FONDO MEXICANO DE LA
BIBLIOTECA NACIONAL DE FRANCIA
Documento No. 079
Plan topographique de la Villa
de Nuestra Señora de Guadalupe
(prés
Mexico) et des ses environs en 1691.
Ana
Rita Valero de García Lascuráin
Archivo Histórico del Colegio de las
Vizcaínas
Introducción
El documento llamado “Plano
topográfico de la Villa de Guadalupe y sus alrededores en 1691”, consta de
una sola pieza de papel europeo grueso, tipo cartoncillo, que mide 76 centímetros
de alto por 54 de ancho; su superficie muestra las huellas de varios dobleces
en los que el plano estuvo plegado seguramente durante varios años; hay una
gran marca en forma vertical que atraviesa el papel por la parte del centro,
de arriba hacia abajo y otras dos en dirección horizontal, una en el centro
y otra paralela a ésta unos centímetros por debajo.
El documento
está dividido en dos grandes secciones; en la primera aparece el plano
topográfico anunciado en el título y en una segunda parte se incluye un texto
explicativo que sirve para ubicar con precisión los lugares marcados
gráficamente en la parte superior.
Dicho plano
muestra un sector situado al norte de la cuenca de México, entre la capital,
que no aparece, y la sierra de Guadalupe, una cordillera formada por diez
eminencias que rompen la uniformidad de la planicie por la parte del norte; al
oriente está la ribera de una gran masa de agua, a la que el dibujante llamó
“la laguna” y que hoy conocemos como el lago de Texcoco, ya desaparecido. El énfasis
del plano se centra en la pequeña planicie que se forma en el arranque de la
sierra de Guadalupe, conocida en sus primeros tiempos como el Tepeyac o
Tepaquilla.
Cabe señalar
que aunque vecina a esta área hubo algunos asentamientos de gran antigüedad, la
planicie del Tepeyac fue poco favorecida ya que la topografía del lugar impedía
su desarrollo; no tenemos noticias de que antes de la conquista hubiera un
pueblo establecido en ese punto, lo que se comprende si recordamos los varios
inconvenientes de dicho lugar; por el norte le estorbaba la sierra de
Guadalupe, al oriente la laguna, que en época de lluvias llegaba casi hasta el
pie del cerro y al poniente, los ríos de Tlalnepantla y los Remedios planteaban
un constante peligro de inundación, todo lo cual hacía de dicho punto un lugar
poco atractivo. Sin embargo, tras del establecimiento de los españoles en la
capital, se empezaron a dar mercedes de tierras para ovejas en esa zona; así,
el 25 de septiembre de 1528, el Ayuntamiento le concedió a Antón de Arriaga una
merced para que pudiera “...hacer un asyento para tener sus ovejas en un peñol
que está junto al Tepeaquilla...”, es decir, justamente en el cerro del
Tepeyac.
Estas mercedes, empero, ni poblaron el área ni la desarrollaron,
simplemente la aprovecharon, como potrero para la crianza ovejuna.
No sería sino
hasta la segunda mitad del siglo xvi,
cuando gracias a la devoción a la Virgen de Guadalupe, se iniciaría un
verdadero desarrollo de esa región, como se puede ver en el Plano topográfico
de la Villa de Guadalupe. Si bien es cierto que tanto la industria de la sal, como la de los tules y cierta
actividad agrícola permitieron la presencia de algunos pueblos en los
alrededores, se puede afirmar que el poblamiento y eventual desarrollo de la
Villa de Guadalupe sería el resultado directo de un movimiento externo
originado y provocado totalmente por la devoción; así, tenemos que hacia 1750,
medio siglo después de la manufactura de este plano, la población de la Villa
estaba formada básicamente por el personal y los sacerdotes que trabajaban el
santuario.
Este fenómeno
religioso-social alcanzaría tal magnitud que eventualmente transformaría el
escenario, dándole una importancia que no hubiera tenido de otra manera; si en
un principio, las tierras vecinas al Tepeyac se dedicaban únicamente a la
obtención de sal y a ciertos cultivos de baja intensidad, con el desarrollo de
la devoción, dicho punto ascendería a un rango de consideración, tanto política
como económica y socialmente. Lo que se puede ver en los distintos privilegios
que se le fueron concediendo, empezando por la Real cédula dictada por el rey
de España el 28 de diciembre de 1733, mediante la cual el pueblo de españoles
se convertiría en “villa”.
Los indios, por su parte, también serían fuertemente beneficiados al
concederles la prerrogativa de erigirse en “pueblo”, con su propio alcalde y
regidores y, sobretodo, independientes política y fiscalmente de las
autoridades de la capital.
Descripción
Es posible que el Plano
topográfico de la Villa de Guadalupe lo haya trazado un especialista indígena o
un mestizo, ya que aunque está hecho con técnicas pictóricas europeas como la
perspectiva o el sombreado, se incluyó también un elemento de escritura
autóctona, como son la serie de caminos ilustrados por medio de huellas de pies
descalzos en una sucesión ordenada que apunta hacia una dirección.
En la esquela
informativa de la parte inferior del plano se pueden observar la intervención
de varias manos; la primera aparece en el párrafo introductorio firmado por el
bachiller don José Mariano Alarcón, sacerdote encargado de atender el pueblo,
lo que acostumbraba hacer cada semana; él declara haber encontrado dicho plano
en el pueblo (¿en el archivo de la iglesia?) y reitera enfáticamente no haberle
hecho ninguna modificación;
la segunda mano que se detecta en el documento, escribe el párrafo de la letra
“A” y la mitad del párrafo de la letra “B”; finalmente el último párrafo de la
letra “B” y todo el resto del texto sería el trabajo de un cuarto amanuense que
se ocupa de terminar el documento.
La geografía del
plano
La orografía
Sobresale en el documento
la Sierra de Guadalupe, formada por diez eminencias y una pequeña colina y que
son los siguientes:
1) El Tepeyac (“en la punta o
en nariz del cerro”), de 40 metros de altura.
2) El Zacahuitzco, llamado
también cerro de los Gachupines o de la Casita Blanca o de las Tres cruces, de
70 metros de altura.
3) El Ihohualtecatl (“casa de
piedras oscuras”), de 207 metros de altura, conocido también como el Cerro del
Guerrero.
4) El Tecpayotepetl (“colina
de piedras”).
5) El Cerro del Chiquihuite
(“cesto o canasta”).
6) El Quahuitzco (“pala
espinosa”).
7) El Tepetlacalli (“sepulcro
o caja de piedra”).
8) El Xochitla (“lugar de
flores”).
9) El Texixipotzco (“en
donde están las piedras como movedizas”).
10) El Quauhtlamozohualco
(“el plano del monte”).
11) El Izhuatepetl (“cerro de
yerbas”), es la pequeña colina que emerge entre el Tecpayotepetl y el
Tepetlacalli.
La
hidrografía
1) La laguna, destaca al
oriente de la planicie guadalupana a la derecha en el plano.
2) Al oeste están los ríos de
Tlalnepantla y el de los Remedios, que vierten sus aguas en el río de
Guadalupe, situado al extremo sur de la llanura guadalupana y en la parte
inferior de la ilustración. Unos árboles salpicados aquí y allá sirven para
exhibir la escasa flora de la zona.
3) Hay tres “...pequeños
saltos de agua...” en la parte oriental del santuario, marcados con la
letra “N” y cercanos al “Pocito”, como se le llamaba a otro manantial, desde
tiempo atrás.
La flora
La flora que aparece en el
plano es escasa, reflejando con toda intención la situación real de la región,
a excepción de un área pantanosa llamada Tola y marcada con el número 14 en el
plano. Por lo que se puede apreciar, se trata tal vez de una zona baja de mayor
humedad en la que había cierta fauna lacustre y abundancia de tules, que por
cierto fueron especialmente útiles para las comunidades ribereñas. Fuera de esta zona, hay un solo
maguey, y algunos árboles esparcidos aquí y allá, sobre todo en las riberas del
huehue calotli que iba al sur, hacia la capital y en la del río de
Tlalnepantla que venía del noroeste. Se destaca la presencia del llamado “árbol
de la Virgen” o “árbol granoso” o quauhzahuatl, nombre derivado del
aspecto de las hojas que parecían infectadas de sarna ( de zahuatl = sarna), marcado con el
número 2 y con la letra “P”; fue frente a este árbol en donde la Virgen saludó
a Juan Diego por tercera vez. El árbol logró subsistir muchos años, hasta que
en 1717, con objeto de construir la escalera que sube al cerro, se destruyeron
sus últimas raíces y lo que quedaba del tronco.
Tierras agrícolas
Por el lado izquierdo del
plano, lo que sería el poniente de la llanura, se incluyeron dos conjuntos de
tiras verticales, una formada por seis tiras y otra por nueve tiras, que
seguramente ilustran los surcos o camellones usados para sembrar. Cabe señalar
que son los únicos que aparecen en toda el área, lo que se explica por la
cercanía con los ríos Guadalupe, los Remedios y Tlalnepantla; estas “milpas”
están marcadas con el nombre de Zacacalco, indicativo tal vez de su
pertenencia.
La arquitectura
Construcciones religiosas
1) Parte importante del plano
serían los elementos arquitectónicos que aparecen ilustrados y que son de dos
tipos, los religiosos y los civiles; sobresale, dentro de los primeros el
santuario guadalupano, con techo de dos aguas y dos esbeltas torres. Tiene dos
entradas: una lateral que se abre al poniente, frente a una cruz que emerge de
un gran zócalo y la principal que, enmarcada por un arco de medio punto mira al
sur, frente a un atrio de buenas proporciones. Se sabe que dicho edificio fue
obra de Alonso de Arias y que el interior fue decorado con un techo artesonado
de media tijera muy estético, fabricado por Juan Pérez. La construcción se
inició en 1609 y se inauguró hasta 1622, cuando fue dedicada por el arzobispo
de México Juan Pérez de la Serna; la obra, cuyo costo fue de 50 mil pesos, se
financió con fondos particulares.
2) Otra construcción
religiosa está marcada con la letra “D”; se encuentra sobre la colina del
Tepeyac y fue construida hacia 1666 para señalar y enaltecer el sitio donde la
Virgen se le apareció a Juan Diego por vez primera. El plano muestra una
pequeña iglesia con dos torres, mirando al sur; esta iglesia conocida como la
“capilla del cerrito” se logró gracias a la generosidad de Cristóbal de Aguirre
y su mujer Teresa Peregrina.
3) Una tercera edificación
eclesiástica aparece marcada con la letra “A”, a la derecha del gran santuario;
se trata de la “primera capilla” en la cual fue colocada la imagen de la Virgen
en 1531, el plano muestra una construcción sencilla, seguramente de adobe, con
techo plano y una puerta mirando al poniente; se le llamó también la “iglesia
vieja” o “de los indios”, porque los del barrio de Tlatelolco la consideraban
suya;
allí fundaron ellos y los de los cuatro barrios su propia cofradía.
4) Con la letra “C·” está
marcado el cementerio de la primera capilla; consta de un terreno plano,
bordeado por tres de sus lados con un muro abierto al poniente.
5) Una quinta edificación
está marcada con la letra “E”; se trata de una pequeña construcción que parece
ser de forma hexagonal; sirvió para cubrir un manantial al que se le atribuían
facultades milagrosas, porque sus aguas tenían chapopotli.., es decir,
petróleo, como lo demuestra León y Gama en el siglo xviii.
Los indios lo consideraban medicinal por lo que iban allí periódicamente
a lavarse y tomar el líquido que supuestamente era bueno para matar lombrices y
fortalecer el estómago, así, el “Pocito” era muy visitado por enfermos y
devotos que incluso se llevaban el agua en distintos recipientes para seguirla
usando en casa.
El manantial había estado siempre al aire libre hasta que en 1648 o 49, el
“...licenciado Luís Lasso de la Vega, sacerdote de gran celo en su oficio...”
lo mandó cubrir “y dispuso en forma decente para los que se [bañaban
allí] por devoción o por necesidad...”
tal vez desde entonces se le conocía como el “Pocito”; de esta manera, cubierto
sólo con el cobertizo mandado a hacer por el padre Lasso de la Vega, se
conservó por casi siglo y medio hasta que a finales del xviii se construye allí uno de los ejemplos de mayor lujo del
barroco mexicano, obra del arquitecto Francisco Guerrero y Torres.
6) En
añadidura a las obras religiosas ya mencionadas, aparecen en el plano otras
cinco capillas de los pueblos circunvecinos al santuario; uno de ellos fue San
Lorenzo, de los primeros asentamientos que hubo en el área de la villa, fundado
al poniente de la sierra de Guadalupe a mediados del siglo xvi;
en el plano que nos ocupa, aparece dicho pueblo marcado con la letra “G”, al
poniente del santuario y cercano al puente; sobresale dentro del conjunto del
pueblo, su capilla, que ostenta una torre y puerta abierta hacia el poniente.
7) Siguiendo el mismo
patrón, la capilla de Santa Isabel Tola, marcada con la letra “Q”, tiene torre
y fachada al poniente.
8) La capilla de Santa María
Ticomán, aparece con el número 12; como las de San Lorenzo y Santa Isabel Tola,
ostenta también su torre, pero en este caso la fachada mira al oriente.
9) La capilla de Santiago
Atzacualco, con el número 15, tiene torre pero además lo que parece ser una bóveda
sobre el cuerpo de la nave.
10) El pueblo de San Juan
Ixhuatepec también tuvo capilla con torre; aparece en el plano con la letra
“T”.
Arquitectura
civil
Las construcciones civiles
exhibidas en el plano son, en términos generales, de poca monta, la mayoría
hechas de adobe y sin ningún orden o plano de conjunto en el que se insinuara
algún tipo de proyecto urbano; las casas estaban dispersas y en desorden,
situación que provocó ciertas dificultades a los urbanistas que reformaron “la
Villa” en el siglo xviii, cuando
se tomó la decisión de ennoblecer la zona de Guadalupe a raíz de la erección
del santuario como “colegiata” y el pueblo como “villa”. Como es evidente en el plano
que aquí se presenta, a todo lo largo de los siglos xvi y xvii,
había predominado una situación de irregularidad; así, hasta antes de las
reformas urbanas del siglo xviii
sólo había en la Villa las siguientes construcciones:
1) La casa de novenas.
Estuvo destinada a hospedar a los peregrinos que visitaban el santuario de
distintos puntos, sobretodo desde la ciudad de México; se le conocía como la
“casa de novenas”, porque allí se acostumbraba rezarle sus novenas a la Virgen.
En el plano aparece marcada con la letra “F”, justamente a la derecha del
santuario; se trata de una construcción de un piso, formada por dos cuerpos,
uno que mira al oeste y otro al sur, con techos planos, una pequeña puerta y
dos ventanas orientadas hacia el poniente.
2) Hay una fuente en la
explanada poniente del santuario, marcada en el plano con la letra “J”; la hizo
fray Diego de Ribera, Arzobispo de México, a su costa, para dar servicio a los
pobladores de Guadalupe que hasta entonces habían sufrido carencias de agua en
época de secas; la fuente se estrenó el 12 de diciembre de 1678.
3) Totalmente al oriente y ya
casi en el lindero del agua está la “estancia” o “estanzuela”, pequeña
construcción, marcada con la letra “L”, que se distingue con dificultad.
4) Junto a la anterior, con
la letra “M”, está una “casuca” que perteneció a don Antonio Roxas, prominente
familia de la región. De techo plano, como toda la obra civil de la Villa,
parece estar orientada hacia el poniente.
Los pueblos
Hubo
seis pueblos que estaban sujetos de la Villa de Guadalupe, aunque eran
dependientes fiscal y políticamente de la parcialidad de Santiago Tlatelolco:
1) Santa Isabel Tola. Con la
letra “Q”, se acompaña un asentamiento formado por cuatro casas rodeando a una
capilla, que era desde entonces, una construcción formal de buenas dimensiones,
con su torre y su atrio; se trata de Santa Isabel Tola, del náhuatl “lugar de
tules”, pueblo de origen prehispánico que tras la evangelización recibiría el
nombre de Santa Isabel de Portugal, probablemente a instancias del primer
capellán de Guadalupe don Antonio Freire, también de origen portugués.
2) Zacatenco, marcado con la
letra “R”, fue uno de los asentamientos más antiguos del valle de México, ya
que se remonta hasta el Preclásico; junto con Ticomán reunió en su seno grupos
que vivían de la caza, la pesca, la recolección y algo de cultivos. De su
topónimo: zacatl = zacate, tentli = en la orilla y co =
en, podemos suponer la abundancia de zacate en el sitio; en el plano aparecen
seis construcciones pequeñas seguramente domésticas. Llama la atención la
ausencia de una capilla en este pueblo ¿Sería tal vez por su cercanía con
Ticomán, cuya capilla le daría servicio a Zacatenco?
3) Tecoma o Ticomán, de Teicu
= “donde habita la hermana”, está marcado en el plano con el número 12, muy
cercano a Zacatenco, y posterior a éste en antigüedad. Parece que originalmente
estuvo construido sobre una península que se desprendía del cerro, situación
ventajosa para la pesca. En el plano se le colocó a la orilla de uno de las
caminos marcados con el glifo de pies descalzos; seguramente se trataba de una
de las rutas comerciales que iban hacia el norte de la cuenca de México, lo que
también debe haber beneficiado al pueblo. Lo curioso es que el especialista que
elaboró el plano no incluyó construcciones domésticas, y solo dibujó la iglesia
de Ticomán y a su lado un gran rectángulo del que ignoramos su uso. Sabemos que
la capilla estuvo dedicada a Nuestra Señora de la Purísima Concepción, siendo
el nombre completo del pueblo, tras la evangelización, el de Santa María
Ticomán.
4) El pueblo de San Juan
Ixhuatepetl, o Ixhuatepec, como hoy se le conoce, aparece marcado con la letra
“T”, sería el punto habitado más septentrional que aparece en el plano; está
ilustrado, como en los casos anteriores, por medio de varias casas pequeñas
rodeando a la iglesia local, dedicada como ya se mencionó a San Juan; este
pueblo, como Ticomán y Zacatenco tiene un origen prehispánico que se remonta
probablemente al siglo xv.
5) Santiago Atzacualco, con
la letra “V”, en el plano es un pueblo de origen prehispánico, ligado hasta el
siglo xv, económica y
políticamente con San Juan Ixhuatepec y luego directamente con Tenochtitlan.
Tras la evangelización, toma el nombre del señor Santiago, quien preside la
capilla del pueblo, ilustrada en nuestro documento por medio de una torre,
bóveda y ventanas que miran hacia el suroeste. Como en los casos de los pueblos
anteriores, la capilla está rodeada de varias construcciones pequeñas de uso
doméstico.
6) San Lorenzo, marcado con
la letra “G”, se consideró barrio de Guadalupe junto con el de San Bartolomé de
las Salinas, que se forma poco después con los que trabajaban la sal y sus
familias. Este asentamiento fue en un principio “reducción” de indios,
dependiente de Santiago Tlatelolco; posteriormente, con el objeto de fomentar
el culto guadalupano, el 17 de agosto de 1735, se autoriza su erección en
“pueblo” , se organiza su cabildo y se le otorga el “fundo” como estaba
dispuesto en las leyes de Indias.
En el plano se ilustra San Lorenzo en su etapa temprana, todavía en calidad de
“reducción”.
Restos arqueológicos
Con la letra “O” están
señaladas “...unas cabezas que demuestran con lo demás del cerro, una figura
extraña deshecha en el día por haverse levantado en dicho lugar la calzada que
sube al cerro.” Estas “cabezas”, mencionadas en la letra “O”,
localizadas entre la primera ermita (“A”) y el oriente del cerro, son
imposibles de reconocer en el plano; Xavier Noguez plantea la hipótesis de que
pudieron haber sido las famosas esculturas que aparecen en el llamado Códice
de Teotenantzin que, según Pompa, mandó a hacer Lorenzo Boturini; se supone que esas esculturas
representaban a Chalchiuhcueitl y a Tonantzin, o tal vez a Chicomecóatl. Se sabe por Sahagún que en el
Tepeyac se veneraba una deidad femenina,
lo que sugiere la presencia de alguna escultura; siempre se ha pensado que
dicha escultura estuvo en la cima del cerro y que durante el sitio de México,
cuando Gonzalo de Sandoval sentó su real en Tepeaquilla, esa escultura se
destruyó;
Noguez dice que desaparecieron tal vez cuando se inició la construcción de la
escalinata oriental, en la última parte del siglo xviii;
las observaciones de Noguez plantearían que las esculturas estuvieron
originalmente abajo y no en la cima y que se fueron destruyendo con el tiempo
hasta su total demolición, como ya lo mencioné, por la obra de la escalinata
entre 1777 y 1791.
Elementos de
ingeniería
1) El huehue calotli. La
parte inferior del plano, lo que sería el extremo sur de la llanura
guadalupana, está ocupada por el Huehue calotli, con el número “17”, lo
que sería un antiguo camino de canoas que iría hacia la zona de Tenochtitlan;
se trata de un canal rodeado de árboles, un maguey y tres conjuntos de casas de
buena factura. No sabemos si hay alguna relación entre este huehue tlatolli y
la acequia que se construyó en 1780 para comunicar la colegiata con el centro
de México; esta acequia fue costeada totalmente con las limosnas de los fieles
y resultó muy benéfica, no sólo para los peregrinos y enfermos que no podían
llegar a pie al santuario, sino también para recibir mercancías que llegaban a
México de la tierra caliente. Iniesta Bejarano y Guerrero y Torres fueron los
proyectistas de esta obra, que llegaba desde la Villa hasta Tepito.
2) Los caminos. Hay cuatro
rutas o caminos marcados en el plano por medio de la antigua convención
autóctona de una hilera de pies descalzos siguiendo consecutivamente una
dirección. Los caminos están marcados con la letra “Z”; dos de ellos se dirigen
al norte, uno de ellos pasa frente a la puerta principal del santuario, se
sigue bordeando la ribera, pasa frente a Santiago Atzacualco y luego se enfila
también al norte. El otro, que va en la misma dirección, se sigue por el
poniente de la sierra, la cruza entre el Yohualtecatl y el Tecpayotepetl,
desprende un ramal hacia San Juan Ixhuatepec y finalmente se enfila al norte.
Otras dos rutas van al poniente, bordeando San Lorenzo, Santa Isabel, Ticoman y
Zacatenco.
3) Con la letra “H” está
marcado el “viejo puente”, llamado así porque años más adelante, sería cambiado
hacia la derecha, a eje con la entrada principal del santuario.
4) Muy diluidas son las
figuras que aparecen con la letra “Y”, de tal forma que no se pueden describir
con precisión; sin embargo, atendiendo a la referencia escrita, se trata de
unas “...cavezas que según la rrelación de unos Títulos Antiguos, demuestran
ser tierras de cacicazgos...”, es decir, serían ciertas mojoneras que servían
para identificar propiedades en la época prehispánica.
Figuras humanas
1) Sin mencionarlos en la
parte escrita del plano aparecen dos figuras de viajeros, ambos con bastón y
uno de ellos con carga sobre la espalda; están caminando sobre el sendero
representado con las clásicas huellas de pies descalzos cercanos a la letra “Z”
que se refiere al camino.
2) Según la explicación del
plano, en la letra “X”, que aparece sobre el sendero oriental, el dibujante
incluyó “...dos figuras que sentadas sobre las mojoneras demuestran el lidiar
sobre la pertenencia y posesión de tierras...” Dichas figuras, empero, son casi
irreconocibles en las reproducciones del plano.
Conclusión
general
El documento llamado
“Plano topográfico de la Villa de Guadalupe y de sus alrededores en 1691” forma
parte de los Fondos mexicanos de la Biblioteca Nacional de Francia y está
registrado con el número 79.
Este documento es una copia
hecha en 1795, es decir, 100 años después de que se hizo el original; sin
embargo, como se asegura en la cartela inferior del plano, éste exhibe el
escenario del Tepeyac como estaba en 1691.
El origen y la
importancia de esta pieza se derivan de la devoción guadalupana, fenómeno
socio-religioso, cuyo incremento provocó el que el sitio exhibido en el plano
experimentara un crecimiento atípico, a pesar de estar en un ambiente ecológico
poco propicio para su desarrollo.
Las técnicas
usadas en su elaboración fueron mayoritariamente occidentales, como la
perspectiva y el sombreado, aunque cabe señalar que se incluyó también un elemento
pictográfico autóctono (caminos con huellas de pies descalzos), lo que nos
lleva a suponer que el plano fue trazado por un especialista mestizo o indígena
fuertemente aculturado, conocedor tanto de los sistemas pictóricos europeos,
que ya para finales del siglo XVII habían tomado carta de naturalización en la
Nueva España, como de ciertos rasgos escriturarios indígenas que sobrevivieron
tardíamente.
El original de
la Biblioteca Nacional de Francia ostenta la firma de Eugène Goupil, fechada en
1898, con una anotación, de su puño y letra, que reafirma su propiedad (Appartenant
a E. Eug. Goupil, Paris 1889), lo que indica que este documento formó parte
de la colección Goupil, comprada a J. M. Aubin precisamente en ese año de 1889;
esto se confirma además, con la presencia de un ex libris que dice:
“Collection E. Eug. Goupil a Paris. Ancienne colection J. M. Aubin”.
El documento que nos ocupa
pudo haber pertenecido a algunas de las colecciones de los eruditos mexicanos
del siglo xviii como la de don
Antonio de León y Gama (1735-1802) o la del padre José Antonio Pichardo
(1748-1812), ambas adquiridas por Aubin durante su estancia en México, mismas
que se lleva a Francia a su regreso.
Publicaciones
En diferentes ocasiones a través de los
siglos se han publicado reproducciones del plano que aquí se presenta; cabe
señalar que se observan diferencias evidentes entre estas reproducciones, de
manera que se podría pensar que la copia “original” dibujada y reformada, por
el bachiller José Mariano Alracón en 1795, fue a su vez, copiada en posteriores
ocasiones como por ejemplo la de Francisco de Sedano que reproduce Pompa en su Album; a continuación presento
algunas de ellas en orden cronológico:
1891 Eugène Boban,
Documents pour servir à l’histoire du Mexique catalogue raisonné de la
collection de M.E. Eugène Goupil (ancienne colection de J.M. Aubin), Ernes
Leroux, Paris, 2, 197-201, Atlas, placa núm. 79.
1895 Album
de la coronación de la Sma. Virgen de Guadalupe, México, Imprenta de
Victoriano Agüeros, p. 30.
1938 Antonio
Pompa y Pompa, Album del IV centenario guadalupano, Insigne y Nacional
Basílica de Guadalupe, México, p. 15. Copia perteneciente a los manuscritos
inéditos de Francisco Sedano.
1939 Jesús
García Gutiérrez, Apuntamientos para una bibliografía crítica de
historiadores guadalupanos, s.e., Zacatecas, p. 137.
1989 Cuadriello,
Jaime Genaro (textos del catálogo) Maravilla americana. Variantes de la
iconografía guadalupana, siglos xvii
y xviii, (exhibición
abril-junio 1989), Patrimonio Cultural del Occidente, A.C., Guadalajara, p.
125.
1992 Horacio
Sentíes, la Villa de Guadalupe. Historia, estampas y leyendas, Departamento
del Distrito Federal, México, p. 84.
1993 Jacques
Lafaye, Quetzalcóatl y Guadalupe. La formación de la conciencia nacional en
México, libro
III, cap. IV, fce, México, p.
384.
1994 Xavier
Noguez, Documentos guadalupanos. Un estudio sobre las fuentes de información
tempranas en torno a las mariofanías en el Tepeyac, El Colegio Mexiquense, fce, México, ilustración 27.
Criterios para
la transcripción paleográfica
En general se respetó la
ortografía original del documento, pero se dan cambios para homogeneizar la
transcripción:
-Las mayúsculas sólo se
conservan en los nombres propios, cargos eclesiásticos o administrativos.
- Se conservan las letras
dobles.
-Las abreviaturas se
desligaron indicándolo entre corchetes ([])
-Los agregados propios se
señalan entre llaves ({})
-Entre diagonales (//) se
encuentran las letras de dudosa lectura
Bibliografía
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de la coronación de la Sma. Virgen de Guadalupe, Imprenta de Victoriano
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