Mexicain
191
Manuscrito
“Papel sacado del Tomo 45 de
las memorias del P[adre] Fr[ay] Manuel
de Vega:
Documentos para la Historia del Nuevo México”
8 Cabiers in- folio (147 pages)
No. 191
Volume de 75 Fevillets
2 Aout 1898.
{191_00B}
{FOJA SIN NINGUN DATO}
{191_ 01R}
1
orbis fuevi 2. Garces
Papel
Sacado del tom[o] 25
de las memorias del P[adre] Fr[ay] Manuel
de Vega, cuyo titulo
es: Docum[en]tos para la Historia del Nue=
vo México desde la
pagina 131. Esta obra del P[adre] Vega consta de
32 tomos, y se
guarda original en la Secretaría de este 147 ha
Virreynato de México.
Desordenes que se
advierten en el Nuevo Mé-
xico y medios que se
juzgan oportunos a re-
pararlos para mejorar
su constitucion y hacer
feliz aquel reyno.
Escritos por el mismo Reverendo
Padre Fray Juan
Agustín de Morfi.
{ DOS SELLOS}
1. Los
yndios del Nuevo México, aun con
preferencia a las del
antiguo, desde el tiempo de su
gentilidad y antes de
conocer a los españoles aborre-
cieron la vida vaga:
tenian y tienen sus pueblos
en la mayor
regularidad, con una o mas plazas
a proporcion del
numero de sus reinos: construyen
sus casas en calles
formadas de modo que todas
salgan a la plaza
mayor que ordinariamente
es redonda, sus
edificios son de 3, 4 hasta 7 cuer-
pos sin comunicación
interior entre si subiendo
de uno a otro, y aun
de la calle al primero por
escalas de mano que
recogidas por la noche los
ponen a cubierto de
qualesquiera sorpresa, y ellos
desde las azoteas
pueden defenderse de los enemigos
que errantes en las
calles no hallarian defensa
{191_01V}
contra las flechas y
piedras que les arrojasen des=
de arriba. Medio con
que se defendio Don Juan de
Oñate de los mismos
regnicolas, quando asediado
en el pueblo de San
Juan de los Caballeros, pudo sin
esta defensa verse
oprimido de la multitud. Tienen
ademas de esto
amuralladas sus poblazones con
albarradones,
estacadas, o zanjadas que las hacen
impenetrables a unos
enemigos sin subordina-
cion inconstantes, y
que temen el valor de los
vecinos. Estos Caate
las fueron hijos de las hosti-
lidades que siempre
han sostenido contra los Apa-
ches, Comanches,
Navajoos y Yretas de que estan
cercados por todas
partes con ellos y su natural
intrepidez se han
conservado desde su origen en
civilidad y policia,
y causado respeto de todos sus
contrarios. El
Pueblo de Zandia, que es mas corto
pues apenas se
compone de 30 familias, jamas
ha visto los enemigos
dentro de sus terminos: y
este puñado de
hombres por sola la buena dis-
posición de sus
casas, impone temor a centenares
de guerreros. /Este
exemplar nada produce en los
españoles/
2 Este
exemplar nada produce en
los españoles, q[u]e
debiendo conducirse con mas
sociabilidad y
policia que los yndios, no se
{191_02R}
2
avergüenzan de
acreditarse mas tratos que los
infieles. No hay en
todo el reyno una pobla-
cion de españoles
bien ordenada. Ellos como hu-
yendo de la vecindad
de sus hermanos, alejan
sus habitaciones de
las anteriores, casi sobre
una linea a
proporción que se iran estableciendo:
de suerte que la
villa de Alburquerque por
exemplo, que reducida
al metodo regular seria
una mediana poblazon,
y que ofrecera sobra-
disimas tierras de
labor, con egidos y pastos comu-
nes a todos sus
pobladores, ócupa hoy por su
vision
establecimiento, mas de doce leguas de ter-
reno en las orillas
del rio.
3
De este desorden se originan otros
infinitos, y que se
descubren sin muchas indaga-
ciones, como no estan
a vista de las justicias, ni
a estos les es facil
conocer la conducta de los sub-
ditos viven en cierto
espacio de independencia q[ue]
hace impunes mayores
delictos por igno-
rados. Estan privados
del beneficio de los sacra-
mentos, muriendo
muchísimos sin este socorro:
por que un solo
ministro que debe cuidar al
mismo tiempo de dos,
tres o mas pueblos, no
los puede asistir a
tantas distancias; y por consi-
{191_02V}
guiente estan mas
ignorantes de la religión
que los propios
yndios.
4
Quando es necesario ocurrir
con las armas á la
contención, ó persecución
de los enemigos,
logran estos completamente
sus designios, antes
que se junten los nuestros.
5
Vimos sumergidos en la miseria
y sin medio para
procurarse los generos de pri-
mera necesidad: para
que ademas de lo mucho
que la soledad
constituye al ocio, como tienen
las labores junto a
sus casas y estas se hallan
destituidas de abrigo
de sus vecinos, /..../ó no
se atreven a salir á
trabarlos, ó si salen, son
victimas de su
indolencia; por la ligereza y au-
dacia de los
contrarios que se internan en las
villas con toda
libertad por su desordenada for-
macion.
6
Como viven asi testigos que les
observen, no se
avergüenzan de andar en cueros, y
por consiguiente
tampoco se fatigan con procurar
por medio de su
trabajo lo necesario a cubrir su
desnudez, naciendo de
aquí a los desordenes en lo moral.
que escandalizan á
los mismos barbaros, a quien
no se les puede
esconder. Y de todo resulta que la
lascivia {sic} se
admira aquí con mas veracidad que en
{191_03R}
3
los brutos; y el robo
se considera como un arbitrio
que no deroga el
pundonor, mientras no media
una descarada
violencia.
7
Todo lo contrario sucede entre
los yndios, la buena
economia de sus pueblos, los
tiene a vista del
Magistrado y del Ministro: fre=
quentan la misa y
sacramentos. Al primer to=
que del tambor, o de
la campana estan juntos
todas para defenderse
y ofender. La antigüedad
de sus labores les
facilita el cultivo, por la pronti-
tud del socorro, en caso
de sorpresa. Los ganados
y caballadas del
pueblo pastan en comun, y con
guardia competente, y
aunque en ocasiones
pierden algo. ni es
tanto, ni tan frequente como
los españoles. No
conocen el robo, ni la imbria-
guez, con solo
apartar un poco la escalera de mo-
do que no este
enfrente de la puerta de la casa,
ya saben todos que el
dueño no esta en ella, y nadie
se atreve entonces a
violar la confianza publica.
Levantan
ordinariamente sus cosechas con liber-
tad y viven en la
abundancia. Se advierte pues,
que el unico medio
para que disfruten los espa-
ñoles estos
beneficios, es reducir sus poblazones
a un orden semejante,
aun quando para este esta-
blecimiento, opongan
el abandono que es necesario
{191_03V}
hacer de algunas
habitaciones, por convenir así
á su propia utilidad,
y bien del estado.
2º
8 El
segundo desorden que se opone a
la prosperidad del
reyno, es el metodo copioso
con que se exercita
el comercio, y la variedad ma-
liciosa de precios, y
modenas imaginarias con q[u]e
se gira: dirigido
todo a sorprender el candor de
aquellos naturales,
abusando los mercaderes de
la calidad de
españoles que se atribuyen sobre
los yndios: como si
en estos no se hallasen las mis-
mas razones y aun
mas poderosas, para disfru-
tar esta ventaja,
despues de dos siglos que recono-
cen nuestra
dominación, obedecen nuestras leyes,
y profesan constantemente
la religión cristiana.
9
Para perfecta calidad de este
punto debemos suponer
que la moneda aun no
circula en lo
interior del reyno, y en las poblazo-
nes del Paso se ve
muy poca. Que el comercio se
guia en cambalaches,
dando los mercaderes los
los de España y
tierra afuera y recibiendo de los
naturales y vecinos
las producciones propias del
pais: que en el Paso
son trigo, maíz, frixol, vino y
aguardiente: y
adentro gamuzas, cueros de cibolo,
mantas, colchas
medias, y otras manufacturas
{191_04R}
4
de lana y algodón,
aunque en pequeña cantidad
obras de alfareria y
carneros: estos hacen el ramo
principal de este
vasto y viciosísimo comercio.
10
En todo el mundo político don-
de el comercio se
hace en buena fé, se celebran los
cambios y compras, no
solo qundo las cosechas es-
tan ya levantadas y
recogido el grano en las tro-
ges, sino que el
magistrado vela cuidadosamente
la observancia de las
leyes que prohíben se ha-
gan extracciones,
hasta que esté provista la pro-
vincia, o reyno que
le produce, de suerte que al menos
no falle el necesario
al sustento de sus moradores
y a la futura
siembra, y en donde sobresale el pa-
triotismo, se han
establecido publicos positos, don-
de se conserve cierta
porcion de grano, que preser-
ve al pais de la
miseria en un año esteril, y no
imposibilite la
siembra al inmediato por falta
de semilla.
11
Aquí sucede todo lo contrario,
las compras se hacen
antes de las siembras, y hay
quien tenga medido el
que ha de cosechar de aquí
a seis años. Nada se
reserva y un labrador q[ue]
con muchos afanes
levantó hoy de la era cien
fanegas de trigo ó de
maíz, mañana va a com-
prar el que necesita
para comer, por un precio
{191_04V}
quatro veces mayor de
aquel en que vendio. Como
para esta compra ni
tiene moneda, ni otra cosecha
alguna le es tan
necesario empeñar la futura
como el subsistir y
si tiene una familia algo nu-
merosa, o la ha de
dexar perecer, o ha de compro-
meter los frutos de
muchos años. No se puede dar
medio. El vendio por
uno, y comprar por cinco, esta
ventaja aumenta su
empeño al infinito.
12
El primer empeño es verdade-
ramente el lazo que
le liga a la esclavitud, y que
le imposibilita tener
algun descanso el resto de su
vida. Para contraer
no es necesario ser vicioso, ó
disipador: un
casamiento, un viaje, un entierro,
o el mas pequeño
viaje extraordinario, es mas
que suficiente para
sumergirle en este laberinto.
Necesita uno de
aquellos vecinos para alguna
cosa de las
expresadas, o para otra semejante, cien
pesos. Alli no hay
moneda, como dixe: para adqui-
rirlas ocurre el
mercader que se los ofrcece en gene-
ros, y á que precios?
Vease ya el cumulo de la ti-
rania y del fraude.
13
No contentos aquellos merca-
deres en el monopolio
que hacen sufrir a los veci-
nos, han inventado
monedas imaginarias para
alucinarlos. Estas
son de quatro especies que se
{191_05R}
5
sudividieron despues
á su arbitrio. Pesos en plata, pesos
á precio de proyecto,
pesos a precios antiguos, y
pesos de la tierra.
dos pesos en plata de ocho reales
los de proyecto seis,
los antiguos, quatro, y los de la
tierra dos.
14.
Esta diferencia confunde á los yn-
dios y vecinos, que
piensan hacer una venta ad-
mirable de sus
frutos, quando ven q[ue] se les paga á
peso el quartillo de
aguardiente, la rastra de chi-
le, el costal de
mazorcas de maiz ex[cetera] sin advertir,
que compran a igual
precio una vara de liston de
a real de manta yndia
y otros generos desprecia-
dos. Un exemplo de
cada especie, esto es de las rentas
mas benignas que
hacen los mercaderes, y otro de
las regulares
manifestaria sus ganancias, y la
opresión de aquellos
infelices. Una manta ordina-
ria que llaman judia,
le cuesta al mercader 6 pe-
sos. Necesita
vestirse uno de los vecinos y la compra
a peso la vara, dando
en lugar de pesos quartillos
de agurdiente, la
pieza tiene 32 varas que le
cuestan 32 quartillas
de aguardiente. Va despues
este miserable a
comprar un quartillo de aguar-
diente á casa del
propio mercader,quien ponderan-
dole el servicio que
le hizo en darle la manta
á peso de la tierra,
le hace ver que necesita ven-
{191_05V}
derle el aguardiente
con mucha equidad, á peso
de plata, de que le
resultan 32 pesos por la
pieza: de que
rebajados 6 pesos y a reales de cos-
to, principal, flete
merma del aguardiente le
resultan de ganancia
25 pesos 4 reales; que
quando mas tarde los
cobra al fin del año, y si
la venta se hizo
cerca de la vendimia, no dura
el credito dos meses.
15.
Pero como esta cantidad no la
recibe en moneda se
la carga al comprador á
cuenta de la futura
cosecha de maiz; y es este
el segundo exemplo de
las compras regulares.
El costal de maiz un
peso de precio antiguo,
esto es 4 reales, y
contiene media fanega de gra-
no. Por lo que los 25
pesos 4 reales son 25
fanegas y media.
Estas las vende despues el
mercader á los
presidiales de San Elzeacio,
Principe y Carrizal
que van a ponerse de
granos al Paso, y que
ordinariamente se lo
pagan á 20 reales, de
que le resultan 64
pesos en el discurso
de un año por el principal
y costo de 6 pesos y
medio: dañandose en esta ga-
nancia el reino que
lo vendio al mercader, y el
presidial que se lo
compra.
16.
Si la manta no se vendio por
{191_06R}
6
aguardiente, sino
inmediatamente por granos
tiene ya otro precio:
la vara no es ya á peso de
la tierra, esto, es
dos reales sino á precio antiguo
de quatro reales, que
siendo estos el de la media fa-
nega de maiz,
producen las 32 varas 32 me-
dias, ó 16 fanegas,
que vendidas a 20 reales le
valen 40 pesos de 8
reales los 6 del primer costo
de la manta.
17.
Con igual metodo compran en
lo interior del reyno
á los pobres yndios, (que son
los unicos que alli
poseen bienes)
los carneros ga-
muzas, mantas,
texidos, y alfareria, por que
las semillas y granos
aunque abundan no giran
regularmente en este
comercio, por que hacen
parte del que
expondré inmediatamente: siendo
tanto mayor el abuso
de mercancías que les con-
ducen, calidad de
ellas y confusion de los precios
imaginarios, quando
su separación de nuestro
trato los hace menos
advertidas en descubrir los
fraudes y conocer los
generos. Sea comprobación
de esto la accion de
que aun se gloria uno de los
primeros de aquel
reyno llamado D[o]n Francis-
co Trébol. este compró
una huacamaya que le
costó 8 pesos, y sacó
en Nuevo México 492 pesos
{ } cion de lana abunda,
el algodón se despren-
{191_06V}
derle el aguardiente
con mucha equidad, á peso
de plata, de que le
resultan 32 pesos por la
pieza: de que
rebajados 6 pesos y a reales de cos-
to, principal, flete
merma del aguardiente le
resultan de ganancia
25 pesos 4 reales; que
quando mas tarde los
cobra al fin del año, y si
la venta se hizo cerca
de la vendimia, no dura
el credito dos meses.
15.
Pero como esta cantidad no la
recibe en moneda se
la carga al comprador á
cuenta de la futura
cosecha de maiz; y es este
el segundo exemplo de
las compras regulares.
El costal de maiz un
peso de precio antiguo,
esto es 4 reales, y
contiene media fanega de gra-
no. Por lo que los 25
pesos 4 reales son 25
fanegas y media.
Estas las vende despues el
mercader á los
presidiales de San Elzeacio,
Principe y Carrizal
que van a ponerse de
granos al Paso, y que
ordinariamente se lo
pagan á 20 reales, de
que le resultan 64
pesos en el discurso
de un año por el principal
y costo de 6 pesos y
medio: dañandose en esta ga-
nancia el reino que
lo vendio al mercader, y el
presidial que se lo
compra.
16.
Si la manta no se vendio por
{191_06VA}
de sola la pluma que
es lo unico que produce ¿co-
mo se hizó esto? el
lo dira quando se le pregunte.
18.
No es ponderable á lo que en
materia de usara
llega el desorden. Un par de
casos lo hará
patente. Siendo vecino del Paso
un tal Feliz.
Sargento hoy del Carrizal, quizo
sembrar un poco de
frixol, no tenia semilla, se di-
rigio á D[o]n Manuel
de la Torre, para que se la
prestase. Este se la
ofrecio, pero á condicion de q[u]e
en la cosecha le
habia de dar 6 fanegas del mismo
ó 24 costales de
maiz. El actual P[adre] Vicario y
Juez Eclesiástico
pretaba un almud, para que le
diese 12, y es ya
corriente dar á los yndios, especial-
mente en semana
santa, una botija de aguardien-
te con la obligación
de volver un barril al tiempo
de la cosecha y
entiendan llega á la misma libertad
de las personas que
puestas á servir aumentan
su empeño con los
precios imaginarios, y se ven
morir en la
servidumbre debiendo centenares de pe-
sos, sin haber comido
un dia bien, ni cubierto ente-
ramente sus carnes.
19.
Si con este comercio ventajoso
se enriqueciesen
los mercaderes, aunque y no por
eso se evitaría el
daño, se conseguiris el menos el
{191_07R}
7
alivio que podian
inducir sus caudales en la pro-
vincia; pero el dolor
a que a pesar de unas ganan-
cias son enormes.
Todos son unos miserables, y nin-
guno es capaz de
presentar quinientos pesos en
reales de caudal
propio. Ellos son verdaderamente
unos comisionados de
los comerciantes de Chihua-
hua, de quien sacan
al credito el fondo de su giro,
ya que en el debian
satisfacer en las producciones
de la tierra. Los
chihuahuenses que conocen per-
fectamente el metodo
de aquellos negociantes
los recargan los
generos que les dan, y disminuyen
los precios de los
q[u]e los reciben, de suerte que apenas
queda a los nuevos
mexicos un corto residuo con
que pagar los fletes,
y sustentarse con escaces, y
como no tienen otro
arbitrio de subsistir se ven ne-
cesitados a recibir
la ley que les imponen en Chihua-
hua.
20.
Para atender, pues el medio de
este desorden. se
debe solicitar disminuir la
dependencia de aquel
comercio del de Chihuahua. Se
conseguiria esto en
gran parte, si los principales
generos que se
admiten de esta villa, se construye-
ren en aquel reyno.
Este proyecto seria tanto
mas abil, quanto no
hay cosa mas facil de poner
en execucion. La lana
abunda, el algodón se despre-
{191_07V}
cia por su copia: los
campos y los cerros convidan
con los mas bellos y
solidos tintes que he visto en
muchas plantas y
minerales. La industria no fal-
ta; por que no se
hace pres[ente] ya lo dice: en lo
interior del reyno.
ademas de las obras de gamu-
za que se trabajan,
se tienen mantas y sayales, se han
hecho paños, y aun
hubo quien fabrico muy bien
tripe. como testifica
el Brigadier D[o]n Pedro Fermin
de Mendinueta. He
visto colchas que en el dibujo
distribución y
hermosura de los colores, exceden sin
comparación las de
Puebla, y San Miguel el Grande,
de que hay en Nueva
España tanto consumo.Vi igual-
mente una funda de
almohada de algodón hecha
a ahuja de hilo muy
fino, y con labores muy deli-
cadas. Y sobre todo
unos manguillos de pelo de
conejo, que me
encantaron: todo esto prueba la
insdustria y la
abundancia de las primeras mate-
rias; y sin embargo
de tantas proporciones no solo
no se puede hacer un
comercio activo con las provin-
cias inmediatas, pero
ni aun disminuir el pasivo, que
como hemos visto es
la ruina de aquel.
21.
Como para hacer estas obras ni
tiene telares, ni
intrumentos que les ahorren tiem-
po y trabajo, sino
que les calculan con una indus-
{191_08R}
8
tria y sin doctrina,
se tardan tanto en acabarlos,
y les cuestan tantas
fatigas,que no las pueden
dar á un precio
comodo, y por consiguiente jamas
haran una rama util
de comercio: el paño que
construyen no se
estima por falta de batanes: con pro-
verles, pues estos
auxilios, que necesitan, estaba ya
executado en gran
parte este proyecto. Y esto es difi-
cil? apenas hay dia
en que la audiencia de Me-
xico, el tribunal de
la acordada, y juez de chin-
guiritos no condenen
á presidio por delitos leves,
algunas mercancías, y
poblanos carpinteros, cons-
tructores de telares,
texedores, bataneros. tinto-
reros, bordadores
ex[cetera] con enviar aquí algunos de ellos,
procediendo de buena
fé para remitirselo aquellos,
cuyos debitos no
arguyesen un animo aboslutam[en]te
depravado é inútil
estaba ya todo prevenido. Los
gastos de conducción
creo no serian mayores, que
los que se cargan en
su remision á la Habana;
donde muchos de ellos
ó se inutilizan, ó se mueven
por la suma
diversidad del clima, y notable dife-
rencia de los
trabajos, á que los aplican, con aque-
llas á que estaban
habituados; y aquí serian feli=
ces, y harian
prosperar este fertilísimo reyno; q[u]e
siendo de temple
sanisimo, aunque muy frio en el
invierno, no estan
expuestos sus moradores á tantas
{191_08V}
ni tan crueles
enfermedades, como en Veracruz y los
demas paises
calientes. Los desterrados se estable-
cerian ventajosamente
y con un poco de cuidado
sobre su conducta,
serian acaso muy buenos ve-
cinos, donde fuera
del paso, no hay ocaciones
para la embriaguez,
que suele ser para afuera
lo que ordinariamente
los arruina.
22.
Puede ser se necesitase adelan-
tar algunas
cantidades para el acopio de las mate-
rias, construcción de
telares y obradores, y manu-
tensión de maestros y
aprendices, hasta que pu-
diesen facilitárselo
por si mismos, con el producto
de sus trabajos; pero
tampoco esto lo juzgo /.../
y muy difícil si
tiene algun valor las reflexio-
nes siguientes.
23.
Que los diezmos sean del rey en
toda la Nueva España,
no admite controversia.
Los del Nuevo México
los percibe la yglesia de Du-
rango sin motivo
justo, pues lejos de proveer
a aquellos fieles del
pasto espiritual, que es lo
que la hiciera
acreedora á su percepción, esta el
rey manteniendo de
sus reales caxas á quan-
tos ministros hay en
aquel reyno, que todos
son y han sido
siempre religiosos de San Fran-
cisco: á exepción de
un curato, que se crio en el
191_09R
9
en el Paso, llamado
las Caldas a cuyos feligreses á
poco tiempo se
huyeron al monte y se juntaron
con los apaches para
perseguirnos. Pues si el
importe de unos y
otros esto es, de los del paso: y del
reyno se uniesen,
compondrían una cantidad
de 3895 pesos, que
aplicados a este util destino den=
tro de pocos años
produciria a la misma yglesia
mayores cantidades o
si pudiera la yglesia sen-
tir lo mucho, pues
los dos años anteriores a esto
perdieron el producto
de los del Paso que es de dos
mil pesos, por falta
de arrendador y recaudador.
Y si ahora quieren
cobrar los caidos se acaba-
ron de perder las
poblaciones pues hay vecino
que ni con todo el
valor de sus tierras paga lo que
debe. Y en caso de
aplicarlos á esta verdadera obra
pia pudiera
encomendarse su cobro y renta al ca-
pitan del presidio
de S[an] Elzeacio y los del reyno
al gobernador, ó su
teniente.
24. Pero
cuando este medio parezca
violento ó
impracticable, aun ofrecen los mismos
diezmos otro
arbitrio, en que conbinando la mis-
ma yglesia en
percibir la propia ó mayor cantidad
que ahora habria
fondo para atender las nuevas
fabricas = lo que voy
á hacer ver demostrativamente;
{191_09V}
en la inteligencia de
que todo este detalle le ad-
quiere de personas
inteligentes, una de las quales
hubo los diexmos del
reyno en arrendamiento
diferentes ocaciones.
25.
Estos quando mas han valido
a la yglesia, ha sido
el presente año que se acor-
daron en 1895 pesos:
pues cogidos de cuenta de
las nuevas fabricas,
y bien administrados, aun
quando se diesen a la
yglesia 20 /.../ sobrarian al
proyecto un fondo
suficiente y que hoy se lo co-
ge injustamente un
particular. Se vera ser asi,
por las cantidades y
valor de lo que se recoge en
el dia, sin embargo
de las habilidades que sufre el
reyno: pues quando
estos no eran tan frequentes
subia con el duplo el
valor de los diezmos.
1.500 fanegas de
trigo a 12 r[eale]s fanega importan .....225 p[eso]s
3000 fanegas de maiz
a 12 r[eale]s...................................1500
200 faneg[a]s de
frijol, garbanza, abas, a 3 p[esos] 600
600 costales de chile
a 2 r[eale]s.......................................150
800 costales de
cebollas a 2 r[eales]s................................200
250 costales de lana
a 2 p[eso]s.........................................500
200 manojos de punchi
ó tabaco silvestre a 4 r[eales]s.....100
1000 pollos á 1
r[ea]l.........................................................125
2500 cabezas de
carnero y obeja p[o]r mitad a 1 p[es]o..2500
{191_10R}
10
100 cabezas de ganado
mayor a 3 p[eso]s........................300
8 potrillos a 3
p[eso]s........................................................24
12 cerdos a tres
pesos..........................................................36
Resulta pues de
producto hecho la cuenta p[o]r mayor 11285 p[eso]s
de que rebajados dos
mil á la yglesia, y otros dos mil
de flete y salarios
aun le quedaban buenas al proyec-
to siete mil
doscientos ochenta y cinco pesos, que ó
unidos á la cantidad,
que por igual arbitrio se pu-
diera deducir de los
del Paso, allanaria todas las
dificultades.
26.
Bien publica es y aun escanda-
losa la ganancia
enorme de los diezmos, como se
comprueba por lo que
acaba de suceder en el pre-
sente arrendamiento.
D[o]n Jose Ortiz Alcalde Mayor
de la villa de Santa
Fé hizo postura á los diezmos
y receloso de que
pudiera pujársela D[o]n Francisco
Trébol, y D[o]n
Clemente Gutierrez escribio al primero
dándole noticia de su
designio, y procurando saber
si alguno de los dos
(que estan casados con dos herma-
nas) se hallaba
resuelto á serle concurrente en
la postura: a que le
respondio Trébol que los dos
estaban en animo de
salir á la subasta; pero que
lo suspendieron desde
luego, si Ortiz les daba 200 p[eso]s
á cada uno
perdonándoles los respectivos diezmos
que son las dos
porciones mas quantiosas del reyno;
{191_10V}
á que no hallándose
Ortiz, los sacó Gutierrez en
el precio que ya
dixe.
27.
Establecidas las fabricas por es-
tos u otros
arbitrios. no hay duda que entonces pu-
diera el reyno hacer
en gran comercio con los es-
tablecimientos de la
Nueva Californica. Sonora y
Vizcaya, donde
rendiendo sus manufacturas á pla-
ta, pudieran con ella
comprar los que necesitan
de Europa, é
introducir gruesas cantidades en el
reyno, con cuyo giro
se escaparían las modernas
imaginarias
inventadas, y sostenidas por la avaricia
Ellos atraerían mucha
gente, y darian medios
decentes de subsistir
á innumerables personas, que
hoy parecen en la ociosidad,
involuntaria a muchas.
Aumentándose los
consumidores, se multiplicaria
el cultivo de las
tierras, creceria respectivamente
el producto de los
diezmos. la tropa se duplica-
ria con el mismo
situado: pues á proporcion q[u]e
avaratasen los precios
de sus consumos se les po-
dia disminuir el
sueldo, sin hacerles en esto per-
juicio: como lo han
experimentado los mismos en
el transito del
antiguo al nuevo reglamento; y
q[u]e el ultimo se
conocerían muchas ricas producciones
de aquel reyno, que
ahora se ignoran por la
ninguna
{191_11R}
11
ninguna comunicación
que tiene con los demas
de nuestros
establecimientos. y acaso entre otros
se hallaria el
covalto, y el azogue. para cuya con-
jetura hay sobrados
fundamentos.
28.
Ynterin juego convendria
extirpar la modiedad
imaginarias, y que el go-
vierno velase sobre
la conducta de los mercaderes
cautelando no
introduzcan generos, que no sean
utiles: que no
engañaron á los yndios en las calida-
des y precios de los
que se permitan: que las ven-
tas de ganados, y
semillas se hayan á tiempos
oportunos en
excusión de la ordenanza de 31 de
octubre de 1579, en
que se previene que ningun espa-
ñol, mestizo, mulato
ó negro en toda la Nueva
España puede comprar
maiz de los yndios en sus
casas, ni en otra
parte, sino fuera rescatándolo en
los tianguis
publicos, y manifestándolo el mismo
dia ante las
justicias del pueblo donde se resca-
tasen ó comprasen
et[cetera], con la practica de esta or-
denanza se corrige en
la mayor parte el desorden
y mucho mas si se
entiende por respeto tambien
á los vecinos, y que
se excluia seguramente con-
tribuiria al lucro,
que es incompatible con aquella
miseria, y que no
puede sufrir una colonia que
{191_11V}
despues de dos siglos
de fundada, con una gente
civilizada y
política, aun se puede mirar como
naciente, ó por
hablar en la debida sinceridad en
un estado político
por que el que tenia antes de
entrar en nuestra
dominación, y que el que aun
hoy disfruta la
soblevada provincia de Moqui:
que siendo gentil, y
sin otras leyes que sus cos-
tumbres antiguas, se
conduce con tanto acienrto q[u]e
no solo los infieles,
mas á nosotros mismos nos
han proveído en
ocasiones de aquellos ganados
y semillas que en el
principio recibieron de los
españoles. Los Padres
Velez y Martinez, misio-
neros de Zuñi, para
tener gallinas y beber leche
fue necesario las
eviasen á comprar á los Mo-
quinos, quienes hacen
un gran comercio de tejí-
dos, ganados. y
semillas con todas las naciones
sus confinantes, y
con las que habitan las orillas
del rio Colorado
hasta su desemboque en el mar
de Californias, de
que se han visto ensayos en to-
das ellas.
3.
29.
Sin embargo de que por leyes reales
estan excluidos de
los pueblos de los yndios de los espa-
ñoles, mulatos,
mestizos y negros, jamas se han
{191_12R}
12
obedecido con la
puntualidad debida y se ha hecho
problema si esta
mixtion de castas sea util, ó
dañosa á los mismos
yndios y al estado. Ello es
inegable que aquellos
yndios en cuyos pueblos
se han admitido las
castas, estan mas civiliza-
dos, hablan con
perfeccion nuestro idioma abra-
zan nuestras
costumbres, son mas adherentes á
la religión, tienen
mas amor á sus tierras; ven-
tajas todas que se
deben procurar con la ma-
yor solicitud, y cuya
adquisición encarga S[u] M[agestad]
en repetidas cedulas
á los gobernadores, obispos
curas y misioneros.
con todo eso es constante q[u]e
esta admisión ó
tolerancia en el Nuevo México
ha sido una de las
causas de su abatimiento ac-
tual y ruina de los
yndios.
30.
Los españoles, bajo cuyo nom-
bres se comprenden
aquí hasta los mulatos, coyotes,
mestizos e[tcetera]
aun quando se les ofrezcan tierras
competentes y
fecundas para establecerse, prefie-
ren agregarse á
pueblos de yndios. En las prime-
ras necesitarian
desmontar, construir casas e[tectera]. lo
que aun ayudados del
gobierno, no conseguirían
sino despues de
muchos trabajos y fatigas. En los
segundos lo hallan
todo hecho: con un poco del
{191_12V}
aguardiente, quatro
listones, unas plumas, y
otras vagatelas de
esta especie ganan la vo-
luntad del yndio á
que le venda sus posesiones,
ó le cargan de
debitos, con los que presentándose
á un alcalde de su
especie. y mediante una re-
galia se las quitan.
No contentos con esta usur-
pasión, aprovechándose
de toda su malicia, y de
la natural indolencia
de aquellos miserables
les aumentan el
empeño que no pudiendo pagar
ya, por falta de
frutos, les ponen la necesidad
de que lo desquiten
con su trabajo. Por este medio
un hombre que ayer no
tenia una manta con
que cubrirse, hoy se
avergüenza de trabajar perso-
nalmente: y el pobre
yndio que tenia tierras en
propiedad, por la
misma razon es un esclavo.
31.
Reducido á un estado tan infe-
liz ya no piensa en
otra cosa que abandonarse
al vicio, para hacer
menos sensible su miseria,
sus hijos se pierden
ya casados de las justicias.
que ó por su
particular interes las quieren obli-
gar al trabajo o por
zelo del bien publico desean
corregirlos se van al
monte, y en propios años una
buena y util familia,
se transforma en un ene-
{191_13R}
13
migo sangriento,
tanto mas temible qunato por
domesticos nos
conocen mejor que nadie: el lu-
gar se pierde por
falta de trabajadores, y todo
se confunde.
32. En
el pueblo del Paso han cogi-
do por este medio los
españoles. los mejores sitios
y solares y los
yndios que eran dueños del pueblo
se han visto
necesitados á alejarse de él incurri-
endo contra su
inclinación en el vicio que hemos
notado en las
poblazones de españoles, poniendo-
se asi en la ocacion
de perecer á manos de los ene-
migos á tener con
ellos correspondencias muy
dañosas si se
inquiriese con cuidado los derechos
que tienen los
vecinos á aqullos establecimientos,
seguramente no se
hallaria uno solo que en su
primera adquisición
fuese legitimo.
33.
Este tirano predominio que el
orgullo de las castas
se abnega sobre los natura-
les proporciona otros
medios de sacrificarlos. De-
ben tener su
gobernador los yndios, y el coyote ó
mulato que entre
ellos tiene algunas facultades
hace que ó por
elección, ó por nominación del justi-
cia recaiga en él
este empleo: y entonces como que
tiene en su mano la
tierra, corta por donde gusta
{191_13V}
con la reflexion de
que haya para el juez que le
nombró, para el
protector que disimula, y que le
quede una porcion no
pequeña. Es un instrumen-
to muy proporcionado
á las mayores injusticias
y crueldades, tanto
por el vil modo de pensar que
le sugiere su infame
nacimiento, y ninguna
educación, como por
el odio y prepotencia con que
esta canalla trata á
los yndios. Y este desorden
ha cundido tanto, que
es muy frequente en otras
provincias, como se
ve actualmente en el pueblo
de Nombre de Dios,
cuyos yndios presentaron
quexa en esta
secretaria por lo mismo: y si se
hubiesen de
individuar los perjuicios que de aquí
se siguen, seria
hacer esta representación inter-
minable.
34.
Examinando todo se advertiría, q[u]e
si se pudiesen
convinar las ventajas del trato de
los españoles con los
yndios, la observancia de las
leyes reales, que los
separan, y el remedio de aque-
llas tiranias seria
esta combinación el miedo mas
execelente que
pudiera imaginarse. Y yo le juzgo
muy obvio y facil en
la practica.
35.
se deberían excluir, según la
ley, todos los
individuos en pueblos de yndios, asig-
{191_14R}
14
nandoles sitio para
una nueva poblazon en las
inmediaciones del
primero, de modo que queden
las poblazones
interpoladas, aunque con deter-
minacion de limites,
que impidiesen la confusión
de los terrenos.
36.
Prohibir á los españoles y cas-
tas toda adquisición
en el pueblo de los yndios, á
no haber por via de
herencia, mediante recipro-
cos casamientos. por
este medio el deseo de adqui-
rir, les hacia
apreciables los yndios para granos,
conocerían que estas
alianzas les eran ventajo-
sas, y las
solicitarian. No los mirarian con tan-
to desprecio, que un
mulato se juzga informa-
do en que una hija
suya elija un yndio para
marido; como sucedió
en Rio Grande, donde
un mulato sabiendo
que su hija se queria casar
con un yndio de la
misión de San Bernardo, pre-
sentó querella de
agravio pidiendo se castigase
la audiencia del
yndio, y se reprendiere al misionero
por no haberlo
/...../ remediado.
37.
Que los que por casamiento
pasasen al pueblo de
los yndios, ó sus hijos no pu-
die/.../sen obtener
empleos de republica mientras
la mayor parte de los
vecinos fuesen yndios
pu-
{191_14V}
ros, previniendo asi
los efectos de la natural anti-
patia en que se
miran.
38.
Que por respeto á las tierras
de los yndios se
observase fielmente lo mandado por
la ley inserta en la
ordenanza de 17 de diciembre
de 1603. donde se
previene: “a que los yndios que en
qualquiera manera
hubieren de vender tierras, ora
sea que su valor de
ellas no llegue á los 30 pesos
en que Su Majestad
manda anden en pregon por 30
dias y se rematen en
el mayor ponedor: sin embargo
se pregonen los
d[ic]hos 30 dias, procediendo antes y
primero las
diligencias y averiguaciones necesarias
de cómo son suyas,
heredadas de sus padres y que les
quedan otras tierras
utiles y bastantes para su labor
y sustento. Y hecho
esto. y dados los pregones que se
mandan antes de
rematarlas: se traigan las dili-
gencias ante Su
E[xelen]cia para que provea lo que con-
venga, lo qual se
guarde con apercebimiento, q[u]e hacien-
dose de otra manera
será la venta nula y de ningun
valor y efecto”. No
hay duda q[u]e si esta ley y ordenanza
se hubiesen observado
en toda la America, estarian
sobre diferente pie
sus poblazones.
39.
La vecindad de un pueblo á otro, la
facilidad de unirse
por los casamientos, y un comercio
{191_15R}
15
quotidiano atraeria á
los yndios las ventajas
referidas: al mismo
tiempo que la reparación de
casas y labores, la
observancia de las leyes que pro-
hiben se les vendan
licores fuertes. y el zelo de los ma-
gistrados y ministros
de doctrina pudiera pareser malos
y sus vicios, sin que
por aquella comunicación y comer-
cio se viesen
expelidos de sus pueblos, ó condenados á la
servidumbre.
40.
Hemos visto hasta aquí la inobser-
vancia que se admite
en el Nuevo México de las leyes
reales y con
especialidad de las que se dirigen al bien
y conservación de los
yndios. Pero ahora venimos con es-
candalo, que el mayor
daño que experimentan estos
infelices, les viene
de aquellas mismas manos, que de-
bieran trabajar
continuamente en su custodia. Aque-
llos sujetos en
quienes deposita el rey una parte de su
autoridad y confia el
descargo de su real convivencia
son los primeros que
se precipitan á deborarlos, y que
aun bebiéndoles la
sangre no quedan satisfechos, los
los alcaldes mayores.
Son estos unos infelices sin
educación ni
conocimiento, las mas castas, y si hay
algun español es uno
u otro europeo q[u]e de limosna
conduxeron los
misioneros, ó entro sirviendo á algun
governador. Estos
luego que se ven con la administración
de justicia,
procuran, como dicen, aprovechar el tiempo,
{191_15V}
sacrificando á los
yndios. Para se nombran unos
tenientes capaces de
coadyubar á sus designios. Estos
regularmente viven
fuera de sus jurisdicciones y ca-
da pueblo debe
conducirles la racion, hasta el lugar
de su residencia que
se compone de un carnero cada
semana, manteca,
frixol y tortillas al respectivo:
y si se ausenta se lo
deben dar en junto, quando se
regrese: asi lo
practican generalmente. Ademas
de esto les dan
servicio, esto es, que fuera de las criados
necesarios al
servicio de las casas: tienen obligación
los yndios de sembrar
sus tierras, y beneficiarlas,
debiendo caminar todo
un dia, y en ocaciones mucho
mas con los
instrumentos de la labranza al hombro
para ir desde sus
pueblos hasta las labores de los al-
caldes; que si son
quantiosas, como la de Trébol, q[u]e
levanta anualmente
doscientas fanegas de trigo,
y como trecientas de
maiz, ocupan por lo comun
todo el pueblo la
mayor parte del año: por que en
enero benefician la
tierra, en febrero empiezan la
labor, y por octubre
la encierran: y en este interme-
dio ocurre la de
maiz. Los meses restantes, ya q[u]e no
se ocupan ellos van
sus mujeres al servicio teniendo-
las al metate todo
octubre y noviembre. Se inferirá
su trabajo por lo que
practica Trebol, quien para solo
{191_16R}
16
su viage á Chihuahua
hacia le moliesen los yndias
diez y ocho fanegas
de /maiz/, trigo, muchas mas de
maiz y ochenta
ristras de chile.
41.
Ellos son los unicos que comercian
con los yndios, á
quienes quitan las semillas, y crias
de ganado con las mas
inútiles vagatelas como se
ha visto en la
Guacamaya de Trébol. Por este medio
por el de las
raciones y por la provisión anual que les
cargan, se hacen
dueños de todo quanto del rey-
no. Los yndios se la
trasquilan y las laban y recogen
las lanas: y aun no
contentos con esto los alcaldes
se la resperten á
ellos mismos por tener para que se
la texian, y se
buelvan en mantas. Aun hay mas:
los yndios se lo han
de conducir todo a onde gustan,
en sus mulas y en el
tiempo que quieren: y si en el
camino pierde rompe ó
averia alguna cosa, ha de
ser de cuenta del
yndio conductor, que en todos estos
trabajos y servicios
ni ellos{,} sus hijos y mujeres{,}
ni aun siquiera se
les dá la racion necesaria a su
sustento. Si el
alcalde tiene los diezmos, como se a suce-
dido con Trébol. y
mas ordinariamente con Clemente
Gutierrez, todo el
año son arrieros sus infelices yndios
que deben suplir las
bestias que le faltan al señor
alcalde, con el mismo
premio. Pasma el desprecio
de las leyes reales
que previenen, “que por ningun
{91_16V}
motivo se exija, ni
aun resiba nada de los yndios,
que los alcaldes ni
comercien semillas ó ganados aun
con pretesto de
alimentos necesarios, y que ni aun
á los delinquentes se
condene al servicio personal
de algun particular”:
pero horroriza al alma al
considerar hasta
donde llega en ocasiones la tirania
de estos infamadores
del nombre español, y el sufrim[ien]to
de los yndios.
42.
Fuera del servicio de las moliendas
en que van á casa del
alcalde grandes partidas de yndios
se les dan todo el
año las que necesitan para la coci=
na y metates diarios:
estas las eligen los alcaldes
á su arbitrio, y aun
quando reciban las que les dá
la suerte, jamas ha
visto retirarse una partida, sin
llevar en si mismas
algun estrago, q[u]e cause á sus padres
y maridos una
perpetua tristeza: que si un año tienen
alguna cosa con que
redimir su honor, comprendoles
la libertad: les
falta al siguiente y de este modo ape-
nas hay uno que se
exima de la infamia.
43. ¿Y
que trato sacan los yndios del go-
vierno de este
alcalde? se conoce fácilm[en]te con advertir
q[u]e jamas van á sus
pueblos, sino quando entran á cobrar
la pension que se les
impuso, y los debitos que contra-
geron, sin q[u]e haya
exemplar de que en estas entradas
se ocupan estos señores
en otro objeto util a los yndios. Son
{191_17R}
17
por publica voz y
fama los q[u]e mas han sobresalido en
las tiranias.
Clemente Gutierrez, Francisco Trébol, Bal-
tazar Baca, Pedro
Pino, Oracio Montoya, Manuel
Vigil, Cristobal
Vigil, y Jose Miguel de la Peña, ó por
mejor decir quantos
han servido aquellos oficios (á ex
cepcion de muy pocos)
que hallando el vicio
tan esta-
blecido no quisieron,
malograr la ocasión de aprovechar-
se. Otros muchos
desordenes hay en el asunto, que se
descubriran á quien
los indague.
44. Esto
q[u]e es el mayor de los daños, es tan-
bien el que necesita
menos combinaciones para su re-
medio: pues bastara
se observen las leyes r[eale]s q[u]e hay so-
bre el asunto,
castigando irremisiblem[en]te á los /q[u]e/ trans-
gresores, con las
penas q[u]e ellas mismas establecen.
5.
45. Hay
en todas las poblaciones de españo-
les del Nuevo México
una especie de yndios q[u]e llaman
Nizaros. Estos son
aquellos cautivos Cumanches, Apa=
ches, ex[cetera] que
cogidos chicos, y criados entre nosotros se ca-
san en el reyno. Como
el yndio es infinitam[en]te rencoroso,
y estos son hijos de
los enemigos, jamas los admitan
en sus pueblos los
naturales del reyno, y se ven nece-
sitados á vivir entre
los españoles sus tierras, sin gana-
dos, ni otro arbitrio
de subsistir que el arco y la flecha,
saliendo al monte á
cazar venados para su alimento.
/......................../
sin gastos de la real hacienda á los
{191_17V}
Ellos son grandes soldados, muy guerreros, y los mas
temibles a nuestros
enemigos. Desean sitios para po-
blazones, que no
logran ó por que no han querido dar=
selos, ó por que
ocupados los terrenos por las excesi=
vas y viciosas
donaciones que de ellas se han hecho
a los españoles no
los hay oportunos. Quererlos re=
ducir a q[u]e
trabajen a jornal es imposible, por la
tirania que sobre
esto han experimentado especial-
mente de los alcaldes
mayores: y unos hombres que
en calidad de vecinos
serian muy utiles para la gue=
rra, hoy por su
pobreza q[u]e los tiene a pie y sin ar=
mas, sirven de poco:
gimen abandonados y viven como
brutos.
46 De
solas las poblazonez de Belen y To-
mé se han juntado
como 60 familias pidiendo pueblo,
y para conseguir lo
enviaran sus diputados en el ac=
tual cordón y el
principal de estos fue á Durango en=
viado por el Teniente
Coronel D[o]n Juan Bautista de Ansa.
47 Para
conocer la justicia de su preten –
sion se debe advertir
que ellos la piden en el sitio lla=
mado el Sabinal
parage de riego, que hace frontera
a la sierra de los
ladrones receptáculo de nuestros ene=
migos. Es tan
oportuno este lugar a la formación de un
pueblo, y sus tierras
tan fecundas; que los vecinos de Be=
len impetran del
Brigadier D[o]n Pedro Fermin de Mendi=
se ocupen estos
señores en otro objeto sobre.
{191_18R}
18
nueba licencia para
cultivar aquel terreno, quien co=
nociendo sus
proporciones para una nueva y nume-
rosa población se le
concedio en calidad de por aho=
ra, y con la
condicion que dexasen sus familias
en el de Belen,
atendiendo a que no se despoblase
este establecimiento,
y que no pereciesen sus hijos y
mugeres en un parage
tan arriesgado. Pero aque=
llos españoles
acostumbrados a despreciar las orde=
nes superiores,
transmigraron algunos sus familias,
y se labraron algunas
habitaciones con el mismo
desorden y descuido
que en Belen, esto es una casilla
distante un quarto de
legua ó mas de la otra, consi=
guiendo a si que en
lugar de contenerse los yndios
hallen un cebo a su
crueldad y codicia.
48 Parece
pues que convendría redu=
cir los españoles a
su pueblo de Belen, y hacer dona=
cion del sitio á
estos ganizares {sic} que construyendo
su nuevo pueblo en
mismo orden que los otros yndios
seria un verdadero
presidio, que con el valor de sus
moradores interesado
en la conservación de sus bie=
nes, y familias
pondría a cubierto de todo insulto el
pueblo de Belen, y
los inmediatos, cerraria esta entra=
da de los Cumanches
de quien son temidos, tendrían
una subsistencia
facil y decorosa, y ocurrirían con
prontitud y sin
gastos de la r[ea]l hacienda a las
{191_18V}
campañas, y por
ultimo habria esa poblazon mas
en el reyno.
49 Del
mismo modo se deberían juntar
las demas familias de
genízaros que son muchos, y
vagan por el reyno,
facilitarles sitios oportunos
para que se
estableciesen con independencia de los
españoles, y
justicias de entre ellos mismos, fomen-
tandoles,
asistiéndoles, y honrandoles con los mis=
mos privilegios y
exenciones, que gozan los otros
yndios: pues todo lo
merecen por su fidelidad y
los continuos
servicios que han hecho en las cam=
pañas.
Carta.
que el R[everendo]
P[adre] Fr[ay] Damián Martinez ex-Lector de
Filosofia, Predicador
General, y actual Guardian del
convento grande de
Mexico, por este año de 1792
escribio siendo
ministro de la misión
de Zuni al
R[everendo] P[adre] Fr[ay] Juan Agus=
tin de Morfi:
M[uy] R[everendo]
P[adre] Lector y de toda mi veneración
remito a V[uestra]
R[everencia] la relacion que de las misiones de
Nueva México me pide
en la suya, y aunque no pue=
do satisfacer al
todo de sus preguntas por falta de
instrucción en varios
puntos, expongo lo que he visto,
y mi dictamen á favor
de aquellos pobres yndios que
{191_19R}
19
es el objeto a que
dirige principalmente sus aten=
ciones.
Entendido
de la practica que se
observa en estas
misiones, y la que observamos en
aquellas veia
V[uestro] R[everendo] las ventajas que promete
uno y otro
establecimiento. Trabajan los yndios
por la mayor parte,
en estas misiones sin otra
recompensa que la
racion, ni pueden proponerse
algun establecimiento
comodo, viviendo en esta
opresión, o casi
esclavitud de por vida. Al contrario
en las muestras
logran una independencia total
de intereses: tienen
repetidas las tierras, las cul=
tivan á utilidad
propia, comercian donde hay pro=
porcion, los frutos
sobrantes, forman sus casas
con las comodidades,
y proporciones que los españo=
les, plantan sus
viñas y arboles frutales, y con el
fruto de su trabajo y
utilidades de su comercio viven
con satisfacción,
libertad y gusto.
Este
metodo q[ue] observé en el Paso
del Norte los años
que administré esta misión, es el
mismo que practiqué y
practican todos en las mi=
siones internas, (
aunque no en todas hay las mis=
mas proporciones y
frutos) siguiendo todo misio=
nero el plan de
libertar al yndio de toda pension,
{191_19V}
y el mayor exceso que
admití, y no quiero disimu=
lar á V[uestra]
R[everencia] es el de algunos ministros que ha=
cian sembrar al yndio
media fanega mas de lo
que voluntariamente
ellos prometian para el
sustento del padre,
de lo que en el dia creo firme=
mente no se dará
exemplar.
Este
proceder de los ministros,
esta libertad en los
comercios de yndios con españo=
les, ha sido parte de
la abolición de sus idiomas na=
tivos, como se
observa en el Paso, donde en tres años
que administré no vi
ni una palabra que no fue=
se en castellano, y
lo mismo en la misión del Soco=
rro, y casi lo mismo
en otras muchas en las que
viven mixturados con
españoles.
La
máxima de algunos escrupu=
losos que intentan
persuadir ser nocivas al yndio
la comunicación y
trato con los españoles se fun=
da en el debil reparo
de que estos comunican a aque=
llos algunos vivos
que no tenian, con la que quie=
ren abolir todo trato
y comercio entre si. Confieso
ser cierto este
reparo: pero cotejadas las ventajas
que se experimentan
con dicha sociedad aunque para
el ministerio soy y
seré siempre de dictamen opuesto.
{191_20R}
20
Lo
que se advierte digno de reparo,
y que exige el
ciudado y actividad de los jueces es:
que con la
contigüedad de las posesiones han com=
prado los españoles a
los yndios los sitios mas
inmediatos, y
alejando alguno de estos a distan=
cia improporcionadas
de la inspeccion del minis=
tro de la doctrina, y
misa como observé en el Paso,
pues lo mas inmediato
a la yglesia que era an=
tes posesion del
pueblo de yndios ahora lo es de
D[o]n Francisco
Elias, Moradillos y otros: Es cierto
que solo mexorando
casas y posesiones se logra
en el todo se civilizen
los yndios, olviden su idio=
ma, se vinculen con
matrimonios, se enseñen
a pensar, y se crean
capaces con esto para lo mis=
mo que los españoles:
pero no dirigido este me=
todo para la
prudencia del juez lejos de verificarse
dichas ventajas remontaren
los indios. y se pierde
todo.
Este
que debería ser el objeto de
las respectivas
justicias, es el el punto en que jamás
han pensado, y aunque
si he oido hablar de la pe=
sima ubicación de
varias poblaciones, y las espues=
tas á que estan por
lo mismo á las hostilidades que
diariamente se
experimentan: ni en este, ni el ante-
{191_20V}
cedente particular se
han puesto medios proporcio-
nadas a tan
importantes fines. Todo pueblo unido
aun los de menor
población es capaz de una defen=
sa vigorosa como se
verifica en el de Zandia que
siendo el mas escaso
de gentes de armas no se atre-
ve a internarse en él
como lo es el Cumanche, a tre-
viéndose a las
poblaciones mas numerosas, como
es una Alburquerque
por la desunion con que
viven.
A
la verdad, padre lector, aquí
entre los dos, el
cuidado del justicia en aquellas par=
tes es. que le
siembra el yndio, y les sirva. comerciar
los efectos propios,
ó encomendados. Ver como puede
con la confusión de
los pesos imaginarios que
alli usan arrancar el
yndio las gamuza, manta,
cueros de cibolo, y
aun si pueden el cuero del pobre
yndio: lo demas lo
miran alcaldes y tenientes
con total
indiferencia.
Quando
me interné á Zuñi vivia
el alcalde de esta
remota y basta población en el pue-
blo de la Laguna
distante mas de 30 leguas. Este man-
daba tres
jurisdicciones. Se internaba a Zuni una vez
al año, recogia
quanto podia de siembras, o pen=
siones de otra
especie, como de justicia, a los pocos dias
se ausentaba, sin
servir a aquellos infelices a su bien
{191_21R}
21
estar colocado en tan
enorme distancia, y transitos de
sumo riesgo, infiera
V[uestra] R[everencia] que beneficio para aquellos
infelices! quando aun
los que viven en los pueblos
administrando
justicia (si asi puede decirse) mas sirve
de vejación que
proveche, pues no teniendo situado
alguno para subsistir
echan muchas veces el alma
a las espaldas
valiéndose diariamente de sus manos
libres.
Después
que la obediencia me
destino á la misión
del Paso observé el servicio que
hacen los yndios al
teniente de aquella jurisdicción
que es como sigue:
entran semanariamente dos
indios casados, estos
estan obligados a acarrear quan=
ta leña se gasta
diariamente, como asi mismo la
agua para el consumo,
dos indios casados que
sirven para moler y
lo restante de exercicios de
cocina, y de estos
servicios se verifican desordenes de
nueve meses de
duración, y los siguientes entre ellas
y sus maridos de por
vida. Referire a V[uestra] R[everencia] en con=
firmacion de esto la
graciosa respuesta de un yn=
dio huérfano llamado
Miguelillo: habiéndose
este mantenido
soltero hasta la presente con 60
años de edad, le
preguntaron un dia por que no
se habia casado? el
socarron dio por escusa que por
{191_21V}
el servicio del
teniente, pues de este resultaban parie=
sen las yndias hijos
gueros, y que a fuerza del
diablo querian luego
persuadir a los maridos que
eran hijos suyos. No
carece de fundamento la
sospecha, que he
visto algunos pobres yndios pa=
gar el servicio por
que no entren de semana sus
propias mugeres.
Algunos
que se esfuerzan á per=
suadir la utilidad de
los alcaldes en las poblaciones
de yndios dan por
razon que solo de este modo se
contienen en su
deber, se proporcionan mejor para
una guerra, y se
pueden intimar las ordenes de
un gobernador de la
provincia: que de otro modo
dirigidos por sus
gobernadorcillos, ni se aprontan
para una guerra, ó si
se ofrece una invasión pa=
ra la defensa: ni se
corrigen los excesos por miedo
de que luego que
finalize el mando del actual
Gobernadorcillo queda
este expuesto a la venganza
del que entró en el
mando, sin otro motivo que ha=
berle corregido ó
castigado algun exceso.
Quando
fuese cierto que no son
capaces aquellos
famosos guerreros de dirigirse por
si para ponerse en
armas y defenderse, lo que dia=
riamente se falsifica
con solo querer ver, y hacer
justicia a los
famosos Taos, Pecos, y Galisteos: quando
{191_22R}
22
preguntado que uno ó
dos de los yndios de mejor con=
ducta alternasen
siempre con el gobierno, y q[u]e estos
sabiendo leer, ó
leidos por el mimistro las ordenes
del gobernador de la
provincia para que se executasen
y que con ayuda del
misionero corregia los excesos
de su pueblo. Quando
experimentada esta practica se
viese aun la
precision de los alcaldes para obviar dichos
inconvenientes, seria
lo mas conducente hubiera solo
uno en las cabeceras
de jurisdicción con algun prest {sic}
para su manutención,
y sin que fuese arbitro de
manejar los yndios
para sus intereses como hasta
aquí se ha
practicado.
Este
manejo de los alcaldes, este
despotismo para
hacerse servir de aquellos miserables,
el maldito comercio
que tienen introducido ha sido,
es y sera la piedra
de escandalo en los ministros y
alcaldes. Y querer un
misionero remediar estas
injustas vejaciones
es exponerse a perder la misión
y el honor. Sabe
V[uestra] R[everencia] que en este particular no me
duelen prendas: pero
si el que no algunas injusticias
con pretexto de zelo,
y quando se pregunta por que
un ministro fue
capitulado verá V[uestra] R[everencia] el origen
en la oposición a los
desordenes que llevo referidos,
y quando se arrima un
defecto personal para abul=
{191_22V}
tar la causa.
En
todas partes se prohibe el co=
mercio a las
justicias, pues por que no allí donde
se experimeta tanto
fraude? quisiera hacer ver
a V[uestra]
R[everencia] una de las cuentas de los sirvientes: se ad=
mirara de ver que en
quatro trapos de manta y
y bayota (casas que
pudieran fabricarse allí con la
mayor comodidad si
hubiera inteligentes) ascien=
den los devotos a
centenares de pesos que llaman
de la tierrra; que
adelantará asi el pobre vecino?
i qué progresos hará
el infeliz indio? si alguna
vez pudiera
prometerse remediar estas injusticias
y vejaciones es al
presente que veo los desvelos
de V[uestra]
R[everencia] a favor de aquel reyno y las entrañas
de compasión de
caballero gobernador general
sabe V[uestra]
R[everencia] que me anima el espiritu de conmise=
racion hacia aquellos
miserables, y en el particular
sacrificaré gustoso
hasta la vida a su favor, y en
obsequio de la
verdad.
{191_23R}
23
Papel
Sacado del tom{o} 25
de las Memorias del P[adre] Fray Manuel
de Vega, cuyo titulo
es Docum[en]tos para la Historia del Nue-
vo México, desde la
pag[ina] 37. Esta obra del P[adre] Vega consta
de 32 tomos y se
guarda, y se guarda original en la Secreta=
reia de este Virreinato
de México.
Noticias
lamentables
Acaecidas en la Nueva
México, y atrazos que
cada dia se
experimentan asi en lo espiritual
como en lo temporal,
escritas por el R[everendo] P[adre] Fr[ay]
Juan Sanz de Lezaun
en el año de 1760.
Por
los años de ochenta fue el levanta=
miento general dia
del señor San Lorenzo con la
perdida de sesenta y
tantos misiones, con muchos
pueblecitos de
visita, muchas haciendas, y todo po=
blado de ganados
mayores y menores, con gran=
des crias de
caballada y mulada.Todos los años
sacaban a la tierra
afuera muchas partidas de to=
das crias: se
trabajan minas, como es constante,
pues los vestigios lo
prueban asi de las minas. Como
de los demas, y en el
presente tiempo hay muchos
ancianos vivos. asi
en la Nueva México {sic}, como en
los contornos de
Chihuahua, que lo dicen. En este
infeliz alzamiento
perecieron veinte y un religio=
sos a manos de los
yndios, unos quemados, otros
flechados y a
macanazos. Estubo alzado dos años
pero mas el
governador que era en la ocasión
{191_23V}
(cuyo nombre no tengo
presente) se fue saliendo
al paso del rio del
norte. llevándose algunas
familias por delante
de yndios Teguas de la ys=
leta de la misión del
Socorro y Sonecú, y todo el
vecindario, quedando
algunas familias cautivas:
en este tiempo (según
noticias) entraron unas tres
ocasiones religiosos
desde el Paso apostólicamente
a predicarles,
allanándoseles la entrada; pero
por la mayor parte
que eran los Teguas y Apa=
ches, estos estuvieron
renuentes, los Queres rio aba=
jo muchos se
redujeron: en esto se laboraba con des=
velo hasta que por
orden del Ex[elentísi]mo S[e]ñor Virrey, o Su
Magestad entro el
señor governador que residia en el Paso
con poca gente (según
dicen) acompañado de reli=
giosos y a poco la
nación Queres rio abajo se dio:
entraron en la villa
de S[an]ta Fé a fuego y sangre,
que estaban los
Teguas apoderados del palacio, de
los quales murieron
muchos en este felicísimo dia,
que fue el de la
conversión de S[a]n Pablo, se plantó
triunfante en d[ic]ha
villa el estandarte de la fé: á
poco quiso dios que á
el valor de los pocos soldados
se fueron rindiendo
todos los demas teguas de rio
arriba; sabido que
fue el Ex[elentísi]mo S[e]ñor Virrey de esta
reconquista, respecto
que muy pocas familias de
{191_24R}
24
españoles de las que
se habian salido; quisie-
ron vover a entrar,
se dio providencia de meter
familias: con muchos
trabajos, me cuentan,
se paso en los
primeros años. De tanto pue=
blo que habia
vinieron a quedar diez y ocho
(el gobernador de
esta empresa era un marques
que tengo presente)
mas fue corriendo el tiem=
po, y el R[everendo]
P[adre] Miranda varon muy apostolico,
salio por toda la
tierra hasta lo mas aspero de las
sierras, recogiendo
las obejas desparramadas de
varias nacio
naciones, con las quales fundó una
misión llamada
s[eñ]or San José de la Laguna, las
quales, siendo de
varias lenguas, estan reducidas
a la lengua queres,
olvidando la natural.
La
provincia del Moqui quedó
alzada hasta ahora:
se componia de unos nueve
pueblos, que con las
continuas guerras unos con
otros, solo han
quedado cinco: se componen de
mas de ocho mil
indios, que es el refugio de los
yndios cristianos,
quando se ven obligados del tra=
bajo del governador
y alcaldes mayores, se retiran
alla, y estos unidos
con los Moqueños hacen mu=
cho daño a los
cristianos en sus ganados y caba=
lladas; desde luego
me persuado no han in=
{191_24V}
formado a los
Ex[elentisi]mos S[eño]res Virreyes, pues hubieran
dado forma de quitar
esta rochela por los gravi=
simos daños, que con
ella amenaza: á poco cos=
to estaba vencida
esta dificultad; pues estan
los pueblos estan en
positura, que á poco tiempo de
sitio por fuerza se
habian de dar, respecto á
no tener agua, que
está esta distante, como
la leña y sembradas:
esto lo tengo visto y to=
cado con la
experiencia respecto á haber entra=
do a predicarles.
La
provincia de Xemos eran
cinco pueblos
grandes: ha quedado en uno. Todos
los pueblos de la
Apachería se perdieron, aunque
todavía subsisten
algunas yglesias, tras de la sierra
de Zandia rio abajo
hasta S[a]n Cristóbal estaba po=
blada; no han quedado
mas de los religios. Los pue=
blos de río abajo, con
la industria de los misioneros
se han aplicado los
yndios á criar mucho ganado
asi mayor como menor,
mucha caballada cada
pueblo, con que hacen
el servicio de las campañas
y carretorias: los de
río arriba que son los Teguas,
ganado mayor, alguna
caballada, estos son los mas
pobres, que asi los
tiene Dios, por que fueron los
que levantaron el
grito en el alzamiento, y después
{191_25R}
25
al cabo de unos
quatro años, intentaron otro, y ma=
taron cinco padres,
después en Xemes, pueblo
de Apaches que es uno
de los que permanecen,
mataron otro
religioso, y asi se quedo todo:
Es un reyno el mas
fecundo en semillas al tan=
to de Castilla la
Vieja, los trigos sin segundos,
maices, de todos
generos de legumbres: frutas po=
cas por la copia de
nieve y eladas, carnes requisi=
mas, asi de baca,
como de carnero: fuera de la
tierra mineral de
plata, como esta manifiesto,
mucho cobre, plomo,
antimonia, todo necesario
para los mineros. Hay
unas salinas poderosas,
asi en su quantia,
como en su blancura: minas
de azufre cerca de
las salinas: minas de asaba=
che, piedra, alembre,
alcapadrosa. En este propio
parage hay mucho
orosus, yeso, talco, el mas
diáfano que se puede
dar: pinturas de varios co=
lores: almagre
riquísimo, y todo esto perdido, un
reyno de tantas
circunstancias: donado de fuerzas
humanas, por la suma
pobreza y desamparado de
los governadores ;
pues estos solo atienden al de sus
bolsillos. Los yndios
son muy habiles: pero muy
incultos, se crian
muy floxos repugnantes á la
ley de Dios, por mas
que los misioneros se
{191_25V}
quiten la vida poco
se aprovecha, estan llenas de
superticiones, todo
es causa de que los padres no
puedan poner remedio,
y el no tener ayuda de los
governadores, como
tampoco de alcaldes mayores:
estas se escusan por
que los tienen muy gravados,
y para que los indios
vivan en su libertad, que
es el modo de
gratificarlos para que no les sea
el gravamen sensible,
no se maten en ayudarles
en cosa alguna a los
padres. Ha como treinta años
tienen los
gobernadores los diezmos: todos los
del rio abajo se
recogen en la villa de Alburquer=
que (villa de
españoles), estos tienen obligación de
recogerlos á el
alcalde mayor de dicha villa, los
yndios los acarrean
de valde, ya su tiempo los
propios en carretas
los ponen en la villa de
Santa Fe llegué á
contar treinta y seis carretas;
y los pueblos que no
la tienen en su caballos,
ó lomos, como treinta
y quatro leguas. río arri=
ba desde Taos que hay
treinta leguas. Y todo esto
como llevo dicho sin
paga alguna. Las lanas,
que son como
ochocientas arrobas por la ma=
yor parte, se reparte
en los pueblos, para que
los indios hagan
mantas al gobernador, y de
paso entra el alcalde
mayor, y su teniente
{191_26R}
26
repartiendo la suya.
Las obejitas del diesmo
aun no tiene seis
meses, las reparten a los yndios,
estos han de dar a
fuerza por cada cabeza un car-
nero, lo mismo hacen
con los chivatos. En faltan=
dose el maiz al
governador, hace repartimiento
de coas de fierro,
que ad suman valen a un peso,
á dos fanegas de maiz
por cada coa, ó por ava=
lorios ó listan, el
importe de dos reales quando
mas por fanega.
El
servicio de semaneros para
el governador esta
repartido, de suerte que los de
río arriba entran desde
la Resurrección hasta
Todos Santos, y desde
Muertos hasta Resurrección
de río abajo: cada
ocho dias domingo ama=
necen en el palacio
cinco hombres, y cinco mu=
geres. Los hombres á
acarrear leña y otros ser=
vicios: las mugeres á
moler trigo y maiz á
fuerza de brazos, y
para esto el que lleva que
comer lo come. De
este servicio no se escapa ni
muchachos de
doctrina, ni las muchachas: y
de la ida de estos se
sigue, que la que va con su
integridad alla la
pierde, que son muy llevados
del interes, que habiéndolos
no se escusan. Las ca=
sadas las que van en
darla por la mayor parte aba=
lan, asi por el
excesivo trabajo, como por la camina=
{191_26V}
la caminata a pie, ó
á caballo, como es probado
todo. De Xemes río
abajo habra hasta la
villa de Santa Fe,
algo mas de veinte leguas:
todos estos pueblos
desde Xemes hasta Santo Do=
mingo les toca el
servicio en el tiempo mas
rigoroso, que es el
invierno, suele estar demas
de una vara la nieve,
y precisamente q[u]e ca=
yendo o levantando
han de estar el domingo
en palacio, y han de
pasar el río del norte
helado, esto ha
costado muchas vidas y abor=
tos, y pasmos de
mujeres. Los alcaldes ma=
yores llevan tambien
semaneros á sus casas.
hombres para laborear
sus tierras, los que en
sus pueblos no
siembran: a limpiar las
acequias y trasquilas
de sus ganados, qua=
drillas, y estos han
de llevar sus bastimentos,
sin paga alguna: A la
pastoria del governa=
dor diez indios
semanariamente sin paga
alguna. Llevando
estos sus bastimentos: esta
pension la tienen los
de río abajo, y rio arri=
ba el ganado mayor, á
vista de tanto trabajo
a sabienda de las
gentiles, que estan entrando
y saliendo en los
pueblos, y oyendo quexarse á
los yndios; que
reducciones ha de haber. Gocenlo
los Apaches, Nabajoes,
y Moquinos, que teme=
{191_27R}
27
rosos no se han
convertido. El año de quaren=
ta y ocho de las
conversiones de apaches, na=
bajos que hizo el
R[everendo] P[adre] F[ray] Carlos Delgado, á los
quales fuimos el
R[everendo] P[adre] Fr[ay] Manuel Vernejo,
y yo Fr[ay] Juan Sanz
Lezaun, dicho padre á la
Cebolleta, y yo al
Encinal, trabajamos con los di=
chos Apaches en
catequizarlos como cinco
meses, y yo en este
referido tiempo mante=
niendolos a mi costa,
y al fin estos se arrepin=
tieron a causa de
haber el gobernador manda=
do fueran los yndios
de la Laguna á la Cebolle=
ta a trabajarle sus
tierras, sembrarlas, fabrica
de yglesia y pueblo,
y los demas necesarios y
para el Encinal las
de la misión de Acomas,
motivo por que estos
referidos yndios, hallan=
dole tan persuadidos
en conjunto de otros de-
otras misiones, los
metieron tal como a los
Apaches que
desistieron de su intento, alzan-
dose: quedamos con
tan fatal desgracia, des=
consoladísimos, y sin
poderlo /....../diar:
esto prueba las
ningunas esperanzas ( si Dios
no provea) de que
haga conversiones algunas.
Además
del trabajo dicho de
los yndios, las
continuas tareas de correrias y campa=
ñas, de las quales
tienen mucha perdida de caballos
{191_27V}
y gastos en sus
bastimentos, y todo de valde
como los pobres
vecinos. En las diarias guerras
que tienen los
Moquinos unos con otros, en
una de ellas entro el
R[everendo] P[adre] jubilado F[ray] Carlos
Delgado en consorcio
del R[everendo] P[adre] Fr[ay] Pedro Pino, sien=
do Governador D[o]n
Gaspar de Mendoza, el año
de quarenta y cinco:
habiendo visto a d[ic]ho señor
para que les diese
ayuda á fin de entrar a Mo=
qui: respecto á que
algunos Moquinos cristia=
nos habian dicho al
R[everendo] P[adre] Delgado era ocasión
de sacar mucha gente,
y comunicándolo con
dicho governador les
dio de escolta dos soldados, y
un solo cabo: dichos
padres juntaron unos ve=
cinos yndios que no
pasaron de doce todos: no
llevaron probiciones
de bastimentos, ni bestias
de respuesto por no
tenerlos. Aludiendo hasta su
entrada, en el
referido alboroto de Moquinos como
contra otros ,
bajando a refugiarse de los padres
mucha gente reducida
toda la segunda los padres.
y solamente pudieron
cargar como quinientas
personas chico y
grande por no haberlas guar=
dado dicho governador
con los bastimentos necesa=
rios gente y bestias
no sacaron mas de dos mil
almas: tomaron entre
dichos padres, y los que
{191_28R}
28
los acompañaron á
ayudar á las madres gen=
tiles á cargar los
parvulitos, unos cargaban
a quatro o cinco: con
ese trabajo caminaron
hasta la misión de
Zuñi, que hay como distan=
cia de 50 leguas. A
no haber prevenido los re=
feridos padres el
despachar á la carrera á
Zuñi por bastimentos
han peresido muchos,
especialmente las
mujeres. Esta gente los mas
los puso el
governador de Xemes, y otros en la
ysleta, y aun siendo
estos tan neófitos no se es=
capan de su semaneros
á la villa y casa de los
alcaldes, y los demas
pensiones varias entra=
das se han hecho a
d[ic]ha provincia de Moqui, y
no se ha podido
lograr el sacar mas gente, res=
ponda á haber corrido
la voz de este inmenso
trabajo. Por el año
de 17 entro el R[everendo] Padre] Fr[ay] Mi=
guel Mendosa, llevo
este despacho del señor
Horcasitas para uso
destos yndios Maquinos
repoblar el pueblo de
yndios, uno de los desan=
parados acudia el
establecimiento. Dispuesto se esta=
blecieron los yndios
en dicha misión, que hoy en
dia es una de las
magnificas, asi por la situación,
como por las
grandiosas tierras de pan llevar,
todas sujetas á
riego, siendo dicha misión con=
te mural para
contener la ferocidad de los Apa=
{191_28V}
ches faraones, que
son de los alrededores, por lo
carniceros que son
los apellidan asi.
El
R[everendo] P[adre] Manchero entro al=
gunos recaudos que
llevó del s[eñ]or Horcasitas
llevó un titulo de
Protector de los Yndios para
D[o]n Cristoval
Martinez (alias) el Patrón: pasó
el dicho á ver el
Governador que lo era D[o]n To=
mas Velez Cachupin, y
presentado que sacó
le dixo dicho
governador que se habia de vivir
en la villa de Santa
Fe, si queria que pusiese
el obedecimiento, y que
supiera habia de tener
un enemigo en el.
Vido este no quise admitir:
esto me consta que
tube el titulo en mis manos,
y el dicho se buelba
de su pretensión, paso por
mi misión y me lo
dixo: esto se ha quedado en
este estado, todas
son madrinas para que no
tengan esposos yndios
quien saque la cara
por ellos, ni los
padres lo podemos hacer, ni
tan poco, pero
podemos probar lo mucho que
han trabajado los
misioneros desde la recon=
quista, asi en la
predicación del santo evangelio,
fabrica de iglesias,
abrir asequias para habili=
tar a los yndios en
sus labores, y demas cosas ne=
cesarias a su bien
estar. Respecto a tener privados
a los slcaldes
mayores, y sus tenientes, pena de
{191_29R}
29
doscientos pesos de
multa, privación de empleos,
y otras penas
arbitrarias, si dieran testimo=
nio a persona alguna,
sea del estado que
fuere, como lo prueba
en testimonio que dio
D[o]n Jose Baca,
Alcalde Mayor de la villa de Al=
burquerque al
R[everendo] P[adre] Fr[ay] Juan José Hernández,
a quien dicho
governador por carta que le es=
cribio a dicho
alcalde mandándole no dexase
salir mozo alguno con
los padres, el referido P[adre]
Hernández lo madaba
el p[adre] custodio, que en la
sazon estaba adentro,
viéndose dicho p[adre] imposibi=
litado a poder salir
por ser por ser muy necesa=
rio mosso para cargar
los bastimentos, y demas
cosas necesarias en
una caminata tan dilatada,
le pidio testimonio a
d[ic]ho alcalde para satis=
facer al p[adre]
custodio, el que no se escuso en darlo
respecto ser cosa
muy justa, y habiéndolo sabi=
do el governador
luego incontinenti le aplicó la
pena impuesta,
despojándolo del empleo, negan=
do el orden, siendo
de todo castigo el d[ic]ho p[adre] custodio
y quien percibio el
tyestimonio. Pruébalo tambien
el Alférez del
presidio Tomas Madrid, el Cabo José de
Herrera, el Cabo Jose
Benavides, y otros de los que vi=
nieron a México por
la calumnia que les levantaron
el governador y sus
aliados, de tumultuorios, q[u]e
{191_29V}
a no haberse preparado
los falsos testigos, y ellos,
probado, hubieron
estos inocentes pagado con sus
vidas, y solo con
certificaciones de vecinos, vino el
dicho Tomas Madrid
con trece que le acompañaron
ante el señor Virrey,
los quales se volvieron unos
arrimados a requas, y
otros como pudieron, con los
trabajos que ofrece
una caminata tan dilatada,
supe que habian
conseguido un despacho para
que les volviesen a
los unos sus plazas, y a otros
restituidos a sus
casas, por no haberse hallado otra
forma con que
defender el punto: En la Nueva Me=
xico {sic}, aun en
México es cosa muy dificultosa el
poderlo probar; por
que de qualquier quexa con=
tra los gobernadores,
y se les da traslado a ellos p[ar]a
que respondan, o sus
propios apoderados le avi=
san de una, o de otra
manera prueban la coartada,
como señores
absolutos llaman a los vecinos que les
parece, estos,
compulsos y apremiadas echan su
firma, y el que no lo
hace hay zepo y palos, por
que no contestan con
el gusto de dichos señores.
Pruébalo lo que le
sucedió a Manuel Armijo y
D[o]n Jose
Bustamante, vecino de aquel reino, que
habiendo sido
testigos en la causa iniqua de el Al=
ferez Tomas Madrid y
Jose Benavides, yr mensio=
{191_30R}
30
nados, estos, como
testigos de vista declararon á
favor de los dichos
instimulados de la conciencia,
y lo que les sucedió
a estos por no contestar con
lo que queria el
señor governador, los metieron en
una bartolina con un
par de grillos, y viendo d[ic]o
governador que la
casa estaba ya en contra les
pidio fiadores para
echarlos de la carcel, algu=
nos los dieron, y
otros no, estos que los dieron fue
por el desamparo de
sus casas y familias, los
otros hicieron fuga
para venirse a México.
Todo
esto puede certificar el
reyno entero, como
todo lo que llevo dicho, como tam=
bien las ventas de
las alcaldías, estas consigue el
que mas mulas o
carneros dá, esto es tan sabido
que ni los parbulitos
lo ignoran, que justicia pue=
den hacer estos por
muchos repetas[io]n. el primero
por el del governador
han de condescender con quanto
les mandare, por no
verse privados de su empleo, lo
otro por ellos mismos
que con la libertad de alcaldes,
raspe lo de no tener
quien le le oponga, lo pagan
los pobres españoles,
y los miserables yndios. Estos
a gritos se lamentan,
los enemigos por un lado
destruyen sus ganados
y caballadas, á unos y á
otros, y los
governadores y alcaldes por otro lado
á los españoles con
multas, y otra pemsiones
{191- 30V}
movidas de chismes, y
á los yndios pobres con sus
bienes y trabajo
personal; milagrosamente sub=
siste este infeliz
reyno, pues adunados los indios
cristianos con la
mucha gentilidad, no tubieran
para empezar; los
gentiles Nabajoes continua=
mente estan entrando
y subiendo en los pueblos:
estos ven estas
iniquidades, cogen los clamores de los
yndios: de estos
habia esperanzas de su conversión, y
experimentando todas
estas fatalidades, aunque mas
se les predique no
quieren reducirse por no experi=
mentar lo que han
visto.
Se
lamenta grandemente el que
podria ser de mucha
utilidad el d[ic]ho reyno para
S[u] M[ajestad] y sus
vasallos, y le es tan adverso, por tantas
pensiones que tienen
los pobres, i con que volun=
tad asi soldados como
vecinos y yndios han de ha=
cer las campañas, y
corredurias que se ofresen
cada dia. Los vecinos
yndios por lo dicho, los sol=
dados son tan
ingenisimo trabajo hacen en los
pesos que S[u]
M[ajestad] les da, estos se les pagan cada
un año con el valor
de ciento y cincuenta pesos:
ropa la mas vil, lo
mas le pagan en bastimentos,
quieran o no quieran
de juro lo han de recibir.
El maiz en su precio
que ni sube ni baxa
quatro pesos de la
tierra que equivalen a dos en
{191_31R}
31
plata, la fanega de
trigo á lo mismo, los carne=
ros, obejas y cabras
á dos pesos de la tierra, el frixol
a ocho de la tierra,
y asi lo demas. A el soldado se le
abona el maiz a tres
pesos y medio en plata, el trigo
a quatro pesos de
pesos, el frixol a ocho en plata, los
becerros de año es su
valor cinco pesos de la tierra,
al soldado ocho en
plata. La sarta de chile y cebollas
á un peso de la
tierra, al soldado un peso y quatro rea=
les en plata. En los
diezmos tiene la mayor gran=
geria los
governadores, desde que estos estan en poder
de ellos esta la tierra
mas perdida, antes los vecinos
se alargaban en
sembrar, por que los governadores
los mercaban de todo
para proveer el presidio, aho=
ra temen el poder
sembrar lo necesario para su
manutención. A todas
estas cosas si los padres
sacan la cara con
grande facilidad prueban lo
contrario, y meten
mano á la pluma contra ellos,
levantándoles mil
calumnias, con la confianza de q[u]e
los padres no pueden
probarlas.
Digalo
cierto informe que se
hizo a México por
ciertos governadores, que aun no
habia tomado posesion,
y ya estaba formado, q[u]e
entre las muchas
capitulaciones contra los padres
era que tenian
haciendas ó ranchos, que el que me=
nos sembraba veinte y
cinco cargas de trigo, que
{191_31V}
exorbitantes las
obenciones que pagaban los yndios
y otras cosas
falsísimas. Es tan probada la false=
dad de esta calumnia,
que no es menester muy lejos
para falsificarlo.
Españoles e yndios vienen
á México que lo
pueden declarar, el que mas
siembra tres fanegas
de trigo, ad sumun un al.
mend de maiz: digo
siendo la tierra tan fe=
cunda, que asi trigo,
como maiz acuden mucho,
preguntese, i a quien
venden los padres estas
semillas? aquí no hay
saca: cada qual siem=
bra lo necesario, con
que i que haran los padres
con tanto grano? como
las exorbitantes oven=
ciones que pagan los
yndios, si para haberlos
de casar. Solo
cogiendolos amancebados se casas,
que es ley inviolable
de ellos, si estos pagaran,
i quando se casaran?
para baptizar los par=
bulos es menester que
el padre este con cuidado
á ver quando nace,
que sin este cuidado no los
traen a baptizar si
pagaran la obención,
quando se baptizaran?
i quando se baptizaran
estando enfermos? se
murieran sin ella ignoran=
dolo el padre, y
llevaran el cuerpo a una ba –
rranca p[o]r el
cuento de una obencion. Asiento, co-
mo muchas cosas
aguantamos los padres, vecinos,
{191_32R}
32
y indios por no poder
provar varias quejas se
han dado asi de parte
de los padres, y vecinos yn-
dios, aunque los
Señores Ex[elentisi]mos han dado algu-
nas providencias,
estas han sido para mayor
avitantes a los
gobernadores. Pruevenlo los yn-
dios de la misión de
S[a]n Agustín de la ysleta,
que en tiempo de
D[on] Joaquín Codallos Goberna-
dor que lo era el año
de quarenta y cinco, estos
ocurrieron al señor
virrey por algunas veja-
ciones que
experimentaban, dos de ellos que lle-
varon un despacho de
el señor Virrey, los man-
dó meter en una
bartolina, el uno murio en ella,
que después de muerto
le quitaron los grillos, el
otro a los qatro años
en la la jura del señor Don
Fernando, a petición
de los padres y presidiarios
le dio libertad.
Diganlo los parientes de los dichos,
asi mismo todos los
yndios de ysleta. Diganlo los
españoles, los que
han venido diferentes ocaciones
á México han llevado
despachos, y nada han con-
seguido. Los padres
se han quejado de todos estos
insultos, y por una
causa criminal que se si-
guió en la r[ea]l
audiencia de México contra un
alcalde mayor de la
Nueva México se confir-
{191_32V}
maron por lo
producido en d[ic]ha causa, se con-
firmo la dicha quexa
anterior. Esto fue en ti-
empo del
Ex[elentísi]mo Marqués de Albuquerque,
por lo qual expidio
Su Ex[elenci]a un despacho ( como
consta por un tanto
que tengo en mi poder ) con
la fecha del año de
nueve, en diez y ocho de ma-
yo, en él se infiere
la fabulosa mentira, que los
gobernadores havian
alegado de el fingido Castillo
en que trabajaban los
yndios siendo siniestro,
esto lo prohibe S[u]
E[xcelencia] como el servicio personal,
a gobernadores, y
alcaldes mayores, y otros gra-
vamenes, como consta
de su referido tanto, y en
el registro del
oficio; y desde el citado tiempo á
cá ha ido á peor. Los
jueces de residencia estos tie-
nen compuesto con los
apoderados de dichos go-
bernadores, y
qualesquiera deposición que se haga;
luego quieren que
afianze la calumnia, y con
malos modos los
ahuyentan; por cuyo motivo ( si-
endo una gente tan
desdichada, asi de caudal, co-
mo de las mas circunstancias
que requiere la
cosa ) desisten la
deposición por ser estos potentes,
y asi resulta motivo
para que dichos jueces
arranquen mas a los
gobernadores, y dexar
la
{191_33R}
33
la cosa en peor
estado. Ellos son señores de lo
espiritual, y
temporal; de lo espiritual ( aunque
provado el que no
gozan el vice- patronasgo, se
valen de él para
cosas que aunque gozaran, no
ha lugar el
paronazgo) ha llegado el caso de
hacer sumarias, asi
gobernadores, como alcal-
des contra religiosos,
y otras muchas cosas ex
ceorables como es
constante á todos los del reyno.
Esta la persecución
que los padres tienen
por ser los unicos
que cuidan sacar la cara, que
aun no han tomado
posesión del gobierno, me-
ten mano a la pluma,
escriben a nuestros
reverendos prelados
iniquidades contra los reli-
giosos, para por este
medio amarrarnos, y como
esta prueba la dan,
como llevo dicho; y los pa-
padres no tener esta
facilidad, toman a buen par-
tido estarse quietos
hasta que dios los remedie.
El aprecio que de los
padres se hace es ninguno,
ni para el servicio
de Dios, como para el de nuestro
Rey. Digalo la
invocación que los enemigos hicieron
el la población de
Haviquiú, el año de quarenta
y siete por el mes
de agosto, que se llevaron vein-
{191_33V}
te y tres personas,
mugeres, y muchachos, y fuera
mataron una doncella,
y una vieja por haverse
estas defendido. De
esto luego incontinenti, dio par-
te el R[everen]do
Mirabal que era custodio, y residia en
la misión de S[a]n
Juan al Gobernador que era
entonces Don Joaquin
Codallos, no hizo apre-
cio dicho gobernador,
hasta que el reverendo
padre a la inquietud
de todos sus vecinos
volvio a escribir, y
como la noticia ya era
publica en todo el
reyno, á los quatro di-
as dio providencia,
salieron tras el enemigo,
no hicieron cosa
alguna, por haber tenido
bastante tiempo de
delantera. Unos veci-
nos salieron a
rastrear ya hallaron tres
mugeres muertas, y un
recien nacido, las
demas se las
llevaron, y al cabo de
siete años traxeron
los Comanches una
habiendo sido los de
la fechuria, lo paga-
ron los pobres
gentiles yutas. En ese ti-
empo que traxeron
dicha muger, era go-
bernador Don Tomas
velez Cachupin.
Esto supuesto i como
pueden estar los
{191_ 34R}
34
pobres religiosos,
cargados de desconsuelos,
y sin poder sacar la
cara p[ar]a nada, vierndo
tanta perdida de
almas, y sin poder ha-
llar arbitrio p[ar]a
probar, respecto de lo dicho?
En el Pado, río del
norte, el año de 52
por cinco mazorcas
mandó el capitan
quitar la vida a un
Zuma, este estaba de
semanero, y el dia
que acabó sus semana
entre la manta las
llevaba liadas, y
viendo el bulto un
criado del capitan,
lo fue a registrar, y
temeroso de que lo
azotaran, largo la
manta y arrancó á
a huir, lo siguió el
sargento con unos solda-
dos y vecinos, el tal
indio se efugio en una
sierresita que esta
tras de la misión del
Paso, por engaños lo
hicieron baxar, lo
amarraron, mando el
sargento a los solda-
dos lo pelotearan,
el miserable indio cla-
maba diciendo que era
cristiano, que lo de-
xaran confesar, que
le llamaran al Padre
Blanco, misionero
del Paso; esto se le
negó, los soldados no
quisieron obedecer
al sargento, y este
le mandó a un vecino
le disparara, asi lo
executó este perverso,
y muerto el miserable
lo mando colgar a uno
{191_34V}
á un alamo hasta que
los padres fueron a ba=
xar el cuerpo, y
darle sepultura.
De
aquí sucedió el alzamiento
de los Zummas, de lo
qual pueden todos los veci=
nos de dicho Paso dar
pleno informe. De este
alzamiento se
siguieron gravísimos daños. Estos
se aunaron con los
Apaches, y en quadrillas inex-
pugnables, todos los
caminos tenian alojados. Di=
galo el vecindariuo
de la Nueva México, que en su
regreso para sus
casas, parados cerca de la ha=
cienda de Ojo
Caliente, les cayeros los Zummas
tan de repente, que
ni lugar a coger las armas les
dieron, desamparando
todas sus cargas y muladas,
se efugiaron en la
casa, arrebataron dichos Zum=
mas toda la mulada y
caballada, fardos de ropa y
otras muchas cosas
que llevaban para sus casas,
quedando todos a pie,
y otros con el socorro que les
fue del Paso tubieron
ese alivio. De alli a poco tiempo
dieron dichos
enemigos en distintas naciones en la
hacienda del
Carrizal, distante del Paso poco mas
de treinta leguas,
ésta totalmente la destruyeron,
llevándose ganados
mayores y menores; matando
peones, migeres y
muchachos, sin las que se lleva=
ron vivas; saqueando
la casa, llevándose varios sa=
grados y ornamentos.
Quedo desierta d[ic]ha hacienda
{191_35R}
35
mucho tiempo, se
desamparó la hacienda de Ojo
Caliente, que esta
distante tres leguas de la dicha.
Digalo el Padre D[o]n
Francisco Garcia, Presbitero,
dueño de la hacienda
del Carmen, los muchos miles
que ha perdido de
caballadas y muladas que se
han llevado los
enemigos, y estan llevando, sin
muchos peones que le
ha muerto. Digalo el
valle de San
Buenaventura un valle tan opulen=
to, asi que las
singularisimas tierras, como
por las aguas,
haciendas y ranchos, que si
desamparando por las
repetidas invasiones
de los enemigos, con
muertes de españoles, caati-
vos, y cutivas que se
han llevado muchos, por
cuyo motivo le fue
preciso al Gobernador de Chi=
huahua sacar del
ptresidio de Guaxoquilla cin=
cuenta soldados con
su teniente para guarecer
dicho parage: aun con
todo prosiguen las inva=
siones.
Otro
paraje mas adelante, lla=
mado Casas Grandes de
hacienda muy opulenta, se
halla desamparado por
lo dicho. Namichilpa, ha=
cienda grande del
difunto Almunia, y la del Torreon
de la propia manera;
con muchos ranchos agrega=
dos a dicho parage.
La misión de Namichilpa ha
quedado quasi
desierta, que le ha obligado al P[adre Mi=
{191_35V}
sionero á retirarse á
otro purblo{sic} algo distante, por
haberse visto con la
muerte al ojo, que milagrosa=
mente escapó. Digalo
D[o]n Antonio del Castillo,
Regidor de Chihuahua,
la suma de miles que ha
perdido en la
hacienda de la Laguna, de caballa=
das, muladas, y
ganados mayores, que hasta
ahora, asi este
caballero como los demas padecen
la propia penuria,
sin haber puesto remedio algu=
no para ello. Voceelo
Chihuahua, las continuas
invasiones a las
muladas y caballadas de haciende=
ros de metales, como
carboneros y leñeros. En fin
con este nuevo
alzamiento de los norteños, lo peor
que ha quedado, va
dando fin, y esta en tal equi=
librio la tierra, que
lo que antes á poca diligencia
pudo haber tenido
remedio á poca costa, hoy en
dia es menester que
Su Majestad aplique sus
reales fuerzas, y de
lo contario dio el ultimo
balance la tierra, en
donde S[u] M[ajestad] perderia mucho
de sus reales
haberes, y la yglesia de los muchos
diezmos que ha
perdido no le queda cosa alguna
que coger en los
palacios.
Certifique
los padres jesuitas
las invasiones que en
sus haciendas han tenido,
y tienen como tambien
los vecinos de Chihuahua
{191_36R}
36
y sus arrendadores,
juntamente tanto pobre q[u]e
ha desamparado el rio
de Conchos poblado de
muchos rancheros, que
por los continuados
robos, y muertes de
dichos enemigos se han
retirado rio arriba
hasta la Sabonera; de tal
suerte que como asi
Apaches y Norteños sa=
ben la tierra a
palmos, se han internado has=
ta mas acá del valle. Dios por su misericor=
dia dé providencia
para el remedio de tales
fatalidades. que me
persuado, con el informe
del Yl[ustrrisi]mo
S[eñ]or Obispo de Durango, pues todo
lo ha tocado con la
experiencia en su visita, es-
te afirmara todo lo
dicho. Me ha motivado a ser
atrevido a escribir
este volumen el estimulo de
la conciencia, que
bien sabe Dios que no me
lleva mas interes,
que la reducción de tantas
almas. Como el bien
estar de tanto pobre infeliz
et[ceter]a. Por tanto
lo firmo para que conste en qua=
tro de noviembre de
mil setecientos y sesenta años
= Fr[ay]
Juan Saenz de Lezaun.
{191_36V}
{Hoja en Blanco}.
{Los trazos que se
ven son del texto de la página anterior, y que se imprimieron a tras luz}.
{191_37R}
37
Don Juan Francisco de
Goemes y Horcasitas,
Teniente General de
los Reales Exercitos de S[u] M[ajestad]
Virrey Gobernador y
Capitan General de esta
Nueva España,
Presidente de la Real Audiencia
de ella, [et]x[eter]a
= Por quanto el señor Don Juan de
Albuerni, Marqués de
Altamira del Consejo de Su
Majestad su Oidor en
esta Real Audiencia y Audi-
tor General de la
Guerra, me hiso la consulta del
tenor siguiente =
Ex[celentisi]mo Señor = Solo no se ha
reducido en estos
dominios las barbaras nacio-
nes de indios
gentiles que estan al norte de esta
capital de México, y
aunque los de la governa-
cion del Nuevo México
instituidos en 37 y medio grados
de altura, y 277 y
medio de longitud, se hallan reducidos
desde el año de 702
no pasando. Comandante n[ues]tro,
reducidos a los
treinta y dos grados de altura
siendo esta como
general desde los 250 grados
de longitud a los 284
que á 17 y media leguas por grado
hasen 259 leguas, de
frontera de poniente á
oriente. Otra las
referidas barbaras na-
ciones del monte.
Hallase resguardada dicha
frontera, po la parte
de hacia su poniente, con
quatro prsidios de
San Felipe de Jesús de Guebavi,
alias Teniente de
Santa Rosa de Coro de Guachi
alias fronteras de
Xanos, y el paso que casi
todos quatro estan en
dicha altura de 32 gra-
dos, y desde los 250
á 271 y medio de longitud, com-
puesto cada uno de
dichos presidios de capi-
tan y 50 soldados que
aun no bastan á re-
{191_37V}
ducir, las prontas
dispensas frecuentes imbacio-
nes de dichos yndios
barbaros sus fronteras
es de lo ultimo de
dicha governacion del Nue-
vo México baja por
mas de 16 leguas de norte
á sur su caudaloso
rio llamado del norte, y
es dicho presidio de
Paso y altura de los referidos
32 grados y 216 y
medio de longitud, turese su curso
para el sueste,
cerrando por el norte la
governacion de la
Nueba Vizcaya; cuia ultima
considerable poblason
de la villa de San Feli-
pe, el Real, y minas
de Chihuahua, queda
para aca internada
como ochenta leguas,
y muchas mas los seis
presidios de Conchos
valle de San
Bartolomé, Cerro Gordo, Gallo,
Mapini, y el pasaje
que estan en el ca-
mino desde dicha
villa de Chihuahua
para esta capital de
México barios rios
de la Nueba Vizcaya,
unidos y á al de Con-
chos, y con solo este
nombre, se incorporan
al del Norte por esto
llamado la Punta de
los Rios como setenta
leguas al oriente
de dicho presidio del
Paso y de la referida
Chihuahua, con
quienes forma como trian-
gulo dicha pinta, y
alli antes de unirse
los dos rios tenia
esta seráfica provin-
cia de México por
pertenecientes a su
custodio del Nuebo
México las seis misio-
nes intituladas de
San Francisco, N[ues]tra
Señora de Guadalupe,
San Cristóbal,
{191_38R}
38
San Juan Bautista,
Santa Maria la Redonda,
y San Pedro
Alcantara, con crecido numero de
yndios reducidos y
cristianos fronterizos, de los
gentiles Apaches,
Natages, Parames, Sumas y
otros que están á la
otra vanda de dicho río del
norte. Prosigue este
su curso desde dicha junta
cortando las
zerranias, que median y dividen la go-
vernacion de la Nueba
Vizcaya de la Coahuila, y por
dicha zerrania y
asperezas no se ha descuvierto
hasta hoy ni
reconocido debidamente por muchas
leguas, el curso del
citado caudaloso rio del norte
hasta que después
entra en dicha governacion
de Coahuila y
endereza mas todavía su corriente
para el sur
incluyendo toda la dicha governacion
de Coahuila, y
pasando tres leguas mas adelan-
te de su presidio de
San Juan Bautista del Rio
Grande en los 28
grados y 40 minutos de altura
y 272 grados cinco
minutos de longitud, desembo-
cando después por el
Nuevo Reyno de Leon, y su
costa del mar del
norte, y seno mexicano en los
26 grados de altura,
y 277 de longitud de la forma
que dicho caudaloso
rio del norte, ya por sí
solo unido después
con el crecido de Conchos,
cierra dichas dos
gobernaciones de Nueva
Vizcaya y Coahuila y
sus intermedios serranias
de los 261 grados 40
minutos de longitud de dicho
presidio del Paso á
los 272 grados cinco minutos
tambien de longitud
de dicho presidio de San
Juan Bautista del Río
Grande sin que
{191_38V}
en las 180 y mas
leguas que hay de poniente
á oriente, desde
dicho presidio del Paso al refe-
rido de San Juan
Bautista del Río Grande haiga
algun otro presidio.
De intermitencia a una
y otra banda de dicho
río del norte, siendo asi q[u]e
há muchos años que es
el termino lindero, y fin
de todas nuestras
reducciones, por aquella parte,
las que
proporsionalmente acordonan dicho rio,
y le sirve como
murada ó estacada que ni aun
estas bastan, á
resistir las imbaciones enemigas,
si carecen de otros
militares resguardos = Todo
esto se ventilo
largamente por los años de 724 y 60-
7. siguientes a
ocasión de haverse sublevado en
dicho año de 724 las
referidas misiones de los rios
instigados y
violentados sus yndios de los expresados
gentiles Apaches, que
demoran a la otra par-
te del rio del norte
á cuia pacificación ocu-
rrieron como 160
vecinos de Chihuahua con al-
gunos militares y
practicos hallándose allí á la
sazón de vicitador
general de todos sus presidios
ynternos Don Pedro
de Rivera Presidente de
Goatemala ex[ceter]a
ya difunto, convinieron todos
en que era
indispensable preciso y conveniente
un presidio de 100 ó
de 80 ó al menos de cincuen-
ta soldados en dicha
adjunta de los rios ó diez
leguas rio abajo
asentando haver para
ello muchos Pingues
tierras y aguas con las
mas apetecidas
comodidades por un crecido un-
mero de vecindario
que se estableciese
{191_39R}
39
al abrigo de dicho
presidio, con el que se beneficia-
rám juntamente los
ricos minerales, y á experimen-
tados de aquellos
contornos, se mantendrá la nueva
cristiandad de
aquellas misiones dichas. Se resguar-
darían las
guarniciones de la Nueba Vizcaya
de Coahuila para que
en su anchuroso inter-
medio no se
internasen dichos barbaros Nata-
ges, Paradres, Sumas,
y otras naciones, que estan
á la otra vanda de
dicho río del norte, y este les
sirviese de guarda =
Raya con el resguardo del
los presidios y
pobladores facilitándose al mismo
tiempo por aquella
parte la desconocida comu-
nicacion las dichas
dos contiguas governaciones
de Nueba Vizcaya, y
de Coahuila de que caresen
en gravísismo
perjuicio publico por tantos años
y en tal manera que
desde dicho presidio del
Paso al del
Sacramento en Coahuila se necesita
andar mas de
trescientas sesenta leguas, siendo
asi que no dista ni
la mitad entre si y lo mismo
á proporcion sucede
para ir de Chihuahua, y Pre-
sidios de la Nueba
Vizcaya, y a los de Coahuila,
por mediar entre una
y otra governacion las
zerranias, y asperas
referidas, sin que en
tantos años se haya
diligenciado por el reco-
nocimiento de los
muchos comodos transitos
que sin duda
franquearan en su largo de
mas de 230 leguas
exclamado por todo gene-
ralmente dicho
presidio, en la junta de
los dos expresados
rios del norte
{191_39V}
y Conchos por dichos
universales beneficios apoyados
largamente, por dicho
Vicitador General Don Pedro
de Rivera y por la
larga menuda experiencia
del Señor Oidor Don
Juan de Olivan, Auditor
General que era de la
guerra yá difunto, man-
dó el Ex[celentisi]mo
Señor Virrey Marques de Casafuerte
se erigiese en dicha
junta el nuebo presidio con un
capitan y cincuenta
soldados que se destacasen
de otros antiguos
presidios y con el sueldo de
400 p[eso]s á cada
soldado y el ordinario de setecientos al
capitan, cuia
determinación se resfrió después,
y no se executo, y
desde dicho año de 724 están aque-
llas misiones sin
religiosos alguno que los adminis-
tre por haverse
retirado a la villa de Chihuahua
de donde tal vez
entran mui de paso a dicha
junta restituyéndose
luego a Chihuahua, sin
quedar religioso
alguno de pie por la falta de dicho
presidio contra las
inbaciones de dichos enemigos
yndios gentiles que
estan en la otra banda del
expresado río del
norte = hallándose desde
entonces
lastimosamente abandonada, la reciente
cristiandad de dichas
seis misiones de la junta
franqueada por allí á
dichos enemigos
gentiles una entrada
como de 170 leguas de ancho
entre lo pillado de
las Governaciones de la Nueba
Vizcaya y Coahuila,
para internarse para acá
dichos enemigos
yndios gentiles mas de otras 130
leguas hasta el
sentro de la Nueba Vizcaya, y aun
que hoy se han
extinguido enteramente
{191_40R}
40
varias naciones de
yndios rebeldes y gentiles que
que antes ocupaban
dichas largas y anchas serranias,
mediasen entre las
referidas governaciones, de Nue-
ba Vizcaya y Coahuila
pudieron internarse en ellas
y haverlas ocupado
las mismas barbaras naciones
de yndios gentiles,
que estan delante de dichas seis
misiones de la junta
y á la otra parte de dicho rio
del norte; y haver
subnerto casi toda ó la mayor par-
te de dichas
governaciones de Nueva Vizcaya, y
Coahuila, su crecida
cristiandad famosos opule-
tos minerales, y
muchas quantisoas haciendas,
e imponderable ruina
y deservicio de ambas ma-
gestades y de toda la
causa publica de estos domi-
nios = Cada dia es
inminente tan deplorable
ruina, y no ha cesado
ni cesaran aquellos vecin-
darios, mineros,
hazenderos, comerciantes, y trafi-
cantes. Es tambien
lamentable que entre d[ic]has
dos governaciones de
Nueva Ciscaya y Coahuila,
tantos años há
reducida y pobladas medien dichas
serranias, sin
haverse estas examinado y reconocido,
ni solicitado el
conveniente y utilizar camino,
trafico y comercio
entre referidas dos gover-
naciones que se
pueden comunicar con un quasi
desmedido rodeo
triplicado. Tiene dicho inter.-
medio como 130 leguas
de sur a norte y partes mas
de poniente a
oriente, y en espacio tan dilata-
do es mui verosímil,
y natural que no falten
repetidos caminos,
comodos para la comunica-
cion entre dichas dos
gobernaciones y que
{191_40V}
entre las mismas
serranias y asperezas, aiga mu-
chos aguajes, y
apetecidos pingues valles, y que siendo
los inmediatos serros
de la Nueba Vizcaya abundantes
de ricas minas, lo
sean tambien dichos intermedios,
como se ha
experimentado, y reconocido hacia dicha
junta de los rios,
que se malogran por falta de
reconocimiento,
tantas y tan recomerndables utili-
dades, apeligrandose
juntamente las pondera-
bles yá logradas
establecidas = Comienza dicho
despoblado
intermedio, por la parte de acá del sur
desde las poblasiones
de la villa del Saltillo crecido
pueblo de Parras y
Presidio de mapimi y del Gallo,
y desde la linea de
dichas poblasones y presidios
corre el citado
despoblado intermedio como 130 le-
guas para el norte
terminando alli en la expre-
sada junta de los
rios, en el costado del poniente,
tiene la villa de
Santiago de la Moncloba, capi-
tal de dicha
provincia de Coahuila y su presidio
con 35 plazas, las
misiones de San Francisco, con
un contiguo crecido
numero de yndios tlaxcal-
tecos y las misiones
de Santa Rosa, y San Buena-
ventura de Nadadores
con otro pueblo tambien
de yndios
tlaxcaltecos; nombrado Nuestra Señora
de la Visitasión, y
mas 10 o 12 haciendas, labo-
res y estancias de
españoles y gente de razon de
dicha provincia de
Coahuila á cuia referida
capital sigue sobre
el mismo costado, de dicho
intermedio despoblado
el presidio del Sacramento
con un capitán y
cincuenta soldados
{191-41R}
41
sin otro considerable
vecindario de españoles y gente
de razon, situado
todo en el referido sitio, posigue
valle de Santa Rosa
faldas de la sierra de este nom-
bre, que es una de
dicho despoblado intermedio,
el que por su costado
de oriente o de la Nueba
Vizcaya, ademas de
dichos dos presidios de Mapimi
y del Gallo, tiene en
cordillera seguidos los presidios
de Zerro Gordo, Valle
de San bartolomé y Conchos,
y mas adelante en la
misma cordillera, la opu-
lente villa de San
Felipe el Real y minas de
Chihuahua, con muchas
subsecuentes y copiosas
haziendas desde dicha
villa al referido presidio del
Paso de forma que
dicho despoblado intermedio
entre las
governaciones de Nueba Vizcaya y Coa-
huila, es solo una
grande bolsa abierta no mas
que por la parte del
norte, y cerrada por los
otros tres vientos
con los dos presidios, poblasones y ha-
ciendas de Coahuila y
con los site presidios del
pasage Mamipimi,
Gallo, Zerro Gordo, valle de
San Bartolomé,
Conchos, y el Paso, haviendo
diez leguas de un
lado y otro de estos presidios
y entre ellos mismos
desde el primero, que es
desde el Pasaje, ó
desde la contigua ciudad de
Durango, capital de
la Nueba Vizcaya, y su
Obispado, mas de diez
y ocho considerables poblacio-
nes de españoles ,
gente de razon y de yndios
y mas de sesenta
haciendas, labores y ran-
chos suficientes
poblados. Y estando muchos
años hase pacificados
reducidos, y congre-
{191_41V}
gados a misiones, los
yndios de la Tepehuana, y
Taraumara, entre los
quales, y dicho despoblado
intermedio se
pusieron antiguamente dichos
presidios del pasaje
Mamipimi; Gallo, Zerro Gor-
do, valle de San
Bartolomé y Conchos hai menos
necesarios por estar
pacificadas dichas misiones
Tepehuanas y
Taraumaras, que estan al po-
niente de dichos
presidios y haverse extinguido
enteramente las que á
su oriente havitaban
en dichas serranias
de yndios Acodames, Colomes
Cysembren, Gavilanes,
Cibolos, Tripas Blancas, y otros
pudiéndose
ciertamente decir, y asegurar que asi co-
mo a los treita y dos
grados de altura está resguar-
dada nuestra frontera
con los presidios referidos al
principio de Guevava
fronteras y juntas a el Paso desde
Canal de Californias
hasta la buelta expresada
que toma en el
presidio del Paso el rio del norte
asi tambien con el
natural cuso de este se puede mejor
cerrar toda nuestra
restante frontera hasta el mar
del norte, o seno
mexicano, descubriendo bien
los ya dichos
ignorados margenes del dicho rio del
norte que se puede
resguardar con los mismos
presidios ynternos,
sin nuevo costo de la real
hacienda, y sirviendo
dicho rio de termino, linde
y muralla, contra los
dichos yndios enemigos gen-
tiles, que estan a la
vanda de allá pues de
la muestra de acá, no
hai nación alguna de
yndios enemigos; por
reducir y pacificar á dichas
governaciones, de la
Nueba Vizcaya, y
{191-42R}
42
Coahuila, ni en todos
sus referidos intermedios despobla-
dos el importante
reconocimiento de él nos facili-
taría concurriendo á
ello 15 ó 20 vecinos de la villa
del Saltillo, otros
tantos del pueblo de Santa Maria
de Parras, 20
soldados del presidio del Pasage, doce
de Mamipi y 20 del
Gallo con suficiente numero
de yndios auxiliares
de aquellas inmediaciones,
al campo todos de uno
de los capazes del Gallo, o del
Mamipi, y otro Cabo
de ellos que fuese de la mayor
confianza, para que
prevenidos y dispuestos entrasen
todos a un tiempo por
la parte y parajes que parecie-
se mas acomodados, y
reconociesen con la mayor indivi-
dualidad todas
aquellas serranias, y asperezas, sus-
valles y aguajes
haciendo un derrotero puntual de todos,
sus nombres y
calidades, hasta internarse por dichas
serranias, de sur a
norte, con todo su ancho hasta
una proporcionada
distancia que se les señalase
subrogándose alli
para en lo adelante el recono-
simiento hasta dicha
junta de los rios de Conchos,
y el norte, otros 20
soldados del presidio del Zerro
Gordo, otros 20 del
valle de San Bartolomé y otros
20 del de Conchos,
tambien con el correspondiente
numero de yndios
auxiliares de sus respectibos
partidos, para que
continuasen el citado reco-
nocimiento, exiviesen
tambien puntual derrotero
con individuales
señas nombres y distancias,
de todos los parajes,
zerros aguajes, sus comodi-
dades y demas
circuntancias convenientes á la pu-
blica noticia, y que
el Governador de la Nueva
{191_ 42V}
Vizcaya, ó su
teniente residente en la expresada villa
de Chihuahua al mismo
tiempo destacase 30 ó mas mili-
tares con yndios
auxiliares de aquellos contornos coman-
dados del oficial o
cabo, de la mayor experiencia y satisfac-
cion, que desde dicha
villa por los pueblos de Xulimes,
fuesen reconocidos
todos aquellos parajes, hasta encon-
trarse en sitio, y
dia señalado con dichos presidiales,
del Zerro Gordo y
valle de San Bartolomé y Conchos
continuando desde
alli, unos y otros, todos juntos has-
ta la expresada junta
del rio de Conchos con el del
norte donde y en
todas sus serranias, de una y otra
banda por las
personas mas inteligentes se examina-
se y reconociese con
toda la mas posible brevedad, aten-
cion, y cuidado, el
sitio mas comodo capaz y util
para la erección del
presidio de cincuenta soldados,
y un crecido
vecindario, con abundantes tierras
aguas, maderas,
leñas, materiales para edificios,
y demas congruentes,
restableciendo á un mismo
tiempo dichas seis
misiones, de la junta de los
rios ó de las que della
huvieren quedado, con
suficiente numero de
yndios, de forma que
cada una de ellas á
lo menos sea de cien fami-
lias, a cuia
administrasión espiritual, se res-
tituirán los
correspondientes misioneros re-
tirados en Chihuahua,
y que tambien dichos
presidios y
militares, se procure saver inquirir
y examinar y
comprender de los yndios de
aquellas misiones, y
por algunos destacamen-
tos, y todos los
demas medios posibles las distancias
{191_ 43R}
43
y demas comodas
entradas que pueda haver desde dicha
junta de los rios y
paraje elegido para su nuebo pre-
sidio a la
governacion de Coahuila y sus presidios del
Sacramento á la
referida villa de la Momcloba de San
Juan Bautista del Río
Grande, y a los rios de San Die-
go y de San Rodrigo,
y de Sabinas que dicha gover-
nación de Coahuila
entran en el expresado rio
grande del norte
informándose juntamente, de
todas las naciones
enemigas que estan á la banda de
allá de dicho río del
norte; asi mismo informándose
de sus calidades
numeros y diatancias, de unas á
otras todo, y cada
cosa de ella con la mayor estén-
sion, individualidad,
claridad y extensión, para un
cabal conocimiento
aquí mui particular de todas
aquellas distancias =
Y executando todo lo ex
presado se erije y
citué de ella, o de la otra vanda
de dicho río del
norte, en el paraje elegido por
mas comodo, seguro
fértil, y abundante el nuebo pre-
sidio con cincuenta
soldados, los veinte del dicho
presidio del valle de
San Bartolomé y 15 de cada uno
de los otros dos presidios
del Zerro Gordo y Conchos
con el sueldo de
quatrocientos p[eso]s al año cada uno de
los precidiales
quedando de Capitan Don José
Sánchez del Campillo
que lo es por S[u] M[ajestad] del presi-
dio del Zerro Gordo y
restituyéndose los demas ca-
pitanes y presidiales
a sus respectibos destinos,
pues entre tanto se
providenciaria el reemplaso
conveniente de sus
presidiales destacados
para el nuebo
presidio de la junta de
{191_43V}
los rios, de donde
asi mismo se restituiran los veci-
nos militares que
huviesen concurrido de dicha
villa de Chihuahua,
haciendo unos y otros su re-
regreso por
diferentes caminos a fin de explorar, mas
y mas todos aquellos
contornos, escribiendo por menor
todas /sus
provincias, digo/ noticias, para que juntas
se forme y componga
el mas cumplido y perfecto
derrotero que se
remitirá á esta capitania gene-
ral = sirviéndose
V[uestra] E[xcelencia] cometer tal execucion de
de todo lo expresado,
con las mas amplias facultades
para el mayor logro,
y efecto que se requieran al Ca-
pitan mas antiguo de
dichos presidios de la Nueva
Vizcaya, que lo es
D[o]n José Berroteran, Capitan
Vitalicio de Conchos
mui practico, y experimentado,
como exercitado de
militar en aquellos presidios
de mas de quarenta
años á esta parte, subordi-
nandole para ello
todos los demas capitanes, ofi-
ciales y soldados de
aquellos presidios, los alcaldes
mayores, capitanes a
guerra y demas justicias
de dicha villa del
Saltillo, pueblo de Parras
y otros qualesquiera
partidos al caso, tocantes
que obedezcan,
cumplan, y executen puntual-
mente y sin omisión
alguna todas las ordenes
que a este fin les
diere dicho D[o]n José de Barro-
teran bajo las multas
y penas pecuniarias
corporales y de
pribación de empleos que les im-
ponga y execute
militarmente en los inovedien-
tes a cuio efecto se
remitirá al Gobernador
de la Nueba Vizcaya,
todos y qualesquiera
{191_44R}
44
presidiales que
tuviere aplicados á otros destinos
para que dicho D[o]n
José Berroteran disponga
el pleno
reconocimiento y todas las demas diligen-
cias prevenidas en la
forma que va expresado ó en
la que mejor le
pareciere, mas asequible, y pro-
porcionada al
cumplido deserrado logro, con facultad
de nombrer los
oficiales cabos y personas que para
los comandos y demas
que dispusiere y para que
escriba y formen los
puntuales derroteros, y para
todo lo demas que
hallare por conveniente al mas
cumplido efecto que
enteramente se fia de su acre-
ditado zelo, buena
expedición y prudente conducta
encargándose, se
prevenga y ponga dicha diligen-
cias, para que
comiensen en todo el mes de agosto
de este presente año,
ó se retarden todo lo menos que
se puediere, á fin de
que no se experimenten las
escases de pastos y
aguajes, y que para todo se le
libre el conveniente
despacho, con inserción a la
letra de esta
consulta, y bajo la pena de cien p[eso]s
y demas del arbitrio
de V[uestra] E[xcelencia] a que diere lugar
qualquiera misión en
todo lo referido, y que
con copia
testimoniada de este dictamen se le escri-
ba carta al
Gobernador de la Nueba Vizcaya
para que por ningun
pretesto, ni motobo impida,
embarazo, ni dilate
la execucion de todo lo pre-
venido, ante si, para
ello dé todos los auxilios
que le piediere D[o]n
José Berroteran, haciendo por
si dicho governador
o por su teniente que residiere
en la villa de
Chihuahua, que para el dia
{191_44V}
que señalare dicho
Barroteran, salgan de aquella
villa los milicianos
con su oficial y cabo prevenidos
en el numero de
quinse de esta consulta, y parezcan
á encontrarse el dia
tambien que se les señalare
con dicho Berroteran
continuendo después bajo de su
comando, orden y
disposición, y que el despacho para
dicho Berroteran,
carta y copia autentica para
el referido
governador de la Vizcaya se entregue
en esta corte al
auditor corresponsal de dicho pre-
sidio de Conchos,
para que le remita al correo
de la mayor
diligencia y cobre recibo dicho capitan
presente en la
secretaria de V[uestra] E[xcelencia] = En la mis-
ma conformidad se
servira V[uestra] E[xcelencia] mandar remitir
copia testimoniada de
esta consulta al Governador
de Coahuila, para que
enterado de todo, y del tiempo,
dispuesto para el
dicho Berroteran para el citado reco-
nocimiento, haciendo
dicho Gobernador de Coahuila
exacto y puntual
derrotero de todo los que por
alli reconociere que
remitira a esta capitania
general, y se
informara de personas practicas
y experimentadas, y
de la mayor satisfacción
y zelo sobre
adelantar dicho presidio del Sacra-
mento á las margenes
de la banda de acá
ó de allá de dicho
rio del norte que para que
mejor se pueda
corresponder con el nuebo que
{191- 45R}
45
se erigiere en las
serranias de la junta de los rios, y
se correspondan
igualmente con dicho presidio de San
Juan Buenavista del
Río Grande, dejando abierta dicha
Gobernacio de
Coahuila contra los enemigos yndios Apa-
ches que estan a la
otra parte del rio del norte, ó lo que
sobre todo estimare
mejor V[uestra] E[xcelencia]. México y junio 12 de
1747 años. Otro sí =
se servira V[uestra] E[xcelencia] declarar no
deberse escusar de
este encargo dicho Capitan de Conchos
D[o]n José Berroteran
sin mui urgente indispensable
y constante
impedimento y causa, y que en el caso de
tenerla se entienda
el encargo y comision con el capi-
tan del valle de San
Bartolomé, ó del Gallo, prefirien-
do el mas antiguo y
entrando por su legitimo defecto
el otro, y
entendiéndose con el que le executare todas las
facultades necesarias
con la de nombrar secretario
de guerra, para las
diligencias y despachar cartas y
requisitorias á donde
tuvieren por conveniente para
el mas cumplido
efecto de todo lo exoresado fecha ut
supra = El Marques de
Altamira. = Mi decreto
de 14 del corriente
me conformé con las providencias
nombradas en lugar
del asignado Comandante Capi-
tan del presidio de
Conchos D[o]n José Berroteran de
que fuese mas antiguo
de los capitanes del valle
de San Bartolomé, ó
del presidio del Gallo bajo cuia pre-
ferencia por el
presente les cometo el mando de todas
las diligencias
propuestas en la citada consulta
del señor auditor
para que bajo de la pena de
cien p[eso]s que se
les sacaran irremisiblemente en
qualquiera caso de
contravención, ó de culpable
{191_45V}
omisión y de otras
penas que reserbo á mi arbitrio, proceda
el mas antiguo de
dichos capitanes, y por su inexcusable
legitimo impedimento
á practicar todas las providencias
contenidas en dicha
consulta inserta y las demas que
al comandante
parescan utiles y convenientes al mas
exacto y cumplido
efecto asi del individual perfecto y ca-
bal reconocimiento de
todo el terreno, medio entre los
dos presidios de
Vizcaya y Chihuahua y la governacion
de Coahuila sus
serranias valles aguajes, calidades
rumbos distancias, y
caminos que pueda haver desde di-
cha governacion de
Vizcaya á la de Coahuila como
al establecimiento
del nuebo presidio, con capitan y
los 50 soldados
señalados en el sitio, y paraje mas á pro-
posito, fértil y
comodo de la junta de los rios del norte
y Conchos y sus
inmediaciones de la una, ó de la otra
parte de dicha junta,
procediendo tembien al restable-
cimiento de aqullas
seis misiones, ó las que ellas se
pudieren formar con
no menos de cien familias cada
una a cuia
administracion se restituian los corres-
pondientes religiosos
misioneros, que de dichas misiones
se havian retirado á
la villa de Chihuahua disponen-
do dicho capitan
comandante que de todo los que se re-
conociere, se formen
puntuales especificos derroteros,
con los nombres de
cada cosa, que se pondran á los
que no los tuvieren,
y que de todo se haga después
el mas circuntanciado
y cabal derrotero, de que
queden copia en
aquellos presidios, para su go-
vierno remitiendose
otra á esta capitania gene-
ral con todos los
autos que se formaren en execu-
{191_46R}
46
cion de dichas
providencias para todo lo qual nom-
brará dicho capitan
comandante secretario de
guerra librará
exhortos y requerimientos á
donde tuviere por
conveniente con las penas pecu-
niarias, corporales y
de privación de empleos que
por bien tuviere que
executar militarmente en los
contraventores ó
culpablemente omisos, nombra-
rá oficiales y
practicará como vá prevenido los
demas actos y
diligencias, que el señor auditor
enuncia previ niendo
y disponiéndoles, para que
comienzen en todo el
mes de agosto preoximo ve-
nidero, ó se retarden
en quanto fuere posi-
ble esperando como
espero de dichos dos capitanes
que exersieren esta
comision aplicará y dedicará
su mas exacto zelo,
actiba eficacia y buena con-
ducta al fin á que se
dirije dando cuanta á
esta capitanía
general de todo lo que huviere
executado en
inteligencia de que en orden á lo
dispuesto por el señor
auditor tocante á los go-
vernadores de la
Vizcaya, y Coahuila se les han
escrito cartas, con
copia de dicha consulta
para que concurran al
punto al cumpli-
miento de lo
prevenido, y resuelto en esta mate-
ria, y de que tambien
se le há hecho notorio al
Reverendo Padre
Procurador General de la
Custodia del Nuebo
México Fray Juan Mi-
guel Menchero quien
está pronto á concurrir
en quanto sea posible
en el asunto y para que
pueda solicitar las
diligencias prevenidas
{191_46V}
se le há dado
testimonio, á cuio fin mando asi-
mismo al capitan
comisionado al citado r[everendo] p[adre]
México y junio 17 de
1747 años = Por manda-
do de Su Ex[celenci]a
= Don Juan Martinez de Soria =
por el otro oficio.
{191_47R} 47
Diario de la entrada
que se practica de orden del
Ex[elentisi]mo
S[eñ]or D[o]n Antonio Maria Bucareli y
Ursua producida en
junta de guerra y r[ea] hacienda
á fin de abrir camino
por los rios Gila y Colorado,
para los nuevos
establecimientos de San Diego y
Monterrey. Comandante
el Capitan D[o]n Juan Bap=
tista de Ansa. Según
lo ordenado vandos religiosos
el R[everendo]
P[adre] F[ray] Juan Diaz, y yo F[ray] Francisco Garces: veinte
soldados: un práctico
de los caminos de California:
un ynterprte de la
lengua pima: un yndio California
que salio el 26 de
diciembre al presidio del Altar: un
yndios carpintero:
sacas 34 cargas, y equipages 33. re=
ses en pie 65:
caballerias 140.
Tenia
la expedición a mi misison, para
salir por los Gileños
y sus aliadas, tomando altura en
el rio colorado, para
salir si se podia evitar los medona=
les y malos pasos que
habia visto en mi ultimo viage;
pero la llevada de
caballa executada por los Apaches
en Tubue: el no
podernos aviar prontamente si es en el
poniente, jusntandose
á esto la salida del yndio Sebastian y
Capiatan Palma de los
Yumas, quienes aseguraron al s[eñ]or co=
comandante que estaba
bueno el camino, fue causa para
dirigir la ruta por
Caborca rodeando cinquenta y dos
leguas. Habian venido
yndios gileños para informarme,
e ir con nosostros, y
habiendo recibido carta del P[adre] F[ray] Juan
Diaz, quien decia que
la hubiese por propia del s[eñ]or
{191_47V}
comandante en donde
participaba lo acaecido y deter=
minado, despache
recado á los d[ic]os para que no me
esperasen.
Dia
6 de enero sali de mi misión de
San Javier del Vac, y
llegue a la noche con 16 leguas
a Tubao. Dia 7 se
dispusieron las cosas para el viage
desde el dia 8 hasta
21. demoramos en el camino que hay
desde Tuba á Caborca
que dista del presidio del Altar ?
leguas las cinco se
andan á oest noroest, y las dos res=
tantes al oeste. De
toda esta tierra el superior gobierno
solo advierto que el
capitan D[o]n Bernardo de Urrea,
y los señores de la
Cienega y dos padres misioneros
concurrieron llevados
de su zelo con algunas dadivas
para que regalase á
los yndios. Se contaron varias
misas á la
S[antisi]ma Trinidad á la Inmaculada Concepción
como Prelada de mi
colegio, patrona de mi religión
y de España, pues
esta expedición y otras que ha ha=
bido y habrá en el
feliz reinado de N[ues]tro gran Mo=
narca Carlos Tercero,
se deben atribuir á premio de
su grande devoción á
la Pura y Limpia Concepción.
Tambien por mi parte
llevo por patron a S[a]n Pedro
Apostol.
Dia
22 a las doce del día salimos p[ar]a
la Pro / die de
Tabac y que dirigimos para el /
el norueste de
Caborca, y andadas 6 leguas hicimos al=
to á las 8 de la
noche: no salinmos por el camino que
yo habia traido en mi
buelta del rio Colorado, por ser
incomodo para las
bestias y parece que rodeábamos.
El sitio donde
paramos es sin agua, y con algun pasto:
le llamamos San
Yldefonso.
Dia
23 con 8 leguas por el mismo rum=
bo y llegamos á S[a]n
Eduardo del Aribaypia, q[u]e tiene
un bateque y pozo y
un arroyo seco donde escarbando
la arena sale agua
p[ar]a q[u]e con trabajo vevan las bestias.
{191_48R}
48
/
Dia / En el distrito de una legua hay ranche-
rias chicas, la que
mas yndios tiene es la que yo llamé Santa
Coleta de Cubeitac y
no pasa de veinte y cinco familias.
Dia
24 salimos al medio dia y por el mis-
mo rumbo caminamos
quatro leguas, y llegamos al ano=
checer á la laguna ó
charco no permanente, si en tiempo
de aguas, que los
dias antecedentes habian sido abundan-
tes. Se llama San
Juan de Mata. Dia 25 salimos al medio
dia y anduvimos hasta
las ocho de la noche la mayor
parte del camino al
norueste, y lo restante al norte, hay
algunos yndios en las
inmediaciones de un aguajito, y
bastante zacate, y
alguna jojoba. Avisaron los indios q[u]e
iban en nuestra
compañía el sitio donde habia picado
una vivora al caballo
en mi salida. Al deste de S[a]n Ylde=
fonso empieza una
sierra grande que sigue al oeste, hay
otra prieta que
acaba en unos cerritos, donde esta el
mencionado aguajito.
La jornada llegaria a 6 leguas
buenas.
Dia
26 salimos como á las ocho de la
mañana, salimos por
el norueste, y luego por el norte:
llegamos á unos
cerros donde hay agua permanbente en
paso, y habia yndios
quando sali del rio en mi ultimo
viage: después por
oeste y oestnorueste llegamos a San
Luis del Quitobac,
donde vimos los tres ojitos de agua de q[ue]
hago mencion en mi
diario, y otros deneritos que han
rebentado por las lluvias
y algun pasto. Ahora estaban
los yndios
esparramados, quando yo pasé habria 25
familias. La jornada
que quatro leguas; no se puede fundar
misión en este pueblo
por la mala tierra.
Dia
27 al medio dia caminamos al norte,
llevando a la
izquierda una sierra peñascosa: al hacer-
se de noche llegamos
al rancho y Ojito del Topi de
Sanayta, donde dormi
en mi regreso: después colamos
de noche dos horas y
hicimos alto cerca de una tinaja
{191_48V}
donde no pudieron
beber las bestias. A la derecha /y/ hay ce=
rritos, y se acaba la
cordillera, y empiezan otras dos: se
ve le peñol de
Suabaquiburi, y se conoce lo breve del ca=
mino, y lo derecho
para salir al presidio de Tubac: las dos
horas que anduvimos
de noche fueron rumbo al oeste
norueste.La jornada
fue de 6 leguas.
Dia
28. A las ocho de la mañana salimos
por el mismo rumbo, y
andadas 3 leguas declinamos
al norte, y con otras
cinco llegamos a S[a]n Marcelo,
misión q[u]e fue de
los p[adres] p[rovinciales] jesuitas. Tiene ojo deagua
pastos y tierras
malas, la gente muy esparramada.
Poniendose primero
misisones en los rios Gila y Colorado,
se podrá verificar
en este sitio, si no fuese asi no aseguro
progresos en esta
fundación, que ha de ser con otras cir=
cunstancias que las
que se efectuaren en los rios. Cor=
re a la derecha al
norueste una sierra q[u]e tiene sal.
Aviso al s[eñ]or
Comandante que el yndio fiscal era el
mexor practico del
camino para los rios: lo procura=
mos y nos acompaño
hasta ellos.
Dia
29. A las ocho y media salimos entre
la sierra de la
derecha y la peñascosa que corre por
aquí al sudueste; y
andadas 8 leguas al oeste con leves
declinaciones,
llegamos al aguaje del carrizal que
tiene puro pasto,
mala agua y algun carrizo. Dixeron
que siguiendo se
halla agua razonable en pozos
hasta la mar, y q[u]e
habitan por la marina yndios
pimas enemigos de los
quiquimas, y de los que me pasa=
ron el río Colorado
en mi viage pasado. Habiendo
preguntado varias
veces al practico sobre los aguajes
no hizo mencion mas
que los que yo habia visto en
mi regreso del río
Colorado, y conocí que llebabamos
mal camino por las
circustancias de la tinajas, y es=
cases de pastos: malo
yendo por donde yo volvi, y malo
{191_49R}
49
tambien por donde yo
fui; perom el ynforme de Palma
y Sevastian nos hizo
venir asi.
Dia
30: salimos por el norueste llevando
a la derecha, pasados
unos cerritos una sierra que corre
al norte, y otra a la
izquierda, la que pasada de no=
che por el Puerto
Blanco, paramos á la entrada de un
valle con poca ó
ninguna agua: la jornada llegaria
a 7 leguas, y se
anduvo por el nor norueste alguna
parte del camino.
Dia
31 a las siete de la mañana em=
pezamos a caminar por
el norueste llevando á
la derecha una sierra
en parte prieta, y después blan=
ca, y a la izquierda
la misma del dia antecedente,
y llegamos al aguaje
altísimo, andadas como cinco
leguas, y en ellas
pasamos un poco de megano, que
molesto bastantemente
á las bestias y ganado. Por no
dexar sin agua á la
requa la dexaron de beber las bes=
tias que llevamos y
el ganado, y prosiguiendo el ca=
mino por el oest
norueste, hicimos alto ya muy baxo
el sol a distancia de
tres leguas en un arroyo seco,
q[u]e tenia algo de
zacate pasadero por la suma ne=
cesidad que llebaban
las bestias. Este mismo zacate
se encuentra en los
medanos, y estas tierras tan se=
cas no tienen otro.
Dia
1º de febrero á las 7 y media de
la mañana salimos
rumbo al norueste por entre unos
cerros, y andadas
tres leguas llegamos al aguaje
de las tinajas que
están una sobre otra, que se llama
de la Purificación:
aquí determinó el s[eñ]or comandante
esperar la requa, y
se hallaron algo apartados algu=
nos pastos:
Dia
4 de febrero salimos variando
rumbos, aunque el principal
era al ouest norueste,
{191_49V}
y andadas cinco
leguas llegamos á un arrollo q[u]e tiene
agua en tiempo de
lluvias. Y poco después haciendo poza.
Los aguajes
antecedentes habia visto en mi regreso del
ultimo viage, pero
este al ouest susudueste de esta agua=
je está en la sierra
que corre al norte al Tinaja de
Eusebio de que hago
mencion en mi diario y otros agua=
jitos hay en la
dicha, pero ninguno de ellos hace como=
do á este camino.
Dia
5 á las cinco de la mañana salimos
salimos por el ouest
norueste, y atravesando la sierra con 8 le=
guas. Llegamos al Pozo Blando, que ha tenido en mis
viages por el agua
escondida; la jornada fue molesta,
por la mañana
cortamos el camino que vá al Gila,
y los soldados
divisaron las arboledas, y dexamos rum=
bo al norte la sierra
del Bonete, á cuya inmediación
habia salido en mi
ultimo viage un yndio Pima, que
encontramos en el
aguaje, dio la noticia de q[u]e parte
de los Yumas nos
esperaban para quitarnos las bestias
y matarnos,
especialmente á los padres, decian que la
rancheria de Palma
abaxo estaba buena la gente, pero
no acia arriba. Como
de casa de Palma acia arriba sabia
yo que hay pocos
Yumas, y que estan los Cocomarico=
pas sus aliados, crei
se ficción, y propuse al s[eñ]or comandante
el que iria á ver los
buenos y malos, y hablar con ellos,
sobre la entrada no
se tubo este pensamiento prudente,
y asi remitimos el
yndio con recado para el capitan
llemando por
providenciar sobre el caso.
Dia
6 salimos por el sur para mon=
tar una sierra, la
que pasamos por un breve y estrecho
puerto, que mandó
componer el s[eñ]or comandante an=
dando legua y media,
y después llevando á la derecha una
sierra que corre al
norte caminamos quatro leguas al
norueste, y paramos
muy noche en un arroyo seco
{191_50R}
50
con algun zacate.
Vimos que la serrania grande
hace una punta que
cae al sur sudueste, y parece
estar cerca del
golfo.
Dia
7 con cinco leguas pesadas por el
medanal llegamos al
rio Gila cerca de las rancherias
q[u]e llamé San
Pedro, dormí en mi ulti mo viage la noche
del 23 de agosto:
abunda este medanal del pasto que
llevo dicho, y aunque
á la vista desde lejos parece cosa
bella el basteme
llano que ocupan los medanos, pero
es cierto que apenas
abrá pedazo de tierra peor. No se
puede negar q[u]e el
rio Gila es escaso de /pastos/ pastos {sic},
pero con todo eso es
mejor camino el que se dirige
por el: dos cosas me
parecen verdaderas, la primera
es que este camino no
conviene andarse en tiempo de
aguas, por que en el
por qualquiera parte se puede
salir bien al Gila:
lo segundo que si en tiempo de aguas
todavía tiene tantos
defectos que sera en tiempo del calor
de la seca ? ya tengo
dicho de los papagos asi en los dia=
rios como en los
ynformes, que si se dieran providencias
de ponerles ministros
en sus tierras, no habia dificul=
tad para su total
reducción, aunque esta nación ó
o {sic}porcion de
Pimas ha sido numerosísima, pero ya en
el dia por los muchos
que se han agregado a los pue=
blos, y pasado a los
rios Gila y Colorado, puede que no
lleguen a quatro mil
almas, pero poco le faltará.
Tienen sus tierras
algunos sitios de buenos pastos, y
y si las aguas de
invierno y de verano son regulares, co=
xen bastimentos suficientes,
y en charcos tienen el agua
precisa. En todas
sus tierras no hay arbol de considera=
cion mas de
sediendillas, palo de sierro, palo verde, no=
pales saguaros, q[u]e
dan una fruta parecida á la pi=
taya; tambien se
hallan estas, y algunas gomas y
{191_50V}
jojobas, y varias
raices semejantes al camote y
corenas: dándose
tambien e. Algunas partes amarillo-
verdes que se comen,
y pasan para guardarlas: danse
en estas tierras
variedad de semillas de zacate, pero
no con la abundancia
que en los rios. Como tierra
misera cria los
yndios mas vivos y agentes que los
de los rios, y tienen
raras industrias para sacar el
bastimento, asi a los
yndios de las misiones que en
la mayor parte son
nacidos en sus tierras, como á
los gileños y del rio
Colorado. Son bastantemente
laboriosos, y demas
alcance que los de los rios. Todos
van vestidos, y es
mucha la abundancia de mantas
del Moqui que tienen,
y sacan de los rios dos del po=
niente, tienen guerra
con los Quiquimas, y son ami=
gos antiguos de los
Pimas á quienes ahn ayudado
en sus campañas: los
papagos del oriente están
ligados con los
gileños y sus parciales, y concurren
á las campañas q[u]e
hacen, por lo que de cada dia
se an adiestrado en
las armas, y asi un Papago equi=
vale equivale {sic}
en la campaña a muchos Yumas ó
Opes.
Los
Pimas y Yumas que salieron muy
alegres a recibirnos,
concurrieron en nuestra llegada en
grande numero, que
sucesivamente los dias siguientes
se iba multiplicando
no es decible su afabilidad, y su
molestia para los que
no saben sufrirlas, por que son
demasiadamente
curiosos, y pidio el Capitan Palma
que es el yndio
principal de esta tierra, y de quien ha=
go mencion en mi
ultimo diario en el dia 24, 25 y
26 de agosto que
tubiésemos paciencia por sus gentes
tenian vivos deseos
de tocarnos y palparnos á satisfac=
{191_51R}
51
cion de su
simplicidad, como lo executaron, sin
haver distinción de
sexo. Y aunque Palma dixo q[u]e no
juxtarian, pero no
dexaron de manifestar la habili=
dad de todo yndio en
cosas de poca monta. Entre las
cosas q[u]e causa
guste es ver la destreza y disimulo en
en hurtar y coger las
cosas con los pies jugando sus dedos
á semejanza que
nosotros los de las manos. Con este
modo de proceder se
entenderá que molestias y rude=
zas havré sufrido en
mis viages yendo solo, y quan
bein se han portado
en materia de felicidad.
Preguntado
el yndio Palma que era
de los mal contentos
respondio que sus hijos estaban
buenos: pero que los
Opas que habian venido con la
embajada de que
saliamos por sus tierras á la junta
de los rios, sabiendo
que habiamos variado, se habian
inquietado y vuelto á
sus tierras, pero que estaba de
paz con ellos, según
yo les habia aconsejado y tam=
bien con los
Quiquimas y Axaguches q[u]e viven rio
abajo: pero que tenia
guerra con los Cocomaricopas
rio Colorado arriba,
y sus inmediaciones y que esto
era por no querer
ellos la paz, lo que no crei. El
s[eñ]or comandante se
portó con este indio y sus hijos con
la prudencia,
liberalidad y buena conducta q[u]e le estan
propios y nosostros
procuramos cumplir el ministerio,
aunque los
interpretes eran malos, y solo para cosas
muy comunes, por que
los Pimas rebueltas con los
Yumas varian
bastantemente la lengua, y no lleva=
mos ningun yndio
castellano, pensando que supiera
el yndio Sebastian
Tarabó, y á esta falta de interprete
atribuyo en parte los
atrazos que hemos experimen=
tado en el viage.
{191_51V}
Dia
8 pase el rio Gila por el bado
distante una legua en
brazo de yndios: la demas comi-
tiva paso á caballo.
El rio es grande, pues ademas de
serlo por si solo, se
le junta poco antes del bado un bra=
zo del Colorado: no
será mucho decir que es tan grande
como el de
Guadalaxara. Casi todos los yndios me
conocían, como que en
el ultimo viage habia venido
rio Gila abaxo, desde
el sitio en q[u]e tiene el rio dentro
de la caxa tanta
alameda q[u]e apenas se ve su agua
q[u]e dista como
catorce leguas.
Dia
9 despues de comer andado un
quarto de legua pase
el rio Colorado en brazos de
yndios por no fiarme
del caballo, y la demas comitiva
paso
a caballo y sin riesgo por un bado q[u]e forma,
poco menos de una figura como
esta : medido
el rio se hallo tener
de ancho 95 brazos de la bon=
dad de las gentes, y
de la tierra tan a propósito para
siembras formaron
grande concepto todos los de la expe=
dicción viendo las
labores del trigo y los rastrojos del
maiz y tepani que
el frixol chico duro, que todo
se da sin regar.
Después de pasar el rio caminamos
poco mas de un quarto
de legua, y pasa junto al rio
ya junto con el Gila:
viendo la junta de estos rios
q[u]e yo no vi en mi
ultimo viage, aunque dormi tan
cerca de ella, luego
subimos una loma q[u]e teniendo
otra en frente de la
otra banda del rio forma un
puerto por donde pasa
en rio muy majestuoso. Son
estas dos lomas unos
balcones de una vista especia=
lisima, y sitios
admirables para poner poblaciones.
Pero esta escasa de
pastos la inmediación. Desde todas
playas se divisa el
Peñol del Babuquiburi q[u]e
{191_52R}
52
tiene figura de
cabeza y ahora llamamos Cabeza de
Gigante, y otro de la
Campana, pues tiene su figura,
son muy especiales y
por lo mismo hize mencion de
ellos en mi ultimo
diario.
Dia
10 á las 7 y media de la mañana
salimos por el oest
suduest, y caminadas seis leguas
salimos a las
rancherías q[u]e corresponden a la que
llamé de San Pablo,
desando á la derecha la rranche=
ria del Llano.
Dia
11 rumbo al oest caminamos seis
leguas: por esta
parte salimos de los menos y pozo del
Rosario en mi ultimo
viage y repasé el rio: hasta
aquí llegan los Yumas
y sus tierras buenas y dila=
tadas playas, hago
juicio que seran poco menos de
tres mil y
quinientos, pero yo no pongo muchos
nombres a los
ranchos, por q[u]e al fin se han de
reunir y quedar
pocos.
Dia
12 rumbo al sur sudueste camina=
mos 5 leguas con
algunos Yumas y Capinches,
que es la nación que
se sigue, la que varia algun
tanto en la legua, y
en modo de hablar. Esta na=
cion tiene varios
nombres los Pimas la llaman Cojas,
y a los que viven en
la sierra llaman los de los Za=
patos de Mexcal ó mas
propiamente Guaraches. Pero
los Yumas les dicen
Axagueches, y ellos dicen que
su nación es la
Capren q[u]e llega hasta S[a]n Diego. Se=
gun vi en la llegada
a aquella misión y presidio. Hi=
cimos alto en una
laguna que pasamos en seco,
y tiene buenos pastos
y agua, y esta cerca de las
rancherías de que yo
llamé de N[ues]tro P[adre] S[an] Fran[cis]co
o la laguna que
llamamos S[an]ta Olaya. Aquí vimos
varios yndios de
N[uestro] P[adre] S[an] Francisco y la Merced, pero
{191_52V}
no se pudo tomar la
noticia exacta del camino que
habiamos de llevar,
por falta de ynterprete; no obstante
salio un Yuma
diciendo q[u]e nos guiaria, y con la espe=
ranza de q[u]e este
nos llevaría hasta q[u]e reconociese
el yndio Sebastian,
salimos.
Dia
13 despedidos del capitán Palma
quien derramo
lagrimas, anduvimos seis leguas por
el oest noruest y
llegamos al Pozo Verde, q[u]e
yo llamé del
Rosario; instantáneamente avisé á
toda la comitiva de
q[u]e S[a]n Xacome quedaba oest su=
doeste quarta al
oeste: que la sierra q[u]e teniamos á
la izquierda se llama
San Jerónimo: que en sus
contornos no habia
visto agua, y que si bien habia
visto en los médanos
algunas, pero que eran saladas,
y que carecian de
pastos aquellas tierras. No obstan=
te esto el yndio dixo que habia otra agua á la qual
llegamos, con poco
menos de tres leguas de camino
encontramos una
laguna con algun carrizo. La
agua es malísima de
color y muy salada, pero á
la orilla habia un
posito de tal qual agua. Como yo
soy poco practico en
cosas de campo no adviertir en
este, y asi aunque vi
en mi ultimo viaje este y otros
aguajes semejantes.
Pero no veria yo ni el caballo. Asi
el yndio Yuma como
los Cajuenches daban noticia de
otros Aguajes y
gentes proximas a San Jerónimo q[u]e
decian ser sus
enemigos.
Dia
14 se volvio el Yuma y dos Cajuenches,
y con algunos ruegos
se detuvieron dos que nos sacaron
por el oeste á otro
aguaje muy semejante al pre=
cedente y paramos por
q[u]e dixo que el siguiente
no tenía pasto.
{191_53R}
Dia
15 se volvieron los dos yndios que 53
habian quedado, pero
dieron noticia de agua y gente,
del camino que había,
como los campitas veian los ca=
minos, y al parecer
no lexos la sierra, pensaron que
se venceria la
jornada por mas que la requa y
caballada iban tan
atrazadas. Reconocio el yndio
Sebastian el puerto
que es una de las dos habras q[u]e
digo en mi diario.
Caminadas, pues, dos leguas á
oeste hallamos un
pozo hondo de poco agua, y algo
mala, con poquísima
/agua/ pasto. Avisó el arriero
de lo atrazado que
venia la requa, que ya no podia
con la carga. Desde
luego pasose el s[eñ]or comandante
dividir la
expedición, siguiendo con parte de ella, y
remitiendo al rio lo
demas y uno de los padres. Yo
no tuve por acertada
esta resolución, por no saber
las gentes q[u]e
habiamos de encontrar y llevar tan po=
cas fuerzas la
expedición, por que siempre podia mas agos=
tar el el rio todo el
tiempo que fuera necesario. Deter=
minó el s[eñ]or
comandante ir a medir carga para pa-
sar el tramo de
tierra que hay hasta la sierra y
rumbo al oest y
noruest. Camino la banguardia
abriamos andado como
tres leguas quando se descubrio
un bastísimo llano
con apariencia de muchos meda=
nos, con cuya vista
todos creimos que era inasequi-
ble el llegar á la
sierra. Por que no volviesen las
bestias a bever las
aguas precedentes, y tule que las
habian /traido/
atrasado avisé al s[eñ]or comandante
q[u]e cerca de San
Xacome vyde un cerro prieto habia
un pozo de agua dulce
que me parecia podriamos
llegar á él, y
siguiendo el rumbo del sur sueste, y
{191_53V}
enviando recado para
que la requa saliera en derechu=
ra á San Xacome
caminamos lo mas a priesa que
se pudo, pero los
caballos no pudieron correr como
deseaba para llegar
de día y reconocer el sitio del
pueblo. No pudimos
encontrar el pozo ni pueblo,
ni lagunas, y aunque
sali con dos soldados, y vimos
una lumbre, pero
decian ser quemazon. La mula o
ventio el agua
gedionda de una laguna, y proi=
bimos el olor, pero
los soldados decian que era muy
briosa, y no creyeron
que habria por alli tal sitio de
San Xacome, pensando
que estaría yo muy equivoca=
do, y nos volvimos.
Como yo tenia evidencia de que
por alli estaba San
Xacome, y mas allá la merca
le propuse el ir
solo, y que si daba con el pueblo
avisaria con fumaras,
ó enviaría los yndios. No pa=
recio bien este
pensamiento pensando q[u]e podia
perderme, y asi antes
de hacerse de dia salimos.
El
16 por el nor nordeste para encontrar
la requa, y por
camino recto al pozo ultimo que ha=
biamos visto, y donde
habiamos dexado la mitad de la
carga; andariamos
cinco leguas.
Dia
17 por haver sacado la caballada
al otro aguaje, para
que comiese y veviese, no salimos
hasta el medio dia, y
llamado aquel pozo de las
Angustias, volvimos
al aguaje de donde habiamos
salido el dia 15, y
por que los soldados estuvieron muy
alegres aun andando á
pie llamamos aquel aguaje
de la Alegria.
Día
18. Al medio día salimos de dicho
aguaje y pasando por
el pozo del Rosario hicimos
{191_54R}
54
alto al hacerse de
noche en una laguna salada, y sin
pasto que haviamos
visto á la ida.
Dia
19. Con dos horas de camino llegamos
a la laguna de
S[an]ta Otaya donde hicimos mansión
con intención de que
agostase la caballada la re=
qua quedó en el
carrizal, y llegó el día 21, con la
mitad de la carga.
El
dia 24 llegó lo restante de la
carga, y como creia
que estariamos muchos dias
detenidos por el
atraso de las bestias avisé al s[eñ]or co=
mandante para air á
ver las gentes que viven rio
abajo y que ya
conocia, llevando á mas de este fin
el veer si saliendo á
la laguna de San Mateo, ó á
la agua amarilla
encontraba yndios de la sierra
que diesen noticia de
los aguajes de sus cercanías,
pero el s[eñ]or
comandante le dixo que su salida habia
de ser el primero ó
el segundo de marzo para que
esto me sirviese de
govierno.
El
mismo día 24 á la una de la
tarde sali acompañado
de tres yndios, con alguna
porcion de abalorio,
y medio manojo de tabaco.
Caminé por el sur
como tres leguas y media viendo
algunos ranchos. Los
yndios se mantienen de
la bayna del
mesquite; y de otra que tiene la
figura de tornillo.
Algunos yndios que son mas
cuidadosos, todavía
tenian calabaza, y una semilla
muy especial que
empiezan a comer a ultimos de
agosto; otros
tambien comian la semilla del chami=
so. Al ponerse el sol
vi una laguna que llamé de
San Matias. Dia 25.
Sali por el poniente á ver
unos ranchos, y
luego por el sueste sali al rio=
{191_54V}
caminando dos leguas.
En aquellas playas encontré
un capitan muy viejo
quien nos regaló quando yo
le saludaba diciendo:
usu me decian los conducto=
res q[u]e aquel
capitan y sus yndios se saludaban
diciendo: mulay:
después. Caminadas dos leguas al
sudueste sali a otros
ranchos, y dando bueltas hice
alto en casa de un
capitan calbo viejo y muy vene=
rable, á quien había
visto de la otra banda del rio
en mi ultimo viaje,
nos regaló con frixol y otras co=
midas.
Día
26. Como un quarto de legua
sali al rio y divisé
mucha gente a la otra banda
el capitán y biejos
me instaron para que pasase
el rio, y por
complacerlos, y reconocer que sitio
era el de la otra
banda pasé en una balsa, que
prontamente hicieron
los biejos. Reconocí ser aque=
llas rancherías las
de S[an]ta Rosa, y desando el rum=
bo del poniente que
lleva rio en aquella parte
camine quatro leguas
por el sur acompañado de
algunos yndios, los
que viendo que ya me aparta-
ba de sus tierras se
sentaron diciendo, que los de
abaxo eran sus
enemigos, como lo habia experimen=
tado en el ultimo
viaje. Ni el caballo ni las circus-
tancias presentes
permitian las operaciones del
ultimo viaje, y asi
volvi con los mismos yndios á
toda prisa.
Día
27. Repasé el rio por el mismo
sitio dos veces
nadaron los yndios pasando la balsa,
pero mucha parte del
rio tendría cinco quartas
de fondo. Luego
siguiendo su corriente fui viendo
mucha gente y buenas
tierras sembradas de trigo:
regularmente me
saludaban diciendo: yñels.Como
{191_55R}
55
á las cinco de la
tarde querian que volviera a pasar
el rio, lo q[u]e rehuse,
y diciéndome que mas abaxo
ya tenian enemigos. Y
conociendo que el caballo es=
taba cansado trate de
volverme, y de salir en dere=
chura á S[an]ta
Olaya, andando aquella tarde y noche
como tre leguas por
el des sueste á pie por gran=
des espesuras.
Dia
28. mre querian sacar por el
poniente unos yndios
muy semejantes a los de
San Xacome, y que
hacian señas de que me ha=
bian visto en el ultimo viaje, pero no quise pues
ya caminaba a pie por
estar cansado el caballo:
aquel dia vi ortos
ranchos de Cajuenches, y sali
por el norte á una
laguna, que ya esta habita=
da de los yndios del
capitan viejo, y que me salu=
daban diciendo:
mulay. Acudio burena porcion de
ellos, y trate de
proseguir el camino con algunos q[u]e
me sacaron a una
ranchería de las pertenecientes
a N[uetro] P[adre]
S[an] Francisco: todo el dia camine al norte
y como cinco leguas.
Dia
primero de febrero con quatro
quatro leguas
caminadas al mismo rumbo sali a la lagu=
na de S[an]ta Olaya
antes de comer. Aquí encontré al
Pima q[u]e nos sirvio
de ynterprete en los Yumas, y
y por el supe que
aquellas gentes que dicen: mu=
lay y yñelse, y las
rancherias que yo llamé de
S[an]ta Rosa, son los
que ellos llaman Quiquimas,
y que las que me
pasaran el el rio en el ultimo
viage era otra gente,
pero yo creo que mas va=
ria la lengua de los
Cajuenches de la lengua yuma
que la de aquellos.
Lo cierto es q[u]e aunque varian
poco en la lengua, se
hacen distintos por sus nom=
{191_55V}
bres y guerras y
costumbres. La nación cajuenche con-
tando solamente los
que viven cerca del río Colorado con=
tenidos en las
rencherias de N[uestro] Padre S[an] Francisco de la
Merced y sierra
innediata á el agua amarilla, dicen
los Yumas que compone
un numero mayor de yndios
q[u]e la suya, y no
digo que las rancherias de las
Yagas de San
Eustaquio, de San Mateo, y Jesús María
compondran otro
numero igual á los Yumas, y toda-
via mas abaxo de la
Llagas cerca de la sierra divisé
algunos Jumazos. Los
Quiquimas inchados en las
rancherias de S[an]ta
Rosa, y en las gentes de los dos
capotlanes que he
visto, ahora compondran el nume=
ro de dos mil. Por
haver visto el rio el dia 26 del
pasado muy estrecho,
me hago el cargo que por
aquella parte forma
alguna ysla, lo qual no pu=
do saber con certeza
por falta de ynterprete.
Este
dia me comunicó el s[eñ]or comandante
lo resuelto con
acuerdo del P[adre] Juan y de toda la tropa, es
á saber, que la
expedición se habia de executar á la
ligera, por ser
imposible que la mayor parte de la
requa pasase
adelante; aunque agostase mucho
tiempo, y aunque yo
he deseado que ya q[u]e no iba-
mos por mayor altura,
al menos bolvíamos, para
cuyo fin pudiera ser
obstáculo esta resolución, pero
asegurando las
prudentes que no habia otro medio
para que se efectuase
la expedición abajé mi cabe=
za: quedo en arriero
con tres compañeros suyos y
tres soldados todos
muy gustosos, instruidos en lo q[u]e
debian practicar por
el s[eñ]or comandante que deter=
minó la cosa en este
modo.
{191_56R}
56
Dia
2 despedidos de los que se volvieron á
la junta de los rios,
y caminadas quatro leguas al
oeste, con
declinación al sudueste llegamos a una lagu=
na perteneciente la
Merced: hay muchos rastrojos de
mais y buenas
arboledas.
Dia
tres por el sur sudeste, llegamos
á otra laguna con
tres horas de camino, dando al=
gunas bueltas por los
bosques: aquí se junto un
numero crecidísimo de
yndios, y vi algunos de los que
habia visto en San
Xacome. Pregunté por el pueblo
y me dixeron que por
haverse segado el pozo estaba
despoblado. Regalé a
un yndio y pregunté por otros
dos que juntamente
con él mre habian acompañado,
y dixeron que estaban
en la sirra: dieron noticia
de que estaba cerca
de la mar, ó un estero donde
cosían pescado muy
grande. Tambien respondieron
á la pregunya si
habia rios por el poniente, que ha=
bia dos salados, y no
grandes, anduvieron muy per=
plexos sobre
acompañarnos , pero al fin á un caju=
enche que vivia entre
los Yumas se agregaron otros dos
para acompañarnos los
tres.
Dia
4. Después de medio dia salimos
de la laguna, y
andando una legua al oest norueste
vimos un pozo:
después de andado otra legua halla=
mos otro pozo,
tambien de buena agua, y las tierras
inmediatas bien
empastadas; aquí querian los yndios
que durmiéramos,
diciendo que la jornada siguiente
era muy larga; no se
tubo por conveniente esta propu=
esta, y asi andando
otra legua por el mismo rumbo,
llegamos a una
rancheria de diez y ocho ó veinte
personas, que nos
saludaron diciendo: Jesús María;
{191_56V}
á poco mas de una
legua llegamos al pozo siego, y
sitio despo de San
Xacome, conociendo todos por el rastro
la mucha gente que
alli habia vivido, y lo proximo
que habiamos estado
la noche que buscamos aquel
sitio: vimos una de
las lagunas saladas. Aunque
instaban los yndios
que durmiéramos alli, no se exe=
cuto asi, por q[u]e
no habia mas pasto, que la caña
seca del blido, y asi
de noche anduvimos otras tres
leguas por el mismo.
Dia
5. al hacerse de dia salimos p[ar]a
el mismo rumbo con
diez leguas, llegamos a la
sierra de San
Jerónimo después con legua y media
por un arroyo,
pasamos la sierra y salimos despe=
es de un aledaño
corto á una laguna seca que coge
poco menos de todo un
valle, con una grande bara=
zon de pescado de
varios tamaños, todos hicimos
juicio que aquella
laguna tenia comunicación
con la mar, y que era
una misma que el agua
amarilla, de que hago
mencion en mi diario el 21
de septiembre. Como
el panino de estas tierras es
muy salado, y el
arroyo de San Lino y el otro que
dicen son tambien
demasiadamente salados, pue=
de ser que esta sea
la causa de subir el pescado
grande de la mar á
esta laguna, y no subir tanto
por el rio Colorado,
á cuyos yndios en mi viage pa=
sado preguntaba por
el pescado grande, y siempre
me respondian
señalando hacia debajo de la sierra.
Tambien han dicho que
una sierra entra en la mar,
y que esta
grandemente ahujerada, comunican=
dose el agua de una
parte á otra, y asi puede ser
{191_57R}
57
verdad que por detrás
de esta sierra y este estero su=
ba mas la mar, que
por la parte donde desemboca
el rio Colorado, con
quien es muy verosímil no tener
conexión este estero
ó laguna que pasamos en seco,
aunque atascaba con
travesia de dos leguas, y ha=
llamos en sus orillas
un pozo de agua dulce, en-
medio de otra salada,
á quien llamamos San Euse=
bio. Esta jornada no
hay duda que fue molestísima,
y aunque se le pueden
acortar las dos leguas, ó las
quatro, abriendo el
pozo de San Xacome, ó bebiendo
agua algo salada, con
todo no es proporcionada;
al salir de la sierra
de S[a]n Jerónimo vimos otro pozo
ciego; si en aquel
hubiera agua se le acortaban
otras dos leguas.
Dia
6. Habiéndose huido el guia
y algunas bestias, no
pudimos salir de mañana por
no saberse con
certeza donde estaba el aguaje q[u]e
se seguia; embio el
s[eñ]or comandante unos soldados
á reconocer el
terreno por donde habia señalado
el guia: después de
comer salimos al poniente,
andadas tres leguas
sobre la huella tubimos la no=
ticia del aguaje
llamado S[an]to Tomas, hay poco pas=
to y se entra por
entre dos sierras, y variando el
rumbo de modo que
poco grangeamos, habiendo an-
dado cinco leguas en
aquella tarde.
Dia
7. se executo la misma diligen-
cia: andadas quatro
leguas al norte y nordeste
tubimos la noticia
que habian dado unos yndios
al cabo de un pozo,
que habia por hay cerca. Lle=
vamos a la izquierda
la serrania grande, y á la
{191_ 57V}
derecha el medanal y
llanos, por que la sierra de
San Gerónimo se
acaba.
Dia
8. Con una legua por el nordes=
te salimos á los
pozos llamados S[an]ta Rosa de las
Lajas, aquí nos
detuvimos hasta el dia siguiente
por la tarde, pues se
necesitaban las bestias. Al este
de este sitio llegué
yo en mi ultimo viage dia 29 de
septiembre, como
distancia de tres leguas: aquí tambien
reconocio el yndio
Sebastian el puerto y camino que
llevó quando salio al
rio.
Dia
9. Como á las dos de la tarde
salimos rumbo al
norte, y caminadas cinco leguas
hicimos alto, aunque
en S[an]ta Rosa hay una poque-
dad de pastos, pero
aquí carecimos de ellos.
Dia
10 salimos al hacerse de dia y
andubimos siete
leguas ya por tierra buena, ya por
medanos. Nosotros al
medio dia al aguaje llamado
San Sebastian; hay
algun pasto, pero por ser el panino
salitroso no es bueno
para las bestias: hay una cie=
nega bastantemente
grande, pero donde corren al=
gunos arroyotos de
agua sumamente salada, pero
hay una lagunita y un
pozo bastantemente dulce:
los yndios son
cajuenohes, y nos saludaban diciendo:
natajaguaque. La
mayor parte de ellos me conocían,
pues me vieron en San
Xacome en mi ultimo viaje.
Tambien nos dieron la
noticia de que habian andado
por hay soldados; no
supimos si seria D[o]n Pedro fajes
o los desertores, ó
si unos u otros pasaron sucesivamente:
aquí conocieron todos
los yndios á Sebastian y dieron
noticia de dos
aguajes, los que si fueren como dos
{191_58R}
58
haran mucho mas breve
el camino para la buelta:
aunque siempre me ha
parecido conveniente que
se busque salida
hasta este sitio de San Sebastian,
u otro de los de
adelante, en donde ya no hay difi=
cultad. Si D[o]n
Pedro fajes ó los desertores llegaron á
estas inmediaciones,
ya esta sabido el camino de San
Diego: y si como
dicen salio a San Luis ya esta descu=
bierto el camino de
San Luis: yo discurro que hacien=
do la diligencia se
hallara el mas derecho a Monter=
rey por mas q[u]e los
sayopas dixeron ser malo el ca=
mino. Antes de saber
quienes eran estos Sayopas, y
la calidad de gente
que viven mas arriba de ellos,
pudiera tener su
recelo para tomar mucha altura
en el rio Colorado
con poca gente; pero no ahora sa-
biendo que los
soyopas y los de más arriba, juntamen-
te con los de la
sierra; son yndios de la mesma cali-
dad de los Yumas. O!
que gentilidad tan basta O! que
tiene cosas tan a
propósito p[ar]a misiones; o que gentilidad
tan dócil! y quando
conviniera q[u]e viera estas tierras
el sabio piadoso
D[o]n Carlos 3ª ó si almenos lograsemos
que viera estas provincias
el que dignamente gobierna
estos reynos, que
providencias tan activas daria, por
que al fin es muy
distinto el ver la cosa que el oirla.
En tal caso veriamos
renovadas aquellas conquistas
que se vieron en
tiempo de Carlos 5ª y no se quexarian
el s[eñ]or fiscal, y
con razon, de lo poco que adelantamos
en estos tiempos.
Ahora veremos p[o]r quien queda el q[u]e
no haya grandes
progresos en la conquista espiritual,
y temporal, pue por
la piedad del rey no ha de
quedar. Tampoco
permitirá el espiritu grande de
Su Exc[elenci]a D[o]n
Antonio Maria Bucareli que no se
{191_ 58V}
hagan estos servicios
grandes á ambas magestadas: pues
yo aseguro que la
providencia de de Dios facilitará los
ministros idóneos,
por lo que si no sucede, se ha de atri=
buir á lo que sabrá
bien el señor fiscal, y yo apunto
en el ynforme que
envié sobre el particular, en donde
en gran parte
atribuyo este atraso á la falta de comer-
cio de estas
provincias, que tienen el superior gobi-
erno ta apartado.
Perdóneme la digresión, pues
mi efecto no há
permitido otra cosa. Me parece tam-
bien que por el
estero y laguna de San Mateo po-
drá descubrirse
p[ar]a San Diego camino bueno, evitando los
medanos, pero siempre
se hará preciso alguna canoa.
Los yndios caxuenches
que viven fuera del rio, sue-
len ser chicos de
cuerpo y flacos, hacen unos guaraches
de la pisa del
mescal, y unas redes con que se
siñen, ya el pelo, yá
la barriga: algunos llevan pelo
postizo: quando en
los rios vasn muchos pelados in
tambien cargan una
macana de la figura de
una os, pueblan estos
yndios toda la sierra q[u]e corre
desde aquí al
desemboque, y llegan como llevo dicho
hasta el desemboque.
/dia 12 por el oest nor/
Dia
11. A las dos de la tarde salimos p[o]r
el poniente, y se
gastó toda la tarde en hallar paso
por el atascadero; ya
de noche andubimos dos leguas.
Dia
12. Por el oes[te] norueste, y entre serros
pequeños salimos á un
valle, y pasado un cerro co-
lorado hicimos alto
andadas cinco leguas en unos
pozos y ciénegas
saladas, llamadas San Gregorio,
que tiene mucho
pasto, y está en una cañada
{191- 59R}
59
bastantemente ancha,
y entre dos sierras. Hasta aquí lle-
garon muchos
Caxuenches, y en este sitio vimos una
nación dichos
Cajuenches. No acostumbran á embijarse
tanto como los Yumas.
Suelen matar con las macanas
muchos conejos,
algunos venados, con cuyas pieles se
tapan las mugeres por
detrás, pero por delante llevan
un delantar de hilo
de arria, hecho de cortezas de ar-
boles, esta multitud
de hilos, unas los llevan a modo
de red, y otras
sueltos, pero todas se tapan bien, y
mas que sean las
muchachitas de tres años ó recien
nacidas no se ven
destapadas por estas partes. U-
san las mugeres de
las redes p[ar]a traer leña, queli-
tes, y cargar las ollas
en que traen agua, asi mismo
p[ar]a cargar los
muchachitos. Suelen tambien los hom-
bres en hacer
corrales con las redes, palos, y laxas,
y aventando la caza
de muy lejos hacia el corral ma-
tan con abundancia.
Como comen mucho mescal es-
tos serranos, y en
algunas partes la raiz del tule
tienen los dientes
muy gastados y dañados. Algunos
cargan unos palos con
buena punta, y parece ser
arma p[ar]a la
guerra, y hasta las mujeres llevan
palos mas chicos y
gruesos, comen mucha cebolla
cimarrona p[o]r
abundar en estas partes, y aunque
dichos cajuenches no
son tan buenos como los
Yumas, pero son tan
buenos y mas timidos.
Dia
13. descansamos por que la requa
se havia fatigado
demasiado el dia antecedente.
Dia
14. por el norueste pasado algo
de medano, y tierra
llana, llegamos á un arroyo
q[u]e corre como una
legua, y tiene alguna arboleda,
y hicimos alto
andadas cinco leguas, aquí vimos
{191_59V}
hagan estos servicios
grandes á ambas magestadas: pues
yo aseguro que la
providencia de de dios facilitará los
ministros idóneos,
por lo que si no sucede, se ha de atri=
buir á lo que sabrá
bien el señor fiscal, y yo apunto
en el ynforme que
envié sobre el particular, en donde
en gran parte
atribuyo este atraso á la falta de comer-
cio de estas
provincias, que tienen el superior gobi-
erno ta apartado.
Perdóneme la digresión, pues
mi efecto no há
permitido otra cosa. Me parece tam-
bien que por el
estero y laguna de San Mateo po-
drá descubrirse
p[ar]a San Diego camino bueno, evitando los
medanos, pero siempre
se hará preciso alguna canoa.
Los yndios Caxuenches
que viven fuera del rio, sue-
len ser chicos de
cuerpo y flacos, hacen unos guaraches
de la pisa del
mescal, y unas redes con que se
siñen, ya el pelo, y
a la barriga: algunos llevan pelo
postizo: quando en
los rios vasn muchos pelados in
tambien cargan una
macana de la figura de
una os, pueblan estos
yndios toda la sierra q[u]e corre
desde aquí al
desemboque, y llegan como llevo dicho
hasta el desemboque.
/dia 12 por el oest nor/
Dia
11. A las dos de la tarde salimos p[o]r
el poniente, y se
gastó toda la tarde en hallar paso
por el atascadero; ya
de noche andubimos dos leguas.
Dia
12. Por el oes[te] norueste, y entre serros
pequeños salimos á un
valle, y pasado un cerro co-
lorado hicimos alto
andadas cinco leguas en unos
pozos y ciénegas
saladas, llamadas San Gregorio,
que tiene mucho
pasto, y está en una cañada
{191_59VA}
bastantes yndios de
la otra nación, y todavía llegó al=
gun Cajuenche; me
costó mucho trabajo p[ara]a q[u]e llegasen
los indios a donde
estaba el señor comandante q[u]e de-
seaba regalarlos, á
este paraje llamamos Santa
Catarina, y cerca de
él se vieron rastros de mulas
y caballos; en este
sitio havía estado el indio Se-
bastian en su salida
al rio, que fue de parecer, q[u]e
no siguiéramos el
rumbo que él trajo, y asi lo exe-
cutamos
Dia
15. Caminadas dos leguas p[o]r el nor-
norueste siguiendo el
arroyo seco en aquella parte
llegamos al
nacimiento de otra agua y vimos
muchos indios que en
el trage se distinguen muy
de los Carrienches,
pero si en la lengua, y en
modo de hablar, por
que quando hablan estan en
movimiento los pies
que levantan mucho p[o]r de-
tras y los brazos por
azeque se quexan, y q[u]e rega-
ñan, y llevan la tonada
de unos cuervecillos que
abundan en esta
tierra, ello ciertamente es cosa
redícula. No vimos
que cargasen armas y parecen
los inútiles. Estan
flacos y se mantienen como
los Caxuenches
serranos. Andadas unas dos leguas
por el norueste, y
nornoruente hicimos alto al pie
de la cuesta: el
yndio Sebastian fue a reconocer
desde una altura, y
le parecio no havia salida,
pero los yndios por
señas nos persuadieron q[u]e sa-
liesemos, y haviendo
ido el cabo halló salida. Subi-
mos la cuesta que es
corta, y andando como una
legua por la altura
que hace un buen plano y rum-
bo al norte hicimos
alto.
{191_60R}
60
Dia
16. Salimos á la una del dia por que llovia
y no se pudo subir
antes por norueste, subimos con breve
espacio, acabamos de
subir el puerto llamado San Carlos,
y después por un
valle pequeño salimos a otro mas dila-
tado, llamado el
Principe, y paramos en una laguna
haviendo caminado
tres leguas. Como habiamos andado
por caminos tan
secos, y faltos de pastos, causó mu=
cho gusto el ver
estas tierras tan empastadas, y les
parecio como estaba
lloviendo que era tierra apta pa=
ra todas semillas, y
buena para establecimientos; no
obstante puede que en
tiempos de seca no paresca
esta tierra tan
buena, y asi esta banda necesita de
mas averiguación y
experimentos.
Dia
17 por el norueste, y entre dos sierras
que en las cumbres
parece tienen algunos pinos
salimos al caxon y
arroyo de San Patricio, que se
estrecha mucho, pero
no tanto que impida el paso.
Ay algunos enemigos y
jucaros, arboles y otros arboles
ruines, uno se parece
al sabino.
Dia
18 con siete leguas al norueste sa=
limos al valle ameno
de San José, que tiene todas
las calidades para un
pueble bueno: mucha abun=
dancia de un quelite
que comen los yndios en este
tiempo, como agria,
lo que llaman satola, o palmito
que da datiles, no
como los de España, si es diversisi=
mos: de esto hay
tambien en la pimeria alta. Hay
alameda grande,
cienega grandísima con muchos
pastos y rio, que es
regular sea permanente: vimos
una multitud
innumerable de antares blancas, como
las que yo habia
visto en el agua amarilla ó este=
ro mencionado: les parecio á los inteligentes que el
{191_60V}
panino de unas lomas
muy altas vecinas á la sierra
nevada y grande ser
panino de minerales y mostraron
una piedra que habian
cogido aquel dia que tenia
metal.
Dia
19 rodeando y por caminos muy atas=
coso llegamos a una
loma andadas como quatro le=
guas y media casi al
norueste, pero con muchas torci=
das. Tanto atascan
las lomas, como los llanos, y estan
los montes muy
poblados de sacate: hay una especie
de zacate: este da
una semilla muy semejante al
centeno: no dudo que
sea esta semilla la que los gi=
leños llamaran trigo,
pues me decian que cerca de
la mar habia trigo
que cosechaban sin sembrarlo.
Por todas estas
tierras hay osos y romero, salvia me=
jor que la de
Guadalaxara, cabenas chia.
Dia
20 con seis leguas al norueste lle=
gamos al rio de
S[an]ta Ana, y después siguiendo la cor=
riente para buscarle
vado, hicimos alto andada legua
y media. Se hizo
puente para pasar las cargas, tiene
una tal qual
proporcion para ganados y siembras,
y poca arbolada; hay
alguna indiada en sus in=
mediaciones: habiendo
registrado un xacal vi
variedad de caritas
muy semejantes á las de la pi=
meria alta, y que
tenia bastante porcion de cuentas
ó caritos que
comercia con las naciones de los rios,
y pasan hasta las
misiones, en donde siempre tenia=
mos noticia que
d[ic]hos coralitos salian de esta parte.
Dia
21 con site leguas al norueste
salimos, salimos á un
arroyo llamado San Antonio,
hay muchos osos
alisos, la sierra nevada declina
{191_61R}
61
hacia el oest
norueste: hace un puerto y por el se sale,
según dicen, á un
valle que sale a la misión de San
Luis.
Dia
22 andadas tres leguas nos ha=
llamos a vista de San
Gabriel, y cortamos la huella
de la caballada y
ganado, y para hallar vado gasta=
mos mucho tiempo:
pasamos el rio y llegamos á
la misión de San
Gabriel: el rumbo de este dia fue
muy vario,
especialmente para entrar, pero pare=
ce ser el principal
el oest norueste. La jornada es
de cinco leguas.
Tiene este establecimiento de San Ga=
briel todas, para ser
uno de los mejores de estas pro=
vincias.
Hallamos
a esta misión en suma
pobreza como lo
estan las restantes. El dia que lle=
gamos se acabó el
bastimento de la tropa, con que
llegó la necesidad á
casa de la pobreza. Mas melan=
colico hubiera sido
el cuento si no hubiera ya no=
ticia de que habia
llegado a San Diego la fragata
de la Galicia se
alegraron los p[adres] misioneros con
nuestra llegada, y
nos socorrieron con su pobreza,
sintiendo unos potros
los padres el no tener mucho
que dar, asi de
bestias, como de bastimentos, y noso=
tros el no haver
traido con que sacarlos de miserias.
El s[eñ]or comandante
y yo determinamos ir a San
Diego á hacer
personalmente la diligencia de bas=
timentos y piloto
para observar el rio que venia
grande, impedido este
designio, y asi fue la requa
por bastimento. Baxo
el rio y el domingo de ra=
mos determiné á San
Diego con acuerdo del s[eñ]or
Comandante y P[adre]
Juan á fin de solicitar lo mencionado,
{191_61V}
y que el m[uy]
r[everendo] p[adre] facilitase la observación por medio
de un padre, sino se
lograba el piloto, y me avisó el
s[eñ]or comandante
que si venia el m[uy] R[everendo] P[adre] Presidente
Fr[ay] Junipero
Sierra enviaria la requa delante,
y esperaria tres dias
y después seguiríamos la ruta
para Monte Rey.
Salí
para San Diego el dia 27 y
llegué por la mañana
el 3º el dia primero de abril
despachamos la requa,
y se le ordenó al cabo que
gastase ocho dias
para llegar á San Gabriel, pues
las mulas habian de
volver luego por bastimento
y determinó el m[uy]
R[everendo] P[adre] Presidente la salida para
el lunes, por lo que
no respondio al s[eñ]or comandante.
El cabo llegó en
cinco dias a San Gabriel, y el m[uy] R[everendo] P[adre]
Presidente no salio
hasta el dia 6 miercoles, no yo po=
dia haverme buelto
por que no habia escolta. Aunque
ibamos á la ligera,
pero nos llovio dos, y estaba malo
el camino, por lo que
llegamos á San Gabriel el dia
once, y supimos la
resolución del s[eñ]or comandante,
quien sin duda por la
falta de bestias, ó viveres, y
otros fundamentos
solidos determino ir a la ligera
á Monte Rey, convidó
para al R[everendo] P[adre] Predicador Fr[ay]
Juan Diaz, y
conociendo que la ligera del s[eñ]or coman=
dante verdaderamente
incansable puesto en el caba=
llo eran veinte ó
veinte y cinco leguas se escusó con
prudencia, y lo
hubiera hecho yo tambien no llevando
esperanza de volver
por otro camino, y adelantar
algunas noticias
utiles al gobierno.
Bastantemente
he sentido que no
se haya logrado esta
ocasión tan oportuna para
{191_62R}
62
descubrir la
corriente del rio de San Francisco que yo
creo tiene conexión
con el Colorado, y ambos con unas
lagunas muy grandes ó
una agua que está para=
da, y es muy grande,
asi me han dicho los gileños,
tambien los soldados
desertores ó los que los han bus=
cado, presumo
estubieron cerca del rio Colorado, pues
decian los yndios del
rio que lo habian dicho las gen=
tes de arriba. Pues
como ya no habia certeza de la
observación, para
q[u]e esta tubiese efecto acordamos el P[adre]
F[ray] Juan y yo ir
por San Diego para ver si saliendo el
p[adre] capellan de
la fragata, que habia quedado enfermo
ó prestando el
instrumento, ó instruyendo al P[adre] Juan
que tiene sus
principios y buena capacidad; pero los
soldados pusieron
muchas dificultades y asi se quedó
el P[adre] Juan por
si se podia lograr la observación, yendo
en persona a San
Diego por la instrucción e instru=
mento, y puede q[u]e
el s[eñ]or comandante logre q[u]e venga
el R[everendo]
P[adre] Crespi, y acompañar al s[eñ]or comandante en
su regreso; y yo
según lo q[u]e habia ordenado el s[eñ]or
comandante /..../
determiné la buelta con la
tropa y requa
restante á los soldados y tres criados q[u]e
quedaban para venir
con el s[eñ]or Comandante.
Dia
13 de abril á las tres salimos
por el mismo camino y
bueltas, hicimos alto á las ocho de la
noche antes de llegar
al arroyo de San Antonio.
Dia
14 divisamos osos, y mataron
uno los soldados:
anduvimos el mismo camino que
habiamos llevado
desde las siete de la mañana hasta
las tres de la tarde
en q[u]e llegamos al rio de S[an]ta Ana.
Dia
13 á las quatro de la tarde sali=
mos rumbo al oriente
por nuevo y derecho camino, y lle=
gamos á un puerto
q[u]e llamamos San Rafael á las diez
de la noche con seis
leguas.
{191_62V}
Dia
16 pensamos q[u]e podiamos salir
en derechura hallamos
un atoyadero o atascadero, por
q[u]e con las aguas
habia salido mucho agua de la lagu=
na y rio de San José,
por lo que rodeamos mas de legua y media y por ca=
mino proximo á la
sierra llegamos a otro mal paso;
en donde hicimos
alto, y se pasó la carga en ombros.
Vimos bastante
indiada q[u]e ya tenia menos temos q[u]e
á la ida: entre otros
vimos un yndios muy chusco q[u]e
con un canto muy
airoso y un pateo compaseado
y después siguiendo
el compas poniéndose en la for=
ma de uno que se
sienta sobre un bufete chico
rematando la canción,
siguiendo con un quegido
y sobre aliento con
que seguia el compas, nos divir=
tio mucho. Usan
tambien estos indios para sus
bayles del guage con
piedrecitas dentro, como los del
rio: anduvimos quatro
leguas desde las /..../ seis,
hasta las doce; la
legua y media al nordeste y lo
restante al sueste no
logramos el haver acordado el
camino por estar mas
inundado de agua q[u]e a nues=
tra ida. A las dos de
la tarde vino el cabo de la mi=
sion de San Gabriel
en demanda un muchachito
cristiano q[u]e tiene
padres gentiles quien se agregó á
nosotros pidiéndome
que lo llevase á ver otras tierras,
dexando las suyas, y
sus padres naturales y espirituales:
d[ic]ho cabo y los
practicos dixeron que correspondia á aquel
sitió de San José el
de S[an]ta Margarita en el camino de San
Diego.
Dia
17 pasamos otro atascadero con
bstante trabajo y
desde las ocho y media del dia hasta
que se puso el sol
caminamos al sueste ocho leguas,
y dormimos en el
caxon y arroyo de San Patricio un
{191_63R}
63
poco mas arriba que
donde habiamos parado á la
ida. Vi algunos
instrumentos de piedra para cortar,
me regalaron mezcal y
quelites: y ubo un bayle en
esta forma: el indio
como apurándose daba de gritos,
moviendo
descompasadamente los brazos y piernas, y
una /yndia/ muger encogida
de cuerpo daba bueltas
á aquel q[u]e parecia
loco furioso; la muger haciazen
llamado con la mano,
como muestras españolas. Esta
nación es de la
misma lengua q[u]e los yndios de San Ga=
briel, aunque varian
algunos terminos; y en las cos=
tumbres y traza lo
mesmo q[u]e los cajuenches serranos
que ya llevo dichos.
Dia
18 empezamos la jornada á la
una de la tarde y por
camino derecho, y nada atascado,
sin ver la laguna que
habiamos visto á la ida en el
valle del Principe:
llegamos a las cinco y media á
la entrada del puerto
de San Carlos, andadas quatro
leguas y media la
sueste, aunque la ultima fue al
les sueste: dixeron
los practicos a el camino de S[a]n Diego
a S[a]n Gabriel, que
el valle del Principe está inmediato
a San Juan
Capistrano, y se ve una obra por donde pare=
ce habrá buen paso.
Dia
19. Por haverse huido un caballo no
salimos hasta las
nueve, baxamos el puerto: pasamos
la cañada viendo
mucha yndiada, que nos regaló abun=
dancia de mezcal, y
baxaron las mugeres de la sierra,
ya con menos miedo
q[u]e a la ida; pero a poco rato q[u]e
los habiamos regalado
con comité, cuentas ex[cetera] soltó
un yndio una jara al
caballo mas gordo q[u]e hirió; ni=
se vió quien fue ni
se les hizo caso, a la noche lue=
go que entró esta
vinieron algunos yndios, y acabaron
{191_63V}
de matar al mismo
caballo, sin hacer otra demostra-
cion: fue tan
sigilosa la acción que no pudieron verlos
los de caballa, y
parece que fue antojo de comer carne:
llegamos al sitio de
S[an]ta Catarina a las tres y media.
Dia
20 salimos con mucho cuidado por
lo sucedido el dia
antecedentemente, y hubo la menor
novedad, llegando por
nuestra misma huella á los pozos
de San Gregorio al
medio dia.
Dia
21. Salimos á las dos de la tarde,
y por nuestra misma
huella llegamos a las nueve y
media de la noche a
la lagunita de San Sebastian, cu=
yos yndios nos
sintieron y nos recibieron muy festivos,
y nos dixeron que nos
sacarian por camino derecho. Yo
queria haver agostado
dos dias en San Gregorio ó
aquí, pero los
soldados no quisieron, pues el fin era
para enviar primero
á registrar los aguajes y ca=
mino, por ver si se
podia mejorar y hacer comodo;
pero siempre á esto
han dicho q[u]e la caballada va
mala, y que se acaba
el bastimento.
Dia
22 salimos á las tres de la tarde
rumbo al leste, y a
vista de unas lomas estendidas
que se levantan algo
entre los llanos y medanos q[u]e
llevamos á la
derecha, con distancia de un quarto de
legua; y á la
izquierda llevábamos como á distancia
quatro leguas la cordillera
de sierras q[u]e empieza
desde los yumas, y
sigue al norueste, y cerca de San
Sebastian hace una
abra algo mayor q[u]e la q[u]e lleva=
mos para salir por el
puerto de San carlos; de modo
que entre la serrania
q[u]e sube desde el desemboque,
y supongo sea la de
Californias, con una q[u]e empieza
á la vista de San
Sebastian esta la abra y puerto q[u]e
hemos pasado, y según
lo q[u]e aparece entre esta sierra
{191_64R}
64
nevada, que hemos
llevado á la derecha en este viage,
y llega y pasa de San
Gabriel, y otra que empieza des=
de los yumas, hay
otra abra ó puerto. Pero esta serra=
nia q[u]e empieza
desde el rio casi sigue el mismo rum=
bo, en lo q[u]e
alcanza la vista, que la Sierra Nevada, ó
que esta en medio, y
asi ó se juntaran, ó no hará valle
muy ancho; pero
siempre creo hasta que vea lo con=
trario, que por
aquella obra ó puerto q[u]e hemos visto,
ó por la otra parte
de la cordillera que este dia lleva=
mos por la
izquierda, ha de haver camino mas derecho
para Monterrey. Hicimos
alto á las 7 de la tarde,
andadas legua y media
al oeste, y lo restante al sueste
que serian otras dos
y media. A la legua y media de
San sebastian vomos
otro aguaje chico, y algun poco
tule que llamamos
San Anselmo. El viajeque nos
quedaba dixo que durmiéramos
alli, y los soldados
dixeron que se habia
de dimediar la jornada, con que
el viejo se quedo, y
según dixeron los q[u]e venian atrás
no hubo forma de
hacerle proseguir adelante; venia
un macebito, el qual
después que se hizo de noche
dixo que para semas
que él de noche no sabia los
caminos: paramos y
se huyó.
Dia
23 queria yo volver á la la=
guna de S[a]n
Sebastian, por que aunque conociamos
que podriamos salir á
los carrizales ó al pozo de las
Angustias, pero yo no
deseaba tanto el salir, quanto
el averiguar si hay
aguaje razonable entre San Sebas-
tian y las Angustias
ó pozo de la Alegria, pero los
soldados decian que
se acababa la comina, y q[u]e si vol=
vian no llegarian sus
caballos; con que asi tratamos
{191_164V}
de salir en derechura
al pozo de las Angustias, y desocupé
dos hombres, para que
vieran algun desecho de los mo=
danos, y que antes
que se hiciera de noche reconocieran
bien el camino. Esta
diligencia se practicó por la tarde.
Po la mañana de esta
mismo dia salimos á las cin=
co y media, y
anduvimos hasta las 9 tres leguas y me=
dia al sueste, y por
la tarde salimos a las tres y media
y anduvimos hasta las
e de la mañana para llegar
al pozo de las
Angustias, andando mas de once leguas
y media, por que la requa
casi no traia carga,
y las bestias estan
gordas, por lo q[u]e agostaron en San
Gabriel. Las cinco
leguas anduvimos al sueste, quatro
al sur sueste y les
sueste, y lo restante al leste. El pozo
de las Angustias, no
tenia zacate, y por camino ya
nuestro pasamos a la
alegria, y el agua y pasto eran
muy escasos; con que
pasamos al proximo carrizal,
y como las bestias
venian fuertes y alli el agua era
mala y poco el pasto,
salimos.
Dia
24 salimos por nuestro mis=
mo camino al ponerse el sol, y llegamos a media
noche á la laguna de
S[an]ta Olaya, habiendo ahorrado
13 leguas solo desde
S[a]n Sebastián hasta S[an]ta Olaya en la
travesia executada en
la buelta, y todavía puede acer=
tarse mas este
camino, que no puedo resolutivamente
decir si es
transitable con requas ó no, por q[u]e aunque
á mi me parecia
malo, el de Sonoyta para el Colorado
han dicho algunos que
se puede transitar, y asi los
campistas diran si es
bueno ó malo, pues a ellos se les
ha de dar credito en
esta materia, ya me han respon=
dido con alguna
variedad.
{191_65R}
65
Dia
25 como á las tres de la tarde sa=
limos de la laguna, y
paramos en otra chica, don=
de aviamos dormido á
la ida, yo llevaba relox y ahu=
jon por haverseme
perdido. Tubimos noticias funestas
por no entender a los
yndios, pero haviendo llegado cer-
ca de la junta de los
rios hoy.
Dia
26 hemos sabido lo que verdadera=
mente acaecio, y es
que los yndios vinieron a decir q[u]e
nos habian muerto los
cajuenches serranos, y por esta
razon se fueron los
soldados y arrieros a su casas, llevan=
dose los mas del
bastimento, petacas y caxastabaco y cu=
chillos, y la
caballada. Hemos encontrado diez y seis recibos {sic}
y los yndios yumas
como siempre famosos. Sus peinados,
juegos y otras cosas
que se pudieron notar, no hay lugar
para decirlo ahora, y
me parece que en el diario pri=
mero q[u]e remití a
mis prelados decia alguna cosa de
estas. Yo supongo que
largamente diran de todo el
s[eñ]or comandante, y
el R[everendo] P[adre] F[ray] Juan Diaz: ambas tiene
buen dictado y buena
letra, y asi no se necesitara de
este diario, que solo
tiene lo particular de remitirme
en algunas partes a
mis entradas anteriores. Quien
leyere el diario del
P[adre] Consag Jesuita de Californias
y vea el mio de mi
ultima entrada, crerá que yo es=
tube en las
inmediaciones del desemboque del rio Colo=
rado, y q[u]e las
islas q[u]e forma el rio son las que yo
ví formaban el rio, y
las lagunas que quando sale
de madre corre el
agua por ellas, y la agua amarilla
ó estero. Yo no habia
leido el diario de d[ic]ho jesuita hasta
quatro dias há, y
luego vine en conocimiento de lo dicho
ahora con la crecida
es el el agua del rio Colorado: antes no
{191_ 65V}
es colorada, ni este
rio creo yo que sea todo el año co=
mo el Danubio, cuyas
noticias me habian hecho formar
un concepto
grandísimo del rio. Asi mismo aquellos
dias antecedentes
habian sido las llubiar grandes y
y famosas crecientes
de los rios; y como yo sali prime=
ro al rio Gila, y
venia tan grande, esoeraba ver en el
Colorado un rio
desmedido, y este fue mi engaño, y el
no querer afirmar lo
que no sabia de cierto, ignoran=
do el sitio de la
junta, y pensando q[u]e los indios me
engañaban, y sobre
todo yo aseguro que si ciertamente
ubiera sabido q[u]e
habia llegado á la junta de los rios,
no hubiera pasado mas
abajo, y asi esta ignorancia
fue causa impulsiva
de haverme empeñado en ir
mas abaxo. Aunque
estos yndios hubieran acabado con
el ganado y comestibles
q[u]e dexamos en su poder, no
fuera cosa regular
pues quanto mas portándose
bien?
Computo de
lenguas.
De Tubac á Caborca
----------------------------------/../ 52
De Caborca á
Sonayta------------------------------------48
De Sonayta á la junta
de los rios ---------------------50
De la junta de San
Gabriel para la ida-----------------112
A la buelta hemos
salido para la laguna de S[an]ta Olaya
con 72 leguas de
camino, y con el mismo camino se
puede salir a San
Pablo. De la junta de los dos rios á las
inmediaciones del
desemboque del Colorado en el Golfo ha=
brá por camino
derecho algo mas de quarenta leguas.
El agua amarilla,
estero ó laguna el rio en tiempo
de aguas, o por
algunos arroyos que se le agrueguen
{191_66R}
66
sube como 24 leguas ó
algo mas, por lo que he recono=
cido en mis viages.
Asi pudiéramos mejorarlo como se
puede acortar el
tramo de tierra que hay desde el rio
Colorado hasta el
aguaje de S[a]n Sebastian.
La
expedición se ha hecho sin causar
molestias ni hacer
relacion á los yndios. Y aunque el
Gobernador de S[a]n
Pablo ó Capitan Yuma de aquellas
rancherias quiso
vendernos la fineza y barbaridad
de que habia muerto a
la muger de uno que mató
una mula extraviada,
pero yo crei se ficción, y mas
llevando él las
erraduras colgadas que no soltó. Algu-
nas bestias han
parecido, y dos han muerto los yndios
al menos no han
llegado á mi noticia la muerte ó
hurto de otras
bestias. No hay duda que todo bien
procede de la bondad
de dios, pero su majestad se
vale de sus
criaturas; y asi creo que el buen porto q[u]e
el s[eñ]or comandante
ha tenido con los yndios sufrien=
dolos, con los
soldados disciplinándolos afablemente,
y con los p[adre]s
p[resbiteros] respetandolos, y sustentándonos no
solo con lo preciso,
si tambien con el regalo, habrá
movido a la piedad
divina para que se haya hecho
la expedición
pacíficamente, y con un avio fatalisi=
mo y por caminos
malos hasta q[u]e llegamos donde
ya encontramos mucho
zacate, aunque en el rio
hayen algunos sitios
una mediania, pero sus gentes
en lo personal
alegres y amigos de los españoles,
y juntamente la
proporcion para las siembras ex=
cede a los serranos
inmediatos á la mar y según lo
q[u]e he visto
especialmente excede el rio en en gentio
asi lo asiento y
firmo á 26 de abril en las inmedia=
{191_66V}
ciones de la junta
los rios de San Dionisio año
1774. = Fr[ay]
Francisco Garces.
M[uy]
R[everendo] P[adre] G[guardián] Fr[ay] Diego Ximenez,
Mi venerado y
estimadísimo Padre Guardian. Por
medio del P[adre]
Fr[ay] Tomas Egxhar tengo dado recibo
de la ultima
apreciabilisima de V[uestro] P[adre] y ojalá me
hubiera yo arreglado
á documentos tan practicos
y zelosos, pero con
toda mi mucha miseria y faltas
se ha dignado la
divina piedad de sacarme con fe=
licidad, asi en la
salud, como en el asunto á que
se dirigia mi viaje.
No
es posible en esta ocosion por va=
rias circunstancias
enviar el diario, pero lo execu=
tare dios mediante
con la posible brevedad. De la
llegada al Gila, y
sus circunstancias ya esta sufi=
cientemente informado
el colegio y solo advierto para
precaucion, que
siempre he estado y estoy en el concepto,
de que para
fundaciones es lo mejor; pues los yn=
dios se mantienen
unidos, comidos y vestidos todo
el año en sus
terrenos: tambien importan mucho
para la seguridad de
estas misiones, y finalizar
las muchas
inquietudes q[u]e al presente hay en esta
provincia.
Me
consta con evidencia que los ma=
los yndios cristianos
han solicitado con empeño el
{191_67R}
67
socorro de los
inmediatos gentiles para alzamiento
general: hasta los
apaches han querido hacer pa=
ces con los gileños,
pero les han dado la par de todos,
matándolos á
traicion. Esto es lo que hay al presente,
que en años pasados
no han surtido efecto varios
levantamientos que
trazaban los mismos yndios si=
marrones, por no
asentir á ello los gileños; quienes
á la buelta me han
dado las mayores satisfacciones
asegurándome muchas
veces saliese a sus tierras á
poner misiones.
Repito que no hay cosa mas im=
portante al servicio
de dios y del rey que uno; ó
los establecimientos
en Gila, pues para estas misiones
no es menester
abundancia de ganados y caballada,
pues para escoltar
cinco pueblos que estan en dis=
tancia de dos leguas
y media pocas bestias bastan.
Reservo este asunto
para quando me vea con el
s[eñ]or comandante
inspector: estan tan creidos los yn=
dios de que se fundan
misiones que esperan á los
padres a fines de
esta luna, de manera que los del
Colorado no me
dejaban salir.
Tambien
llegó alguna inquietud
á los Pimas que aquí
habia y saliendo del rio se
retiraron a la
Papagueria; pero quiere Su Mag[esta]d q[u]e
asi los Yumas y demas
gentiles q[u]e hay hasta el desem=
boque, como tambien
rio arriba, la nación Jaleke=
dum y mas
principalmente los Jamajao, que estan
mas arriba, estan de
nuestra parte con la mayor fir=
meza y efecto que
desearse puede: estos ultimos son
los que el P[adre]
Juan Diaz nombra Soyopas en su ma=
pa, y yo llamo en el
diario de la otra expedición: quie-
{191_67V}
ninas por que asi los
nombran sus enemigos, pero el
propio nombre de la
nación Jamajas.
Asi
los capitanes, como viejos de esta
nación con todos sus
individuos, handado la mayo=
pruebas del afecto
que me tienen, y del deseo de
recibir padres y
españoles; dos de ellos me acompa=
ñaron á pies y con
bastantes necesidades hasta la mi=
sion de San Gabriel,
bajando de los treinta y cinco gra=
dos en q[u]e esta el
centro de esta nación hasta la al=
tura de d[ic]ha
misión; y subiendo después hasta el valle
de Santa Clara donde
hallamos otros cinco, y todos
juntos atravesando
una sierra grande rumbo al
norte un valle, y
otro brazo de la misma sierra ma=
dre, llegamos a los
yndios que llaman Quabasag,
de la misma lengua y
costumbres que los de la Canal
con quienes tienen
mucha comunicación, causa por
q[u]e aquí se hallan
las mismas cosas q[u]e se hallan en la
Canal; y no obstante
la inquietud q[u]e decian habia en
los de la Canal, como
iba yo con los Jamajas, amigos
suyos, y
experimentaron no hacia mal á su mugeres
ni á sus trastes, y
que no llevaba arma alguna, y fi=
nalmente los
Panigiris de los Jamajas, mereci entre
aquellas gentes la
mayor aceptación: quexaronseme
amargamente de los
desafueros, asi de los desertores,
como de otros
soldados que fueron en su busca, es=
pecialmente ha dexado
entre aquellas gentes una fa=
ma sumamente
denigrativa de los españoles el Ca=
bo llamado Camacho.
Se
hallan estos quabajay en treinta
y cinco grados y
nueve minutos, aquí se quedaron el
yndios Sebastian que
me acompañaba y los Jamajas,
{191_68R}
68
quienes me quisieron
pasar mas adelante, mas yo prose-
gui mi viage en
compañía de un viejo de la nación
noche, de distinta
lengua; me llebaba el instrumento
para observar, por
que llevaba una sola bestia, pero
si el abujon, el que
se me perdio a la buelta, y asi se
acabó totalmente la
observación p[ar]a lo restante del viage.
Lo
primero que encontre luego que lle=
gué a esta nación,
fue un rio muy caudaloso, á qui=
en llamé de San
Felipe; después otros dos rios peque=
ños los que vienen de
la sierra que llamé de San
Marcos, con
advertencia que esta no es la que está
cerca del mar, y de
la canal, sino otra que dista algu=
nas leguas. Después
q[u]e anduve por varias rancherias,
me dieron noticia de
que al norte habia otro rio gran=
disimo, pues por las
señas q[u]e hacian del rio q[u]e habia pa=
sado, y del otro que
estaba al norte, es tres tantos mas
grande q[u]e el de
San Felipe. Aquí encontré un yndios de
una de las misiones
de Monterrey, quien me aseguró
distaban los
establecimientos de los españoles, quatro, ó
cinco dias. Los
yndios del poniente me querian llevar
allá, y con mas
instancia los del norte asegurándome
q[u]e todas las
gentes eran amigas suyas, y buenas, menos
los Camachos q[u]e
son los españoles, y otros q[u]e dicen tam
ó tlane, de
quienes dan á entender tener escopetas, y q[u]e se
llevan las muchachas,
y tambien parecen españoles, p[er]o
por el norueste q[u]e
dan a estas gentes, pueden ser Coman=
ches ú otra nación,
atento á q[u]e yo me hallaba en los 36
grados. Dixeronme
tambien los Nahis Pagnoas q[u]e
habian desquartizado
á dos desertores por andar con
las mugeres haciendo
maldades a quienes los dexe; q[u]e
aun en los españoles
ahorcaban a los malos. Di la buelta
sin pasar adelante,
no por miedo de los indios, q[u]e abundan=
{191_ 68V}
temente me socorrian,
si por el temor de q[u]e Sebastian y los
jamajas se volviesen,
pues ninguna satisfacción lleva en
este yndio. Supe a la
buelta que un desertor de los de Mon=
terrey estaba casado
entre los Nichis Coetechis, quien
se habia hecho á su
vida, y q[u]e se llevaba bien con los indios.
Mucho me instaron
para q[u]e fuera a verlo rumbo al nor=
te, y aunq[u]e podia
hacerlo en dos dias, pero por los mismos
motivos no lo hize.
Queria
yo volver por las inmediaciones
del rio San Felipe
q[u]e viene del oriente, pero ninguno de
los jamajas me quiso
acompañar, por quanto asi las
bestias q[u]e estaban
ya bien fatales en el casco, como ellas,
habian de pasar
grande molestia, por las muchas sierras
y piedras q[u]e hay
en este camino. Pero ya q[u]e esto no pude con=
seguir volvi por
camino distinto, por ver si lo podia mejorar,
pero ni esto es muy
ventajoso, pues tiene dos aguajes bas=
tantem[en]te escasos,
pero puede ser que esto sea por ser po ca-
ñada profundos, pero
el piso es bueno y hay suficientes
pastos en todo el
camino. En el regreso vi una rancheria
de la nación Cobagi
de distinta lengua, y otras de la
nación Chamegareb:
con q[u]e volvi á alo jamajas en donde
fue preciso
detenerme, ya por las bestias, ya tambien
a instancias de los
yndios q[u]e querian perfeccionar la
paz con los
Satchedanes q[u]e estan al sur y con los Jagua-
le Pags( especie de Apaches.). Venidos estos y
compuesta
la cosa, los despache
bien regalados de lo poco q[u]e tenia,
guiando al salir
estos yndios levantaron el gusto algunos
parientes de los que
habian muerto antecedentem[en]te dichos
Jgualepags, pero
resistiendo el /..../ comun de la nación
por amor de la paz, y
por hallarme yo allí me los vol=
vieron a traer, y
para un mayor consuelo y seguridad fui
con ellos hasta su
tierra distante como dia y medio.
Considérese
como harian mi causa
{91_69R}
69
estos yndios pues a
mas de ponerles en paz, los habia
regalado y defendido,
y asi fue como me quisieron mucho
los jagualepays que
son pocos en numero, motivo por
q[u]e sobraron
algunos regalos, y asi determine andar por
aquellas gentes hasta
que se acabasen pasando á los
Ybipays Cjuala, de quienes habia visto algunos en los
Jlchedunes en la
primera expedición quando me que=
dé solo. Quatro dias
estube esperando q[u]e viniera gente,
y puros hombres como
unos cincuenta a quienes regalé.
Todos estos hablan
apache, y siendo semejantes hasta
en el trage, solo se
distinguen en q[u]e por ser estos amigos
de los Mquis llevan
algunos trapos, a mas de las ga=
musas; quiere dios
que hubiera entre estos yndios dos
cercanos al Mqui, y
como todas estas gentes habian
hecho tan buen
concepto de mi, se determinaron á
llevarme hasta el
Moqui; aunque por rodeos, subie=
dome á las
inmediaciones del ro Colorado, q[u]e por es=
tas partes corre al
oriente; y queando mas al les-nor=
deste. En estas
inmediaciones encontré en unos caxones
horribles un rio
q[u]e llamé San Antonio del Jabesua, en
donde siembran los
yndios de todas semillas, menos trigo,
tienen muchas coas, y
visten como los de razon, por el
comercio q[u]e tienen
con los del Moquis. Aquí vi algunas
bacas , y ya muchos
años ha que las tienen y las cuidan
como la gente de
razon, manteniéndolas mas por apro=
vecharse de los
cueros que de la carne, pues todos calzan
zapatos, para cuyas
suelas sirven los cuaros de las reses.
Mas
arriba de estos y del Moqui en=
contré otro rio
puerco que llamé San Pedro Jaque=
sila. A estos yndios llaman Jabipays, y son de las
mismas circuntancias
que los Jabesuas con quienes
{191_69V}
pase al Moqui:
pensaban estos yndios Yabipays que seria
bien recibido en los
Moquis, atento á que yo era español.
Tambien estaba yo en
lo mismo, pero sucedió muy al con=
trario, por que a
cosa de dos leguas de distancia de el
Moqui, encontramos
dos yndios se empeñaron en q[u]e
volviese atrás, y
esto aun con toda la recomendación de los
jabipays sus amigos,
que tanto bein decian de mi, pero
yo pase adelante
dandoles á entender como pude, que si
los oquis no me
recibian, iria á los gualpes ó a algu=
no de los otros
pueblos que están cerca, ó si no a los espa=
ñoles, pues no iba yo
á hazer mal alguno. Por fin entré
en el Moqui como a
las diez del dia por la unica pu=
erta q[u]e hay por
los rumbos de sueste al norte. Mui
raro era el hombre
que hallé en el pueblo, habia si
grande numero de
mugeres y muchachos, quienes an=
daban por las azoteas
de las casas, que son bien altas.
No me dieron
haspicio, y asi hice pie en el rincón de
una calle. Llegada la
tarde vi nieron los hombres
unos con coas, otros
con cabadores, y otros con achas,
de que hay mucha
abundancia. Todos venian succesi=
vamente á viante, y
como ya los yabipays habian di=
cho tanto bien de mi,
no me ponian mala cara, antes
bien se mostraban
risueños al verme, pero ninguno
quiso acercarse para
hablar, ni para recibir cuentas
con q[u]e brindaba a
los muchachos, ni me hicieron favor
alguno. Al anochecer
se arrimó un viejo á quien
regalé, y dixo medio
quebrantado, Dios te lo pague;
después vino otro con
quien hice lo mismo, y se soltó ha=
blando en castilla,
diciendo: que era cristiano del pue=
blo de Zuñi, que
havia padre con coton azul, que d[ic]ho padre
habia venido á dichos
pueblos, y q[u]e le dixeron q[u]e no querian
{191_70R}
70
á bautizarsw; que
aquellos Moquis eran Chichimecos, y
q[u]e no sabian lo
q[u]e era padre, y asi q[u]e fuera á Zuñi con ellos,
que eran tres, q[u]e
el camino estaba bueno con agua sufi=
ciente, y ahora
estaban los Apaches de paz, q[u]e no ha=
bia mas q[u]e dos
dias de distancia; yo les dixe q[u]e iria.
Pregunté tambien
q[u]e Apaches eran los que estaban de
paz? Y me dijo un
yndio que los q[u]e llaman Nabajay,
quienes decian q[u]e
habian entrado un barbon diciendo,
que ya no había de
haver guerra: q[u]e ya tenian mu=
cho miedo a los españoles, por las piezas q[u]e les habian
cogido. Yo me atengo
á esto segundo, por q[u]e para lo pri=
mero puede q[u]e
hayan tenido fundamento en las poces
generales, q[u]e se
han hecho entre todas las naciones del
rio Colorado y sus
confines, y tambien por haver dicho
yo á un capitan
apache, que vino con otros ocho, las
providencias tan
activas, q[u]e se iban tomando p[ar]a axabarlos.
A
estos mismos Apaches, por haver=
me asegurado la
inquietud en q[u]e andaban los Apaches
sus amigos, á causa
del movimiento de nuestras armas, q[u]e
nunca han llegado á
estos Apaches que tienen comercio con
los Yumas, ni los
d[ic]hos (según me dixeron) saben nuestras
tierras ( quien sabe si
será verdad ) aseguré yo q[u]e finaliza=
da mi comision de ver
las naciones rio arriba, pasaria
á sus tierras, para
hablar largamente con los viejos, y
ver q[u]e razon daban
acerca de reunirse mas las ran=
cherías, para formar
uno o dos pueblos, supuesto q[u]e
tienen rios, y tienen
abundantes de pastos, y medi=
ante esta diligencia
y la de entregar sus muchachos
para el bautismo, se
lograria la paz general, pues
los Yaipais, Cuercomschi Capoala, Muca, Yaipais
Jabesua
{191_70V}
y Jaquisila
son enemigos de estos Apaches, á quienes
llaman los susodichos
Yabipais Tejoa; tambien son
enemigos de estos los
Gileños. Cocamaricopas.
Les
dixe q[u]e si ellos se mantenian firmes
en nuestra amistad, y
bajo el dominio de N[ues]tro Rey, sin du=
da lograrian la paz
con los Moquis, que dependen de
los españoles del
Nuevo México, y tambien la de los
Cocomaricopas y
Pimas, á donde entrarían brevemente
padres y soldados.
Como este capitan parece q[u]e era de los
principales y de
bastante alcance, apunto brebem[en]te al=
gunas razones q[u]e
le inclinaban á asentir en mi propu=
esta, y á los
consejos q[u]e Palma le habia dado, y me asegu=
ro q[u]e quando antes
juntaria su gente para decirle qu=
anto yo le habia
propuesto. Tubo gran satisfacción de
su nación, pues aun
antes de salir del rio, viendo á
un Cocamaricopa q[u]e
vino a los Yumas, envió á decir
con el á los
d[ic]hos, que ya estaba bueno el camino, y asi
q[u]e viniesen sin
recelo á ver a los Yumas, y q[u]e del mismo
modo viviesen en sus
tierras. Es creible que este mismo
capitan hablase á los
legitimos Apaches vecinos al
Nuevo México, para
q[u]e fuesen alli á pedir la paz, y
de aquí resultó el
bajar expropio mates d[ic]hos Apa=
ches á la rancheria
de la nación Tucabi donde á
traicion los mataron.
Digo
esto por q[u]e yo no me he me=
tido en paces de
apaches con los españoles, ni con los
Pimas, solo si he
tenido por conveniente dexar a los
Yumas y a los Jamajab en su antigua amistad,
con
estos Yaipas Tejua,
pues si el govierno determinase
poner un presidio
algo crecido en el rio de la Asun=
cion q[u]e junta con
el Gila; se lograría el repasar todas
{191-71R}
71
estas especies de
Apaches remotos de nuestras tierras
y demas se abriria el
camino casi seguro para el Mo-
qui, pues este no dista
del rio Gila donde se junta con
el de la Asunción,
arriba de tres dias, según me han
dicho algunos yndios,
y puedo confederar ya por las
sierras, ya por los
rumbos q[u]e he llevado en la ida al
Moqui; lo que se
entendera mejor quando envie
el diario.
Tambien por algunas palabras de
los yndios y de los
Cocomaricopas, he conocido q[u]e los
Moquis y los Pimas
Gileños son enemigos, no puede
executar mi
determinación de ir a la misión de Zuñi,
por q[u]e ninguno de
los Yaipais que me habian acom-
pañado hasta el
Moqui, /y como estos/ me habian he-
cho mas
/recibimiento/ queria ir conmigo a dicha mi-
sion y no siendo asi
mi regreso era muy arriesgado,
pues los de Zuñi solo
me volverían hasta el Moqui, y
como estos me habian
hecho mas recibimiento revele de
ellos algun
/.../daño, o a lo menos que no me acom-
pañarian hasta los
Yaipais, pues creo que por respec-
to de estos no me
hicieron mas alguno. Tambien pudie-
ron tener disgusto
conmigo dichos Moquis por haver
pasado por los Pimas,
Yumas y Jamajab que son sus
enemigos, no por los
Yumas y Jamajab los hagan
daño, ni puedan
llegar a sus tierras como ni los Mo-
quis pueden executar
esto con estas naciones, pues
median entre ellos
los Yaipais, sino por q[u]e los Tejua
enemigos del Moqui,
son amigos de los Yumas y Jama-
jab, este es discurso
mio por lo q[u]e me dixo el yndio del
Zuñi, y es q[u]e
antes q[u]e yo llegase ya sabian por donde
habia andado y q[u]e
se querian bautizar los del, les en
{191-71V}
y Jaguesila, son
enemigos de estos Apaches, a quines
llaman los susodichos
Yabipais Tejoa, tambien son
enemigos de estos los
Gileños, Cocomaricopas.
Les dixe q[u]e si se mantenían firmes
en nuestra amistad y
bajo el dominio de Nuestro Rey sin du-
da lograrian la paz
con los Moquis, que dependen de
los españoles del
Nuevo México y tambien la de los
Cocomaricopas y
Pimas, a donde entrarian brevemente
padres y soldados,
como este capitan parece q[u]e era de los
principales y de
bastante alcance, apunto brevem[en]te al-
gunas razones q[u]e
le inclinaban a asentir en mi propu-
esta y a los consejos
q[u]e Palma le habia dado, y me asegu-
ro q[u]e quanto antes
juntaria su gente para decirle qu-
anto ya le habia
propuesto. Tubo gran satisfacción de
su nación, pues antes
de salir del rio, viendo a
un Cocomaricopa
q[u]e vino a los Yumas, envio a decir
con él a los dichos,
que ya estaba bueno el camino, y asi
q[u]e vinieron sin
recelo a ver a los Yumas y q[u]e del mismo
modo viviesen en sus
tierras. Es creible que este mismo
capitan hablase á los
legitimos Apaches vecinos al
Nuevo México, para
q[u]e fuesen allí á pedir la paz, y
de aquí resultó el
bajar ex propio motu dichos Apa-
ches á la rancheria
de la nación Tucabi, donde á
traicion los mataron.
Digo esto por q[u]e yo no me he me-
tido en paices de
Apaches con los españoles, ni con los
Pimas, sólo si he
tenido por conveniente dexar á los
Yumas y a los Jamajab en su antigua amistad,
con
estos Yaipais Tejua ,
pues si el govierno determina
poner un presidio
algo crecido en el rio de la Asun-
ción q[u]e se junta
con el Gila, se lograria el reparar todas
{191-71VA}
rio Colorado y q[u]e
a esse fin iba yo a los pueblos de Moqui,
por cuyo motivo los
principales avisan anci todos los del
pueblo para q[u]e
nada me diesen ni recibiesen de lo q[u]e yo
les daba como lo
cumplieron exactamente. Visto esto,
y q[u]e los yndios
q[u]e encontraba en el camino, y labores
me ponian buena cara, he creido que no fue
odio a la
persona, sino al ministerio y de las
naciones q[u]e habia
visto. No puede
conseguir q[u]e siquiera uno besase el
S[an]to Cristo y
diciendo q[u]e era Dios que estaba en los cielos
ponian la cara a un
lado y decian no en Castilla. Esto
lo acentaron dos
viejos, que los demas no hicieron tales
demostraciones.
Este pueblo, según me dixeron los yndios
que me llamaron, se
llama Muca, el que se sigue Mu-
qui Concobi, esto se
llama Jano, Guaipe, Estella, (aunque
ellos lo pronuncian
con una d) y daban a entender q[u]e
hablaban en Castilla.
Los Moquis dé este pueblo tienen
guerra con los Yumas
del rio Colorado, y por con otros
q[u]e hay por aquellos
alrededores (digo del rio Colorado,
por q[u]e se compone
de otros dos q[u]e se juntan en los
Yutas, y Coco q[u]e
han de estar en el mapa de la América)
Ál otro dia vino un
yndio principal y dos Yaipais q[u]e
me habian acompañado
(quienes por temor de los Moquis
no se acercaban de
dia a donde yo estaba), y me dixeron que
fuera a los otros
pueblos del Moqui, que alla me darian
de comer; ensillé
prontamente pensando me acompa-
ñarian, pero bajada
la cuesta me dexaron solo y asi cami-
ne como seis leguas y
media, hasta cerca del otro pueblo
pero como huyesen de
mi unos pastores q[u]e estaban
con sus obejas, crei
q[u]e ya aquellos estaban aviados, y
q[u]e me pudiese ir
peor, y asi me regrese otra vez
{191-72R}
72
para el Moqui, haciendome
el cargo, q[u]e mas vale malo
conocido q[u]e bueno
por conocer, y q[u]e estaban los Ya-
ipais, lo q[u]e me
aseguraron, me esperarian hasta cinco
dias.
El pueblo del Moqui es el mexor q[u]e he
visto desde
Guadalaxara hasta S[a]n Blas, en esta provin-
cia hay alguno q[u]e
se pueda igualar con el, lo primero por
lo bien situado, lo
segundo por la altura de las casas, lo
tercero por no tener
las puertas al pie de la tierra, sino
con algunos
escalones, lo quarto por lo muy trabajadores
q[u]e son dichos
yndios, pues siendo una tierra medanosa ha-
cen producir con el
trabajo, y cultivo abundancia de bas-
timentos y frutas
jamas he visto pueblos de tantos
duraznos y tenia suma
complacencia de ver en las
laderas a fuerza de
trabajo semillas sembradas. Ellos
no tienen mercales,
ni leña bastante, ni otras semillas
silvestres de que
abundan otros paises, pero con el co-
mercio de las mantas,
cenidores, coas, alernas, cuchillos
et[cetera], tienen de
las gentes vecinos lo q[u]e quieren, tienen
mucha caballada,
ganado menor y sillas como las de
los españoles y
soldados en una palabra quando los
Moquis salen de su
tierra parecen soldados, como yo
ni a dos que iban a
caballo con sus cueros.
/......./ Por mi
segunda noche en el mismo
lugar y al otro dia
por la mañana despues de andar
por las calles
algunos de ellos embijados, bailando y can-
tando vinieron los
yndios principales a donde yo estaba
y no quisieron tomar
asiento y según podia yo entender
me decian q[u]e por
q[u]e habia venido a ella, q[u]e alli no me
querian y q[u]e me
volviese. Me levanté para hablarles
y les nombré las
hacia mas por donde habia andado les en-
{191-72V}
señe el Santo Cristo
y viendo q[u]e todo era inútil les pedi el q[u]e
me traxesen la mula
para regresarme, la q[u]e luego me
traxo un Yaipais, y
el yndio principal le dixo que se volviese
conmigo supuesto
q[u]e me habia traido, pero el Yaipai dixo
por miedo que yo
había venido solo y q[u]e por todas partes
andaba solo, y despues
q[u]e me acompañaron hasta la sa-
lida del pueblo, los
d[ic]hos yndios principales con gran un-
mero de ambos sexos,
prosegui solo mi derrota como
Dios me ayudó y á la
tarde me alcanzaron los Yaipais
q[u]e venian tras de
mi corriendo y en sus tierras me trata-
ron bellisimamente
llevando muy á mal el que los
Moquis no me hubieran
dado de comer y ellos mismos
me traxeron por los
Yaipais, cuencas Musquis hasta
los Jamajab, quienes
tubieron grande gusto por q[u]e ya
me consideraban por
muerto. Aquí encontré al yndio
Sebastián, el q[u]e
no me quiso acompañar en esta ida, y
buelta al Moqui y
manifestó el sus malas mañas, pues
en mi ausencia rompio
la petaca y sacó la mitad de el
regalo q[u]e habia
reservado para la buelta, y lo empleó
malísimamente.
Se
me había pasado el decir como escri-
bi una quartilla de
papel al P[adre] Ministro de Zuñi á
quien suplicaba
avisare al S[eñ]or Gobernador y al P[adre] Custodio
de la provincia =
quando sali de los Jamajab rio abajo p[ar]a
visitar los
Jalchadustes, vino un Yaipai Tejua a convidar=
me de parte de la
nación, para q[u]e fuera a sus tierras,
pues deseaban mucho
el verme, pero no me determinó a
pasar alla por q[u]e
ya no tenia muchas cuentas, ni taba-
co, y todavía había
de pasar por los Jalchedumes, nación
de los principales
del rio Colorado, e inmediato a los Yu-
mas y en la
actualidad, por los tres ultimas muertes bas=
{191_ 73R}
tantemente desazonada
la nación, por este motivo envian= 73
do recados á los
yaipais tejua, ó apaches de aquellas tie=
ras. Baxé á los
Jalchedunes quienes me aseguraron del
afecto q[u]e me
profesaban desde la otra vez q[u]e estube en sus
tierras, y de lo
mucho q[u]e deseaban españoles, pues no habi-
an de ser menos q[u]e
los Yumas, que tambien por alli habia
camino breve con
bastante pasto y aguajes, pues á los
Juaquiches ( a quien
nosotros llamamos en los diarios
danzarines ) se llega
en dos dias, y a los Jenuicueches
(q[u]e son los de San
Jose de la Sierra, y los de S[an]ta Ana ) en
quatro dias. No
obstante esta noticia debo decir, por lo
q[u]e vi quando iba á
Jamajab, que el primer aguaje aun=
q[u]e abundante es de
tinajas, y sobre el piso de la tierra.
Los
viejos me dixeron q[u]e podia volver
con satisfacción, y
el capitán principal dixo que se
bautizaria, y q[u]e
recibiria la vara q[u]e le enviasen en
nombre del Rey, (lo
mismo, y mayores expresiones
dixo é hizo el
Capitán de los Jamajas). Que ya no tenian
ganas de pelear con
Yumas, ni con los Jamajab, por los
recados q[u]e yo
habia enviado. Aquí vino un Cocomari=
capa con la noticia
de q[u]e ya venian el capitan los padres
y soldados. Llegué á
los Yumas, y me querian detener,
por q[u]e estaban en
la misma creencia de que ya venian
los padres y
capitanes; supe que los pocos Pimas q[u]e habia
en los Yumas, habian
salido á papagueria.
Me
querian sacar los indios por Ca=
borca, pero yo vine
por Gila por ver como se hallaban,
y no hallé novedad, y
quiera Dios q[u]e no la tengan, por
q[u]e de estas
naciones depende el sosiego de los Papayos.
Los Cocomaricopas
q[u]e son los mensajeros de los Yumas,
estaban sin novedad
como ellos. Hicieron los Pimas Gileños
{191_73V}
fiesta general y
borrachera, y en medio de ella prorrumpie-
ron en expresiones
q[u]e manifestaban estar contentos, y dis=
puestos para misiones, lo que yo les signifiqué por los
comunicados q[u]e
tengo en el comandante inspector, por
unas q[u]e creo
alguna oposición visto el ynforme de Anza,
y del Padre Font.
Este año los Papayos tienen mucho ma=
iz, y su tierra
parece un bergel, por lo mucho q[u]e ha llo=
vido. La salida al
Gila casi todo el año es segura para re=
quas, aunq[u]e en
ocasiones habrá de salir á media carga,
y con trabajo por
huir de los Apaches. Por este motivo yo
siempre he tenido por
conveniente una misión en los
Papayos, sea del modo
q[u]e se fuese, para asegurar el ca=
mino, y no dexar á la
espalda gentilidad, quando no se
puede lograr todas
las conveniencias y calidades buenas
para una misión, es
preciso contentarnos con lo q[u]e buena=
mente se puede
conseguir, una vez que hay necesidad,
y de este sentir
nadie me sacará, pues el comandante
ynspector al P[adre]
Junípero, y á otros q[u]e han leido los diarios,
siempre les han dado
rastro los establecimientos de los
rios sin alguna
escala, y alguna providencia para es=
tas gentes
intermedias, por cuyo asilo están los indios
cristianos mui sobre
si, y expuestos á levantamientos,
como al presente lo
miramos, empero si el govierno no
dá providencia acerca
de los Papayos y Gileños, no por
eso se ha de desistir
de las fundaciones del Colorado, pues
aun dado q[u]e estas
provincias se perdieran, pudieran sos=
tenerse por la mar
estando tan cerca San Diego, lo peor
es q[u]e aquí no hay
horca, ni por modo de sacarlos para fue=
ra, y asi el prenderlos
es echarlos a perder, por la comu=
nicacion q[u]e con
los suyos mantienen. Estoi creyendo q[u]e si
se enfria el asunto
de misiones en el Gila y Colorado,
{191_74R}
74
aunque no sean sino
dos, con bastante tropa, hay riesgo de
q[u]e todo se pierda,
y q[u]e entren en la liga los Yumas, los
primeros, y mediantes
estas pueden los Apaches unirse,
con los Pimas, sabe
dios el gusto q[u] he tenidode q[u]e los
matasen a traicion,
no por esta, sino por q[u]e semejante
union seria muy perniciosa
á estas provincias, pues aun=
q[u]e en el caso
según el dictamen de algunos, se podrían
poner con menos
reparo las misiones del Gila, atento
á que ya no les
quedaba enemigos, por los rumbos del
norte, norueste y
nordeste, pero siempre estaban expues=
tos dichas
fundaciones á laguna novedad muy grande,
lo qual no sucedera;
siendo enemigos de los Apaches, es
novedad q[u]e el rio
Gila es escaso de pastos, como tengo di=
cho en mis diarios,
pues á excepción del terreno q[u]e media
entre la sierra de Comas,
y el rio q[u]e tiene bastante en lo
restanteno se ve cosa
notable. Empero para los estable=
cimientos del Gila,
como llevo apuntado, supuesto que
no hay necesidad, ni
conviene la entrada de muchas
caballada y ganado,
basta q[u]e los soldados tengan pocas
bestias, y en caso
que quieran tener mas, las puedan
tener en el nuevo
presidio del Tugson, q[u]e esta cerca, y
pueden mutuamente
fomentarse y ayudarse en qual=
quiera acaecimiento.
Finalmente
me parece no es obsta=
culo la las
fundaciones del Colorado, lo acaecido en San
Diego, pues no hay
duda q[u]e las naciones del rio Colo=
rado han sido la
causa en gran parte de q[u]e d[ic]ha revo=
lucion no haya tenido
consequancias mas fatales, y de
q[u]e la expedición
llegase con toda felicidad, como expli=
caré muy de espacio
en el diario q[u]e van a formar. Tan le=
xos estoi de asentir
al dictamen contrario, q[u]e antes bien
{191_ 74V}
fiesta general y
borrachera, y en medio de ella prorrumpie-
ron en expresiones
q[u]e manifestaban estar contentos, y dis=
puestos para misiones, lo que yo les signifiqué por los
comunicados q[u]e
tengo en el comandante inspector, por
unas q[u]e creo
alguna oposición visto el ynforme de Anza,
y del Padre Font.
Este año los Papayos tienen mucho ma=
iz, y su tierra
parece un bergel, por lo mucho q[u]e ha llo=
vido. La salida al
Gila casi todo el año es segura para re=
quas, aunq[u]e en
ocasiones habrá de salir á media carga,
y con trabajo por
huir de los apaches. Por este motivo yo
siempre he tenido por
conveniente una misión en los
Papayos, sea del modo
q[u]e se fuese, para asegurar el ca=
mino, y no dexar á la
espalda gentilidad, quando no se
puede lograr todas
las conveniencias y calidades buenas
para una misión, es
preciso contentarnos con lo q[u]e buena=
mente se puede
conseguir, una vez que hay necesidad,
y de este sentir
nadie me sacará, pues el comandante
ynspector al P[adre]
Junípero, y á otros q[u]e han leido los diarios,
siempre les han dado
rastro los establecimientos de los
rios sin alguna
escala, y alguna providencia para es=
tas gentes
intermedias, por cuyo asilo están los indios
cristianos mui sobre
si, y expuestos á levantamientos,
como al presente lo
miramos, empero si el govierno no
dá providencia acerca
de los Papayos y Gileños, no por
eso se ha de desistir
de las fundaciones del Colorado, pues
aun dado q[u]e estas
provincias se perdieran, pudieran sos=
tenerse por la mar
estando tan cerca San Diego, lo peor
es q[u]e aquí no hay
horca, ni por modo de sacarlos para fue=
ra, y asi el
prenderlos es echarlos a perder, por la comu=
nicacion q[u]e con
los suyos mantienen. Estoi creyendo q[u]e si
se enfria el asunto
de misiones en el Gila y Colorado,
{191_74VA}
tengo creido por lo
q[u]e he visto en la tierra y sus gentes, que
si no se efectuan
establecimientos en el Colorado, dentro
de pocos años no
defiende el Rey los establecimientos
de Monterrey con 200
hombres mas de lo q[u]e hay.
Tengase
presente q[u]e no me parece
conveniente se pongan
á un tiempo muchas misiones,
sino que primero se
ponga el presidio, y una misión ó
dos quando mas ( todo
de la otra banda del rio, por
q[u]e en lo sucesivo
por ningun acaecimiento puedan
ser invadidos de los
Apaches estos establecimientos ) y
concluidas las
fabricas se ppodrá proceder á las demas.
Como alli no hay
Apache ni otro enemigo, es conveni=
ente q[u]e vayan
igual cantidad de vecinos y de soldados,
mas no de estas
provincias q[u]e estan bastantemente
despobladas, sino de
otras partes, y para la subsisten=
cia y aumento del
vecindario importa q[u]e la habilita=
cion de los soldados
sea conforme al nuevo arregla=
mento. También es conveniente se les permita á lo
nijoras el regreso á
sus tierras, tambien se hace pre=
ciso venga un
trapichero para cada misión, para
q[u]e con las
siembras de algodón se pueda medio vestir
la gente. Si acaso
para el presidio de Gila se halla
dificultad grave, no
lo habrá para q[u]e se agregue al
Jugson un sargento
con 20, ó 25 hombres, con cuya
escolta arreglada á
las ordenes del comandante me
parece q[u]e se puede
poner una misión, ó en el Suta=
quisan, ó en San Juan
Capistrano con tres religiosos,
á fin de q[u]e uno de
ellos ande con la escolta de cinco
soldados instruyendo
los otros pueblos, supuesta la
fabrica de la misión,
y algun torreon en cada uno
{191_ 75R}
75
Este
es mi sentir aunque no me caso con
el. De este modo sin
riego de caballada, sin gasto de oficiales,
y sin aumento de
habilitador ( por q[u]e el de Jugson es
el q[u]e ha de
habilitar á esta tropa ) se lograría tener la
fuerza q[u]e tuviera
si se efectuara la fundación del pre=
sidio, por que
ninguno de ellos tiene hombres 25 libres,
por que la caballada
/.../ y es habilitado ocupan toda
la tropa. Asi
pasaremos por ahora hasta q[u]e la pro=
videncia de dios
disponga proporcion, para efec=
tuar los proyectos
que van apuntados. Aunque yo
por efecto q[u]e
tengo á los jalchedunes, y tamajas ve=
nia en animo de
informar de q[u]e las tres primeras
misiones se pusieren
en los Yumas, en los Jalchedunes,
y con los Jamajas,
pero atento a que todos están pose=
idos del tenor, soy
de parecer q[u]e se empieze por los
Yumas, después en los
Cajuenches, y la tercera en Cuca=
pa, bien entendido
q[u]e asegurada la nación Yuma,
tendrán las
fundaciones de abajo poco riesgo por la
calidad de sus yndios
pues á qualquiera novedad solo
Palma es capaz de
sujetarlos, pero no apruebo se
ponga misión alguna
sin la escolta de ocho o diez
hombres. Me he
acalorado en estos viajes a fin de
darle fomento al río Colorado
por medio de sus dos
brazos, es Nuevo
México y Monterrey, pero al presen=
te no tengo por
conveniente el transito al Nuevo Mé=
xico sin la población
grande q[u]e llevo apuntada, ni
tampoco el transito
al rio Colorado desde el de San
Francisco, ó desde
Monterrey, pues para este efecto
Era necesario un
presidio en el rio de San felipe, por
q[u]e en el transito
por las naciones sin establecimiento
{191_ 75V}
lo tengo por muy
pernicioso sin utlilidad alguna = B[eso]
l[a] m[ano] de
V[uestro] P[adre] su menor subdito = Fr[ay] Francisco Garces.
{Un
sello que dice: “Collection E. Esg. Goupil} {Paris}
{Ancienne Collectio J.N.A /…/”}
{191- 75VA}
{SIN INFORMACIÓN}