FONDO MEXICANO DE LA
BIBLIOTECA
NACIONAL DE FRANCIA
Documento No. 109
Pieza de contabilidad de una fábrica
de cerámica indígena
posterior a la conquista
Eustaquio Celestino
Solís
ciesas
Presentación
Este códice forma parte
de la colección de documentos mexicanos de la Biblioteca Nacional de París; en
el tejuelo se asientan los datos clasificatorios en francés, que podríamos traducir
de la siguiente manera:
“MEXICANO
109
Manuscrito figurativo
original sobre papel europeo
______
Pieza de contabilidad de
una
fábrica de cerámica
indígena,
posterior a la conquista
______
Ancho {largo} 1.90 cm.
Largo {ancho} 0.32 cm.
No. 109”
A este documento también
se le conoce como: “Códice de los alfareros de Cuauhtitlan”. Así lo registra
Howard Cline en el Handbook of Middle American Indians y así lo menciona
Joaquín Galarza en su catálogo. Galarza proporciona algunos datos
específicos e interesantes del códice; dice que se trata de una pieza de
contaduría de una fábrica de cerámica indígena, posterior a la Conquista.
Manuscrito figurativo original, en colores, con notas en español, es una larga tira en
papel europeo de .32 x 1.90 m. Conservado en el volumen: Manuscritos
mexicanos 103-118 de la Biblioteca Nacional de Francia. En el tejuelo se
anotan los números 26, 421.
El mismo Galarza aclara
que el códice ha sido publicado por Goupil, Boban, Omont y Glass.
Boban describe el códice
por “compartimentos” de acuerdo con la distribución de la glífica. Sin embargo,
en esa explicación no se ve una secuencia clara. Por ejemplo, después del
segundo “compartimiento” se salta al cuarto. Ello lo podemos ver en la
siguiente traducción del francés,
que a la letra dice:
“Esta pintura está dividida a lo largo en dos partes iguales, y
dentro de su longitud en compartimentos horizontales.
Ahí se ven las muestras de cerámica de dos tipos diferentes: la
primera compuesta de escudillas o caxitl y de mo{l}caxitl posados
en tres patas, formas de cerámica local; las alcarrazas, las teteras, las
copas, las tazas y platos de taza, los jarrones y tapas, asas y otras, además
adornadas con cabezas de negro.
La mayor parte de esos jarrones son copias de modelos importados
de Europa por los conquistadores. Otros modelos provenían por el Océano
Pacífico, de China, de Japón y de las Islas Filipinas.
A la izquierda de la pintura se encuentra la fracción más angosta,
en el sentido longitudinal.
Esta parte parece reservada a las piezas más cuidadas: éstas
últimas son acompañadas de su precio: pequeños discos amarillos con su cruz,
los cuales debieron representar las monedas de la época; la palabra pagados les
sigue frecuentemente.
En el segundo compartimiento vemos el pantli (ó 20). Ahí,
esa pequeña bandera ha sufrido una transformación; la mitad de la altura de su
parte flotante está pintado en negro; en ese caso, perdía la mitad de su valor,
no vale entonces más que diez; dos puntos negros colocados a su derecha y que
uno debe añadir a la suma de la cifra 12.
El cuarto compartimiento se ve un disco adornado de una cruz que
es una de las numerosas variantes de la svastika [suástica].
Los discos poco se asemejan a las mejillas de una gran cabeza
gigantesca de un ídolo en diorita, expuesto en el museo de México. Ésta lleva
el No. 12. M. A. Chavero ha dado una descripción en los anales del museo de
México. Este disco adornado de la cruz, como lo vemos en la pintura, era el
símbolo del oro trabajado.
En el manuscrito que nosotros examinamos, el signo del oro puesto
sobre una tetera, sobre una taza y su platito parece indicar que estas piezas
de cerámica estaban doradas, o tal vez sólo dorados por lugares, si uno tiene
en cuenta de que la pieza amarilla está fraccionada intencionalmente y colocada
encima de los jarrones de que acabamos de hablar.
Si pasamos al lado derecho de esta pintura, encontramos los mismos
jarrones, pero solamente diseñados por encargo, sin ninguna indicación de
color, lo que daba a entender que esos utensilios son de calidad inferior. Este
lado está también reservado a los objetos vendidos y que no han sido pagados
todavía; también vemos en el cuarto compartimiento, a la derecha, una mujer –la cabeza
solamente- que llora encerrada en una teilpiloyan (prisión); debajo se
ve el tepuzmecatl (literalmente cuerda de metal, cadena). Esta mujer
está en prisión porque ella no ha pagado los jarrones que ella había comprado.
Debajo, en efecto, se lee: ‘debe mas dos chicos la vieja de nueve jarros que le
di’.
En el noveno compartimiento vemos, en prisión igualmente, a un
indígena castigado por abuso de confianza. El mismo individuo, más allá sale de
prisión y lleva un cirio en la mano implorando su perdón de rodillas.
En el compartimiento siguiente, dos indígenas llevan cada uno una
bolsa de cacao. Los granos de cacao eran un objeto de transacciones
comerciales; era además una moneda corriente para los mexicanos, y se usó
todavía de esta forma después de la Conquista. Estos dos indígenas tienen en la
mano un largo palo terminado en cruz; uno de ellos lleva además un incensario y
una bolsa de perfumes. Ellos vienen a la villa de Tultitlan (o Toltitlan),
localidad situada al norte de México-Tenochtitlan, y que fue conquistada por el
Rey Itzcohuatl. Una señal indica su punto de partida, ahí se ven los juncos (tullin).
Junto a esos dos hombres se encuentran muchas notas en caracteres latinos,
difíciles de descifrar, porque estos son trazados en escritura vermiculada, en
boga en México en esa época.
Bajo la tercera nota, la escena de la prisión está de nuevo
representada; es la misma mujer que fue encarcelada bajo la orden del juez;
junto a ella se ve la cifra 20; ella fue sin duda fue condenada a veinte días
de encarcelamiento. En esa pintura encontramos detalles curiosos sobre el
precio de la cerámica
fabricada en el país. La manufactura de que se trata debió estar situada en Cuauhtitlan;
a veintiocho kilómetros de México.
En el lado derecho del manuscrito, se
ven además muchas cabezas de indígenas portando el signo fonético e ideográfico
de su nombre: un puñal, un jarrón, una flor, una llave, etc.
Entre los jarrones representados aquí, hay unos que tienen la
forma de conchas, de caracoles marinos, de estromboz; otros son formados del
busto de un hombre barbudo que nos parece el retrato del Marqués del Valle,
Hernán Cortés. La panza de algunas de estas figuras tiene una cabeza de negro
que remata, el tapón muy largo, y dos asas.
Las pequeñas boquillas ahí terminadas sin duda {son} aves del
paraíso. Se fabrican todavía en México los jarrones de este género para el
entretenimiento de niños indígenas.” (Boban, 1891; libro II, vol. II: 291-293).
Una copia del original
se conserva en el Archivo Histórico Antonio Pompa y Pompa del Museo Nacional de
Antropología e Historia de la ciudad de México, en el rollo 5 (y no 6), y
aparece registrado con el siguiente encabezado:
“109 Cuauhtitlan, Códice
de los alfareros de … (no. 99)”.
En el Handbook of
Middle American Indians, editado por Howard Cline, se asienta que el
documento tiene el número 99 y en la Biblioteca Nacional de París el 109;
perteneció a la colección Aubin, fechado en 1564. Por su contenido tributario
se le considera de tipo económico; escrito en una tira en papel europeo de 1.90
x .32 m.
Los dibujos indican
numerosas y variadas clases de vasijas de alfarería coloniales, también de
otros detalles como de prisiones, personas, porteros, monedas, con glosas
españolas.
Se dice que el
manuscrito es un billete de quejas sobre el pago de la alfarería descrita.
También se dice que el
estudio principal lo ha hecho Barlow en 1951, y en él incluye algunas
fotografías defectuosas del manuscrito.
Para conocerlo más a fondo, recomendamos consultar las referencias aquí
señaladas.
El códice original se
conserva en una sola pieza, nosotros para estudiarlo o describirlo lo hemos
copiado en varias partes, y al unirlas nos hemos cerciorado de que en la toma
fotográfica aparentemente se omitió una porción del documento; sin embargo,
podríamos suponer que los fragmentos 8 y 9 se complementan o que forman uno
solo.
La transcripción
paleográfica de las anotaciones en caracteres latinos las hemos ordenado de
acuerdo con los fragmentos y recuadros derechos e izquierdos.
Para la lectura de esta
transcripción sugerimos tener en cuenta los siguientes criterios, concensados
en el Taller Amoxcalli del ciesas:
En general se respetó la
ortografía de la época.
Entre llaves anotamos la
descripción por fragmentos del 1 en adelante. También entre llaves escribimos
las aclaraciones y agregados pertinentes.
Con corchetes
registramos lo faltante de las abreviaturas.
Entre diagonales dejamos
lo ilegible y lo dudoso.
Con números registramos
las anotaciones de pie de página.
Para mayor información
acerca del códice, proporcionamos las siguientes referencias bibliográficas:
Boban,
Eugène
Documents pour servir
Al’Histoire du Mexique, libro II, vol. Segundo, copia ciesas,
Proyecto Amoxcalli, 1891, p. 291.
Cline, Howard (ed.)
Handbook of Middle
American Indians, núm. 14, Guide to Ethnohistorical Sources, parte 4, E.U., 1975.
Galarza,
Joaquín
Códice Mexicanos de la
Biblioteca Nacional de París, agn
(Guías y Catálogos, 44), México, 1979.