FONDO MEXICANO DE LA
BIBLIOTECA NACIONAL DE FRANCIA
Documento No. 089_7
Rueda Calendárica de Valadés
Rodrigo de la Torre Yarza
CIESAS
El documento tratado aqui, catalogado bajo el número
089-7 en la BNF, y con el título "códice Veytia (copia)", corresponde
a un documento de una sola hoja en papel europeo de formato rectangular, en
cuya esquina superior derecha notamos el sello oval de la colección que lo
integra a ese acervo. Sin duda alguna, de éste documento podemos decir que es
copia bastante fiel de otro documento, y este hecho resulta fácil de
identificar. Esta aseveración se sustenta dado que es posible cotejar y
reconocer su filiación con aquel publicado como parte de una serie de grabados
que componen la obra Retórica Cristiana, tratado del fraile franciscano Diego
Valadés. Este autor, como uno de los primeros frailes formados en México, llega
al colegio de San Francisco de Los Naturales alrededor de la tercera década del
siglo XVI, y en cuyo grabado original, del cual debe haberse copiado el de la
BNF, podemos leer: F. Didacus Fecit.
Es interesante señalar que para mis pesquisas consulte
la versión de la Retórica Cristiana que obra en el fondo reservado de la
Biblioteca nacional de la UNAM en la ciudad de México, la cual a la vez de ser
un ejemplar de 1579, corresponde al ejemplar (o uno de los ejemplares)
provenientes de la biblioteca de los Franciscanos que pasara a este acervo. Lo
notorio es que la lámina original de este documento no se encuentra en ese
volumen, esta debe haber sido extraída por algún interesado en los calendarios,
pero no sabemos ni quién ni cuando. Una conclusión que saco de este hecho es
que la moderna edición de la Retórica publicada por la UNAM y el FCE en 1989 no
pudo haber sido copiada de esta, considerando este faltante ¿o se perdió esta
sección en esa época?. Por su parte la edición de 1989 de la UNAM no da fe de
cual ejemplar se uso para hacer esa edición, pero, considerando que el padre
Palomera quien hace el estudio introductorio de esa edición forma parte de la
compañia de Jesus, es posible que el facsimil haya sido hecho a partir del
ejemplar de aquella otra biblioteca.
Sustentado en tal reconocimiento considero que el
documento BNF 089_7 lleva erróneamente el título de calendario Veytia ya que
como señalé podemos más bien comprobar que no es sino una copia bastante fiel
del calendario hecho por Valades, el cual, de acuerdo a ciertas evidencias
aventuro a pensar posiblemente haya sido elaborado durante la estancia de este
fraile en uno de los colegios franciscanos. Ese modelo original esta firmado y
publicado por fray Diego Valades en su libro Retorica Cristiana la cual fue
publicada en 1579. Gracias a la observación de esa irrebatible evidencia es
posible identificar directamente a esta como una copia en la que entre otras
diferencias se evito escribir en el listón que la enmarca que Diego Valades la
hizo, como consta en la original publicada. Contando con el hecho de su
publicación temprana, la firma de autor así como otras evidencias formales e
históricas que tenemos que revisar, cualquier copia con suficientes similitudes
refiere a ésta como original. Por lo tanto, más bien ésta habría de llamarse
Rueda calendárica de fray Diego Valades. Esta observación se respalda además,
por el hecho de que ya Glass (1975:229) en el Handbook identifica al documento
de la BNF 089-7 como una copia de aquella de Valades hecha por el padre
Pichardo, además de que entre las ruedas calendáricas de Veytia no encontramos
ninguna con tales particularidades.
Con el objeto de identificar, describir, e interpretar
este documento cuya versión más antigua conocida, se puede sostener, es la
publicada por Valadés, resulta imprescindible referirnos antes que nada a la
obra de este franciscano. En la introducción a la primera edición en castellano
de 1989 el padre Palomera al referirse a los grabados de esta obra señala
que,"La ilustración número 12 nos presenta el Calendario Prehispánico de
los Mexicanos y su correlación con el Juliano. El dibujo está hecho con maestría
e ingenio. La primera publicación de la Rhetorica Christiana fue hecha en
Perusa Italia en 1579. En este sentido, considerando los anteriores datos, es
posible entonces identificar esta fuente como la más antigua publicada de este
tipo de documentos, no obstante la atribuible a Motolinia (¿de las Navas u
Olmos?) presenta la fecha de 1549. Encuentro en la revisión de las labores de
transferencia de información de los franciscanos con la población indígena una
veta para detectar el posible origen de estas ruedas pues en el caso de Valades
sabemos que éste ingresó entre 1548 y 1549 al colegio de San Francisco de
México así como al de Tlatelolco.
Conjeturo que es en el Colegio de Santa Cruz de
Tlatelolco donde se fraguan documentos de tal originalidad; ambiente donde se
reúnen selectos personajes informados tanto del viejo como del nuevo mundo, y
lugar donde Valadés funge como secretario de su director Fray Pedro de Gante.
Podemos pensar que esta posición, conseguida entre otras virtudes por haber sido
él mismo un puente de contacto entre la cultura local y la europea, le hubiera
facilitado muchos de los datos necesarios para elaborar un documento de la
densidad analítica como el aquí tratado. Además de lo anterior, el claro
conocimiento de este aspecto de la cultura local, mostrado en el orden de su
expresión, se puede atribuir al hecho de haber vivido de muy cerca el
funcionamiento de ese sistema calendárico desde su infancia, siendo nacido en
Tlaxcala y de madre indígena. Es en ese ambiente de transmisión cultural donde
coinciden con Valadés personajes como Jacobita, Valeriano, Martín de la Cruz,
Fray Andrés de Olmos, fray Toribio Benavente Motolinia, fray Francisco de las
Navas, fray Bernardino de Sahagún y otros doctos actores del intercambio intelectual
de la conquista como lo fue fray Pedro de Gante. Siguiendo las pistas esbozadas
considero muy viable que ese haya sido el espacio, y el momento desde los
inicios de la década de los 1530 a la siguiente década en que los conventos
comenzaron a servir como colegios. Recordemos que fue en 1536 el año en que se
funda el Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco convirtiendose en el crisol donde
se forjaron por primera ves este tipo de documentos y allí estaban estos
autores. Valades esta allí en 1549, año que registra el calendario asociado a
Motolinia siendo estos, además, muy parecidos.
El hecho de que haya sido la reconocible y genial obra
gráfica de Diego Valadés donde encontremos la más antigua y original versión de
este documento BNF 089-7 nos permite pensar en varios aspectos de interés sobre
el origen y significados de esta variedad de documentos cuya diversidad de
formas ha ocupado y confundido a múltiples estudiosos del tema como fue el caso
de Clavijero, o el hecho de que la impresión de la rueda de Valades en el
Handbook (Glass 1975 ) este invertida, o que Schavelzon(1989) confunda también
la rueda numero dos con la propia de Valades; otro caso de estas confusiones,
aveces inadvertidas, puede ser también el que encontramos en la edición de
O´Gorman de los Memoriales de Motolinia, donde quién peleografiara e hiciera la
versión gráfica para explicar esa rueda falló en sus cálculos dibujando cuatro
gajos menos de los cincuenta y dos que tiene el original (como todos) pudiendo
generar así una cadena de equívocos de los que es difícil salvarse si no se
revisan cuidadosamente las fuentes originales.
Son quizá aquellos primeros documentos los que Sigúenza
y Gongora transmitiera a Boturini y este finalmente a José Mariano Fernandez de
Echeverria y Veytia quién hubiera de recoger y ordenar a su manera y estilo de
la época los llamados calendarios mexicanos los cuales se conocen comunmente
como Calendarios Veytia . En esta historia tenemos que observar que en el
devenir de los estudios sobre los calendarios prehispánicos donde actúan
nombres tan sobresalientes como el de Motolinia y Carlos de Sigüenza y Góngora,
es junto con otros franciscanos, también autores de documentos equivalentes,
que Fray Diego Valadés uno de los protagonistas más cercanos temporalmente a la
conquista que haya atendido y desarrollado el estudio de esta materia de forma
gráfica. LLama la atención en ese sentido que varios otros autores describen
por escrito la secuencia del sistema calendárico o parte de él sin presentar
representación gráfica mientras que Valades solo presenta su grabado y no se
dedica a tratar de explicarlo. Considerando lo anterior, además de las
habilidades, dominio y conocimiento de los ordenes necesarios para la
comunicación gráfica, es posible comprobar la directa autoría de Valadés sobre
este documento. Sobre la posible existencia de un modelo prehispánico a partir
del cual se generaron estos documentos aún persiste la duda si es que no
aceptamos la existencia de representaciones similares. Aunque creo que sí podemos
asumir la existencia de algo muy parecido en la composición que observamos
entre otros discos, en la piedra del sol o calendario azteca así como la piedra
de Tizoc donde podemos reconocer equivalencias que evidencian tal documentación
en la escultura prehispánica. Parte de mi hipótesis es que lo que ahora
conocemos no son sino los diferentes esfuerzos de interpretación, concepción
gráfica de los frailes para registrar aquellos aspectos del calendario que les
parecían relevantes y claro, siempre de acuerdo a la información ofrecida por
sus informantes así como sus propias habilidades conceptuales: una especie de
ejercicio de traducción del sistema del orden temporal local al europeo. Al
menos del texto que aquí nos ocupa, que por un lado compone gráficamente el
mecanismo de funcionamiento del sistema calendárico indigena para en
consecuencia poder establecer y mostrar las equivalencias y correspondencias
calendáricas del sistema calendárico Juliano, (aún en uso en europa y nueva
españa) muestra toda una elaboración y complejidad conceptual que no observamos
en ningún otro documento salvo en aquel ligado a Motolinia donde curiosamente
también encontramos similares correlaciones; ¿que podemos pensar de tanta
similitud y diferencias significativas entre ambos?. El hecho de que en esas
dos ruedas -la de Motolinia y la de Valades- en las que se registraron tales
correlaciones llama la atención tal coincidencia siendo que ambos, u otros
posibles autores, compartieron el mismo ambiente en el colegio. Considero que el
estudio de tales similitudes, a pesar de una variedad de diferencias formales,
es una cuestión que nos puede aclarar estos hechos. Lo anterior, aunado al
hecho de que para Motolinia en sus obras asienta que el año comienza en marzo
con el mes Tlacaxipehualiztli y en las glosas de esa rueda se asienta que el
primer día del año indígena comienza el primero de enero que corresponderia
entonces al mes Tititl nos provoca pensar en cierta falta de claridad del
discurso tratado. Al respecto, y hasta donde sabemos, ninguna de las variantes
calendáricas prehispánicas comienzan el primero de enero, de tal forma que más
bien esta imprecisión o error en Motolinia se debe referir al inicio del año
Juliano europeo. Este problema es dificl de solucionar por la falta de evidencias
y así queda confuso debilitando, en ese caso, la precisión de Motolinía. Por su
lado el documento BNF 089-7, copia del de Valades asienta que el año comienza
con Tlacaxipehualiztli coincidiendo con Motolinia en sus escritos pero no con
lo escrito en esta rueda de la que cabe la duda sobre la autoría de fray
Toribio, y más aún con esta contradicción con la información disponible en sus
escritos.
Es preciso recordar que para la época de la conquista de
México, y la primera edición de la Retórica en Europa el tema del calendario
que regía desde el emperador Julio Cesar hace 2044 años (al 2003) con sus
consecuentes problemas de ajuste y estandarización llevaron a la aplicación de
una nueva corrección que estableció el Papa Gregorio XIII en 1582 problema que
interesa y busca explicar Valadés en comparación con la solución mexicana. Hay
que considerar, como lo hace Glass (1964) quién opinó, refiriéndose a la rueda
calendárica de Veytia "Calendario en Caracol" (que me parece copiada
de la atribuible a Motolinia) numerada como numero dos, cuando señala: "Lo
que puede ser el original de esta rueda está contenido en un manuscrito de Fray
Toribio de Motolinia que está ahora en la Biblioteca de la Universidad de
Texas (colección García Icazbalceta) y que fue publicado en 1903 (Motolinia
1903). Tiene además una estrecha relación con una rueda calendárica publicada
por Fray Diego Valadés en 1579. La rueda se conoce a través de un gran número
de fuentes históricas y de otras versiones pero por ya no estar en la colección
no discutiremos los problemas complejos asociados con este calendario."
(Glass 1964:103) Sobre la peculiaridad de esta rueda en espiral encontramos una
indicación sobre la forma de caracol en la Historia de Tlaxcala del también
Tlaxcalteca Muñoz Camargo donde este autor del siglo XVI al referirse al
contenido del calendario que esta tratando: "Lo cual pondremos en una
rueda y caracol, con declaración de todos los nombres de las figuras de los
signos y de la propiedad dellos, de la man[e[ra que los hallamos verificados y
puestos en razón por el padre fray Fran[cis[co de las Navas, fraile de la orden
del señor San Francisco" (Muñoz Camargo 19--) Puede ser esta referencia un
respaldo a la idea que podemos tener del calendario de de las Navas y del cual
no podemos aún decir si es este u otro ; de cualquier manera lo que se puede
notar cada ves más es que la generación de estos documentos parecen tener un
origen común, que comparten información y que, como he propuesto antes, esto se
puede deber al haber sido trabajados por los hermanos franciscanos en un
ambiente colectivo que fueron sus colegios aportando cada uno sus conocimientos
y su entender. Con la intención de aportar alguna luz sobre el origen de estas
ruedas y en particular la asociada con Motolinia hemos de seguir la pista de la
fecha incluida en esa:1549;¿que sucedia entre los franciscanos en ese año, fin
de la segunda década dentro de las cuales considero se recogió la información
y se fraguaron estos primeros documentos ?.
Descripción de la imagen
En cuanto a la forma que distingue este documento de una
sola página, podemos decir que la información allí expuesta se encuentra
delimitada y ordenada en un formato rectangular vertical que se puede dividir,
considerando los conjuntos de información, en dos secciones mayores.
Considerando el tamaño como un criterio de jerarquía destaca en primer lugar
una figura circular dentro de la cual están dispuestas, de forma
circuncentrica, diversas figuras y glosas. Esta rueda comprende las dos
terceras partes del formato mientras que la otra tercera se encuentra dispuesta
en la parte superior. Esta sección superior está configurada por tres conjuntos
aproximadamente del mismo tamaño; uno al centro y uno a cada costado del
formato. Por su parte el subconjunto consta de otra, pero pequeña rueda, y
sobre ésta se observa en el extremo superior central cinco pequeños circulos.
Los subconjuntos laterales, digamos, son ambos rectángulos cuadriculados,
simétricos entre sí, y donde se encuentran escritas las correspondencias de las
fechas del calendario mexicano y las del europeo. Entre la pequeña rueda y
estas tablas laterales observamos líneas que establecen contacto entre las
diversas partes de esas tablas y la pequeña rueda reconociendo así las correspondencias
calendáricas entre los meses del año Juliano y los diezyocho meses del año
mexicano. Esta pequeña rueda contiene a su vez subdivisiones concentricas donde
resaltan diez y ocho cabezas humanas dibujadas de perfil con trazos muy
renacentistas. Asociadas a esta rueda, en su parte superior exterior,
observamos, ordenadas y ligadas entre si, de manera pentagonal los otros cinco
pequeños círculos que mencioné con lo que se refiere esta gráfica a los días de
desajuste/ajuste calendárico conocidos como Nemomtemi.
En cuanto a la rueda mayor, que constituye el objeto de
mayor interes y central importancia de este documento, este se trata de una
gráfica, en forma de rueda, donde observamos algunos de los distintos factores
que integran el sistema calendárico de esos pueblos prehispánicos, así como la
manera de su cómputo. Así, vemos que la rueda mayor, que por su tamaño destaca
su principal papel dentro del conjunto corresponde a un esquema circular de los
días, de los meses y de los años de un siglo mexicano o ciclo de 52 años
llamado Xiuhmolpilli. Para integrar en subconjuntos y establecer sus distintas
partes, el autor ordeno la información que la compone de manera cincuncentrica
estableciendo una secuencia de círculos dentro de los cuales se observan
(notamos algunas partes sin información que más bien parece que marcan
subdivisiones) tanto figuras de origen mesoamericano como números y letras de
origen latino pero en lengua nahuatl. La rueda en su parte perimetral está
subdividida radialmente por cincuenta y dos gajos (los años) numerados en su
parte exterior, mientras que en la sección casi central vemos esta subdivisión
de veinte gajos (los días), continuándose la división de veinte gajos sobre la
parte media donde podemos leer una secuencia de números del uno al trece (las
semanas). En cuanto al circulo central este presenta en forma radial cuatro
gajos, con glosas en nahuatl, donde se señala en un eje de cuarenta y cinco
grados del eje vertical-horizontal la relación de orden que establecen los cuatro
portadores del año en el orden y secuencia del nombre de las semanas y de los
años. Así, la división de cincuenta y dos corresponde a la cantidad de años de
un atado o Xiuhmolpilli, y las veinte al número de meses del año mexicano y los
cuatro centrales a los cuatro portadores Tochtli, Calli, Acatl, y Tecpatl.
Mediante esta subdivisión se representa la correlación sistemática entre estas
unidades calendáricas mexicanas, mostrando tambien los signos usados y sus
nombres en nahuatl.
En orden circuncéntrico la rueda mayor presenta la
siguiente información. Al exterior de la rueda tenemos una secuencia en números
latinos que corre del uno al cincuenta y dos, a los cuales se asocia en
circunferencia contigua su glosa en nahuatl. Hacia adentro esta numeración esta
repetida en alfabeto latino pero en lengua nahuatl. La consecutiva sección
circunscrita presenta información esta dividida en cuatro cuartos cada uno de
los cuales se divide en trece gajos repitiéndose entonces la numeración del uno
al trece cuatro veces. El siguiente círculo presenta en cada gajo, en lengua
nahuatl y alfabeto latino la secuencia de los cuatro portadores -tochtli,
acatl, tecpatl, calli- repitiendose trece veces. Lo anterior viene a ser la
traducción del glifo portador correspondiente que se representa de manera
iconográfica en el siguiente círculo donde vemos los dibujos convencionales del
calendario mexicano. Siguiendo siempre hacia el centro observamos una secuencia
de trece círculos concéntricos divididos ahora en veinte gajos dentro de los
cuales está escrito con números latinos la correspondencia de su alternancia
numérica al irse intercalando en su secuencia establecido por los veinte dias
de cada mes. En esta rueda no se representan los diezyocho meses pues esos
factores forman parte de otra forma de orden calendárico conocido como ritual
aunque de todos modos se acomodan dentro de ciclo de 365 dias. Los veinte dias,
sus signos y sus nombres los encontramos entre los promeros circulos del
centro: cipactli, ehecatl, calli, cuetzpalin, cohuatl, miquiztli, mazatl,
tochtli, atl, itzcuintli, ozomatli, malinalli, acatl, ocelotl, cuauhtli,
cozcacuauhtli, olin, tecpatl, quiahuitli, xochitl. De esto nombres vemos las
figuras con que se representan. Finalmente, para terminar su descripción, el
círculo, al centro de toda esta rueda termina en doce gajos de los cuales
cuatro que resultan ser los correspondientes a los cuatro portadores -tochtli,
acatl, tecpatl, calli, los cuales resultan dispuestos geométricamente en cuatro
direcciones.