FONDO MEXICANO DE LA
BIBLIOTECA NACIONAL DE FRANCIA
Documento No. 025
El mapa de Hueyapan
Bérénice Gaillemin
Universidad Paris X-Nanterre
Presentación general
El mapa de Hueyapan, documento de tradición pictográfica prehispánica,
es un ejemplo de los numerosos “mapas históricos” poscoloniales que hicieron
los pueblos para definir sus mojoneras en caso de un pleito sobre la posesión
de tierras o la utilización del agua en un territorio dado.
El mapa fué parte de la colección que Aubin reunió en el
siglo xix, vendida después a
Eugène Goupil quien lego su colección a la Biblioteca de Paris. El documento se
encuentra ahora, bajo el núm. 25, en la BNF y podemos ver en la parte de arriba
a la izquierda el sello de la Colección Goupil. Está compuesto por una
única lámina de papel amate de 42 cm de altura y de 38 cm de largo. Esta lámina
tiene dos caras: por un lado lleva un mapa en el cual ciertos topónimos llevan
glosas en náhuatl y por el otro un pequeño texto redactado en castellano.
Actualmente, la lámina presenta un cierto nivel de
deterioro, con pequeñas roturas, algunos faltantes del soporte a causa de
insectos y también de la manera con el cual fue plegado, en la parte inferior.
También hay un gran corte en la parte de abajo: el códice se presenta en dos
fragmentos. Al principio, pensábamos entonces que faltaba una parte,
impidiéndonos leer totalmente el documento entero. Hemos descubierto que no era
una rotura sino un pedazo de papel que había sido añadido porque, seguramente
faltaba espacio para terminar el mapa. En efecto, si tomamos el fragmento de
abajo, vemos que se adjunta perfectamente al de arriba, colocándolo de cierta
manera. Así, ciertas imágenes que aparecían dos veces se reúnen y el ajuste
parece dar coherencia al conjunto.
Al estudiar este documento y sus compuestos glíficos,
hemos podido localizar la región representada. Primero, el volcán Popocatepetl
se ubica arriba de la lámina. Es un cerro que lleva humo. Su color blanco-azul
ilustra la nieve y su gran tamaño, en comparación con los otros cerros, nos
indica la importancia de su ubicación, indicando el norte.
En medio de la lámina esta representado un río. Con la
ayuda de una glosa hemos podido identificarlo. Se trata del rió Amatzinac, que
corre entre los pueblos de Tetela (del Volcán) y Hueyapan (en el actual estado
de Morelos). Estos dos indicadores (el volcán y el río) nos confirman la idea
que el titulo del códice indica el pueblo de Hueyapan, que se encuentra en el
nororiente del actual estado de Morelos, al límite con el estado de Puebla. Se
encuentra en la zona considerada como sierra alta, en las faldas del volcán
Popocatepetl y a una altitud de 2240m. Boban hizo en el siglo xix un catálogo de todos los documentos
presentes en la colección de Aubin. Aunque dice en su descripción del documento
que el glifo de Hueyapan es el cerro que tiene una rana dentro (ubicado arriba
a la derecha), pensamos que el glifo del pueblo es el disco azul relleno de
volutas que se encuentra en el centro de la lámina: así se respeta la
etimología del pueblo, dado que Hueyapan significa “lugar de grandes aguas”
(Huey-a-pan) y no “cerro de la rana” (Cueya-pan). Su ubicación, central en la
lámina, es más coherente si tomamos en cuenta el título del documento mismo.
Del otro lado del río, pensamos que el compuesto glífico de la iglesia, puesta
sobre una piedra, indica el pueblo de Tetela (del Volcán), dando fonéticamente
la silaba “te”. Los dos montículos verdes ubicados abajo de ella pueden mostrar
de la misma manera la idea de un lugar pedregoso, dada por la reduplicación del
radical.
El texto que lleva el mapa dice:
Pintura de Gueyapan Reos
En el Pueblo
de Gueyapan a seys dias de el mes de março de mill quinientos y setenta y
quatro años, los dichos don Fernando Cortes governador y Tomas de Aquino, y don
Xponal Maldonado Alcaldes y don Felipe y don Francisco Basquez, Principales
deste dicho pueblo, presentaron la pintura desta otra parte contenida y
pidieron al señor Gaspar Carrillo que los testigos
que por su parte fueren presentados en esta causa, que por el tenor de ella
sean hesaminados y el dicho Gaspar Carillo dijo que la da por presentada y que
se ponga en esta causa y que por el tenor de ella se [e]xaminen los dichos
testigos y lo firmo de su nombre.
Gaspar
Carillo
Paso Antemy, Diego Nuñez,
Escribano de su Magestad
El texto del códice no nos dice mucho sobre las
razones de la elaboración de la pintura, pero nos da los nombres, seguramente
de los seis indígenas representados y vestidos a la manera indígena. Estos señores están sentados en un icpalli y llevan una
diadema azul (xiuhuitzolli) y una manta roja (chichiltic tilmatli).
Son los antiguos pipiltin del pueblo, que tenían en esta época, es decir
en 1574, cargos administrativos y políticos (gobernador, alcaldes, alguaciles...)
adquiridos por parte de la Corona. En efecto, el pueblo de Hueyapan, que era
parte de una encomienda junto con el pueblo de Tetela del Volcán, se convirtió
muy temprano en una República de Indios cuya administración pasó a ser de la
Corona en 1561. De acuerdo con este pequeño texto sabemos que en 1574 se reunieron los principales del pueblo de Hueyapan por una
causa en particular, y es esta causa que hemos tratado de entender, gracias al
análisis de los glifos.
No todos los documentos llamados “mapas”, a pesar de que
contengan elementos cartográficos, estaban destinados a servir como tales. Se
trataba de fijar cierto número de lugares con sus nombres o descripciones
físicas reales, pero solamente aquellos que iban a ser necesarios en los relatos
evocados. Por eso, no se debe buscar obligatoriamente una escala como es de
costumbre en los mapas de tradición europea, ni tampoco debemos olvidar que
ciertos pueblos pueden estar ausentes del mapa aunque existieron o siguen
existiendo actualmente.
Del mismo modo, aunque tenemos la fecha de 1574, el mapa
pudo existir antes de 1574, o pudo ser reutilizado, quizás varias veces,
después de esta fecha. Algunos detalles del estilo de la pintura nos indican,
en efecto, que varios pintores intervinieron. Por ejemplo, la manera de pintar
la lluvia tiene dos variantes (en los Topónimos Macuilquiahuitl y
Chiconquiahuitl). También se notan dos maneras distintas de pintar, una a color
y la otra con trazos negros. Esta segunda manera pudo ser posterior.
Todavía no sabemos de qué se trató
el dicho proceso de 1574, pues falta el expediente. Se
podría encontrar en este mapa la expresión de los relatos, tan importantes para
todos los pueblos indígenas, sobre todo después de la Conquista, que son los
recorridos de límites o linderos de las tierras de la comunidad.
Una línea va uniendo, como lazo gráfico muy visible, los
varios glifos toponímicos. La línea está formada por grandes huellas de pies,
que fueron adjuntadas sobre otras huellas de pies anteriores y seguramente de la
mano de otro tlacuilo. Las grandes huellas de pie, no serían en este
caso un camino (al contrario de los dos grandes caminos de color marrón, que
pasan horizontalmente, cruzando el río) sino que definirían los límites del
pueblo y de sus estancias, tomando en cuenta tanto Tetela como Hueyapan. Varias
glosas en náhuatl nos indican nombres de cerros (macuilquiahuitl,
xochitepetl, mazatepetl, etc.). Se trata seguramente de los nombres de los
lugares que delimitaban el territorio en este momento de la historia y sobre
los cuales había un conflicto. Los otros compuestos no tienen glosas pero,
dispuestos en hilera, parecen también determinar unos límites.
Sabemos que la Relación Geográfica de Tetela y
Hueyapan, redactada en 1581, dice: “En los montes de estos pueblos, que
llegan hasta las cenizas del volcán, sobre los cuales tuvieron estos dos
pueblos grandes diferencias están poblados de pinos [...]”. Una de las
utilizaciones del documento pudo ser el apoyo manuscrito durante o después de
una “vista de ojo”. Este recorrido pudo haber sido exigido, o bien por los de
Tetela contra los de Hueyapan que tenia cierta autonomía, o por unos vecinos,
por ejemplo de Tochimilco (actual estado de Puebla) contra la cabecera Tetela y
su entonces sujeto Hueyapan.
La madera
Un expediente del siglo xviii
confirma esta hipótesis, hablando de un pleito que tuvieron los naturales de
Hueyapan con los de Tetela, acerca de un amojonamiento.
El documento habla de unos parajes, ricos en madera, que
pertenecen a Tetela desde 1561, según el documento, y que el pueblo de Hueyapan
debe devolverles. Esta especie de pleito era frecuente en una época parecida,
poco después de la Conquista. La madera era y sigue siendo un producto muy
importante para la economía local. Los dos indios que vemos representados, con
ojos cerrados, al oeste del río, pueden ser la imagen de dos indios acusados
por haber robado madera en parajes que no pertenecían a su comunidad. No
sabemos lo que representa la rueda que esta al lado de ellos pero su color rojo
nos hace pensar que tiene cierta importancia. Quizás es una rueda a la cual los
indios macehualtin fueron atados para su castigo. La presencia, en la
parte superior de la lámina, de varios árboles, y de muchos troncos de árbol
que no llevan color parece indicar también que el tema de la madera tiene un
lugar central en el conflicto evocado.
El agua y los terrenos de cultivo
Pensamos también que hay seguramente un pleito sobre el agua. En
efecto, el río tiene un espacio muy central en
la lámina. Antes como ahora los problemas acerca del agua eran grandes. Más
arriba de Hueyapan no existe otro pueblo; por lo tanto, los habitantes del
pueblo utilizan el agua del río Amatzinac que nace en su territorio.
Muchos de los pueblos ubicados un poco más abajo en el curso del río formularon
varias quejas en contra de los naturales de Hueyapan, diciendo que, cuando el
río llegaba en sus territorios, ya se encontraba casi seco. En el agn varios documentos atestiguan este
problema desde el siglo xvi.
Tomando en cuenta lo que representa el agua para el cultivo de riego, muy
importante en la región, la pertenencia de un “pedazo” de río aparece como algo
vital para la comunidad.
En este sentido, pensamos también que este mapa
pudo ser utilizado para ubicar unos terrenos, para cultivo o ganado. En el mapa aparecen pintados varios campos de tierra, la mayoría
ubicada al lado del río y así leídos como terrenos de riego. En uno de ellos
esta representada una flor de calabaza, seguramente para mostrar lo que allá se
cultivaba. Otra tierra lleva una glosa, “xollotenamic”, que traducimos
por “muralla de xolotl”. Un compuesto glífico representando una muralla y una
cabeza de perro ilustra esta glosa y parece que indica el nombre del terreno.
Hoy en día las tierras siguen teniendo nombres, en general todavía en náhuatl.
Una de las utilizaciones del mapa pudo ser la localización de ciertas tierras
cultivables durante un proceso o después de una dotación de mercedes. Una glosa
que dice “nemac”, que traducimos por “dado, intercambiado” favorece la
hipótesis de la merced.
Para concluir, podemos decir que en este códice
se trata sobre todo de límites. En efecto, vemos que, para todos los problemas
ya enumerados, es la delimitación de un territorio que aparece como importante.
Los pueblos de Hueyapan y Tetela querían seguramente delimitar el territorio
que les pertenencia, para dar una prueba ante el tribunal. Los mapas, muy
utilizados en caso de pleitos, dan un testimonio en cuanto a los problemas
sucedidos después de la Conquista. Dan también una ilustración visual de las
congregaciones, al mismo tiempo que muestran la supervivencia de una tradición
de escritura.
Del mismo modo podemos decir que
este documento nos da un ejemplo muy interesante de un mapa mestizo. Aunque
ningún mapa de la época prehispánica llegó hasta nosotros, sabemos más o menos
como se presentaban. Aquí por ejemplo, vemos que los cerros están representados
con el glifo usual del tepetl. Al contrario, un glifo del lugar
acompañado de una iglesia indica la ubicación de una ciudad. Al principio de la
época colonial, sabemos, gracias al Mapa de Cuauhtinchan, por ejemplo,
que cerros como pueblos estaban dibujados de la misma manera: con un tepetl.
Esto nos indica el cambio que se hizo en las mentalidades después de la
Conquista, es decir que lo “cultural”, como las ciudades, adquirieron en poco
tiempo un estatuto diferente, y gráficamente distinto a lo “natural”, aquí
representado por los cerros. El documento, de esta manera, indica la presencia
de varias otras ciudades o aldeas con pequeñas ermitas;
pero todavía no hemos podido identificarlas todas. Ciertos pueblos han
desaparecido, tanto en los mapas actuales como en las memorias de los
habitantes de la región.
En otros aspectos, este mapa aparece
como un documento mestizo. Por ejemplo, la orientación hacia el norte nos hace
pensar que es el fruto de una cierta aculturación, tomando en cuenta que en
documentos prehispánicos el oriente tenía una importancia ritual y central.
Desafortunadamente, el “Mapa de Hueyapan” es un códice
que aún no revela todos sus secretos. En efecto, falta el expediente que
seguramente lo acompañaba. Sin embargo, podemos afirmar que no es un simple
“mapa” tal como ahora lo entendemos, sino que sirvió durante uno, o más bien varios,
procesos. Estos procesos pudieron tratarse de peticiones de autonomía de parte
de pequeños pueblos o rancheros, como Xochicalco o también de sujetos de otras
cabeceras, como Alpanocan por ejemplo, sujeto de Tochimilco que, en 1667,
quería ser administrado por Tetela del Volcán.
Agradecimientos
Este proyecto no hubiera sido posible sin la ayuda del ciesas y de todos los participantes del
Proyecto Amoxcalli (Lourdes Ramos, Brígida Von Mentz, Miguel Ángel Recillas
González, Eustaquio Celestino Solís, Birgitta Leander, Amelia Camacho y el
equipo técnico, es decir Lorena Almaraz, Norma Gudiño y Juan González), de la
coordinadora del Proyecto, Luz María Mohar y de la Biblioteca Nacional de
Francia.
También debemos agradecer las Doctoras Danièle Dehouve y
Anne-Marie Wohrer quiénes favorecieron el desarrollo de esta investigación que
dio lugar a una tesis de licenciatura en la Universidad Paris X-Nanterre
(presentada en junio 2004).
Igualmente, queremos dedicar un agradecimiento
particular a Leopoldo Valiñas, profesor de náhuatl en la unam y la enah quien ayudo al análisis de los compuestos glíficos
presentes en este códice.
Gracias a José Antonio Flores Farfán, investigador del ciesas, quien me ayudó a conseguir
contactos en el pueblo de Hueyapan. Durante mis recorridos por Hueyapan y sus
linderos fui acompañada por el Doctor Druzo Maldonado, profesor de la enah e investigador especializado en la
región de Morelos, a quien quiero también agradecer aquí. También a Enrique
Anzures Carrillo, quien trabaja en el museo “Casa de Morelos”, ubicado en
Cuautla, y quien investiga también la historia poscolonial de la región.
Mis más grandes agradecimientos para los habitantes de
Hueyapan, en especial al Doctor Marcelino Montero Baeza y a Perfecto Flores,
acompañado por toda su familia, quienes me ayudaron mucho a entender el
contexto de la elaboración de este códice.