FONDO
MEXICANO DE LA
BIBLIOTECA
NACIONAL DE FRANCIA
Documento No. 287
Fabulas de Esopo
Transcripción paleográfica
del texto
en nauatl y traducción
Eustaquio Celestino
Solís - CIESAS
Transcripción
paleográfica del texto
en latín y traducción
Sergio Raímez Fuentes –
UDLA, Puebla
Presentación para el
texto en nahuatl
El manuscrito 287, que
se resguarda en el Fondo Mexicano de la Biblioteca Nacional de Francia,
contiene algunas de las fábulas de Esopo traducidas al nauatl y al latín;
señalaremos parte de su historia, de su contenido y significado, las copias que
existen, los estudios hasta ahora realizados, su grado de complejidad, el
problema que presenta, sobre su importancia y la razón de su traducción
nuevamente al español.
Históricamente hablando,
la tradición de traducir relatos cortos a otras lenguas se remonta a la Europa
medieval de los siglos xii y xiii, cuando la Iglesia Católica
emprendía nuevas conquistas espirituales, mediante textos bíblicos, catecismos
y colecciones de sermones conmovedores para los fieles. Las obras literarias
constituían una excepción. A esos textos deificantes dieron el nombre de exempla
(en latín), por su semejanza con los exempla medievales. Aquella forma
de transmitir las ideas y el pensamiento occidentales llegó a la América
indígena en forma de moraleja, como lo explica ampliamente Danièle Dehouve. En
una de sus obras señala que en Europa había un gran gusto por las fábulas de
Esopo, donde circulaban más de seiscientas de ellas; la primera edición
española apareció en 1489, y de esta fecha hasta el año 1600 su reedición
aumentó de 40 a 50. De ahí la explicación que una parte de ellas haya llegado
al Nuevo Mundo, y se haya traducido al nauatl.
Dehouve al analizar
cuidadosamente dichas fábulas, señala que:
“La emblemática
pertenece a un género literario distinto, cuya característica reside en el
'discurso mixto o logoicónico', es decir, la unión entre una imagen y un texto.
Se han presentado definiciones de los subgéneros existentes. El emblema
propiamente dicho 'está caracterizado por la representación de una acción, de
un suceso histórico, mitológico o legendario; por estar dotado de un desarrollo
verbal, literario, generalmente contenido en un epigrama que da cuenta de la
articulación completa de la imagen. A lo que hay que añadir, además, casi
siempre, una alusión explícita a la esfera de la moral pública o privada'.
Además, se deben considerar la empresa, la divisa, el enigma y el jeroglífico”
(Dehouve, 2000: 14).
Gunter Vollmer en la
nota única de su artículo, abajo referido, informa que las 47 fábulas de Esopo
fueron traducidas al nauatl hace 400 años, pero no sabe quién las hizo, ni
cuándo fue ni dónde. Que el original está perdido, y que sólo hay dos copias:
una se resguarda en la Biblioteca Nacional de México y la otra en la Bancroft
Library de Berkeley, que supuestamente datan del siglo xvii. Sin embargo, al parecer circularon varias copias con
números diferentes de fábulas.
Vollmer también refiere
que Gerdt Kutscher por mucho tiempo hizo una retraducción de esta versión de 47
fábulas, y con base en ella, Gordon Brotherston y él mismo publicaron una
edición nauatl-alemana-inglesa, que en 1988 apareció en Berlín bajo el título: Aesop
in Mexico, es decir: Esopo en México (Vollmer, 1989: 106).
Vollmer proporciona una
rica información acerca de las fábulas traducidas al nauatl, dice que de las
600 fábulas de Esopo, se seleccionaron 47, se ordenaron en una secuencia y se
redactaron de acuerdo con el contexto para su mejor manipulación entre los
indios. Sin embargo, hasta donde se sabe, las 600 fábulas de Esopo jamás fueron
publicadas en conjunto, sino que fueron transmitidas a tres traducciones o
colecciones, que hoy llevan el nombre del manuscrito respectivo más importante:
la Augustana, la Vindobonensis y la Accursiana.
La complejidad del
asunto se vuelve más notable, cuando el citado autor señala:
“Si localizamos las
fábulas aztecas en esta nómina –el 'Ordo fabularum'– comprobamos que fueron
traducidas al náhuatl cinco fábulas no contenidas en la Augustana, y ocho
fábulas que faltan en la Vindobonensis. Además, en ambas colecciones la
secuencia es en parte diferente a la del conjunto azteca. En cambio, todas las
fábulas traducidas al azteca están contenidas en la Accursiana y, además,
aparecen allí en la misma secuencia. Base de la traducción fue entonces la
Accursiana, es decir una edición de la Accursiana” (Vollmer, 1989: 99).
El autor al traducir y
analizar lo que él llama fábulas de “Colección azteca”, llega a una propuesta
específica, con base en el contenido de cada una de ellas, que el lector podrá
constatar en la referencia abajo anotada. Dice que otro aspecto de suma
importancia, es que:
“Junto a esta moraleja
articulada existe otra tácita: la conclusión que el lector saca de lo relatado
o que le es sugerida entre líneas” (Vollmer, 1989: 97), refiriéndose a las
palabras clave en español que el escribano incluyó entre líneas en las fábulas
escritas en nauatl.
Por último, queremos
hacer notar que, si bien en un principio esas fábulas sirvieron de base para
manipular a la clase baja de la sociedad occidental, al pasar a México su
aplicación fue generalizada a ambos estratos de la sociedad indígena, es decir,
a todos los de habla nauatl.
Existe una edición de
1949 del Instituto Nacional de Antropología e Historia, que reúne 46 fábulas en
nauatl (y no 47 según su numeración progresiva), falta el número 38. La edición
carece de presentación o introducción (véase bibliografía), transcrita por un
nauatlato, quien paleografió el manuscrito completo, y lo adaptó a una variante
dialectal en grafías modernas del nauatl, al parcer de Milpa Alta, D. F., con
infinidad de errores en la lectura, que se refleja en la separación de las
palabras y en la nueva interpretación, incluso, la secuencia no es la misma
(véanse fábulas 29 y 30). Lo interesante de esta copia es que registra otras
fábulas que el manuscrito 287 no contempla, como son: “Ketsaltototl iwan
tosnene”, “Sisihtin iwan kwikwiah”, “Asno iwan kawayo”, “Tlahtlametl”,
“Tlalalakameh iwan kakanauhtin”, “Ayotl iwan kwawtli”, “Kwawtla masatl”,
“Kwawtla siwamasatl iwan xokomekatl”, “Asno iwan leon tekwani” “Ichkapixki iwan
koyotl”, “Leon tekwani iwan kwitlachtli” y “Se kahkatsaktli”, que podríamos
traducir como: “El pájaro quetzal y el papagayo”, “Los caracoles y las ranas”,
“El asno y el caballo”, “El avaro”, “El pato grande y el pato”, “La tortuga y el
águila”, “El venado del bosque”, “La cierva del bosque y la vid”, “El asno y el
león”, “El pastor de borregos y el coyote”, “El león y el xoloitzcuintli” y “Un
negro”. Por las referencias que aparecen al final de la edición, esta copia fue
también conocida por Antonio Peñafiel y Francisco del Paso y Troncoso en el
siglo xix, pero no sabemos si
alguien de ellos la tradujo al español.
Entre otras cosas de ahí
nuestro interés por transcribir y traducir el manuscrito 287, y ponerlo a la
disposición del público, para conocer los distintos modelos de comportamiento
que debían seguir los indígenas, unas veces muy a la particular forma de pensar
del escribano indígena o de acuerdo con sus patrones culturales, como es la
recomendación a segundas o terceras personas de evitar el trato con todo
aquello que les perjudique.
Como sabemos, la
importancia de las fábulas radica en que, cada una de ellas sugiere un
determinado modelo de vida y el conjunto de ellas brinda un catálogo de normas
de comportamiento moral y social.
El manuscrito 287
contiene 35 fábulas en nauatl y 33 en latín. Por la forma paralela o pareada
como se presentan (primero en nauatl y luego en latín) podemos pensar que, del
nauatl fueron traducidas o interpretadas al latín. Sin embargo, para salir de
dudas, invitamos a los expertos en lengua latina a traducir las fábulas, ya que
al parecer originalmente las fábulas circularon en latín, y de ahí a otras
lenguas.
El manuscrito es una
copia, según se lee en la clasificación de la bnf,
atribuida al padre José Antonio Pichardo; sin embargo, por la cosmogonía que
ahí se refleja, indica que la traducción fue hecha por un escribano indígena,
quizá asesorado por un religioso español, en fecha posterior a la muerte de
Pichardo. Algunas de esas fábulas no coinciden con sus nombres originales, por
ejemplo, “La mujer y la gallina” en este manuscrito se titula: “La huérfana y
su guajolota” y “Los gallos y la perdíz” por “Las guajolotas y un pájaro
llamado perdíz” (como más adelante veremos).
En este mismo
expediente, al final y al margen inferior derecho en fojas sin número, aparecen
dos fragmentos, uno impreso y el otro manuscrito, ambos en español, que no
tienen nada que ver con las fábulas. Los datos al parecer fueron extraídos de
las crónicas de Ixtlilxochitl y de Tezozomoc, sin mencionar la obra ni edición,
sólo indican número de página.
El primero se trata de
una especie de esquela sobre la muerte de una señora noble de gran prestigio,
de nombre María Ana Cervantes, quien sería sepultada el 31 de mayo de 1805 en
la iglesia del convento de San Diego, posiblemente de la ciudad de México.
En el segundo (del
reverso) se aclara los fallecimientos de algunas personas, no se dice quiénes,
en fechas del calendario indígena; ahí entre otras cosas se asienta que, lo
cual sucedió en 10 cozcaquauhtli y a los 9 días del mes ochpaniztli
(21 septiembre) y otras fechas más.
Al centro de la primera
foja del manuscrito aparece un signo de advocación o crismón (monograma de Cristo),
que indica dignidad o fidelidad del documento; en las demás fojas unas veces
aperece “teo”, “tep” o “tequ” como si la palabra se cortara, pero no vemos su
relación con los textos en nauatl y en latín.
Para no confundir al
lector, en nuestra transcripción primero anotamos el texto en nauatl y luego en
latín, y al principio les dimos un número de párrafo para aclarar mejor su
identificación.
Los criterios de
transcripción consistió en respetar la ortografía de la época.
Se actualizaron y
uniformaron las mayúsculas y minúsculas.
Entre llaves anotamos
los agregados y aclaraciones nuestras, como son el número de etiqueta, sellos y
otros.
Con {sic} en
cursivas se registran las palabras escritas tal cual.
Entre corchetes van las
sílabas, palabras, números o signos faltantes.
Entre diagonales
sencillas va lo de dudosa lectura y con puntos suspensivos lo que no se pudo
leer.
Las notas de pie de
página enriquecen la transcripción.
Enseguida proporcionamos
una bibliografía básica que podrá ayudar al lector para ahondar más acerca de
las fábulas.
Bibliografía
Dehouve,
Danièle
2000 Rudingero el
borracho y otros exempla medievales en el México virreinal, Miguel Ángel
Porrúa-Universidad Iberoamericana y ciesas,
México.
Porrúa
2001 Fábulas de
Esopo, relatadas a la juventud, con ilustraciones de A. Saló, Porrúa
(Biblioteca Juvenil), México.
Ichan
Tecolotl
2003 “Visitante
distinguida”, (entrevista de Luz María Mohar con Birggite Leander), año 14,
núm. 159, noviembre, México.
In
sasanillahtolli in kitlali se tlamatini itoca Esopo
1949
Nawatlahtolnemachtilamoxtli, Biblioteca del estudiante del nawatl, núm. 3,
Askapotsalko, copia inah, México.
Olivas,
Blanca
2002 Divertidas
fábulas para niños, Editores Mexicanos Unidos, México.
Vollmer,
Gunter
1989 “Esopo para
mexicanos o el intento de enseñar a indígenas una vida prudente”, en América,
encuentro y asimilación, Actas, segundas jornadas de historiadores
americanistas, Diputación Provincial de Granada, Sociedad de Historiadores Mexicanistas,
Granada (copia biblioteca ciesas).
Presentación para el
texto en latín
Este trabajo se
refiere al manuscrito 287 que se encuentra en el Fondo de la Biblioteca de
Francia, contiene algunas de las fábulas de Esopo traducidas al náhuatl y al
latín. El micorofilm del manuscrito se encuentra dentro del proyecto Amoxcalli
del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social,
México. Se identifican algunos aspectos de su contenido comparando la versión
en náhuatl con la versión latina dentro del marco de la espacialidad en algunas
de estas fábulas. Además se analizan el grado de dificultad dentro de su
producción literaria como un texto posiblemente elaborado por amanuenses
indígenas determinando las posibles convergencias y divergencias culturales
europeas y amerindias.
El manuscrito
El manuscrito 287 “Traduction en
langue nahuatl, par le pére Pichardo de quelques fables dEsope” Traducción
en lengua náhuatl por el padre Pichardo de algunas fábulas de Esopo, volumen de
9 hojas, fechado el 6 de agosto de 1898, contiene 35 fábulas en náhuatl y 33 en
latín. Se presentan en forma paralela, primero en náhuatl y luego en latín,
parecería que primero se hicieron en la lengua náhuatl y posteriormente en
latín, pero las discrepancias entre ambos textos sugiere la elaboración de las
traducciones en formas singulares y distintas, o por lo menos, las
interpretaciones se efectuaron muy sui generis en forma un tanto
indiscriminada.
La copia se atribuye al Padre José
Antonio Pichardo aunque en opinión del Dr. Eustaquio Celestino Solís (2003) por la cosmogonía que ahí se
refleja, indica que la traducción fue hecha por un escribano indígena, quizá
asesorado por un religioso español en fecha posterior a la muerte de Pichardo.
Muchas de las fábulas no coinciden
con sus nombres originales. Celestino (2003) añade que existe una edición de
1949 del Instituto Nacional de Antropología e Historia que reúne 46 fábulas en
náhuatl, carece de presentación y es transcrita por un nahuatlato. Se registran
otras fábulas que el manuscrito 287 no documenta.
Historia de la fábula
Dentro de los distintos géneros
literarios, la fábula tiene más antigüedad en la literatura. Su existencia se
remonta en la India, posteriormente en China, después en Grecia y Roma, en la
Edad Media cuando se consolidaron las lenguas romances. La tradición de
traducir al español y al latín obras representativas de la cultura se encuentra
en Alfonso el Sabio, hijo y sucesor de Fernando III, que unió definitivamente
las coronas de León y Castilla, se le recuerda, sobre todo, por su papel tan
importante que tuvo en la evolución de la lengua española y de la cultura. La
ciudad de Toledo, antigua sede de los reyes visigodos, gozó de un gran
prestigio en el saber oriental, se creó la “escuela de traductores” fundada por
Raimundo, arzobispo de Toledo de 1125 a 1152, se traducía del árabe y del
hebreo al romance español, otros se encargaban de traducir estos textos en el
latín de esa época, Alatorre (1980).
En la América indígena las obras
literarias que trataban de catequizar llegaron en forma de moraleja. Dehouve
(citado por Celestino, 2003) afirma que en Europa había un gran gusto por las
fábulas de Esopo “la primera edición española apareció en 1489, y de esta fecha
hasta el año 1600 su reedición aumentó de 40 a 50” (:4).
Gunter Vollmer (citado por Celestino,
2003) informa que las 47 fábulas de Esopo fueron traducidas al náhuatl hace 400
años, pero no se sabe quién las hizo, ni cuándo ni dónde.(…) el original está
perdido y que sólo hay dos copias”. Añade que de las 600 fábulas, se
seleccionaron 47. Las 600 fábulas de Esopo no fueron publicadas en conjunto,
fueron transmitidas tres traducciones o colecciones: la Augustana, la
Vindobonensis y la Acursiana. Parece ser que la traducción al náhuatl fue
tomada de la Acursiana.
Esopo y su época
Se supone que Esopo nació a mediados
del siglo VI A.C. en Grecia. La tragedia adquiere gran proyección como género
teatral y literario. La cultura griega se manifiesta de manera notable mediante
este género. Durante esta época se identifica la existencia de Esopo, no
obstante, se concretó al género de la fábula. Algunos autores afirman que su
predecesor fue Hesiodo en el siglo VIII. Contrariamente a los filósofos
griegos, el fabulista elige una forma más sencilla y directa, un género menos
denso y complicado que los discursos filosóficos.
Algunos autores dudan de su
existencia, para otros nació en Amerium, pequeño pueblo de Frigia. Fue esclavo,
después de ser liberado se dedicó a la producción literaria. Apoyado por el rey
de Lidia, Creso, pudo escribir varias obras. En la ciudad de Delfos criticó, de
manera irónica, asuntos locales lo que propició el descontento entre la
población y algunos habitantes lo asesinaron. El monje Planudes recogió algunas
fábulas en el siglo XIV. Predominan los animales como personajes fundamentales.
Se supone que no dejó textos escritos sino, más bien, los relatos se
conservaron por medio de la tradición oral. Rutiaga (2003) afirma que las
fábulas fueron recreadas en verso por el poeta griego Babrio en el siglo II A.
C. El poeta romano Fedro las reescribió en latín en el siglo I de la era
cristiana.
Fábula
Según Corominas (1976) la palabra
fábula proviene del latín familiar fabulari “conversar”, “hablar”
derivado del latín fabula “conversación”, “relato sin garantía
histórica”, “cuento, fábula” (y éste de fari “hablar”).
Beristáin (1988:207) “breve
narración en prosa o en verso, de un suceso de cuya ocurrencia se desprende una
enseñanza para el lector llamada moraleja.” Se considera un género didáctico
mediante el cual suele hacerse crítica de las costumbres y de los vicios
locales y nacionales, pero también de la misma naturaleza humana.
Algunos de los aspectos de la fábula
son realistas pero también se da rienda suelta a lo imaginario alternando con
los objetos y los animales que intervienen en la acción con los seres humanos.
Se toma como eje del texto la vida cotidiana de los hombres para transmitir un
mensaje didáctico con connotaciones morales. Como menciona Beristáin: “Los
formalistas rusos fueron los primeros en diferenciar fábula de intriga (o
argumento), considerando a la primera como material básico de la historia, y al
argumento la historia tal y como era presentada por el relato, tal y como era
contada” (1988: 207). La palabra fábula se encuentra dentro del género
narrativo y se utiliza para aludir a la serie de acontecimientos desarrollados
en forma cronológica, por lo tanto, la fábula constituye el conjunto de
materiales base sobre los que se construye la intriga .
A. Marchese (1986) usa el
término en ese sentido
“La narrativa está, por consiguiente, basada en tres
elementos constitutivos:
1.
La
historia, diégesis o fábula: es la invención o ficción que finge la
imitación de la realidad, el contenido narrativo que, en tanto que “real” tiene
una estructura con orden causal-cronológico preciso, que rara vez se respeta en
el relato.
2.
La
narración, trama, relato o texto: es el enunciado narrativo, el relato textual
en la estructuración estilística que le da el narrador que urde la fábula según
una determinada óptica.
3.
El
discurso o enunciación: es la instancia narrativa como voz del narrador, el
acto del que produce el relato (que puede ser también un personaje, Ulises en
la isla de los feocios, o el pastor que cuenta la historia de Crisóstomo).
Genette, en cambio, llama a este elemento narración reservando relato para lo
que aquí se denomina trama-narración” (:150)
La espacialidad / los lugares
de la Fábula
Se escogieron algunas fábulas del
manuscrito de la Biblioteca de París para ejemplificar la espacialidad la cual
es un factor que se desarrolla como un proceso, el discurso, Beristáin (1988).
En la fábula se da la representación de un espacio, el de la diégesis,
donde se realizan los acontecimientos relatados. Al mismo tiempo, se encuentran
los elementos de la lengua que construyen el discurso mediante un ordenamiento
espacial. El espacio en los textos varía considerablemente, algunas veces
apenas se alude y otras es descrito detalladamente. El espacio, de alguna
forma, es representado de manera individual y colectiva según los contextos
históricos en que se definen. Hasta cierto punto, toda cultura se puede
conformar de acuerdo con los modelos que construye de su espacio. Como se mencionó
anteriormente, la fábula como narración breve de la que se desprende una
enseñanza llamada moraleja, expresa la necesidad de referirse a valores morales
y éticos que están vinculados con la clase popular y de fácil acceso a su
comprensión. La fábula se desarrolla en los lugares comunes que la gente del
pueblo frecuenta o está en contacto en la vida cotidiana.
En la fábula Quaquauhtonzone,
ihuan coyotl, que en su traducción al español es El chivo y el coyote y
que en el texto latino se presenta como Vulpes et hircus, esto es, La
zorra y el macho cabrío, el lugar en donde se desarrolla el relato es el
pozo (puteus) lugar común para satisfacer una necesidad primaria. El pozo es un
locus comunis que se encuentra dentro de la experiencia cotidiana de los
lectores, al mismo tiempo presenta una imagen novedosa y a la vez dinámica del
coyote como un animal que se encuentra en experiencia de los lectores indígenas
más que la imagen de la “zorra” (vulpes) que pertenece al mundo
cotidiano indígena.
El espacio insertado en la estructura
urbana implica la contextualización de un grupo de personajes que se mueven
dentro del mismo contexto. Los espacios de la fábula no son espacios neutros,
sino semiotizados por las distintas redes de significación de una cultura determinada,
de esta manera, en la fábula Acuetzpalli, yhuan coyotl que en español se
traduce como El lagarto y el coyote, en la versión latina se nombra como
C/r/ocodilus et vulpes , esto es, El cocodrilo y la zorra en la
versión náhuatl se hace referencia a “lagarto, como los de Egipto, que andan en
el agua”. La espacialidad de “Egipto” “en el agua” no se encuentra registrada
en la versión latina. De alguna manera, la versión en náhuatl es determinada
por una forma de inducción sobre el relator de la fábula cuya localización no
se encuentra en la versión latina. De la misma manera, la diferencia entre
lagarto y cocodrilo no se manifiesta. En la versión latina se maneja
“crocodilus”, en latín lagarto es “lacertus” en la versión náhuatl “acuetzpalli”
como lagarto y no como cocodrilo. En cuanto al espacio, el hacer mención a
“agua” se encuentra contextualizado, pero en Egipto es el caso de
supratextualidad por no encontrarse en el mundo real del traducto, sino como un
espacio de fascinación de esos lugares y sus alrededores inmediatos como son el
“agua”.
Otro ejemplo se encuentra en la
fábula “Coyotl”, que en la versión latina se denomina como “Vulpes”, otra
vez se toma la figura del coyote en lugar de zorra quizá por un acercamiento
cultural más apegado al mundo indígena. El espacio que se menciona “el
collotillo una vez se metió a la casa de la gente malvada, labradora de
imágenes” la espacialidad “casa” está determinada por una carga ideológica
muy marcada, cuando se hace mención a la gente malvada labradora de imágenes,
alusión a las deidades indígenas con carga peyorativa. En la versión latina se
menciona la casa de mimos “domum mimi”. En la versión indígena se alude
a la imagen de una mujer la cual no aparece en la versión latina, sino como una
cabeza ingeniosamente fabricada “caput larve ingeniose fabricatum”. La
misma moraleja está totalmente diferente en ambas versiones, da la impresión
que se perdió el sentido de la narración. La versión indígena propone que la
“fábula significa que el que obedece temprano, a buen tiempo se levanta, aunque
su corazón no lo sepa”. La versión en latín concluye “fabula in viros
magnificos quidem corpore, sed animo inconsultos”, significa que hay
varones magníficos ciertamente de cuerpo, pero irreflexivos de ánimo. La
espacialidad en esta fábula está sobredeterminada por la manipulación
ideológica “casa de gente malvada” doblemente marcado por el espacio malévolo y
en relación con el sistema espacial que instaura el narrador con el lugar de la
imagen de una mujer, que se ve muy buena, pero sin corazón. Se puede apreciar
la utilización de oposiciones topológicas para la calificación o
descalificación y la manipulación de varios conceptos cognoscitivos. La matriz
espacial confiere al lenguaje esquemas determinados por el hablante en formas
diversas valorativas. La dicotomía, gente malvada / gente bondadosa es asignada
en un sistema de oposiciones que conllevan la articulación de ciertos
contenidos valorativos en un universo cultural dado, como es el caso de esta
fábula en que se descalifica a los hacedores de imágenes. De esta forma no sólo
es el entorno interpretado por el antecedente de la fábula existente, sino
también, el entorno novedoso construido en la nueva interpretación que se
efectúa en la narración de la fábula. Este tipo de espacio no es un medio
neutro en donde se dan las acciones, sino por el contrario, la creación de este
espacio se manipula y se interpreta de forma distinta.
La fábula Mococoliani la
traduce el Dr. Celestino como “El enfermo” aunque refiere que el término
como tal no se encontró en ninguna parte, mococoqui significa
“doliente”. En la versión latina se denomina “ /Y/nimici” que significa “Los
enemigos”, lo que se observa es la sustitución de una de las cualidades de
los protagonistas “enemistad” por la de “enfermedad”, cualidad que en la
versión latina no aparece. Lo importante es la aspectualidad de la enemistad y
la moraleja se encamina en esta dirección, sin embargo, en la versión indígena
no aparece esta noción. En ambas versiones, el espacio vivido está representado
por “la barca” en la versión indígena, y por “in eadem navi” “en la
misma nave” en la versión latina. La producción de esta situación de
“enemistad” incluye la producción de un espacio natural significativo que es la
“tempestate autem supertteniente” “sin embargo con una tempestad
encima”, además se reitera el lugar trágico de la nave que se está sumergiendo “et
nave jam submergenda”. La actualización del espacio en peligro tiene como
resultado la previsión del contenido de la moraleja. El manejo topológico de la
narración en subespacios , (en el mar, en una tempestad) mantiene la substancia
misma de la estructura narrativa.
La memoria de los lugares en
las fábulas de Esopo
Hablar de la memoria implica una
serie de cuestionamientos que abarca desde lo neurológico hasta lo
lexicográfico comprendiendo problemas, fenomenología, hermenéutica, etc. En la
antigüedad, el Ars memoriae de Aristóteles ya se vislumbra como un
sistema de procesamiento, como una reconstrucción del pasado. Cicerón en De
oratore propone a la “memoria como una de las cinco partes de la retórica;
la anécdota introduce una breve descripción de la mnemónica de lugares e
imágenes (loci, imagines) que empleaban los retóricos romanos” Yates
(1980:24). En sus inicios, la memoria perteneció a la retórica. Un texto
fundamental sobre la memoria es Ad Herennium. Se le atribuyó a Cicerón.
Para este estudio se toma en cuenta los conceptos sobre la memoria del Ad
herennium, de es manera el autor se basas en la memoria artificial en
lugares e imágenes “Constat igitur artificiosa memoria ex locis et
imaginibus”. El locus (lugar) es algo que la memoria puede
aprehender con facilidad. El orden de los loci conformado por una serie
de reglas que ayudan a recordar las experiencias del lector. Se puede hacer uso
de lo que posteriormente se llamarán “lugares ficticios”, en contraste con los
“lugares reales”. Si se hace una reflexión con las fábulas, los lugares en
estas narraciones son importantes porque nos remiten a espacios que son
fácilmente reconocidos por los lectores, a saber, casa, pozo, manantial, nave,
mar, tempestad.
Después de la teoría de los lugares “loci”
es importante la teoría de las imágenes. Se dividen la imágenes en para cosas “res”
y para palabras “verba”. Por lo anterior se puede dar una “memoria
rerum” (memoria de las cosas) y una “memoria verborum” (memoria de
las palabras). Los “loci” conservan el orden de los hechos y que
las “imagines” (imágenes) designan a los propios hechos. Según el
autor si se logra construir las similitudes más sorprendentes, imágenes que no
sean corrientes o vagas sino activas, si se le atribuyen excepcional belleza o
fealdad singular esto asegura la presencia del recuerdo. La fábula como un
recurso de imágenes, nos hace presente el recuerdo de la enseñanza moral
mediante los distintos lugares en que se desarrollan las acciones de los
personajes. Los personajes no son seres que representan imágenes corrientes o
vagas, sino por el contrario, son sorprendentes y novedosas.
En el siguiente cuadro se hace un
resumen de las diferencias entre la traducción náhuatl y la traducción latina.
Los títulos aluden a los personajes que de alguna manera son distintos en ambas
traducciones. Los lugares son más comunes en ambas versiones aunque se dan
excepciones. La moraleja también difiere. A veces sí concuerdan, pero otras son
totalmente distintas. Como por ejemplo en la fábula de “El chivo y el coyote”
alude a la situación cultural indígena. Por el contrario en la traducción
latina se muestra a la zorra en lugar del chivo y al macho cabrío en lugar del
coyote. En la moraleja, en este caso sí concuerda en ambas versiones.
Lo mismo sucede en la fábula de “El
lagarto y el coyote” en la versión náhuatl, diferente en la traducción latina
que refiere al “cocodrilo” y a la “zorra”, la reiteración de la figura del
coyote vs zorra está presente. En cuanto al lugar se manipula “Egipto”, que es
un contexto totalmente distinto al indígena.
TRADUCCIÒN NÁHUATL
|
TRADUCCIÓN ESPAÑOLA
|
TRADUCCIÓN LATINA
|
TRADUCCIÓN ESPAÑOLA
|
LUGAR
|
MORALEJA
|
Quaquauhtonzone, ihuan coyotl
|
El chivo y el coyote
|
Vulpes et hircus
|
La zorra y el macho cabrío
|
Puteus, el pozo
|
Pensar bien antes (Sí)
|
Coyotl, yhuan tequanimiztli
|
El coyote y el león
|
Vulpes et leo
|
La zorra y el león
|
Indeterminado
|
Dichos admirables (No)
|
Cocoyo( n )
|
El coyote
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Vulpes
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La zorra
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Trampa
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La comida con violencia (No)
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Acuatzpalli, yhuan coyotl
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El lagarto y el coyote
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Crocodilus et vulpes
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El cocodrilo y la zorra
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Egipto ( agua)
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Mentiroso no verdad (Sí)
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Cihuatotolme, yhuan centel tototl
itoca perdiz
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Las guajolotas y un ave llamada perdiz
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Galli et perdiz
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Los gallos y la perdiz
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Casa
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No a injurias (Sí)
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Mococoliani
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El enfermo
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/I/nimici
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Los enemigos
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Nave, tempestad
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Venganza contra enemigos (Sí)
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Coyotl
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El coyote
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Vulpes
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La zorra
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Casa de gente malvada (domum mimi)
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El que se levanta
Temprano (No)
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Para finalizar, se puede señalar que
este manuscrito de las fábulas de Esopo manifiesta la importancia del código
topológico en este tipo de narraciones. Esta topología sirve para la mejor
comprensión y apreciación del espacio dentro de este tipo de manifestaciones
literarias.
Los modelos espaciales que cada
sociedad escoge sirven para definir los distintos valores culturales de los
pueblos. Esto se aprecia en los distintos lugares de las fábulas analizadas en
la versión náhuatl y en la versión latina. La versión náhuatl refleja la
cosmogonía del pueblo indígena. La versión latina tiene ciertas diferencias
pertinentes en su narración. De alguna manera se notas las manipulaciones
conceptuales mediante la calificación de ciertos personajes y acciones de estas
fábulas.
Bibliografía
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de la memoria. Editorial Taurus, España.
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