Tanscripción paleográfica:
Brígida von Mentz
{f. 00a}
Manuscrit en langue
espagnole.
Un cahier en 4
90 pages
No. 379
Copie faite au
commencement de ce siécle:
sur un monuscrit original;
portant le
titre, relations, sur les
expeditions au
Nouveau Mexique, commandies
par les
Capitaines espagnols Francisco
Vazquez
Coronado et Juan de Oñate.
Escrite en 1623 par Fray
Hieronimo de Zarate Salmeron,
qui faisait partie des
dites expeditions
a titre de chapelain.
MEXICAIN
379
{f. 00b}
Manuscrit en langue
espagnole.
Un cahier en 4
90 pages
No. 379
Copie [satant du commencement
de ce siécle]
d’un manuscrit original;
Relations sur les Expéditions au
Nouveau Mexique, commandies
par les
Capitaines espagnols Francisco
Vazquez
Coronado et Juan de Oñate.
escrite en 1623 par Fray
Hieronimo de Zarate Salmeron
chapelain de ces expeditions
.
No.379
{f. 00c}
{Esta carátula corresponde a otro documento. Está tachada}
Document imprimè
fragment
Un cahier in 4
16 pages.
Doctrina Christiana (pour
Cristiana)
En lengua nahuatl
{f. 1}
1
Por mandado de N[uest]ro P[adr]e R[everendissi]mo F[ray] Francisco
de Apodaca Comisario General de todas
las P[rovinci]as, y Custodias desta Nueva
España, Florida, y Filipinas y Nuevo
Mexico, vi las relaciones, que el P[adre] F[ray] Gero-
nimo de Zarate Salmeron, Sacerdote
Predicador hixo de esta prov[inci]a del S[an]to Evan-
gelio de la or[de]n de N[uest]ro P[adr]e S[a]n Fran[cis]co, ha re-
cogido y recopilado de las extendidas pro-
vinzi[as] del Nuevo Mexico, como persona
que se ocupó muchos años en aquellas con-
versiones, conquistas, y juntam[en]te lo que
vió y entendió, por propia diligencia
y trabajo suio; y no aviendo en las dich[a]s
relaciones cosa que sea contra n[uest]ra
s[an]ta fée catholica, antes las mas para
que se amplíe y propague en aquellas
regiones tan llenas de gente, como faltas
de predicadores, y ministros, que la pu-
bliquen, como yo lo vi, y experimenté
el tiempo, que estuve en ellas, halló por
mui conv[enien]te, y necessario, para este fin,
de las d[ic]has relaciones se impriman,
para honra y gloria de Dios N[uest]ro S[eñ]or
y servicio de N[uest]ro Catholico Rey Philipo
{f. 2}
2
porque visto en breve lo que otros han tra-
tado con mas extension, sea leido por
todos, para que conocida la grandeza y
riqueza de aquellos nuevos reinos aya
quien se mueva a querer encargarse de
su conquista y los muchos siervos de N[uest]ro
Señor, que se han ofrecido a la espiritual
de aquellas almas tan necessitadas:
con abrirles esta puerta, se entren por
ella a predicar en el s[an]to evangelio, en fée
de lo cual, y constandome de la verdad,
que contienen, y del zelo de d[ic]ho padre,
siento por mui util, y provechoso este tra-
tado, en que su author, como religioso
grave, ha puesto particular cuidado,
por solo servir a N[uest]ro S[eñ]or, y aprovechar
aquellas almas. Y asi lo firmó de mi
nombre en este Conv[en]to de S[a]n Fran[cis]co de Mex[i]co
a 18 de Agosto deste año de 1629.
F[ray] Fran[cis]co de Velasco.
Nota= Esta aprobaz[io]n está en la primer hoxa antes
de la rotulata, yo la copie despues de ella
por ser el lugar que le corresponde {rúbrica}
{f. 3}
3
R[everendisi]mo P[adr]e
Considerando el invencible animo y deseo
grande, que los religiosos de
n[uest]ra religion sera-
phica han tenido, y tienen
s[iemp]re del bien de
las almas, predicando el
s[an]to. evangelio trahi-
endo s[iem]pre en la memoria
las palabras que
Ch[ris]pto S[eño]r N[uest]ro
dijo a sus discipulos, quando
los embió a predicar por el
mundo: predi-
care evangelium omni
creature, Con este Marc:16.
fervoroso Espiritu vemos, que
no ay rencor, ni
parte remota, donde no ayan
entrado Religio
sos de S[an] Francis{co}
Nuestr]o P[adr]e y que en todos los decubri-
mientos son el farol, que
guian, y a quien si-
guen los demas no temiendo
dexar las vidas,
en manos de los tiranos.
Acompañados del
consejo de Chripsto S[eño]r
N[uest]ro: Nolice timere eos qui Math:10
occidunt corpes, animam
autem non po-
sunt occidere.
Y assi son los primeros q{ue} han
derramado su sangre,
predicando el s[an]to
evangelio entre infieles. E
yo pequeñuelo, e
indigno fraile, el mas malo
del mundo, de-
seando acabar los dias de mi
vida entre in-
fieles, predicando la palabra
de Dios, avrá
ocho años, que me sacrifique
al S[eño]r entre los
infieles del Nuevo Mexico, y
aviendo alla de-
prendido lengua de la nacion
de los yndios
Hemex, a donde compuse la
doctrina ch[ris]p[ti]ana Hermex
con todas las demas cosas
importantes al
ministerio, para exercer los
s[an]tos sacramentos
entre aquellos naturales, y
aviendo baptizado
{f. 4}
4
en la d[ich]a nacion
seismil, y quinientas y sesenta,
6566alm[a]s
y seis almas, sin las muchas,
que baptize en
el pueblo de Cia, y Sancta
Anna de la nacion
Queres, que no cuento, y aviendo yo solo Con-
quistado, y pacificado el
Peñol de Acoma
que sustentó guerra contra
los españoles
mas de veinte y quatro años,
y aviendo hecho
yglesias, conventos con las
de mas cosas que
merecen memoria, como consta
por ynfor-
maciones
No obstante esto con
el gran deseo de buscar
nuevas almas, que dar a Dios,
y sabiendo
de las innumerables, que la
tierra adentro
Dios criado debaxo del norte
al nordeste, y
al norueste, que es a un
lado, y otro del norte,
de las quales almas está
apoderado el ene-
migo ynfernal dragon
satanas, y avien-
do hecho diligencias, por
entrar alla yo solo
y sin escolta, y aviendose
malogrado mi buen
deseo, determine salir acá,
para que infor-
mando de todas las cosas de
aquella tierra
a V[uestra] P[ersona] R[everendissi]ma
se pongan los medios, que convengan
al servicio de Dios N[uest]ro
S[eño]r a quien se desea
servir, y agradar.
Y para que venga a
noticia de todos los es-
pañoles las grandes riquezas,
que D[io]s allá
tiene guardadas,pa[r]a que
las goze quien el
fuere servido, las quales
mueven mas los
corazones de los hombres del
mundo, que
no el bien de las almas, y
que mediante
estos intereses han de poblar
los Españoles
aquel nuevo mundo de lo qual
resultaran
grandes bienes temporales, y
espirituales, doy
{f. 5}
5
noticia de todas ellas,
diziendo cada cosa donde
está, assi del oro, plata,
perlas, coral, granates,
cobre, plomo, alumbre,
azufre, alcaparrosa,
piedra Iman, y chalchihuites;
la disposizion,
y jornadas, y que rumbo hande
caminar,
y con esta relacion en la
mano les sirva
de aguxa, y carta de marear,
al que allá
entrare, y quiza viendo
V[uestra] R[everendissi]ma todas estas
cosas con su christianissimo
zelo, abra la pu-
erta, y dé lizencia a los
religiosos de espiritu,
que quisieren entrar
apostolecam[en]te a derra-
mar su sangre entre aquellos
infieles: en-
tren obreros a la viña del
s[eño]r pues acá ay
tantos sobrados, y allá no ay
quien les re-
parta el pan; de que podemos
hazer mui
grande escrupulo: parvuli
petierunt panem Jhren:4
et non erat qui
frangereteis. Y esta entra-
da apostolicam[en]te, sin
gaxes, ni costa alguna
de S[u] M[agestad] y sin
soldados, porque sino son tales,
mas vale ir solos, que mal
acompañados, confi-
ados en el favor divino, y no
en fuerzas hu-
manas, y esto, si no me
engaño, mando Dios
a Zacharias le dixese a Zorobabel:
non in exer- Zach:4.
citu, nec in robore, sed
in spiritu meo ese es
el camino mas seguro: rogate
ergo dominum
messis, ut
mittat operarios in messem suam: Mathe: 9.
bien si les cuesta a muchos
religiosos aiu-
nos, diciplinas, pidiendo a
Dios abra la pu-
erta a tan gran míes, como
alla ay, abrasa-
dos en el fuego del amor
divino, y zelo del
bien de las almas, como
verdaderos hixos de
S[a]n Francisco N[uest]ro
P[adr]e deseando entrar allá, confi-
{f. 6} 6
ados en que no les ha de
faltar Dios, en la maior
necesidad, y tribulacion,
pues es palabra suia
hablando con el justo
atribulado. cum ipso Psl: 9.
sum in
tribulatione. Y
no es justo Rev[enderisi]mo Padre,
que por n[uest]ra
negligencia, y pereza, carescan
aquellas almas de tanto
bien. Ella es empresa
apostolica, y como sé, que
fomentando, y am-
parando V[uestra]
R[everendissi]ma esta causa, con sus entrañas
piadosas, tendra debida
exequcion, he toma-
do este trabajo. V[uestra]
R[everendissi]ma lo recibo, como de un
humilde, y menor hixo, que
en todo desea
acertar, y que la palabra de
Dios, se vaia es-
tendiendo por aquellas
partes remotas de
aquel nuevo mundo: g[uar]de
D[io]s a V[uestra] P[ersona] R[everendissi]ma
De V[uestra] R[everendissi]ma
menor hixo
Fr[ay] Hi[e]r[oni]mo de Zarate
Salmeron
{f. 7}
7
En el año de 1538. Siendo
Virrei de la Nueva Año 1538
España D[o]n Ant[oni]o de
Mendoza, fue la primera vez,
que se intento descubrir las
Californias, y
costa de la mar del sur,
pa[r]a lo qual fueron
quatro naos del Marques del
Valle, y el S[an]to
F[raile]
Ant[oni]o de Ciudad Rodrigo, que entonzes era
Provincial desta prov[inci]a
del S[an]to Evangelio, embio en
aquellos naos, tres
religiosos al descubrimien[to],
y llegaron a las Californias,
a la entrada en
el puerto, que ahora se llama
de la Paz. Esta
en 24 g[rado]s de altura, y
no pareciendoles la tierra,
tan buena como ellos
quisieran, se volvieron.
En el mismo año
embió el P[adr]e Prov[cia]l otros dos
religiosos, por tierra, por
la misma costa del
mar del sur, caminando
asia el norte
por Xalisco, y la nueva
Galicia: estos dos reli-
iosos iban en comp[añi]a de
un capitan, y doze
soldados, los quales iban en
busca de minas,
y pasada toda la tierra,
que por aquella parte
estaba descubierta, y
conquistada, hallaron
dos caminos, bien abiertos.
El capitan escogio
el de man{o} derecha, y lo
siguió, disiendo, que
iba derecho al norte, y pocas
jornadas dieron
en sierras tan agrias, queles
obligo a volverse
atrás, como lo hizieron, y de
los religiosos el uno
enfermó, y tambien se volvio.
El otro con dos
yndios interpretes, que
llevaba, siguio su cami-
no de man{o} izquierda hasta
la Costa, cami-
no mui seguido. Llegó a
tierra poblada de
yndios pobres, los quales
salian a recibir al re-
lioso, teniendole, por cosa
del cielo, y le tocaban,
y besaban el habito. Ybanle
acompañando los
yndios de jornada en jornada,
mas de tresci-
{f. 8}
8
entas personas; Algunos de
ellos se apartaban a
cazar liebres, conejos y
venados, de que ay
abundancia en toda aquella
tierra, y dando
le primero al religioso,
para que comiese, lo
demas repartian entre ellos,
y desta mane-
ra anduvo mas de doscientas
leguas, y casi
en todo este camino, tuvo
noticia de una
tierra mui poblada de gente
vestida, que
tienen casas de terrados, y
no de un alto solo
sino de muchos altos, y otras
gentes decian
estan pobladas en las orillas
de un gran rio,
y que ay muchos pueblos,
cercados, y que tie-
nen guerra los unos con los
otros, y que pasa
do el rio, avia otros pueblos
mucho maio-
res, y de gente mas rica, y
que avia vacas maio-
res, que las nuestras, y
otros animales no
vistos en Castilla.
En demanda desta
tierra avian ya salido
muchas gruesas armadas por
mar, y exerci-
tos por tierra, y a todos los
encubrio Dios, y
a un pobrecillo fraile de
S[an] Fran[cis]co. roto, y pobre, se
la manifestó, descubrió, y
vio primero que
Math: 11
ellos. quia absconditi /hge/
a sapientibus, et pru
dentibus; et revelati a
parvulis: no ay mas
que dezir: volvio este
religioso a dar la nueva,
de lo que avia visto, y
sabido: luego que esta nu-
eva se publicó, quisieron
entrar allá muchos
españoles; el P[adr]e
Provincial, que entonses era F[ray] Marco
de Niza, por certificarse de
lo que avia dicho
aquel religioso, tomó la delantera
antes que
entrasen los españoles, y
fue con la brebedad
que pudo, y halló ser
verdadera la relacion de
el religioso, y assi afirmo
lo dicho, como hom-
{f. 9}
9
bre lo que vido y con esta
verdad el Virrei D[o]n
Antonio de Mendoza el en
persona apres-
taba para ir a esta jornada,
por evitar los ro-
bos y maldades, que en
semejantes ocasione[s]
los soladados hazen: pero
negocios graves se
lo impidieron, y assi embió
en lugar de su
misma persona a Fran[cis]co
Vasquéz Coronado,
llevando por su acompañado al
P[adr]e Provincial desta
prov[inci]a y otros quatro
religiosos, verdaderos hijos
de S[an] Fran[cis]co
n[uest]ro padre.
Viage de Fran[cis]co
Vasquez Coronado
al
Nuevo Mexico.
Antes que encontrase
Fran[cis]co Vasquez Coronado
en el Nuevo Mex[i]co, avia
embiado el Virrei una
armada por las Californias.
Por general de ella
Fran[cis]co de Alarcon, por
Maese de Campo Marcos
Ruiz, la qual armada se
perdió, sin ser de
esta jornada.
Partió Fran[cis]co Vasquez
Coronado desta ciudad
año 1540.
de Mexico año 1540, y pasadas
las prov[inc]ias de Cha-
metla, Culhuacan, Zinaloa,
entraron por el
Valle de Corazones, y por los
Valles de Señora que
tienen de largo mas de
sesenta leguas: llegó
a la prov[inci]a de Zuñi,
alojó su real en el pueblo
de Zibola, que es la cabezera
de aquella prov[inci]a
desde el qual lugar embio
treinta Soldados
a descubrir la mar, y ver si
aparecia la ar-
mada, por la instrucción, que
llevaba, que se
avian de encontrar en tantos
grados de al-
tura: fueron estos hombres
caminando al
norueste, y llegaron a la
mar, o Golfo de Cali-
fornias en 39 grados, no
hallaron rastro de la
{f. 10}
10
armada: solo hallaron dos
naos urcas, y ti-
endas armadas en tierra, de
unos hombres
amulatados, como morillos, o
chinos: llegados a
ellos, le preguntaron por
señas de donde eran
y que buscaban, y ellos
tambien por señas di-
xeron venian de mui lexos,
unos entendieron
de la gran China, otros de la
Assia Maior, y que
rescataban anuar,
y metales, que baxaban los
yndios de una sierra, que
está junto al mar.
Volvieron los soldados a dar
razon a Francisco
Vasquez Coronado, de lo avian
visto, y no lo
hallaron en Zuñi, que avia
ido a descubrir los
llanos de Zibola con, el
inumerable ganado
deste nombre: asento su real
en estos llanos, y
desde aquí embio treinta
soldados a descubrir
la gran ciudad de Quivira
los quales fueron
caminando al nornordeste, y
aun mas arri-
mados al norte, que no al
nordeste, y dizen
estos soldados, que llegaron a
una mui popu-
losa ciudad, cercada con
muralla, y puertas,
no se atrevieron a entrar en
ella, por ser
tan pocos los soldados. Las
grandes riquezas
desta ciudad, no me atrevo a
poner aquí,
aunque me lo han dado por
relaz[io]n. Lo cierto
es, que volvieron estos
soldados con animo de
que todo exercito fuese alla,
que eran qua-
trocientos hombres. Llegaron
a dar noticia
de lo dicho a su general, al
qual hallaron
loco de una caida, que avia
dado de un ca-
vallo, otros dizen lo fingio,
porque era recien
casado, y que amaba tanto a
su esposa, que
todo se le iba en llorar,
suspirar por ella, y
aunque mas le rogaron fuese a
ver lo que ellos
{f. 11}
11
avian visto, respondio lo que
el otro combidado,
que nos cuenta S[an] Lucas:
Vxorem duxi, et ideo Luc.14
non possum ire. Ultimamen[te]
a todos consoló,
diciendo que ya entraba el
hibierno, {sic} que
queria venir a Mexico, que
otro año volveria
mas no volvio alla. Desde
entonzes estan todos
con tan gran deseo de que se haga
esta jornada,
que si se pregonara iran
tantos los soldados,
que entraran a su costa con
armas, y cavallos,
que seran bastantes,
ahorrando a S[u] M[agestad] de estos
gastos. Lo importante es un
capitan que sea
tal como conviene en
semejantes descubrimie-
ntos, christiano,
desinteresado, zeloso de la ley
de Dios, y deseoso del augm[en]to
de la corona real.
Estos treinta
soldados en esta entrada
antes de llegar a la gran
ciudad de Quivira
en el camino les dieron los
yndios noticia, como
diez de jornadas de alli en
la costa de la mar del
norte, estaban unos hombres
blancos poblados,
vestidos, y barbados, y que
tenian espadas,
arcabuses, y que tienen naos,
y otras señas
tan claras, que dan a
entender es el olandes
de la Nueva Francia: despues
acá hemos visto, y
comunicado, yndios, e yndias,
que han llegado
la poblacion destos olandeses,
y han estado con ellos,
y nadie de los españoles del
Nuevo Me[xi]co dexa de
saber esto, porque fue en mi
tiempo.
Y como se volvió
Fran[cis]co Vasquez Coronado a
esta ciudad de Mexico, se
volvio con el el P[adr]e Prov[incia]l
y dos compañeros, quedandose
entre aquellos
yndios de los llanos de
Zibola el P[adre] F[ray] Juan de Pa-
dilla, y el P[adr]e F[ray]
Juan de la Cruz, varones aposto-
licos, y un portugues llamado
Andres del Campo,
y dos yndios donados, y como
el P[adr]e Padilla se
{f. 12
}
12
informo de los yndios, de
las grandes poblaciones,
que ay debaxo del norte, y
que si caminaba tres
lunas, llegaria, a donde ay
innumerables almas,
con este buen espiritu
partio a ver las
acompañado del portugues, y
donados, quedan-
do solo el P[adr]e F[ray]
Juan de la Cruz; caminadas alg[un]as
jornadas, llegando a la
vista de una mui gran
poblacion de la Quivira, los
yndios salieron
al encuentro en orden de
guerra. El religioso
viendolos venir conoció su
mal intento, y
rogó al portugues, que pues
llevaba cavallo, y
que se pusiese en huida, y
tambien los donados, que
al fin como yndios ligeros le
seguirian, que el
aguardaria a aquellos lobos
carniceros, para
que se cebasen en el,
mientras ellos huian; hici-
eronlo assi, y pusieronse en
un altillo a espiar,
y vieron como el s[an]to
F[ray] Juan de la Cruz, que
tambien lo mataron los
yndios, donde avia
quedado. El portugues, y
donados se escapa-
ron, y llegados que fueron
acá, contaron lo suc-
cedido, y es de considerar,
que no ay rincon
descubierto en toda esta
Nueva España, don-
de el primer Colon, no sea
fraile de S[a]n Fran[cis]co
n[uest]ro P[adr]e y ellos son
los primeros que han der-
ramado su sangre, para que
con tan buenos
cimientos, sea perpetuo, y
eterno el edificio;
esto se quedó en silencio
por espacio de quarta{sic}
años hasta el de 1581, que
quiso Dios por mu-
dio de un de un religioso
desto, hixo de mi P[adr]e S[an] Fran[cis]co
llamado F[ray] Agustin Ruiz,
el qual estando en
el valle de S[an]ta Barbara,
que dista doscientas
leguas desta ciudad de
Mex[i]co, el qual estando
{f. 13}
13
entre aquellos yndios
Conchos, supo como asia
el norte avia grandes
poblaciones. Pidio licencia
a los prelados, para entrar
entre aquellos /in/fieles,
concedieronsela, y le dieron
dos religiosos sacer-
dotes theologos, mozos de
buen exemplo llama-
dos F[ray] Francisco Lopes,
el qual fue por Comissario,
y F[ray] Juan de S[an]ta
Maria: luego se les llegaron
dose soldados, y un capitan,
los quales iban en
busca de minas. Salieron de
la S[an]ta Barbara ca-
minando al norte doscientas
leguas, llega-
ron a la prov[inci]a de los
yndios de la nacion
Tiguas, que estan poblados en
la orilla del rio
del norte, quatrocientas
leguas de la ciudad
de Mexico: Llegados al pueblo
de Puarai, y
pareciendoles a los soldados,
que los yndios
eran muchos, y ellos pocos,
determinaron
de volverse, como lo
hizieron. Los religiosos
se quedaron allá entre los
yndios, y sabiendo
como toda aquella comarca
estaba mui po-
blada de varias naciones
entraron a verlas
todas. Llegados a los yndios Tanos
en el pueblo
de Galisteo los tres
religiosos, y viendo su doci-
lidad, trataron viniese uno
de ellos a dar aviso
a los prelados de lo que
avian visto, para que
entrasen mas religiosos, a
cultivar aquella
viña. Ofreciose a esta
jornada, y trabajo el P[adr]e
F[ray] Juan de S[an]ta Maria,
el qual era grande As-
trologo, y demarcando la
tierra, hallo por su
quenta como avia caminado mas
breve, y
derecho, y assi salió por
detrás de la sierra de
Puarai para atravesar por las Salerias, y de
alli cortar derecho al paso
del rio del norte,
cien leguas mas acá del nuevo
Mex[i]co, pero no
llegó a colmo su buen
intento, porque al tercero
{f. 14}
14
dia, que se despidio de sus
compañeros, y her-
manos, llegando a sestear
debaxo de un arbol
los yndios Tiguas del
pueblo, que ahora se llama
San Pedro, lo mataron, y quemaron sus hue-
sos. Los otros dos religiosos
se volvieron a el
pueblo de Puarai, a
donde antes avian estado
aficionados del buen agasajo,
a dondé se estu-
vieron con los yndios
deprendiendo lengua,
hasta que el demonio como
enemigo n[uest]ro,
hizo de las suias: una tarde
estando el P[adr]e
F[ray] Fran[cis]co Lopez
rezando, apartado del pueblo
poco mas de un tiro de
arcabuz, le mató un
yndio de dos macanazos, que
le dio en las
sienes, como se ven las
señales en su calave-
ra, y los yndios de aquel
pueblo lo confiesan,
porque todavia hay muchos
yndios testigos
de su muerte, y ellos
descubrieron donde es-
taba su cuerpo enterrado. El
P[adr]e F[ray] Agustin
Ruiz lo amortajó, y enterró a
n[uest]ro modo:
dentro del pueblo. El capitan
del pueblo dio
muestras de sentimiento, por
la muerte del
religioso, y porque no
succediese lo mismo
con el religioso lego, que
quedaba, se lo llevó
consigo al pueblo, que se
llama Santiago
legua,
y media el rio arriva, y no pudo
tener tanta quenta con el,
que en descui-
dandose hizieron lo mismo,
mataronlo tam-
bien, y echaron su cuerpo en
el rio, que iba
de crecida, de manera, que
estos yndios Tiguas
mataron estos tres
religiosos, donde se vé claro,
como en aquel rinconcito ay
cinco mar-
tires, para gloria y honrra
de D[io]s N[uest]ro S[eño]r.
La qual sangre ha
fructificado tan bien la
tierra, que mediante ella ay
baptizados
{f. 15}
15
treinta y quatro mil y
secientas y cinquen-
ta almas, sacadas de los
libros de baptismos,
como consta por informacion,
que hizo el P[adr]e
Custodio, sin las muchas, que
al presente se
van convirtiendo en el qual
ministerio
trabajan los obreros de la
viña del Señor con
grandíssimo espiritu, los
quales tienen hechas
cuarenta, y tres yglesias por
todas, grandes,
y chicas, a su costa sin que
el Rey N[ues]tro S[eñ]or
aya gastado un real,
ahorrando a S[u] M[agestad] to
dos estos gastos, y como van
entrando de minis-
tros cada despacho se vá
s[iem]pre estendiendo esta
conversion.
Los
soldados que salieron de aquella tierra,
quando quedaron estos tres
religiosos en el
pueblo de Purai,
dieron aviso a los prelados,
como quedaban allá, y en el
peligro, que que-
daban; queriendo el Virrei
hazer diligencia
para saber de ellos, se
ofrecio a esta jornada
Antonio de Espejo, hombre mui
honrado, y
devoto /.../ n[uest]ro entró
Antonio de Espejo en el Nue- Año. 1583
vo Mex[i]co año de 1583 por
el mes de jullio, llevó
consigo un religioso llamado
F[ray] Bernardino
Beltran, verdadero hixo de mi
P[adr]e S[an] Fran[cis]co,
y antes de llegar al Nuevo
Mex[i]co, supieron co-
mo los yndios avían muerto
los religiosos. Lle-
gando Antonio de Espejo y sus
soldados a el pue-
blo de Purai, los
yndios de miedo desam-
pararon el pueblo, mas no se
quedaron sin
castigo, que bien lo pagaron.
Deste
viage de Antonio de Espejo, ni el de
Castaño, ni de la entrada del
Capitan Mor-
lete, ni de Humaña, no
escrivo, porque todos
vieron una cosa, y assi basta
que se diga una vez.
{f. 16}
16
El cuerpo del s[an]to F[ray]
Fran[cis]co Lopez estuvo oculto mas
de treinta y tres años, a
cabo de los quales un yn-
dio del pueblo de Puarai,
testigo de vista de su
muerte, y sepoltura{sic}, lo
descubrió al P[adre] F[ray] Este-
van de Perea, siendo
Comiss[ari]o de aquellas prov[inci]as,
y gran Ministro entre
aquellos naturales, el
qual cuerpo o por mejor dezir
huesos, se llevaron
con toda veneración, y
respecto en procession
todos los religiosos
revestidos, y a pie, hasta co-
locarlos en la yglesia de
Zandia, una buena, y es-
tirada legua, y con ser esta
procession por el
mes de febrero, que es en el
rigor del himbierno{sic},
a nadie hizo mal el tiempo
destemplado, y
desde que comenzó a salir la
procession, co-
menzó el s[an]to a hazer
milagros, de los quales
escribe otro religioso mui
por extenso, y por
esso no hago aquí mas de
apuntar, y pasar.
Jornada de Sebastian
Vizcaino
a la California
año de 1596.
Siendo Virrei desta Nueva
España el Conde
de Monterrei, mandó S[u]
M[agestad] se descubriesen
las Californias, por la
noticia, que S[u] M[agestad] tenía de
que en aquella costa avía
muchas perlas. Vino
esta comission a Sebastian
Vizcaino, persona
de consideración, y platico
en mar, y tierra;
hizo gente para la jornada, y
porque los re-
ligiosos de mi P[adr]e S[an]
Franc[is]co han sido los primeros
en los trabajos, y nuevos
descubrimientos, man-
dó S[u] M[agestad] fuesen á
este, y el Virrei pidió al P[adr]e
Comis[ari]o Gen[era]l quatro
religiosos, y assi fueron
F[ray] Fran[cis]co de Balda
por Comiss[ari]o, F[ray] Diego Per-
Domo, F[ray] Bernardino de
Zamudio, F[ray] Nicolas de
Sarabia Sacerdotes y F[ray]
Christoval Lopez, Lego.
{f. 17}
17
Embarcados en Acapulco,
comenzaron su viage
por la costa del mar del sur,
governando a el
norueste, porque corre assi
la costa. Llegaron al
puerto de Zalagua donde
hizieron alto, aguar-
dando los bastim[men]tos, y
soldados. Salieron de aquí,
y llegaron al puerto de S[an]
Sebastian, e isla de Ma-
zatlan. Aquí se huieron
cinquenta soldados, vi-
endo el poco bastimento, que
llevaban, sospechan-
do lo que succedio, que se
avian de volver, por
falta de bastimento. Desde
aquí se volvio el Co-
miss[ari]o F[ray] Fran[cis]co
Balda, y desde aquí toma prin-
cipio la boca de la
California, y tiene de ancho
ochenta leguas. Tardaron en
esta travesia
siete dias. Saltaron en
tierra donde avia
muchos yndios desnudos gente
afable: Pasaron
adelante a otro puerto, donde
estuvieron ocho Pueblo de
dias. Un religioso, y treinta
soldados entra- S. Sebastian
ron la tierra adentro, y
llegaron, donde avia
muchos yndios, mas no
consintieron, que los es-
pañoles entrasen en sus
casas, pero cerca de ellas
les traxeron de comer
variedad de pescados, ci-
ruelas, y otras frutas, y
unas pocas de perlas, y Perlas
luego dixeron a los
españoles, que se volviessen, que
que no avian de entrar en sus
casas. Assi lo hizieron
los quales afirmaron ser
mucho el gentio, y
que todos salian a ver los
españoles, despues se
les quitó el miedo, y venian
a ver los españoles
chicos, y grandes con amor:
aquí estuvieron
quinze dias, hizieronse a la
vela a buscar parte
mas acomodada. El general
embió delante
la almiranta a buscar puerto
bueno, el qual
volvio dentro de seis dias,
aviendo hallado mui
buen puerto, al qual
pusieron por nombre
puerto de la Paz, ay muchos
yndios afables los P.H. La
quales recivieron de paz a
los españoles. Aquí Paz.
{f. 18} 18
trageron los yndios otras
pocas de perlas, y diferen
tes frutas. Aquí se
trinche{r}aron como pudieron
y hizieron yglesia, y unos
ranchuelos para los re-
ligiosos, y para ellos, era
el puesto mejor, y mas apa-
cible, que hasta alli avian
visto, assi le hizieron
cabeza de lo demas.
Los religiosos
pedian a los yndios traxesen
sus hixos, para enseñarles
la doctrina, lo qual ha-
cian de buena gana, a los
quales comenzaron a
enseñar los primeros
rudim[en]tos mas como no
estuvieron mas de dos meses,
no pudieron pa-
sar adelante. Avian los
yndios cobrado grande
amor a los religiosos, y les
trahian regalos de fru-
tas, mas huian de los
soldados, y no los podian
ver, por que les quitaban lo
que trahian, y se
quexaban a los religiosos,
y señalaban con el dedo
el que les hazia mal, y les
decian a los religiosos,
que se quedasen ellos solos,
y que se fuesen de alli
los soldados. Enfermedad
incurable en los solda-
dos, y desdichado del
fraile, que les reprehende
sus vicios, porque luego
desatan sus ponzoñeras
lenguas contra el. venenum
aspidum subla
bys eorum.
Mas yo tengo por mui dichosos a
los que por reprehender
vicios sin tantos aprobios.
En este puerto
hallaron muchas cosas de hier-
ro, de las que dexaron las
naos del Marques
del Valle, que dixe arriva,
y hallaron hecha la
plaza de armas, y los yndios
decian avian es-
tado alli españoles. es
costa abundantissima de
pescado, llueve por octubre,
como en España,
ay muchos montes, y buenas
maderas para
fabricar naos.
Desde aquí despachó
el General Sebastian
Vizcaino al Almirante
Lope{z} de Arguelles con
su almiranta, y una lancha,
la boca arriva
{f. 19}
19
de la California a descubrir
lo demas; entraron
la boca adentro, hasta llegar
a treinta grados
cumplidos, y s[iem]pre fue
bien recivido de los
yndios, todo está mui
poblado de yndios: la
costa es mui templada, ay
muchas pesque-
rias de perlas, y a quatro
brazas de fondo
está el agua tan clara, que
desde arriva se
ven en el fondo las ostias
de las perlas, tan cla-
ro, como sli estuvieran encima
del agua.
Los yndios coxen infinidad de
estos ostiones,
para comer lo de dentro, los
quales echan en
grandes hogueras, para que
se asen; alli se abren,
y queman las perlas, que las
ay mui grandes
y en siendo la perla gruesa,
le hazen una raia
por en medio, y se la cuelgan
al cuello por gala.
El P[adr]e F[rai]
Bernardino de Zamudio me dixo,
como los españoles sacaban
mui buenas perlas,
hasta que Sebastian Vizcaino
mandó, que todos
los que las sacasen se las
manifestasen, para
sacar de alli la parte, que
le venía al Rey, y
con esto no quisieron buscar
mas. No trato
aquí de muertes, ni succesos
por abrebiar
porque no hago historia, solo
digo, que a todos les
parecio mui bien la tierra, y
que sino les falta-
ra el bastimento no se
vinieran, y que el dia
de oy estuviera mui poblado
aquello D[io]s sabe lo mejor.
Jornada de
Sebastian Vizcaino
al cabo
Mendozino.
Viniendo unas naos de China,
o Philipinas
en altura de 42g[rado]s
vieron un remate de la tier-
ra firme, que allí hazia, al
qual llamaron
Cabo Mendozino, a
contemplacion del Virrei
{f. 20}
20
D[o]n Antonio de Mendoza, que
los avia embiado.
Y vieron como desde alli
hasta el puerto de la
Navidad era todo tierra
firme. Llegados todos a la
Nueva España dieron noticia
desto al Virrei,
el qual puso por obra este
descubim[ien]to y toda la
costa hasta llegar allá.
Embio unas naos y no
pasaron del puerto de
S[a]ntiago, que agora se
llama de la Magdalena en
altura de 25g[rado]s. Volvie-
ronse, por parecerles que
era imposible pasar
adelante, por ser continuo en
aquella costa
el viento norueste, que es
el viento costa-
nero, diametralm[en]te
contrario a la navega-
cion, porque corre la
costa al norueste.
El Rey Philipo 3°.
Supo como su p[adr]e avia man-
dado hazer este
descubrim[ien]to tambien hallo S[u] M[agestad]
unos papeles, e
informaciones, qlue ciertos es-
trangeros avian dado a su
p[adr]e en que le dizen,
cosas notables, que ellos
en aquella tierra avian
visto, llevados alli por
fuerza temporal que
les dio, estando pescando
vacallao en Terranova.
Los quales pasaron de la
mar del norte a la de el
sur por el estrecho de
Anian, y por lo menos sino
es el estrecho de Anian, el
desembocó, por un
estrecho donde fue a dar
adelante del cabo Men-
dozino, en altura de 43g[rado]s en el qual estrecho a-
vian visto una mui
populosissima ciudad, rica,
bien cercada con murallas, y
de gente politica
cortesana, y bien tratada,
y otras cosas dignas
de ser vistas.
S[u] M[agestad] mandó se
hiziere este descubrim[ien]to no re-
parando en gastos, que era su
gusto. El Conde de
Monterrei deseando acudir
con toda puntualidad
a lo que S[u] M[agestad] con
tanto encarecim[ien]to mandaba,
{f. 21}
21
nombró por Gen[era]l desta
jornada a Sebastian Vizcai-
no, Por Almirante a Thoribio
Gomez de Corván,
y queriendo darle frailes
desta prov[inci]a llevó tres
religiosos de Nuest]ra
S[eñor]a del Carmen Descalzos, lla-
mados F[rai] Andres de la
Assumpsion, F[rai] Antonio de
la Ascension, y F[rai] Thomas
de Aquino. Fue por Cons-
mographo, pa[r]a la
demarcazion de la tierra, Ge-
ronimo Martin. Partieron de
Mex[i]co año a 1602. Año 1602.
a 7 de marzo: salieron de
Acapulco a 5 de maio,
tres naos, y un barco luengo,
para entrar en
las ensenadas, y baxios.
Hechos a la vela toma-
ron su derrota al norueste,
ya queda dicho
como los vientos son
contrarios a esta navegaz[io]n
por cuia causa desde, que
salieron del puerto de
Acapulco, hasta llegar al
cabo de S[a]n Sebastian, que
es adelante del cabo
Mendozino, duró el viage nue-
ve meses continuos de
navegazion; Llegaron al
puerto de la Navidad, y al
cabo de corrientes, y
a las islas de Mazatlan, son
dos islas medianas,
y juntas, entre ellas, y la
tierra firme haze un
buen puerto, y en el desagua
un caudaloso rio, que
va de la Nueva Galicia.
Aquí es donde el yngles
D[o]n Thomas Candi, dio
carena a su navio mi-
entras llegaban las naos de
China, que aguarda-
ba para robarlas. La tierra
firme desta isla, es
Caponeta, y Chametla; desde
aquí toma principio
la boca de la California,
por la costa, y tierra fir-
me desta Nueva España, y 34
leguas destas islas
a la parte de Cinaloa, entra
en la mar el rio de
Toluca, alla lo llaman rio
de Narito. Salieron
de aquí, atravesando un
braso de mar, entre las
islas dichas, y el cabo de
S[a]n Lucas, que es en la pun-
ta, y tierra firme de la
California. Tiene por aquí
{f. 22}
22
sesenta leguas de travesia.
Junto al cabo de S[an] Lucas
está el puerto de S[an]
Bernabé dondé avia gran nu
mero de yndios desnudos con
arcos, y flechas, estas
son las armas
g[ene]ralm[en]te en toda la tierra, y con esto,
queda dicho por todo el
viage. Estos llamaban a los
españoles llegasen a Tierra.
Saltaron en ella, y vien-
do los yndios tantos
españoles, se retiraron a un
altillo, y como los españoles
se iban llegando, se
iban ellos retirando. El
P[adr]e F[rai] Antonio de la As-
cension se fue a ellos, al
qual aguardaron
abrazolos con mucho amor, y luego pusieron
los arcos, y flechas en el
suelo. El d[ic]ho p[adr]e llamo
un negro, que llevase una
espuerta de vizco-
cho, para darles, y los
yndios se holgaron de
ver el negro, y dixeron, como
cerca de alli
está una isla de negros, y
que son sus amigos:
en esta plaia avia gran
cantidad de ostio-
nes de perlas, aquí
pescaron gran variedad
pesacados
de pescados, como son
chernos, pargos, meros,
corrudas, cazones, tiburones,
mantas, raias,
chuchos, lizas, salmones,
cavallos, roncadores,
barberos, banitos, puercos,
lenguados, cirgu
elos, lagartijas, y otras
variedades que no le supi-
eron los nombres. En toda la
costa ay gran
cantidad de sardinas, es
tierra sana, buena,
y fertil, buen temple, ay
mucha caza de mon-
teria, y de bolateria, muchas
arboledas, y ar-
boles frutales: traian los
yndios a vender
muchas pieles de animales,
adovadas por la
carnaza, de leon, de tiguer,
de lobo, de coiote,
y muchas redezueluas de
algodón, curiosam[en]te la-
bradas.
Salió la capitana
deste parage, y llego a el
{f. 23}
23
puerto de la Magdalena y
hasta llegar a la isla de
Cedros, no vieron las demas
naos. Corrieron en
este viage grandes
tormentas, cada dia se veian
perdidos. No hago aquí mas
relacion que de
las cosas, que vieron, por
abreviar. Este puerto
de la Magdalena es
grandissimo, y hermosis-
sima bahía, lindos abrigos:
tiene esta bahia
dos entradas: entra la
tierra adentro un
brazo de mar, no se supo
hasta donde llega
es mui poblado de yndios.
Este es el parage
donde el yngles, que robó la
nao S[an]ta Anna echó la
gente, que en la nao
venia, en tierra, y despues
de averla saquea-
do le pegó fuego, salieron de
aquí, y dieron
vista a una bahia, por la
qual desaguaba
un rio: llamase ensenada de
S[a]n Abal: llega-
ron a la bahia de las
Ballenas, assi llamada,
por el gran numero, que ay de
ellas: avia
gran numero de yndios los
quales dixeron
que la tierra adentro eran
en crecido nume-
ro: llegaron a las yslas de
S[an ] Roque luego a la
ysla de la Assumpcion,
esteril, y mala; avia
gran numero de lobos marinos,
tan gran-
des como bezerros. Ay
muchissimo pescado.
Salieron en demanda de ysla
de Cedros, llegaron
a una sierra alta donde bate
la mar, toda
pelada, sin genero de yerba,
ni arboles, toda Minas
ella jaspeada de cintas de
varias colores, tan
lindas y vistonas, que llevó
los ojos de todos,
porque se oian la betas
desde lexos. Unos mi-
neros, que alli iban
dixeron, que era aquella
gran riqueza de plata, y
oro. Procuraron
saltar en tirra, mas era la
costa tan braba
{f. 24}
24
y batian las olas con tan
gran fuerza que no les
dio lugar. Llegaron a ysla de
Cedros viaxando
entre la tierra firme, y la
ysla de la Navidad,
la apitana y fregata, antes
de llegar a la ysla
de Cedros, dieron fondo en
el puerto de S[an] Bar-
tholomé, esteril, y sin
agua: solo hallaron en
la plaia, un betun, que olia
a marisco, y por
que no tenia buen olor, no
cargaron de el.
[Ambar]
Algunos afirmaron, que era
ambar, y era
tanto lo que avia deste
genero, que podian
cargar una nao, y mui bien, y
nadie se ma-
raville desto porque las
ballenas, que alli
ay es en crecido numero, y
la resaca del
mar echa este ambar a la
playa. Avia tam-
bien muchissimo pescado en la
tierra, porque
huiendo de su contrario, que
es el pescado
grande, se arrima tanto a
la tierra don-
de el otro por ser grande no
puede llegar,
que facilm[en]te las olas del
mar lo echan en
tierra, y a esta causa ay en
la plaia en
toda la costa innumerables
aves al olor
del pescado. Explorando esta
tierra, y como
no hallaron agua, se fueron
lo mas presto
que pudieron. Llegaron a
ysla de Cedros jun-
to a la qual está una
punta, que se llama
cabo de S[an] Agustin. Fue
la fragata a boxear
la ysla de Cedros, y hallo tenia
treinta leguas
de box. Ay mil grandes
pinales en la coro-
na de los mas altos cerros.
Todo lo que avia
eran cedros altissimos. Ay
muchos yndios,
mas no quisieron amistad con
los españo-
les, antes los amenazaban con
las flechas; fue
la fragata a reconocer la
ensenada, y vie-
ron como entraba un brazo de
mar la tierra
{f. 25}
25
adentro, no vieron el
remate, porque entra
ba mui la tierra adentro,
hacia el oriente.
fueron en demanda de la ysla
de Cenizas
governando al norueste, que
es hacia la costa
firme, llegaron a tierra, y
era buena vis-
tosa alegre, y llana. Vieron
la bahia de S[a]n
Hipolito, buena, apacible, y
fertil. Hallaron
en camino ancho , y mui
seguido, que iba
la tierra adentro, y una
cabaña mui grande
cubierta con hojas de
palmas. Cabia adentro
mas de cinquenta personas. A 4 leg[ua]s al nor-
ueste está la ensenada de
S[an] Cosme, buen puer-
to, resguarda al viento
norueste. Cerca de la
plaia en la tierra firme,
esta una mui
grande laguna de agua dulze.
La tierra es
buena, y fertil, llana, y de
gran gentio.
Llegaron al pie de una gran
sierra, y alta,
negra y tajada en la mar;
llamase sierra
de S[an] Cipriano.
Junto a estas sierras, a la parte
del Sotavento, que es el
Sueste, estan unas
barrancas blancas, y en ellas
mucho gentio,
luego esta la isla de S[an]
Geronimo: llegaron a
la bahia de S[an] Fran[cis]co
donde avia mucho yn-
dios afables, y de paz. Aquí
se hallaron cuer-
nos de cibola, y de anta. La
tierra por estre-
mo buena, llana, dio muestras
de ser abund[an]te
de ganados por los muchos
estiercoles, y ras- Cibola Antas
tros que se vieron. Adelante
desta está una en-
senada, por la qual entra con
gran furia la cre-
ciente del mar, y cuando
mengua es nima 6
ni menos en este puerto, y en
el de S[an] Geronimo,
avia gran numero de cavallos
y diversidad de Caballos
{f. 26}
26
pescados. Entró la fragata en
esta ensanada, y
halló un famoso puerto;
saltaron en tierra, y
avia gran numero de yndios
pescando en ca-
noas de junco, y assi como
vieron los españoles
se vinieron a ellos con
alegria, y les dieron del
pescado que tenian con grande
amor, y volunt[a]d,
y luego les dixeron donde
avia buena agua
dulze. Estos mostraron
particular amor a
los españoles, y no se iban a
sus ranchos sin des-
pedirse de ellos, y les
pedian lizencia para
irse a descansar. Y de la
tierra adentro vini-
eron muchos yndios a ver los
españoles. Las
mugeres eran honestas, y
vestidas con pieles
de animales. Estos tienen
trato de pescado
con los yndios de la tierra
adentro, llevan pes-
cado, y trahen mexcalli, que
es conserva de la
raíz del maguei. Otros
dixeron como la tier-
Nota
ra adentro avia mucha gente
blanca, vesti-
dos, y barbados, y que tenian
arcabuzes, y
que no estaban de alli mas de
seis jornadas,
no pueden ser los soldados
del Nuevo Mex[i]co
porque según la demarcacion
de la tierra, por
la variacion de los meridianos,
y climas, de los
mapas, según lo reguló el
cosmografo, ay de
allí al real de los
españoles del Nuevo Mexico,
doscientas leguas. El P[adre]
F[ray] Antonio de la Ascen-
sion dize son moscovitas.
Salidos de aquí
llegaron a la isla de S[an]
Hilario; Luego esta una
grande bahia, que haze abrigo
al viento no-
rueste; avia muchos yndios, y
mui arrisca-
dos. Desde aquí salieron
navegando contra
el viento, y corrientes,
llegaron a una grande
ensenada, cercada de sierras
altas, y por
{f. 27} 27
una quebrada entraba un brazo
de mar. Cer-
ca de aquí estan dos yslas a
la parte del pon[ien]te.
Llamanse de todos santos.
Adelante seis leguas,
estan quatroiIslas, llamanse
de los Coronados.
Al norte de estas islas a la
tierra firme está
el puerto de S[an] Diego,
tiene un monte que res-
guarda al viento norueste,
tiene muchas
encinas, naras, vetanas,
vomerillo, y much[a]s
yerbas odoriferas. El puerto
es lindissimo,
y grande, haze abrigo a todos
vientos.
De la otra parte al norueste,
ay otro puerto en
esta plaia se hizieron unos
pozos en el arena,
y quando la mar era creciente
tenian los
pozos el agua dulze; y quando
menguante
salada. Vinieron muchos
yndios a verlos
españoles embijado de azul, y
plateado, pre-
guntaronles por señas, que
era aquello, en-
señaron unas piedras de metal
de que ha-
zian el embije, y dixeron,
que unos hom-
bres blancos y barbados que
cerca de allí
vivian beneficiaban de
aquello, y llegando-
se a un español que llevaba
una cuera, con
unos pasamanos, dixeron que
tambien tienen
de aquellas cueras, aquellos
hombres blancos.
Este puerto es fertil, muchas
desas buenas
tierras mucha caza de
bolateria, y de monte,
buen temple, buen cielo, y
suelo. Llegaron a
una ensenada, buena
disposicion de la tierra
12 leg[ua]s adelante,
apartada de la tierra firme,
llamase isla de la Santa
Catharina, y antes de
llegar, se divisó otra maior
al sudoeste desta
de S[an]ta
Catharina. Hizieron los moradores de
{f. 28}
28
ella grandes regocijos con la
llegada de los espa-
ñoles. Son pescadores, usan
de unos barcos de
tablas, las proas, y popas
altas, y de en medio
mui bajas, caben en algunas
mas de veinte
personas. Ay muchos lobos
marinos los qua-
les pescan para comer, y con
los cueros ado-
vados se cubren todos ellos,
y ellas, y es su co-
mun abrigo. Las mugeres son
mui hermosas, y
honestas, los niños son
blancos, y rubios, /../ay
mui risueños, ay
mucho gentio; ay muchos
puertos y buenos,
En esta isla ay muchas
perdizes, codorni-
ces, conejos, liebres,
venados. Destos yndios
muchos se quisieron ir con
los españoles
tan amorosos son como esto.
Desde aquí se sigue
una renglera de islas
derechas por orden, aqua-
tro y a seis leguas unas de
otras; tienen de largo
todas estas islas cien leguas
todos se comuni-
can unos con otros, y tambien
con los de tier-
ra. Como estas islas son
tantas, y tan espesas
y grandes, los que vienen de
China siempre
han entendido, que es tierra
firme, y assi
se apartan de ellas, y entre
ellas, y la tierra
firme haze una canal de doze
leguas de an-
cho, llamase esta canal de
S[an]ta Barbara, es-
ta tendida de oriente a
poniente. Llegando
al principio de la canal, que
es cerca de la
tierra firme, salio de la
tierra una canoa con
quatro remeros, en la que
venia el Señor o
Reizuelo de aquella Costa,
llegó esta Canoa a
la nao capitana y con ir la
nao navegando
con buen viento la alo la
canoa tres vueltas
alrededor con grandissima
presteza todos
{f. 29}
29
iban cantando en el tono, que
los yndios mexi-
canos cantan en sus bailes.
Llegaron a bordo
y sin recelo subian arriba el
Reyezuelo, y luego
dio tres bueltas a la plaza
de armas cantando
y hecho esto, luego en
presencia de todos hizo un
largo razonam[ien]to y acabado
dixo por señas como
los de la ysla de S[an]ta
Cathalina le avian avisado
por cuatro vias en canoas,
como avian llegado
allí aquellos hombres blancos
y barbados, gente
de buen corazon, y trato, y
que les avian dado much[o]s
regalos y que por esso venia
a ofrezer su tierra
y lo que en ella avia. Y como
no vei{a} mugeres en la
nao, pregunto por ellas con
señas tan claras,
que se dio a entender tan
bien como si hablara
en español, dixeronze que no
las llevaban: En-
tonces hizo mas insis{ten}sia
fuessen a tierra, que
el remediaria aquella
necessidad, y prometio
de dar diez mugeres a cada
español, rieronse
del ofrecim[ie]nto, el
Reiezuelo pensando hacian
burla de el y que no
cumpliria su palabra, dijo
fuessen algunos soldados a
tierra en su barco,
que el se quedaria en rehenes
y un hijo suio,
y verian como cumplia su
palabra; era ya no-
che, y assi dexaron la ida a
tierra para otro dia
y a el despacharon con muchos
regalos que le die-
ron: dentro de una hora vino
soplando el vien-
to sueste, y como era a popa
no quisieron per-
der la ocasión, y quando
amaneció se hallaron
en las ultimas islas de la
canal, que son seis,
y a dos leguas mas de otras:
es la canal de 24 le-
guas de largo. La costa de la
tierra firme es {co}s-
tosa, alegre, llana y gran gentio.
Salieronse de
{f. 30}
30
estas yslas y llegaronse a
tierra para irla reco-
nociendo, era alta, y
montuosa y a su abrigo, ha-
ze algunas ensenadas, y de
una de ellas salieron
quatro canoas, y en cada una
dos yndios, y se
vinieron a las naos, y les
dieron mucho pes-
cado, y muchas sardinas
saladas y salpresas:
dieronles en retorno algunas
cosillas, y luego se
volvieron; llegaron cerca de
una tierra alta, y
bermeja por las faldas, y muy
blanco el copete
llamase sierra de S[an]ta
Lucia, esta es la que se vie-
nen a reconozer las naos de
China. Quatro leg[ua]s
adelante entra el rio del
Carmelo en la mar
por entre peñas, baxa de unas
sierras altas, y
blancas, en sus orillas ay
muchos alamos blan-
cos y negros, zauces, zarzas,
y otros muchos ar-
boles de España. Dos leguas
adelante está un famo-
so puerto, entre el, y el rio
ay un monte de Pina-
les tiene dos leguas de
travesia. La tierra haze
una punta a la entrada del
puerto, llamase
punta de Pinos, el puerto se
llama de MonteRei
Monte
Rey
En este puerto entró la
armada a 16 de diz[iem]bre
y desde aquí despacharon el
almiranta de
aviso al Virrei, dandole
razon de todo lo des-
cubierto, con una mapa de
toda la costa, con los
puertos, islas, y su
demarcacion. El general
envió a pedir socorro para
acabar de descubrir
la California la boca
adentro, y acabar de salir
de la duda, si es ensenada o
estrecho que sale a la
{mar} de el norte por la
costa de la Florida, como afir-
man los yndios. Escrivio el
General al Virrei, q[u]e
para el mes de maio del año
sig[uien]te estaria aguar-
dando el socorro en la
California en el puerto de
año 1603
la paz.
{f. 31}
31
Este puerto de
Monterrei es por estremo bueno,
repara a todos vientos, tiene
muchas aguas, leña,
muchas, y buenas maderas para
fabricar naos,
ay encinas, naxas, vetamas,
rosales, zarzas,
zauces, alamos. Fuentes de
lindas aguas, lin-
das, y fertilissimas
deheras, buenas tierras
para labores. Ay muchos, y
varios animales,
y algunos mui grandes; ay
osos tan grandes,
que tienen el pie de una
tercia de largo, y un
geme de ancho. Ay unos
animales, que tienen
el píe redondo como mula,
cuernos como cabra,
estas dizen son antas. Ay
otros animales Antas
tan grandes como novillos,
la hechura de cíer-
vo, el píe hendido como
buey, el pelo como peli-
cáno, y largo de una quarta,
el cuello, y pescu-
ezo largo, y en la cabeza
unas aspas largas como
vbenado, la cola de una vara
de largo, y media
de ancho. Ay venados,
conejos, ciervos, liebres,
gatos monteses, tortolas,
tordos,gorriones, sir-
gueros, cardenales,
codornizes, perdizes, tor-
zales, aguzanieves, grullas,
buitres, alcatra-
zes, y unos paxaros de
hechura de gallinas de
la tierra, son tan grandes,
que desde la una
ala, a la punta de la otra,
tienen de largo diez,
y siete palmas. Tiene la
costa todos los generos
de pescados, y mariscos, que
se hallan en la cos-
ta de España. Ay muchos lobos
marinos, y mu-
chas ballenas. Está este
pueblo, y su contorno
mui poblado de yndios
afables, generosos, ami-
gos de dar lo que tienen.
Estos sintieron mucho
los españoles se fuesen de
su tierra, porque
les avian cobrado mui grande
aficion. Son yn-
dios, que tienen gobierno.
Aquí estuvieron ca-
pitana, y fragata hasta 3
dias del mes de henero
{f. 32}
32
del año sig[uien]te de 1600.
Salieron en demanda
del cabo Mendozino, La
capitana entró en el puerto
de S[an] Fran[cis]co, para ver
si hallaba rastro alli de
una nao llamada
S[an] Agustin, que en aquel
puerto dio a la costa,
año de 1595. La qual por
mandado de S[u] M[agestad],
y del Virrei D[o]n Luis de
Velasco la avia des-
pachado desde Philipinas
el Governador Go-
mez /…/ Perez das
Mariñas, para que se hiziese este
descubrimiento, de que vamos
tratando, y con
temporal dio a la costa.
Surgió la capitana
detrás de la punta de los
rios, que es una pun-
ta, que el mismo puerto
haze, no echaron
gente en tierra, porque la
fragata con un gran
temporal se avia derrotado,
oy no sabian de
ella. Llegó la capitana a
vista de unas tierras
altas, y vermejas, y catorze
leg[ua]s adelante a el
norueste se vio un cabo
tajado a la mar, y
cerca de el mas tierras
nevadas. Por las se-
ñas, y altura dixeron, que
era el cabo Men-
dozino, que esta en 42
grados.
La fragata, pasado
el temporal, tomo el
piloto el altura, y se hallo
en $3 grados: haze
la tierra una punta, que se
llamó cabo Blan-
co, desde el qual corre la
costa al nordeste.
Junto a el se halló un rio
mui caudaloso y
hondable, por arias
orillas avia grandes fres-
nos, zauces, naras, y
muchos robles de
España. Quisieron entrar
dentro, y no die-
ron lugar las grandes
corrientes, y viendose
en mas altura de la que la
instruicion man-
daba, dieron la buelta azia
el puerto de
Acapulco, que estas
instruiciones llamo yo
destruiciones en semejantes
oraciones, si no
{f. 33}
33
que hagan lo que la ocasión y
tiempo les die
ren lugar, y vieren
conviene, tomando entre
ellos consejo de lo
importante.
Dizen que este rio
va a dar a la gran
ciudad de Quivira, que es
la ciudad que los
estrangeros dieron noticia a
S[u] M[agestad]quando
con fuerza de tiempo
atravesaron el estrecho
de Anian, por lo qual relacion
mando S[u] M[agesdtad]
se hiziese este
descubrim[ien]to.
El General Sebastian
Vizcaino llegado de
buelta a la California, no
aguardó alli el so-
corro como avia
determinado, porque ape-
nas tenia marineros para
marear las velas,
por que fuera de los muchos,
que se avian mu-
erto, los demas estaban
todos enfermos, y assi-
se vino a la costa desta
Nueva España, por ver
si acaso los aires de ella,
daban salud a los
enfermos, como succedio,
que assi como lle-
garon al puerto de
Mazatlan todos cobra-
ron salud, y como en aquella
ocasión le vino
el gobierno del Piru al
Conde de MonteRei
ni embio el socorro, ni se
ha tratado mas
desta jornada, y assi todo
ha quedado en silencio.
En confirmazion
desta gran ciudad de
Quivira hace tambien una
relazion que le
dieron a Rodrigo del Rio
Governador que fue
de la Nueva Galicia la
qual dize assi. Estando
pescando vacallao en
Tterranova dos naos de
españoles les dio tan gran
temporal, que los
embió por el estrecho de Anian,
y corriendo
su fluctuacion, la una a
pesar suio embocó
{f. 34}
34
por un caudaloso rio, que
en el mismo estrecho es-
taba azia la parte del sur.
Esta llegó a la vista de
una, y mui populosa ciudad,
cercada con puer-
tas, y muralla, saltaron en
tierra ocho mari-
neros con sus arcabuzes, y
llegados cerca de la
ciud[a]d no les consintieron
entrar dentro, aunq[u]e
los recivieron de paz, mas
cerca de la ciudad,
poco mas de un tiro de
arcabuz, estaba una
fuente de linda agua, y
alli junto una cassilla;
dixeron a los españoles, se
metiesen alli, y que
descansasen, y asi lo
hizieron, a donde fueron
tres dias mui regalados de
gallinas, tortillas
de maiz, frutas diferentes,
y castañas, y otras
muchas cosas; al cabo de los
quales quiso el Rey
ver aquellos estrangeros
como a cosa jamas
vista. Salio tanto gentio,
que llenaron aquellos
campos, y a lo ultimo
trahian al Rey cargado
en unas andas de un metal
amarillo, y el Rey
con su corona vestido de
pieles de animales,
y en llegando a trecho, que
el pudiesse ver, y
juzgar las facciones, y
talle de los españoles, pa-
raron las andas, aunque no
en el suelo, sino
cargadas como las trahian, y
dixeron a los
españoles saliesen de la
posada, para que los viese
el Rey, y queriendo ellos
llegarse a las andas,
donde estaba el Rey para
saludarle, les hizi-
eron señas, que no llegasen,
sino que se para-
sen en pie; asi lo hizieron,
a los quales estuvo
el Rey mirando con grande
atencion, y
a cavo de un rato los
hizieron señas se vol-
viesen a entrar en su
alojam[ien]to, y luego se volvio
{f. 35} 35
el rey a la ciudad;
continuando el regalarles,
como avian hecho s[iem]pre.
Los españoles perdieron
el miedo, y como las /…/ mugeres
iban
por agua a esta fuente, uno
de loseEspañoles qui-
so por fuerza meter una muger
alla dentro,
ella se fue a quexar a la
ciudad, y luego vini
eron muchos yndios a
dezirles a los españo-
les se fuesen luego, y si no
los matarian, y assi
se fueron luego. Llegados a
bordo contaron a los
demas camaradas lo que les
avia sucedido. So-
bre a ver {suf}rido estas
naos gran naufragio
llegaron tanto los hielos, y
crueles frios, que
se elaron los mas de ellos,
otros enfermaron
de manera, que casi todos
perecieron, los que
escaparon, viendo eran
pocos, para ir a Espa-
ña arrivaron a la Florida,
a donde el mas
curioso, por dar aviso
destas cosas, se embarcó
en una fragata, que venia a
esta N[uev]a Espa[ñ]a
llegando al puerto de S[an]
Juan de Ulua le dio
el mal de la muerte, y
conociendo eran
cumplidos sus dias, llamó al
hermano ma-
ior del hospital, y le hizo
escribir esta relac[io]n
porque se supiese una cosa
como esta, digna
de ser vista; murio el
hombre, y embiaron
esta relación a Rodrigo del
Rio.
Segun las señas
tengo por cosa cierta que N.B.
esta ciudad es la misma,
que vió, y descubrió
Anian el que dio aviso a S[u]
M[agestad], y que es la mis-
ma que vieron por tierra los
treinta hombr[e]s
que embio Fran[cis]co
Vasquez Coronado desde
los llanos de Cibola.
Y aunque algunos
curiosos han dado noticia
{f. 36}
36
a S[u] M[agestad] destas
cosas no han advertido en dezir
el como, y por donde es facil
este descubrim[ien]to por
que la experiencia /…/ nos
enseña cosas nuev[a]s,
y s[iem]pre se va sabiendo
mas desta tierra, y assi
digo, que este
descubrim[ien]to por el puerto d[e] Aca
pulco, es trabajar en vano,
por las causas ya
dichas de vientos contrarios,
y para descu-
brir lo que falta de la
California, no se ha de
entrar en ella con nao de
gran porte, porqu[e]
tiene a medio del golfo
muchos bancos y
arrecifes, y van con mucho
riesgo de perderse: lo
importante es, que en
Cinaloa se fabriquen qua-
tro barcos luengos con sus
cubiertas, que es co-
sa facil, porque se
aprovechan de remo, y vela,
y son manuales para entrar
en todas las
ensenadas, y ver lo que ay,
y si corre tormen
ta, en qualquier rincon se
abrigan, y favorecen.
En lo que toca al
descubrim[ien]to de la gran ciud[a]d
de Quivira, se ha de
descubrir por una de dos par-
tes, por tierra firme del
Nuevo Mexico, o sali-
endo de la Florida dos
caravelas, que emboquen
por el estrecho de Anian. No
digo salgan sol-
dados de la Florida por
tierra, aunque es toda
firme con esta, como pondré
al cabo, contra
los incredulos, que afirman
lo contrario, por
que es pantanosa, y dista
mucho desta ciudad
por la quenta, y assi se ha
de entrar por tier-
ra ha de ser por el Nuevo
Mex[i]co, y si por mar
por la costa del Labrador,
que esta en 50 g[rado]s y no
por Acapulco, que es
imposible el descubrirse por
alli. Y de que esto se
descubra resaltaran dos
cosas La una el bien de las
almas la otra el
{f. 37}
37
augmento de la corona real,
y que S[u] M[agestad] goze
tantas riquezas como dizen,
que alli ay, pues
como tan chistianissimo las
emplea tan bien
sustentando estas doctrinas.
Entrada de
D[o]n Juan de Oñate
a el
Nuevo Mexico.
Salio D[o]n Juan de Oñate
desta ciudad de Mex[i]co
año 1596. Llevo en su
compañía diez reli-
giosos de mi P[adr]e S[an]
Fran[cis]co hombres de gran espi-
ritu, y letras llamados
F[ray] Alonso Martines
Comiss[ionad]o desta jornada,
F[ray] Fran[cis]co de S[an] Miguel,
F[ray] Fran[cis]co de Zamora,
F[ray] Juan de Rosas, F[ray] Alonso
de Lugo, F[ray] Andres
Corchado, F[ray] Juan Claros, F[ray]
Christobal de Salazar
Sacerdotes, y F[ray] Juan de S[an] Buena
Ventura, y F[ray] Pedro de
Vergara Relig[ioso]s Legos.
Sacó D[on] Juan de
Oñate desta N[uev]a Esp[añ]a para es
ta jornada mas de
setezientos hombres, la flor
de la soldadesca de
chichimecas, y otras person[a]s
de quenta, mas como en
semejantes ocasiones
no faltan embidiosos, y
hombres mal inten-
cionados, procuraron pertubar
esta jornada,
de que resultó gran
molestia, y menoscabos a
la haz[ien]da deste
caballero, y gran daño a aquella
tierra, pues como la tardanza
de la visita, que
le hizieron aguardar tres
meses en el casco, se
volvieron mas de doscientos
hombres, y much[o]s
de ellos casados, porque con
tan gran tardanza
se destruieron, y comieron
sus haz[ien]das, y assi se
quedaron. Dexadas largas
historias, que no
hazen a mi intento, digo, que
entró en aquella
tierra D[o]n Juan de Oñate
con mas de quatroz[ien]tos
hombres, los ciento, y
treinta casados con sus fa-
milias, caminadas
quatrocientas leguas via
{f. 38}
38
recta al norte por el polo a
{recto} en altura de 39
g[rado]s y medio. Llegaron a
el valle de los yndios Te-
guas, que esta en poblados
en las orillas del rio,
a quien los españoles
llaman del norte, por
que trahe sus corrientes de
asia alla. Plantó
su real entre este rio, y
el de Zama en parte
mui a su proposito, y porque
algunos homb[re]s
mal intencionados, han puesto
doló, y ma-
cula, solo por dezir mal,
en la poblazion que
hizo D[o]n Juan de Oñate,
diziendo es tierra
mala, y pobre, los tales son
hombres que ha-
ciendo fuga, se han salido
huiendo, y pre-
guntandoles la causa de la
salida, por no con-
fesar sus delictos publican
estas cosas infa-
mando la tierra; Y
contradiciendo a los ta-
les digo ser mui importante
la di[c]ha poblaz[i]on
y de mui gran momento, y
utilidad a toda
la tierra, cada y quando que
se poblare lo
demas. Porque como su
intención de D[o]n Ju-
an de Oñate fue hazer
entradas, y explorar
la tierra, no pudo hallar
parte mas acom-
modada, que el sitio de
dicho, por ser el come-
dio, y que por la parte del
poniente tiene la Ca-
lifornia doscientas leguas
como se ha visto ya
200.
y por la parte del oriente
la Florida, como
trescientas Leguas por el
aire, que no las he-
300.
mos de regular por las que
anduvo Orantes,
Cabeza de Baca, ni
Hernando de Soto, pues
todos anduvieron perdidos
andando, y des-
andando, yo no cuento sino
diametralm[en]te,
y por la parte del norte
como cien leguas
100.
tiene el brazo del mar,
que se llama rio de
S[a]n Lorenzo, embarcaz[io]n
facil pa[ra] España, pues
{f. 39}
39
como abaxo pondré, sale este
rio a la tierra del La-
brador frontero de Terranova
a donde todos los
años se viene a pescar
vacallao, y assi a esta causa
es el mejor puerto, que se
pudo elegir, y los Yndios
de aquí se dieron de paz.
Todas las prov[inci]as es
gente afable poblada, y les
socorrieron a los espa-
ñoles con sus bastimentos,
y les mataron la ham-
bre, y les aiudaron a
hazerlas casas, y a todo lo
demas, y desde luego dieron
el vasallage a S[u] M[agestad]
quanto a la calidad de la tierra
es fria, y sana;
el temple de España.
Pruebase la sanidad de ella
pues llegan a vivir los
yndios a mas de cien años,
como yo los he visto,
tierra fertil, de lindas aguas
cristalinas: cria mucho
ganado maior, y menor
y sino fuera por la codicia
de los governadores,
que todo lo han sacado a
vender, ya cubrieran
todos los campos. Cogese
mucho bastim[en]to de trigo,
y maiz, y todo genero de
legumbres, y en quanto
a dezir que es pobre,
respondo, que no se ha des-
cubierto en el mundo tierra
de mas minas que
el Nuevo Mex[i]co, de toda
ley, buenas y malas. Ay
minas en la sierra del
Socorro, en las salinas, en
la sierra de Puarai, en
Tunque, en el Tuerto, en
la cienega en S[a]n Marcos,
en Galisteo, en los Pecos,
en los Picuries: en este
pueblo ay minas de granates Grana
en Zama, en todas las sierras
de los Hemex; no tes.
no hay otra cosa sino minas.
A donde yo describi mu-
chas, y registre por S[u]
M[agestad] de las quales saque diez
y ocho arrobas de metal
quando vine, y las re-
parti por todos los reales
de minas por donde pa-
sé, para que todos viesen los
metales del Nuevo
Mexico, antes todas son
minas, y no ay rincon
que no las tenga. Los
españoles que allá estan son
{f. 40}
40
los pobres de caudal para
beneficiarlas, y de menos
animo, y enemigos de todo
genero de trabajo, pues
en la tierra hemos visto
plata, cobre, plomo, pie-
dra iman, alcaparrosa,
alumbre, azufre, y mi-
nas de chalchihuites, que
los yndios benefician
desde su gentilidad, que
para ellos son diamantes
y piedras preciosas. De todo
esto se rien los españo-
les que alla estan, como
tengan buena cosecha de
Nota
tabaco para chupar, estan
mui contentos, y no
quieren mas riquezas, que
parece han hecho vo-
to de pobreza, que es
mucho para ser españoles,
pues por codicia, de plata
y oro, entraron en el
mismo ynfierno a sacarla.
Pruebo esta verdad,
porque nadie dude si es asi
su poco animo, y digo que
avra nueve años que
entraron en aquella tierra
a buscar minas,
tres flamencos vezinos desta
ciudad de Mexico,
llamados Juan Fresco, Juan
Descalzo, y Rodrigo
Lorenzo, hombres mui
honrrados, de toda verd[a]d,
y buen exemplo: hallaron
muchas minas,
hizieron muchas ensaies,
sacaron plata como
todos lo vimos, vinieron a
esta N[uev]a España, com
praron herramientas, y
demas adherentes,
llevaron minero, y
afinador, volvieron segunda
vez, el dia que llegó la
nueva ala villa de los españo-
les como volvian los
d[ic]hos flamencos a beneficiar
minas, aquella misma noche
pegaron fuego a el
yngenio en que se avian de
beneficiar los meta-
les, el qual estaba hecho
desde que D[o]ln Pedro de
Peralta fue Governador, por
que fue inclinado
a esto, y con sus pleitos
todo calmó. Con esto se ve
su depravada intencion, y
que les pesa, ya que
ellos son enemigos de
plata, de que otros la saquen
{f. 41}
41
Los
yndios de aquellas provincias son poblados,
casas grandes, quiero
dezir, de muchos aposentos,
y de muchos altos: el
vestido mantas de algodón,
que se dá mucho en la
tierra; pintan estas man-
tas. Tambien usan de cueros
de cibola, y de
lobo, y mantas de pluma,
para lo qual crian mu-
chas gallinas de la
tierra: no hay diferencia en las
ropas, del hombre a la
muger, todos andan cal-
zados por el frio. El
sustento maiz, frixol, ca-
labazas, yervas, de que
antes, que entren los frios,
todo se previenen para su
año. Carne de vena-
do, liebres, conejos,
gallinas montesas, codornizes,
perdizes; tambien matan
para comer; osos,
que ay muchos, y mucho
pescado: bagre, sollo,
trucha, y matalote es lo
mas general en todo el
rio del norte, de manera,
que no mueren de
hambre. Una cosa ay que
alabar a estas nacio-
nes, y es que no son
borrachos, ni tienen brebage,
sino es agua del rio.
Acuden bien a las cosas de la
yglesia, y obedecen al
religiosos, que las doctrina;
con esto esta dicho todo
lo que ay en el Nuevo
Mexico. Despues de aver
puesto las cosas en orden,
y dado vista el adelantado
D[o]n Juan de Oñate a
todas las naciones
pobladas, y circunvezinas, tra-
tó de hazer entradas la
tierra adentro: de las
que tuvieron efecto trataré
aquí.
Jornada de
D[o]n Juan de Oñate a la
gran
ciuadad de Quivira.
Salió el adelantado D[o]n
Juan de Oñate de la
villa del Nuevo Mex[i]co a
descubrir la gran ciud[a]d
de Quivira el año de 1599:
Llevó en esta jornada
al P[adr]e F[ray] Fran[cis]co
de Velasco, que a la sazon era comiss[iona]do
{f. 42}
42
de aquellas provincias
hombre mui docto, y varon
apostolico, y por su
compañero un religioso lego
llamado F[ray] Pedro de
Vergara y ochenta soldados.
Llevaba por guia un yndio
mexicano llamado
Jusepe él que {ya avia}
entrado la tierra adentro en
compañía de Umaña, el qual
yndio con otros
dos mexicanos se huieron
despues de aver Uma-
ña quitado la vida del
Capitan Leiba, portugues
de nacion, hombre mui
valiente. Los dos com-
pañeros de Jusepe los avian
ya muerto los yn-
dios la tierra adentro, el
escapó como pudo. Ulti-
mam[en]te D[o]n Juan de Oñate
hallo este yndio en el
Nuevo Mexico en el pueblo
de los yndios Picuries
y guio al d[ic]ho D[o]n Juan
de Oñate, por la parte, y
camino, que el avia
entrado, que era por los lla-
nos de Cibola, donde
nadie puede morir de
hambre, por el innumerable
ganado, que ay
de Cibola: son llanos tan
estendidos que nadie
les ha visto el fin, y
remate. Caminaron al
lesnordeste, vieron grandes
dehesas, bellos cam-
pos, muchas aguas, tierra
fertil, para labo-
rios, buen temple, despues
fueron subiendo azia
el nordeste: anduvieron por
su quenta dos-
cientas leguas en estas
subidas y baxadas, que
no via recta. Llegaron a la
tierra de promission
en fertilidad, donde los
campos producen suio
ubas.
sin beneficio alguno ubas,
ciruelas en gran
abundancia, y otras muchas
frutas. Por estos
llanos, aunque ay yndios,
no son poblados, tie
nen unas chozuelas de paja a
estos llamamos
los baqueros, porque se
sustenta con este ga-
nado no siembran ni cogen
bastimentos.
{f. 43}
43
hazen corambre y llevan a
vender a lo poblado
y con ella rescatan harina
de maiz, y assi se sus-
tentan. Encontraronse los
españoles con los yndios
Excanxaques, que iban a
pelear con sus enemi-
gos los Quiviras, serian
numero de hasta cinco
mil, y pensando que los
españoles iban a lo
propio se les llegaron, y los
iban siguiendo , y ha-
cian noche un quarto de
legua de los españoles.
Llegados los españoles al
primer poblado de los
Quiviras los Excanxaques
enemigos comenza-
ron a hazer mucho daño a el
poblado, unos
pegando fuego, otros
apoderandose d[e] las casas
el P[adr]e F[ray] Fran[cis]co
de Velasco como tan christiano y
piadoso, movido de compassion
por el daño que
hazian aquellos yndios, rogo
al adelantado les
fuessen a la mano en tanto
daño: desto se pica-
ron los yndios, y se
volvieron contra los espa-
ñoles, por su mal, pues de
ellos murieron al
pie de mil, y de los
españoles no peligro nin-
guno, aunque salieron muchos
heridos. En este
parage dizen mataron a Umaña
y sus com-
pañeros a la buelta, que se
volvian cargados
de oro. Aqui se hallo rastro desto,
pues se hallaron
algunas cosas de hierro,
unas botas, y los huesos
de los cavallos: el o[rd]en
que tuvieron para ma-
tarlos, fue pegar fuego al
campo estando ellos
descansando, no se escapo mas
de un mucha-
cho español llamado Alonso
Sanchez, y una
mulata medio quemada la qual
quando se
hizo esta Jornada era /…/ y
dizen estaba tres
jornadas deste pueblo: el
di[ch]o Alonso, pocos años
ha de que me dixeron los
yndios era vivo y que
{f. 44}
44
por su mucha valentia era
capitan y mui temi-
do de los yndios: tambien
supieron como cerca
de alli estaban siete
cerrillos en un llano de adon-
de los yndios Aixaos sacan el
oro que benefician
no se hizo diligencia por
nada desto.
Tambien dizen como
los Quiviras avian embi-
ado un embaxador a recivir
los españoles, y co
molos vieron acompañados de
sus enemigos, te-
mieron; el embaxador no se
atrevio a pasar el
rio, que los dividia de los
españoles, mas el ade-
lantado mandó a unos
soldados le procurasen
coger las espaldas, como lo
hizieron, y echaron
grillos, era yndio de
suerte. Mas los yndios tu-
vieron mas astucia, pues
dando rebato falso,
mientras los españoles
cuidaban de las armas,
cuidaron ellos de llevar
cargado el preso con gril-
los como estaba. Y pareciendo
aquella tierra mui
poblada según demostraban
los innumera-
bles humos, mando el
adelantado entrassen
unos soldados la tierra
adentro; caminaron
todo un dia, y vinieron a
dezir como no da-
ban fin a la poblaz[io]n y
los yndios avian dicho era
mui grande, y que mas azia
el norte avia otras
maiores. Dizen tambien que
si quando los yn]dios
colgaron la ropa en los
arboles para pelear les mi-
raran la ropa, les hallaran
los hierros de las lan-
/…/sas con que pelean de
oro, y las escudillas de oro
con que beben. Nada desto se
vido.
Estos Aixaos
tienen mucho oro, y lo benefician,
al qual llaman cixao,
mas para prueba de
que ay mucho oro, y que lo
estiman, y benefi-
cian, no quiero mas testigo
que lo que todos
{f. 45}
45
vieron en esta ciudad de
Mex[i]co y en la corte, y es
que en la refriega dicha con
los Excanxaques
sacó el adelantado dos
yndios Aixaos de naz[ion]
el uno era pequeñuelo el
otro era mozeton: es-
tos dos, por aver sido la
guerra dia de San
Miguel, quando los
baptizaron, les pusieron
el nombre del dia. Pues este
yndio Miguel ha-
cia el buitron en que se
beneficia el oro, con
tanto primor que se
admiraban los que eran
desta facultad, y no conocia
ningun metal, sino
era oro, porque decia: en mi
tierra no ay otra
cosa sino es esto, y asi no
conozco lo demas;
los plateros de Mex[i]co no
le pudieron engañar
con cosas sobre doradas, y
cosas de alquimia,
y otros metales. Llevaron
este yndio a España
para que lo viese la
Mag[esta]d Catholica Philipo
3°. Los plateros de la corte
le pretendieron en-
gañar con una ensalada de
todo genero de
metales picados, y no
pudieron, porque luego
conocia lo que era oro puro.
En casa d[e]l Duque
del Ynfantado está una
mapa, que el d[ic]ho Mig[ue]l
hizo, de todos aquellos
reinos, y prov[inci]as de la na-
cion , y las circunvezinas
de ellas con tan gran
primor, como podia un
cosmografo: testigo
que la vio el P[adre] F[ray]
Fran[cis]co de Velasco, que basta.
Dio el d[ic]ho Miguel en la
corte tanta noticia de la
Magestad, y Señorio de su
Rey, y de la gran
riquesa de oro, que allá ay,
que conociendo
S[u] M[agestad] el yndio no
mentia, mando se aprestasen
mil hombres a este
descubrim[ien]to. El cavallero
que avia llevado el yndio a
España por hazer
{f. 46}
46
hacia servicio a S[u]
M[agestad] dixo queria poner a su cos-
ta la mitad, que eran
quinientos soldados: pare-
ciole mui bien al Rey el
ofrecimiento, escriviole
al Virrei, que en enterando
este cavallero, y
cumpliendo con lo
prometido, se hizieron otros
quinientos hombres a su
costa. Como no cumplio,
por que no pudo, tampoco el
Rey, y assi se ha que-
dado esta jornada, hasta
que Dios mueva el coraz[o]n
de algun rico, que quiera
gastar para dexar
memoria.
Y volviendo a
proseguir con mi jornada, digo
que vueltos los españoles
azia el Nuevo Mexico, por
el mismo camino que avian
ido, los Quiviras
del dicho poblado, que de
miedo {se}avian ausentado, y des-
amparado sus casas,
tambien se volvieron a ellas, y
viendo la gran matanza en
sus enemigos, conoci-
eron dos cosas, la una, que
el daño de su pueblo no lo
avián hecho los españoles,
sino sus enemigos la
otra, que los españoles
eran mui valientes, y bue-
nos para amigos, y assi
corrio esta voz de su gran
valor por toda la tierra
adentro, y deseando su
amistad, y conmunicazion,
embiaron de la Qui-
vira un embajador, yndio
de gran suerte y gra-
vedad, trahia seiscientos
criados de arco, y flecha,
que le servian. Los yndios
circunvezinos, viendo la
tropa, que venia,
publicaron, que venian para
acabar con todos los
españoles, y aun dixeron
que el numero de gente era
mucho, despues se
vido lo contrario, mas en
el interin sabe Dios
como estaban los corazones
de los españoles:a Al-
fin llegó, y dio su
embaxada, combidando a los
españoles con su amistad,
y tierras, para que
{f. 47}
47
les aiudasen a pelear
contra sus enemigos los Aixaos
que son los que posehen el
oro. El adelantado, no se
halló con fuerzas, para ir
alla, porque mientras
el andaba en esta jornada,
se le avian [hu]ido mu-
chos soldados de los que
avia dexado en la villa
para conservar aquel puesto.
Las platicas di-
chos, y respuestas todas
fueron por lengua de
apaches, que la entendian
ellos mui bien. Dio
muchas noticias de su tierra,
del señorio de
su Rey, y del mucho oro,
que alla ay. D[o]n Juan
de Oñate, para satisfacerse
de lo que el embaxa-
dor decia, y para ver si
era verdad, que cono-
cian el oro, derritio una
cadena de oro, y una
plancha de plomo, otra de
cobre, otra de plata,
azojar, /.../ laton,
hierro, todos estos metales jun-
tos, llamó el embaxador, y
demas yndios,
aunque no todos juntos,
sino en tropas en
varias vezes, y
preguntandoles, que de qual ge-
nero de aquellos avia en su
tierra, todos se in-
clinaron al oro, y
dixeron, que de aquello era
lo que avia, y que lo
demas no lo conocian, y los
que de repente no lo
conocian, tomaban el oro
en la mano, y lo olian, y
por el olor lo conozian
luego, y assi no huvo
yndio, que dexara de co-
nozerlo, y decian que su
Rey tenia mucho. Pre-
guntandoles el adelantado,
que si avia tanto oro
como decian, que como
ninguno de ellos llebaba
siquiera un grano;
respondio el embaxador q[u]e
su Rey tenia puestas grandes
penas al que lo sa-
ca fuera de su reino, y al
que quebranta este mandam[ien]to
luego lo empalan, mas que si
supieran ellos que
{f. 48}
48
los españoles lo estimaban,
que traheran alguno.
Este embaxador dixo,
que los españoles avian
rodeado mucho por el camino,
que fueron, que
si salieran derechos al
norte llegaron en breve;
de suerte que según lo que
dixeron, se ha de ir por
los Taos, y por tierras del
Capitan Quenia por
aquellos llanos.
Prosiguiendo con su
embaxada, y viendo que
el adelantado no se hallaba
en disposicion de ir
allá, le dixo, que le diese
doze soldados que el
iria con esto mui contento:
dixo el adelanta-
do, que no podia. Vino a
dezir el embaxador,
que como avia de volver
delante de su Rei,
con tan mla embaxada, que
le diese siquie-
ra seis soldados, que con
estos iria mui con-
tento: prometioselos el
adelantado, y los nom-
bró, y mandó hazer
matalotage, y prevenir
armas y cavallos. Con esto
partio el embaja-
dor mui contento a dar la
nueva, dexando
dos guias que los llevassen
por camino dere-
cho. Mas despues de averse
ido el embajador,
mudaron de intento, y no
fueron estos soldados,
que si fueran, ya
estuviera visto el desenga-
ño, y se huviera salido
desta duda, si es, o no es;
Aqui se perdió una mui
grande ocasión, y po-
demos dezir, que tarde se
cobra la ocasión perdida.
Jornada de D[on]
Juan de Oñate
a la
California por tierra.
Año de 1604 a 7 dias del
mes de octubre salio D[o]n
Juan de Oñate de la villa
de S[a]n Gabriel, a descu-
brir la mar del sur: Llevó
en su compañía
{f. 49}
49
al P[adre] F[ray]
Fran[cis]co de Escobar Comiss[ionad]o, que entonzes
era de aquellas Prov[inci]as,
y un Religioso Lego, llama-
do F[ray] de Juan de S[an]
Buenaventura, Varones Aposto-
licos, y el P[adr]e
Comiss[io]n era hombre mui docto, y
tuvo don de lenguas, Pues
todas las deprendia
con gran facilidad. Llevó
en esta jornada tre-
inta soldados, los mas de
ellos visoños, y no lle-
varon mas de catorze pares
de armas de
Cavallo: Caminadas azia el
poniente sesenta
Leguas, llegaron a la
prov[inci]a de Zuñi, que está en Zuñi
unos llanos mas poblados de
liebres, y conejos,
que de yndios. Son seis
pueblos, en todos ellos no
ay mas de trescientas casas
de terrado, de
muchos altos, como las de
el nuevo Mexico,
El pueblo maior, y cabeza
de todos ellos, es el
pueblo de Cibola, que en su
lengua se llama
Hauico{Tlauico}, tiene
ciento, y diez casas: el sustento
como el g[ene]ral de la
tierra toda, maiz, frixol,
calabazas, carne de
monteria; vistense de
mantas de iztli texidas de
cordoncillo no tie-
nen estos yndios algodón.
Partieron deste pue-
blo, y a 20 leg[ua]s
andadas, entre el norueste, y po-
niente, llegaron a la
prov[inci]a de Mooqui, son cin- Mooqui
co pueblos y en todas 450
casas, el mismo modo
y casas, mantas de algodón.
En la prov[inci]a
de Zuñi, ay minas de plata, sobre
azul tan fino, que es con
que ellos pintan, y lle-
van a vender a lo poblado
del Nuevo Mexico,
yo taxe unas piedras para
enseñar, y me
dixeron los pintores era el
mejor azul del
mundo, y que en esta ciudad,
valia la libra de
aquello a doze pesos, y
que no se hallaba una li-
{f. 50}
50
bra. Tambien el verde del
Nuevo Mex[i]co en parti-
cular el de los Hemex es
finissimo en pan, y de
estos dos generos se puede
hazer cargazon pa-
ra traher acá.
Salieron de Mooqui, y
a diez leguas azia
el pon[ien]te llegaron al
rio colorado: Llamaronle
assi, porque es el agua
casi colorada: corre este
rio sueste norueste, despues
dá buelta al po-
niente, y dizen entra en la
California: desde
aqui hasta donde desemboca
en la mar, ay
mas de cien leguas de
pinales. Desde este rio
caminaron al pon[ien]te
atravesando una serra-
nia de Pinales, que tenia
ocho leguas de tra-
vesia, por cuias faldas,
por la parte del sur
corre el rio de S[an]
Antonio dista 17 leguas
des de S[an] Joseph, que es
el colorado, corre norte
sur, por sierras agrias,
y peñas altissimas,
es de poca agua, tiene mucho
pescado, y bueno.
Desde este rio es tierra
templada. Cinco leguas
adelante azia el pon[ien]te
está el rio del Sacra-
mento, es de tanta agua como
el de S[an] Antonio,
de tanto pescado, y tan
bueno. Tiene su naci-
m[ien]to onze leguas mas
arriva azia el ponien-
te, corre norueste, sueste,
por las faldas de
unas mui altas sierras,
donde los españoles
sacaron mui buenos metales,
y ai muchas
minas. Hasta llegar a este
parage no avian
hallado los españoles cosa
que les contentase.
Es mui acomodado para la
vivienda de espa-
ñoles. es parte, que se
puede hazer Ingenios,
ay tierras para laborios,
bellos campos, y
pastos para ganados y
muchas aguas. En esta
{f. 51}
51
sierra tienen sus moradas
los yndios cruzados, Cruza
son rancheados, las casas
de paxa, no siembran dos
bastimento, sustentanse con
la caza que matan,
venados, y carneros
monteses, que ay muchos,
con las pieles se cubren
las carnes ellos, y ellas,
todos andan calzados,
chicos, y grandes: tam-
bien tienen para su
sustento mezcalli, que es
conserva de raiz de maguei.
Llaman a estos
yndios los cruzados por
unas cruzes, que todos
chicos, y grandes se atan
del copete, que les viene a
caer en la frente, y es
to hazen quando ven
españoles: el origen deste
misterio no se supo
entonzes. Despues a aca] se Nota
ha sabido como muchos años
ha, que anduvo
por aquella tierra un
religioso de mi P[adr]e S[a]n Fran[cis]co
el qual les dixo, que si en
algun t[iem]po viesen
hombres barbados y blancos,
que para que
no les ofendiesen, ni
hiziesen mal, se pusiesen
aquellas cruzes que es como
a quien ellos esti-
man tomaronlo tan de
memoria, que no
se les ha olvidado. Son bien
agestados, y nobles,
ellas hermosas, de lindos
ojos, y amorosas.
Estos yndios dixeron como
la mar estaba de
alli veinte jornadas, de las
que ellos caminan,
que se regulan de a cinco
leguas. Hase de adver-
tir, que no se les cogio
en mentira a ning[un]a Nota
naz[io]n destas. Tambien
dixeron como dos jorna-
das de alli, estaba un rio
de poco agua, por
donde ellos iban a otro
mui grande, que entra
en la mar, en cuias orillas
avia una nacion,
que se llama Amacaua, y
luego adelante otras
muchas naciones que
siembran, y cogen ma-
iz, frixol, calabazas.
Partieron del rio del
{f. 52}
52
Sacramento caminando entre
el pon[ien]te, y sudo-
este quinze leguas,
hallando a cada paso buenos
aguages: llegaron al rio de
poco agua, llamase
de S[an] Andres; desde aquí
es tierra caliente, avia
mucha pitahaia, y arboles
diferentes, cami-
naron por el 20 leguas, y
llegaron al rio
grande, que buscaban, por
la noticia que los
yndios avian dado: llamas{e}
rio de Buena
Esperanza, y en la mar le llaman rio del
N. 3.
Tizon: es de tanta agua como Duero, y tan
manso como Guadalquivir: corre noru-
este, sueste, luego haze una
boca angosta
por entre sierras altas,
que lo atraviesan,
y pasada esta angostura,
corre nordeste
sudoeste, llevando por uno,
y otro lado sierras
altissimas, que corren de la
misma mane-
ra, haziendo por la orilla
una ancha vega.
Otro dia despues de
aver llegado embio el
adelantado el Cap[ita]n
Geronimo Marquez
con quatro soldados el rio
arriva a descubrir
esta nacion de los yndios
Amacauas, y en
breve rato traxo dos yndios,
a los quales re-
galo el adelantado, y los
embio, para que lla-
masen a los demas: ellos
dixeron que si ha-
rian, y que traherian de
comer: el dia sig[uien]te
viendo el adelantado
tardaban los yndios, man-
dó se preparassen luego
doze soldados, para ir
por bastimento a la
poblaz[io]n, mas antes que
los soldados fuessen,
llegaron mas de 140 yn-
dios, cargados de maiz,
frixoles, y calabazas,
y luego se levantó en pie un
yndio, que se lla-
maba Curraca, que en
su lengua quiere dezir
{f. 53}
53
señor, y hizo un largo
parlam[en]to dando a entender
a lo que se presumió que se
holgaba aver visto
los españoles y que queria
su amistad.
Aquí fue la primera
noticia, que tuvieron
de la laguna de Copalla
donde se presume que sa- Copalla.
lieron los mexicanos, que
poblaron esta Nueva
España. Pintaron esta
laguna en tierra, y todas
sus orillas mui pobladas, y
dixo un yndio mui
claro Copalla, y el
Capitan Geronimo Marquez,
me dixo, como oyendo
aquellos yndios hablar
a un yndio mexicano criado
de un soldado, pre-
guntó uno de ellos: este de
donde es? es acaso de
Copalla? por que assi
hablan los de allá. Y mas
dixeron estos yndios, que
los de aquella laguna,
trahián brazaletes de oro en
las muñecas de
los brazos, en los molledos,
y orejas, y que esta-
ban catorze jornadas de
alli, de las que ellos
caminan. Señalaron esta
laguna entre el
poniente y norueste:
tambien dixeron los
yndios, como podian los
españoles caminar
por esta vega hasta la mar,
y que avia diez jor-
nadas de las que ellos
caminan, y que todo era
poblado. Puedese navegar
mui bien por este
rio. Salieron de aquí, y
caminaron cinco
leguas sin ver yndios, por
que era la serra-
nia mui agria, y angosto, y
estrecho el Cami-
no, pero pasada esta
angostura, haze una an-
cha vega, y mui poblada;
aquí salieron a re
civir a los españoles con
bastim[en]tos, otros tan-
tos yndios, como en la
rancheria de atrás:
es una misma nacion:
Preguntandoles por
la mar, dixeron que por el
rio abaxo avia
nueve jorndas, mas que si
pasaban el rio
{f. 54}
54
no avia mas que quatro, el
qual rio llevaban por
la parte del norte, y ellos
iban caminando al
norueste. No le parecio al
adelantado ser cosa
acertada dexar de seguir el
rio abajo, como
lo hizo, caminando por sus
vegas, viendo s[iem]pre
muchos yndios: a todos
preguntaba por la
mar, que ya sabian se
llamaba Hacilla{Tlacilla}, y to-
dos respondian señalando
desde el pon[ien]te, noru-
este, norte, nordeste, a
éste, y decian que assi da-
ba buelta la mar, y bien
cerca, pues decian si
pasaban de la otra parte del
rio, estaba quatro
jornadas no mas, y que aquel
golfo de la Cali-
fornia, no es cerrado,
sino brazo de mar, que
corresponde a la mar del
norte, y costa de la
Florida. Todos los yndios
deste rio, son dispuestos
bien agestados, y ellas
hermosas, mas blancas
que las de esta Nueva
España, con ser gentes,
que ellos andan en carnes,
y ellas en cueros, solo
trahen ellas cubiertas las
partes de la puridad;
siempre que los yndios
caminan llevan un ti-
zon encendido en la mano, por
lo qual creo se
debe llamar el rio del
Tizon: Assi lo afirmo un
soldado en esta jornada, el
qual avia ido con
Sebastian Vizcaino a la
California, y dixo que
iba en demanda del rio
tizon, y creo que
si llegara a el, no se
volviera como se volvió,
por faltarle bastim[en]to
pues [aquí] ay mucho.
Pasada esta nacion
de Amacaua, de la qual
ni de las demas no vieron
mas de los que estaba
en el camino, llegaron a la
nacion de los de
Bahacecha, casi es la misma lengua, son
amigos, y se comunican unos
con otros: las vi-
viendas de todos los de este
rio son unas casas
{f. 55}
55
baxas de madera, y
cubiertas con tierra. El prin-
cipal desta nacion se llama Cahota,
este salió
con mucho acompaña[mien]to
al camino a recivir
los españoles, y a rogarles
no pasasen aquel
dia adelante, sino que
hiziessen noche en su
pueblo, y assi se hizo por
darle gusto. Este yndio,
y los suios dieron noticia
de muchas cosas, y
secretos de la tierra.
Preguntaronle por la
laguna de Copalla
y dixo lo mismo, que queda
dicho, y monstran-
doles un escarbadientes de
oro, lo fue poniendo
por la muñeca del brazo, como
dando bueltas,
dando a entender, que los
yndios de aquella
laguna trahian brazaletes de
aquello: ense-
ñoles el adelantado un
coral, y preguntando
les donde avia de aquello,
ellos señalando azia
el sur, dixeron que los
yndios de la costa lo saca- Coral
ban de la mar, y que la mar
quando esta braba llaman
echa muchos en tierra, y
que los yndios escar- le gua-
ban el arena, y lo sacan
para vender: en esto can
del coral lo dixeron todos
los yndios por do
pasaron, y se vio ser
verdad, hallaron mu-
chos en poder de los yndios.
Pasando esto,
estando descansando en el pue-
blo del Capitan Otata de
la misma nacion
preguntandole a el, y a los
suios algunas cosas,
y monstrandoles unos
botones de plata, afirma
ron delante de muchos
soldados, como cerca
de alli, señalando azia el
pon[ien]te avia mucho
de aquello, y que se
llama nañequerro: ense- Plata
ñaronles una cuchara de
plata, y assi como
la vieron dixeron, que
aquello era lo que ellos
{f, 56}
56
decian, y que avia mucho, y
dixeron, que de aquello
eran las escudillas, y
cazuelas en que comian, y
las señalaron, que eran bien
grandes, y hondas:
hizieron rodar un plato de
plata, para que hi-
ziese ruido, dando a
entender, que asi suenan
los otros, quando caen en
tierra, y que no se qui-
ebran, y poniendo ellos
un plato de plata encima
de lumbre, con agua,
dixeron como en aquellos
cozian carne, donde ellos
decian, Pero que los otros
aunque eran de aquello, que
eran grandes, y es-
ta dilig[enci]a fue de
ellos, sin que nadie les persuadi-
ese a ello, y tocando
diversas vezes con un cu-
chillo en el plato de
plata, y dando con un
xarro de plata en el
plato, y dexandolo caer
todo junto con violencia,
para que hiziese mas
ruido todo junto decian que
assi sonaban
los otros, y que no estaba
de alli mas de cinco jor-
nadas, señalando en tierra
la mar, y en medio
de ella una isla a la qual llaman Ciñogaua, que
es el nombre de la nacion,
que en ella habita, a
esta isla se vá por mar en
unas canoas, o barcos,
y que desde la costa allá,
no ay mas de un dia
de navegacion, por la
mañana salen, y antes
que se ponga el sol, ya
estan allá. Señalaron
en tierra el grandor del
barco, haz[ien]do en tierra
una raia, y comenzo a
medir, y tenia el barco
70 pies de largo, y 20 de ancho. Preguntandolos
si aquel barco llevaba paño
en medio, tomó
un yndio un palo, y lo puso
en medio del barco
que avia pintado, y un
yndio a la popa, haz[ien]do
que governaba el timon; el
entonzes tomó un
paño, esten[dien]do
los brazos en el palo que avia
{f. 57}
57
puesto, partio a correr con
toda la velocidad, que
pudo, diciendo assi corrian
los otros por el agua
y mucho mas: lo cierto es,
que si los yndios no lo
huvieran visto, no lo
supieran pintar tan per-
fectam[en]te. Tambien
dixeron como los vezinos
de aquella isla, trahen
todos conchas de perlas
al cuello, y orejas, a las
quales llaman Xicullo:
tambien dieron noticia de
un instrumento
con que hazen el son, quando
bailan, que es
un palo largo del qual
estan pendientes much[o]s
pedazos de aquel metal de
que hazen losa con
que comen, y haz[ien]do
todo esto ruido a la par
bailan al son.
Con todas estas
noticias no quiso el adelanta-
do dexar de irse el rio
abaxo a buscar puerto
pues eran tan facil de ver,
y con la commodid[a]d
de guias, pues ellos se
combidaban a ello. Pasa-
do esta nacion de Bahacecho,
llegaron a la na-
cion de los yndios Ozaras,
lengua dificultosa,
los yndios mal agestados,
menos afables, y de quien
se puede tener poca
satisfaccion, y menos seguri-
dad. Estan poblados estos
yndios en un rio grande,
aunque no de tanta agua
como el de buena es-
peranza, llamase rio del
nombre de Jesus, corre
entre sierras peladas entra
en el de buena es-
peranza sueste norueste,
veinte leguas antes
de llegar a la mar.
Supose como todo el rio esta-
ba poblado desta nacion, y
que es mucho el
gentio, señalaron en el suelo
veinte ranche-
rias, o pueblos desta
nacion. Hazen mantas de
algodón; el trage, y el
cabello diferente de los
demas, el cabello es
largo, y trahenlo trenza-
do, y luego cubierto con un
paño o gamuza
{f. 58}
58
En esta vega haze el rio
muchos esteros. Aquí tie-
nen algunas bellotas de
encino, lindas, y dulzes,
las quales dixeron los
yndios eran de la otra ban-
da del rio, y que avia
muchas. Preguntando por
el nacim[ien]to del rio de
buena esperanza, dixeron
los yndios, que cerca de la
mar azia el norueste,
y que desde su nazim[ien]to
hasta que entra en la
mar, tiene 160 leguas,
todo poblado, y que en su
nazim[ien]to andan cibolas,
y venados de los grand[e]s
como caballos, en que se
hecha de ver ser buena
tierra llana, porque estos
ganados no andan
sino en tierra llana, y de
mucha agua. Desde
este rio del nombre de
Jesus, hasta la mar, está
mui poblado, con mas gente,
que hasta alli se
avia visto, mas la lengua
como la de bahacecha,
y sino es la misma,
diferencia en poco; el trage
el modo de vivir, las
casas, como los mismos,
bien agestados, y
dispuestos: todos salian a re
civir a los españoles, y
les ofrecian, y combida-
ban con sus bastimentos.
Entre estos yndios se
hallaron muchas conchas de
perlas blancas,
otras mui grandes
resplandecientes, y que
hazen unos visos, y
arboledas mui para ver.
Estos yndios dixeron como por
la costa avia mu-
chas de aquellas conchas,
azia el pon[ien]te, y seña-
laban, que por detrás de una
mui alta sierra
corria el mar, por las
faldas de la qual sierra
entra en la mar el rio de
Buena Esperanza.
Destos yndios se volvieron a
informar de nue-
vo de todas las cosas, que
el Capitan Otata avia
dicho, y no discreparon en
nada, y enseñan
doles una perla le dieron
nombre, y dixeron avia
muchas, y bien gordas, y
llegandose un yndio
{f. 59}
59
al P[adr]e Comissario y
tomando un rosario de quen-
tas gordas, llevaba el
cuello dixo que avia per-
las tan gordas como las
quentas de aquel rosario
y en razon de la ysla de
Ciñogaua, dixeron estos, que
la señora, o capitana de
ella era giganta y que Giganta
se llamaba Ciñacacohota,
que quiere dezir muger
capitana, o señora:
pintaronla de alto como hom-
bre, y medio de los de la
costa, con ser como son
mui corpulentos, de gran
traves, y grandes pies.
y que era vieja, y que tenia
otra herma[n]a tamn[ie]n
giganta y que no avia
varonde su genero, y que
no se mezclaba con ninguno de
la isla. No se pu-
do saber el misterio de su
señorio en aquella isla,
si era herencia, o tirania
por fuerza de armas,
y que todos los de la isla
eran pelones, que no teni-
an cabello en la cabeza.
La primera nacion
pasado el rio al nombre d[e]
Jesus es Halchedoma,
son ocho pueblos, el primero
tiene 160 casas, juzgose por
de dos mil almas; ya
he dicho como no vian {sic}
mas de lo que estaba en
el camino. Luego esta la
nacion Cohuana, son
nueve pueblos, destos se
iban acompañando a los
españoles gran suma de
ellos, por que vez huvo
de mas de 600 hombres, y
mugeres, y hacian no-
che con los españoles.
Luego está la nacion Tlalli
son cinco pueblos. Luego los
Tlalliquamaías, seis
pueblos. Aqui se juntaron,
quando traxeron el maiz
mas de 200 almas. Luego los Cocapas,
son nueve
pueblos, esta es la ultima,
que se vio, y llega hasta
lo ultimo, donde se puede
beber el agua dulze,
que es cinco leguas de la
mar, por que tantas en-
tra el mar salado el rio
arriba. En el espacio que
ay desde el rio de nombre
de Jesus hasta llegar
a la mar, se vieron mas de
veinte mil almas.
{f. 60}
60
solo desta vanda del rio,
que de la otra dixeron que
eran innumerables, solo se
vian los humos. Los
yndios dixeron como no
pasaban ellos a la otra
vanda, porque eran
enemigos, con ser una misma
nacion, y que los otros
venian, y mataban, y ha-
cian gran daño a estos, en
que se ve, son los otros
muchos. Llegaron dia de
S[an] Yldefonso al parage
ultimo, y el mas cercano a
la mar y el ultimo,
donde se puede beber agua;
luego el dia de la
conversion de S[an] Pablo,
aviendo cantado su missa,
partió el adelantado, y
religiosos con nueve
soldados, y llegaron a un
famossimo puerto,
el qual puerto, y bahia
haze el rio de Buena Espe-
ranza, quando entra en la
mar; llamase puerto
de la Conversion de S[an]
Pablo. Es tan grande este
puerto, que pueden surgir
en el, mas de mil
naos, sin estorvarse unas a
otras. Entra el rio en
la mar con quatro leguas de
boca, haze en medio
de la boca, una isleta
baxa, no de arena como lo es
toda la costa, sino de
barrial toda la Isleta, que
que sera como dos leguas de
largo norueste sueste,
a lo que se pudo ver haze
gran reparo a la ba-
hia. Entra en ello por
aquel rio, hueste, leste,
dividiendole en dos bocas la
isleta, la una al leste,
y la otra al sueste, cada
una de mas de legua, y
media de ancho, guarda, y
defiende el puerto del
sur, y del hueste, unas
serranias, por cuias faldas,
entra el rio en la mar que
corre azia allá casi
norte, sur, o norueste
susueste y entra una
punta de ella la mar
adentro, mas de seis leguas.
De la vanda del leste tiene
este puerto o bahia
otra serrania, que corre
azia la mar nordeste, sudo-
este, vese siete leguas
distante de la bahia, acaba, y
remata en la mar en siete
u ocho cerrillos, o
{f. 61}
61
mogotes con puntas baxas.
Despues destos de la van-
da de la tierra haze una
punta redonda mas alta
que las demas en que acaba
la sierra. De la vanda
del hueste, que es la que
está junto a la bahia, aca-
ba tres cerrillos, o
puntas redondas, algo mas le-
vantadas, que las de la
otra serrania, y la ultima
destas mas alta, que las
otras dos. Despues de estas
azia la vanda de tierra
haze una punta levan-
tada mas, de donde haze la
serrania una cu-
chilla, que corre mas de
veinte leguas susueste
nornorueste azia tierra. El
golfo corre por esta
costa adonde estuvieron,
leste, hueste, y doblanbando
la punta de la serrania de
la vanda del hueste,
que como ya dixe, entra en
la mar mas de seis
leguas, corre por detrás
desta sierra azia el nor-
te segun dixeron todos los
yndios, assi los de la
costa, como todos los de el
rio, pues afirmaron
da vuelta al norte,
nordeste, y Leste.
El adelantado
D[o]n Juan de Oñate tomó posesion
en nombre de S[u] M[agestad]
deste puerto, y se la dio al P[adr]e
Comiss[isari]o F[ray]
Fran[cis]co de Escobar, en nombre de S[u] M[agestad]
para que n[uest]ra sagrada
religion pueda poblar, y
pueble aquella tierra, y las
de mas a ellas vezinas,
y cercanas, y que nos podamos
ocupar en la con-
version de los naturales, en
el sitio, y sitios mas
acomodados a n[uest]ro modo
de vivir.
Tomamos esta
posession a 25 dias del mes de
henero dia de la conversion del Apostol
S[an] Pablo
patron de aquellas
prov[inci]as y custodia del Nuevo
Mex[i]co año del S[eñ]or de
1605 pa[ra] gloria, y honrra de Dios
N[uest]ro
S[eñ]or.
Hecho esto se volvieron al real el adelantado
y los que avian ido con el,
para que los demas sol-
dados fuessen, y diessen
feé de la mar, y assi se
{f. 62}
62
hizo, gastando en esto
espacio de quatro dias. Algu
nos soldados afirmaron
avian visto atunes, y
atunes.
que los conocian, porque
eran hombres de España.
Esto visto se volvieron por
el mismo camino, que
avian ido, siendo tan bien
recividos de los yndios,
y con el mismo agasajo, que
a la ida; Llegados que
fueron a los yndios Ozaxas,
como ya se avian in-
formado de las demas
naciones, y todos decian
que esta nacion es mui
estendida, y corre por
la costa, y que estos son
los que sacan el coral
coral
Quacame.
de la mar, al qual llaman
Guacame, haziendo
diligencia halló unos
pocos, y dixeron, que por
estar apartados de la
costa, no tenian muchos.
Mas arriba en el rio de
buena esperanza, entre
yndios de esta misma nacion,
se hallaron otros
pocos. Pero en la
pov[inci]a de Zuñi se hallaron mas,
y rescataron, y dixeron que
los yndios de los valles
de Señora los llevaban alli
a verder, y que estan
no mas de siete jornadas de
alli, y que estos los
sacan de la mar, y que no
estaban lexos la mar
señalaban al sur, y
sudeste. Desde las prov[inci]as
del Nuevo Mexico hasta la
mar, halló el P[adre] Frai
Fran[cis]co de Escobar, solo
por el camino avia diez
lenguas diferentes. Era este
religioso tan habil, y
de tan gran memoria, que de
quiera que llega-
ba deprendia luego la
lengua, assi a la buelta
Nota
desta jornada, hablaba con
todas las naciones, y to-
das le entendian. Llegaron
a los de bahacecha
a donde la ida el Capitan
Otata, y los demas
avian dado tantas noticias
de la tierra de la
laguna de Copalla, y del
oro de la isla, y de la plata,
volviendolos a examinar,
dieron la misma raz[o]n
que a la ida, sin variar en
cosa alguna: hizieron
{f. 63}
63
las mismas diligencias, que
a la ida con el plato de
plata, como ya está dicho,
solo añadieron que es-
ta plata la sacaban de lo
alto de un cerro, que está
de la otra vanda de la isla,
detrás de la qual se es-
conde el sol, quando se
pone, y dixeron que la cor-
taban con un instrum[en]to,
duro, preguntandoles
si era de lo mismo, dixeron
que no, y dieron a
entender ser una cosa
amarilla obscura, y mons-
trandoles una planchuela de
Laton, dixeron no
era de aquello, y ellos
viendo no les entendian
se levantó uno, y se fue a
la cozina del adelanta-
do, y echó mano de un cabo
de cobre, y dixo, como
aquello era el instrum[en]to
con que se cortaba el me-
tal, de que hazen las
escudillas, y cazuelas. Salie-
ron de aqui, y salio el
Capitan Otata al camino
a recivirlos españoles, con
gran acompañamien-
to, y tropel de ceremonias,
como suelen, arrojando
el arco, y flechas en
tierra: diole al ghov[ernad]or una
sarta de quentas blancas,
que trahia al cuello,
y otra al p[adr]e
comissario, que entre ellos es gran re-
galo, las quales avia
embiado a rescatar a la isla de
Ciñogua con unas mantas de
algodón, que a la
ida el gov[ernad]or le avia
dado para el. Bien se vé quan
cerca está la isla, pues
avian ido, y buelto en tan,
brebe tiempo. Volvieronlos
a examinar de todo,
y en nada se contradixeron.
Estos dieron noticia
de muchos prodigios de
naturaleza que Dios ha
criado entre el rio de
Buena Esperanza, y la mar,
los quales han causado
incredulidad en los oyentes,
y assi quando los vea-
mos afirmaremos con
juram[en]to es assi, y en el in-
terin los callo, y paso en
silencio, y por dar fin a
esta jornada digo, que
despues de aver pasado
{f. 64}
64
muchos trabajos, hombres
hasta llegar a comerse
los cavallos, que por no
alargarme no lo cuento todo,
llegaron a la villa de S[an]
Gabriel de buelta, todos buenos,
y sanos, sin que faltase nadie,
a 25 de abril de año de
1605a donde
descansaron, y fueron tan bien recivi-
dos como deseados.
Florida Tierra
firme con el
Nuevo Mexico.
Contra los yncredulos, que
no quieren creer que la
Florida es tierra firme con
esta, y con el Nuevo Me-
xico, sabiendo como se sabe,
han venido hombres
por tierra de alla, y assi
pondre todo lo que por la
costa, y tierra firme se ha
visto aunque no son
los de la costa los que mas
han visto, que mas han
visto los yngleses que los
nuestros, pues Juan Dauise
yngles año de 1586 llegó
hasta 72 grados, adonde halló
la mar quaxada por causa del
mucho frio, se salio
huiendo, que a no hallar
este impedim[en]to a mas altu-
ra llegara.
Otro yngles llamado
Haudson año 1612 llegó por el
mismo rumbo a 65 grados,
entro por un seno que haze
la costa en 60 grados, corre
al po[ien]te mas de 300 leguas,
y despues al sur por mas de
otras tantas.
Al principio deste
seno, llego el mismo año 1612
Henrrico Hudsono yngles, con
que se ve tienen mas
curiosisdad, que nosotros.
Con este
fundam[en]to digo, que lo mas setentrional
de las yndias es de
Totitlan, hasta frontera de
Gudlancha, y desde
Gudlancha corre esta costa 200 le-
guas hasta el rio nevado que
esta en altura de 60 grados.
De rio blanco a la
bahia de Maluos ay 200 leg[ua]s
esta se llama la costa del
Cabo del Labrador tiene azia
el sur la ysla que llaman de
los Demonios está en 56 g[rado]s
{f. 65}
65
En esta costa del Labrador
los naturales son dispu-
estos grandes trabajadores,
son morenos, grandes
cazadores; vistense de
pieles de animales adova-
dos, y blancos. Ay grandes
montes, y mui espesos,
y en ellos muchos animales
fieros, grifos, osos,
leones, donde hay una cosa
que considerar, y es, Nota
que todos los animales
terrestres, y las aves todos
son blancos. Todos los varones,
y mugeres trahen
zarsillos de plata, y cobre:
todos se embixan el rostro
por gala. Uso comun de todos
los yndios. Son ydolatras,
y ferozes. Muchos bretones, y
algunos de Noruega han
pasado a poblar esta tierra;
pararonse muchos en
compañía de Sebastian Gabuto,
Piloto, y gran Cons-
mografo, y tambien se han
pasado muchos yngle-
ses, los quales se han
quedado alli, y han poblado.
De Maluos a la boca
de Marco ay 60 leguas, está
en 56 g[rado]s . de marco a
cabo delgado ai 56 leg[ua]s, está en 56grad[o]s.
Desde cabo delgado
corre la costa mas de 200 leguas
azia el pon[ien]te hasta el
rio de S[an] Lorenzo, que es el rio, que
arriba puse, al norte de
Nuevo Me[xi]co cien eguas
o poco mas. Este llaman por
otro nombre el estrecho
de los tres Hermanos. En
este parage haze un golfo
quabrado, y baxa desde S[an]
Lorenzo hasta la punta
de Bacallaos mas de 200
leguas, según las noticias
de los yndios del rio de
Buena esperanza, como que-
da dicho en la jornada de
D[o]n Juan de Oñate. Es-
te estrecho es que ellos
dizen, sale de la mar del
norte, y pasa a la mar del
sur: entre esta punta
y cabo delgado estan muchas
islas bien pobladas,
llamanse cortes reales.
Destas islas estan apodera-
dos los franceses. La isla
de Corte real, Baye, Dur-
charteux, cabo de Sprar, cabo
Breton, donde ay
{f. 66}
66
muchos franceses de Bretaña.
Con esta isla se encu-
bre el golfo.
La punta de Bacallaos está a
48 g[rado]s, y medio, es tan
fria como Flandes, por estar
en una misma clima
que son 48 g[rado]s y medio.
Aqui despoblaron los franceses
un fuerte, por no poder
sufrir el frio, que era in-
tolerable; Desde aquí ay 70
leguas a la bahia del
rio, la qual está en 45
g[rado]s. Desde Terranova a la Flori-
da ay 900 leguas.
Desde la bahia del
rio a la bahia de los isleos ay
70 leg[ua]s está en 44
g[rado]s.
Desde los isleos a
rio fondo, puestos en 43 g[rado]s ay 70
leguas.
De rio fondo al rio
de las Gamas, que está en la mis-
ma altura, ay setenta
leguas.
De rio de Gamas, a cabo d[e]
S[an]ta Maria ay 50 leguas.
Desde el cabo al cabo baxo ay
50 leguas.
Desde cabo baxo al rio de
S[ant]a Anna ay 100 leguas.
Del rio de S[an]ta Anna al
cabo de arenas que esta en 39g[rado]s
ay un ensenada de 80 leguas.
De cabo de Arenas al puerto
del Principe ay 100 leg[ua]s
Este parage se llama Chicoria.
Los moradores de este
Nota
Chicoria parecen gigantes, y
el Rey era grande a
maravilla; son morenos a
mulatados, trahen el
cabello largo, y las mugeres
mucho mas. Son ido-
latras, aunque creen, que el
alma es inmortal,
y que ay ynfierno, o lugar
de penas, en tierras mui
frias, donde los dioses
permiten purgar los pecados
para despues subir al cielo,
que es tierra templada.
Tambien creen, que viven
muchas gentes en el
cielo, y debaxo de la tierra,
y que debaxo del mar ay
dioses. En esta provincia ay
plata, alfojar, y piedras
{f. 67}
67
preciosas: apacentan en los
campos manadas de
ciervos, como aca carneros, y
ovejas hazen quesos
de leche de las ciervas.
Junto a esta
prov[inci]a en la misma latitud, está la
prov[inci]a de Guadalupe,
tiene las mismas cosas, que requisi-
tos, que esta de Chicoria.
Desde el puerto del
Principe al rio Jordan ay 70
leguas, en este comedio
queda el rio negro, ochenta
leguas a la sierra está el monte de los
diamantes, Diaman-
cerca del qual llegó el
alferes Moyano y llevo algu- tes.
nas yndias a la Florida: eran
tan hermosas, que
todas ellas se casaron con
los españoles de la Flori-
da.
Del rio Jordan a la punta de
S[an]ta Elena ay 40 leguas,
está en 32 g[rado]s.
Desde la punta de S[ant]a
Elena al rio seco, que esta en
31 g[rado]s ay 40 leguas.
De rio Seco a la Cruz ay
20 leguas.
De la bahia de la Cruz al
cabo del Cañaveral
ay mas de 80 leguas, y
quedan en medio la bahia
de los baxos, y de las
Ballenas, la de los Osos, la de
S[an]ta Catharina de Guale
la de Espoguache, la de Zapa-
la, donde oy en dia se ve
la planta de un fuerte que
fue de yngleses; la de
Reinoso, por otro nombre Gua-
dalquine, que puede entrar en
ella qualquier gale-
on por grande que sea. Los
baxios desta bahia estan
dos leguas a la mar; la
de S[an] Pedro, La de S[an]ta Maria
de Cena, la de S[an]
Mathes, donde Pedro Melendez Mar-
ques mató a los franceses:
doze leguas desta, la de Ma-
tamas, donde mató a Juan de
Rivao, tio de Reina
D[oñ]a Isabel, de la
primer muger que fue de la Magestad
de Philipo 2° aquí está el
presidio nuestro en 28 g[rado]s, y medi
o hoy dia esta el presidio en
S[an] Agustin, en el ca-
bo del Cañaveral donde
suelen reconozer las flotas
{f. 68}
68
que desemboca de la Havana.
38 leguas, en altura
de 28 grados.
Desde el puerto del
Espiritu S[an]to hasta Moscoso ay
nueve leguas. Aqui tomo
puerto el adelantado Her-
nando de Soto, y desde aqui entró la tierra aden-
tro año de 1539, con
novecientos soldados, que lleva-
ba, y vió lo sig[uien]te, hasta
que murió el adelantado,
como adelante se verá. Desde
Moscoso a Airiba-
racusi, ay 17 leguas, que son 26; a tres leguas deste
pueblo ay una mala cienega
con laguna de una
legua de ancho, y mui
honda, a las orillas tiene
mucho cieno, de largo tiene
doze leguas. Seis le-
guas de ella, ay unos
valles de mui linda milperia,
de maiz, que los yndios
siembran, tierra fertil,
esta se llama la
prov[inci]a de Aquera.
Desde Airibacusi,
a Aquera, que agora se lla-
ma S[an]ta Lucia, ay
veinte leguas: corre norte sur.
ya son christianos. Desde Vita
Chucu a Ozachile,
ay diez leguas de tierra
llana, y se pasa un rio gran-
de, ay doze leguas de
despoblado.
Desde Ozachile al
cabo de ellas esta una mui
gran laguna aunque se puede
vadear.
Desde el puerto del
Espiritu S[an]to a Apalache ay
150 leguas, ya se ha
descubierto camino mas breve.
Desde la bahia de
Aute, a la de Acuse ay 60 leg[ua]s
es un buen puerto, hondable
hasta la orilla.
Desde este puerto
de Aute, despacho el adelanta-
do Hernando de Soto a Diego
Maldonado en unos
bergantines a dar aviso a la
Havana de lo que
le iba sucediendo en el
descubrimiento de la
tierra adentro; mas como en
esta jornada, no lleva-
ban piloto para la
demarcacion de la tierra, no di-
ze su historia a que rumbo
caminaban, y assi lo
hago yo
{f. 69}
69
Desde Apalache a Arapaha ay
20 leguas, es gente de
paz, y hasta aqui son
todos christianos.
Desde Arapaha se camina un
rio arriba 40 leg[ua]s
tierra buena, y fertil como
la de Apalache, son tam-
bien de paz, caminase norte
sur.
Desde aquí, que es el
presidio de S[an] Agustin, está el cami-
no derecho a Amachaua, de
ay seis pueblos de chris-
tianos. A manizquierda
queda Tarihica, que son
mas de diez pueblos, y los
de la laguna de Ocomij,
todo christianos, y a los
lados muchos pueblos de
ynfieles, en los quales
pueblos ay mucho gentio.
Desde Amachaua, ya se
llama S[an]ta Elena a Abacara,
ay 12 leguas.
Desde S[an] Juan Abacara a
S[an] Martin, donde esta uno
de los caziques mas
pr[incipa]les, ay ocho leguas.
Desde aquí hasta S[an]ta Feé
ay quatro leguas.
Desde S[an]ta Feé a Elaca ay
16 leguas, y quatro al presidio,
de mal camino. Llegaron a
otra prov[inci]a, que se lla-
ma Chalaqui, mui pobre de
bastim[en]tos los mas eran chalaqui
viejos, y ciegos, poco
gentio, está de Abapachi 20 le-
guas. Caminaron 24 leguas, y
llegaron a la prov[inci]a
de Cofaqui, por lo mas
angosto, tiene ocho leguas
110.
de travesia, aqui esta una
pieza de bronze. Entre Pieza
Cofaqui, y Cofachiqui ay un
gran despoblado, y de
bronze
{sic}
muchos arroios de agua, y
dos rios grandes; a
24 leguas comienza el
despoblado, y caminando
un rio arriba doze leguas,
se llega al primer pue
blo de Cofachique, del fin
del descierto, a Cofa-
chique ay dos leguas, y está
de la otra parte de
Aioque, vase costeando.
Aqui ay mucho azofar
mas lucido, que el oro, los
que entienden esta facul-
tad dizen, que tiene mezcla
de oro. Este rio dizen
que sale de S[ant]a Elena de
la Florida. Aqui ay templos,
{f. 70}
70
do se entierran los
principales, y caziques, e
infinitas perlas en unas
caxas de madera, y mu
cho alfojar. Una legua deste
pueblo está la cabe
zera, un gran pueblo, y el templo,
y es tierra de los
caziques tiene grandes
arboledas una legua en
contorno, llamase el Pueblo
Tolomeco, tiene el
templo 100 pasos de largo, y
40 de ancho, y doze
gigantes.
Gigantes con armas a la
puerta en entrambos
lados, seis caxas de madera
de perlas, y al-
fojar
figuras de madera de los
difuntos caziques, y
parientes, 88 salas de armas
con
hierros de azofar, y
garnecidas con perlas, y al-
jofar. Saliendo de Cofachique
se caminan 32
leguas; llegaron a la
prov[inci]a de Chalaqui. De Chala-
qui a Xuala ay 50 leguas,
y desde Apalache hasta
aqui ay 270 leguas. Por este
Xuala pasa el rio de
Cofachique, y de la bahia
deste puerto donde se
embarcaron abrá 250 leguas a
Apalache, que
todas son 400 leguas: desde
Xuala a la prov[inci]a de
Guaxule ay 20 leguas de
despoblado. De Guaxule
a Ychiaha ay 30 leguas, di
ay un rio como Gua-
dalquivir, quando pasa por la
ciudad d[e] Sevilla,
aqui ay mui buenas perlas.
Abriendo un solda-
do un ostion saco una perla
como una avella-
na, que la apreciaron en 400
ducados en Espa[ñ]a.
Tiene esta ysla de Ychiaha
cinco leguas de largo,
salieron desta ysla, pasaron
el rio, y durmieron
en un poblado de Acorte,
donde avia mas d[e] mil
yndios de guerra es mui buena
gente. Coza es
una prov[inci]a de mas de
cien leguas, toda bien poblada
y fertil, el pueblo Coza
está a lo ultimo, es de mas
de 500 casas, aqui vive el
cazique, y les dexaron
un christo. Aqui se quedo un
soldado huido, que
{f. 71}
71
se llamaba Falco Herrado, y
quedó un negro enfermo,
el ultimo pueblo es Talici, y
luego se entra en Tas-
caluca, luego a ocho leguas
se pasa un rio grande
que es el de Taleste, y
entraron en Tazcaluca. El
cazique era gigante, y un
hixo suio, no huvo
cavallo, que lo pudiese
cargar, solo un rozin de
carga lo pudo cargar; aqui
mataron los yndios
dos soldados; desde aquí
avia legua, y media a
Mauuilla. Aqui dieron de repente mas de diez
mil yndios en los españoles,
que llegaron prime-
ro, y les mataron algunos
caballos, y robaron
todo lo que avia en el
aloxamiento. Este pueblo estaba
cercado de gruessisimos
maderos, y de a tres es-
tados de alto, estaban
atados, y embarrados, te-
nian sus troneras, y no
avia mas de dos pu-
ertas, peleaban de dentro
con tal furia, que hi-
zieron retirar a los de a
cavallo mas de dosci-
entos pasos, porque de la
cerca les tiraban mu-
cha piedra, y les hazian
gran daño, y assi se re-
tiraban, para mejor
arremeter. Pelearon 9
horas, salieron con 1600
heridas penetrantes,
sin las de poco momento,
que fueron otras tan-
tas. Murieron 82 soldados,
y 45 cavallos: yndios,
e yndias, murieron mas de
diez mil, que tam-
bien peleaban ellas con
grande animo. Aqui se
quema la harina, vino, aras,
calizes, ornamentos,
no se dixo mas missa, no se
escapó cosa, sino
lo que tenian vestido, todo
se quemó en las
casas. Hisieron un
ornam[en]to de gamuza, y decian
missa en seco, adoraban la
cruz, la qual alzaba
el sacerdote en lugar de
hostia, dero esto tres
años hasta que salieron a
tierra de christianos.
{f. 72}
72
Desde Mauuila al
puerto de Acusi, que está azia
el oriente, o nornordeste
ay 30 leguas, dó avian lle-
gado las naos de la Havana,
que los iban a buscar.
En esta prov[inci]a castigan
a los adulteros rigorosam[en]te.
Salieron desta prov[inci]a de
Tascaluca en dó caia este
Mauuila dó fue la sangrienta
batalla, y de Ezunde
caminadas doze leguas
entraron en Chicaza, está,
el pueblo a la orilla de un
gran rio, y hondo, vieron
un esquadron de mas de quinze
mil yndios de guer
ra, pasaron en canoas a impedir
el paso, y de la otra
parte avia tambien mas de
ocho mil yndios, y
dos leguas a trechos estaban
muchos esparcidos,
todo para impedir el paso,
mas ellos pasaron.
Caminadas diez y seis
leguas, llegaron al pueblo
pr[rincip]al Chicaza, do ay
muchos nogales, y muchos
arboles frutales, tiene el
pueblo 200 casas: en
este aloxam[ien]to sobre
seguro dieron los yndios sobre
los españoles, unos a pelear,
otros quemando las casas,
peleron dos horas, murieron
40 soldados, y 50
cavallos, murieron 500
yndios. Salieron de Chica-
za, y combatieron el fuerte
de Alibanco, que era
de quatro lienzos de a 200
pies cada uno, murier-
ron dos mil, y mas yndios e
yndias. Desde Ali-
banco a Chisa ay un
despoblado de 16 leguas. Está
Chisca a la orilla del mejor
rio, que se vio. De Chis-
ca salieron para Casquin,
pasaron el rio en
barcas, caminaron 12 leguas
azia arriba, do hal-
laron paso, en el qual avia
muchas canoas.
Avia de la otra vanda mas
de seismil yndios
Para impedir el paso.
caminadas 16 leguas, lle-
garon a Casquin. Estos
yndios pidieron se hiziese
procession porque no llovia,
hizose, y collocaron
{f. 73}
73
una cruz, y luego llovió, y
mui bien. Los clerigos
y frailes, iban cantando
las etanias: Colloca-
ron la cruz en un zerrillo
alto, que estaba junto
al rio. Salieron de Casquin
para Capafa, está
12 leguas, dividese en dos caziques,
en una gran
cienega, y laguna, pasada
la qual ay unas mui
lindas dehesas; luego a 8
leguas estan unos cerros,
desde los quales, se dá
vista a Capafa. Quarenta
leguas de Capafa ay sal
christalina, y mui lindo
azofar, la tierra donde lo
ay es esteril, y mala,
y assise volvieron a
Casquin. De aqui caminaron
36 leg[ua]s el rio abajo,
tierra fertil, y mui poblada;
llegaron a Quiguate, de aquí
toma nombre la prov[inci]a
caminaron 24 leguas al rio
abajo de Casquin,
llegaron a Colima, recivieronlos
de paz, a media
legua está el pueblo
pr[incip]al, hallaron en el mui
gran resistencia, hasta las
mugeres peleaban, y se
dexaban matar antes que
rendirse; quatro
mugeres arremetieron a un
español, y a puña-
das, y bocados lo tenian
casi muerto, has[ta] que lle-
gó un soldado, y a puñaladas
las mató, porque
no lo quisieron soltar, y un
yndio a dos soldados
les partio las rodelas, y
los hirio mui mal, y a otro
de a cavallo de un golpe le
abrio el cavallo desde la
cruz, hasta los pechos, con
una hacha que le quitó
a un sldado, y otro de un
bastonazo le derribo to-
dos los dientes a un soldado.
Todos se embixan pa[r]a
parecer mas ferozes; las
cabezas las entablan des-
de niños, y algunas son mas
de media vara
de largo, aguzadas azia
arriba. Aqui estuvieron
20 dias, curando los heridos
de tres crueles batallas,
que con ellos tuvieron.
Caminaron dos dias, y sa-
lieron desta prov[inci]a.
Llegaron a a Utiange, camina-
ron quatro dias por tierra
buena, y fertil, pero de
{f. 74}
74
poca gente, llegaron a este
pueblo, que es la cabezera,
los yndios se ausentaron, y
no quisieron paz,
ni amistad con los
españoles. Son bien agestados.
Avia mucha pasa, y ciruelas
pasas, muchas nue-
zes, y otras muchas frutas.
Estaba el pueblo cer-
cado de maderos, y dos rios
a los lados; muchos
conejos, liebres, y venados.
Aqui invernaron, y nevó
tanto, que en mas de mes, y
medio no pudieron
salir al campo, tuvieron
bastante maiz para to-
do el ynvierno, y mucha
leña. Aqui estuvieron
cinco meses. Aquí se quedó
Diego de Guzman
amar, amanzebado con una
yndia hixa de ca-
zique. Caminaron por la
Prov[inci]a de Naguatex, y
llegaron a la Prov[inci]a Guacane,
atravesaronla en
ocho dias que no pararon,
por no pelear con los
yndios. Avia cruzes en las
casas, que de mano en
mano avia pasado el bien,
que avian recivido de
la cruz, quando pasó Alvar
Nuñez Cabeza de
Baca, y Andres de Orantes,
y sus compañeros,
pasaron curando enfermos con
la señal de la
cruz, que tanto fruto como
esto, haze el buen ex
emplo; estos pasaron veinte
años antes que el
adelantado Hernando de
Soto, que es la jornada
de que voy tratando.
Salidos de aquí,
pasaron siete prov[inci]as pequeñas
azia el pon[ien]te, llegaron
a la prov[inci]a de Anilco, tiene
120 leg[ua]s de travesia;
llegados a los terminos de
Anilco, caminaron 30 leguas,
llegaron al que
está a la orilla de un rio
maior Guadalqui-
vir. El cazique estaba
aguardando a los españo-
les con 1500 yndios de
guerra, mas no pelea-
ron. Caminadas quatro
jornadas llegaron a
la prov[inci]a Guachoia,
caminando por despoblado.
Aqui se entierran
con el cazique que muere
{f. 75}
75
todos aquellos, que mas
quiso, y amo en vida, hijos,
muger, deudos amigos, y
criados, todos los entier-
ran vivos con el.
De Guachoia a largas
jornadas caminaron,
(despues de muerto el
adelantado Hernando de Hern[an]do de
Soto) al pon[ien]te mas de
100 leguas. Aqui anduvieron Soto.
perdidos, porque ya era
muerto la guia. Al ter- .....a 27 Le.
cer dia llegaron a los llanos
de Cibola, a donde ma-
taron la hambre, con la
mucha carne de cibola.
Los yndios destos llanos no
tienen casas, sino unas
chozuelas, no siembran
bastim[en]tos, sustentanse
con lo que matan con la
flecha, yervas, y raizes
de arboles, y otras cosas.
Estos, y los
apaches son unos mismos, como ya
queda dicho arriba, y con
esto queda probado
como la Florida, y el Nuevo
Mexico es todo tier-
ra firme con esta donde
estamos, pues los lla-
nos de Cibola comienzan a correr azia la Flo-
rida 20 leguas de lo poblado del Nuevo Mexico,
y muchas vezes sucede en años de seca, llegar
estas bacas hasta las salinas, que es lo poblado
del Nuevo Mexico de la nacion de los yndios
Tompiros, y nos consta por lo que se ha visto desde
el Nuevo Mexico, que estos llanos de Cibola los
que en ellos habitan son yndios Apaches que
llamamos baqueros, porque se sustentan con es-
tas bacas, y assi no estuvieron lexos estos solda-
dos del Nuevo Mexico.
Desde aqui se volvieron estos soldados atrás
con mui grandes trabajos, y arremetidas de los
yndios, matandoles muchos soldados; demas
de 60 yndios criados de servicio, no quedo nin-
guno, y 100 españoles, y 60 caballos: Llegaron al
{f. 76}
76
rio grande, y se aloxaron en Aminoia, de dó se
avian partido con intento de irse a Mexico, y
se huvieron de volver. Aqui murio Juan Ortiz
el Ynterprete, y 150 personas. Aqui hallaron mas
de veinte mil fanegas de maiz, y muchas frutas
secas. Este rio de catorze en catorze años sale
de madre, por las muchas nieves, que derrite
en las sierras, el tiene mas de quinientas leguas
desde el nazim[ien]to, hasta donde entra la mar,
que es, según se colige, donde agora está el yngles,
que se llama la bahia de S[an]ta Maria el Xacal,
por otro nombre la Nueva /…/ Birginia, La Nueva
Francia: llamanla Birginia, por que en su
lengua quiere dezir paraiso.
Aquí ay mas de 25000 hombres yngleses, y
franceses. Entre rios tienen tres fuertes: doze
leguas la tierra adentro tienen una mui
gran ciudad, y en 43 grados y medio, sacan
mui ricos metales, y los llevan a beneficiar a
Ynglaterra.
Estos soldados se embarcaron dia de S[an]
Pedro
en siete caravelones, para irse el rio abajo. Salie-
ron de Aminoia, al segundo dia les salieron
al encuentro mas de mil canoas, y les mata-
ron quarenta y ocho soldados: Llevaban estas
canoas a 25 remos por vanda, y en cada canoa
30 flecheros. Trecientos cinquenta caballos em-
barcaron, y en el ultimo
pueblo se los flecharon
todos. Fueronlos siguiendo
rio abajo 15 dias:
tenia el rio por aqui mas de
quince leguas
de ancho. A los veinte dias
reconocieron el mar, lue-
go se fueron costa a costa
hasta Panuco, adonde fue
tal jornada. Aquí dexo esta
jornada, porque ya
{f. 77}
77
salieron de tantos peligros,
y tribulaciones, y si en
algun tiempo entrare alguien
por esta tierra,
con esta relacion sabra los
nombres de las na-
ciones, y el orden que
tienen, y quales tierra
poblada, y qual despoblada,
y desierta.
A otros les parecerá
cosa mui vieja esta, por
quanto anda por ai un libro
desta jornada, y,
conquista de la Florida, yo
lo confieso, y tambien
me confesará el tal, que ay
gran diferencia
el averlo visto en un libro
de historia, que tiene
mas de 400 foxas, a verlo en
suma en no mas
de quatro, y que por lo
menos a costado trabajo
el resumirlo, solo por dar
gusto al lector.
Noticias de la
Nacion Mexicana,
que pobló esta
tierra de la
Nueva
España.
Lo que se ha rastreado, y se
tiene por cosa cierta
es, que los yndios
mexicanos, que poblaron esta
Nueva España, salieron de la
laguna de Copal-
la, que está catorze
jornadas de la otra parte
del rio de Buena Esperanza,
dista desta ciudad
de Mexico mas de 400 leguas
via recta, que si
se vá por el Nuevo Mexico
ay mas de 540. Via
recta es entrando por los
valles de Señora, sin
llegar al rio del norte,
cortando derecho a la
prov[inci]a de Mooqui, y de
alli a los Cruzados, y luego
subir a descabezar el rio
de Buena Esperanza;
y si desde el Nuevo Mexico
se vá a este descubri-
miento, se ha de ir por rl
rio de Zama, cami-
nando al norueste; Assi me
lo dixeron los yn-
dios del Nuevo Mexico
informandome de ellos.
En la jornada de
D[o]n Juan de Oñate a las
Californias apunte como se
hallo un yndio,
{f. 78}
78
que viendo hablar a otro en
lengua mexicana
dixo, assi hablaban los
yndios de la laguna de
Copalla.Tambien dixo, como
abaxo pondria las
noticias, que en esta jornada
tuvieron deesta
nacion, que por no
interrumpir, aquella jorna
da, y contarla
sussintam[en]te toque, y pasé a
proseguir con lo comenzado,
y agora digo, que
se supo lo siguiente.
En aquella jornada
se hallaron muchos edifi-
cios, y ruinas antiguas,
azequias, que es como lo avia
antiguam[en]te en Mexico, y
Azcapuzalco, y las grasas
de los metales, que
beneficiaban, esto se vio adelante
de la prov[inci]a de Mooqui,
y preguntando a los yndios
que ruinas eran aquellas,
respondieron, que
era tradicion de los viejos,
de quienes oian con-
tar, que muchos siglos avia,
que pasaron por
alli gran numero de gente,
la qual avia sali-
do de la laguna de Copalla,
aunque ello la nom-
bran con otro nombre, porque
es otra lengua, que
iban a poblar nuevos
mundos, caminando azia
el sur, y que fueron tan
lexos, que nunca se supo
de ellos, si eran vivos, o
muertos. Todas estas señas,
y rastro de ruinas, ques, azequias,
grasas, se hal-
lan por los valles de
Señora, Cinaloa, y Culiacan,
que según demuestran, es el
camino derecho, que
ellos traxeron, quando
vinieron a poblar esta tierra.
Tambien es tradicion
antigua entre los yn-
dios, que un pedazo de hierro
virgen, que esta
tres leguas de S[an]ta
Barbola, media legua apartado
del camino, por dó pasan los
carros, que van al
Nuevo Mexico, que es memoria
de la venida de los
mexicanos a poblar esta
tierra, y que pasaron
por alli, y el ydolo, que
hablaba con ellos les dixo,
{f. 79}
79
que se quedase aquello alli
para memoria.
Debe de pesar el
hierro ochoz[ien]tos quintales, y di-
zen que un demonio en forma
de vieja india, y
mui arrugada, lo trahia
cargado: buenas fuer-
zas de yndia vieja. Esto es
cosa, que todos los que
pasamos por aquel camino,
por curiosidad lo va-
mos a ver.
Un herrero de
S[an]ta Barbola le partio un poco de
un lado, y otros no creiendo
ser cosa movediza,
y trahida de lexos, sino
sospechando ser mina de
hierro virgen, le dieron
socabon por abajo, al qu-
al hierro jaleandole la
tierra en que estribaba se
ladeó, y assi está agora
ladeado.
El P[adr]e F[ray]
Fran[cis]co de Velasco, religioso de las prendas
que todos saben, y arriba
queda dicho, tratandole
yo destas noticias me dixo
como yendo en comp[añi]a,
del Maese de Campo Vizente
Zaldivar a descubrir
la mar del sur, quando se
volvieron, a cabo de qua-
tro meses de peregrinacion,
sin llegar a la mar. En
esta jornada llegando a la
nacion de los yndios cru-
zados, se perdieron unos
cavallos, y fueron en bus-
ca de ellos dos soldados, y
un yndio mexicano cri-
ado de un soldado, preguntando
a unos yndios, si
avian visto los cavallos,
respondio uno en lengua
mexicana, que no los avioa
visto, y preguntandole
al yndio de donde era, que
sabia hablar en lengua
mexicana, respondió, que de
la tierra adentro, señalan-
do azia el norueste, que es
adonde está la laguna de
Copalla, con el cuidado de
buscar sus cavallos no
cuidaron de llevar este yndio
al real, para que
todos lo viesen, y
examinaran, y despues haziendo
diligen[cia]s por buscarle,
no pareció, que se avia escondido.
Haziendo yo muchas,
y estrahordinarias dilig[encia]s
en el Nuevo Mex[i]co, por
averiguar, y apurar esta ver-
dad, si ay allá yndios
mexicanos, me dixo el Ca-
{f. 80}
80
pitan Geronimo Marques, como
la primera vez
que estuvo en el Peñol de
Acoma, entrando en una
astufa, vido en ella pintados
yndios, y conociendo por
el trage Ser mexicanos,
preguntó a los yndios qui-
en eran aquellos, que alli
estaban pintados; y res-
pondieron, que pocos años
avia, que avian venido
por alli de azia la costa del
mar unos yndios de
aquel trage, y como cosa no
vista entre ellos los
pintaron, y que de alli
avian ido azia el pueblo
de Zia de la nacion Queres.
Con esta noticia hize
gran diligencia, y
preguntandole yo al Capitan
Maior del pueblo de Zia;
llamado D[o]n Andres Pochate
y a otros viejos, si tenian
noticias de aquellas gentes
que avian venido de azia dó
se pone el sol, respon-
dio, que si, que mui bien
se acordaba averlos visto
y que algunos de ellos
estuvieron en su casa hospeda-
dos, y que esto fue pocos
años antes, que los españo-
les poblasen el Nuevo
Mex[i]co, y que si me queria in-
formar de ello, que lo
preguntase a los yndios de la
nacion Hemex, en cuios
pueblos estuvieron mas
dias descansando.
Hize esta diligencia con los
capitanes de la naz[io]n
Hemex, y llamando al Capitan
Maior del pueblo
de Amoxiuonqua, llamado
D[o]n Fran[cis]co Guaxiunzi,
y al Capitan Maior del pueblo
de Quiunzigua lla-
mado D[o]n Alonso
Piztazondi, y D[o]n Gabriel Zandu, su
herm[an]o, y otros viejos,
y todos dixeron, que es verdad
que estuvieron alli aquellos
forasteros algunos dias
descansando, y que siempre,
que me oian hablar
con un yndio mio en lengua
mexicana, se acor-
daban de los forasteros, por
que hablaban de aquella
manera, y que todavia se
acordaban de algunos voca-
blos, que les avian oido en
lngua mexicana, y me los decian.
A estos mexicanos
llaman los yndios Hemex en su
lengua Guaguatu, Guapatu, y
preguntandoles yo a
{f. 81}
81
los yndios, porque les dan
este nombre, respondieron
que por el modo de vivir,
porque no tienen casas de
terrado, como las de el Nuevo
Mexico, sino cubier-
tas de paja, y que no tienen
atufas para su yn-
viernó, que assi lo avian
dicho ellos, y que allá donde
ellos estan, no haze tanto
frio como en el Nuevo
Mexico, y que luego se
volvieron a su tierra, no por
el camino, que avian venido,
sino por el rio d[e] Zama
arriba, caminando azia el
norueste, según la de-
resera, que ellos me
señalaron.
Diziendoles yo a
estos Hemex, que si hallara
guias, me fuera de buena
gana a descubrir esta
nacion, por lo mucho, que
los quiero, y por quanto
si la lengua, y que mediante
esto fuera facil el re-
ducirlos, al verdadero
conocim[ien]to, y gremio de la
yglesia, respondieron, que
para ir derecho a la lagu-
na de Copalla, que no era
menester guia, sino sa-
lir por el rio de Zama, y
que pasada la nacion de
los yndios Apaches del
Nabaxú, está un rio mui
grande, que lleva sus
corr[ien]tes a esta laguna, y que
el rio basta por guia, y que
todo era llano, con bue-
nos campos, y pastos, y que
si caminaban mas
arriba azia el norte, entre
el norte, y el norueste
que era tierra fertil,
buena, llana, y que ay mu-
chas naciones, la
prov[inci]a de Quiazula, los Gutas, y
mas adelante otra nacion
poblada, que tienen es-
caleras de piedra para subir
a las casas, y que todas
estas cosas sabian ellos de
los yndios Apaches, y de
otros, que avian visto todo
aquel mundo.
Esto es lo que
alcanzado a saber acerca de la na-
cion mexicana; permita Dios
se abra la puerta a
tan gran mies, como alla
ay, para el bien de aquel-
las almas, y gloria, y
honrra de Dios N[uest]ro Señor.
{f. 82}
82
Ochenta leguas antes
de llegar al Nuevo Mex[i]co
para la parte del pon[ien]te,
dos de las del camino apartados
del rio del norte, y camino
real, se tiene noticia
de muchos pueblos de gente
politica, que siembran
algodón, maiz, y otras
legumbres; texen mantas
las mas finas, y delgadas,
que de aquel genero se
han visto, de que doy feé,
que llegaron algunas pocas
a mis manos, las quales
rescaté, solo para tra-
her a enseñar a esta tierra,
como cosa no vista
jamas. Dizen que la tierra
es llana, fertil, y de
Cozoias
en 34 g[rado]s
muchas aguas: llamase esta
nacion los Cozoias
hasta agora se tenia
sospecha eran Hanos, por
que de pocos años a esta
parte, salen algunos en
compañia de los yndios Gorretas
al camino a
ver los españoles, que van,
y vienen del nuevo Mex[i]co
y en este ultimo despacho,
quando sali de aquella
tierra, hize diligencias por
saber, que nacion era,
assi se supo agora son
Cozoias. Tienen por la parte
del oriente por vesinos los
Gorretas, por la parte del
medio dia los Conchos, y
son sus enemigos, por
que los yndios del Ojo
Caliente, que pensaban hasta
agora eran Tepeguanes, son
Conchos, y mas a de-
lante pasan los Conchos,
pues llegan a confirmar con
estos Cozoias.
En el el valle de S[an]
Martin 50 leg[ua]s delante de S[an]ta Bar-
bola enseñandoles yo estas
mantas a unos yndios
Conchos de las encinillas,
que salieron al camino,
a vernos, al fin como
christianos baptizados
por mano del S[an]to F[rai]
Alonso de Oliva; assi como vie-
ron las mantas las
conocieron, y dixeron, que
no era lexos de alli, donde
tenian aquellas mantas,
y señalaron el camino drecho,
y llano, la Cañada
deste valle de S[an] Martin
toda derecha al norte.
{f. 83}
83
dexando el camino real a el
Nuevo Mex[i]co, sobre ma-
no derecha: esto se supo por
ynterprete mui ladino,
en la lengua mexicana, y de
nacion Concho.
Esto es mui facil de
ver con dos dozenas de
hombres, y si son hombres,
con doze bastan, qui-
za sera aquello el momento,
y todo es ir hallan-
do la tierra, y resulta en
bien de las almas que
no deben de ser pocas, pues
los yndios dizen son
mas de quarenta pueblos.
Relacion del
Piloto Morera, que
pasó de la
mar del norte a la
del sur,
por el estrecho.
El P[adre] F[ray] Antonio de
la Ascencion Religioso Carme-
lita Descalzo, uno de los
tres, que fueron con Se-
bastian Vizcaino al
descubrim[ien]to del cabo Men-
dozino, me dio esta
relacion, por cosa cierta, y
por eso pongo aquí su
nombre, y dize assi.
Un Piloto estrangero
llamado N. Morera, que
entró al yngles de la mar del
norte, a la del sur
por el estrecho de Anian,
dio esta relacion al Cap[ita]n
Rodrigo del Rio, Gov[ernad]or
que entonzes era de la Nueva
Galicia, volviendose a su
tierra el Capitan Fran[cis]co
Draque en cuia compa[ñi]a
avia venido. Saliendo por
el estrecho, iba este piloto
mui enfermo, y mas mu-
erto que vivo, y por ver si
los aires de tierra le daban
vida, como cosa muerta lo
echaron en tierra, el qual
a pocos dias cobró salud, y
anduvo por aquella tier-
ra por espacio de quatro
años; salio por el Nuevo
Mex[i]co, y de alli a
S[an]ta Barbola, y luego paso a las
minas de Sombrerete en busca
del d[ic]ho Rodrigo d[e]l
Rio y el d[ic]ho piloto le
contó lo sig[uien]te.
Dada larga relazion
de su mucha peregrinaz[io]n
{f. 84}
84
le dixo como el mismo yngles
Fran[cis]co Draque en el
parage del estrecho de Anian
le avia echado en tier-
ra por la ocasion dicha, y
que despues, que cobro salud,
avia caminado por diversas
tierras, por muchas
prov[inci]as mas de
quinientas leguas por tierra firme
hasta llegar a dar vista a un
brazo de mar, que di-
vide la tierra del Nuevo
Mex[i]co, de otra tierra mui
grande, que está a la parte
del pon[ien]te y que en la orilla
de aquel mar, avia muchas, y
grandes poblaziones,
entre las quales usan andar
a cavallo, y pelean con lanza
y adarga. No se sabe que
nacion sea esta, el d[ic]ho P[adr]e
F[ray] Antonio dize creé son
Moscovitas, yo digo, que
Mosco-
bitas-
quando los veamos sabremos
quien son; y dixo
este piloto, como este brazo
de mar corria de norte
a sur, y que le parecia iba
por la parte del norte
a dar al puerto, donde a el
le avia hechado en tier-
ra el yngles, y que en
aquella costa de mar avia
visto muchos, y buenos
puertos, y grandes ensena-
das, y que desde la parte
que a el le hecharon en
tierra se atrevia a ir a
España en quarenta di-
as en un buen patacke, y
que avia recono-
zer la costa de Ynglaterra.
Ofrecieose de llevar
al d[ic]ho Rodrigo del Rio al pa-
rage del brazo del mar, que
el descubrió, y dixo
que con facilidad lo pasaria
de la otra parte.
Este brazo de mar se
tiene por cosa cierta es el
de la California, llamado
Mar Roxo, y la tierra que
está de la otra parte es de
las Californias. Como me lo
dixeron lo pongo, sin quitar
ni poner.
Todas estas noticias
de las grandes riquezas del
Nuevo Mexico, y de la
tierra adentro, no las han ig-
norado los españoles del
Nuevo Me[xi]co, sino que no las
{f. 85}
85
merezen gozar, por los
secretos juizios de Dios, que
nosotros no podemos
comprehender; donde se vé
cumplida la profecia del
S[an]to F[ray] Diego d[e] Mercado,
religioso desta seraphica
religion, hixo de la prov[inci]a
del S[an]to Evangelio, el
qual viendo pasar por el pue-
blo de Tulla tropa de
gente, quando D[o]n Juan de
Oñate entró a poblar el Nuevo
Mex[i]co, dixo, por
vida de F[ray] Diego (que
este era su juram[en]to) que tiene
Dios en aquellas partes
remotas del Nuevo Mex[i]co,
grandes riquezas, mas por
vida de F[ray] Diego, que no
las hande gozar los presentes
pobladores, que no las
guarda Dios para ellos; y
assi ha sido, pues
todos,
los primeros han fenecido sin
gozarlas, y con gran
dolor, porque s[iem]pre
vivieron con estos deseos, y an-
sias de riquezas, que es al
fin a que alli entraron
a poblar, y gastaron sus
haziendas. Dios N[uest]ro
S[eñ]or
que es el sabidor de todas
las cosas, sabe el quando, y
como se hande manifestar
estas riquezas a los
hombres, para que las
gozen, que a el solo le es dado
el saberlo, que assi nos lo
enseña diziendo: non est
vestrum noscere tempora,
vel momenta. Aa:1.c.
Y no solo han gozado
riquezas los vezinos del
Nuevo Mex[i]co, sino que el
azote de Dios ha estado
s[iem]pre sobre ellos, y es
la gente mas oprimida, y
avasallada del mundo, pues
no son señores de
sus voluntades, y
haziendas, pues con facilidad,
y sin que ellos puedan hazer
resistencia, se las
quitan con mano poderosa,
quedando ellos en cue-
ros, y los otros medrados:
ellos son secretos juez[e]s de Dios.
Y quando no fuera
bastante todo lo dicho, a que
se animasen los hombres a
entrar la tierra aden-
tro, a ver, y gozar de
tantas riquezas como Dios
{f. 86}
86
N[uest]ro S[eño]r allá tiene
guardadas, para todos los yncredulos,
que son tardos en creer,
bastaba el caso siguiente pa-
ra caer en la quenta, y
salir de su incredulidad.
Siendo guardian del
conv[en]to de Quauhquecholan
el S[an]to Varon F[ray] Juan
de Escalona religioso desta prov[inci]a
del S[an]to Evangelio, una
tarde a puertas del sol a la
hora, que tañe el Ave Maria,
estando con sus com-
pañeros paseandose por el
patio de la yglesia
porque el calor del puesto
lo requiere, tañeron al
Ave Maria, hincaronse todos
de rodillas para re-
zarla, acabada la oracion se
levantaron todos los re-
ligiosos, salvo el S[an]to
Varon F[ray] Juan de Escalona, que
se quedo en oracion, porque
mientras los demas
rezaban el Ave Maria, fue el
arrebatado en spiritu.
Los demas religiosos, como lo
conocian, y respectaban
por santo dexaronlo, y
volvieron a pasearse por
el patio. Acabo de un rato,
comenzó el s[an]to varon
a dar vozes diziendo: Beati
primi; beati primi.
Los religiosos que lo oyeron,
estuvieron con gran
atencion, y cuidado, por ver
si podian oir otra
alguna cosa, mas no oieron
mas. Quedaron con este
deseo de saber, que queria
dezir con aquellas pala-
bras: Beati primi; beati
primi, repetidas dos
vezes. A cabo del rapto, y
que volvio en si, pregun-
taronle los religiosos, que
vozes avian sido aquellas,
mas el no quiso dezir nada,
y los religiosos al fin co-
mo gente curiosa, quedaron
con este deseo de saber
aquel misterio. Otro dia
llegandose el s[an]to varon a
reconciliar, para celebrar,
con uno de los d[ic]hos religi-
osos, debaxo de confesion le
rogo mui encarecidam[en]te
al cnfessor, le dixese que
vozes avian sido las de la
noche antes, y el respondió:
con tal condicion
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Padre Mio, que mientras yo
viviere nadie sepa el
caso, yo lo dire. El
confesor le dio palabra de no de-
zirlo a nadie, mientras el
viviera, y daba esta
palabra dixo.
Sabra V[uestro]
R[everendo] P[adr]e Mio, como aier tarde quando esta-
bamos rezando el Ave Maria,
me fueron reveladas
todas las riquezas, y bienes
temporales, que Dios
N[uest]tro S[eño]r tiene
guardadas la tierra adentro del
Nuevo Mexico debaxo del
norte. Tambien me fue
revelado como lo han de
descubrir frailes de mi p[adr]e
S[an] Fran[cis]co y como los
primeros, que allá entrasen
los han de martirizar, los
quales se me represen-
taron, y los vi de
martirizar en spiritu, y gozar
de verles padezer el
martirio, con tanto animo
y esfuerzo, por eso dixe:
Beati primi, beati primi.
Tambien me fue
revelado como pasado esto y
despues de estar regada
aquella tierra con la san-
gre destos martires,
entrarán allá los españoles,
a gozar tantas riquezas como
alla ay.
Y este santo varon
con este buen deseo entro en
el Nuevo Mexico, en el
segundo despacho que en-
traron religiosos, en tiempo
de D[on] Juan de Oñate
y dio principio al baptismo
en el pueblo de
S[an]to Domingo a las
Orillas del rio del norte, yn-
dios de nacion de Queres, en
el qual pueblo acabó
los dias de la vida
santam[en]te. De cosas prodigiosas,
que a este santo varon le
succedieron con aquel-
los yndios, son muchas, y
como ya queda dicho,
por ser esta relacion, y no
historia, no pongo
todo lo succedido, por
abrebiar.
Yo no se
R[everendisi]mo P[adr]e que corazon ay tan epeder-
nido, que con estas cosas no
se ablande, y vuelva
mas que blanda cera, y
deseé ser el primero a
gozar de tal palma, y corona.
Pues honrra
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88
D[io]s N[uest]ro S[eño]r
tanto n[uest]ra seraphica religion, y recivimiento,
de sus liberales, y francas
manos, cada dia tantas mer-
cedes, pues para n[uest]ra
sagrada religion, y no a otra
tiene guardada esta impresa,
para honrrar e
illustrar mas este su pobre
rebaño.
He dado noticia a
V[uestro] P[adre] R[everendissi]mo de de todas estas cosas
con la brevedad, y mejor
estilo, que la cortedad
de mi entendimiento, y tosco
lenguaje alcanza,
para que como p[adr]e
piadoso, y de quien depende
el cuidar del bien de
aquellas almas, abra la pu-
erta, y de licencia, para
que entren la {tierra }
adentro del Nuevo Mex[i]co, y
nuevo mundo /.../
dos los religiosos, que
tuvieren el espiritu de en-
trar apostolicam[en]te sin
recibir gaxes de S[u] M[agestad]
sino como digo
apostolicam[en]te, que religiosos
tienen esta santa
prov[inci]a del Santo Evangelio, co-
mo los ha tenido s[iem]pre
de mui grande espiritu
que desean entrar entre
aquellos infelizes, y
barbaras naciones a dexar las
vidas entre
ellos a imitacion del que
por n[uest]ro amor dexó
la suia en el arbol de la
cruz.
Despues de aver
acabado de escribir esta re-
lacion, llego a mis manos la
relazion que se
sigue, con que se echa el
sello a todas estas
verdades, deste gran mundo
del Nuevo Mexico
llamado España la maior,
porque es tan gran-
de por tierra firme, que
otro como el no se ha
descubierto. Porque.
Por la parte del sur
se puede andar por tier-
ra hasta 52 g[rado]s, y
medio, que es el estrecho de Ma-
gallanes, y por la parte del
norte no tiene ter-
mino señalado, que es como
inacabable.
Tiene esta tierra de
norte a sur 2178 leguas.
De leste a hueste
[tiene]
1277. leguas, que tantas ay desde
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89
Terranova hasta el cabo
Mendozino: gracias sean
dadas al señor que lo crió.
amen.
Relacion de la
S[an]ta Madre Maria de
Jesus Abadesa del
Conv[en]to de Santa
Clara de Agreda.
Es mui probable, que [en] la
prosequcion del descubri-
m[ien]to del Nuevo Mex[i]co,
y conversion de aquellas almas
se dará presto en un reino,
que se llama Tidam, qua-
trocientas leguas de la
ciudad de Mex[i]co al occidente
o entre el occidente, y el
norte, que según se enti-
ende está entre el Nuevo
Mex[i]co, y la quivira, y si
acaso se errare la
cosmografia, aiudará el tomar
noticia de otros tres reinos
llamados el uno de Chiles-
cas, el otro de los
Guismanes, y el otro de los Aburcos,
que confinan con este dicho
reino de Tidam, y des-
cubiertos, que sean, se
procurará saber, si en ellos,
particularm[en]te en el de
Tidam, ay noticia de nuestra
s[an]ta feé catholica, y
porque medios, y modos se la ha
manifestado N[uest]ro
S[eñ]or.
Nos D[o]n
Fran[cis]co Manso y Zuñiga electo Arzo[bis]po de
Mex[i]co del Conss[ej]o
de S[u]. M[agestad] y del R[ea]l de las Yndias, encar-
gamos mucho esta ynquisicion
a los r[everendos] p[adres] y cus-
todios de la d[ic]ha
conversion, para que la hagan, y
soliciten con la
puntualidad, feé, y devocion, que
tal caso requiere, y para
que de lo que resultare
nos vaian dando aviso, en
manera que haga
feé, de que, sin duda,
procederan grandes aug-
mentos espirituales, y
temporales, en gloria, y
en honrra de D[io]s N[uest]ro
S[eño]r. Dada en Mex[i]co a 18 dias
del mes de maio de 1628 años-
El Liz[encia]do Fran[cis]co
Manso Zuñiga.
Esto
es R[everendíssi]mo P[adr]e lo que se ha visto, oy do, y sabido
assi por mar como por tierra,
y certifico a V[uestra] R[everendíssi]ma
que no lo he ponderado con el
encarecimiento
que pudiera, que antes quedo
corto, temiendo los
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varios pareceres de hombres incredulos, que estos de
ordinario son los que no han salido de su aldea
ni conocen mas de un cura, y un sacristan, y
assi todo lo que oien les parece imposible, y que
el mundo no es tan grande como lo pintan, por
que no pasan con su entendimiento, a mas
de lo que alcanza la vista; mas a los hombres pla-
ticos, y leidos nada de esto les ofusca los entendi-
mientos, porque como lo tienen alcanzan esto
y mucho mas.
Lo cierto es, que en no acabar de explorar
esta tierra S[u] M[agestad] pierde un gran mundo y
N[uest]ro
S[eñ]or Gu[ard]e a V[uestro] P[adre]
R[everendíssi]mo como todos sus hixos desea-
mos. Amen.
LAUS
DEO