sin que en unos, y otros, se viese mas de espiritual, que su zelo, y
portentos repetidos. Pero lo que al fiin labró, y edificó espiritualm[en]te
indica el siguiente CAPITULO X.
Indicase lo que en fuerza de su predicación,
portentos, y aun castigos, edificó al fin de quinze siglos, en la America
Meridional, s[an]to
Thomas.
185. Hemos visto la obstinación, dureza, y rebeldía,
con que los mas de los indios peruanos, y aun de otras provincias confinantes,
resistieron a la predicación de el s[an]to apostol; las persecuciones, que les
hicieron sufrir, los trabajos, que le hicieron tolerar. Y como este zeloso
misionero trató tamn empeñosam[en]te a redundias, practicando las mas raras
virtudes, obrando los maiores milagros, sufriendo [e]xtremos
peligros, y tormentos. Provision, con que, sin arraigar la ley de el evangelio,
y conservarla, logró darla a conocer, y plantarla mas como quiera, que según
hemos visto, amontonase noticias, vestigios, y señales, ya de favor, ya de {f. 079v}
castigo, y con sus milagrosas huellas, baculo, y
cruces dexase bien arado el terreno, logró a los quinze siglos de sus
apostolicos afanes, edificar espiritualm[en]te y para
el cielo, a estos los mas barbaros, resistentes moradores de l’America.
186. Aquella pues, facilidad, y rendimiento, con que
en el Brasil, Paraguay, Chile, y demas votos reynos de el Perú, recibieron la
catholica religion
sus moradores; los progresos, que en brevisimo tiempo se hicieron en ella, y
admiran en las crónicas, conquistas espirituales, e historias se esas partes,
no tubieron aliciente mas vivo, estimulo mas penetrante, que la memoria, y
tradicion de el s[an]to apostol: la promesa, esperanza, y
posesion de sus ministros, sucesores, y hermanos que les prometió, y esperaban
para q[u]e
renovasen suu doctrina. En fe de esta, aunq[u]e con
grandes oposiciones de el demonio, y su espiritu de discordia, rindieron luego
al yugo de Christo sus cuellos, araron, y labraron la tierra mas inculta al
parecer, para la mies de el evangelio. Asombraban las pruebas de esta verdad en
las histrorias, a que igualm[en]te remitimos al curioso, e incredulo. Y
solam[en]te
damos por indicio el siguiente.
187. Esta fue aquel gentil dichoso, indio feliz, que,
entrandole a saquear la casa uno de los soldados, que lo hacian en el dia, que
rindieron al cuzco; le salió a recibir muy festivo, dandole el parabien de su
venida, y asegurandole, havia muchos dias, que lo esperaba; porque el
Pachacamac (Dios verdadero) havia fortalecido su esperanza, y prevenido en
sueños (le decia) que no
{f. 080r} 80
no moriria (como a otro Simeon) hasta que viniese alli
gente nueva, que le enseñase la verdadera ley, que havia deseado. Tengo por mui
cierto (decia al que le saqueaba la casa) que tu debes de ser el que me ha han
de enseñar. A voz de interprete, y preguntas, se certificó el español de esta
verdad: dedicase a instruir lo mejor que pudo a su ahijado: solicitó ministro,
apadrinole, y tuvo el gusto de verle morir ya christiano, a beneficio de el
bautismo.
188. Quiso dios, por premio de su zelo, que asi
tambien muriese el padrino (que era, dicen, Alonso Ruiz, hijodalgo natural de
Truxillo) quien volviendose a Hespaña, y escrupulizando, en mas de cincuenta
mil pesos, le llevó de aquella conquista; se fue al emperador, a quien como
señor de aq[ue]l
imperio
(por ignorar a quien otro lo debia hacer) restituyó toda la cantidad,
confesando su escrúpulo, y previniendo, que si su mag[esta]d le
quisiese dar alguna cosa, lo agradeceria rendidam[en]te, y si
no, sabría que no lo merecia. Admitió el emperador la tal restitucion; y en
premio de su christiano proceder dio a Alonso Ruiz, quatrocientos mil maravadies
de juro perpetuo, y de una aldehuela cercana a su patria, dicha Martha. Todo lo
qual poseen hai en Mayorazgo sus descendientes; siendo este uno, de los
conquistadores, que porque lo fue tambien de aquella alma, tuvo, con seguridad,
que comer, y lo perpetuó en sus sucesores.
189. Finalm[en]te para este, y demas indios fue
poderosisimo aliciente ver por sus mismos ojos verificada la profecia de el s[an]to
apostol; y que vendria a extirpar su idolatria no solam[en]te gente
blanca, barbada como el
{f. 080v} el, sino que traerian cruces en la mano,
como el traia. Lo que vieron verificado, no solamente en los misioneros, y
ministros, que posteriormente entraron al Perú; sino tambien en el primero qual
fue el dominico, despues obispo, fr[ay] Vicente Valverde; que afin de cathequizar al
indio Atahualpa, se le presentó, con cruz en la mano: la que perdida en el
alboroto, que se ocasionó de su embajada, la hallaron dos dias despues en el
mismo lugar, en que la havian dexado, y nadie havia osado llegar a ella antes
refleccionado sobre el portento que diremos: “La adoraron los indios (dice el
inca) creiendo que aquel madero tenia en si alguna gran deidad, y poder de
dios”.
190. Hizo mas portentos. Y fue que alborotados mas de
treinta mil indios, que rica y galanam[en]te vestidos authorizaban la embaxada;
los apaciguó el mismo prisionero de los hespañoles Atahualpa, mandando a voces,
a los suios, no hiriesen, ni ofendiesen a los hespañoles aunq[u]e prendiesen, y
matasen al mismo rey. Tocando este parage, a la verdad marabilloso, el p[adre]
Blas Valera, jesuita, e hijo de Alonso Valera, conquistador de el Perú, q[u]e
se halló presente; y de quien, afirman, lo supo, y vio de otros conquistadores,
dice, en su malograda, elegante historia Latina (llevada a Cadiz, a imprimir, y
hurtada por los ingleses, en el saco que hicieron de este puerto el de 1595, y
de que confiesa el inca Garcilazo, logró, y aprovechó algunos trozos) dice
pues, este elegante historiador, que: “como dios n[uestro] s[eñor] con la
presencia de la reyna Esther, trocó en mansedumbre el animo enojado de el rey
Asuero: asi
{f. 081r} 81
asi con la presencia de la s[an]ta Cruz, que el buen
fr[ray] Vicente de Valverde tenia en las manos, trocó el animo sagrado, y belicoso
de el rey Atahualpa, no solam[entte en mancedumbre, sino en grandisima
sumision, y humildad, pues mandó a los suios no peleasen, aunque le prendiesen,
o matasen”. Sumision portentosa a la verdad, y poder de la s[an]ta Cruz?
191. Pero lo que mas admiróm y verificó la profecia de
el s[an]to apostol, fue ver a la misma cruz hacer prodigios, en manos, no ya de
losministros de el evang[eli]o, sino de los soldados hespañoles. Francisco de
Pizarro,
y sus treze famosos compañeros, llegaron por fin al cabo de dos años de ciega,
tentativa navegacion, al celebre valle de Tumpiz; donde el s[ant]o por medio de
su cruz hizo dos manifiestos portentos. Primero, el descubrimiento de el Perú,
y el otro, el que se ordenó se este modo sierto el navìo a vista de la
poblacion, ansiaba aquella valiente comitiva, por registrar ciud[a]d que
prometia rica, y numerosa, la sumptuosidad de edificios. Fiar el registro de
uno solo era sacrificarlos a la muerte, y lo mismo si lo hacian todos los
treze. En este aprieto, cortó el nudo el famoso heroe Pedro de Candia, que con
animo varonil, fe viva, y confianza christiana, se ofrecio a ser el solo el
explorador de aquella tierra, no digo, prometida, pero acaso, ni imaginada. Si
me matan, poco perdeis, en solo un compañero, y si consigo el fin, haveis
logrado vuestro intento, dixo, y vistiendo una cota de malla, que le llegaba a
las rodillas; encasquetandose una cebada, de las mas galanas, y bruñidas
{f. 081v}
ñidas, escudo de acero, espada en cinta, y en la
diestra una cruz de madera, de una bara, y en que dixo confiaba mucho mas, que
en sus armas, tomó la tierra adentro, rogando a sus compañeros encomendasen a
dios aquel su arrojo.
192. Fue este caballero aun en el cuerpo, de regular
altitud, y gentileza, grave de semblante, y señoril, y asi medido, armado, y
prevenido, penetró con el superior aspecto, y gravedad hasta lo interior de el
lugar. Los indios ya inquietos, y asombrados por el arribo, y vista de la nave,
se asombraron mucho mas viendo un hombre tan corpulento, blanco, barbudo,
vestido de hierro de la cabeza hasta los pies: cosa para ellos nunca vista, ni
esperada. Por que le encontraban pot los campos retrocedian tocando el arma: de
modo que, quando afectando pausa, y gravedad, llegó a la plaza, y fortaleza, la
helló llena de gente, puesta en arma. Bien que adn¡mirado todos no acertaban a
hablarle, ni osaban resistirle, creiendolo cosa divina.
193. Quisiera reflexase aquí el curiosos el zelo, y
valentia de esta militar misionero, y que lo carease, y confiriese con aquel
corpulento tambien portentoso hombre blanco, barbado, y de veneranda
presencia, que quinze siglos antes, armado tambien de otra cruz, y mas de
paciencia, que de hierro, apareció aquí por estos mares, y le llamaron por
espuma, que lo creieron de ellos, Viracocha; y confiriendo sus
profecias, y cumplimiento a vista de un soldado christiano, que se les presenta
empuñando una cruz, mas que la espada, sigamos la historia de este arresto.
Dudosos los indios de tiempo entre lo humano, y divino de su huesped, acordaron
Curaca, y principales no probar ellos su
{f. 082r} 82
su valor, sino que los hiciesen las fieras. Guardaban
por orden, y gusto de su rey, un sañudo Leon, un bravo tigre, que abstraidos de
sus xaulas, los echaron al valiente soldado. Poco los estrañó su valor,
porq[u]e eran fieras unos, y otros. Pero obró mas aquí su fe, y religion, que
su valor. Opusoles la cruz, que empuñaba: y tigre y leon, depuesta su fiereza
se fueron a él, como si fuesen dos perrillos, que huviesen criado, y maneado:
se le rindieron y echaron a sus pies. Animoso mas con el suceso el militar, se
inclinó a manosearlos, y traerles la mano, por la cabeza, y lomos, poniendo
sobre ellos la cruz. Asi el apostol, y sagrado soldado de Christo s[an]to
Thomas, domellando, quando les predicó, a aquellas racionales fieras, con la
cruz, y asi, con la misma arma, profetizada, por aquel; este militar valeroso:
dando mudam[en]te a entender a aquellos barbaros, que la virtud de aquella
regia insignia amansaba, y hacia deponer su nativa fiereza, aun a los brutos.
194. A vista de tamaño portento erraron, y acertaron a
un mismo tiempo los gentiles: erraron en el tener a aquel hombre por divino; y
acertaron en el respeto, y veneracion a la cruz. De aquí provino el que
tuvieron a la que perdiio en aq[ue]l motin, que diximos, y llevó el dominico
Valverde a la que, como ya notamos, no osaron tocar, la adoraron, y dexaron
donde estaba. De aquí el erigir cruces en los altos de sus templos, y palacios,
como las hallaron los dos primeros hespañoles, que emprehendieran entrar hasta
el Cuzco. De aquí encaminase todos sus vecinos. “Al sanctuario (escribe el Inca
Garcilazo) donde tenian la cruz de jaspe christalino, que otras veces hemos dicho,
y con grandes excla
{f. 082v}
exclamaciones, la adoraron, diciendole, que pues
havia tantos siglos, que la tenian en veneracion, aunque
no en la que ella merecia; porq[u]e no havian sabido sus virtudes; tuviese por
bien de librarlos de aquellas nuevas gentes, que iban a sus tierras: como havia
librado a aquel hombre de los animales fieros, que le echaron. Y hecha la
adoracion (sigue) pusieron luego cruces en los templos, y casas reales, para
q[u]e librase aquellos lugares, y todo el reyno de los enemigos que tenian”.
195. Y esto (concluie el inca) por el continuo temor y
sobresalto, con que andaban los indios por las antiguas profecias. Y por quales
otras? Sino por la primitiva, antiquisima (de el tiempo anterior a los incas)
de el hombre blanco, barabado, portentoso, y de veneranda presenca, que les
prognosticó el fin de su idolatria, y buelta de su cruz? Segunda: por la de
este mismo, o su imagen (como lo figuraron despues) en las estatuas que le
erigieron) y como apareció al otro inca, siendo principe, le revelò la rebelión
de sus provincias, la venida de gentes, como el, blancas, la ruina de su
idolatria, y fin de sus imperio. Secreto, que aun revelado a cada uno,
guardaron de sus vasallos los reyes, e incas sucesores, y expresó con claridad
al tiempo de morir, el ultimo rey Huayna Capac. Y sobre estas verificadas
profecias, que clamaban, aunque mudam[en]te, por el total silencio, y mudez de
sus mentirosos oraculos, que luego callaron de el todo (como que a vista de la
cruz, no puedan ni /…/ los demonios) por todo lo qual: “Adoraban los indios a
los hespañoles, como a dioses (dice el inca) y como a gente tan poderosa que
hacia perder el ha
{f. 083r} 83
habla a sus oráculos, y les confirmaron el nombre
VIRACOCHA, que era un dios, que ellos tenian en mayor veneracion, que a sus
Huacas”. Y ya hemos visto lo tomaron de el apóstol s[an]to Thomas, teniendolo,
aunq[u]e erradamente por dios.
APENDIZ,
A este y otros capitulos.
196. Tiempo es ya de concluir con este apendiz el
capítulo; y resumir para mas claridad lo qie hemos vaciado en este libro. Hemos
visto en terminos de el Paraguay, Brasil, y otras costas, y lugares de la
America, un hombre peregrino, portentoso, predicador de nueva, y santa
doctrina; un hombre blanco, barbado, zarco, corpulento, cargado de una cruz: un
hombre que fixó es varias partes algunas, esculpió otras; imprimió, a perpetuos
testigos de sus pasos, las huellas de sus pies, ya calzados, ya descalzos, cavó
con sus rodillas las peñas en que oraba, y rezaba arrodillado; señaló en ellas
su baculo, u bordon; lo hincó , o se le atolló en un rio, y creció en una palma
frondosa; daba reglas de vivir bien, amarre, y ejercitar virtudes; se llamaba,
le llamaron, y aun le llaman: Sumé, Pay Zume, Thome; sufrió persecuciones,
piedras, azotes, odios, y tentaciones de los barbaros, corrió infinitas leguas,
dexó despojos, su tunica sandalias, y otras, aparecidas después de quinze
siglos: se abrió caminos con los mares, lagunas, breñas, carrizales, picos,
puntas: aportó al Perú, y huió otras veces, navegando sobre su mano embarcado
en su cruz, y sobre ella tambien arrodillado; conociese por las mismas señas
anteriores, saltaba sierras, allanaba montes, quemaba peñas, calcinaba lajas, a
fuego llovido de el cielo: llamaronle, viendole salir, como espuma de el
mar, Viracocha
{f. 083v}
cocha (que significa lo que pareció a aquellos
barbaros) corrió, y benefició todo el Perú, ya caminando por el mar, ya por el
ayre (como muchos le vieron) y con el que se podia, y pudo literalm[en]te
responderse al profeta, que inquiría. “Quien son estos, que vuelan como nubes,
como palomas (con sus polluelos) a sus nidos?”
197. Diremosle, con Thomas Bozio, que son los
apóstoles velificantes a las Indias (apostoli digentes un indiis) y el
que, haciendo nave, y velas de su manto, velificó para aquí s[an]to Thomas; el
que ya conocido, y antonomasticam[en]te nombrado Viracocha, por estas
sus apariciones, y vuelos, permaneció en imágenes, y estatuas, venerando tan
solam[en]te, como hombre s[an]to y benefactor de aquellas tierras, hasta q[u]e
haciendo aquellaaparicion al principe Inca (por la que le llamaron su
phantasma) diciendo era hermano de su padre, a quien lo invitaba, embaxador, se
le prohahijó sobrino, le labró templo, colocó su imagen, y como la havia visto,
lo tuvo por dios (y asi tambien, como su sobrino, y des[c]endiente) reservó
para sí, y los demas reyes, la profecia, q[u]e le hizo, de el fin de su
imperio, y arribo de los cristianos españoles, sus hermanos, y sucesores; por
lo que los llamaron Viracochas, como tambien al apóstol S[an]tiago,
quando los arredró en sus campañas; y los tuvieron por divinos, respetandolos,
venerandolos, y rindiendoles hasta dexarse conquistar; haciendo patente, que
asi como a s[an]to Thomas, debieron su primera predicación y enseñanza todos
los reynos de el Perú; le debieron tambien los ministros hespañoles, a su
intercesión y profecias, la segunda. Y en ella, y por ella, la facilidad, y
felicidad de su conquista. Por lo que se debe venerar, por espiritual
conquistador de l’America; aquí meridional, y adelante septentrional.
FE
{f. 084r}
84
FENIZ DE EL OCCIDENTE.
LIBRO III.
Argumento.
Silencio, y aun con tradición de los historiadores de
el pais sobre el arribo de s[an]to Thomas, y otro de los apóstoles a Nueva
Hespaña, sacase de ellos mismos, que vino a ella. Pruebase de su mismo nombre;
y como predicó, moró, y demoró en ella muchos años. Felicidades, que causó a
sus moradores su santa doctrina, y dirección. Virtudes, y moderación, que
exercitó aquí el s[an]to apostol. Su instrucción, empeño, y enseñanza para
educar la juventud. Recogimientos, colegios, o monasterios, que introduxo.
Religión observancia de sus alumnos, exemplarm[en]te religiosos. Bella
educacion de niños, y niñas. Exemplar separacion de sus padres. Persecucion de
el s[an]to apóstol. Fuga, y ausencia a predicar en otras partes. Providencias,
que tomo para partirse. Su arribo a Campeche. Doctrina que alli dexó, y se
conservó por mucho tiempo.
CAPITULO I.
Total silencio, y contradiccion de los historiadores
al arribo de s[an]to Thomas, u otro apostol a los reynos de Nueva Hespaña:
emprehendese sacar de ellos los mismos, que vino a ella.
198. Dicha seria, si como por su doctrina, señales, y
vestigios; por su nombre proprio, y alegorico de Viracocha, hemos
promovido la venida de el apostol s[an]to Thomas a los vastos reynos de el Perú;
la promovieramos tambien por los mismos a los de la America septentrional, y
Nueva Hespaña. Pero la desgracia es, o ha sido, que quanto nos ayudaron para
allo los historiadores de aq[ue]lla gran parte de l’America, nos incomodan
aquí, y contradi
{f. 084v}
tradicen los historiadores de estotra. Oponesenos como
hemos visto, el chronista General Antonio de Herrera; sufragale el s[eño]r
Solórzano; niegalo el Grijalva sugustino, y en campo abierto, el Torquemada
franciscano. Anhelabamos por el dominico fr[ay] Diego Duran, que como nativo de Mexico, y
peritisimo en el idioma mexicano, escribió un libro entero de Antigüedades
de los indios mexicanos; en que convencido de muchas señales, que afanó, y
descubrió en caracteres, mapas, y cantares, promovia la predicación, y
predicador de el evang[eli]o en Nueva Hespaña. Pues como notó el otro erudito
dominicano, fr[ay] Gregorio Garcia (lib[ro] 5 cap[ítulo] 1) “Lo echó a puerta
agena (a los jesuitas) contentandose con el interes, que por el le dieron; sin
advertir quantro importara para el conocimiento de muchas cosas, que lo
imprimiera, y sacara a luz; pues no se han visto de el, sino pedazos, con que
otros han adornado sus historias”. Y añade el ill[ustrisi]mo Davila Padilla,
tambien dominicano, y arzobispo de s[an]to Domingo. “Que, porque vivió muy
enfermo, no le lucieron sus trabajos; aunque parte de ellos estan ya impresos
(dice) en la Philosophia natural, y moral de el p[adre] Joseph de Acosta; a
quien los dio el p[adre] Juan de Tobar”. Este mismo arzobispo prometió en esta
historia (lib[ro] 2 cap[ítulo] ult[imo]) escribir sobre el mismo asumpto. Pero
no sabemos, que lo hiciese, por lo que nos hallamos sin los autores, q ue
nos pudieran coadiuvar, e invadidos de los que han de contradecir.
199. Ni entre aquellos encuentro mas apoco, que el que
nos ministra un escritor, que por incidencia tocó el punto. Fue este el
v[enerable] sacerdote, clerigo secular, d[obn] Luis Becerra Tanco, gugeto de lo
mejor, que
{f. 085r} 85
que ha dado Nueva Hespaña, en ciencia, y virtud, de
muy selecta, copiosa latinidad, y pericia en lenguas estrangeras; ya europeas,
como la portuguesa, italiana, francesa; ya orientales, como griega, y hebrea, en que hizo razonables
progresos; y muchos mas en la mexicana, y othomi, que hablaba, y entendia, como
los indios m[ilegible] loquacez a que añadió, como su principal estudio la
alianza de una, y otra theologia, que bien diremos tambien quadruple, en la
escolastica y moral; polemica, y expositiva: coronando su aplicación con la
perfecta inteligencia sabrosa posesiin, y profesion de las facultades
mathematicas; cuia cathedra regenteó en propiedad de esta universidad mexicana;
siendo antecesor, y aun preceptor de el insigne d[on] Carlos de Siguenza: y
quien (d[on] Luis Becerra Tanco) presentado por testigo en las informaciones,
que por el de 1666, se recibieron sobre la portentosa aparicion de n[uestra]
s[eñora] de Guadalupe de Mexico; hizo una cumplida, eruditisima deposicion, que
reservada, y archivada en los authos de la materia, no lograba la publica luz,
y recomendación, que merecia: hasta que despues de su muerte, acaecida el de
junio de 1672, un zelosisimo, doctisimo capitular de esta metropolitana
le dio a la luz publica el de 1675 titulandola: felicidad de Mexico,
como lo fue en la aparicion, que historiaba, y eloquencia de el author, que la
escribia.
200. Heme difundido, en referir sus prendas, y dar a
conocer este author, para mas credito, y aceptacion de su sentir, expreso en
dicho libro, impreso, como dixe, en Mexico, y reimpreso nuevam[en]te en Madrid,
en que hablando de el apostol s[an]to Thomas hace estimabilisimo excurso
“S[an]to THOMAS (dice) que sin duda fue el
{f. 085v}
el que predicó eL evang[eli]o a los naturales de este
reyno, mucho antes de la fundacion de esta ciudad, en la de Tula, o como dicen
los naturales: Tollan. De
que vi pintura, y tradición (habla de los mapas de los indios) que no puede
aplicarse a otro de el apostolado (luego figuraba, y decia, que predicó aquí
algun apostol) porhaverse conservado su apellido, DIDIMUS, esto es Mellizo.
Y de que haian quedado en las indias Occidentales rastros de este s[an]to
apostol, véanse (y cita los que traen algunos authores) y no puedo persuadirme
(prosigue) a que el coomputo de los años de que usaban los naturales mexicanos
de cinquenta y dos años cada siglo, dando a cada año la cantidad de trecientos,
sesenta y cinco dias, tan conforme a la verdad, se pueda atribuir al demonio,
padre de la mentira; sino a enseñanza de el s[an]to apostol. A que se
llega, que al fin de cada cinquena, y dos años solares, añadian treze dias
intercalares, por treze bisiestos que haia, en cada uno de estos siglos. Porque
al tiempo, que se dividieron los apóstoles, por todo el mundo a predicar el
s[an]to evang[eli]o siguieron el computo de el año ordenado por Julio Cesar,
que precedio al nacimiento de Christo S[eñor] N[uestro] que observaron los romanos
en todo su imperio”.
201. Hasta aquí este juicioso author, cuyas breves
energicas clausulas propugnan la verdad tan claram[en]te que compelen a serios
partidarios, y secuaces, aun a los autores contrarios. Ninguno mas, que el
fr[ay] Torquemada, en cuya Historia, e Indiana Monarquia, se halla [h]acinado,
junto, y compendiado quanto observaron, hicieron, y desatinaron los indios
mexicanos, y tambien los que los precedieron. Entra a histoiar la fundacion de
Tula, hoi pequeño puelo, y populosisima ciudad antes
{f. 086r} 86
tes de el imperio mexicano; y adivinando la epoca de
su fundacion se explica, en estos terminos, dignos de la mas seria reflexion.
“Poblada esta provincia de Tula, con el origen, y principio, que hemos dicho;
algunos años despues de esta poblazon, vinieron de azia la parte de el norte,
ciertas naciones de gentes, que aportaron por la parte de Panuco. Estas gentes
(sigue) fueron unos hombres bien traidos de ropas largas, a manera deturcas, o
de lienzo negro, como sotanas de clerigos, abiertas por delante, y siin
capillas; y los cuellos escotados, y las mangas cortas, y anchas, que no
legaban al codo. El dia de hoy (añade) algunas de estas ropas usan los
naturales, en su bayles, contrahaciendo a aquellas naciones, Estas gentes pasaron
adelante de Panuco, con buena industria, sin ningun encuentro de guerra, ni
pelia: y viniendo de lance en lance hasta Tullan (donde llegaron, y fueron
recibidos, y hospedados de los naturales de aquella provincia) alli fueron muy
regalados; porq[u]e era gente mui entendida, y habiles, de randes trazas, e
industrias, y labraban oro, y plata, y eran muy grandes artífices de cualquier
arte: eran grandes lapidaios, sobre estremo, asi en estas cosas delicadas, como
en dar otras industrias para la sustentación humana, y para labrar, y romper
tierras: de suerte, que, por su bien gobierno, y grandes industrias, y
habilidades, tuvieron gran cabida, y con ellos, y adonde quiera, que llegaban
los tenian y estimaban e n mucho, y hacian grande honra”.
202. Estas son en voces de el mismo Torquemada, las
dotes y prendas de estos hombres verdaderam[en]te peregrinos. Pero no nos dice
quienes fuesen? Ni de donde viniesen? Nada mas sino que aportaron por Panuco.
Apunta el sentir de
{f. 086v}
de los que los creieron romanos, cartagineses, otros,
otros irlandeses. “Y en quanto a esto, por no desvariar (dice, reservandolo a
misterio) solo se puede dexar a dios (añade) que visto por estas gentes que en
Tulla, no se podían substentar, por estar la tierra tan poblada, procuraron
pasar adelante, y fueron poblar a Cholulan: donde por el consiguiente fueron
muy bien recibidos, donde conocidam[en]se te sabe, que emparentaron los
naturales de alli con ellos, y quedaron poblados, y arraigados muchos tiempos.
(Y aquí lo mas substancial y peregrino de esta historia) Y es (sigue) que como
huviesen llegado a Tullan estas gentes, traian consigo una persona muy
principal, por caudillo, que los gobernaba; al qual llamaban: QUETZALCOUATL
(que despues los cholultecas adoraron por dios)”.
203. Este (sigue) se tiene por muy averiguado, que fue
de muy buena disposicion; blanco, y rubio, y barbado, y bien acondicionado: y
que estando en Tulan le cometieron adulterio (le hicieron agravio, u ofensa, se
entiende de el original mexicano) los señores de alli especialm[en]te
Tetzcatlipuca, y Huemac; y que visto su mal termino se salió de Tullan muy
enojado, y se vino a Cholulan (esta seria la causa de dexar a Tullan, y no
estar muy poblada, como dixo antes) donde habitó muchos años, con sus gentes.
De las quales embio desde alla a las provincias de Huaxyaca (hoy Oaxaca) a
poblarla, y a toda esa Mysteca Baxa y Alta; Tzapotecas; y estas gentes dicen,
que hicieron aquellos grandes, y sumptuosisimos edificios romanos de Mixtlan,
que ciertam[en]te es edificiio muy de ver; porq[u]e se arguie de aquellos que
lo obraron, y edificaron, se hombres de muy gande entendimiento, y para mucho,
y de muy grandes fuerzas”.
204.
{f. 087r}
87
Cortemos aquí el texto a Torquemada: y dexando lo
mucho mas, que trae sobre este asumpto, para como se nos fuere ofreciendo;
veremos sobre el canto llano de esta su sencilla narración, lo que, acerca de
la primitiva apostolica predicacion de el evang[eli]o en Nueva Hespaña (punto
en que se mostró tan contrario) se puede levantar de contrapunto. Inroducenos,
con estas nuevas gentes, cuios trages, prendas, y habilidades nos pondera; y
que afirma aportaron aquí por Panuco; una persona muy principal, que
traian consigo, por caudillo, que los gobernaba: da sus señas, y dice: se tiene
por muy averiguado, que fue de muy buena disposición, blanco, rubio, barbado, y
bien acondicionado. Con que no era indio, nativo de esta tierra; baxo,
pelinegro, lmpiño; sino peregrino, estrangero, de los que se profetizaron, y
vinieron de donde nace el sol, de el oriente: de las mismas señas (sino el
mismo) que nos dice tambien la tradicion, peregrino por la otra America, y
diseñaron sus moradores, corpulento, blanco, rubio, zarco, barbado, y de
veneranda presencia: no zafio, rudo, y de lo pocos, o ningunos alcances, que
los habitadores entonces de estas tierras; sino de las industrias, prendas, y
habilidades de los demas de su comitiva; y aun maiores; pues a todos los
gobernaba, y dirigia; artífice, maestro de arquitectos, de grandes, romanos
edificios; lapidarios, plateros, artífices de cualquier arte; asi en estas
cosas delicadas, como en dar otras industrias, para la substentacion humana, y
para labrar, y romper tierras. Y de esto, y mucho mas, con tal primor, que en
la antigua Tollan, y Cholulan, donde hizo su prolija habitación; se derivó
(como promueve aquí cuidadosam[en]te) el Torquemada
{f. 087v}
mada) llamar Tultecas,cholultecas, y grandes tultecas,
a los artífices, o maestros de cualquier arte que exercian, con primor, y
sutileza: por la que tuvieron, y enseñaron estos huespedes, doctrinados, y
dirigidos de su maestro, y caudillo Quetzalcohuatl; cuia comitiva, prendas, y
habilidades naturales tenemos diseñadas hasta aquí, y vamos a reconocerle, por
su nombre, y demas prendas y virtudes.
CAPITULO II.
Indicase por su nombre proprio, y alegorico, con otras
señas individuales, haver aportado, y morado en Nueva Hespaña el apóstol,
s[an]to Thomas.
205. Tuvimos la dicha que deseamos. Y que, como por su
nombre propio, y alegorico, se probase tambien por uno, y otro haver estado en
Nueva Hespaña. El nombre hebreo Thomas, Didimo, griego; Géminis,
o Gemellus, Latino; mellizo, castellano; es dice el curiosos
historiador Becerra Tanco, el que halló en tradiciones, y pinturas mexicanas: y
el que asegura, no poder aplicar a otro de el sacro apostolado, sino el
s[an]to; porque ninguno otro se llamó Thomas, se dixo Dydimo: y
este es el proprio, que de estas mismas tradiciones, y pinturas, nos viene
presentando Torquemada. Quetzalcohuatl, nombre compuesto de dos nombres:
Quetzali, nombre alegorico, que significa, cosa apreciable, rica,
como pluma; unica estimacion, y gala de estas gentes, como las engalanó el poeta
diciendo: El vestido de pluma mexicano (sol. 2) y el nombre cohuatl,
nombre proprio de S[an]to Thomas, porque significa Mellizo. Este
entendieron
{f. 088r}
eron por Thomas los apóstoles, y evangelistas; y este
nombre le quisieron dar dandole aquel: Thomas, el que se dice Dydimo, o
mellizo, nos repite las mas veces, que habla de el apostol s[an]to Thomas,
el evangelio (Thomas, qui dicitur: DYDIMUS) acaso (perdonese el arrojo)
para significar e individuar la grande obra, que havia de hacer, con la predicación
de el evangelio en Nueva Hespaña, bajo la expresión de este nombre; y tambien, para que se
conociese Thomas, conociendose por mellizo. De modo, van en uno cinco
nombres: hebreo, griego, latnio, hespañol, y mexicano: Thomas, Dydimo, Gemelo,
Mellizo, y cohuatl, mexicano, y de el que sacaremos otro vulgar entre
mexicanos, y hespañoles: estos, que entienden, y repiten lo que oien: aquellos,
que corrompen el idioma mexicano, queriendo hablar como españoles, y unos, y
otros, que en vez de cohuatl, el mellizo, dicen solam[en]te: el coate,
o quate mas vulgarizado, y corrupto. Pero que significa propiamente, y
en inteligencia comunisima el q[u]e nace con otro de un parto. Lo mismo
se entiende de el nombre Thomas de el s[an]to apóstol, y acaso; por q[u]e asi
fue nacido, o porque procedio de algunos de estos; como entre los romanos, de
Claudio, Spurio, y Craso, los crasos, spurios, claudios. Thomas entre
los hebreos de Theomin, los gemelos, coates, o mellizos: nombre que
corrio hasta en las monedas, llamandose los reales tomines, tomin
un real, que tiene dos medios, y su mitad medio tomin.
206. Esto por lo que hace al nombre proprio de Thomas,
al nombre cohuatl, que interpretaron, y le dieron con toda propiedad los
mexicanos: y se apropio el apóstol sabiendo, por el don de lenguas ser el
significado de su
{f. 088v}
su nombre, y recibiendolo dado de los indios, no
traido ni llevado de su patria: llamaronle cohuatl, por Thomas,
siendo para ellos, y en su idioma Thomas, Cohuatl; vulgarizado,
el coate, o mellizo. El nombre alegorico antepuesto es el adjetivo
Quetzali, que perdiendo la I en la composición, que le hicieron es decir Quetzalacohuatl,
adicion, que le hicieron después, y se grangeó la reputacion de su virtud,
haciendolo apreciable, y precioso, en gran manera; y siendo entre lo mas que
estimaban por rico, y apreciable, la pluma, de que se engalanaban, y vestian;
le llamaron para expresar la estimacion, que de el hacian; Quetzal cohuatl;
como quien expresaba, y decia, en su idioma, y en sus frases el mellizo,
el coate de rica pluma (y tambien por la que vestia, quando se revestia,
como diriamos) el mellizo galan, el Thomas rico, y bien vestido, el coate, o coate
de n[uest]ra estimacion, y mas aprecio. Y todo en expresión de Thomas, y
nombre, que le oieron, y entendieron de el s[an]to o de los de su noble
comitiva; a que añadieron tambien el de Quetzali, o rica pluma,
no solo por aprecio y estimacion, sino por su velocidad, y agilidad en los
caminos, ligereza, y casi desparecimiento en la carrera, por su transitar por
el ayre, y vuelos, que comunicaba al cuerpo su espiritu: motivo porq[u]e
desatinando despues, en colocarle, y adorarle, por dios, lo intitularon dios
de el ayre; a cuia detestable apotheosis los desvanecio el Quetzali,
o rica pluma con que pervirtieron el cohuatl, que expresaba Thomas,
o mellizo solamente.
207. Opondrasenos, por algun lenguaraz, o perito en la
lengua mexicana, que el nombre cohuatl en este ele
{f. 089r} 89
elegante, fecundisimo idioma, no significa mas que la culebra:
por lo que el Torquemada, inteligentisimo, y elocuente en dicho idioma, no da
otra inteligencia, o construccion al Quetzalcohuatl, que la de culebra
emplumada. Esta empero es la mayor propiedad, primor, y energia de el
lenguaje, que mejor se apellido Cohuatl, la culebra, por lo que tiene de
coate, o mellizo, que no el mellizo, o coate, por
lo que tiene de culebra. Llamase Cohuatl, o coatl, en lengua mexicana
la culebra; porq[u]e, como el coate, o mellizo, sale a luz, o
nace de un parto, con otro (como es sabido, nacen las culebras) y esto tan
solam[en]te tiene de ellas el coate, o mellizo, que nace, o se da
a luz con su hermano.
208. Tuvo algo mas, y muy de el cielo, para q[u]e asi
se llamase el s[an]to apóstol. Y fue la humilde confesion, y protestación de
hijo de Eva, y pecador: en los mapas y pinturas mexicanas, mismas de estas, y
otras exquisitas noticias; se figuraba la creación tambien de el hombre, y
formación de la muger; y esta se pintaba, y figuraba, con una culebra en la
cabeza, explicando en sus tradiciones, y cantates (claves de estos rebesados
jeroglíficos) ser aquella muger, nuestra madre Eva; la que, como culebra, paría
los hijos a pares, como los paren las culebras; la que engañó la de el paraíso,
se hizo a su vanda, e instigó al pecado original, llamandose de hai: la
pecadora. Notas que apreciaria s[an]to Thomas, que se expresase en su
nombre, y se significasen por el; que eso tenia mas de cohuatl, de coate,
o mellizo, haver nacido con la culpa, ser hijo de Eva, y pecador; y
haverlo esta su madre originado, y convcebido en sus pecados. Lo q[u]e pro
{f. 089v}
provocaria entablar, y entrañar con eficacia en los
animos de los gentiles, proviniendo, y anhelando impedir, lo adorasen por dios
alguna vez.
§ II.
209. No solam[en]te fue conocido en Nueva Hespaña el
apóstol s[an]to Thomas, por el nombre conociese tambien por el traje; por los habitos, y de su
cuerpo, ya de sus prendas, y virtudes. De estos tendremos mucho, que decir:
digo de aquellos; y que fueron como los de su peregrina comitiva. Ropas
largas, a manera de tunicas e[tcétera] Asi sus compañeros, y secuaces; y de
el mismo modo su caudillo, su maestro, y /…/. “Decian los indios (añade
Torquemada tratando de el, como ya dios lib[ro] 6 cap[ítulo] 24) que viviendio
en carne mortal (luego de hombre lo elevaron a dios) vestia de vestiduras
largas hasta los pies, por honestidad (como visten y deben vestir todos los
que sirven a la iglesia) con una manta encima sembrada de cruces coloradas.
Concuerda en su vestidura Herrera (Dec[ada] 2 lib[ro] 7 cap[ítulo] 2): “Vestia
(dice) hasta “en pies de blanco, por honestidad, con una manta encima, sembrada
de CRUCES coloradas”.
210. Tuvo otras preciosas vestiduras de que usaba,
como sacerdote. Y eran las que creiendo Motecuhzuma, que Cortes era
Quetzalcohuatl que volvia a gobernarlos, como decian les havia prometido; le remitió con un gran
presente a Veracruz, como individuaremos después havian conservado, y tenido en
gran veneracion los cholultecas, y tultecas, como por su derivada tradición los
reyes, y emperadores mexicanos. Todas, todas preciosas vestiduras, y ornamentos
sacerdotales de el apostol, en persona de
{f. 090r} 90
de Quetzalcohuatl, conservados por quinze siglos, y
mysteriosamèn]te venerados, por los que ya havias olvidado la fe. Pero que
despues de tanto tiempo, ignorante totalm[en]te de el mysterio, vistiò cortes
en su persona, y en la de el s[anto apostol, cuios fueron, y con que, veremos,
se armó mejor a la conquista de estos reynos, que con sus azicaladas armas
bruñidas.
211. Tras el nombre, trage, y vestiduras, que obtuvo,
y vio el s[antí]s[imo] apostol Thomas, en estas partes: no llaman los empleos,
y cargos, que aquí obtuvo, en persona, y disfraz de Quetzalcohuatl, Era
sacerdote, y rey, como en Roma, Numa Pompilio (nos advierte aquí
Torquemada, y de aquí infiere, como sigue, han promovido) como el sacerdocio, y
reybi ha andado junto, en algun tiempo, en el mundo. Pero se explicó mejor, en
otra parte (lib[ro] 6, cap[ítulo] 24) por lo que hacia al mismo Quetzalcohuatl,
digo, al apostol s[an]to Thomas. Como le vieron (dice) los indios de tan grande
ingenio, le tuvieron, en grande estimacion, y lo reverenciaron, como a rey, en
aquella ciudad (en la de Tullan) Y asi fue: porque, aunque, en lo temporal, era
el que gobernaba un señor llamado Huemac, en lo espiritual y eclesiastico,
este Quetzalcohuarl era supremo, y como pontifice Maximo”. Este
Quetzalcohuatl (havia escrito un poco antes) según historias verdaderas, fue
gran sacerdote en la ciudad de Tullan, y de alli se fua a Cholulan. Con que
tenemos ya en Nueva Hespaña al sànto apostol, no gobernador profano, no rey
temporal, sino religioso, sacerdote, obispo, y pontifice
sumo: un Quetzalcohuatl, un precioso mellizo, un Thomas Santo, que como
apostol
{f. 090v}
apostol de Christo en esta tierra, fue, como le
atribuie el mismo Torquemada, muy amigo de el culto, y adoracion, no de
los falsos dioses (como sin reflexion le levantan) si no de el verdadero dios;
instituió, y ordenó muchos ritos, ceremonias, y fiestas, para reverenciarle, y
adorarle: dispuso, y compuso el celebre mexicano calendario, como aseguró
Bezerra Tanco, y tiene aquí por cierto Torquemada. Prueba convincente de
la identidad de el apostol s[an]to Thomas, y Quetzalcohuatl.
212. Tuvo mas de religiosidad este nuestro apreciable
coate o mellizo, digo Quetzalcohuatl, Thomas /…/ fue haver tenido, y ordenado
sacerdotes, que se llamaron: Quetzalcohuatl,
significando, con este nombre posesivo (construie Torquemada) los
religiosos, y sacerdotes de la orden de Quetzaldohuatl (de cuio instituto,
observancia, y moradas diremos separadam[en]te). Bastanos por ahora indicar,
que a tanto creció aquella su primera comitiva, aquellos sus compañeros, y
sequaces, con que entró por Panuco a estos reynos, y bajo cuia direccion
reclutando tropa de christianos, exercito de fieles, fixando sus reales, y
presidio en Cholulan; donde dicen habitó muchos años; invió a poblar de {línea
incompleta} lo tropa de christianos misioneros a Oaxaca, a las Mystecas, alta,
y baja, y hasta los mas rudos Tzapotecas; donde poblados, emparentados, y
arraigados, edificaron para las almas y los cuerpos: para estos, aquellos
famosos edificios de Mixtlan, y fabrica romana, como los preconiza Torquemada;
aquellos que han sido admiracion de quantos los visitan
{f. 091r} 91
tan sumptuosos, labrados, y levantados en regiones,
donde nada se supo ni se sabe huviese en algun tiempo noticias, ni arte de
arquitectura, ni instrum[en]to de esta arte, ni herramientas, y solo el nombre,
y admiracion de ls sumptuosos edificios de mixtlan, nombre de infierno,
en lengua mexicana. Pero a la verdad de aquellos infiernos, que según
s[an] Hilario, (In pralm[…] 3) y maluenda (De Antichr[isto] lib[ro] 3
cap[ítulo] 16)
dixo s[an] Pablo, havian de hincar la rodilla al sacrosanto nombre de Jesus:
esto es, de los antipodas, y Americanos, que escondidos, y sepultados, bajo
ignoradas tierras, y mares se dixeron con propiedad inferiiores, o infiernos,
respecto de los paises conocidos.
213. Asi para os cuerpos. Pero edificó mucho mejor
para las almas, o espiritualmente, esta tropa, predicando, y cathequizando
aquellas las mas barbaras naciones. Y a esta predicacion, a esta mision,
mandada siempre, y comandada a ve[n]cer por el mismo s[an]to apostol Thomas,
bajo el nombre que tuvo alli de Quetzalcohuarl: se deben contraher y atribuir
las noticias, señales, y vestigios de la cristiana religion, y ley evangelica,
que hemos esparcido hasta aquí halladas entre estas naciones. A esta aquel
libro entero, o Biblia, como la llamaron, de figuras, que como
expresamos al num[er]o 65 hallaron los religiosos dominicos en Quic Chapa,
pueblo de la provincia Tzapoteca, quando entraron a doctrinarla; y la hallaron
en poder de el cacique de aquella tierra: libro, o biblia, sin otras letras,
que figuras, de mysterios de el antiguo, y nuevo Testamento; y que, como los
mismos religiosos depusieron, facilitó mucho su conversion, y cathequismo, por
lo que de tiempo inmemorial les havia instruido.
214. A esta misma mision de el Quetzalcohuatl, y sus
gentes, a Oaxaca
{f. 091v}
xaca {sic}, de el apostol s[anto Thomas, y sus
discipulos debemos de justicia atribuir las noticias de mysterios de nu[est]ra
s[an]ta fe, que en aquellos mapas o papeles copiados, como diximos al num[er]o {imagen
cortada} de pinturas antiquiusimas, hechas en uno s cueros largos rollizos,
como vio, y se explicó el v[enerable] p[adre] fr[ay] Francisco Gomez haver visto, viniendo en
compañía de el s[an]to varon fr[ay] Alonso de Escalona quando venian de
Goatemala, y haverlo visto en el pueblo de Nexapa, administracion de dominicos,
cuio vicario los monstró y abonó a estos v[enerables]v franciscanos. A estos
tambien, digo a los discipulos de s[an]to Thomas, o Quetzalcohuatl; y a estos,
como tambien diestros arquitectos, atribuiremos sin violencia el sacramento de
la confecion, en estatua, o las esculpidas en piedra de el confesor religioso
al parecer, e india penitente, que como expendimos al num[er]o 72 se
manifiesta todavia en una cueva, o nicho descubierto, y se le hallaron los
primeros ministros [h]azia la Villa de Nexapa, en tierra de Tehuantepec.
Hallazgos todos sin origen, y que claman mudamente lo tuvieron de el sagrado
Quetzalcohuatl, de el Thomas, que se dixo mellizo, y de sus sequaces, y
discipulos, que invio a mismionar a aquellas tierras.
215. Y en que otros mejor, que en esta noble comitiva,
y su caudillo, el apostol, s[an]to Thomas,
podremos entender, o decifrar aquella estimulacion de el profeta? “Id nuncios
mios, angeles mios, a esa gente convulsa, convelida, destrozada; a ese pueblo
terrible, mas por barbaridad, que por valor, a eso, despues de el qual, no hai
otro alguno, por situarse en los fimes de la tierra, pueblos de gentes, que
acaba del destrozo, y la esperanza, cuias tierras se han arrebatado los rios y
{f. 092r}
y lo decimos no solo por la inteligencia de el
vocablo, y otros expositores de igual nota, sino por lo que vemos de estas
gentes. Vemos venir, como nuncios de Dios, y angeles suios, y venir, sino por
ministerio tambien de angeles, como Habacuc para alimentar a un prisionero;
s[an] Phelipe, para cathequizar un gentil, al mellizo s[an]to Thomas, y sus
discipulos, y aportar a estas partes, en navegacion por ignorada, prodigiosa: y
venir, aportar, no para cathequizar, y bautizar un gentil solo, sino millares
de gentiles, no para alimentar el cuerpo de un hambriento, sino las almas de
inumerables gentes, auinas de doctrina, y pasto espiritual: vemoslas convulsas
de temor convelidas de miedo; de lo que hacen por miedos y themor: de los
humanos, e inhumanos sacrificios, con que se despedazan, y destrozan; y los que
hacen con horror y temor por lo que les horroriza la muerte, y los que hacen
temblando, y sin querer, por miedo, y temor de el demonio, que las amenazas de
muerte, sino lo hacen.
216. Por lo mismo se presentan terribles, mas que por
acuchillarse, y destrozarse en sus campañas. Gentes y pueblos, fuera de lso
quales aun no se hallan otros conocidos; y eb que hasta el dia, se han refijado
el Non plus vitra, gentes hasta la epoca de Christo, con vu[ilegible], y
si adelantadas algun tiempo, por las noticias de su fe; convelidas después, con
el veleño de el olvido, con las posimas de el Letheo: gente toda esperanza, por
la que, por quinze siglos continuaron, de que su rey y sacerdote
Quetzalcohuatl, y mellizo s[an]to Thomas; cuio gobierno la hizo tan feliz, como
diremos: havia de volver a gobernarla: por lo que, aun los reyes, y emperadores
mexicanos recibieran el go
{f. 092v}
gobierno en tenencia, a entregarselo, quando volviese.
Gente por fin de aquellas perversas constumbres, y antediluviana conducta, que
innundó el mundo de maldades. Por lo que, sino generalmente, como prometió dios
al s[an]to Noé, les infirió el castigo de continuas inundaciones, ya en la
China, costas de el Brasil, y Paraguay; donde a las huellas señales, y
vestigios, que dexó el s[an]to apóstol; ya han entrado los mares, y
arrebatadoles sus pueblos: ya en la Nueva Hespaña, y popularisima capital,
Mexico; cuias peligrosas inundaciones, asi en la era de su gentilidad, como en
la de su Cristiandad floridisima; y han sido nocturnos salteadores, correrías,
y avenidas de ladrones, que de la noche a la mañana, no solo arrebataron, y
robaron pueblos enteros, como aun se ven, y tocan sumergidos en sus lagunas;
sino que despojaron la ciudad de muchos bienes; amaneciendo salteada de las
aguas, a la altitud de tres y media baras castellanas, el 20 de septiembre de
1629. Plagas todas, que claram[en]te verifican, ser estas gentes, estos
pueblos, adonde por el evangelico profetam se estimulaba a venir el mellizo
apóstol s[an]to Thomas, el Quetzalcohuatl, y su laudable comitiva: si ha
hacerlos felices en el alma, en el cuerpo tambien, como expresa el siguiente
CAPITULO III
Felicidades temporales, racional conducta, y
dirección, lograda en Nueva Hespaña, bajo el gobierno, e instrucción, de el
mellizo s[an]to Thomas, o Quetzalcoatl.
217. Muchas felicidades, muchos bienes presagiaron, y
prometieron las Sybilas para la feliz epoca de Christo, y de su glorioso
nacimiento. Y no pocas de estas, y aquellos, les robó, y arrebató el latino
{f. 093r}
tino para anunciar, y felicitar el nacimiento de su
Cesar. Ni creamos anunciose mejor, y presagiase el nacimiento de este, y su
reynado, que el de Christo, y su imperio, en estos reynos, mediante al arribo,
noticia, y predicación de su fe, hecha por el sagrado mellizo, nativo Quetzalcohuatl,
S[an]to Tomas, y sus felices compañeros.
Aquí vemos la mas estimable felicidad, de el reynado de Cesar; la de otro
Thiphys o mas diestro piloto, que gobernado por otra mas feliz, que la nave
Argos; traida de el cielo, o colocada alli, transporta en los compañeros de el
apóstol, los mas escogidos heroes, para las nuevas guerras, y campañas de el
señor.
Alter erit him Thiphys, et altera que, vestar argo,
delectos Heroes: erunt etiam altera bella e[tcétera] (Virg. Ecd. A.)
Con cuio arribo, conducta, y acertado gobierno
comenzaron a felicitarse estas tierras; a dar tambien todo genero de fructos (omnis
feret omnia Tellus) Vamos ya sobre la historia, y relacion de el Torquemada, unico historiador de este
reynado. “Dicen (y dice tambien este author, p/…/ 2 Lib[ro] 6 cap[ítulo] 24)
que en aquellos tiempos, que él (Quetzalcohuatl) los señoreaba, era
abundantisimo el maiz, y las calabazas, grandes de una braza, y muy gruesas; y
que subian por ellas, como por arboles las mazorcas de el maiz, tan grandes, y
gruesas, que solo una era bastante carga de una persona (tierra de Caleb y
todas las otras semillas eran abundantisimas, y muy crecidas”.
218. Otra felicidad predixo la Sybila Cumea para su
siglo de oro, y era de Christo, y endonó el poeta a su monarca: la repulsa de
todo tinte para lanas:
Nec varios discet mentivi lana colores. Por q[u]e esto (decia) los havian de dar
los prados como flores
{f. 093v}
res. Ipce sed in
pratisanes iam suave rubenti Murice, iam creceo mutabit vellera luto spontesna.
Y es tambien (dice el mismo
Torquemada) lo que a su felicisimo gobierno añadió este principe de la America:
“Que (sus vasallos) sembraban, y cogian algodón de todos colores, blanco,
colorado, encarnado, amarillo, y otros muchos, y varios colores, y que en el mismo
pueblo de Tula criaban muchas, y diversas especies de paxaros, como Xiuhtototl,
quetzaltototl, zaquan, tlauhquechol, y otras muchas aves que cantaban dulce, y
suavemente”. Sigue la abundancia, y opulencia. “Havia en su tierra arboles
de cacao, de todo genero: sus vasallos eran muy ricos, y no les faltaba nada, y
no padecían hambre, ni mengua alguna. Dicen tambien haver sido muy rico, y que
le sobraba todo quanto havia menester” (como que tendría la bolsa de Divina
providencia, que a la inquisicion de la santidad y reyno de los cielos, se lo
daria toda de barato).
219. “Dicen (prodigue su historiador) que sus vasallos
le eran muy obedientes, y que eran muy ligeros, y que se llamaban: Tlanquacemilhuique, y que
quando querian hacer algun llamamiento en el reyno y dar aviso de alguna cosa,
que Quetzalcohuatl mandaba, y ordenaba, se subia el pregonero en una sierra
alta, que esta junto a la ciudad de Tula, llamada Tzatzitepec, donde a grandes
voces pregonaba lo que Quetzalcohuatl ordenaba, y mandaba; y que estas voces se
oian por espacio de cien leguas, y mas, hasta las costas de el mar, y esto
afirman por verdad”. (seria como la trompa parlante de Alexandro, que nos
preconiza Kircherio) Fuera como fuese toda era felicidad de su gobierno, bella
dirección y conducta!
220.
{f. 094r} 94
220. Datanle tambien por rico, y opulento, por lo que
en familiar conversacion, instruccion, o espiritual platica, decia. Y aquí debe
contraerse lo que añade el mismo Torquemada: “Fingen (dice) los que mucho lo
engrandecen, o quieren engrandecer, a este dios (por tal le tuvieron después)
que tenia unos palacios hechos de piedras verdes, como esmeraldas (todas estas
entendían por preciosas) otros hechos de plata, otros de conchas coloradas, y
blancas: otros de plumas preciosas, y ricas”.
Hasta aquí la relacion de Torquemada. Y quien no ve en ella hasta donde se
exalta el hyperbole, y ponderacion de un poderoso? Como también la
incongruidada de que un personaje de el zelo, virtud, y modestia, que de ha
dicho, y se expresara mas adelante; se empleará, y distrajera de el zelo que lo
conduxo a estas partes, en edificar, y labrar para sí, y solo por pura
ostentación casas y palacios, que según su materia y adorno, mas se pintan
joias, que edificios.
221. La verdad solo es, y ha de ser, que predicando,
instruyendo este zeloso predicador, y misionero, se divagase (como en su
Apocalipsis el evangelista s[an] Juan, la celestial Jerusalen) en pintar al vino, y
describir las moradas de el verdadero dios, y sus palacios celestiales: a la
manera que leimos en el apocripho de Abdias el Babylonio, al num[er]o 184
haver edificado otros palacios el apostol s[an]to Thomas, y haverlo hecho en
sentido espiritual. Y como con el decurso de el tiempo, beleño de el olvido, y
astucia de el demonio olvidasen aquellos primeros moradores de estos reynos, y
mucho mas los que les sucedieron, y recibieron de ellos las noticias; esta
verdadera significación, e inteligencia, y como también ciegam[en]te
{f. 094v}
mente huvieran levantado al altar, y adorado por dios
a este su comun bienhechor, y misionero; permitieron, y equivocaron sus
razones, teniendo por su Quetzalcohuatl, o mellizo s[an]to Thomas los palacios
de el dios verdadero descrito, y pintado por su apostol.
222. Confesamos, que asi este sagrado mellizo, como
sus fieles compañeros y achates edificaron mucho asi espiritual como
corporalm[en]te estas partes, que labraron muchos y sumptuosos edificios en
Tula, Cholula, Mysteca, Iucatan, y otros lugares; pero ninguno hasta ahora ha
dicho, que edificase alguno para si, y menos para su templo o su palacio:
edificó, labró, y maestreó muchos; unos para casas de dios, y templos suios,
como en el otro reyno, y Tihuanacu,
cavando un monte, y figurandolo en viviendas admirables; pero casas de el
hacedor de el universo; otros para reyes, y principes, muchos para
particulares, ya domesticados, e instruidos, ahorrando, que viviesen en cuevas,
como fieras, algunos, para padrones, y testigos de su ignorado arribo a estas
remotísimas regiones, como las cruces labradas de cal, y canto en Cozumel; la
prodigiosa, y singular de Metztitlan, obra de solo su poder, y en que
trabajarian de peones los angeles, sin que hasta ahora se haia podido
averiguar, ni aun concebir, como, donde, de donse de levantaron cimbria, y
andamios, se suspendieron, y colgaron tablados en el pecado, pendiente creston
de una sierra, en altitud de tres quartos de legua; donde no puede estirar ni
aun un paxaro, y estrivó muy de asiento el artífice a labrar una luna, y una
cruz, tan de espacio, y prolijam[en]te que la engastó, ajustó, y taraceó de
quadros de piedra azul y
{f. 095r} 95
y blanca, tan firme bruñida, y permanente, que no la
han deslustrado los siglos, se ha perdido primero la memoria de su arquitecto,
que sus brillos.
223. Mas vecina azia Mexico, camino tambien a este
pueblo de Metztitlán, tierras de el conde de el Valle de Orizaba, se halla otra
obra, pintura, fabrica, o engaste de ogual dificultad, y admiración, sobre
como? Desde donde? Y con que arte, o auxiliios, se labró? Y son dos trompetas,
o clarines, uno en pos de otro,
que se ven claram[en]te en el inaccesible pendiente repecho de otro monte, que
llaman por esta señal, de las trompetas, vense, admiranse, indagase su
origen, el arte, o fin, con que alli pudieron labrarse, o pintarse? Nadie
empero puede tocar mas que su color, blanco solam[en]te de la vista; pero eso
de el tacto, ni de el mas cercano registro, quedando solo al discurso, la
facultad de el persuadirse, ser obra de el mismo author, que aquella cruz: y
que asi esta, aquella, y las mas, que hemos indicado, labró, y edificó, a
mantener la anthonomasia de arquitecto, que tambien espiritualm[en]te
edifica; siendo muy creible, que resonando a su oido obediente aquel clamor de
el evangelico profeta: clama, no ceses, levanta tu voz, como Trompeta;
después de haver clamado, y clamoreado, como clarín sonoro, y trompeta de la
ley de Christo en estas partes, el s[an]to apostol, y algun otro de sus
compañeros, diestros famosos arquitectos, celebrados, conocidos, e imitados por
esta su habilidad, en estos reynos; labravan, y dexavan a la posteridad en
aquel sitio ese emblema de su predicación.
224. Sonlo finalm[en]te otras muchas obras, y
fabricas, que, atenta la anterior barbarie, ignorancia, y mas que misticidad de
los indios anteriores a los tultecas, y {f. 095v}
y posteriores chichimecas, no pueden tener otro
author, o director que el s[an]to apostol, y sus amaestreados discipulos. Ya el
Torquemada asentó, y nos dio a leer la Tradicion de los sumptuosos adificios de
Mixtlan, labrado por los familiares de el apostol, en persona de el nativo
Quetzalcohuatl. Ya veremos la misma de los que labraron despues en Yucatan. La
multitud de excelsas torres, que llegaban hasta quinientas, y hallaron en su
ingreso los hespañoles en la populosisima Tula, y Cholulan, habitación, y
domicilio de el estrangero Quetzalcohuatl; de donde vino y pudo venir, sino de
el mismo, y su maestria a quien confesaban las debian? A sola su direccion
agradecian tantos, y tan sublimes edificios, en templos, palacios, y casas de
placer: aquel envasar, aplanar, anhiesar y bruñir las paredes, y suelos de las
casas, con tanta limpieza, y pulimento, que heridos de el sol, y de su luz
brillaban como su fuesen de oro, y plata.
225. Sobre este asumpto, y con serias protestas de que
escribe manifiestas verdades se explica Torquemada (lib[ro] 3 cap[ítulo] 5) en
estos teminos: “Luego (dice) que nuestros hespañoles entraron en esta Nueva
Hespaña, lo primero, que a la vista les acurrió fue una gran ciudad, que se
llamaba Cempoala, que contenia de veinte y cinco a treinta mil vecinos, cuios
edificios de casas reales, de templos, de patios, de torres, y de otras muchas
casasm y habitaciones principales, y de otras particulares eran tan
aventajados, quanto se puede decir: unas de estas casas de mampostería, otras
de adove, pero tan bien encaladas, y enhiesadas, adornadas, y hermoseadas, y en
calles ordenadas, que los nuestros quedaron admirados, y como fuera de si; y no
se cansaron por muchos dias de mirar los edificios, y contemplar
{f. 096r} 96
plar su buena hechura. Eran labrados de cal, y canto,
y como se ha dicho blanqueadas (las casas de hieso de espejuelo tan lucidas, y
limpias, –en especial la de el señor principal, y otros señores menores– que
pudo engañar la luz a los nuestros, pensando que era el oro, y plata, que
venian a buscar”. Lo que acontecio de esta manera.
226. Refiere la entrada de hasta ciento de caballeria,
que venian delante de el exercito, y como, entrando a la ciudad, y dando de
ojos en un gran patio, cercado de cal, y canto, almenado, y desnelodado de
hieso templado con almagre, y bruñido, que tocado de los raios de el sol,
brillaba, como su fuese plata, u otro; halucinados propriam[en]te con el
brillo, y poseídos de aquella hambre sagrada, torcieron la rienda a su gefe,
pidiendo albricias de haverse encontrado una ciudad, que hasta los suelos tenia
chapeteados de oro, y plara. No era empero mas que artificio, obra, y
manifatura {manufactura} practicada, instruida y enseñada de el mellizo
arquitecto s[an]to Thomas, o Quetzalcohuatl, que a fin de atraher y civilizar a
estos barbaros los instruió en estos, y otras artes.
227. Contunuose esta su laudable enseñanza, y
arquitectura propriam[en]te gotica en sus sucesores, discipulos, y religiosos
que dexaron de su orden, y llamaron, como ya apuntamos: Quetzalcohua,
principalm[en]te en aquellos quatro mancebos principales, y virtuosos
(como los llama Torquemada (lib[ro] 5 cap[ítulo] 20) que abandonando en fuerza
de cruel persecución estos reynos de Nueva España, en persona, y disfraz de
Quetzalcohuatl, el s[an]to apostol, haviendoselos llevado consigo, los devolvió
desde Coatzacoalco provincia distante de aquí ciento, y cinquenta leguas
[h]azia el mar; diciéndoles entre otras doctrinas,
{f. 96v}
trinas, que afirman les participo lo que havia de
decir, y havia profetizado, ya sobre su vuelta. Obedientes los ciudadanos de
Cholulan recibieron a los quatro mancebos, que les retomó el Quetzalcoatl,
obedeciéndolo también las instrucciones que les dio: y los recibieron (afirma
el mismo Torquemada) “por señores, dividiendo todo el señorio (de Cholulan) en
quatro tetzcorchias, o principados, cada uno de los quales tenia la quarta
parte de el señorio de aquella provincia, habiéndose regido hasta entonces, con
gobierno político, y no re[a]l”. Y estos fueron también los principales
sucesores, y discípulos de el s[an]to apostol, que obsevando sus doctrinas, y
preceptos, continuaron la comenzada empresa de la insurrección, y civilización
de estos barabaros; ya con las arte, o mecanicas, o liberales, que les enseñó,
y exercieron; ya con las virtudes morales, que observaron en su sagrado
maestro, y dirá el
CAPITULO IV.
Infierese de las muchas, y raras virtudes, que se
dice, haver exercitado Quetzalcohuatl, no haver sido este otro que el
apostol s[an]to Thomas.
228. Ninguno havrá, que leyendo, y considerando las
virtudes, que nos afirman sus historias, tuvo y exercitó, en estas partes el
famoso personage Quetzalcohuatl; no diga, y se convenza, haver sido de algun
christiano heroe, y no menos, que de un apostol, que aquí también se llamó, y
conoció, por mellizo, que es lo que le expresó en Quetzalcohuatl, el idioma, y
dialecto mexicano. Mucho huvo que hacer para señalarse, la virtud, en regiones
tan barabaras, y brutas, que
{f. 97r} 97
que entre otras mil abominaciones, e inmundicias era
la que mas horrorizaba, y arredraba a sus mismos executores, los sangrientos, y
cruelisimos humanos sacrificios: lección, que no pudo dar, sino el demonio, enemigo
mortal de alma, y cuerpo. Traialos este (según nos dicen sus historias) para
esta laguna mexicana (donde trataba zanjear, como lo hizo, un grande imperio) y
queriéndoseles armar en la mansión, que les havia aderezado azia Tula, se
irritó tanto en persona, y figura de su idolo deforme, que prometió castigaria
quanto antes, a los que le havian sido inobedientes.
229. A la noche
(nos dice Torquemada lib[ro] 2 cap[ítulo] 2) huvo gran rumor en su real, y a la
mañana, hallaron a todos los que havian tratado no pasar de aquella mansión,
muertos, y abiertos, por los pechos, sacados los corazones solamente. De aquí
tuvo su origen, y enseñanza este sacrificio cruelisimo, que siempre usaron, abriendo
a los hombres por los pechos, sacándoles los corazones, y ofreciéndolos a sus
idolos, que les sugerían serle este su manjar mas sabroso, y no comer mas que
corazones. Horrorizanse, y se horrorizaban también continuamente estos
infelices idolatras de esta brutal carnicería. Pero atropellando l horror,
hallando a la naturaleza, y sus instintos, la exercieron tan ciegamente, que
intimidados de el comun enemigo, que los amenazaba de muerte, malos temporales,
esclavitudes, e infortunios, que les daria, si no le daban ese gusto; no huvo
funcion, o fuese alegre, o triste, que no authorizasen, y manchasen estos
inhumanos sacrificios. Y a son q[u]e el suceso referido, afirma el Torquemada,
haver sido los indios mexicanos los que en su peregrinación [h]azia Mexico
dieron principio, a sacri
{f. 097v}
a sacrificar hombres, pero por lo mismo que él afirma,
y vamos a expender, ya, parece, lo observaban mucho antes los tultecas.
230. Observanse en Tula, y Cholula ciertam[en]te. Y
esta observancia bruta, es para mi una de las mas claras pruebas de el zelo, y
virtud de el que decimos Quetzalcohuatl, y declara este su zelo y virtud
s[an]to Thomas. Quanto de esta? Quanto de aquel? Deberia oponer un hombre solo,
en tierra agena, a contener este torrente de humana sangre, y homicidios, que
inundaba aquellas regiones? Pues tanto dicen sus historias, opuso a refrenarlo,
y contenerlo, este que dicen Quetzalcoatl, y yo digo s[an]to Thomas:
“Nunca quiso (asienta Torquemada (lib[ro] 6 cap[ítulo] 24) ni admitió
sacrificios de sangre de hombres muertos (sacrificados) ni animales. De esto
parece (añade) que los indios que hacian y hacen sacrificios de hombres no
eran, ni son de voluntad, sino por miedo, que tienen al demonio, por las
amenazas, que les hacia e[tcétera]”. Y no es de admirar el zelo de este
personage, que opuesto al mundo, y al demonio; al que lo era, aunque nuevo, de
idolatras, y a la saña, y bravura de aquel; a este le quitase el altar, y a aquellos
el temor? No permitiendo estos horribles sacrificios: “Sino solam[en]te (sigue
su historia Torquemada) de pan, y rosas, y flores, y perfumes, y otros olores”,
incsenios {¿inciensos? }, que solamente gasta, y de que gusta el verdadero
dios, y señor?
231. Animado de el mismo zelo, poseído de la misma
virtud: “Vedaba (sigue su historiador) y prohibia, con mucha eficacia, las
guerras, robos, y muertes, y otros daños, que se hicieron unos a otros” y
{f. 098r} 98
y que? Solamente vedarlos? Prohibirlos? Ni verlos, ni
oirlos, ni entenderlos: “Quando quiera (sigue) que nombraban delante de el
muertes o guerras, u otros males tocantes a daños o guerras de los hombres;
volvia la cara a otra parte, y se tapaba los oidos, por no verlos, ni oirlos”.
Reflexese, si son virtudes dignas de un apóstol, y si una charidad tan fina,
paz tan constante, justicia tan patente, cabria en quien ignorase, y no
practicase, ni predicase el evang[eli]o? Mientras yo admiro, y estraño en los
historiadores de el pais, que viendo, y escribiendo virtudes tan abiertam[en]te
cristianas, hallando en estas partes cruces, señales, y vestigios de la
religión cristiana, y evang[eli]o encontrandose con un peregrino estrangero,
marcada su capa de cruces (por teñidas en sangre de Christo) coloradas;
y que este, como en hebreo, Thomas; Dirimo, en griego, gemelo en
latin, mellizo, en castellano, se llamó coatl, o coate, en
mexicano, y por mas aprecio: Quetzalcoatl; no se reflexionase el
misterio, y abiertam[en]se te negase haver llegado a las Indias Occidentales la
noticia, y predicacion de el evang[eli]o. Mas ya diximos (y en todo lo debemos
agradecer) que en aquel tiempo, y por las inquietudes conocidas, solo se pudo
escribir, no averiguar.
232. Proseguimos haciendolo, con n[uest]ro mellizo
Quetzalcohuatl. Admiró tambien a estas gentes por las otras virtudes que se
concilian maior admiracion, por su modestia, por la que se singularizó tanto
entre ellas, que se las arrebataba, y hacia para si mezclando la afabilidad, y
el respecto, para que asi quantos lo viesen, lo amasen a un tiempo, y
respetasen. Obligabalos mas la honestidad, con que procedia en todas sus
acciones, la que era, no
{f. 098v}
no solo continencia para si, sino para quando llegaban
a tratarlo; que siendo de diversos sexos, y edades, era en todo igual la
compostura, refundida de el mismo, que trataban; y que de la mucha, que
mostraban repartia, y distendia a los demas, apartando la que pareceria urañeria,
de la que se presumiera liviandad: a que coadivaba la virtud, en que afirman,
se señaló mas, la castidad, tan reciente siempre, y florida, que no en pocos años, que /…/
en estas gentes, su habitación, y su reynado, no se le notó el menor desliz, o
mala hierba, que viciase, y marchitase aquella flor. Todas tres virtudes las
ciñó su historiador, y panegirista a pocas voces: “Fue castisimo (dice vb.
supr.) y honestisimo, y en muchas otras cosas, muy moderado”.
233. Ni fue milagro guardase y conservase intacta su
honestidad, y castidad, quando, como la roja, y flor de las virtudes, la supo
amurallar, y guarenas de espinas: digo de las de la mortificacion, y
penitencia.
Quien dio entre los barbaros gentiles, tultecas, o mexicanos estas voces? Pues
las articularon, escribieron y pintaron de este su mellizo, Quetzalcohuatl.
Traslasdolo el mismo Torquemada de sus voces: “Dicen (escribe) que este
Quetzalcoatl hacia penitencia, punzando sus piernas, y sacandose sangre,
con que ensangrentaba las puntas de el maguey”. Y que esta fuese, no poco
rigurosa, y sangrienta se colige de la que intrudoxo, y observaban los alumnos
de su orden y colegio, que como diremos, se llamaba de la penitencia.
Valiase de el rie[s]go, a mantener en su vigorla flor de la castidad, y su
virtud: “Y se la daba (sigue su historiador) a media noche en una fuente, que
llamaba Xiuhpacoya; y de el, dicen, que tomaron esta constumbre los sacerdotes,
y ministros
{f. 099r} 99
nistros de los idolos mexicanos”. En el qual baño no
entiendo, ni puedo entender otro alguno que el q[u]e haria y debia hacer en la
fuente de la Sagrada Penitencia, que propriam[en]te puede y debe llamarse
tambien: Xiuhpacoya,
significando en frases mexicanas: fuente que cura, o sana enfermedades: baño
propriam[en]te de salud. Y que si en tiempo de Quetzalcohuatl, o el
apóstol, observaron, como él, sus sucesores y ministros, después, faltando los
verdaderos sacerdotes, lo pervertirian, y abusarian de él los de los idolos.
234. Y será de admirar, y no muy congruente, y
verosimil, que un sugeto de tantas preferidas, y virtudes, de conducta tan
recta, y chriatiana, que la inspiraba a los estraños, y la practicaba en si
mismo;
será, digo, de admirar, y que esparciese, y sembrase en estas partes las
noticias de nuestra religión, y sus misterios, que se encontraron, y hemos
dicho será otro el predicadorm y el author, que hasta ahora no se ha podico
averiguar? Quien, sino este, sembraria en Yucatán, y su provincia, (adonde
aportó, como diremos) las noticias, que halló de n[uest]ra s[an]ta fe, y sus
arcanos, el clerigo, visitador de su obispado, por el il[ustrísi]mo Casas?
Quien, si este no, las que recopiló el mismo Torquemada, de testificacion, y
autoridad de sus mas venerables religiosos? Que otro pudo arbolar, y
multiplicar en Cozumel las muchas cruces, que se hallaron? Instilar su devocion,
y adoración? Solicitar en su virtud las lluvias y buenos temporales? La
victoria de sus enemigos a su sombra, como los indios de s[an]ta Cruz de la
Sierra en el Perú? Qual otro pudo ser aquel hombre tan poderoso, que,
{f. 99v}
que (como leimos en Herrera) baxaba las sierras mas
cerradas, crecia, y dilataba los valles, sacaba fuentes de las piedras, y por
su gran poder, lo tenian los infieles por dios? Quien otro seria el que
aiudado, llevado y sostenido de los angeles, venia por el ayre algunas veces, caminaba
sobre los mares, escalaba los riscos mas excelsos, y como inherido, y apegado
al pendiente inaccesible de Metztitlan, y al no menos encumbrado, y liso, que
diximos, de las trompetas; en aquel, se sostuvo a engastar de cuadros, y
labradas piedras de dos colores, cruz y luna, y aquí a esculpir, labrar, y
pintar dos clarines, por muestra de un supremo poder?
235. Yo digo, por mi, y diré siempre que mucho menos
tenemos que hacer, y trabajar, los que nos huviesemos dexado llevar de opinion,
que aquellos, que armados de la negativa les parece, nos satisfacen con decir,
q[u]e quanto hemos acumulado, y expendido eran ardides de el demonio, y supersticiones
de idolatras. Poco, pero mucho decir, en negarse a la humana fe, y tradición
creerse a si solos, discretos, sabios, y prudentes: y a tantos testigos de
excepcion, testimonios, y autores; y refundiendo todo lo expendido, en ardid, y
otra de el demonio, hacerlo, por negar misionero a un apóstol) sino apóstol,
ministro, misionero que promovió noticias de n[uest]ra fe, explicó mysterios,
fixó, y arboló cruces, enseñó, y practicó virtudes morales, y cristianas: obras
todas increíbles a la malignidad de el demonio y que le conceden de gracia, los
que le tienen, por su author. Negaron al menos, por suias, las que hemos
asignado, y com
{f. 100r} 100
comprobado en el peregrino mellizo, Quetzalcoatl,
honestando las dichas, y ls que tenemos, que decir, por el grande amor, y
aficion, que le tuvieron estas gentes, quando las instruió, y dirigió. Porque a
la verdad (razona Torquemada) el señorio de este Quetzalcohuatl fue suave, y no
les pidio en servicio, sino socas ligeras, y no penosas: y les enseñó las que
eran virtuosas,
prohibiendoles las malas, nocivas, y dañosas, y enseñandoles tambien a
aborrecerlas. (Mucho hacer, para q[u]e lo hiciese el demonio) Hizolo si, este;
este, que llamaron para nombrarle mellizo, Quetzalcohuatl; y con tanto empeño,
y acierto como dice el.
CAPITULO V.
Esmeros de el mellizo, Quetzalcohatl, s[an]to apostol
en la instrucción, y enseñanza de estas gentes, principalmente de los niños y
niñas.
236. No es solamente virtud la que se tene, sino la
que parti{ci}pando de la bondad divina, difundirse, y derramarse, sale fuera de
sí y corre azia otros, a que se embeban de ellas, quando beban. Este, pues,
peregrino mellizo, creido apostol, por su nombre, y sus virtudes; no se
contentó con solo exercer las quehemos dicho; aspiró a mas su zelo; y fue a
transferirlas, plantarlas, arraygrlas en las almas de sus oyentes, y
discipulos. Y para lograr tan alto fin, arbitró el recogimiento, colegio y
monasterio, que nunca me atreciera a escribir, sino trasladando, como
fidelisimo amanuense el Torquemada. Trata de él este author 2 p/…/ lib[ro] 9
cap[ítulo] 31, que intitula: De otra manera de religión mas estrecha, con que
(el dios) Quetzalcohuatl era ser
{f. 100v}
“servido de mancebos, y doncellas, y como se les
consagraban tenian (sigue comenzando el acpitulo) tenian estos naturales otro
dios (de el qual ya hmos dicho en otro lugar) llamado Quetzalcohuatl” (habla
aquí el autor de este, como en idioma mexicano se instruie, precioso,
apreciable mellizo) y habla de el, no quando venido por Panuco hasta Tulan,
y desde alli a Cholulan; se conocio, y tubo por muy averiguado (como el mismo
expresa en otra parte) haver venido por caudillo de aquellas gentes
estrangeras, ser persona muy principal, y un hombre blanco, rubio, barbado,
y bien acondicionado, como vivió en Tula y Cholula algunos años; y que,
como le vieron los indios de tan grande ingenio, lo tuvieron en gran
veneracion, y lo reverenciban, como rey en aquella ciudad. Y como lo fue;
porq[u]e, aunque en lo temporal era el que gobernaba un señor lamado Huemac; en
lo espiritual, y eclesiastico, este Quetzalcohuat era supremo, y como
pontifice maximo, gran sacerdote, como el mismo dice adelante.
237. De este, pues, y en este estado, y ocasión, no
habla en este capítulo el author; sino de el mismo despues de ocho o diez
siglos (que tanto tardaron en poblar los mexicanos) quando ya destruidos, y por
apostatas quizá, los tultecas; y Cholultecas, entraron aquí los mexicanos; y
mezclados, emparentados, y avenidos, con los que havian quedado de aquellos,
entraron en sus ritos y ceremonias; teniendo por dios, y adorando a Quetzalcohuatl;
dirigiendole, como a tal, y consagrandole, los ritos que el havia establecido,
e instruido a culto de el dios verdadero.
238.
{f. 101r} 101
Baxo esta, pues, precisa interpretación, y
advertencia, prosigamos leyendo al Torquemada “El qual (habla de Quetzalcoatl)
tenia sus ministros particulares, asi de mancebos, como de doncellas, que su
devocion, e contemplación se dedicaban a su servicio. Estos vivian vida mas
estrecha, que los pasados, a qual se llamaba: Tlamacazcayotl, que quiere decir vida de
penitencia, por ser, en honra de Quetzalcohuatl, que dicen haverla hecho muy
grande, y haverla enseñado a sus discipulos. Esto viven en Congregacio,
como los sacerdotes, y colegiales, y las doncellas en recogimiento, como las
sacerdotisas, traian los unos, y los otros el cabello largo, y estan muy
honestos, y castos: abndaban mas honestamente vestidos, que los ministros
dichos en l capitulo pasado: bañabanse a media noche, sin faltar jamas, en esta
ceremonia (como diximos lo hacia su maestro Quetzalcohuatl) (y en la fuente de
la pentencia diaria yo, como se hace creible de un apostol) oraban hasta las
dos de la mañana, cantando a su dios canticos, y alabanzas: derramaban sangre
de su cuerpo al punto de la media noche, de diversas partes, y miembros donde
se punzaban, con las puntas de el maguey. Aunque estaban en aquel recogimiento,
tenian licencia de salir a los montes, bosques, y fuentes, a cualquiera hora de
la noche, a deramar sangra, y hacer sacrificios al dios, que mas les inclinaba
su devocion: como entre nosotros suele ser concedido a los monges, y religiosos
particulares, por el credito que tienen de su buena vida, y santidad. Y lo que
se
{f. 101v}
dice de estos mancebos, se dice tambien de las
doncellas, que en su recogimiento, no eran menos devotas, y honestas.
239. Tenia (prosigue Torquemada) un rector en su
convento, que se llamaba de el nombre de su dios, Quetzalcouatl: el qual velaba
mucho, sobre su guarda, y doctrina, reformando lo relaxado, y conservando las
virtudes, y loables constumbres”. (Luego esto hizo, y hacia el que fue
verdadero Quetzalcohuatl, despues se fingieron dios). “Estos mancebos (sigue) y
doncellas en llegando a la edad de quatro años, dexaban a sus padres, y deudo,
y se iban a estas casas de recogimiento, donde havian de permanecer hasta que
les llegase el tiempo de casarse, y tomar estado. Tenian sementeras, en que
trabajaban, y se ocupaba, que eran de la propiedad de los templos; pero para su
substento ordinario tenian los padres cuidado de embiarles la comida. No usaban
estos mozos de bezote, ni orejeras, ni otra cosa, q[u]e significase liviandad:
eran muy honestos en vestirse, y templados en comer, y beber, y hablaban poco,
y eran muy disciplinados.
240. Para haver de dedicar algun de estos a este dios,
quetzalohuatl, hacian de sus padres y deudos, un muy gran combite, y daban la
voz a Quetzalcohuatl, rector de estos colegios, asi de mancebos, como de
doncellas: el qual no iba al combite, ni asistia a la presentacion de el niño,
por ser persona de mucha authoridad, y queno visitaba a nadie, ni entraba en
otra casa, mas que en la Real, o ver al rey las veces, que se ofrecia; pero
embiaba per
{f. 102r} 102
persona, que en nombre recibiese al niño, y los traxese
a su presencia: el qual tomaba en sus manos, y ofreciendolo a su dios,
Quetzalcohuatl, le decian: señor, y dios invisible, defen{sor} y amparador de
todos; el padre, y la madre de esta criatura, te viene a ofrecer este niño; por
que es tu hechura, y obra de tus manos; para q[u]e viva y sirva en este templo,
y convento de penitencia, y disciplina. Suplicote, señor lo recibas, en
coompañia de los tuios bien disciplinados, y penitentes; y le favorezcas, para
que sea de buena ida, y alcance alguna dignidad, y si algun bien en ella. Y
acaban, con decir: Maimmuchihua, que quiere decir: hagase asi, que es
como decir: Amen. Si por ventura era el Niño, o niña de dos años, tomaba
posesion de el este satrapa, haciendole una herida ligera, y sutil e el pecho,
con una nabaja, en señal de que era de el culto, y servicio de el dios,
Quetzalcohuatl. Pero si era de menos edad, dabanle un collar, que llamaban Yanuali,
el qual traia puesto al cuello, hasta que llegaba a la edad conveniente, para
ser admitido en aquella congregación, y monasterio de Quetzalcohuatl, y
llegados a ella, el muchacho se iba a su monasterio, y la muchacha al suio”.
241. Aquí acaba el historiador su capitulo aunque el
siguiente da mucha mas luz, y authoridad al asumpto, que promovemos, hacemos pausa
a continuarlo, reflexionando lo que brota, escribió, y no reflexó su
historiador. Sea lo primero, la honestidad, virtud, zelo, y observancia de este
colegio, u monasterio: prendas, que no se hace creer, desdeñaria el mas
regulado, y ascetico, como tam
{f. 102v}
tambien en lo politico, y moral la honesta direccion
de la infancia, y cultura de la niñez. Y sobre todo la anticipada separacion de
esta la mas inocente porcion de nuestro genero, no solam[en]te de el dañoso
engreimiento, y viciosos deslizes con que se suele infestar aquella edad sino
de lo mas parecido, y estimable, que es el amor, y abrigo de los padres. Todo
lo abandonaban estos, y sus hijos, por ofrecer los unos y ofrecerse los otros
al obsequio, y servidumbre. De que dios? El author, y titulo de su capitulo,
dice, que al que era Quetzalcohuatl.
Pero el cuerpo de su narración, y formula de su deprecacion, y oblacion, da a
entender, que se hacia: Al señor, y DIOS INVISIBLE, señor, y amparador de
todos y no dice, que al que vieron, y trataron sus maiores, vivió con
ellos, los instruió, y benefició. De que luego salta el reparto, brilla, y hace
reflexar la razon, que esta formula, y oración, que dice se hacia aquí, no era
la que se hacia a Quetzalcohuatl, sino la que este mismo hacia, y la hacia al
verdadero dios, y señor invisible, a quien ofrecia, y dedicaba a su servicio,
en aquel su recogimiento, y colegio aquellos inocentes niños, e infantes.
242. Salta otra no menos justa reflexion: y de que
parece se infiere claram[en]te que esta, que llama el historiador Religión,
Recogimiento, Colegio, o Monasterio, fue aquí imitación, no institución. Quiero
decir: no instituieron, si observaron aquí los indios mexicanos; esta manera de
religion, que no a culto de el mellizo Quetzalcohuatl, si de dios invisible,
señor, y amparador de todos, instituió el mismo Quetzalcoatl
{f. 103r} 103
u el apostol. A cuio modo se pensar nos da sobrado
fundamento otra reflexa: y que el nombre, y voz de Quetzalcohuatl se daba el
rector, arbitro, y gobernador de estos colegios, persona, como lleva la
historia, de mucha authoridad, muy abstraida, y que no visitaba sino al rey, en
caso necesario (como podria hacer un santo apostol) que mandaba otro de su
orden, e instituto, a que le traxese el niño, o niña, que ofrecia, por su mismo
al señor, y dios invisible. De que debemos inferir, haver sido aquí el apostol
s[an]to Thomas, antonomastico, precioso mellizo, Quetzalcohuatl, lo mismo que
estotro de su nombre; rector, arbitro, y zelador, de estos colegios, a
cuia direccion se confiaban niños y niñas, no a cuio culto, se afrecian: y que
si a aquel se dio el nombre de mellizo, o Quetzalcohuatl, era porq[u]e
representaba al s[an]to apostol, en el zelo, cargo, y oficio.
243. Podemos inferir tambien de el msmo capitulo, y
texto, que en estos recogimientos o colegios, havia otros de los que se decian
por nombre, como patronímico, u de oficio: Quetzalcohua, como quien dice,
construye Torquemada, sacerdotes de el orden, o religión de su superior
Quetzalcohuatl: lo que se hace muy creible, por el zelo, y devocion de el
s[an]to apostol, que los huviese ordenado por si mismo, y fuesen verdaderos
sacerdotes: y los que en su tiempo, y en tanto, que permanecieron, recibirian
las criaturas de ambos sexos, las iniciarian, y bautizarian, haciendoles en el
pecho, y (tam in fronte, quam in corde, como de tradición apostolica
lleva el ritual) la señal de la s[an]ta Cruz. Lo que, acabados los verdaderos
sacerdotes,
{f. 103v}
dotes, y continuandolo los que no lo eran, la querian
hacer mas sensible, y material, con aquella herida ligera, y subtil, que
leimos, le hacian para señal; o ciñendoles aquel collar, o Yanuali; que
seria acaso lo que ahora se llama capillo señales todas, que sombrean
mucho de sagrado; y que ni estos gentiles, por si mismos, y mucho menos, por
obra, e influxo de el demonio; pudieron inducir, ni practicar, sino por
institución, y direccion de el mismo, que nos relaciona esta historia; de el
mismo llama[do?] aprecible mellizo, u Quetzalcohuatl, en su idioma; y en el
nuestro nosotros el apostol s[an]to Thomas, dicho el mellizo.
244. De aquel, de el qual “Hemos de advertir (sigue su
historia) que fue muy amigo de la cultura,
y ceremonias de la adoración de los idolos (dicen sin razon, ni prueba que haia
traido para ello)” Y el mismo ordenó muchos ritos, y ceremonias, y fiestas de
los dioses (le sobra, y no prueba el plural) “Y tiene por muy cierto, que este
hizo el calendario”. Hagamos alto aui, y reflexion de los que en num[ero] 199
discurria el v[enerable] sacerdote, y doctisimo matemático d[on] Luiz Becerra
Tanco, sobre que solo el s[an]to apostol, y no el demonio, padre de la mentira,
pudo enseñar a estos naturales el computo de los siglos, de que usaban, y el
orden de su calendario; y haciendo tambien pie en lo que aquí asienta, por muy
cierto, el Torquemada y es que este quetzalcohuatl hizo, y compuso el
calendario; veamos si es este, y debe ser el apostol s[an]to Thomas, y si aquel
en castellano, estimable mellizo, es Thomas? Y si de sola esta enseñanza, que
no excede de lo natural, aunque ins
{f. 104r} 104
instruidos se infiere que no la pudo hacer, sino un
apostol; que deberiamos inferir de el establecimiento de estos recogimientos, y
colegios? De sus oficios, y destinos? Reglas, y observaciones? Virtud, oracion,
y penitencia? Ministros, abstraccion, y ceremonias? Todas (sino cristianizadas
claramente) en los apices de una moral virtud, y honestidad. Y mas, si se le
agrega esta inmediata adicion de el Torquemada. “Dexó (Quetzalcohuatl) mucha
memoria de si entre estas gentes, y dicen que las mugeres, que eran esteriles,
y mañeras, haciendole ofrendas, y sacrificios a este dios, luego se hacian
preñadas”. Pero para el apostol, buscamos virtudes, no milagros, y será en el
CAPITULO VI.
Continua la materia de el pasado: muestras ser
doctrina de el verdadero Quetzalcohuatl, s[an]to Thomas, la que daban sus
padres, y deudos a los niños, que se dedicaban a dios en sus colegios.
245. Prosigue el historiador de Quetzalcohuatl,
Torquemada, la solemnid[a]d y ceremonias; con que entraban, y ofrecian los
padres a sus hijos en estos sus recogimientos, y colegiios. Por lo que hacemos
todavía de amanuenses, copiando su siguiente capitulo, que es el 32 de el libro
9º. Y lo hacemos inhibiendo nuestras reflexiones, a sus clausulas, deseosos,
que parezcan mas vivas. “Al quinto (comienza) o sexto año de el nacimiento de
el niño de ser entregados a sus monasterios: juntabanse los parientes mas
ancianos, y viejos, y lamando al muchacho, dabanle noticia de el voto, que sus
padres havian
{f. 104v}
vian hecho, y de el lugar donde lo havia prometido, y
de la vida, que havian de tener diciendo: muy amado, y precioso hijo, hacemoste
saber, que dios invisible, criador de todas las cosas, llamado Quetzalcohuatl,
(esta fue voluntaria adicion, que no conviene con lo dicho antes, ni despues, ni
jamas fue, ni tuvieron por el dios invisible, y criador a Quetzalcohuatl) se
crio (sige) por cuia voluntad, naciste en el mundo. Y será bien que adviertas
que el padre, que tienes es el maestro, que enseña, y cria en disciplina, y
doctrina sana acompañada con buenas constumbres. Por esta causa tus padres
luego en tu nacimiento, y niñez te prometieron a la religión de Quetzalcohuatl,
para que estés, y vivas en el convento de los Tlamacazques, sirviendo a dios,
criador de todas las cosas (aquí no se añadió Quetzalcohuatl) pidiendo
continuamente te de de sus bienes, y comunique de sus bondades, y haga de buena
vida donde harás penitencia, por ti, y por todos lo demas de t linaje, que
andan enmarañados, y enfrascados en las cosas necesarias de la vida; y por toda
la republica, necesitada de favores de el cielo, hijo, advierte, que estás
obligado a cumplir este voto, por ser muy justo, que obedezcas a tus padres,
que te criaron, con gran trabajo, administrandote tu madre la sangre de su
pechos, ve, hijo, y metete en el convento para cumplir el voto prometido; que
alli hallarás hijos principales, y nobles, que antes que tu, fueron a acreditar
esta religión, y honesta vida; y de donde los sacan, y escogen para señores de
el pueblo, juezes, y gobernadores de la republica, y capitanes generales de los
exercitos.
245.
{f. 105r} 105
Y quien no ve en esta elegante s/…/ un oloroso
ramillete de las flores, y flor de las virtudes? De religión, reconocimiento, y
accion de gracias a dios invisible, y criador de todas las cosas? Por haverlos
sacado de la nada, y dado a luz? El amor, obediencia, y respecto a sus padres
maiores, y maestros? La de estos, y aquel en cumplimiento de su voto, en darles
la mejor educación y privarse de ellos, para q[u]e mejor sirvan a dios? La
oracion, y honestisimos fines por los que la debian hacer? La penitencia, por
quienes principalm[en]te la debieran executar? La charidad, en rogar, y hacer
buenas obras, por los proximos, ya distraidos ya necesariam[en]te ocupados? La
obligación a cumplir los votos, y promesas a dios hechas? Y por la apreciable
razon de ser muy justas? Las dudas, reconocimiento, y recompensa, que por ellas
debian a sus padres? Y finalmente a persuasión a seguir el buen exemplo de los
alientos al premio, como promocurasen merecerlo. Todas virtudes muy honestas,
morales; y si las aconsejase, quien lo fuese, muy christianas. Pero que no las
aconsejaria, ni haria practicar un gentil o quien no les inspiraria tan bien;
digo el demonio; ni un s[an]to de el zelo de un apostol.
247. Estando en el convento (prosigue en Torquemada la
instrucción) olvidarte has de tu niñez, y de los que te han hecho (de tus
padres quiso decir) Parece cierto (abre aquí paréntesis el Torquemada, y
reflexiona) parece cierto tener estos gentiles en su boca aquellas
{f. 105v}
ellas palabras de el psalmo: oie, hijo, inclina con
atención tus oidos, y olvida tu pueblo, y casa de tus padres. Y que no
refleccionara (diré yo) quien por lo hasta aquí dicho, y mas que falta, que
decir, esta, o estuviere persuadido, a que el mismo mellizo Quetzalcohuatl; el
apostol s[an]to Thomas, fue el author, compositor, y maestro, que dictó,
enseñó, y pasó a la memoria de aquellos primeros, y por tradición de ellos, a
estos indios; estas exemplarisimas suasorías y oraciones? Y no será mas cierto
(reconvendré yo a quien las refiere) no será mas cierto haver tomado el s[an]to
apostol de el psalmo, que cita, estas palabras, y enseñanolas a los indios, que
no que ellos articularian, como papagayos, lo que, a no ser asi, nunca pudieran
aprehender, ni decir? Desgracia de quien no quiere ver que aunque mas le golpee
la luz, cierra los ojos. Pero sigamos la oracion.
248. Proseguian (prosigue Torquemada) diciendo: hai de
barrer el templo, y las casas de religión, y las calles, y patios, por donde
suele pasar diosinvisible (pasa, y pasaria por estas, o religiosas casas, o
templos; y pasaria tambien sacramentado) velarás mucho, desechando el sueño, y
a pereza (vamos notando las virtudes alli la humildad; aquí la vigiancia; y
vuelve a insinuar la obediencia) obedecerás a todos con diligencia, y sin
replica de palabras. Advierte, mas, que no vas a la casa de penitencia a ser
honrado, ni preferido ni a que en ella mandes; sino a ser mandado, y ugeto a
todos. Y que quando llegares a la edad maior (aquí la castidad) quando la carne
comienza a mostrar, y tener sus sentimientos, y deseos; como soldado valeroso,
no darás consentimiento a ningun mal pensamiento porq[u]e
{f. 106r} 106
porque teniendo voluntad para pecar, ya havrás pecado
(Sam maechaas es in cordetuo, me suena a oido y que quiere creyera tal
doctrina, sino muy instruida, y enseñada, en voca de barbaros gentiles?) y será
causa (sigue) de que dios te prive de sus dones, y de tu buena fortuna; ni
alcanzarás dignidad, ni nombre en la repulica, sino que te castigará el señor
vigorosamente. Esto dicho harás con toda voluntad, por ser mandamiento de el
señor, como lo hacen los otros ministros (los verdaderos sacerdotes) que se
llama Tlamacazques; porq[u]e a eso vas a su compañía, y a hacer el bien, que
vieres hacer. Otro aviso es que en todo seas templado (hai van estas virtudes)
y abraces muy de corazón a abstinencia, y aiuno; porque los que ayunan, pocas
veces son tentados (a lo menos derribados) de la carne (no dixeron mas, en sus
elegantes homilías s[an] Basilio, y San Athanasio) No sé como dixeron
(reconviene aquí Torquemada) estos indios esta doctrina, que es lenguaje de
s[an] Pablo, quando dixo, que huiesen la demasia de el beber, en el qual está
la lujuria; y de la maceracion en si mismo dixo, que quando mas templado, y
flaco, en el cuerpo, se hallaba mas fuerte, y valiente en el espiritu). Harás
(sigue la suasoria) muy elegrem[en]te los ayunos, que te mandare hacer tu
maior, y prelado; porq[u]e no incurras en pena de desobediente, y cometas en
ello pecado. Y por remate te decimos, que aprehendido con cuidad o que te
enseñaren los sabio.
249. Hasta aquí la oracion, e instrucción de los
padres a sus hijos en la letra de Torquemada. Y de quia la satisfacción a lo
que dixo. Y que no supo como decian, y dixeron estos indios aquellas doctrinas,
{f. 106v}
nas de s[an] Pablo? Y digo que lo huviera sabido, si
menos embarazado de tantas variedad de historias, y especies, que ocuparon su
gran capacidad, talento, y estudio; reflexionando la noticias, señales, y
vestigios que de la ley evangelica hemos visto, y de que apuntó su estudio las
bastantes; huviera desentrañado, y ethylogizado al Quetzalcohuatl, y en el al
apostol, mellizo, o gemelo s[an]to Thomas, en este huviera hallado, y sabido,
como disponiendo estos, o colegios, o monasterios; enseñó lo que hemos anotado,
y que se deben practicar, a hacer al criador, e invisible dios, votos, y
promesas, como, y quienes las debian cumplir: hizo, compuso, y dixo ( y de otro
modo no puede componerse) estas elegantes platicas, y suasorias, en que vació,
y mezcló verdades, y doctrinas de s[an] Pablo, (como que el tambien, se las
enseñó, y dictó el espiritu santo) que a su ejemplar, y norma las harian, y
dirian otros de sus ministros, y discipulos; y las pasarian a los padres,
parientes, y ancianos, para quando traian, y ofrecian a sus niños. Y de aquí
puede saberse solam[en]te i inferirse, con fundamento, como estos indios hacian
tales exhortaciones, usando de el lenguaje, y doctrinas de s[an]Pablo? Porque
de ellas vio aquí s[an]to Thomas, y porq[u]e en ellas, y con ellas, los havia
aquí instruido, y enseñado.
250. Si era niña (prosigue en Torquemada su
instrucción) Si era niña la que havia de entrar en aquella religión, demas de
lo dicho, la hablaban unas venerables viejas de esta manera: muy amada hija, ya
haveis oido lo que os han dicho los muy honrados viejos lo que os rogamos
{f. 107r} 107
mos es, que lo tengais siempre en la memoria por ser
antorcha encendida, que os da luz, y alumbra, para acertar en vuestras
obligaciones. Y sobre lo dicho, añado esto poco (hablando una sola) hija mia en
tu niñez prometieron tu padre, y madre de meter en el convento de la religión
de Quetzalcohuatl, y donde estan y viven las doncellas, que se dicen hermanas
de dios (esto es Sopores) estando con ellas, serás compañera de las vírgenes,
que sirven, y loan a dios de dia, y de noche. Pues, hija mia, ya tienes edad de
discreción, y usas de razon. Justo es, que vaias al convento para cumplir el
voto, que tus padres prometieron. Y hagase saber, que aquel convento de
doncellas es honesto, y es lugar de penitencia, y buena crianza, y meritorio.
Por eso es menester, que hagas la voluntad de la persona, que te mandare;
porque el que viviere alli bien, y fuere obediente, y se humillare, y embiare
suspiros al cielo con lagrimas, y se encomendare a dios, ganará su amistad, y el
que no contrario hiciere, incurrirá en su ira, y maldición para siempre. Ve,
hija mia, con toda tu voluntad a aervir a dios, y estarás, y vivirás, con las
doncellas castas, y penitentes. Y lo que mas te encomiendo es que seas casta en
cuerpo, y alma; porque las vírgenes de corazon, y cuerpo son mas allegadas a
dios. /…/ todos los patios de el convento, y templo, y /…/tud, y cuidado
guisarás la comida, que cada mañana se ofrece en el altar (quien sabe si eran
hostias, o panes, aunque no para consagrar, para ofrecer?) Obedecerás a todos;
porque la obediencia representa la buena crianza, y nobleza. Serás honesta y
recogida, no desvergonzada, y liviana. Y si por estar vestidas de carne las
otras doncellas, que alli están, algunas lo fueren; huie de
{f. 107v}
de su compañía; porq[u]e cada qual gana a merced de
sus obras; y en una casa de recogimiento, se han de tomar de unas lo bueno, que
se viere hacer, y huir de lo malo, que otras cometieren”.
251. Y aquí volveré a preguntar si estos consejos
exhortaciones, e instrucciones serán de gentiles idolatras, de indios barbaros,
o de apóstoles, y s[an]tos padres? “Con estas palabras, y platicas (concluye
Torquemada este capitulo) despedian a estos muchachos. Y cierto (diole la luz
tda a ls ojos, y cierto, que no sé, que mas se pudiera decir en nuesro
christianismo, sino fueran errados los votos? Y pienso que son platicas, que
debian ser muy encomendadas a la memoria (como es muy creible las encomendarian
unos a otros los indios, y las mismas, que hacia, y les enseñó el s[an]to
apostol) pues no importa ser de gentiles, quando las razones son católicas. (y
catholico, como apostol su author) y como dice s[an] agustin, lo bueno que
ellos dicen lo hemos de tomar, y reducir a las cosas de nuestra ley, como de
aquellos, que no las tienen usurpadas. Ni son malos documentos para los
religiosos, que vienen a tomar el abito, sin proposito de ser mas, que
otro: para que siempre vivan consolados, y no pretendan mas en la religión”.
252. Acabó el historiador su capitulo: y yo el que hize
de el suyo, dando a dios gracias, de que aun en el mismo Torquemada, que tan
abiertam[en]te negó haverse hallado señas, y noticias de la evangelica
religión, y ley, en Nueva Hespaña, e hallen tan claras, y patentes, que aun en
boca de los indios idolatras, incluian sagrados textos, y doc
{f. 108r} 108
doctrinas; y tan demente coordinadas, y expendidas,
que puestas en tono, arte, y practica de platicas espirituales, e
instrucciones, puedan no solam[en]te instruir, y dirigir niños, y niñas, en sus
recogimientos, y colegios, sino observantes religiosos franciscanos, en sus
claustros.
CAPITULO VII.
Persecución de el apostol s[anto Thomas, en persona de
Quetzalcohuatl, emprehendese salir, y ausentarse a otros de estos reynos.
253. Aportó (como deciamos) por Panuco, en persona, y
nocion de Quetzalcohuatl, llamandose en idioma mexicano como se llamó en
hebreo, y griego, mellizo, el apostol s[an]to Thomas, y sus discipulos.
Dejanse, en lance (como dice su historia) y sin alguno de guerra, o disgusto,
llegó al gran emporio Tollan; donde fue muy bien recibido, y por su estilo,
prendas naturales, habilidades, y virtudes servido, acariciado, y festejado de
todos, todos los vecinos de aquella ciudad populosisima; lo que le alentó a
avecindarse alli, y establecer su domicilio. A espaldas de las artes, e
instrucciones, ya mecanicas, ya liberales comenzó a desgranar, esparcir, y
sembrar su doctrina; no poco de las noticias, y señales de la religión
evangelica, algunas de las obras que a la sombra de la arquitectura edificaban,
y labraban sus discipulos, a noticiar la ley de Christo, como la repetida cruz
de Metztitlan, la imagen de n[uestr]a Señora, que decian la reyna en
Petapa, la de el confeor, y penitente en Nexapa, las de el maestro, y sus
discipulos en la provincia de Huane, y corregimiento de Tunxa; y comenzaron
estos tambien a recorrer como misioneros, y emisarios, o con el disfraz de
pobladores, las provincias de Oaxaca, Misteca Alta, y baja, y Tzapotecas.
254.
{f. 108v}
254. Pero, quando con tan buenos principios, comenzaba
desde el fuerte de Tula a poblar este Nuevo Mundo de fieles, por el abierto
carril de racionalidades; nos da a entender, y creer su historia, que, o
zelosos, o instigados los señores de alli, Tezcatlipuca, y Huemac, que gobernaba
en lo temporal le cometieron adulterio: por lo que se salio de Tula, y
vno a Cholulan, donde asientan habitó muchos años, con sus gentes. Esto dice la
historia; mas no lo que debio decir. Dice, que le cometieron adulterio; mas no
dice, que fuese casado, ni que huviese tenido muger, antes asegura, y repite,
que fue honestisimo y castisimo.
Debio si decir, construir, y perifrasear de su historia, escrita en idioma
mexicano; que le hicieron ofensa, y traicion. Y casó, que asentasen adulterio;
seria el que ellos le vian padecer, pero no sabian entender el adulterio
espuritual, en que estando ya casados, y muy bien casados con la fe, en que los
havia instruido, y engendrado hijos en Christo, este su apóstol, y padre
espiritual; los compelia el poder a adulterar, y volverse a la idolatria,
persecución, que levantaron, ofensa, tracicion, y adulterio, que le hicieron; y
por el que, abandonando a Tula, se transplantó, y vino a Cholulan, donde, con mas
quietud, sosiego, y libertad, sembró, y pudo arraigar su doctrina.
255. Aquí, a lo que dicen sus memorias, fixó su real para su
espiritual conquista, vivió, y habitó muchos años, y tantos, que llegaron a
veinte. Tanto debió al apóstol s[an]to Thomas esta gran parte de l’America!
Esta, que se creió nunca hollada de los dermosos pies evangelicos¡ Y vivió
quieto, entrando, y saliendo, conquistado espiritualmente, y predica
{f. 109r} 109
dicando, a causa de que aquel señor temporal, aquel rey
Huemac, que tambien dominaba en Cholulan, y le havia en Tula perseguido, divagó
de estos sus dominios, llevando de su genio marcial, y ambicioso de nuevas
conquistas emprendió dilatadísimas jornadas, hizo prolijísimas ausencias de estos
sus pacificos dominios. Motico, segun nos dicen sus historias para q[u]e
instigados, e impacientes sus vasallos, principalm[en]te los tultecas,
levantasen, y aclamasen su rey a Nauhyotzin, que fue el segundo señor natural
de los chichimecas.
256. En este propriam[en]te interregno puede el mellizo
Quetzalcohuatl, el apóstol s[an]to Thomas introducir su espiritual dominio,
aquel sobre que escribió el Torquemada: “Que en lo spiritual, y eclesiástico
este Quetzalcohuatl era supremo, y como pontífice máximo, desde aquí, y con la
afabilidad de su estilo, con la suavidad de su gobierno, fue ganando las
voluntades, atraiendo los corazones, hacia insinuarse, y señorearse de los
animos, no solam[en]te de los cholultecas, y tultecas, sino de nociones mas
estrañas, y distantes, a las que atraia para si, y su doctrina, ya en sus
espirituales correrias, ya por sus emisarios, y alumns, ya instruyéndoles,
dándoles la ley (digo de Christo) quando los tenia mas cercanos, y a quando
distantes y que para serle obedientes, no lo podian oir naturalm[en]te mediante
aquel, milagrosam[en]te vocal, y pregon sonoro, que articulado en Tzatzitepec,
sierra bien alta, se dexaba percibir por cien leguas, y por las costas de los
vecinos mares, hasta donde havia estendido su enseñanza, y este su espiritual
dominio.
257. Con el mis
{f. 109v}
mismo, havia fundado, y ordenado para educación de la edad
tierna, aquellos recogimientos, o colegios: aquel principalm[en]te que libre, y
sin obligación de clausura, se lee en Torquemada (lib[ro] 9, cap[ítulo] 30),
haverse dedicado a honor de el dios Tezcatlipuca (que ya veremos dios
verdadero) cuia congregación, o religión se llamaba en lengua de el pais Tepechtiliztli,
que quiere decir: jovenado; o por q[u]e se componia de jóvenes de ambos
sexos, o por dedicaban un dios joven, qual aprehendian a aquel numen: a que
añadió aquellos mas enclaustrados, y exemplares, asi de niños, como niñas, que
ya asentamos a la letra, y que fundados por el mellizo Quetzalcohuatl, después
se observaron a su honor. Hacia ayre a esta bella dirección, y conducta; y
haciala para bien de las almas la felicidad temporal: una edad, un siglo, todo
de oro, en que abundaban los buenos temporales: los frutos, las mieses, peces,
aves, todo era sobraso, y exquisito; los arboles, como deciamos, era el tinte
la oficina tinctoria, de que brotaba, y crecia el algodón, teñido de varios
colores: rendianse cargados de almendras, los que producían el cacao: todo,
todo, como que se buscaba la justicia, y santidad, se dana a sus sequaces de barato.
Ningun hambriento havia, ningun pobre, todos estaban hartos, todos ricos, y
ninguno mas quieto, mas contento, que el mellizo s[an]to Thomas, el
Quetzalcoatl.
258. Pero quando mas contento, mas quieto recrudecio la
penitenciacon primitiva: reduxose el conquistador Huemac a sus dominio, y
viendo quanto havia estendido el suio Que
{f. 110r}
110
Quetzalcohuatl montó en colera contra el maestro y
discípulos: contra el que de sacerdote, creía Rey, y a los que le seguían por
vasallos. Armosele la mas cruel persecución, que sin embargo, que la refiere
Torquemada, la habremos de desenvolver de aquel ovillo, para apartar las luces
que la indican, de algunas sombras, que la opacan. Entre otras, que a ella
intervinieron, fueron las principales dos personas, un hombre que quizo alzarse
a Dios, y un Dios, que appareció, como hombre: aquel el perverso Huemac, que
después de haver auientado a Quetzalcohuatl, perseguido, y tiranizado a su
regreso, sacrílego de puro ambicioso, se hizo adorar por Dios en sus Reinos: y
el Dios que appareció como hombre, y decían (aunque impropiamente) haber
perseguido a Quetzalcohuatl; fue el que en estos tiempos y principios de su
gobierno espiritual, llamaron Tezcatlipuca.
259. No ignoro los muchos errores y
supersticiones, y mentiras, que después de la transmigración de los apóstatas
tultecas, chichimecas y mexicanos, se recargaron a este Dios, por los que se
enseñorearon de estos reynos. Pero ni hemos de decir la verdad, y veer al
principio de sus cultos, en la época de Quetzalcohuatl; no hallaremos otras
señas de este Dios, que las que lo son de el verdadero. Este nos dicen sus
Historias (Torq. Lib 6. Cap. 20 “Tuvieron estos naturales , por increado,
invisible y por el mas principal de los Dioses. Decian de eñ (como de su
Pachacamac los Peruanos) que era anima de el mundo (no informate sino
vivificante), para ahorrar la prolija questión de el Torquemada) llamábanle por
nombre
{f. 110v}
principal: Tezcatlipuca: espejo (que
quiere decir) resplandeciente como que lo sea Divino Ser, en que
viéndose, y contemplándose a beneficio de su Divina Inteligencia, produce la
imagen substancial de su unigénito. Ejemplo, que propondría el apóstol a estas
gentes, para explicarles el misterio. Dábanle también otros nombres, y entre
otros el de: Tlilakahua, tan expresivo de dominio, que quiere decir, y
significa: Nuestro Amo: aquel cuyos somos siervos, y esclavos. Decían de
el, que cuando aparecía, y hablaba con los hombres, era en semejanza de hombre,
y que sabía, y alcanzaba los secretos. Decíanle en sus aclamaciones y
oraciones: ¡O! dios todo poderoso que dais vida a los hombres & llamábanle
por otro nombre: Moyocayatzin que significa: el que hace cuando
quiere; porque no tenia resistencia ni contradicción su voluntad: ser
todo poderoso para destruir los Cielos y la Tierra, señales todas y atributos,
que, aunque mas quisiere tiranizar, y atribuirse el demonio, lo arrebataría y
robaría a quien son propios, al verdadero Dios, y Señor.
260. Este pues, entonces y en la época del apóstol
Santo Tomas Quetzalcoatl, conocido por Dios verdadero y llamado: Tezcatlipuca;
fue el que decía haber intervenido a la persecución al que Quetzalcohuatl.
Refierenle en dos partes Torquemada, en la primera (Lib. 3 Cap. 7 Lib. 6 Cap.
24), pero en ambas con narraciones bien distintas. La primera, nada dice de
Divino Poder, ni que interviniese en ella algún Dios: todo lo reduce al regreso
a sus Reynos, y violento poder de el Rey Huemac que hallando sus tierras
ocupadas de sus
{f. 111r}
111
subditos (Aunque lo espiritual) de Quetzalcohuatl,
sequases de su doctrina, y de sus máximas; resucitando su antigua enemistad,
amortecida en sus ausencias; marchó para el, con gruesa tropa, y como se venia
acercando, iba talando y destruyendo cuanto hallaba haciendo muchas tiranías y
crueldades. Supo su demanda el Quetzalcohuatl, el mellizo sagrado, el apóstol;
y conociendo, dice, el valor, y pericia militar de el rey Huemac, no quiso
esperarle sino que desamparó la ciudad, partiéndose y co[…]ehando su ausencia
con decir, que iba a visitar otras gentes y provincias que había visorado a
poblar, en tierras de Onohualco, que caían en las costas de el mar. Y
esta en su historia, fue su humana persecución, la otra divina.
261 Y asienta Torquemada, haberse tramado de esta
suerte. A este su dios Tezcatlipulca, en quien había reconocido desde entonces,
increado, invisible, espiritual todo poderoso, irresistible, como Dios y Señor
verdadero. Informaron después sus descendientes, y cuando ya los había dominado
el demonio, con la nota de mágico, hechicero, nigromático: sino baldón,
explicación, común entre estas gentes, cuando ven a alguno ejecutar alguna obra
rara, portentosa. Como tal, y en disfraz de cierto anciano venerable dice se
presentó el Dios Tezcatlipuca a Quetzalcohuatl, y …. saludándose los dos dijo:
“el viejo fingido (en términos del Torquemada) señor como sé vuestro
intento, y cuanto desais cierta partido a tierra apartadas de estas y también
porque supe de vuestros criados, que andáis, indispuesto y
{f. 111v}
y falto de salud, os e traído cierta bebida que
bebiéndola conseguiréis el fin de vuestros intentos, que será ir a los Reynos,
que desais, y tener salud cumplida. ¡A dónde he de ir! (se dice que preguntó
Quetzalcoatl) y entonces Tezcatlipuca, o Titlacahua: “a los reinos de Tlapallan
como está determinado y con determinación inevitable. asintió el mellizo
diciendo ser aquello que deseaba:”y que si la jornada se había de hacer, por
aquel medio que fuera muy en hora aparte buena”. Dijo y tomando el vaso en la
mano bebió el licor, que en él venia, y se afirmarle movió a esta obediencia,
el deseo sumamente hacerse inmortal, y gozar la vida perpetuamente y que para
este fin hacia todas las diligencia imaginables.
262 hasta aquí en voces de la historia, el cómo
influyó el Dios Tezcatlipuca en la ausencia y persecución Quetzalcohuatl.
Véanse ahora los efectos de esta causa. Apurado aquel vaso, sino cáliz quedo
(sigue Torquemada) Quetzalcohuatl, fuera de si y sin juicio, (yo entiendo,
privado de sentido) y comenzó a llorar triste y amargamente. Y luego se le
movió el corazón (volvió en sí) y se determinó a ir aquella parte que se llama
Tlapalan, y comenzado por este ultimo pasaje, quien no ve al verdadero
Quetzalcohuatl, al apóstol Santo Tomas, fuera de sí, y arrebatado en éxtasis a
la vista de su Dios y Señor! Quién no advierte que aquel que confesó su Dios y
señor, le recuerda, y enciende los deseos que tiene de verle y gozarle, las
ansias de hacer esta partida no a tierras apartarlas al cielo cuanto lo acercaban
a aquel puerto los trabajos,
{f. 112r}
112
(y quiebras de salud noticias que daban debilitados
sus sentidos, que son nuestros mejores criados que nos sirven más y mejor. En
aquel cáliz, vaso o bebida quien no descubre el desabrido cáliz y amargo trajo
de la muerte, o como aquí le amenaza, de el martirio! Pócima saludable aunque
amarga, para sanar de la mortal dolencia, y conseguir vida inmortal! Viático el
mejor y el más proveído para hacer viaje a los reinos (del cielo) que deseaba,
y tener ahí salud cumplida. Por tanto, y con razón, comenzó, (como dice
su historia) a llorar triste y amargamente; porque se le dilataba el fin
de su destierro y entrar a la patria celestial. Páreseme, y creo sin que me
siegue la pasión que notificado aquel amargo cáliz, y certificado el apóstol
Santo Tomas o Quetzalcohuatl, no menos que por Dios y divina revelación muerte,
o transito a otros reinos a lograr la corona del martirio; y que hacia
decretado su fin, era ya inevitable su muerte se hecho a pechos con este cáliz
aquel vaso, conformándose su divina Voluntad, deseando (cual se dice el
Quetzalcouatl,) indeseando sumamente haciendo inmortal y gozar perpetuamente
de la vida & y las diligencias, que se dice hizo para esto, fueran sus
dilatadas correrías persecuciones y trabajos. Resignación heroica con que ya le
tenemos de viaje, o ya a los reinos en que ha de parecer, o a los de el cielo
que ha de gozar.
Capitulo VIII
Justicimas determinaciones y acciones prudentísimas,
que en representación de Quetzalcohuatl, ejecutó el apóstol Santo Tomas al
ausentarse de estos reinos.
263 hemos referido
{f. 112v}
hasta aquí con el mellizo Quetzalcohuatl, las acciones
más justas, más Christianas, en resignars[e], y aceptar con deseos de
inmortalizarse el caliz de el martirio y de su muerte, que le decretó y brindó
el Señor y no parecen menos Christianas, menos justas, y por todos títulos
menos laudables, las que puesto en camino aldeas en cinta, executó al
desamparar y salir de la ciudad. Hizo quemar (dice en su Historia Toquemada)
todas las cosas, que tenía hechas de plata y conchas (aquí muestra que eran
sagradas) y enterró otras cosas preciosas dentro de las Sierras y barrancas de
los Ríos (no hacen mas, ni hicieron los Christianos en Hespaña, quando la
ocuparon los moros) Y como era nigromático (no tuvo otra voz, ni la halla el
idioma mexicano, para significar portentoso o que hace maravillas) convirtió os
árboles de cacao en otros, que no lo eran que se llaman Mizquitl (quando esta
escrito se ha renovado esta tragedia, por la tirana carestía de este grano) y
mandó a todas las especies de aves, que ahí le solazaban, y daban placer, que
se fueran delante hasta la Tierra de Anahuac (ellas se irían, aunque no se lo
mandara) que dista de Tula más de cien leguas, y sería esto, se puede preguntar
, como excomulgar, maldecir o poner en entredicho a estas tierras? O como
maldecirlas apartarlas de la compañía de los justos y S[an]tos separando de
ellas las alhajas, cosas sagradas, que servían al Divino culto?
264. Yo no resolveré facilmente. Otros dirán lo que
esto fue. Baste decir, que por causa de Religión, porque instruía y
espiritualmente gobernaba como sacerdote y Pontífice Máximo, persiguió
aquel Rey tirano a este mellizo que con adito apreciable
{f. 113r}
113
y reverencial, como usa la lengua mexicana se llamó
Quetzalcohuatl, y por nombre, physiognomia, virtudes, portentos da evidentes
señas de el apóstol Santo Tomas. Que lo que hasta aquí a hecho y, padecido,
solo lo podía hacer y padecer, un apóstol; y el que, como Santo Tomas hizo
gala, y campeo de Alexandro a lo de el cielo, emprendiendo conquistar todo el
mundo, y haciendo largo asiento en el nuevo. En fin, ya viene de camino y azia
México, ciudad infeliz desgraciada! Cuyo plan, sorbido de las vecinas lagunas,
y la suya no tuvo la apreciable fortuna de ser hollada de sus pies! Pero lo
fueron sus contornos.
265. Llegó a Quauhtitlan, lugar vecino a 4 leguas,
cuyo cielo enramaba un árbol grande de grueso tronco, sombra dilatada. A su
arrimo reparo las fatigas de el camino. Pidió, dice su historia un espejo. Y yo
entiendo, se encontró alguno, o natural, o artificial en que se viese más de
accidente, que propósito. Viose avanzado de edad, como exclamo; y de esta su
sentida exclamación aquel lugar que decía el mexicano Quauhtitlan, para
significar junto al árbol, se llamo después HuehueQuauhtitlan, diciendo: junto
al árbol de el viejo, reverdeciendo ahí la senectud, y memoria del Santo
Apóstol. Y aquí quise notar de paso, que la expresión, y nombre de viejo, que
anteriormente, al dios Tezcatipuca, y aquí al Santo se le dio en idioma
mexicano, no ha baldón, ni oprobio vulgar, sino reverencia, y respecto: expresa
tal vez edad crecida pero siempre veneración y señorío: por cuanto el Huehuetl
mexicano, equivale al señor latino, y señor castellano. Con que tuvimos en
Quauhtitlan, al santo Apóstol, junto al árbol también de el señor.
{f. 113v}
266 y aquí fue en donde el rigor de la persecución le
hizo, como dicen tirar piedras. Como que le hubieran ofendido aquel tronco, que
le dio ánimo, he hizo sombra; cogió las que tenia adelante, y comenzó a tirar
piedras contra el tronco, acción indigna al parecer y mas de diversión pueril,
o travesura de un hombre tan circunspecto, modesto y venerable pero vista en la
circunstancias al impulso y pulso de un apóstol desterrado; de un misionero
fugitivo, muy significativa y misteriosa: y mas, viendo el efecto de estas
tiranías, en lugar en que quedaban estas piedras: arrojábanse contra el tronco
como si fuese de cera o crudo barro, la recibían y retenía en su seno quedando
allí en gastadas y hecho el tronco una joya de piedra, por otro titulo
preciosas y que otra cosa podían significar estos tiros, sino en esta su
misión y predicación trabajosa, había hecho contra el arraigado grueso tronco
de el gentilismo, y su entroncada idólatra! Significaría también no la una sola
piedra sino las muchas que como el pastorcillo David, armado solamente del
báculo o cayado de su cruz, con su peregrinación dilatado proveido de la honda
de su voz, había con fuertes tiros engastado en la dura cabeza y ancha frente
de el incircunciso idólata Goliat, hasta el echarle por tierra, y cortar de su
monstruoso la cabeza; no obstante que retoñando en hydra reviviese en este su
persecución, por entonces y después de olvidada su doctrina, en tantas, y
cuantas han sido sus idrolatías;
{f. 114r}
114
así figuraban mas estas piedras el apostólico poder y
eficacia del brazo que las disparaba y las sabia enbañar en un tronco. Que no
era otra cosa entonces cada idolatra. Y no sé si buscaban también las mismas
piedras la reprensible dureza, y resistencia de los abismos que para hacer en
ellos mella alguna había de ser boca de cañón la de el apóstol, logrando asir
en sus voces persuasivas enbebe las piedras por balas. Adelante veremos todavía
significación más muy heroica.
267. No fue menos milagrosa otra acción que se le notó
al mellizo mexicano Quetzacoatl, o Tomás en idioma mexicano en este su viaje y
retirada para los reinos de Nopalla al son de flautas y otros instrumentos, que
dicen le iban tocando las gentes, que le acompañaban (música luctuosa, aunque
sonora, para los que lloraban su ausencia) luego a otro lugar que se avecina
mas a México, en solas dos leguas de distancia, y es un cerro cercano a
Tlanepantla. Aquí le franqueó asiento una piedra. Y quien sabe que aquella
grande alma, aquel apostólico trebolera en su imaginación ahí sentado! Lo
cierto es que le afirman con la mas seria aseveración las historias, mapas y
cantares de estas gentes, que estirando, y poniendo las manos en la piedra que
le franqueaba asiento; las dejó ahí estampadas, y si esculpidas no como
piadosas: “como se ven hasta hoy (dice como que las vio Torquemada) y
tiene por cosa muy averiguada los moradores, convecinos de este lugar, haberlas
hecho Quetzalcohuatl; y yo lo he preguntado con particular inquisición y así me
lo han
{f. 114v}
certificado, de mas de tener lo escrito con mucha puntualidad
de muy fidedignos autores” por lo que (sigue ) tomó este lugar el nombre que
conserva en el día y se llamó (como apuntamos ya en otra parte) Temacpalco, queriendo
decir en castellano donde están las palmas de la mano.
268 Veo estotro portento: y no queriendo ni que me
culpen muy serioso, ni menos de poco reflexivo apunto solamente el grande
afecto que parece, tuvo a esta Nueva Hespaña y principalmente a lo que había de
ser la gran México, el apóstol Santo Tomás dejó aparte su prolija habitación en
estos reinos. Computado uniformemente a 20 años, en que como hemos visto, hizo
tantos y tan raros progresos ganando con ellos los mas de tiempo de su
laborioso apostolado voy a las noticias, señales y vestigios, que dejó en el
las Américas; y hayo aquí en Nueva España y a la lengua del agua y de México
las mas patentes y durable: la común invariable traída de su buen recibimiento
y acogida (la que no logro en la otra América, sino persecuciones y castigos)
la Luna, y Cruz de Meztitlan, a que no han empañado ni el color diez y seis
siglos; la de Guatulco conservada a portentos contra el fuego, y alquitrán de
tres días, impulsos de las pesadas naves del hereje Drak y sus cables, los
clamores que aun suenan a los ojos en el cerro y poniente crestón de las
trompetas y …… en Temolpalco las permanentes palmas de sus manos, artífices de
todas estas obras: me fecit de tantos prodigios en otras palabras y
{f. 115r}
115
y América estampó las huellas de sus pies (sino otro
que las descortase fugitivo; como que las favorecía de paso) aquí a vista de
México se asentó a descansar; escribió, en los troncos sus postreras; estampó u
horadó a la frente de esta ciudad …, sus manos; llevándose en favorecerla las
palmas y contestando a los Cholultecas y Tultecas de su tiempo a sus sucesores
chichimecas, y por fin a los posteriores mexicanos; que había puesto mano a la
instrucción de sus primeros fundadores; y después con su nombre y profecia
(como referimos, a la conquista y conversión de esta ciudad.
269. Sseguía (volviendo a su patria) Quetzalcohuatli,
o el apóstol, la marcha a su retirada, camino de la costa para el reino, que
llamo de Tlapalla cuando o ya en realidad arrepentidos, o bien disimulados
algunos que le habían perseguido; se le hicieron encontradizos procurando
estorbarle el viaje, e impedirle de el todo la jornada. Preguntabanle adonde! Y
cómo se iba! Y respondiendo, que a los reinos de Tlapalla, y perseguido le
reconvenía: que con qué forma ¡y a quien dejaba encomendaba el gobierno y dirección
de Tollan! De quien había de hacer penitencia! (cómo que esta era su virtud
característica y en ella estuviere el acierto todo de su régimen) respondía
Quetzalcohuatl lo que también respondería en apóstol, que ya esto no estaba su
cuidado. Que le cumplía seguir su camino. y que la causa de partirse a aquellos
reinos (que parecen entendía por los de Tlapalla el de los cielos, que y a se
le acercaba por su muerte (era por haberle venido a llamar de parte de el señor
de ellos) que era
{f. 115v}
que era años de sus historiadores, el Sol. Y los
añadieron o porque ellos habían ya perdido fee del señor, y dios verdadero; o
porque dirigía el apóstol su curso a las costas de África, o Guinea, que es
donde el sol dormía, porque quema. Sea lo que fuere, ignoraron que reino fuese
el de Tlapalla, y ya reducidos, y chistrianos preguntaban donde eran a los
primeros franciscanos religiosos.
270. Finalmente viendo los interlocutores importunos
que no lograban de tener ni impedir el viaje a Quetzalcoahtl cesaron en hacerle
más instancia. Pero le obligaron a que dejase los testimonios que consigo
llevaba (porque iban con el los artífices principales de todas las artes
mecánicas y algunos oficiales de ellas) para que y a se iba no faltasen estas
cosas en esta indiana (manchado) óxala hubieran hecho lo mismo (manchado) y su
católica doctrinal (manchado) durado mas tiempo. A su rugo les concedió nuestro
mellizo algunas cosas: otras no o permitió su religiosidad concederles y fueron
para mi las que tenían viso de sagradas, por tanto tenían… y adorno de
preciosas. Joyas ricas (dice la historia) sartales y cadenas riquísimas las que
hecho luego en una fuente u ojo de agua que se llamo de aquí Cozcapan, y
significa en frase mexicana: agua de sartales preciosos o cadenas. Nombre que
le dieron en entonces por las alhajas ahí echadas el presente llaman a esta
fuente: Cozcapan, como quien dice (construye Torquemada) en el agua
de la culebra. Y debió ser o pertenecer a el
{f. 116r}
116
a el autor (porque este hombre se llamaba Quetzalcohuatl,
que quiere decir culebra emplumada siendo mas proprio y natural, (como hemos
expendido) inferir se llamase agua o fuente del Tomas, de el Coate, de el mellizo,
puesto (como dijimos) que por mellizo solamente se llamo Coate o Cohutl la
culebra.
271. Impedido pues de la persecución del tirano
Huemac el santo apóstol, detenido de la alteración de los interesados y
contradicción de los que por logras su enseñanza, se empeñaban en divertirle;
llego al puerto de su destino, que parece equivoca aquí torquemada, diciendo:
“fue encaminado hasta llegar a cholula, donde fue recibido, y donde se equivoca
ciertamente la primera persecución con la segunda. Con la primera salio
perseguido de tula, y paso a mora en cholulan; en la segunda, que es la presente,
salio últimamente de cholulan, y” se fue) como dice el mismo torquemada
siguiendo el camino en los reinos en Tlapalla “que nunca explico el apóstol lo
que fuesen. Dicese, si que 4 de los virtuosos mancebos que lleva consigo, los
devolvió desde Cuatzalculco, provincia hacia el mar mandándoles viniesen a
cholula y dijesen a sus vecinos de su parte que “ tuviese por cierto que en los
tiempos venideros, habían de venir por la mar de asía donde sale el sol, unos
hombres blancos, con barbas blancas como el (ya las tendría así el santo
apóstol: y la expresión no cai sonríe el color sino sobre las barbas que no
todos la tuvieron blancas) “ y que serian señores de estas tierras y que
aquellos eran sus hermanos cuando no hubieran habido
{f. 116v}
otra noticia, señal o vestigio de la envagelica ley
en las americas, que era terminante profecía, repetida como hemos visto en
varias partes de una y otra, y cumplida con la felicidad, que veremos; bastaba
a comprobar la entrada habitación y predicación de el santo apóstol, al menos
donde la hizo, y repitió; y basta también a que fuese y se llamase aquí
Quetzacohuatli, el apóstol santo tomas, pues la que este solo hizo y pudo
hacer, dicen las historias mexicanas, fue profecía de Quetzlacohuatl.
272 añadase a esta irrefragable verdad, que (estos
indios) como se lee también en torquemada siempre esperaron que había de
cumplir esta profecía y cuando vieron a los cristianos luego los llamaron
dioses, por hijos y hermanos de Quetzalcohutl) luego de el apóstol Santo tomas
que era el mellizo mexicano y el que llamo a los europeos chistrianos sus
hermanos ( lo mismo esperaron y crecieron como ya vimos los peruanos, cuando
habiéndoles profetizado lo mismo el santo apóstol en la persona de su adorado
viracocha tuvieron por a sus hijos y hermanos conquistadores españoles:
esperanza íntimamente arraigada en el corazón de estas gentes; y por la que
caracterizada de esperante hizo entre otras señales literal la profecía
de la misión de angélicos ministros y nuncios evangélicos a las gentes
o gentiles que esperaban (ite angelis al cienten expectantes. Isaías
Cáp. 18 V. 2 (ni decayeron de la profesión de esperantes los que en
entendiendo la dicha profecía, no de hijos y hermanos, sino del mismo Quetzalco
{f. 117r} 117
huatl; de quien descendían m[ucho]s por linea
matrimonial, o natural (que no, no le conocieron muger; ni hijos) sino por
razón de doctrina, e instrucción, como que el enseñó, e instruio a los que en
Yucatán fueron Reyes, o gobernadores.
273. Y los que “considerando (sigue Herrera) que no se
podian conservar sino dominaba uno, determinaron dar el señorio al linaje de
los cocotes, que eran tan ricos, que poseían veinte y dos buenos pueblos: y
ordenaron, que pues el mercado no era para mas de los templos; se labraron
casas fuera de él, adonde tuviesen los mayordomos ( que cada uno tenia una vara
gorda y corta) que recibian de los tributos de sal, maiz, ropa [etcétera] y de
lo pueblos llevaban an casa de estos mayordomos (señales de la iglesia
primitiva y observancia de los apóstoles) encargaban mucho la paz, y buen
tratamiento de la gente manuda: y que trabajase para su sustento, y de los
señores; tenian para las casas de el culto de sus dioses, uno que era el
sacerdote mayor”. Sobre la potestad, y vestiduras de este dice el mismo
Herrera, en otra parte (Dec. 4. Lib. 8 cap. 10) “tenian demás de el señor
(temporal) un grna sacerdote, que vestía una ropa larga azul con una diadema en
la cabeza; y a veces mitra labrada de colores; y en los cabos de la tiara unmanojo
de plumas de colores; llevaba unbaculo como de obispo, todos le obedecian, en
lo espiritual; tenia en segundo lugar otro, que era gran donctor en sus libros,
y otros cuatro sacerdotes vestidos de diferentes colores, donde notamos que las
ves
{f. 117v}
vestiduras, y /…/ de este principal sacerdote, son los
mismo, con que en los mapas, y pinturas, se halla pintado el mellizo
Quetzalcohuatl, o el apóstol s[an]to Thomas de cuia dignidad, vestiduras,
discípulos, y compañeros quedó a los de Yucatán el principal, y demas
subalternos sacerdotes.
280. Peron no finquemos para establecer la estacion de
el apostol, en Iucatan, en el gobierno civil, y político, que, como hemos
visto estableció, el y sus discípulos en persona de Quetzalcohuatl, Cocolcan, y
sus sequaces: no, en el orden hierarquico de sacerdotes, de ministros, y sus
trages: tomamos mas a fondo la materia, por noticias de religión; y desando las
que recogió por todo el año de su visita, el v[enerabl]e Clerigo sacerdore a
quien la confió el ill[ustrísi]mo obispo d[on] fr[ay] Bartolomé de las Casas, y
las que dexamos apuntadas; prevengamos la admiración para las que averiguo, y
nos refiere el citado cronista general Antonio de Herrera. Comienza, como christiano,
por el bautismo, y nos dice: (Dec[ada] 4 lib[ro] 10 cap[ítulo] 4): “El bautismo
solo en Yucatán se ha hallado en todas las provincias de Nueva Hespaña. Y en su
vocablo quiere decir: nacer segunda vez (nasci denuo, osó de Christo
Nicodemus)
tenian a ello tanta devoción, y reverencia que nadie lo dexaba de recibir,
pensando, que recibia en el una pura disposición para ser buenos, y no ser
dañados de los demonios (como que se expele en él el diabl maldito) y conseguir
la gloria, que esperaban” sigue el modo, y ceremonias de ministrarle “salia
(dice) el sacerdote vestido, con vestiduras largas, graves, y un hysopo en la
mano: ponia a los niños paños blancos en la cabeza”. (Antigüedad tiene el
capillo) pasa de alli a otro sacramento.
281.