FONDO MEXICANO DE LA
BIBLIOTECA NACIONAL DE FRANCIA
Documento No. 072
Genealogía
de los Príncipes Mexicanos
Elías
Caracas Martínez
ENAH
Durante su
proceso evolutivo, las sociedades humanas han generado un sinnúmero de
elementos y técnicas de transmisión de ideas, sentimientos y necesidades
primarias. Tenemos que en un inicio, los hombres empezaron a comunicarse a
través se señas, movimientos y sonidos generados en su entorno natural,
producto de la observación sistemática de los fenómenos y de los distintos
elementos que forman parte de la naturaleza.
De tal manera,
asumimos que cada sociedad reproduce un conjunto de códigos, que al enlazarse,
representan y recrean de forma cotidiana, la lógica del sistema de conceptos y
convenciones culturales que le son propias e inherentes a una cultura
determinada, no importando su grado de desarrollo. Tales códigos pueden ser
desde una pintura rupestre hasta el sistema binario que se emplea en la
programación de las computadoras, ambas representaciones son producto de una
tradición cultural y reflejan un aspecto de las sociedades que las generaron.
Así pues, todos
los sistemas articulados de comunicación, son construcciones mentales que
tienen su origen en un espacio- tiempo determinado y están compuestas de un gran
número de elementos combinados, articulados en forma de sistemas, los cuales
permiten a la sociedad que los ha producido, elegido y ordenado, explicarse a
si misma, definiendo sus características esenciales y particulares, y la vez,
le permite crear y dar forma a su mundo social, natural y sobrenatural,
basándose precisamente en estos códigos, en este orden conceptual por la misma
sociedad producido.
Es una función
de los científicos sociales intentar observar, explicar y, en dado caso,
reconstruir las sociedades tanto antiguas como modernas, para poder analizar la
lógica interna de las mismas así como las manifestaciones culturales generadas,
sobre todo aquellas que están en relación directa con la organización social
,económica, política y religiosa.
De tal manera,
cuando nos encontramos ante documentos que nos proporcionan datos sobre estos
aspectos, debemos estar plenamente conscientes de que son productos que se
generan siguiendo reglas establecidas y que en si mismas, contienen
interacciones, surgidas de las relaciones entre los hombres y entre ellos y su
entorno natural.
De tal manera,
tenemos que “cada relación entretejida por los seres humanos, adentro de un
marco cultural preciso, se define con base en un sistema de significación y
representación” (Marión, 1995:7), donde cada parte y cada elemento es poseedor
de un sentido y por lo tanto, reproduce una parte de un conjunto extenso , que
al enlazarse, origina un sistema estructurado y, que además, es un campo de
cultivo óptimo para crear nuevos conceptos que sólo pueden ser interpretados
dentro del contexto cultural que los crea.
Para el caso de
los documentos pictográficos de tradición indígena mesoamericana, el sistema
de nomenclatura de estos grupos sociales se vuelve más que una forma de identificarse,
se convierte en un producto “complejo y doble sistema, complejo por que es una
mezcla de pintura - color - y fonetismo. Doble, porque a la vez reúne la
trascripción completa de una lengua y la composición plástica, gráfica del
pintor. El tlacuilo debería poseer las doble cualidad de artista y sabio, ya
que el lenguaje pictográfico exigía de sus profesionistas tanto un amplio
conocimiento de los saberes de su época así como de los convencionalismos que
sustentaban la escritura pictográfica y, además, estar dotados de un sentido
artístico, mismo que tenía que demostrar desde su infancia, y una vez hecho
esto, era recogido y llevado a las escuelas especializadas para los
tlacuilos.(Galarza,1997:2)
Como podemos
observar en la definición de Galarza, se acepta que los códices son productos
culturales, en los que esta presente un alto grado de subjetividad, ya que los
tlacuilos generan sus manuscritos a partir de los convencionalismos y
necesidades propias de su momento histórico, y que, permiten justificar y
legitimar en un momento determinado a un grupo social o a un estamento
dirigente.
De tal manera,
siguiendo a Galarza, tenemos que los códices cumplen con distintas funciones
dentro de las sociedades que los originan, que en este caso son los pueblos del
área cultural denominada Mesoamérica; lo que sabemos de sus avances culturales,
de sus aportaciones de tipo científico, de sus creencias religiosas, de su
historia y la forma de legitimarse, de sus nociones geográficas (orográficas y
topográficas), de su sistema económico, de los ritos y ceremonias, de las
genealogías, matrimonios y alianzas de los señores, de su método calendárico y
de muchos temas más que se encuentran contenidas en estos manuscritos
tradicionales.
La posesión y
manejo de la escritura contenida en los códices, como productos culturales de
una sociedad, generalmente son utilizadas por la clase dirigente con diversa
intencionalidad, ya que su manejo y posesión les aseguraba la conservación y el
control exclusivo de todo el saber obtenido, lo cual favorecía a su afirmación
en el poder. “Los tlacuilos (fijadores de la lengua en la convención indígena
tradicional) se empelaban en los diferentes centros específicos de la
organización gubernamental: económicos (calpixcalli), religiosos (teopancalli),
civiles (tecpancalli), militares (tlacochcalli), etc., en donde desarrollaban
su labor de escritores - pintores al servicio del Estado y por ende a la
sociedad”.(Galarza, 1990:17)
Así tenemos que
los códices como un conjunto de glifos con significado propio, se transforma en
una cadena de significantes vinculando, mediante la variedad polisémica de su
terminología, las lógica de acceso y transmisión del poder y de la autoridad
con el inicio de la vida y la definición del orden social y cósmico. Así, los
códices nos proporcionan datos acerca de las relaciones rituales entre Huey
Tlatoani y los guerreros y la nobleza y las relaciones entre el Huey Tlatoani y
el pueblo en general, dentro del contexto del ritual, es que podemos inferir el
lugar de cada quien en el cosmos, ya que el ritual validaba el lugar de cada
uno.
Sobre los
códices Genealógicos.
En el México
prehispánico partiendo desde el horizonte formativo encontramos en las estelas
no solo fechas de control calendárico sino símbolos a manera de locativos con
la representación del agua y la tierra como elementos básicos de su desarrollo,
a más de una serie de animales, plantas e instrumentos que expresan su
apropiación y / o transformación como medio de producción.
Posteriormente
en el horizonte clásico encontramos en el área maya y zapoteca, estelas que
narran acontecimientos históricos como la conquista de un lugar en donde el
glifo de tierra o la expresión política de un sitio o de una ciudad,
implicaban alguna forma de posesión o control del espacio dominado como medio
de producción y de tributo al igual que la representación de una deidad con
alusión a elementos de la naturaleza.
Así, tenemos que
los códices son un producto histórico en si mismo, ya que son fruto de el
conjunto de tradiciones y conocimientos sistematizados a lo largo de diversas
etapas de la historia de los pueblos mesoamericanos, tal y como acabamos de
observar de manera sucinta.
Luego entonces,
hablamos de Códices Mesoamericanos y de Códices Coloniales, mismos que reflejan
la concepción que el tlacuilo tenía de su entorno, en donde se agregan nuevas
perspectivas, las hispanas, pero esta influencia española, ya sea por
aculturación ya sea por medios coercitivos, no es determinante para restarles
importancia como fuentes de investigación histórica a los documentos de
escritura tradicional indígena, máxime por este reflejo que de la sociedad y
de su tiempo tienen los escribas; es decir, al Códice lo debemos asumir como cualquier
otro documento o fuente de investigación, ya que nos dice mucho y, nos plantea
muchas más interrogantes, nos remite a crear contextos, a crear “al otro”, a
preguntarle lo que esta diciendo y lo que esta dejando de decir, en fin, a
historizar.
Luego entonces,
partimos del hecho de que los códices genealógicos nos proporcionaran
información de acuerdo a la perspectiva del grupo dirigente así como la
visualización que de la sociedad y una familia en especifico, puede llegar a
tener un tlacuilo.
Estos códices
tienen la característica de relatar, mediante los glifos y complementados
generalmente con glosas en caracteres latinos en español y náhuatl, las
sucesiones, alianzas, el origen familiar y dinástico de los señores indígenas,
no sólo de los Huey tlatoanis mexicas, sino que también de sus descendientes y
personajes con ellos vinculados. Son manuscritos pictográficos indígenas que
son manufacturados en su mayoría durante las época colonial, lo cual nos lleva
a inferir que, al igual que muchos aspectos de la sociedad, estos manuscritos
pictográficos son herederos de un amplio y ancestral bagaje cultural.
Galarza nos
proporciona algunos ejemplos de estos códices genealógicos: la Genealogía de
Metztepetl, la Genealogía de Cuauhtli, el Lienzo de Guevea, la Genealogía de
los Señores de Etla, y nosotros además conocemos los Códices Cozcatzin, García
Granados, Xolotl, Mendocino, que además de un cúmulo de datos sobre aspectos
culturales, religiosos, económicos nos informan sobre la genealogía de los
señores mexicanos(Tenochcas y Tlatelolcas ). A este grupo de documentos,
pertenece el marcado con el número 072 de la clasificación de Glass, denominado
“Genealogía de los Príncipes Mexicas”
Motivos que
generan los códices genealógicos.
Estos documentos
pictográficos de tradición indígena, son fundamentales y básicos para el
conocimiento de una determinada época, pues son producidos dentro del aparato
administrativo colonial, elaborados con fines precisos ligados principalmente a
problemas de tenencia de la tierra o a los intentos de la antigua nobleza para
recuperar sus privilegios, que al reflejar una parte de la antigua organización
socio - política y económica prehispánica se convierten en importantes fuentes
de la información.
Así pues, uno de
los principales motivos que originan el surgimiento de los códices
genealógicos, es presentar un texto que permita legitimar el ascenso de un
grupo social, que por otra parte es un convencionalismo mesoamericano,
recordemos que, por ejemplo, los aztecas recurren a formar su linaje,
emparentándolo con los Colhuas, pueblo depositario de la cultura tolteca, que
era considerada como la de más prestigio en la región del altiplano central.
De tal forma, tenemos que la mayoría de los códices genealógicos tienen como
característica remontarse a los personajes más distinguidos de un linaje y, en
muchos casos, perdiéndose en el límite de lo temporal y de lo mitológico.
Junto con el
prestigio de pertenecer a una familia determinada y del orgullo al saberse
descendientes de una cultura reconocida por los pueblos circunvecinos, los
códices genealógicos surgen también, durante la época colonial, para recuperar
los privilegios propios de la clase dirigente como eran la excepción del pago
de tributos, el uso de ciertas insignias, entre otros elementos distintivos,
los cuales se vieron en peligro ante el nuevo orden social y jurídico.
En este tipo de
documentos, podemos observar un mecanismo de supervivencia por parte de algunos
personajes para mantener sus propiedades, o bien, por adquirir nuevos
territorios, aprovechando las formas que tenían los españoles de juzgar los
litigios sobre este punto.
Luego entonces,
abordar el tema de la nobleza indígena, de los descendientes en línea directa
de los tlatoque, a partir de los documentos pictográficos, nos permite
adentrarnos en un sector importante de la sociedad colonial, en su conformación
a lo largo de tres siglos en los cuales los momentos y los acontecimientos
fueron variando. Podemos ver como los señores naturales, parte integrante de la
sociedad, se fueron adaptando a las circunstancias de la época en que les toco
vivir. “Los cambios fueron vertiginosos, la nobleza indígena de finales del
siglo XVI era diferente de aquella de la primera mitad de ese siglo, y más aun
de la originaria en la época prehispánica”. (Pérez - Rocha, 2000:11)
Estos
testimonios revelan en gran medida las actitudes de los nobles indígenas en
momentos cruciales para la definición de su propio ser, su ubicación en la
naciente sociedad colonial y de la función que habrían de cumplir en ella. En
los documentos se manifiesta su lucha, apoyada en testimonios que reflejan la
historia y la organización política, social y económica de algunos de los
señoríos establecidos en el centro de México durante la época prehispánica.
De tal forma,
las características generales de estos documentos son que presentan a un grupo
de personajes, generalmente unidos entre si por un lazo gráfico o por la
proximidad espacial, además de presentar un conjunto de glifos con los cuales
se distingue su nobleza: atavíos reales, diademas preciosas, asiento real, y en
algunos casos, calzado y atavíos de guerra. También presentan el nombre del
individuo y, la familia de la que desciende.
Análisis
del Documento 072 “Genealogía de los Príncipes Mexicas”
La investigación
que estoy llevando al cabo, esta basada en el análisis de los glifos que forman
parte del documento antes mencionado, a partir del método de lectura propuesto
por el doctor Joaquín Galarza. Este método consiste de manera sucinta, en
clasificar los documentos pictográficos del México antiguo, siguiendo las
clasificaciones existentes para los códices, de acuerdo a su temática o a su
formato o a su soporte.
El método en si,
consiste en la formación de un diccionario particular sobre el documento, mismo
que se integrara a un diccionario general que sobre los glifos contenidos en
los códices mesoamericanos y coloniales se esta preparando dentro del proyecto
Amoxcalli, a cargo de la Doctora Luz María Mohar, con el apoyo del Consejo Nacional
de Ciencia y Tecnología(Conacyt).
Entonces, a
partir de fichas analíticas se pretende crear un diccionario completo de estos
glifos, la unidad mínima de representación, donde además de presentar el examen
formal de la imagen se acompaña de un análisis fonético de la misma. Así
tenemos que las fichas van a estar compuestas de la siguiente manera: clave del
documento, número de la lámina a indagar, clave de las zonas en que se dividirá
la lamina para su mejor análisis así como el código del compuesto glífico;
además, se formulara una propuesta de lectura del glifo.
Posteriormente,
se le asigna una clave temática y se procede a su descripción tomando en cuanta
las texturas visuales, el tipo de perspectiva o proyección en que el tlacuilo
elaboro el glifo, la dimensión(pequeña, grande, normal), si es que el glifo
aparece en uno solo ocasión o en varias repeticiones y, si es que este
representa una parte o es un elemento completo, aislado o combinación.
También en este
momento del análisis se pone de manifiesto el tipo de compuesto glífico que es
(personaje, antropónimo, topónimo, etc). Son también importantes en este
apartado, la clasificación del tipo de composición, la posición en que fue
dibujado así como la orientación propia del glifo. Además, reconociendo que el
glifo es la parte mínima de un sistema de lenguaje y escritura, es necesario
dar a conocer los códigos de los glifos con los que se encuentra asociado para
formar los conceptos propios de este sistema y, por ende, de una cultura y / o
sociedad.
Respecto al
análisis fonético, este se compone de los siguientes elementos: tipo de
lectura, lecturas posibles, lectura elegida, todas ellas relacionándolas con la
lengua que origino el códice; es decir, puede tener un fonética maya, mixteca,
azteca, otomí, etc.
También forman
esta parte de la ficha analítica el estudio de la función gramatical del glifo,
recordando que Galarza propone que las imágenes se leen, si se encuentra
aislado o en combinación, lo que nos conducirá al análisis morfológico - para lo
cual es necesario conocer de manera suficiente los elementos gramaticales de la
lengua, como anteriormente se menciono - y reconocer las partículas implícitas
en la lectura del glifo así como su posición en la lectura.
Finalmente,
recordemos que el glifo como unidad mínima, es un signo con el cual los códices
adquieren sus dimensiones plásticas e históricas, donde estos elementos
corresponden a la representación de personas, atavíos, insignias, animales,
plantas, construcciones, accidentes geográficos, aspectos de vida cotidiana y
religiosas, entre otros temas. Los glifos son al mismo tiempo tanto
pictográficos, ideográficos y fonéticos, coincidiendo entonces con las
convenciones tradicionales de una cultura dada.
Ahora bien,
pasando al análisis del documento 072, “Genealogía de los Príncipes Mexicas”
marcado con el número 072 de la clasificación de Aubin y Goupil y
que recoge Glass; es un manuscrito figurativo con texto en náhuatl y español.
Se compone de una hoja de papel europeo, mide, aproximadamente, 20 centímetros
de ancho por 30 centímetros de alto y se lee de derecha a izquierda y de arriba
abajo.
Este códice, es un fragmento que muestra a los Huey Tlatoani
Iztcohuatzin, Motecuhzoma Ilhuicamina , Ticocicatzin, Axayacatzin y
Ahuitzotzin, así como Tecocumuctzin y la señora Atotoztli además de una serie
de personajes descendientes de la nobleza, como Tezcalpopocatzin, Diego
Pestzan, Pedro Dionisio, Cihuayztiztin, Doña Maria y que convergen en Maria
Moyeztian, al parecer cacica de Ecatepec.
De los elementos mínimos que nos indican la nobleza de estos
personajes, tenemos la Xiuihtzolli o diadema real; el Tepotzoicpalli , que en
los Huey Tlatoani tiene el característico respaldo entretejido y sobre todo, el
antropónimo que le da nombre al personaje.
Por otra parte, tenemos un conjunto de individuos que si bien ya no
presentan estos rasgos distintivos de nobleza, podemos inferir que son
descendientes o parientes de los gobernantes mexicas, ya que están claramente
relacionados por el lazo gráfico.
A partir del análisis de este códice, se pretende establecer cuales
son los mecanismos implementados por la nobleza mexica para asegurar su linaje,
las alianzas matrimoniales y los sistemas de sucesión, que determinan la manera
en que se van a llevar al cabo las nuevas relaciones sociales en el seno de la
ahora sociedad novohispana.
Los glifos
Dentro de los elementos mínimos que nos permiten establecer este
documento como producto generado por descendientes de nobles mexicas, con la
finalidad de reclamar derechos sobre ciertos terrenos o legitimar un señorío,
debemos analizar cada uno de los Huey Tlatoani mexicas aquí representados,
observando como su nombre “antroponomizado” coincide con el nombre manejado en
las grafías en español.
Así, tenemos que en la zona A, están dos personajes con sus
respectivos antropónimos, Tlatoani Iztcohuatzin, quien aparece representado
sentado sobre el Tepotzoicpalli o asiento real, el cual muestra líneas, que nos
hace inferir que esta elaborado de fibras vegetales entrecruzadas.
El señor Itzcoatl esta cubierto por una Tilmatli, prenda textil
masculina, manufacturada preferentemente en algodón y de uso exclusivo por la
nobleza indígena, la cual es de forma rectangular y anudada sobre el hombro, la
cual cubre la mayor parte del cuerpo del individuo. Además, el tlacuilo por
medio de líneas indica la flexibilidad de la prenda.
Este personaje se encuentra coronado por la Xiuhuitzolli, la diadema
real preciosa, situación que se refuerza con el color de la diadema tiene un
tono azul - turquesa y sujeta con una amarradera roja, con que el tlacuilo
represento a la misma. Además, unido por un lazo grafico apenas perceptible,
encontramos el antropónimo que da nombre a este señor compuesto por los
elementos glíficos itztli, obsidiana y Coatl, elemento zoomorfo, identificado
como víbora de cascabel, por los crotalos que rematan la cola. En esta
representación, el tlacuilo, mediante trazos sencillos destaca el vientre del
animal, la lengua bifida y la cabeza del animal. Estos glifos al unirse
fonéticamente, nos proporcionan el nombre del personaje, Itz - Coatl.
Además de la representación pictográfica, en la lamina se encuentra
la inscripción en español que dice ” r Tlatohuani Ytzcohatzin. Hijo de rey
Acamapichtli y hermano de Chimalpopoca, y quarto Rey de México ”. (Figura 1)
Tanto con la imagen como con la glosa en español, observamos a
Itzcoatl, tlatoani mexica que logro liberar a su pueblo de los tepenecas de
Azcapotzalco y fundar la triple alianza de Tenochtitlan, Tetzcoco y Tlacopan.
Ubicado en la parte superior izquierda, con su imagen nos indica el tlacuilo
que forma parte de un linaje de gobernantes mexicas, lo cual es de suma
importancia, debido a que el sistema de sucesión del gobierno mexica es de
forma colateral y no vertical, como lo es la usanza europea. Es por ello que es
importante su ubicación en la lamina, en relación directa con su “sobrino”
Tezozómoc, gracias al lazo gráfico en color rojo.
De tal manera, otro de los personajes que forman parte de esta
genealogía, es precisamente Tecocumuctzin , quien de manera general comparte
los elementos distintivos de nobleza, como son los ya explicados
Tepotzoicpalli , la Xiuihtzolli azul -turquesa y la tilma con cenefa.
Sobre su antropónimo, este se encuentra compuesto por un hombre
hablando, por tlacatl y tlatoa, lo cual queda claramente expuesto por el rostro
- xayacatl - con las vírgulas del habla.
La glosa en español nos dice “r Tecocumuctzin, Hijo de Chimalpopoca,
sobrino de Izcohuatl, y señor de Ecatepec”, dos rasgos se destacan de este
personaje: el primero, el hecho de que el tlacuilo haya escrito en un inicio
como “hermano de Izcohuatl”, lo cual fue tachado y cambia por la palabra
“sobrino”, y ; segundo, el titulo del señorío sobre el cual tiene control, que
es Ecatepec, una de la regiones que el tlatoani Itzcoatl repartió entre los
nobles destacados en la guerra contra los tepenecas. (Figura 3)
Con la clave de codificación B, tenemos la zona ubicada en la
derecha del documento, marcándonos con la posición de que se trata del inicio
de la otra rama gobernante mexica que se une para crear el linaje.
Así tenemos que el personaje marcado con el nombre de Moctezuma
presenta los rasgos distintivos de nobleza antes enunciados, con la única
diferencia de que esta orientado de derecha a izquierda, como si estuviese
observando de frente a Itzcoatl.
El antropónimo de este personaje esta compuesto por Xiuihtzolli, la
diadema real y preciosa , utilizada por los señores mexicas y por el glifo,
tentetl, accesorio manufacturado por lo general en materiales finos para la
realeza. El uso de esta pieza ornamental, implicaba que a los señores les
perforaran los labios. (Figura 2)
Sobre la glosa en español esta dice: “ r Tlatohuani Moteuccomatzin
Ilhuicamina, quinto Rey de México... nombrando por su sucesor en el reinado a
Axayacatl, antes que Auizoc, sin embargo ser este mayor”
Una vez mas, gracias a la glosa podemos establecer otro rasgo
distintivo de la forma de sucesión colateral predominante entre los Colhuas -
mexicas.
Descendiente de Moctezuma Ilhuicamina, unida gracias a un lazo
grafico punteado, tenemos a la señora Atotoztli, presentada sentada encuclillas
y con tres rasgo de nobleza: 1) el peinado femenino o Axtlahualli, que es el
peinado típico del altiplano central. Se recoge el pelo y se forman dos
protuberancia en la parte superior y al frente de al cabeza. (Este tipo de
peinado es distintivo de las mujeres casadas); 2) la “cueitl” que es una prenda
femenina manufacturada en telar de cintura con hilos de algodón y que cubre
desde la cintura hasta los tobillos. Esta decorado con una cenefa en al
orilla; y, 3) el “huipilli” que se compone de dos lienzos unidos a todo lo
largo, dejando aberturas para la cabeza y los brazos. Este huipilli tiene la
característica de presentar un elemento decorativo de forma cuadrangular, de
color rojo.
La glosa nos dice: “r cihuapilli atotoztli ” donde cihuatl es mujer
y pilli, hijo de noble y el nombre Atotoztli surge de los glifos que componen
su antropónimo: Atl - Agua, que en este caso es una corriente, identificada por
la forma en que fue representada por el tlacuilo, a manera de escurrimiento;
además presenta el color azul, que lo permite identificarlo como liquido
precioso, liquido fecundador.
Otro glifo que compone el nombre de esta señora es Tototl - Ave,
cuya representación se repite dos veces sobre la corriente de agua; finalmente,
integran este antropónimo la pluma - Ihuitl - y los Chalchihuitl, que generan
el simbolismo del liquido precioso. (Figura 4)
Tanto Tecocumuctzin como Atotoztli son parte del mismo linaje y se
unen para reforzar su linaje mexica, como descendientes ambos de Acamapichtli.
En el manuscrito pictográfico, están unidos por el lazo gráfico punteado en
color rojo y de su enlace, surgen otros tres Huey tlatoani mexicas: Tizoc,
Axayacatl y Ahuizotl.
En la zona C, ubicada a la izquierda del documento, he agrupado a
los señores Ticocicatzin, Tezcalpopocatzin, Diego Pestzan y Pedro Dionisio.
Sobre el lado derecho del manuscrito he agrupado a Axayacatl, Ahuizotl,
Cihuayztiztin, Doña Maria y Doña Maria Moyeztia
Así pues, sobre los personajes de la zona C, hago le siguiente
análisis:
De entrada tenemos al tlatoani Tizoc, quien continua con el
Tepotzoicpalli, la Xiuihtzolli y la Tilmatli con cenefa. El antropónimo de este
señor reúne los glifos de tizatl - tiza - y de Icxitl - extremidad inferior
humana representada de perfil. La tizatl esta representada como un conjunto de
puntos, lo que es distintivo de este personaje. Por lo que respecta a la glosa
esta dice “r Tlatohuani Ticocicatzin, Séptimo Rey” (Figura 5)
En el documento este personaje esta unido por lazos gráficos con sus
ascendentes Tecocumuctzin y Atotoztli, de manera lateral el lazo grafico lo
emparienta con Axayacatl y con Ahuizotl y con sus descendientes
Tezcalpopocatzin, Diego Pestzan, Pedro Dionisio.
Para seguir el orden del lazo grafico y olvidando un poco el que yo
realice para el análisis pictográfico, continuare con los señores Axayacatl y
Ahuizotl. Ambos presentan los mismos glifos de nobleza ya descritos, pero se
diferencian por la forma en que el escriba represento sus antropónimos.
De Axayacatl, su nombre esta compuesto por Atl - Agua, Xayacatl -
Rostro y se complementa el carácter precioso del agua con los chalchihuites, la
glosa nos informa que “r Tlatohuani Axayacatzin. Sexto Rey de México y patreal
Gran Moteuczoma, noveno Rey de Mexco. ” (Figura 6)
Sobre Ahuizotl, su antropónimo está compuesto por Atl - Agua y por
Itzcuintli - Perro y una vez más los chalchihuites. Sobre este personaje se a
discutido cual es el animal que se representa en los distintos códices, ya que
algunos investigadores lo toman como nutria y, como es mi caso, perro. (Figura
7)
Llama mi atención el hecho de que los siguientes dos personajes son
los últimos de esta genealogía que presentan tanto el Tepotzoicpalli como la
Xiuihtzolli, además, Tezcalpopoca si presenta su nombre tanto en caracteres
latinos como con glifos pictográficos. Así pues, el antropónimo de este señor se
compone de Tezcatl - Espejo (que tiene una cenefa en color amarillo) y Popoca -
Humo (que se repite en tres volutas) y se encuentra unido a Tizoc por el lazo
gráfico de color rojo. (Figura 8)
El otro personaje con atributos de noble, ya no presenta su
antropónimo con glifos de tradición indígena mesoamericana, si no que solo
aparece su nombre en español : “Don Diego Pestzan” (Figura 10).
Finalmente, tenemos a cuatro personajes, que si bien es cierto que
ya no son representados con elementos de nobleza, también es cierto que se
puede afirmar que son descendientes de pillis, dado que el lazo gráfico los une
con todos los personajes anteriormente descritos.
Así, tenemos que el último personaje representado sobre el lado
izquierdo es Don Pedro Dionisio, quien esta sentado sobre un petatl, asiento
tejido de forma rectangular. Es significativo que este individuo ya no presente
la diadema real y que su nombre se reproduzca tanto en la glosa en español como
con los glifos: Ixtelolotli y Tototl. (Figura 12)
En la zona D, sobre el lado derecho del documento el tlacuilo
represento a tres personajes. El primero que responde la nombre de
“Cihuayztiztin ”, es un hombre del cual aun no he podido determinar si el
antropónimo corresponde a la glosa, sobre todo por lo raro que esta uno de los
glifos que lo integran. Este individuo aparece sentado en un petatl. (Figura 9)
Unida por el lazo gráfico, tenemos al personaje que tiene por
nombre, en glosa en español “doña maria”, mujer de la cual ya no se indica de
ninguna manera su rango social, pero que esta emparentada con la nobleza por el
lazo gráfico. (Figura 11)
El último personaje a analizar con el método galarziano es una
mujer, al parecer noble por el tipo de vestimenta que lleva y por el lazo
gráfico además del peinado. Este personaje llama la atención, por que su
antropónimo esta compuesto, desde mi punto de vista, por una especie de cordel
entrelazado, de que aun no encuentro una referencia y por un Tototl, además, su
nombre en la glosa en español dice: “doñya maria moyeztica Ecatepec”, me ha
hecho pensar que se trata de una cacica de Ecatepec.(Figura 13)
De tal forma, el análisis de los glifos esta enfocado a determinar
la naturaleza de esta genealogía así como los intereses que influyeron o
provocaron a los individuos a presentarla, si es usada solo para revalidar el
parentesco con la antigua y prestigiosa nobleza o bien, si es elaborada para
demostrar los derechos de una determinada familia sobre un señorío o sobre unos
terrenos.
Consideraciones finales
Los documentos pictográficos conocidos con el nombre genérico de
códices son una fuente de investigación no valorada como tal, por muchos
investigadores al considerarlas solo como manifestaciones estéticas, o bien, en
el mejor de los casos, emplearlos como meros referentes y complementos de
lectura, asociándolos a un texto, en una asociación en la mayoría de los casos
artificial.
Por esta razón, creo importante que debemos observar a los códices
desde esta perspectiva:
1.- el códice
mesoamericano y colonial como vínculo de unión metodológica entre la
etnohistoria y la historia, en el análisis de la nobleza mexica y su relación
con las nuevas formas y estructuras socio - jurídicas impuestas por los
conquistadores.
2.- Recuperar
el códice como recurso de análisis, como documento dentro de la tendencia
historiográfica del examen directo de las expresiones desarrolladas por los
indígenas al contacto con los españoles.
3.- Considerar la pictografía como
producto o forma de comunicación de un hecho social implícito en su
representación particularmente en referencia a las relaciones entre la nobleza
indígena y el nuevo orden social.