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PROYECTO AMOXCALLI

FONDO MEXICANO DE LA

BIBLIOTECA NACIONAL DE FRANCIA

Documento No. 382

Aparejo para los que se quieren confesar

Original en tres idiomas: español, nahuatl y otomí

 

Kathia  Liliana  Pérez  Reyes

ENAH-INAH

Versión paleográfica en español,

 con observaciones y notas

 

Elia  Rocío  Hernández  Andón

CIESAS - AMOXCALLI

Versión paleográfica en nahuatl,

cotejo de traducción nahuatl-español,

 introducción y notas

 

INTRODUCCIÓN GENERAL

El original de este documento fue redactado primero en español y posteriormente se realizó la traducción de la época, en náhuatl y otomí, aunque fue escrito con letra de un mismo escribano. Consta de 72 fojas recto y vuelta a 3 columnas, y no contiene indicación de fecha alguna ni del lugar en que se originó. Se trata de un documento en el cual se asientan los estatutos o lineamientos a seguir en los actos sacramentales de la iglesia católica, con instrucciones para los feligreses así como para el sacerdote. El título del documento no expresa el total del contenido del documento, ya que sólo se inscribe lo referente a la primera parte: “Aparejo para los que se quieren confesar. Amonestación, conque el sacerdote amonesta al que se quiere confesar”. Sin embargo el texto abarca otros actos sacramentales, y se divide en siete secciones, cada una de las cuales está indicada al principio y en la parte superior de las fojas que les corresponden, a manera de título principal:

Fojas 1 a la 23: “Aparejo para los que se quieren confesar”.

Fojas 23 a la 30: “Aparejo para los que quieren comulgar”.

Fojas 30 a la 46: “Aparejo para los que se quieren casar”.

Fojas 46 a la 50v: “De la manera que han de baptizar los que tienen cargo”.

Fojas 50v a la 51v: “Las fiestas que an de guardar los yndios naturales”.

Fojas 51v a la 53v:“Los días que son obligados a ayunar los yndios”.

Fojas 53v a la 72v: “Aparejo para los que se quieren morir”.

            En cada una de estas secciones están inscritos los principios morales, teológicos, eróticos, de conducta, etc. que la población debía seguir o cumplir antiguamente, según los lineamientos de la religión católica. Las penalizaciones a falta de cumplimiento están expresadas con claridad, los remedios para solucionarlas también. En todas estas instrucciones están presentes asimismo una mezcla de sentimientos y exhortaciones, y el miedo parece ser uno de los principios regidores para conseguir el bien presente y futuro.

Cuadro de texto:  ? El documento presenta signos de ortografía no usuales en un texto colonial. Este es uno de los rasgos que hacen suponer con un alto índice de seguridad, que el documento fue primero redactado en español.  El uso de los signos, como las comas, dos puntos, paréntesis, interrogación, fueron conservados en la transcripción paleográfica. Los párrafos se encuentran señalados en el original con un signo parecido a una C: (calderón) ¢, y así se transcribieron. Aquellos párrafos cuyos encabezados presentan una letra de mayor tamaño que el resto fueron resaltados en negritas para conservar la característica de importancia que debieron tener al ser destacados. Para efectos de la paleografía y su presentación para publicación, se les asignó un número convencional a los párrafos, y algunos están señalados con letra como por ejemplo: A, B, C etc., que respetamos en su presentación y están resaltadas con negritas.  Asimismo se encuentra el signo de interrogación en su forma antigua, que era un rasgo casi horizontal, que derivó en el que ahora conocemos.

 

El facsímil contiene algunas frases en latín que no se tradujeron, pero que se diferencian  con cursivas.

 

OBSERVACIONES DEL TEXTO EN ESPAÑOL

 

En la transcripción paleográfica de texto en español,  se  aplicaron  los  siguientes criterios normativos:

-          Las palabras que están entre corchetes son abreviaturas, uso de nasales y al sustituir la x por  la  [j] etc. En el caso de las  abreviaturas  tenemos un ejemplo muy común en este documento: q[ue]. También se usaron los corchetes para  las nasales, ejemplo: dela[n]te.

 

-          Se usaron llaves para especificar  las palabras que se encontraban fuera del renglón.

-          Para la transcripción de las  cedillas, se respetó tal cual aparece en el documento.

 

 

OBSERVACIONES DEL TEXTO EN LENGUA NAHUATL.

ACERCA DE LA ESCRITURA

Los cortes de foja no se presentan como en el original, pues consideré importante conservar las palabras completas en nahuatl, algunas de las cuales se encuentran cortadas en el cambio de fojas en la imagen facsimilar.

 Una característica de las grafias en la columna de nahuatl es que se encuentra la letra “y” con un punto encima, como equivalente de “i”. Asimismo, llama la atención la forma en que se encuentra escrita en varias partes del texto la palabra “porque”: ypampay, en donde la última “y” quizá debió tener antiguamente una “n”, lo cual se deduce por la traducción: “Y por esto”, “por tanto” (ypampa y{n}). De hecho aparece también completo en otras líneas.

 

ACERCA DE LA TRADUCCIÓN DE LA ÉPOCA

Y LA VARIANTE DIALECTAL DEL NAHUATL.

La traducción del español al nahuatl en algunos párrafos pareciera ser un tanto literal, por lo que pudiera pensarse que el documento fue traducido por alguien que no era precisamente indígena, quizá por un español ayudado por indígenas. Ejemplo: “Notelputzin Pedro ticcaquiznequi yn nocuic? Yn Pedro quilhui, ca cenca niquelehuia on”, que fue traducido como “Hermano Pedro quieres oyr mi canto? El le respondio mucho desseo tengo dello.” Esta última frase es verdaderamente literal: “niquelehuia on”, pues en una traducción del pensamiento indígena de la época podría haber sido “ca cenca yuh niquelehuia”. Otro ejemplo es el siguiente, referente a un caso de seducción de una monja: “ynic ce[n]ca yuh quitlatlaya yyollo y[n]yc quitlazotlaya, y[n]yc quilnamiquia quiyoleoaya ycializtica yoa[n] ytlatoltica...”, párrafo que fue traducido como “fue tan inflamada en su amor, que acordo de consentir con la voluntad, y palabras...”.  “Quilnamiquia”, fue traducido como “acordó”, siendo que su significado es recordar, no acordar. La palabra acordar en este ejemplo se refiere a convenir, más no a recordar, palabra que fue confundida con acordarse. En este caso queda la duda de si la asesoría de los indígenas sería sólo en algunas partes, sin haberse realizado una supervisión de toda la obra.

El documento sin embargo, fue traducido de una manera que se puede considerar casi completa, pues sólo hay algunas partes en que ciertas frases no se incluyeron en la columna de lengua nahuatl (casos que están señalados en notas a pie de página). Es muy posible que el traductor del español al nahuatl fuera asistido por indígenas, pues incluso algunas frases religiosas en nahuatl corresponden a las formas tradicionales de pensamiento indígena que pueden encontrarse en otros documentos como el Nican mopohua o los Cantares Mexicanos. Cabe hacer notar también la conservación de expresiones como “totecuiyo Dios” en donde se aprecian ambas formas para referirse a Dios: la indígena y la española. Parece ser un documento típico del siglo XVI, pensando además que se trata de un texto avocado a la evangelización a través del convencimiento y la amonestación.           La variante dialectal en náhuatl presenta la partícula verbalizadora “ua” como “oa” hallándose ambas indistintamente, mientras que “yn” – que tiene varias funciones: artículo, pronombre demostrativo, ligativo, enfatizador, etc.– se encuentra en el documento como “yn” y como “ym”, usándose de esta última forma antes de palabras que empiezan con “m”, siendo una expresión rara de la lengua, pues es poco común encontrarlo en el náhuatl antiguo. Un fonema que cambia su forma en esta variante es “tz”, que se encuentra como “ch” en algunas palabras como quinochiliz (por quinotziliz que sería la forma más generalizada de encontrarla).

También se encuentra una singularidad de la conjugación verbal de la 2a. persona del plural (ustedes): la partícula “a” antecediendo al verbo, y no “an” o “nan” como suele comúnmente encontrarse, lo cual, en caso de no haber existido la traducción en español contenida en el documento, podría haber dado cabida a interpretarse como una posible negación de los verbos, pues así funciona en algunos casos. Ejemplo: ayazque puede interpretarse como “ellos no irán” o bien como “ustedes irán”.

Otro rasgo distintivo de la variante es el uso del vocativo “e” muy frecuente en el texto, usado incluso en nombres de persona (Pedroe, Juanae), lo cual es bastante raro, pues es más común encontrarlo aplicado en palabras que indican algún sujeto, como niño (nopiltze), mujer (nocihuatzine), madre (tonantzine), señor (tlatohuaniye), etc., e igualmente resulta interesante encontrarlo en formas como las siguientes: “Yyoyaue notecuiyoe diose” (¡Oh mi señor dios!), que presenta un triple vocativo en una sola frase, o hasta cinco en la siguiente: “Yyoyaue notecuiyoe diose notlatocatzine Jesuchristoe, nimitznotlatlauhtilia...” (Oh mi Dios y mi señor Jesuchristo, ruegote...). En esta última frase resalta el ritmo de la lengua nahuatl.

 

 

VERSIÓN PALEOGRÁFICA EN OTOMÍ,

CON OBSERVACIONES Y NOTAS DE:

DORIS BARTHOLOMEW EWAN

 

Documento 382 Manuscrito trilingüe Español, Náhuatl y Otomí

            Aparejo para los que quieren confesar. Amonestación con que el Sacerdote amonesta al que quiere confesar.

 

 

MEXICAIN

Un cahier in 4o de 144 pages.

“Aparejo para los que quieren confesar”

No. 382

 

Introducción para la versión en otomí.

La introducción general para la Versión paleográfica en español establece las pautas que he seguido para la versión en otomí, empleando los números para los párrafos. Uso el símbolo para párrafo, ¶, en vez del Calderón. En algunas ocasiones en que el párrafo es muy largo, lo subdivido con las letras b, c etc. Las frases en latín se conservan así, pero con cursivas.

Conservé las cortes de foja, pero para mantener el significado completo agrego, entre paréntesis, las palabras que faltan para terminar la frase. En la foja siguiente, entre diagonales, pongo la parte copiada para la página anterior. Las palabras en otomí en el documento 382 son muy largas, agrupando adverbios y proclíticos con la raíz. Yo los separé en palabras apartes para poder leerlas con más facilidad.

Seguí las mismas convenciones para desglosar a las abbreviaturas.

En la columna para el español, al pie, agregué el número de la sección o la primera parte de la siguiente página, que apareció en la columna del otomí en el documento 382.

Hice una columna nueva para mi interpretación fonemica en otomí debido a que muchos fonemas y rasgos fonológicas no están registrados en el texto.

El texto en otomí es una traducción más o menos literal del texto en español. Creo que hay también influencias de la versión en náhuatl, dado que los otomíes eran aliados con los nahuas durante siglos, pero no he hecho ningunas comparaciones todavía por límites de tiempo (y de mis conocimientos del náhuatl).

La sintáxis del otomí coloca el verbo en primer lugar en la oración, seguido de las frases nominales del sujeto y complemento. Se puede anteponer una frase nominal al verbo para darle énfasis, pero en este caso se agrega una marca de enfoque. Esta construcción de enfoque es demasiado frecuente en la traducción al otomí del texto en español.

En cuanto a la ubicación del documento en el tiempo y en el espacio, creo que la parte en otomí puede aportar algunos datos. Todos están de acuerdo de que es del siglo XVI. El lenguaje del otomí es de esa época y parece ser el mismo que se presenta en el Arte breve de la lengua otomí y vocabulario de Urbano (1990), que ha de estar escrito después del Vocabulario en mexicano y castellano de Molina (1555) y antes de la nueva edición en 1571. Según la introducción histórica de René Acuña, el padre Urbano sirvió de prior en varios lugares desde Tulancingo a Tula y aun en Tlaxcala. Predicaba en náhuatl y en otomí por toda la región. Dicen que Jilotepec era “el riñón” del otomí y que de allí salieron otomíes hacia el occidente y norte, a Huichapan y Querétaro. Toda esta franja otomí quedó en la frontera norte del náhuatl central. Los conventos franciscanos (Urbano era esta orden) incluyen: Tulancingo, Zempoala, Tepeapulco, Otumba, Jilotepec, Tula y Querétaro (Ricard 1947, mapa). Me inclino a creer que el documento 382 fue creado en uno de los conventos centrales, como Zempoala o Tepeapulco en que habían poblaciones tanto de nahuas como de otomíes.[1]

Observaciones del texto en otomí.

Las vocales del otomí, además de las del español, tiene cuatro vocales nasales /ä ë ï ü/   vocales centrales, alta /µ/, media /ø/;  vocales bajas abiertas, anterior /æ/,  posterior /å/. Uso estos símbolos en mi interpretación fonémica.

En el Aparejo, las vocales nasales no están simbolizadas excepto en el caso de yä, yë, en que el tide cubre las dos letras. En los demás casos de vocal con tilde, es la abreviatura para Vocal más N.

Las vocales centrales se escriben indistinctivamente con ue, ĕ, o e. La vocal baja posterior a veces se escribe ô, pero mayormente con o. La baja anterior no se distingue de la e.

Las consonantes del otomí moderno son:  oclusivas p,t,ts,k y b,d,z,g; nasales m,n,ñ; sibilante palatal x, vibrante r; semiconsonantes w,y; el saltillo /‘/ y la hache aspirada /h/. Las consonantes pueden combinarse con saltillo o hache, o pueden estar precedidos por una nasal.

Los grupos de oclusivas con saltillo en el Aparejo se indican con letras dobles: tt, ttz, cc, cqu. Los grupos de consonante con hache se escriben con /h/. En la interpretación fonémica uso el símbolo /’/ para el saltillo.

La que hoy en día es la diferencia entre oclusivas sordas y sonoras era para el proto otomí la oposición entre articulación fuerte o débil (Bartholomew 1960). En la variante otomí de la sierra (San Gregorio) la distinción es entre oclusivas preaspiradas y las no aspiradas. Hay también otras variantes del otomí (e.g., Tlaxcala) en que se presentan oclusivas sordas en vez de sonoras (Lastra 1997, 2001). En el siglo XVI y en la región de actividad de los franciscanos, todas las oclusivas fueron percebidas como sordas. Pero hay indicaciones del incipiente cambio de las débiles en sonoras, especialmente en posiciones entre vocales, después de una consonante nasal o en los proclíticos gramaticales. La /g/ se escribe entre vocales en algunas raíces: thogi “pasar”, ‘yägi “esconderse”, hinga “no”. En los grupos consonánticos de saltillo más una nasal, puede desnasalizarse la nasal dando ‘b y ‘d. Hay una partícula enfáctica ‘da que aparece frecuentemente en el Aparejo.

La aspiración de las oclusivas a veces aparece después de la oclusiva, pero muchas veces se escribe al final de la sílaba. La posición posvocálica es común cuando la consonante es c porque evita la confusión con la ch: cah = kha “y”, quanhni = khwänni “confesar”. Es frecuente también con p: pohti = phåti “guardar”, puehti = phµti “empezar”. Y puede occurir con la africada tz: tzehni = tsøni “apresurado”. Con las nasales, también la h puede presentarse después de la vocal: muheh = hmühµ “señor”, nihni es hnini “pueblo”; el sufijo plural escrito eh es -hµ.

El Aparejo (doc. 382) y los Coloquios (doc. 410) pertenecen a la misma época que la gramática de Pedro de Cárceres (1907), el Códice de Huichapan (1992) y el diccionario de Alonso de Urbano (1990). El diccionario de Lawrence Ecker (1938 ms.) cita muchos ejemplos de Cárceres, pero la mayoría de sus datos provienen de los siglos posteriores.

El diccionario de Urbano es muy útil para entender el otomí del Aparejo. Por un lado, provee más información de la fonología. Por otro lado, confirme la existencia de algunos vocablos los cuales no se encuentran en la recopilación de Ecker, por ejemplo.

El padre Urbano hace la diferencia entre las vocales centrales µ y ø; usa una œ con cola para la µ y una œ sencilla para la ø, pero él, o un escribano, no siempre escribe la cola. Ejemplos, am bøbay “escudo”, ma dø “viejo hombre de mucha edad”; kµt’i “entrar” , kµt’a “cinco”.

La vocal baja posterior å, igual que en el 382, se escribe con ô o simplemente o: hôy “tierra”, môkhä “padre, sacerdote”. Hasta que yo sepa, nunca distingue a la baja anterior æ: tati beti “perder”, detta “diez”.

Urbano escribe las vocales nasales con tilde, que aquí lo represento con diéresis: hëtate “aborrecer”, ti ëchäyäte “obedecer”, kü “hermano mayor”, tana thäambëni “acordar”, no ttï “sueño, lo que soñamos”.

He hablado mucho de la ortografía del autor del doc. 382 y la de Urbano porque es indispensable poder reconocer la palabra para poder saber su significado. Aunque los autores sabían muy bien la lengua otomí y conocían las diferencias entre las vocales, tuvieron que luchar con tantas distinciones que a veces las pasaron por alto. En el 382, la letra /e/ puede significar cualquiera de 5 vocales: e, ë, µ, ø, æ. En mi interpretación fonémica intento escribir todos los fonemas. Me apoyo en mis conociemientos de una variante moderna del otomí y algunos conocimientos de mis colegas de otras variantes actuales. También ha sido muy importante contar con el diccionario de Urbano.

Urbano confirme también varios términos lexicos, especialmente palabras compuesta, por ejemplo: ay ximayämahoy “mundo”, tati xøkambënite “rogar”, an hombohokhä “oro en polvo. El diccionario está basado en el del mexicano de Alonso de Molina (1555) y desafortunadamente no tiene índice partiendo de la palabra en otomí. Si lo tuviera, sería aún más útil.

 

Referencias.

Ballesteros García, Victor Manuel, San Andrés de Epazoyucan, Arte agustino del siglo XVI, Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, 1998.

Bartholomew, Doris, “Some revisions of Proto-Otomi consonants”, International Journal of American Linguistics 26, 1960, 317-29.

Cárceres, Pedro de, Arte de la lengua otomí. Editado por Nicolás León.  Boletín del Instituto Bibliográfico Mexicano 6, 1907,39-155. [Manuscrito del siglo XVI]

Códice de Huichapan, El códice de Huichapan, Comentario por Alfonso Caso, México, Telecomunicaciones de México, 1992.

Ecker, Lawrence, “Compendio de gramática otomí. Introducción a un Diccionario Otomí-Español”, Anales del Instituto Nacional de Antropología e Historia 1949-1950. Tomo IV, No. 32 de la Colección Lingüística, 1952, 121-174.

Ecker, Lawrence, Nuevo diccionario otomí-español, modernizando toda la lexicografía de este idioma, con estudios gramaticales y bibliográficos. La Comisión Lingüística Universitaria en el Valle del Mezquital, Edo. de Hidalgo, bajo la dirección del Instituto Mexicano de Investigaciones Lingüísticas, 1938 ms. [Ahora (2004) está en vías de publicación, con el título Diccionario del otomí colonial,  por el Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM.]

Ecker, Lawrence, Códice de Huichapan. Paleografía y traducción. Yolanda Lastra y Doris Bartholomew, editoras. México: Instituto de Investigaciones Antropológicas, Universidad Nacional Autónoma de México, 2001.

Lastra, Yolanda, El otomí de Ixtenco, Insitituo de Investigaciones Antropológicas, Universidad Nacional Autónoma de México, 1992.

Lastra, Yolanda, Unidad y diversidad de la lengua. Relatos otomíes. Insitituo de Investigaciones Antropológicas, Universidad Nacional Autónoma de México, 2001.

Molina, Alonso de, Vocabulario en lengua castellana y mexicana. 1555.

Ricard, Robert, La conquista espiritual de México, México, Editorial Jus, Editorial Polis, 1947.

Urbano, Alonso de, Arte breve de la lengua otomí y vocabulario trilingüe, René Acuña (ed.), Gramáticas y diccionarios 6, Instituto de Investigaciones Filológicas, Universidad Nacional Autónoma de México, 2000. [Manuscrito del fin del siglo XVI.]

 



[1] En Epazoyucan, al norte de Tepeapulco, en territorio de los Agustinos, el Archivo General de la Nación proporciona datos que hubo 641 tributantes mexicanos y 443 otomíes. Citado en Ballesteros García, (1998, p. 17). Sahagún empezó su collección de materiales sobre la cultura náhua en Tepeapulco. Además era testigo a favor de Urbano en el Proceso inquisitorial de 1560.


 
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