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Garces

Mexicain

191

 

 

 

 

 

 

Manuscrito

“Papel sacado del Tomo 45 de

las memorias del P[adre] Fr[ay] Manuel

de Vega:

Documentos para la Historia del Nuevo México”

 

8      Cabiers  in- folio (147 pages)

 

 

No. 191

 

 

Volume de 75 Fevillets

2      Aout     1898.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_00B}

 

{FOJA SIN NINGUN DATO}

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_ 01R}

1

 

orbis fuevi 2.  Garces

 

                                            Papel

 

Sacado del tom[o] 25 de las memorias del P[adre] Fr[ay] Manuel                   

de Vega, cuyo titulo es: Docum[en]tos  para la Historia del Nue=

vo México desde la pagina 131. Esta obra del P[adre] Vega consta de

32  tomos, y se guarda original en la Secretaría de este                                 147 ha                                                                                                         

                       Virreynato de México.

Desordenes que se advierten en el  Nuevo  Mé-

xico y medios que se juzgan oportunos a re-

pararlos para mejorar su constitucion y hacer

feliz aquel reyno. Escritos por el mismo Reverendo

Padre Fray Juan Agustín de Morfi.

 

{ DOS SELLOS}

 

1.                Los yndios del Nuevo México, aun con

preferencia a las del antiguo, desde el tiempo de su

gentilidad y antes de conocer a los españoles aborre-

cieron la vida vaga: tenian y tienen sus pueblos

en la mayor regularidad, con una o mas plazas

a proporcion del numero de sus reinos: construyen

sus casas en calles formadas de modo que todas

salgan a la plaza mayor que ordinariamente

es redonda, sus edificios son de 3, 4 hasta 7 cuer-

pos sin comunicación interior entre si subiendo

de uno a otro, y aun de la calle al primero por

escalas de mano que recogidas por la noche los

ponen a cubierto de qualesquiera sorpresa, y ellos

desde las azoteas pueden defenderse de los enemigos

que errantes en las calles no hallarian defensa

 

 

 

 

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contra las flechas y piedras que les arrojasen des=

de arriba. Medio con que  se defendio Don Juan de

Oñate de los mismos regnicolas, quando asediado

en el pueblo de San Juan de los Caballeros, pudo sin

esta defensa verse oprimido de la multitud. Tienen

ademas de esto amuralladas sus poblazones con

albarradones, estacadas, o zanjadas que las hacen

impenetrables a unos enemigos sin subordina-

cion inconstantes, y que temen el valor de los

vecinos. Estos Caate las fueron  hijos de las hosti-

lidades que siempre han sostenido contra los Apa-

ches, Comanches, Navajoos y Yretas de que estan

cercados por todas partes con ellos y su natural

intrepidez se han conservado desde su origen en

civilidad y policia, y causado respeto de todos sus

contrarios. El  Pueblo de Zandia, que es mas corto

pues apenas se compone de 30 familias, jamas

ha visto los enemigos dentro de sus terminos: y

este puñado de hombres por sola la buena dis-

posición de sus casas, impone temor a centenares

de guerreros. /Este exemplar nada produce en los

españoles/

 

2               Este exemplar nada produce en

los españoles, q[u]e debiendo conducirse con mas

sociabilidad y policia que los yndios, no se

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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2

 

avergüenzan de acreditarse  mas tratos que  los                     

infieles. No hay en todo el reyno una pobla-

cion de españoles bien ordenada. Ellos como hu-

yendo de la vecindad de sus hermanos, alejan

sus habitaciones de las anteriores, casi sobre

una linea a proporción que se iran estableciendo:

de suerte que la villa de Alburquerque  por          

exemplo, que reducida al metodo regular seria

una mediana poblazon, y que ofrecera sobra-

disimas tierras de labor, con egidos y pastos comu-

nes a todos sus pobladores, ócupa hoy por su

vision establecimiento, mas de doce leguas de ter-

reno en las orillas del rio.

 

3                   De este desorden se originan otros

infinitos, y que se descubren sin muchas indaga-

ciones, como no estan a vista de las justicias, ni

a estos les es facil conocer la conducta de los sub-

ditos viven en cierto espacio de independencia q[ue]

hace impunes mayores delictos por igno-

rados. Estan privados del beneficio de los sacra-

mentos, muriendo muchísimos sin este socorro:

por que  un solo ministro que debe cuidar al

mismo tiempo de dos, tres o mas pueblos, no

los puede asistir a tantas distancias; y por consi-

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_02V}

 

 

guiente estan mas ignorantes de la religión                    

que los propios yndios.

 

4                   Quando es necesario ocurrir

con las armas á  la contención, ó persecución

de los enemigos, logran estos completamente

sus designios, antes que se junten los nuestros.

 

5                   Vimos sumergidos en la miseria

y sin medio para procurarse los generos de  pri-

mera necesidad: para que ademas de lo mucho

que la soledad constituye al ocio, como tienen

las labores junto a sus casas y estas se hallan

destituidas de abrigo de sus vecinos, /..../ó no

se atreven a salir á trabarlos, ó si salen, son

victimas de su indolencia; por la ligereza y au-

dacia de los contrarios que se internan en las

villas con toda libertad por su desordenada for-

macion.

 

6                   Como  viven asi testigos que les

observen, no se avergüenzan de andar en cueros, y

por consiguiente tampoco se fatigan con procurar

por medio de su trabajo lo necesario a cubrir su

desnudez, naciendo de aquí a los desordenes en lo moral.

que escandalizan á los mismos barbaros, a quien

no se les puede esconder. Y de todo resulta que la

lascivia {sic} se admira aquí con mas veracidad que en

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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3

 

los brutos; y el robo se considera como un arbitrio                   

que no  deroga el pundonor, mientras no media

una  descarada violencia.

 

7                     Todo lo contrario sucede entre

los yndios, la buena economia de sus pueblos, los

tiene a vista del Magistrado y del Ministro: fre=

quentan la misa y sacramentos. Al primer to=

que del tambor, o de la campana estan juntos

todas para defenderse y ofender. La antigüedad

de sus labores les facilita el cultivo, por la pronti-

tud del socorro, en caso de sorpresa. Los ganados

y caballadas del pueblo pastan en comun, y con

guardia competente, y aunque en ocasiones

pierden algo. ni es tanto, ni tan frequente como

los españoles. No conocen el robo, ni la imbria-

guez, con solo apartar un poco la escalera de mo-

do que no este enfrente de la puerta de la casa,

ya saben todos que el dueño no esta en ella, y nadie

se atreve entonces a violar la confianza publica.

Levantan ordinariamente sus cosechas con liber-

tad y viven en la abundancia. Se advierte pues,

que el unico medio para que disfruten los  espa-

ñoles estos beneficios, es reducir sus poblazones

a un orden semejante, aun quando para este esta-

blecimiento, opongan el abandono que es necesario

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_03V}

 

 

 

hacer de algunas habitaciones, por  convenir así

á su propia utilidad, y bien del estado.

                

 

                               2º

 

8                  El segundo desorden que se opone a

la prosperidad del reyno, es el metodo copioso

con que se exercita el comercio, y la variedad ma-

liciosa de precios, y modenas imaginarias con q[u]e

se gira: dirigido todo a sorprender el candor de

aquellos naturales, abusando los mercaderes de

la calidad de españoles que se atribuyen sobre

los yndios: como si en estos no se hallasen las mis-

mas razones  y aun mas poderosas, para disfru-

tar esta ventaja, despues de dos siglos que recono-

cen nuestra dominación, obedecen  nuestras leyes,

y profesan constantemente la religión cristiana.

 

9                   Para perfecta calidad de este

punto debemos suponer que la moneda aun no

circula en lo interior del reyno, y en las poblazo-

nes del Paso se ve muy poca. Que el comercio se

guia en cambalaches, dando los mercaderes los

los de España y tierra afuera y recibiendo de los

naturales y vecinos las producciones propias del

pais: que en el Paso son trigo, maíz, frixol, vino y

aguardiente: y adentro gamuzas, cueros de cibolo,

mantas, colchas medias, y otras manufacturas

 

 

 

 

 

 

 

{191_04R}

4

 

de lana y algodón, aunque en pequeña cantidad                       

obras de alfareria  y carneros: estos hacen el ramo

principal de este vasto y viciosísimo comercio.

 

10                  En todo el mundo político don-

de el comercio se hace en buena fé, se celebran  los

cambios y compras, no solo qundo las cosechas es-

tan ya levantadas y recogido el grano en las tro-

ges, sino que el magistrado vela cuidadosamente

la observancia de las leyes que prohíben se ha-

gan extracciones, hasta que esté provista la pro-

vincia, o reyno que le produce, de suerte que al menos

no falle el necesario al sustento de sus moradores

y a la futura siembra, y en donde sobresale el pa-

triotismo, se han establecido publicos positos, don-

de se conserve cierta porcion de grano, que preser-

ve al pais de la miseria en un año esteril, y no

imposibilite la siembra al inmediato por falta

de semilla.

 

11                    Aquí sucede todo lo contrario,

las compras se hacen antes de las siembras, y hay

quien tenga medido el que ha de cosechar de aquí

a seis años. Nada se reserva y un labrador q[ue]

con muchos afanes levantó hoy de la era cien

fanegas de trigo ó de maíz, mañana va a com-

prar el que necesita para comer, por un precio

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_04V}

 

 

 

quatro veces mayor de aquel en que vendio. Como

para esta compra ni tiene moneda, ni otra cosecha

alguna le es tan necesario empeñar la futura

como el subsistir y si tiene una familia algo nu-

merosa, o la ha de dexar perecer, o ha de compro-

meter los frutos de muchos años. No se puede dar

medio. El vendio por uno, y comprar por cinco, esta

ventaja aumenta su empeño al infinito.

 

12                     El primer empeño es verdade-

ramente el lazo que le liga a la esclavitud, y que

le imposibilita tener algun descanso el resto de su

vida. Para contraer no es necesario ser vicioso, ó

disipador: un casamiento, un viaje, un entierro,

o el mas  pequeño viaje extraordinario, es mas

que suficiente para sumergirle en este laberinto.

Necesita uno de aquellos vecinos para alguna

cosa de las expresadas, o para otra semejante, cien

pesos. Alli no hay moneda, como dixe: para adqui-

rirlas  ocurre el mercader que se los ofrcece en gene-

ros, y á que precios? Vease ya el cumulo de la ti-

rania y del fraude.

 

13                      No contentos aquellos merca-

deres en el monopolio que hacen sufrir a los  veci-

nos, han inventado monedas imaginarias para

alucinarlos. Estas son de quatro especies que se

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_05R}

5

 

 

sudividieron despues á su arbitrio. Pesos en plata, pesos                   

á precio de proyecto, pesos a precios antiguos, y

pesos de la tierra. dos pesos en plata de ocho reales

los de proyecto seis, los antiguos, quatro, y los de la

tierra dos.

 

14.                   Esta diferencia confunde  á los yn-

dios y vecinos, que piensan hacer una venta ad-

mirable de sus frutos, quando ven q[ue] se les paga á

peso el quartillo de aguardiente, la rastra de chi-

le, el costal de mazorcas de maiz ex[cetera] sin advertir,

que compran a igual precio una vara de liston de

a real de manta yndia y otros generos desprecia-

dos. Un exemplo de cada especie, esto es de las rentas

mas benignas que hacen  los mercaderes, y otro de

las regulares manifestaria sus ganancias, y la

opresión de aquellos infelices. Una manta ordina-

ria que llaman judia, le cuesta al mercader 6 pe-

sos. Necesita vestirse uno de los vecinos y la compra

a peso la vara, dando en lugar de pesos quartillos

de agurdiente, la pieza tiene 32 varas que le

cuestan 32 quartillas de aguardiente. Va despues

este miserable a comprar un quartillo de aguar-

diente á casa del propio mercader,quien ponderan-

dole el servicio que le hizo en darle la manta

á peso de la tierra, le hace ver que necesita ven-

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_05V}

 

 

 

derle el aguardiente con mucha equidad, á peso

de plata, de que le resultan 32 pesos por la

pieza: de que rebajados 6 pesos y a reales de cos-

to, principal, flete merma del aguardiente le

resultan de ganancia 25 pesos 4 reales; que

quando mas tarde los cobra al fin del año, y si

la venta se hizo cerca de la vendimia, no dura

el credito dos meses.

 

15.                  Pero como esta cantidad no la

recibe en moneda se la carga al comprador á

cuenta de la futura cosecha de maiz; y es este

el segundo exemplo de las compras regulares.

El costal de maiz un peso de precio antiguo,

esto es 4 reales, y contiene media fanega de gra-

no. Por lo que los 25 pesos 4 reales son 25

fanegas y media. Estas las vende despues el

mercader á los presidiales de San Elzeacio,

Principe y Carrizal que van  a ponerse de

granos al Paso, y que ordinariamente se lo

pagan á 20 reales, de que le resultan 64

pesos en el discurso de un año por el principal

y costo de 6 pesos y medio: dañandose en esta ga-

nancia el reino que lo vendio al mercader, y el

presidial que se lo compra.

 

16.                 Si la manta no se vendio por

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_06R}

6

 

 

aguardiente, sino inmediatamente por granos                              

tiene ya otro precio: la vara no es ya á peso de

la tierra, esto, es dos reales sino á precio antiguo

de quatro reales, que siendo estos el de la media fa-

nega de maiz, producen las 32 varas 32 me-

dias, ó 16 fanegas, que vendidas a 20 reales le

valen 40 pesos de 8 reales los 6 del primer costo

de la manta.

 

17.                  Con igual metodo compran en

lo interior del reyno á los pobres yndios, (que son

los unicos que alli poseen bienes)[1] los carneros ga-

muzas, mantas, texidos, y alfareria, por que

las semillas y granos aunque abundan no giran

regularmente en este comercio, por que hacen

parte del que expondré  inmediatamente: siendo

tanto mayor el abuso de mercancías que les con-

ducen, calidad de ellas y confusion de los precios

imaginarios, quando su separación de nuestro

trato los hace  menos advertidas en descubrir los

fraudes y conocer los generos. Sea comprobación

de esto la accion de que  aun se gloria uno de los

primeros de aquel reyno llamado D[o]n Francis-

co Trébol. este compró una huacamaya que le

costó 8 pesos, y sacó en Nuevo México 492 pesos

{ }[2]   cion de lana abunda, el algodón se despren-

 

 

 

 

 

 

 

{191_06V}

 

 

derle el aguardiente con mucha equidad, á peso

de plata, de que le resultan 32 pesos por la

pieza: de que rebajados 6 pesos y  a  reales de cos-

to, principal, flete merma del aguardiente le

resultan de ganancia 25 pesos 4 reales; que

quando mas tarde los cobra al fin del año, y si

la venta se hizo cerca de la vendimia, no dura

el credito dos meses.

 

15.                  Pero como esta cantidad no la

recibe en moneda se la carga al comprador á

cuenta de la futura cosecha de maiz; y es este

el segundo exemplo de las compras regulares.

El costal de maiz un peso de precio antiguo,

esto es 4 reales, y contiene media fanega de gra-

no. Por lo que los 25 pesos 4 reales son 25

fanegas y media. Estas las vende despues el

mercader á los presidiales de San Elzeacio,

Principe y Carrizal que van  a ponerse de

granos al Paso, y que ordinariamente se lo

pagan á 20 reales, de que le resultan 64

pesos en el discurso de un año por el principal

y costo de 6 pesos y medio: dañandose en esta ga-

nancia el reino que lo vendio al mercader, y el

presidial que se lo compra.

 

16.                 Si la manta no se vendio por

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_06VA}

 

 

 

de sola la pluma que es lo unico que produce ¿co-

mo se hizó esto? el lo dira quando se le pregunte.

 

18.                    No es ponderable á lo que en

materia de usara llega el desorden. Un par de

casos lo hará patente. Siendo vecino del Paso

un tal Feliz. Sargento hoy del Carrizal, quizo

sembrar un poco de frixol, no tenia semilla, se di-

rigio á D[o]n Manuel de la Torre, para que se la

prestase. Este se la ofrecio, pero á condicion de q[u]e

en la cosecha le habia de dar 6 fanegas del mismo

ó 24 costales de maiz. El actual P[adre] Vicario y

Juez Eclesiástico  pretaba un almud, para que le

diese 12, y es ya corriente dar á los yndios, especial-

mente en semana santa, una botija de aguardien-

te con la obligación de volver un barril al tiempo

de la cosecha y entiendan llega á la misma libertad

de las personas que puestas á  servir aumentan

su empeño con los precios imaginarios, y se ven

morir en la servidumbre debiendo centenares de pe-

sos, sin haber comido un dia bien, ni cubierto ente-

ramente sus carnes.

 

19.                 Si con este comercio ventajoso

se  enriqueciesen  los mercaderes, aunque y no por

eso se evitaría el daño, se conseguiris el menos el

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_07R}

7

 

 

alivio que podian inducir sus caudales en la pro-

vincia; pero el dolor a que a pesar de unas ganan-

cias son enormes. Todos son unos miserables, y nin-

guno es capaz de presentar quinientos pesos en

reales de caudal propio. Ellos son verdaderamente

unos comisionados de los comerciantes de Chihua-

hua, de quien sacan al credito el fondo de su giro,

ya que en el debian satisfacer en las producciones

de  la tierra. Los chihuahuenses que conocen per-

fectamente el metodo de aquellos negociantes

los recargan los generos que les dan, y disminuyen

los precios de los q[u]e los reciben, de suerte que apenas

queda a los nuevos mexicos un corto residuo con

que pagar los fletes, y sustentarse con escaces, y

como  no tienen otro  arbitrio de subsistir se ven ne-

cesitados a recibir la ley que les imponen en Chihua-

hua.

 

20.                     Para atender, pues el medio de

este desorden. se debe solicitar disminuir la

dependencia de aquel comercio del de Chihuahua. Se

conseguiria esto en gran parte, si los principales

generos que se admiten de esta villa, se construye-

ren en aquel reyno. Este proyecto seria tanto

mas abil, quanto no hay cosa mas facil de poner

en execucion. La lana abunda, el algodón se despre-

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_07V}

 

 

cia por su copia: los campos y los cerros convidan

con los mas bellos y solidos tintes que he visto en

muchas plantas y minerales. La industria no fal-

ta; por que no se hace pres[ente] ya lo dice: en lo

interior del reyno. ademas de las obras de gamu-

za que se trabajan, se tienen mantas y sayales, se han

hecho paños, y aun hubo quien fabrico muy bien

tripe. como testifica el Brigadier D[o]n Pedro Fermin

de  Mendinueta. He visto colchas que en el dibujo

distribución y hermosura de los colores, exceden  sin

comparación las de Puebla, y San Miguel el Grande,

de que hay en Nueva España tanto consumo.Vi igual-

mente una funda de almohada de algodón hecha

a ahuja de hilo muy fino, y con labores muy deli-

cadas. Y sobre todo unos manguillos de pelo de

conejo, que me encantaron: todo esto prueba la

insdustria y la abundancia de las primeras mate-

rias; y sin embargo de tantas proporciones no solo

no se puede hacer un comercio activo con las provin-

cias inmediatas, pero ni aun disminuir el pasivo, que

como hemos visto es la ruina de aquel.

 

21.                 Como para hacer estas obras ni

tiene telares, ni intrumentos que les ahorren tiem-

po y trabajo, sino que les calculan con una indus-

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_08R}

8

 

tria y sin doctrina, se tardan tanto en acabarlos,                       

y les cuestan tantas fatigas,que no las pueden

dar á un precio comodo, y por consiguiente jamas

haran una rama util de comercio: el paño que

construyen no se estima por falta de batanes: con pro-

verles, pues estos auxilios, que necesitan, estaba ya

executado en gran parte este proyecto. Y esto es difi-

cil? apenas hay dia en que la audiencia de Me-

xico, el tribunal de la acordada, y juez de chin-

guiritos no condenen á presidio por delitos leves,

algunas mercancías, y poblanos carpinteros, cons-

tructores de telares, texedores, bataneros. tinto-

reros, bordadores ex[cetera] con enviar aquí algunos de ellos,

procediendo de buena fé para remitirselo aquellos,

cuyos debitos no arguyesen un animo aboslutam[en]te

depravado é inútil estaba ya todo prevenido. Los

gastos de conducción creo no serian  mayores, que

los que se cargan en su remision á la Habana;

donde muchos de ellos ó se  inutilizan, ó se mueven

por la suma diversidad del clima, y notable dife-

rencia de los trabajos, á que  los aplican, con aque-

llas á que estaban  habituados; y aquí serian feli=

ces, y harian prosperar este fertilísimo reyno; q[u]e

siendo de temple sanisimo, aunque muy frio en el

invierno, no estan expuestos sus moradores á tantas

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_08V}

 

 

 

ni tan crueles enfermedades, como en Veracruz y los

demas paises calientes. Los desterrados se estable-

cerian ventajosamente y con un poco de cuidado

sobre su conducta, serian acaso muy buenos ve-

cinos, donde fuera del paso, no hay ocaciones

para la embriaguez, que suele ser para afuera

lo que ordinariamente los arruina.

 

22.                     Puede ser se necesitase adelan-

tar algunas cantidades para el acopio de las mate-

rias, construcción de telares y obradores, y manu-

tensión de maestros y aprendices, hasta que  pu-

diesen facilitárselo por si mismos, con el producto

de sus trabajos; pero tampoco esto lo juzgo /.../

y muy difícil si tiene algun valor las reflexio-

nes siguientes.

 

23.                  Que los diezmos sean del rey en

toda la Nueva España, no admite controversia.

Los del Nuevo México los percibe la yglesia de Du-

rango sin motivo justo, pues lejos de  proveer

a aquellos fieles del pasto espiritual, que es lo

que la hiciera acreedora á su percepción, esta el

rey manteniendo de sus reales caxas á quan-

tos ministros hay en aquel reyno, que todos

son y han sido siempre religiosos de San Fran-

cisco: á exepción de un curato, que se crio en el

 

 

 

 

 

 

 

 

 

191_09R

9

 

en el Paso, llamado las Caldas a cuyos feligreses á                         

poco tiempo se huyeron al monte y se juntaron

con los apaches para perseguirnos. Pues si el

importe de unos y otros esto es, de los del paso: y del

reyno se uniesen, compondrían una cantidad

de 3895 pesos, que aplicados a este util destino den=

tro de pocos años produciria a la misma yglesia

mayores cantidades o si pudiera la yglesia sen-

tir lo mucho, pues los dos años anteriores a esto

perdieron el producto de los del Paso que es de dos

mil pesos, por falta de arrendador y recaudador.

Y si ahora quieren cobrar los  caidos se acaba-

ron de perder las poblaciones pues hay vecino

que ni con todo el valor de  sus tierras paga lo que

debe. Y en caso de aplicarlos á esta verdadera obra

pia pudiera encomendarse su cobro  y renta al ca-

pitan del presidio de  S[an] Elzeacio y los del reyno

al gobernador, ó su teniente.

 

24.                    Pero cuando este medio parezca

violento ó impracticable, aun ofrecen los mismos

diezmos otro arbitrio, en que conbinando la mis-

ma yglesia en percibir la propia ó mayor cantidad

que ahora habria fondo para atender las nuevas

fabricas = lo que voy á hacer ver demostrativamente;

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_09V}

 

 

 

en la inteligencia de que todo este detalle le ad-

quiere de personas inteligentes, una de las quales

hubo los diexmos del reyno en arrendamiento

diferentes ocaciones.

 

25.                     Estos quando mas han valido

a la yglesia, ha sido el presente año que se acor-

daron en 1895 pesos: pues cogidos de cuenta de

las nuevas fabricas, y bien administrados, aun

quando se diesen a la yglesia 20 /.../ sobrarian al

proyecto un fondo suficiente y que hoy se lo co-

ge injustamente un particular. Se vera ser asi,

por las cantidades y valor de lo que se recoge en

el dia, sin embargo de las habilidades que sufre el

reyno: pues quando estos no eran tan frequentes

subia con el duplo el valor de los diezmos.

 

1.500 fanegas de trigo a 12 r[eale]s fanega importan .....225 p[eso]s

3000 fanegas de maiz a 12 r[eale]s...................................1500

200 faneg[a]s de frijol, garbanza, abas,           a 3 p[esos] 600

600 costales de chile a 2 r[eale]s.......................................150

800 costales de cebollas a 2 r[eales]s................................200

250 costales de lana a 2 p[eso]s.........................................500

200 manojos de punchi ó tabaco silvestre a 4 r[eales]s.....100

1000 pollos á 1 r[ea]l.........................................................125

2500 cabezas de carnero y obeja p[o]r mitad a 1 p[es]o..2500

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_10R}

10                             

 

100 cabezas de ganado mayor a 3 p[eso]s........................300

8 potrillos a 3 p[eso]s........................................................24

12 cerdos a  tres  pesos..........................................................36

Resulta pues de producto hecho la cuenta p[o]r mayor 11285 p[eso]s

de que rebajados dos mil á la yglesia, y otros dos mil

de flete y salarios aun le quedaban buenas al proyec-

to siete mil doscientos ochenta y cinco pesos, que ó

unidos á la cantidad, que por igual arbitrio se pu-

diera deducir de los del Paso, allanaria todas las

dificultades.

 

26.                     Bien publica es y aun escanda-

losa la ganancia enorme de los diezmos, como se

comprueba por lo que acaba de suceder en el pre-

sente arrendamiento. D[o]n  Jose Ortiz Alcalde Mayor

de la villa de Santa Fé hizo postura á los diezmos

y receloso de que pudiera pujársela D[o]n Francisco

Trébol, y D[o]n Clemente Gutierrez escribio al primero

dándole noticia de su designio, y procurando saber

si alguno de los dos (que estan casados con dos herma-

nas) se hallaba resuelto á serle concurrente en

la postura: a que le respondio Trébol que los dos

estaban en animo de salir á la subasta; pero que

lo suspendieron desde luego, si Ortiz les daba 200 p[eso]s

á cada uno perdonándoles los respectivos diezmos

que son las dos porciones mas quantiosas del reyno;

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_10V}

 

á que no hallándose Ortiz, los sacó Gutierrez en

el precio que ya dixe.

 

27.               Establecidas las fabricas por es-

tos u otros arbitrios. no hay duda que entonces pu-

diera el reyno hacer en gran comercio con los es-

tablecimientos de la Nueva Californica. Sonora y

Vizcaya, donde rendiendo sus manufacturas á pla-

ta, pudieran con ella comprar los que necesitan

de Europa, é  introducir gruesas cantidades en el

reyno, con cuyo giro se  escaparían  las modernas

imaginarias inventadas, y sostenidas por la avaricia

Ellos atraerían mucha gente, y darian medios

decentes de subsistir á innumerables personas, que

hoy parecen en la ociosidad, involuntaria a muchas.

Aumentándose los consumidores, se multiplicaria

el cultivo de las tierras, creceria respectivamente

el producto de los diezmos. la  tropa se duplica-

ria con el  mismo situado: pues á proporcion q[u]e

avaratasen los precios de sus consumos se les po-

dia disminuir el sueldo, sin hacerles en esto per-

juicio: como  lo han experimentado los mismos en

el transito del antiguo al nuevo reglamento; y

q[u]e el ultimo se conocerían muchas ricas producciones

de aquel reyno, que ahora se ignoran por la

 

                                                                  ninguna

                    

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_11R}

11

                                                                                             

ninguna comunicación que tiene con los demas

de nuestros establecimientos. y acaso  entre otros

se hallaria el covalto, y el azogue. para cuya con-

jetura hay sobrados fundamentos.

 

28.                       Ynterin juego convendria

extirpar la  modiedad imaginarias, y que el go-

vierno velase sobre la conducta de los mercaderes

cautelando no introduzcan generos, que no sean

utiles: que no engañaron á los yndios en las calida-

des y precios de los que se permitan: que las ven-

tas de ganados, y semillas se hayan á tiempos

oportunos en  excusión de la ordenanza de 31 de

octubre de 1579, en que se previene que ningun espa-

ñol, mestizo, mulato ó negro en toda la Nueva

España puede comprar maiz de los yndios en sus

casas, ni en otra parte, sino fuera rescatándolo en

los tianguis publicos, y manifestándolo el mismo

dia ante las justicias del pueblo donde se resca-

tasen ó  comprasen et[cetera], con la practica de esta or-

denanza se corrige en la mayor parte el desorden

y mucho mas si se entiende por respeto tambien

á los vecinos, y que se excluia seguramente con-

tribuiria al lucro, que es incompatible con aquella

miseria, y que no puede sufrir una colonia que

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_11V}

 

 

despues de dos siglos de fundada, con una gente

civilizada y política, aun se puede mirar como

naciente, ó por hablar en la debida sinceridad en

un estado político por que el que tenia antes de

entrar en nuestra dominación, y que el que aun

hoy disfruta la soblevada provincia de Moqui:

que siendo gentil, y sin otras leyes que sus cos-

tumbres antiguas, se conduce con tanto acienrto q[u]e

no solo los infieles, mas á nosotros mismos nos

han proveído en ocasiones de aquellos ganados

y semillas que en el principio recibieron de los

españoles. Los Padres Velez y Martinez, misio-

neros de Zuñi, para  tener gallinas y beber leche

fue necesario las eviasen á comprar á los Mo-

quinos, quienes hacen un gran comercio de tejí-

dos, ganados. y semillas con todas las naciones

sus confinantes, y con las que habitan las orillas

del rio Colorado hasta su desemboque en el mar

de Californias, de que se han visto ensayos en to-

das ellas.

              

                          3.

 

29.                   Sin embargo de que por leyes reales

estan excluidos de los pueblos de los yndios de los espa-

ñoles, mulatos, mestizos y negros, jamas se han

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_12R}

12

 

                                                                                             

obedecido con la puntualidad debida y se  ha hecho

problema si esta mixtion de castas sea  util,  ó

dañosa á los mismos yndios y al estado. Ello es

inegable que aquellos yndios en cuyos pueblos

se han admitido las castas, estan mas civiliza-

dos, hablan con perfeccion nuestro idioma abra-

zan nuestras costumbres, son mas adherentes á

la religión, tienen mas amor á sus tierras; ven-

tajas todas que se deben procurar con  la ma-

yor solicitud, y cuya adquisición encarga S[u] M[agestad]

en repetidas cedulas á los gobernadores, obispos

curas y misioneros. con todo eso es constante q[u]e

esta admisión ó tolerancia en el Nuevo México

ha sido una de las causas de su abatimiento ac-

tual y ruina de los yndios.

 

30.                   Los españoles, bajo cuyo nom-

bres se comprenden aquí hasta los mulatos, coyotes,

mestizos e[tcetera] aun quando se les ofrezcan tierras

competentes y fecundas para establecerse, prefie-

ren agregarse á pueblos de yndios. En las prime-

ras necesitarian desmontar, construir casas e[tectera]. lo

que aun ayudados del gobierno, no conseguirían

sino despues de muchos trabajos y  fatigas. En los

segundos lo hallan todo hecho: con un poco del

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_12V}

 

 

 

aguardiente, quatro listones, unas plumas, y

otras vagatelas de esta especie ganan la vo-

luntad del yndio á que le venda sus posesiones,

ó le cargan de debitos, con los que presentándose

á un alcalde de su especie. y mediante una re-

galia se las quitan. No contentos con esta usur-

pasión, aprovechándose de toda su malicia, y de

la natural indolencia de aquellos miserables

les aumentan el empeño que no pudiendo pagar

ya, por falta de frutos, les ponen la necesidad

de que lo desquiten con su trabajo. Por este medio

un hombre que ayer no tenia una manta con

que cubrirse, hoy se avergüenza de trabajar perso-

nalmente: y el pobre yndio que tenia tierras en

propiedad, por la misma razon es un esclavo.

 

31.                      Reducido á un estado tan infe-

liz ya no piensa en otra cosa que abandonarse

al vicio, para hacer menos sensible su miseria,

sus hijos se pierden ya casados de las justicias.

que ó por su particular interes las quieren obli-

gar al trabajo o por zelo del bien publico desean

corregirlos se van al monte, y en propios años una

buena y util familia, se transforma en un ene-

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_13R}

13

 

                                                                                             

migo sangriento, tanto mas temible qunato por

domesticos nos conocen mejor que nadie: el lu-

gar se pierde por falta de trabajadores, y todo

se confunde.

 

32.                   En el pueblo del Paso han cogi-

do por este medio los españoles. los mejores sitios

y solares y los yndios que eran dueños del pueblo

se han visto necesitados á alejarse de él incurri-

endo contra su inclinación en el vicio que hemos

notado en las poblazones de españoles, poniendo-

se asi en la ocacion de perecer á manos de los ene-

migos á tener con ellos correspondencias muy

dañosas si se inquiriese con cuidado los derechos

que tienen los vecinos á aqullos establecimientos,

seguramente no se hallaria uno solo que en su

primera adquisición fuese legitimo.

 

33.                        Este tirano predominio que el

orgullo de las castas se abnega sobre los natura-

les proporciona otros medios de sacrificarlos. De-

ben tener su gobernador los yndios, y el coyote ó

mulato que entre ellos tiene algunas facultades

hace que  ó por elección, ó por nominación del justi-

cia recaiga en él este empleo: y entonces como que

tiene en su mano la tierra, corta por donde gusta

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_13V}

 

 

 

con la reflexion de que haya para el juez que le

nombró, para el protector que disimula, y que le

quede una porcion no pequeña. Es un instrumen-

to muy proporcionado á las mayores injusticias

y crueldades, tanto por el vil modo de pensar que

le sugiere su infame nacimiento, y ninguna

educación, como por el odio y prepotencia con que

esta canalla trata á los yndios. Y este desorden

ha cundido tanto, que es muy frequente en otras

provincias, como se ve actualmente en el pueblo

de Nombre de Dios, cuyos yndios presentaron

quexa en esta secretaria por lo mismo: y si se

hubiesen de individuar los perjuicios que de aquí

se siguen, seria hacer esta representación inter-

minable.

 

34.                    Examinando todo se advertiría, q[u]e

si  se pudiesen convinar las ventajas del trato de

los españoles con los yndios, la observancia de las

leyes reales, que los separan, y el remedio de aque-

llas tiranias seria esta combinación el miedo mas

execelente que pudiera imaginarse. Y yo le juzgo

muy obvio y facil en la practica.

 

35.                    se deberían excluir, según la

ley, todos los individuos en pueblos de yndios, asig-

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_14R}

14

 

                                                                                             

nandoles sitio para una nueva poblazon en las

inmediaciones del primero, de modo que queden

las poblazones interpoladas, aunque con deter-

minacion de limites, que impidiesen la confusión

de los terrenos.

 

36.                    Prohibir á los españoles y cas-

tas toda adquisición en el pueblo de los yndios, á

no haber por via de herencia, mediante recipro-

cos casamientos. por este medio el deseo de adqui-

rir, les hacia apreciables los yndios para granos,

conocerían que estas alianzas les eran ventajo-

sas, y las solicitarian. No los mirarian con tan-

to desprecio, que un mulato se  juzga informa-

do en que una hija suya elija un yndio para

marido; como sucedió en Rio Grande, donde

un mulato sabiendo que su hija se queria casar

con un yndio de la  misión de San Bernardo, pre-

sentó querella de agravio pidiendo se castigase

la audiencia del yndio, y se reprendiere al misionero

por no haberlo /...../ remediado.

 

37.                        Que los que por casamiento

pasasen al pueblo de los yndios, ó sus hijos no pu-

die/.../sen obtener empleos de republica mientras

la mayor parte de los vecinos fuesen yndios pu-                                                                                                                                                             

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_14V}

 

 

 

 

ros,  previniendo asi los efectos de la natural anti-

patia en que se miran.

 

38.                   Que por respeto á las tierras

de los yndios se observase fielmente lo mandado por

la ley inserta en la ordenanza de 17 de diciembre

de 1603. donde se previene: “a que los yndios que en

qualquiera manera hubieren de vender tierras, ora

sea que su valor de ellas no llegue á los 30 pesos

en que Su Majestad manda anden en pregon  por 30

dias y se rematen en el mayor ponedor: sin embargo

se pregonen los d[ic]hos 30 dias, procediendo antes y

primero las diligencias y averiguaciones necesarias

de cómo son suyas, heredadas de sus padres y que les

quedan otras tierras utiles y bastantes para su labor

y sustento. Y hecho esto. y dados los pregones que se

mandan antes de rematarlas: se traigan las dili-

gencias ante Su E[xelen]cia para que provea lo que con-

venga, lo qual se guarde con apercebimiento, q[u]e hacien-

dose de otra manera será la venta nula y de ningun

valor y efecto”. No hay duda q[u]e si esta ley y ordenanza

se hubiesen observado en toda la America, estarian

sobre diferente pie sus poblazones.

 

39.                        La vecindad de un pueblo  á otro, la

facilidad de unirse por los casamientos, y un comercio

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_15R}

15

 

                                                                                                                

quotidiano atraeria á los yndios las ventajas

referidas: al mismo tiempo que la reparación de

casas y labores, la observancia de las leyes que pro-

hiben se les vendan licores fuertes. y el zelo de los ma-

gistrados y ministros de doctrina pudiera pareser malos

y sus vicios, sin que por aquella comunicación y  comer-

cio se viesen expelidos de sus pueblos,  ó condenados á la

servidumbre.

 

40.                       Hemos visto hasta aquí la inobser-

vancia que se admite en el Nuevo México de las leyes

reales y con especialidad de las que se dirigen al bien

y conservación de los yndios. Pero ahora venimos con es-

candalo, que el mayor daño que experimentan estos

infelices, les viene de aquellas mismas manos, que de-

bieran trabajar continuamente en su custodia. Aque-

llos sujetos en quienes deposita el rey una parte de su

autoridad y confia el descargo de su real convivencia

son los primeros que se precipitan á deborarlos, y que

aun bebiéndoles la sangre no quedan satisfechos, los

los alcaldes mayores. Son estos unos infelices sin

educación ni conocimiento, las mas castas, y si hay

algun español es uno u otro europeo q[u]e de limosna

conduxeron los misioneros, ó entro sirviendo á algun

governador. Estos luego que se ven con la administración

de  justicia, procuran, como dicen, aprovechar el tiempo,

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_15V}

 

 

 

 

sacrificando á los yndios. Para se nombran unos

tenientes capaces de  coadyubar  á sus designios. Estos

regularmente viven fuera de sus jurisdicciones y ca-

da pueblo debe conducirles la racion, hasta el lugar

de su residencia que se compone de un  carnero cada

semana, manteca, frixol y tortillas al respectivo:

y si se ausenta se lo deben dar en  junto, quando se

regrese: asi lo practican generalmente. Ademas

de esto les dan servicio, esto es, que fuera de las criados

necesarios al servicio de las casas: tienen obligación

los yndios de sembrar sus tierras, y beneficiarlas,

debiendo caminar todo un dia, y en ocaciones mucho

mas con los instrumentos de la labranza al hombro

para ir desde sus pueblos hasta las labores de los al-

caldes; que si son quantiosas, como la de Trébol, q[u]e

levanta anualmente doscientas fanegas de trigo,

y como trecientas de maiz, ocupan por lo comun

todo el pueblo la mayor parte del año: por que en

enero benefician la tierra, en febrero empiezan la

labor, y por octubre la encierran: y en este interme-

dio ocurre la de maiz. Los meses restantes, ya q[u]e no

se ocupan ellos van sus  mujeres al servicio teniendo-

las  al  metate todo octubre y noviembre. Se inferirá

su trabajo por lo que practica Trebol, quien para  solo

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_16R}

16

 

 

 

su viage á Chihuahua hacia le moliesen los yndias

diez y ocho fanegas de  /maiz/, trigo, muchas mas de

maiz y ochenta  ristras de chile.

 

41.                       Ellos son los unicos que comercian

con los yndios, á quienes quitan las semillas, y crias

de ganado con las mas inútiles vagatelas como se

ha visto en la Guacamaya de Trébol. Por este medio

por el de las raciones y por la provisión anual que les

cargan, se hacen dueños de todo quanto del rey-

no. Los yndios se la trasquilan y las laban y recogen

las lanas: y aun no contentos con esto los alcaldes

se la resperten á ellos mismos por  tener  para que se

la  texian,  y se buelvan en mantas. Aun hay mas:

los yndios se lo han de conducir todo a onde gustan,

en sus mulas y en el tiempo que quieren: y si en el

camino pierde rompe ó averia alguna cosa, ha de

ser de cuenta del yndio conductor, que en todos estos

trabajos y servicios ni ellos{,} sus hijos y mujeres{,}

ni aun siquiera se les dá la racion  necesaria a su

sustento. Si el alcalde tiene los diezmos, como se a suce-

dido con Trébol. y mas ordinariamente con Clemente

Gutierrez, todo el año son  arrieros sus infelices yndios

que deben suplir las bestias que le faltan al señor

alcalde, con el mismo premio. Pasma el desprecio

de las leyes reales que previenen, “que por ningun

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{91_16V}

 

 

motivo se exija, ni aun resiba nada de los yndios,

que los alcaldes ni comercien semillas ó ganados aun

con  pretesto de alimentos necesarios, y que ni aun

á los delinquentes se condene al servicio personal

de algun particular”: pero horroriza al alma al

considerar hasta donde llega en ocasiones la tirania

de estos infamadores del nombre español, y el sufrim[ien]to

de los yndios.

 

42.                        Fuera del servicio de las moliendas

en que van á casa del alcalde grandes partidas de yndios

se les dan todo el año las que necesitan para la coci=

na y metates diarios: estas las eligen los alcaldes

á su arbitrio, y aun quando reciban las que les dá

la suerte, jamas ha visto retirarse una partida, sin

llevar en si mismas algun estrago, q[u]e cause  á sus padres

y maridos una  perpetua tristeza: que si un año tienen

alguna cosa con que redimir su honor, comprendoles

la libertad: les falta al siguiente y de este modo ape-

nas hay uno que se exima de la infamia.

 

43.              ¿Y que trato sacan los yndios del go-

vierno de este alcalde? se conoce fácilm[en]te con  advertir

q[u]e jamas van á sus pueblos, sino quando entran á cobrar

la pension que se les impuso, y los debitos que contra-

geron, sin q[u]e haya exemplar de que en estas entradas

se ocupan estos señores en otro objeto util  a los yndios. Son

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_17R}

17

 

 

                                                                          

por publica voz y fama los q[u]e mas han sobresalido en

las tiranias. Clemente Gutierrez, Francisco Trébol, Bal-

tazar Baca, Pedro Pino, Oracio Montoya, Manuel

Vigil, Cristobal Vigil, y Jose Miguel de la Peña, ó por

mejor decir quantos han servido aquellos oficios (á ex

cepcion de muy pocos) [3] que hallando el vicio tan esta-

blecido no quisieron, malograr la ocasión de aprovechar-

se. Otros muchos desordenes hay en el asunto, que se

descubriran á quien los indague.

 

44.              Esto q[u]e es el mayor de los daños, es tan-

bien el que necesita menos combinaciones para su re-

medio: pues bastara se observen las leyes r[eale]s q[u]e hay so-

bre el asunto, castigando irremisiblem[en]te á los /q[u]e/  trans-

gresores, con las penas q[u]e ellas mismas establecen.

 

 

                                         5.

 

45.              Hay en todas las poblaciones de españo-

les del Nuevo México una especie de yndios q[u]e llaman

Nizaros. Estos son aquellos cautivos Cumanches, Apa=

ches, ex[cetera] que cogidos chicos, y criados entre nosotros se  ca-

san en el reyno. Como el yndio es infinitam[en]te rencoroso,

y estos son hijos de los enemigos, jamas los admitan

en sus pueblos los naturales del reyno, y se ven nece-

sitados á vivir entre los españoles sus tierras, sin gana-

dos, ni otro arbitrio de subsistir que el arco y la flecha,

saliendo al monte á cazar venados para su alimento.

                                                        /......................../

                           sin gastos de la real hacienda á los

 

 

 

{191_17V}

 

 

 

Ellos son grandes soldados, muy guerreros, y los mas

temibles a nuestros enemigos. Desean sitios para po-

blazones, que no logran ó por que no han querido dar=

selos, ó por que ocupados los terrenos por las excesi=

vas y viciosas donaciones que de ellas se han hecho

a los españoles no los hay oportunos. Quererlos re=

ducir a q[u]e trabajen a jornal es imposible, por la

tirania que sobre esto han experimentado especial-

mente de los alcaldes mayores: y unos hombres que

en calidad de vecinos serian muy utiles para la gue=

rra, hoy por su pobreza q[u]e  los tiene a pie y sin ar=

mas, sirven de poco: gimen abandonados y viven como

brutos.

 

46               De solas las poblazonez de Belen y To-

mé se han  juntado como 60 familias pidiendo pueblo,

y para conseguir lo enviaran sus diputados en el ac=

tual cordón y el principal de estos fue á Durango en=

viado por el Teniente Coronel D[o]n Juan Bautista de Ansa.

 

47               Para conocer la justicia de su preten –

sion se debe advertir que ellos la piden en el sitio lla=

mado el Sabinal parage de riego, que hace frontera

a la sierra de los ladrones receptáculo de nuestros ene=

migos. Es tan oportuno este lugar a la formación de un

pueblo, y sus tierras tan fecundas; que los vecinos de Be=

len impetran del Brigadier D[o]n Pedro Fermin de Mendi=

se ocupen estos señores en otro objeto sobre.

 

 

 

 

 

 

 

{191_18R}

18

 

                                                                                                      

nueba licencia para cultivar aquel terreno, quien co=

nociendo sus proporciones para una nueva  y nume-

rosa población se le concedio en calidad de por aho=

ra, y con la condicion que dexasen sus familias

en el de Belen, atendiendo a que no se despoblase

este establecimiento, y que no pereciesen sus hijos y

mugeres en un parage tan arriesgado. Pero aque=

llos españoles acostumbrados a despreciar las orde=

nes superiores, transmigraron algunos sus familias,

y se labraron algunas habitaciones con el mismo

desorden y descuido que en  Belen, esto es una casilla

distante un quarto de legua ó mas de la otra, consi=

guiendo a si que en lugar de contenerse los yndios

hallen un cebo a su crueldad y codicia.

 

48               Parece pues que convendría  redu=

cir los españoles a su pueblo de Belen, y hacer dona=

cion del sitio á estos ganizares {sic} que construyendo

su nuevo pueblo en mismo orden que los otros yndios

seria un verdadero presidio, que con el valor de sus

moradores interesado en la conservación de sus bie=

nes, y familias pondría a cubierto de todo insulto el

pueblo de Belen, y los inmediatos, cerraria esta entra=

da de los Cumanches de quien son temidos, tendrían

una subsistencia facil y decorosa, y ocurrirían con

prontitud y sin gastos de la r[ea]l hacienda a las

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_18V}

 

 

campañas,  y por ultimo habria esa poblazon  mas

en el reyno.

 

49             Del mismo modo se deberían juntar

las demas familias de genízaros que son muchos, y

vagan por el reyno, facilitarles sitios oportunos

para que se estableciesen con independencia de los

españoles, y justicias de entre ellos mismos, fomen-

tandoles, asistiéndoles, y honrandoles con los mis=

mos privilegios y exenciones, que gozan los otros

yndios: pues todo lo merecen por su fidelidad y

los continuos servicios que han hecho en las cam=

pañas.

 

Carta.

 

que el R[everendo] P[adre] Fr[ay] Damián  Martinez ex-Lector de

Filosofia, Predicador General, y actual Guardian del

convento grande de Mexico, por este año de 1792

escribio siendo ministro de la misión

de Zuni al R[everendo] P[adre] Fr[ay] Juan Agus=

tin de Morfi:

 

M[uy] R[everendo] P[adre] Lector y de toda mi veneración

remito a V[uestra] R[everencia] la relacion que de las misiones de

Nueva México me pide en la suya, y aunque no pue=

do satisfacer  al  todo de sus preguntas por falta de

instrucción en varios puntos, expongo lo que he visto,

y mi dictamen á favor de aquellos pobres yndios  que

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_19R}

19

 

 

es el objeto a que  dirige principalmente sus aten=

ciones.

 

                   Entendido de la practica que se

observa en estas misiones, y la que observamos en

aquellas veia V[uestro] R[everendo] las ventajas que promete

uno y otro establecimiento. Trabajan los yndios

por la mayor parte, en estas misiones sin otra

recompensa que la racion, ni pueden proponerse

algun establecimiento comodo, viviendo en esta

opresión, o casi esclavitud de por vida. Al contrario

en las muestras logran una independencia total

de intereses: tienen repetidas las tierras, las cul=

tivan á utilidad propia, comercian donde hay pro=

porcion, los frutos sobrantes, forman sus casas

con las comodidades, y proporciones que los españo=

les, plantan sus viñas y arboles frutales,  y con el

fruto de su trabajo y utilidades de su comercio viven

con satisfacción, libertad y gusto.

 

                   Este metodo q[ue] observé en el Paso

del Norte los años que administré esta misión, es el

mismo que practiqué y practican todos en las mi=

siones internas, ( aunque no en todas hay  las mis=

mas proporciones y frutos)  siguiendo todo misio=

nero el plan de libertar al yndio de toda pension,

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_19V}

 

 

 

y el mayor exceso que admití, y no quiero disimu=

lar á  V[uestra] R[everencia] es el de algunos ministros que ha=

cian sembrar al yndio media fanega mas de lo

que voluntariamente ellos prometian para el

sustento del padre, de lo que en el dia creo firme=

mente no se dará exemplar.

 

                   Este proceder de los ministros,

esta libertad en los comercios de yndios con españo=

les, ha sido parte de la abolición de sus idiomas na=

tivos, como se observa en el Paso, donde en tres años

que administré no vi ni una palabra que no fue=

se en castellano, y lo mismo en la misión del Soco=

rro, y casi lo mismo en otras muchas en las que

viven  mixturados con españoles.

 

                   La máxima de algunos escrupu=

losos que intentan persuadir ser nocivas al yndio

la comunicación y trato con los españoles se fun=

da en el debil reparo de que estos comunican a  aque=

llos algunos vivos que no tenian, con la que quie=

ren abolir todo trato y comercio entre si. Confieso

ser cierto este reparo: pero cotejadas las ventajas

que se experimentan con dicha sociedad aunque para

el ministerio soy y seré siempre de dictamen opuesto.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_20R}

20

 

                   Lo que se advierte digno de reparo,

y que exige el ciudado y actividad de los jueces es:

que con la contigüedad de las posesiones han com=

prado los españoles a los yndios los sitios mas

inmediatos, y alejando alguno de estos a distan=

cia improporcionadas de la inspeccion del minis=

tro de la doctrina, y misa como observé en el Paso,

pues lo mas inmediato a la yglesia que era an=

tes posesion del pueblo de yndios ahora lo es de

D[o]n Francisco Elias, Moradillos y otros: Es cierto

que solo mexorando casas y posesiones se logra

en el todo se civilizen los yndios, olviden su idio=

ma, se vinculen con matrimonios, se enseñen

a pensar, y se crean capaces con esto para  lo mis=

mo que los españoles: pero no dirigido este me=

todo para la prudencia del juez lejos de verificarse

dichas ventajas remontaren los indios. y se pierde

todo.

 

                   Este que debería ser el objeto de

las respectivas justicias, es el  el  punto en que jamás

han pensado, y aunque si he oido hablar de la pe=

sima ubicación de varias poblaciones, y las espues=

tas á que estan por lo mismo á las hostilidades que

diariamente se experimentan: ni en este, ni el ante-

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_20V}

 

 

cedente particular se han puesto medios proporcio-

nadas a tan importantes fines. Todo pueblo unido

aun los de menor población es capaz de una defen=

sa vigorosa como se verifica en el de Zandia que

siendo el mas escaso de gentes de armas no se atre-

ve a internarse en él como lo es el Cumanche, a tre-

viéndose a las poblaciones mas numerosas, como

es una Alburquerque por la desunion con que

viven.

 

                   A la verdad, padre lector, aquí

entre los dos, el cuidado del justicia en aquellas  par=

tes es. que le siembra el yndio, y les sirva. comerciar

los efectos propios,  ó encomendados. Ver como puede

con la confusión de los pesos imaginarios que

alli usan arrancar el yndio las gamuza, manta,

cueros de cibolo, y aun si pueden el cuero del pobre

yndio: lo demas lo miran alcaldes y tenientes

con total indiferencia.

 

                   Quando me interné á Zuñi vivia

el alcalde de esta remota y basta población en el pue-

blo de la Laguna distante mas de  30 leguas. Este man-

daba tres jurisdicciones. Se internaba a Zuni una vez

al año, recogia quanto podia de siembras, o pen=

siones de otra especie, como de justicia, a los pocos dias

se ausentaba, sin servir a aquellos infelices a su bien 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_21R}

21

 

estar colocado en tan enorme distancia, y transitos de

sumo riesgo, infiera V[uestra] R[everencia] que beneficio para aquellos

infelices! quando aun los que viven en los pueblos

administrando justicia (si asi puede decirse) mas sirve

de vejación que  proveche, pues no teniendo situado

alguno para subsistir echan muchas veces el alma

a las espaldas valiéndose diariamente de sus manos

libres.

 

                   Después que la obediencia me

destino á la misión del Paso observé el servicio que

hacen los yndios al teniente de aquella jurisdicción

que es como sigue: entran semanariamente dos

indios casados, estos estan obligados a acarrear quan=

ta leña se gasta diariamente, como asi mismo la

agua para el consumo, dos indios casados que

sirven para moler y lo restante de exercicios de

cocina, y de estos servicios se verifican desordenes de

nueve meses de duración, y los siguientes entre ellas

y sus maridos de por vida. Referire a V[uestra]  R[everencia] en con=

firmacion de esto la graciosa respuesta de un yn=

dio huérfano llamado Miguelillo: habiéndose

este mantenido soltero hasta la presente con 60

años de edad, le preguntaron un dia por que no

se habia casado?  el socarron dio por escusa que por

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_21V}

 

 

el servicio del teniente, pues de este resultaban parie=

sen las yndias hijos gueros, y que a fuerza del

diablo querian luego persuadir a los maridos que

eran hijos suyos. No carece de fundamento la

sospecha, que he visto algunos pobres yndios pa=

gar el servicio por que no entren de semana sus

propias mugeres.

 

                   Algunos que se esfuerzan á  per=

suadir la utilidad de los alcaldes en las poblaciones

de yndios dan por razon que solo de este modo se

contienen en su deber, se proporcionan mejor para

una guerra, y se pueden intimar las ordenes de

un gobernador de la provincia: que de otro modo

dirigidos por sus gobernadorcillos, ni se aprontan

para una guerra, ó si se ofrece una invasión pa=

ra la defensa: ni se corrigen los excesos por miedo

de que luego que finalize el mando del actual

Gobernadorcillo queda este expuesto a la venganza

del que entró en el mando, sin otro motivo que ha=

berle corregido ó castigado algun exceso.

 

                   Quando fuese cierto que  no son

capaces aquellos famosos guerreros de dirigirse por

si para ponerse en armas y defenderse, lo que dia=

riamente se falsifica con solo querer ver, y hacer

justicia a los famosos Taos, Pecos, y Galisteos: quando

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_22R}

22

 

 

preguntado que uno ó dos de los yndios de mejor con=

ducta alternasen siempre con el gobierno, y q[u]e estos

sabiendo leer, ó leidos por el mimistro las ordenes

del gobernador de la provincia para que se executasen

y que con ayuda del misionero corregia los excesos

de su pueblo. Quando experimentada esta practica se

viese aun la precision de los alcaldes para obviar dichos

inconvenientes, seria lo mas conducente hubiera solo

uno en las cabeceras de jurisdicción con algun prest {sic}

para su manutención, y sin que fuese arbitro de

manejar los yndios para sus intereses como hasta

aquí se ha practicado.

 

                   Este manejo de los alcaldes, este

despotismo para hacerse servir de aquellos miserables,

el maldito comercio que tienen introducido ha sido,

es y sera la piedra de escandalo en los ministros y

alcaldes. Y querer un misionero remediar estas

injustas vejaciones es exponerse a perder la misión

y el honor. Sabe V[uestra] R[everencia] que en este particular no me

duelen prendas: pero si el que no algunas injusticias

con pretexto de zelo, y quando se pregunta por que

un ministro fue capitulado verá V[uestra] R[everencia] el origen

en la oposición a los desordenes que llevo referidos,

y quando se arrima un defecto personal para abul=

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_22V}

 

 

 

tar la causa.

 

                   En todas partes se prohibe el co=

mercio a las justicias, pues por que no allí donde

se experimeta tanto fraude? quisiera hacer ver

a V[uestra] R[everencia] una de las cuentas de los sirvientes: se ad=

mirara de ver que en quatro trapos de manta y

y bayota (casas que pudieran fabricarse allí con la

mayor comodidad si hubiera inteligentes) ascien=

den los devotos a centenares de pesos que llaman

de la tierrra; que adelantará asi el pobre vecino?

i qué progresos hará el infeliz indio? si alguna

vez pudiera prometerse remediar estas injusticias

y vejaciones es al presente que veo los desvelos

de V[uestra] R[everencia] a favor de aquel reyno y las entrañas

de compasión de caballero gobernador general

sabe V[uestra] R[everencia] que me anima el espiritu de conmise=

racion hacia aquellos miserables, y en el particular

sacrificaré gustoso hasta la vida a su favor, y en

obsequio de la verdad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_23R}

23

 

                                      Papel

 

Sacado del tom{o} 25 de las Memorias del P[adre] Fray Manuel

de Vega, cuyo titulo es Docum[en]tos para la Historia del Nue-

vo México, desde la pag[ina] 37. Esta obra del P[adre] Vega consta

de 32 tomos y se guarda, y se guarda original en la Secreta=

reia de este Virreinato de México.

 

                                      Noticias lamentables

Acaecidas en la Nueva México, y atrazos que

cada dia se experimentan asi en lo espiritual

como en lo temporal, escritas por el R[everendo] P[adre] Fr[ay]

Juan Sanz de Lezaun en el año de 1760.

 

                   Por los años de ochenta fue el levanta=

miento general dia del señor San Lorenzo con la

perdida de sesenta y tantos misiones, con muchos

pueblecitos de visita, muchas haciendas, y todo po=

blado de ganados mayores y menores, con gran=

des crias de caballada y mulada.Todos los años

sacaban a la tierra afuera muchas partidas de to=

das crias: se trabajan minas, como es constante,

pues los vestigios lo prueban asi de las minas. Como

de los demas, y en el presente tiempo hay muchos

ancianos vivos. asi en la Nueva México {sic}, como en

los contornos de Chihuahua, que lo dicen. En este

infeliz alzamiento perecieron veinte y un religio=

sos a manos de los yndios, unos quemados, otros

flechados y a macanazos. Estubo alzado dos años

pero mas el governador que era en la ocasión

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_23V}

 

 

 

(cuyo nombre no tengo presente) se fue saliendo

al paso del rio del norte. llevándose algunas

familias por delante de yndios Teguas de la ys=

leta de la misión del Socorro y Sonecú, y todo el

vecindario, quedando algunas familias cautivas:

en este tiempo (según noticias) entraron unas tres

ocasiones religiosos desde el Paso apostólicamente

a predicarles, allanándoseles la entrada; pero

por la mayor parte que eran los Teguas y Apa=

ches, estos estuvieron renuentes, los Queres rio aba=

jo muchos se redujeron: en esto se laboraba con des=

velo hasta que por orden del Ex[elentísi]mo S[e]ñor Virrey, o Su

Magestad entro el señor governador que residia en el Paso

con poca gente (según dicen) acompañado de reli=

giosos y a poco la nación Queres rio abajo se dio:

entraron en la villa de S[an]ta Fé a fuego y sangre,

que estaban los Teguas apoderados del palacio, de

los quales murieron muchos en este felicísimo dia,

que fue el de la conversión de S[a]n Pablo, se plantó

triunfante en d[ic]ha villa el estandarte de la fé: á

poco quiso dios que á el valor de los pocos soldados

se fueron rindiendo todos los demas teguas de rio

arriba; sabido que fue el Ex[elentísi]mo S[e]ñor Virrey de esta

reconquista, respecto que muy pocas familias de

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_24R}

24

 

 

españoles de las que se habian salido;  quisie-

ron vover a entrar, se dio providencia de meter

familias: con muchos trabajos, me cuentan,

se paso en los primeros años. De tanto pue=

blo que habia vinieron a quedar diez y ocho

(el gobernador de esta empresa era un marques

que tengo presente) mas fue corriendo el tiem=

po, y el R[everendo] P[adre] Miranda varon muy apostolico,

salio por toda la tierra hasta lo mas aspero de las

sierras, recogiendo las obejas desparramadas de

varias nacio naciones, con las quales fundó una

misión llamada s[eñ]or San  José de la Laguna, las

quales, siendo de varias lenguas, estan reducidas

a la lengua queres, olvidando la natural.

 

                   La  provincia del Moqui quedó

alzada hasta ahora: se componia de unos nueve

pueblos, que con las continuas guerras unos con

otros, solo han quedado cinco: se componen de

mas de ocho mil indios, que es el refugio de los

yndios cristianos, quando se ven obligados del tra=

bajo del governador y  alcaldes mayores, se retiran

alla, y estos unidos con los Moqueños hacen mu=

cho daño a los cristianos en sus ganados y caba=

lladas; desde luego me  persuado no han in=

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_24V}

 

 

 

formado a los Ex[elentisi]mos S[eño]res Virreyes, pues hubieran

dado forma de quitar esta  rochela por los gravi=

simos daños, que con ella amenaza: á poco cos=

to estaba vencida esta dificultad; pues estan

los pueblos estan en positura, que á poco tiempo de

sitio por fuerza se habian de dar, respecto á

no tener agua, que está esta distante, como

la leña y sembradas: esto lo tengo visto y to=

cado con la experiencia respecto á haber entra=

do a predicarles.

 

                   La provincia de Xemos eran

cinco pueblos grandes: ha quedado en uno. Todos

los pueblos de la Apachería se perdieron, aunque

todavía subsisten algunas yglesias, tras de la sierra

de Zandia rio abajo hasta S[a]n Cristóbal estaba po=

blada; no han quedado mas de  los religios. Los pue=

blos de río abajo, con la industria de los misioneros

se han aplicado los yndios á criar mucho ganado

asi mayor como menor, mucha caballada cada

pueblo, con que hacen el  servicio de las campañas

y carretorias: los de río arriba que son los Teguas,

ganado mayor, alguna caballada, estos son los mas

pobres, que asi los tiene Dios, por que fueron los

que levantaron el grito en el alzamiento, y después

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_25R}

25

 

 

al cabo de unos quatro años, intentaron otro, y ma=

taron cinco padres, después en Xemes, pueblo

de Apaches que es uno de los que permanecen,

mataron otro religioso, y asi se quedo todo:

Es un reyno el mas fecundo en semillas al  tan=

to de Castilla la Vieja, los trigos sin segundos,

maices, de todos generos de legumbres: frutas po=

cas por la copia de nieve y eladas, carnes requisi=

mas, asi de baca, como de carnero: fuera de la

tierra mineral de plata, como esta manifiesto,

mucho cobre, plomo, antimonia, todo necesario

para los mineros. Hay unas salinas poderosas,

asi en su quantia, como en su blancura: minas

de azufre cerca de las salinas: minas de asaba=

che, piedra, alembre, alcapadrosa. En este propio

parage hay mucho orosus, yeso, talco, el mas

diáfano que se puede dar: pinturas de varios co=

lores: almagre riquísimo, y todo esto perdido, un

reyno de tantas circunstancias: donado de fuerzas

humanas, por la suma pobreza y desamparado de

los governadores ; pues estos solo atienden al de sus

bolsillos. Los yndios son muy habiles: pero muy

incultos, se crian muy floxos repugnantes á la

ley de Dios, por mas que los misioneros se

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_25V}

 

 

 

quiten la vida poco se aprovecha, estan llenas de

superticiones, todo es causa de que los padres no

puedan poner remedio, y el no tener ayuda de los

governadores, como tampoco de alcaldes mayores:

estas se escusan por que los tienen muy gravados,

y para que los indios vivan en su libertad, que

es el modo de gratificarlos para que no les sea

el gravamen sensible, no se maten en ayudarles

en cosa alguna a los padres. Ha como treinta años

tienen los gobernadores los diezmos: todos los

del rio abajo se recogen en la villa de Alburquer=

que (villa de españoles), estos tienen obligación de

recogerlos á el alcalde mayor de dicha villa, los

yndios los acarrean de valde, ya su tiempo los

propios en carretas los ponen en la villa de

Santa Fe llegué á contar treinta y seis carretas;

y los pueblos que no la tienen en su caballos,

ó lomos, como treinta y quatro leguas. río arri=

ba desde Taos que hay treinta leguas. Y todo esto

como llevo dicho sin paga alguna. Las lanas,

que son como ochocientas arrobas por la ma=

yor parte, se reparte en los pueblos, para que

los indios hagan mantas al gobernador, y  de

paso entra el alcalde mayor, y su teniente

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_26R}

26

 

repartiendo la suya. Las obejitas del diesmo

aun no tiene seis meses, las reparten a los yndios,

estos han de dar a fuerza por cada cabeza un car-

nero, lo mismo hacen con los chivatos. En faltan=

dose el maiz al governador, hace repartimiento

de coas de fierro, que ad suman valen a un peso,

á dos fanegas de maiz por cada coa, ó por ava=

lorios ó listan, el importe de dos reales quando

mas por fanega.

 

                   El servicio de semaneros para

el governador esta repartido, de suerte que los de

río arriba entran desde la Resurrección hasta

Todos Santos, y desde Muertos hasta Resurrección

de río abajo: cada ocho dias domingo ama=

necen en el palacio cinco hombres, y cinco mu=

geres. Los hombres á  acarrear leña y otros ser=

vicios: las mugeres á moler trigo y maiz á

fuerza de brazos, y para esto el que lleva que

comer lo come. De este servicio no se escapa ni

muchachos de doctrina, ni las muchachas: y

de la ida de estos se sigue, que la que va con su

integridad alla la  pierde, que son muy llevados

del interes, que habiéndolos no se escusan. Las ca=

sadas las que van en darla por la mayor parte aba=

lan, asi por el excesivo trabajo, como por la camina=

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_26V}

 

 

 

la caminata a pie, ó á caballo, como es probado

todo. De Xemes río abajo habra hasta la

villa de Santa Fe, algo mas de veinte leguas:

todos estos pueblos desde Xemes hasta Santo Do=

mingo les toca el servicio en el tiempo mas

rigoroso, que es el invierno, suele estar demas

de una vara la nieve, y precisamente q[u]e ca=

yendo o levantando han de estar el domingo

en palacio, y han de pasar el río del norte

helado, esto ha costado muchas vidas y abor=

tos, y pasmos de mujeres. Los alcaldes ma=

yores llevan tambien semaneros á sus casas.

hombres para laborear sus tierras, los que en

sus pueblos no siembran: a limpiar las

acequias y trasquilas de sus ganados, qua=

drillas, y estos han de llevar sus bastimentos,

sin paga alguna: A la pastoria del governa=

dor diez indios semanariamente sin paga

alguna. Llevando estos sus bastimentos: esta

pension la tienen los de río abajo, y rio arri=

ba el ganado mayor, á vista de tanto trabajo

a sabienda de las gentiles, que estan entrando

y saliendo en los pueblos, y oyendo quexarse á

los yndios; que reducciones ha de haber. Gocenlo

los Apaches, Nabajoes, y Moquinos, que teme=

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_27R}

27

 

 

rosos no se han convertido. El año de quaren=

ta y ocho de las conversiones de apaches, na=

bajos que hizo el R[everendo] P[adre] F[ray] Carlos Delgado, á los

quales fuimos el R[everendo] P[adre] Fr[ay] Manuel Vernejo,

y yo Fr[ay] Juan Sanz Lezaun, dicho padre á la

Cebolleta, y yo al Encinal, trabajamos con los di=

chos Apaches en catequizarlos como cinco

meses, y yo en este referido tiempo mante=

niendolos a mi costa, y al fin  estos se arrepin=

tieron a causa de haber el gobernador manda=

do fueran los yndios de la Laguna á la Cebolle=

ta a trabajarle sus tierras, sembrarlas, fabrica

de yglesia y pueblo, y los demas necesarios y

para el Encinal las de la misión de Acomas,

motivo por que estos referidos yndios, hallan=

dole tan persuadidos en conjunto de otros de-

otras misiones, los metieron tal como a los

Apaches que desistieron de su intento, alzan-

dose: quedamos con tan fatal desgracia, des=

consoladísimos, y sin poderlo /....../diar:

esto prueba las ningunas esperanzas ( si Dios

no provea) de que haga conversiones algunas.

 

 

                            Además del trabajo dicho de

los yndios,  las continuas tareas de correrias y campa=

ñas, de las quales tienen mucha perdida de caballos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_27V}

 

 

 

 

y gastos en sus bastimentos, y todo de valde

como los pobres vecinos.  En las diarias guerras

que tienen los Moquinos unos con otros, en

una de ellas entro el R[everendo] P[adre] jubilado F[ray] Carlos

Delgado en consorcio del  R[everendo] P[adre] Fr[ay] Pedro Pino, sien=

do Governador D[o]n Gaspar de Mendoza, el año

de quarenta y cinco: habiendo visto a d[ic]ho señor

para que les diese ayuda á fin de entrar a Mo=

qui: respecto á que algunos Moquinos cristia=

nos habian dicho al R[everendo] P[adre] Delgado era ocasión

de sacar mucha gente, y comunicándolo con

dicho governador les dio de escolta dos soldados, y

un solo cabo: dichos padres juntaron unos ve=

cinos yndios que no pasaron de doce todos: no

llevaron probiciones de bastimentos, ni bestias

de respuesto por no tenerlos. Aludiendo hasta su

entrada, en el referido alboroto de Moquinos como

contra otros , bajando a refugiarse de los padres

mucha  gente reducida toda la segunda los padres[4].

y solamente pudieron cargar como quinientas

personas chico y grande por no haberlas guar=

dado dicho governador con los bastimentos necesa=

rios gente y bestias no sacaron mas de dos mil

almas: tomaron entre dichos padres, y los que

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_28R}

28

 

 

los acompañaron á ayudar á las madres gen=

tiles á cargar los parvulitos, unos cargaban

a quatro o cinco: con ese trabajo caminaron

hasta la misión de Zuñi, que hay como distan=

cia de 50 leguas. A no haber prevenido los re=

feridos padres el despachar á la carrera á

Zuñi por bastimentos han peresido muchos,

especialmente las mujeres. Esta gente los mas

los puso el governador de Xemes, y otros en la

ysleta, y aun siendo estos tan neófitos no se es=

capan de su semaneros á la villa y casa de los

alcaldes, y los demas pensiones varias entra=

das se han hecho a d[ic]ha provincia de Moqui, y

no se ha podido lograr el sacar mas gente, res=

ponda á haber corrido la voz de este inmenso

trabajo. Por el año de 17 entro el R[everendo] Padre] Fr[ay] Mi=

guel Mendosa, llevo este despacho del señor

Horcasitas para uso destos yndios Maquinos

repoblar el pueblo de yndios, uno de los desan=

parados acudia el establecimiento. Dispuesto se esta=

blecieron los yndios en dicha misión, que hoy en

dia es una de las magnificas,  asi por la situación,

como por las grandiosas tierras de pan llevar,

todas sujetas á riego, siendo dicha misión con=

te  mural para contener la ferocidad de los Apa=

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_28V}

 

 

 

ches faraones, que son de los alrededores, por  lo

carniceros que son los apellidan asi.

 

                   El R[everendo]  P[adre] Manchero entro al=

gunos recaudos que llevó del s[eñ]or Horcasitas

llevó un titulo de Protector de los Yndios para

D[o]n Cristoval Martinez (alias) el Patrón: pasó

el dicho á ver el Governador que lo era D[o]n To=

mas Velez Cachupin, y presentado que sacó

le dixo dicho governador que se habia de vivir

en la villa de Santa Fe, si queria que pusiese

el obedecimiento, y que supiera habia de tener

un enemigo en el. Vido este no quise admitir:

esto me consta que tube el titulo en mis manos,

y el dicho se buelba de su pretensión, paso por

mi misión y me lo dixo: esto se ha quedado en

este estado, todas son madrinas para que no

tengan esposos yndios quien saque la cara

por ellos, ni los padres lo podemos hacer, ni

tan poco, pero podemos probar lo mucho que

han trabajado los misioneros desde la recon=

quista, asi en la predicación del santo evangelio,

fabrica de iglesias, abrir asequias para habili=

tar a los yndios en sus labores, y demas cosas ne=

cesarias a su bien estar. Respecto a tener privados

a los slcaldes mayores, y sus tenientes, pena de

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_29R}

29

 

 

doscientos pesos de multa, privación de empleos,

y otras penas arbitrarias, si dieran testimo=

nio a persona alguna, sea del estado que

fuere, como lo prueba en  testimonio que dio

D[o]n Jose Baca, Alcalde Mayor de la villa de Al=

burquerque al R[everendo] P[adre] Fr[ay] Juan José Hernández,

a quien dicho governador por carta que le es=

cribio a dicho alcalde mandándole no dexase

salir mozo alguno con los padres, el referido P[adre]

Hernández lo madaba el p[adre] custodio, que en la

sazon estaba adentro, viéndose dicho p[adre] imposibi=

litado a poder salir por ser por ser muy necesa=

rio mosso para cargar los bastimentos, y demas

cosas necesarias en una caminata tan dilatada,

le pidio testimonio a d[ic]ho alcalde para satis=

facer al p[adre] custodio, el que no se escuso en darlo

respecto ser cosa muy  justa, y habiéndolo sabi=

do el governador luego incontinenti le aplicó la

pena impuesta, despojándolo del empleo, negan=

do el orden, siendo de todo castigo el d[ic]ho p[adre] custodio

y quien percibio el tyestimonio. Pruébalo tambien

el Alférez del presidio Tomas Madrid, el Cabo José de

Herrera, el Cabo Jose Benavides, y otros de los que vi=

nieron a México por la calumnia que les levantaron

el governador y sus aliados, de tumultuorios, q[u]e

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_29V}

 

 

 

a no haberse preparado los falsos testigos, y ellos,

probado, hubieron estos inocentes pagado con sus

vidas, y solo con certificaciones de vecinos, vino el

dicho Tomas Madrid con trece que le acompañaron

ante el señor Virrey, los quales se volvieron unos

arrimados a requas, y otros como pudieron, con los

trabajos que ofrece una caminata tan dilatada,

supe que habian conseguido un despacho para

que les volviesen a los unos sus plazas, y a otros

restituidos a sus casas, por no haberse hallado otra

forma con que defender el  punto: En la Nueva Me=

xico {sic}, aun en México es cosa muy dificultosa el

poderlo probar; por que de qualquier quexa con=

tra los gobernadores, y se les da traslado a ellos p[ar]a

que respondan, o sus propios apoderados le avi=

san de una, o de otra manera prueban la coartada,

como señores absolutos llaman a los vecinos que les

parece, estos, compulsos y apremiadas echan su

firma, y el que no lo hace hay zepo y palos, por

que no contestan con el gusto de dichos señores.

Pruébalo lo que le sucedió a Manuel Armijo y

D[o]n Jose Bustamante, vecino de aquel reino, que

habiendo sido testigos en la causa iniqua de el Al=

ferez Tomas Madrid y Jose Benavides, yr mensio=

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_30R}

30

 

nados, estos, como testigos de vista declararon á

favor de los dichos instimulados de la conciencia,

y lo que les sucedió a estos por no contestar con

lo que queria el señor governador, los metieron en

una bartolina con un par de grillos, y viendo d[ic]o

governador que la casa estaba ya en contra les

pidio fiadores para echarlos de la carcel, algu=

nos los dieron, y otros no, estos que los dieron fue

por el desamparo de sus casas y familias, los

otros hicieron fuga para venirse a México.

                  

                   Todo esto puede certificar el

reyno entero, como todo lo que llevo dicho, como tam=

bien las ventas de las alcaldías, estas consigue el

que mas mulas o carneros dá, esto es tan sabido

que ni los parbulitos lo ignoran, que justicia pue=

den hacer estos por muchos repetas[io]n. el primero

por el del governador han de condescender con quanto

les mandare, por no verse privados de su empleo, lo

otro por ellos mismos que con la libertad de alcaldes,

raspe lo de no tener quien le le oponga, lo pagan

los pobres españoles, y los miserables yndios. Estos

a gritos se lamentan, los enemigos por un lado

destruyen sus ganados y caballadas, á unos y á

otros, y los governadores y alcaldes por otro lado

á los españoles con multas, y otra pemsiones

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191- 30V}

 

 

movidas de chismes, y á los yndios pobres con sus

bienes y trabajo personal; milagrosamente sub=

siste este infeliz reyno, pues adunados los indios

cristianos con la mucha gentilidad, no tubieran

para empezar; los gentiles Nabajoes continua=

mente estan entrando y subiendo en los pueblos:

estos ven estas iniquidades, cogen los clamores de los

yndios: de estos habia esperanzas de su conversión, y

experimentando todas estas fatalidades, aunque mas

se les predique no quieren reducirse por no experi=

mentar lo que han visto.

 

                   Se lamenta grandemente el que

podria ser de mucha utilidad el d[ic]ho reyno para

S[u] M[ajestad] y sus vasallos, y le es tan adverso, por tantas

pensiones que tienen los pobres, i con que volun=

tad asi soldados como vecinos y yndios han de ha=

cer las campañas, y corredurias que se ofresen

cada dia. Los vecinos yndios por lo dicho, los sol=

dados son tan ingenisimo trabajo hacen en los

pesos que S[u] M[ajestad] les da, estos se les pagan cada

un año con el valor de ciento y cincuenta pesos:

ropa la mas vil, lo mas  le pagan en bastimentos,

quieran o no quieran de juro lo han de recibir.

El maiz en su precio que ni sube ni baxa

quatro pesos de la tierra que equivalen a dos en

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_31R}

31

 

plata,  la fanega de trigo á lo mismo, los carne=

ros, obejas y cabras á dos pesos de la tierra, el frixol

a ocho de la tierra, y asi lo demas. A el soldado se le

abona el maiz a tres pesos y medio en plata, el trigo

a quatro pesos de pesos, el frixol a ocho en plata, los

becerros de año es su valor cinco pesos de la tierra,

al soldado ocho en plata. La sarta de chile y cebollas

á un peso de la tierra, al soldado un peso y quatro rea=

les en plata. En los diezmos tiene la mayor gran=

geria los governadores, desde que estos estan en poder

de ellos esta la tierra mas perdida, antes los vecinos

se alargaban en sembrar, por que los governadores

los mercaban de todo para proveer el presidio, aho=

ra temen el poder sembrar lo necesario para su

manutención. A todas estas cosas si los padres

sacan la cara con grande facilidad prueban lo

contrario, y meten mano á la pluma contra ellos,

levantándoles mil calumnias, con la confianza de q[u]e

los padres no pueden probarlas.

 

                   Digalo cierto informe que se

hizo a México por ciertos governadores, que aun no

habia tomado posesion, y ya estaba formado, q[u]e

entre las muchas capitulaciones contra los padres

era que tenian haciendas ó ranchos, que el que me=

nos sembraba veinte y cinco cargas de trigo, que

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_31V}

 

 

 

exorbitantes las obenciones que pagaban los yndios

y otras cosas falsísimas. Es tan probada la false=

dad de esta calumnia, que no es menester muy lejos

para falsificarlo. Españoles e yndios vienen

á México que lo pueden declarar, el que mas

siembra tres fanegas de trigo, ad sumun un al.

mend de maiz: digo siendo la tierra tan fe=

cunda, que asi trigo, como maiz acuden mucho,

preguntese, i a quien venden los padres estas

semillas? aquí no hay saca: cada qual siem=

bra lo necesario, con que i que haran los padres

con tanto grano? como las exorbitantes oven=

ciones que pagan los yndios, si para haberlos

de casar. Solo cogiendolos amancebados se casas,

que es ley inviolable de ellos, si estos pagaran,

i quando se casaran? para baptizar los par=

bulos es menester que el padre este con cuidado

á ver quando nace, que sin este cuidado no los

traen a baptizar si pagaran la obención,

quando se baptizaran? i quando se baptizaran

estando enfermos? se murieran sin ella ignoran=

dolo el padre, y llevaran el cuerpo a una ba –

rranca p[o]r el cuento de una obencion. Asiento, co-

mo muchas cosas aguantamos los padres, vecinos,

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_32R}

32

 

y indios por no poder provar varias quejas se

han dado asi de parte de los padres, y vecinos yn-

dios, aunque los Señores Ex[elentisi]mos han dado algu-

nas providencias, estas han sido para mayor

avitantes a los gobernadores. Pruevenlo los yn-

dios de la misión de S[a]n Agustín de la ysleta,

que en tiempo de D[on] Joaquín Codallos Goberna-

dor que lo era el año de quarenta y cinco, estos

ocurrieron al señor virrey por algunas veja-

ciones que experimentaban, dos de ellos que lle-

varon un despacho de el señor Virrey, los man-

dó meter en una bartolina, el uno murio en ella,

que después de muerto le quitaron los grillos, el

otro a los qatro años en la la jura del señor Don

Fernando, a petición de los padres y presidiarios

le dio libertad. Diganlo los parientes de los dichos,

asi mismo todos los yndios de ysleta. Diganlo los

españoles, los que han venido diferentes ocaciones

á México han llevado despachos, y nada han con-

seguido. Los padres se han  quejado de todos estos

insultos, y por una causa criminal que se si-

guió en la r[ea]l audiencia de México contra un

alcalde mayor de la Nueva México se confir-

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_32V}

 

 

maron por lo producido en d[ic]ha causa, se con-

firmo la dicha quexa anterior. Esto fue en ti-

empo del Ex[elentísi]mo Marqués de Albuquerque,

por lo qual expidio Su Ex[elenci]a un despacho ( como

consta por un tanto que tengo en mi poder ) con

la fecha del año de nueve, en diez y ocho de ma-

yo, en él se infiere la fabulosa mentira, que los

gobernadores havian alegado de el fingido Castillo

en que trabajaban los yndios siendo siniestro,

esto lo prohibe S[u] E[xcelencia] como el servicio personal,

a gobernadores, y alcaldes mayores, y otros gra-

vamenes, como consta de su referido tanto, y en

el registro del oficio; y desde el citado tiempo á

cá ha ido á peor. Los jueces de residencia estos tie-

nen compuesto con los apoderados de dichos go-

bernadores, y qualesquiera deposición que se haga;

luego quieren que afianze la calumnia, y con

malos modos los ahuyentan; por cuyo motivo ( si-

endo una gente tan desdichada, asi de caudal, co-

mo de las mas circunstancias que requiere la

cosa ) desisten la deposición por ser estos potentes,

y asi resulta motivo para que dichos jueces

arranquen mas a los gobernadores, y dexar

                                                                           la

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_33R}

33

 

la cosa en peor  estado. Ellos son señores de lo

espiritual, y temporal;  de lo espiritual ( aunque

provado el que no gozan el vice- patronasgo, se

valen de él para cosas que aunque gozaran, no

ha lugar el paronazgo) ha llegado el caso de

hacer sumarias, asi gobernadores, como alcal-

des contra religiosos, y otras muchas cosas ex

ceorables como es constante á todos los del reyno.

Esta la persecución que los padres tienen

por ser los unicos que cuidan sacar la cara, que

aun no han tomado posesión del gobierno, me-

ten mano a la pluma, escriben a nuestros

reverendos prelados iniquidades contra los reli-

giosos, para por este medio amarrarnos, y como

esta prueba la dan, como llevo dicho; y los pa-

padres no tener esta facilidad, toman a buen par-

tido estarse quietos hasta que dios los remedie.

El aprecio que de los padres se hace es ninguno,

ni para el servicio de Dios, como para el de nuestro

Rey. Digalo la invocación que los enemigos hicieron

el la población de Haviquiú, el año de quarenta

y siete por el mes de  agosto, que se llevaron vein-

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_33V}

 

 

 

te y tres personas, mugeres, y  muchachos, y fuera

mataron una doncella, y una vieja por haverse

estas defendido. De esto luego incontinenti, dio par-

te el R[everen]do Mirabal que era custodio, y residia en

la misión de S[a]n Juan al Gobernador que era

entonces Don Joaquin Codallos, no hizo apre-

cio dicho gobernador, hasta que el reverendo

padre a la inquietud de todos sus vecinos

volvio a escribir, y como la noticia ya era

publica en todo el reyno, á los quatro di-

as dio providencia, salieron tras el enemigo,

no hicieron cosa alguna, por haber tenido

bastante tiempo de delantera. Unos veci-

nos salieron a rastrear ya hallaron tres

mugeres muertas, y un recien nacido, las

demas se las llevaron, y al cabo de

siete años traxeron los Comanches una

habiendo sido los de la fechuria, lo paga-

ron los pobres gentiles yutas. En ese ti-

empo que traxeron dicha muger, era go-

bernador Don Tomas velez Cachupin.

Esto supuesto i como pueden estar los 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_ 34R}

34

 

 

pobres religiosos, cargados de desconsuelos,

y sin poder sacar la cara p[ar]a nada, vierndo

tanta perdida de almas, y sin poder ha-

llar arbitrio p[ar]a probar, respecto de lo dicho?

En el Pado, río del norte, el año de 52

por cinco mazorcas mandó el capitan

quitar la vida a un Zuma, este estaba de

semanero, y el dia que acabó sus semana

entre la manta las llevaba liadas, y

viendo el bulto un criado del capitan,

lo fue a registrar, y temeroso de que lo

azotaran, largo la manta y arrancó á

a huir, lo siguió el sargento con unos solda-

dos y vecinos, el tal indio se efugio en una

sierresita que esta tras de la misión del

Paso, por engaños lo hicieron baxar, lo

amarraron, mando el sargento a los solda-

dos lo pelotearan, el  miserable indio cla-

maba diciendo que era cristiano, que lo de-

xaran confesar, que le llamaran al Padre

Blanco, misionero del  Paso; esto se le

negó, los soldados no quisieron obedecer

al sargento, y este le mandó a un vecino

le disparara, asi lo executó este perverso,

y muerto el miserable lo mando colgar a uno

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_34V}

 

 

 

á un alamo hasta que  los padres fueron a ba=

xar el cuerpo, y darle sepultura.

                   De aquí sucedió el alzamiento

de los Zummas, de lo qual pueden todos los veci=

nos de dicho Paso dar pleno informe. De este

alzamiento se siguieron gravísimos daños. Estos

se aunaron con los Apaches, y en quadrillas inex-

pugnables, todos los caminos tenian alojados. Di=

galo el vecindariuo de la Nueva México, que en su

regreso para sus casas, parados cerca de la ha=

cienda de Ojo Caliente, les cayeros los Zummas

tan de repente, que ni lugar a coger las armas les

dieron, desamparando todas sus cargas y muladas,

se efugiaron en la casa, arrebataron dichos Zum=

mas toda la mulada y caballada, fardos de ropa y

otras muchas cosas que llevaban para sus casas,

quedando todos a pie, y otros con el socorro que les

fue del Paso tubieron ese alivio. De alli a poco tiempo

dieron dichos enemigos en distintas naciones en la

hacienda del Carrizal, distante del Paso poco mas

de treinta leguas, ésta totalmente la destruyeron,

llevándose ganados mayores y menores; matando

peones, migeres y muchachos, sin las que se lleva=

ron vivas; saqueando la casa, llevándose varios sa=

grados y ornamentos. Quedo desierta d[ic]ha hacienda

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_35R}

35

 

mucho tiempo, se desamparó la hacienda de Ojo

Caliente, que esta distante tres leguas de la dicha.

Digalo el Padre D[o]n Francisco Garcia, Presbitero,

dueño de la hacienda del Carmen, los muchos miles

que ha perdido de caballadas y muladas que se

han llevado los enemigos, y estan llevando, sin

muchos peones que le ha muerto. Digalo el

valle de San Buenaventura un valle tan opulen=

to, asi que las singularisimas tierras, como

por las aguas, haciendas y ranchos, que si

desamparando por las repetidas invasiones

de los enemigos, con muertes de españoles, caati-

vos, y cutivas que se han llevado muchos, por

cuyo motivo le fue preciso al Gobernador de Chi=

huahua sacar del ptresidio de Guaxoquilla cin=

cuenta soldados con su teniente para guarecer

dicho parage: aun con todo prosiguen las inva=

siones.

 

                   Otro paraje mas adelante, lla=

mado Casas Grandes de hacienda muy opulenta, se

halla desamparado por lo dicho. Namichilpa, ha=

cienda grande del difunto Almunia, y la del Torreon

de la propia manera; con muchos ranchos agrega=

dos a dicho parage. La misión de Namichilpa ha

quedado quasi desierta, que le ha obligado al P[adre Mi=

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_35V}

 

 

sionero á retirarse á otro purblo{sic} algo distante, por

haberse visto con la muerte al ojo, que milagrosa=

mente escapó. Digalo D[o]n Antonio del Castillo,

Regidor de Chihuahua, la suma de miles que ha

perdido en la hacienda de la Laguna, de caballa=

das, muladas, y ganados mayores, que hasta

ahora, asi este caballero como los demas padecen

la propia penuria, sin haber puesto remedio algu=

no para ello. Voceelo Chihuahua, las continuas

invasiones a las muladas y caballadas de haciende=

ros de metales, como carboneros y leñeros. En fin

con este nuevo alzamiento de los norteños, lo peor

que ha quedado, va dando fin, y esta en tal equi=

librio la tierra, que lo que antes á poca diligencia

pudo haber tenido remedio á poca costa, hoy en

dia es menester que Su Majestad aplique sus

reales fuerzas, y de lo contario dio el ultimo

balance la tierra, en donde S[u] M[ajestad] perderia mucho

de sus reales haberes, y la yglesia de los muchos

diezmos que ha perdido no le queda cosa alguna

que coger en los palacios.

 

                   Certifique los padres jesuitas

las invasiones que en sus haciendas han tenido,

y tienen como tambien los vecinos de Chihuahua

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_36R}

36

 

y sus arrendadores, juntamente tanto pobre q[u]e

ha desamparado el rio de Conchos poblado de

muchos rancheros, que por los continuados

robos, y muertes de dichos enemigos se han

retirado rio arriba hasta la Sabonera; de tal

suerte que como asi Apaches y Norteños sa=

ben la tierra a palmos, se han internado has=
ta mas acá del valle. Dios por su misericor=

dia dé providencia para el remedio de tales

fatalidades. que  me persuado, con el informe

del Yl[ustrrisi]mo S[eñ]or Obispo de Durango, pues todo

lo ha tocado con la experiencia en su visita, es-

te afirmara todo lo dicho. Me ha motivado a ser

atrevido a escribir este volumen el estimulo de

la conciencia, que bien sabe Dios que no me

lleva mas interes, que la reducción de tantas

almas. Como el bien estar de tanto pobre infeliz

et[ceter]a. Por tanto lo firmo para que conste en qua=

tro de noviembre de mil setecientos y sesenta años

 

 

         = Fr[ay] Juan  Saenz de Lezaun.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_36V}

 

 

{Hoja en Blanco}.

 

{Los trazos que se ven  son del texto de la página anterior, y que se imprimieron a tras luz}.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_37R}

37

 

Don Juan Francisco de Goemes y Horcasitas,

Teniente General de los Reales Exercitos de S[u] M[ajestad]

Virrey Gobernador y Capitan General  de esta

Nueva España, Presidente de la Real Audiencia

de ella, [et]x[eter]a =  Por quanto el señor Don Juan de

Albuerni, Marqués de Altamira del Consejo de Su

Majestad su Oidor en esta Real Audiencia y Audi-

tor General de la Guerra, me hiso la consulta del

tenor siguiente =  Ex[celentisi]mo Señor = Solo no se ha

reducido en estos dominios las barbaras nacio-

nes de indios gentiles que estan al norte de esta

capital de México, y aunque los de la governa-

cion del Nuevo México instituidos en 37 y medio grados

de altura, y 277 y medio de longitud, se hallan reducidos

desde el año de 702 no pasando. Comandante n[ues]tro,

reducidos a los treinta y dos grados de altura

siendo esta como general desde los 250 grados

de longitud a los 284 que á 17 y media leguas por grado

hasen 259 leguas, de frontera de poniente á

oriente. Otra las referidas barbaras na-

ciones del monte. Hallase resguardada dicha

frontera, po la parte de hacia su poniente, con

quatro prsidios de San Felipe de Jesús de Guebavi,

alias Teniente de Santa Rosa de Coro de Guachi

alias fronteras de Xanos, y el paso que casi

todos quatro estan en dicha altura de 32 gra-

dos, y desde los 250 á 271 y medio de longitud, com-

puesto cada uno de dichos presidios de capi-

tan y 50 soldados que aun no bastan á re-

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_37V}

 

 

ducir, las prontas dispensas frecuentes imbacio-

nes de dichos yndios barbaros sus fronteras

es de lo ultimo de dicha governacion del Nue-

vo México baja por mas de 16 leguas de norte

á sur su caudaloso rio llamado del norte, y

es dicho presidio de Paso y altura de los referidos

32 grados y 216 y medio de longitud, turese su curso

para el sueste, cerrando por el norte la

governacion de la Nueba Vizcaya; cuia ultima

considerable poblason de la villa de San Feli-

pe, el Real, y minas de Chihuahua, queda

para aca internada como ochenta leguas,

y muchas mas los seis presidios de Conchos

valle de San Bartolomé, Cerro Gordo, Gallo,

Mapini, y el  pasaje que estan en el ca-

mino desde dicha villa de Chihuahua

para esta capital de México barios rios

de la Nueba Vizcaya, unidos y á al de Con-

chos, y con solo este nombre, se incorporan

al del Norte por esto llamado la Punta de

los Rios como setenta leguas al oriente

de dicho presidio del Paso y de la referida

Chihuahua, con quienes forma como trian-

gulo dicha pinta, y alli antes de unirse

los dos rios tenia esta seráfica provin-

cia de México por pertenecientes a su

custodio del Nuebo México las seis misio-

nes intituladas de San Francisco, N[ues]tra

Señora de Guadalupe, San Cristóbal,

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_38R}

38

 

San Juan Bautista, Santa Maria la Redonda,

y San Pedro Alcantara, con crecido numero de

yndios reducidos y cristianos fronterizos, de los

gentiles Apaches, Natages, Parames, Sumas y

otros que están á la otra vanda de dicho río del

norte. Prosigue este su curso desde dicha junta

cortando las zerranias, que median y dividen la go-

vernacion de la Nueba Vizcaya de la Coahuila, y por

dicha zerrania y asperezas no se ha descuvierto

hasta hoy ni reconocido debidamente por muchas

leguas, el curso del citado caudaloso rio del norte

hasta que después entra en dicha governacion

de Coahuila y endereza mas todavía su corriente

para el sur incluyendo toda la dicha governacion

de Coahuila, y pasando tres leguas mas adelan-

te de su presidio de San Juan Bautista del Rio

Grande en los 28 grados y 40 minutos de altura

y 272 grados cinco minutos de longitud, desembo-

cando después por el Nuevo Reyno de Leon, y su

costa del mar del norte, y seno mexicano en los

26 grados de altura, y 277 de longitud de la forma

que dicho caudaloso rio del norte, ya por sí

solo unido después con el crecido de Conchos,

cierra dichas dos gobernaciones de Nueva

Vizcaya y Coahuila y sus intermedios serranias

de los 261 grados 40 minutos de longitud de dicho

presidio del Paso á los 272 grados cinco minutos

tambien de longitud de dicho presidio de San

Juan Bautista del Río Grande sin que

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_38V}

 

 

en las 180 y mas leguas que hay de poniente

á oriente, desde dicho presidio del Paso al refe-

rido de San Juan Bautista del Río Grande haiga

algun otro presidio. De intermitencia a una

y otra banda de dicho río del norte, siendo asi q[u]e

há muchos años que es el termino lindero, y fin

de todas nuestras reducciones, por aquella parte,

las que proporsionalmente acordonan dicho rio,

y le sirve como murada ó estacada que ni aun

estas bastan, á resistir las imbaciones enemigas,

si carecen de otros militares resguardos = Todo

esto se ventilo largamente por los años de 724  y 60-

7. siguientes a ocasión de haverse sublevado en

dicho año de 724 las referidas misiones de los rios

instigados y violentados sus yndios de los expresados

gentiles Apaches, que demoran a la otra par-

te del rio del norte á cuia pacificación ocu-

rrieron como 160 vecinos de Chihuahua con al-

gunos militares y practicos hallándose allí á la

sazón de vicitador general de todos sus presidios

ynternos Don  Pedro de Rivera Presidente de

Goatemala ex[ceter]a  ya difunto, convinieron todos

en que era indispensable preciso y conveniente

un presidio de 100 ó de 80 ó al menos de cincuen-

ta soldados en dicha adjunta de los rios ó diez

leguas rio abajo asentando haver para

ello muchos Pingues tierras y aguas con las

mas apetecidas comodidades por un crecido un-

mero de vecindario que se estableciese

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_39R}

39

 

al abrigo de dicho presidio, con el que se beneficia-

rám juntamente los ricos minerales, y á experimen-

tados de aquellos contornos, se mantendrá la nueva

cristiandad de aquellas misiones dichas. Se resguar-

darían las guarniciones de la Nueba Vizcaya

de Coahuila para que en su anchuroso inter-

medio no se internasen dichos barbaros Nata-

ges, Paradres, Sumas, y otras naciones, que estan

á la otra vanda de dicho río del norte, y este les

sirviese de guarda = Raya con el resguardo del

los presidios y pobladores facilitándose al mismo

tiempo por aquella parte la desconocida comu-

nicacion las dichas dos contiguas governaciones

de Nueba Vizcaya, y de Coahuila de que caresen

en gravísismo perjuicio publico por tantos años

y en tal manera que desde dicho presidio del

Paso al del Sacramento en Coahuila se necesita

andar mas de trescientas sesenta leguas, siendo

asi que no dista ni la mitad entre si y lo mismo

á proporcion sucede para ir de Chihuahua, y Pre-

sidios de la Nueba Vizcaya, y a los de Coahuila,

por mediar entre una y otra governacion las

zerranias, y asperas referidas, sin que en

tantos años se haya diligenciado por el reco-

nocimiento de los muchos comodos transitos

que sin duda franquearan en su largo de

mas de 230 leguas exclamado por todo gene-

ralmente dicho presidio, en la junta de

los dos expresados rios del norte

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_39V}

 

 

y Conchos por dichos universales beneficios apoyados

largamente, por dicho Vicitador General Don Pedro

de Rivera y por la larga menuda experiencia

del Señor Oidor Don Juan de Olivan, Auditor

General que era de la guerra yá difunto, man-

dó el Ex[celentisi]mo Señor Virrey  Marques de Casafuerte

se erigiese en dicha junta el nuebo presidio con un

capitan y cincuenta soldados que se destacasen

de otros antiguos presidios y con el sueldo de

400 p[eso]s á cada soldado y el ordinario de setecientos al

capitan, cuia determinación se resfrió después,

y no se executo, y desde dicho año de 724 están aque-

llas misiones sin religiosos alguno que los adminis-

tre por haverse retirado a la villa de Chihuahua

de donde tal vez entran mui de paso a dicha

junta restituyéndose luego a Chihuahua, sin

quedar religioso alguno de pie por la falta de dicho

presidio contra las inbaciones de dichos enemigos

yndios gentiles que estan en la otra banda del

expresado río del norte = hallándose desde

entonces lastimosamente abandonada, la reciente

cristiandad de dichas seis misiones de la junta

franqueada por allí á dichos enemigos

gentiles una entrada como de 170 leguas de ancho

entre lo pillado de las Governaciones de la Nueba

Vizcaya y Coahuila, para internarse para acá

dichos enemigos yndios gentiles mas de otras 130

leguas hasta el sentro de la Nueba Vizcaya, y aun

que hoy se han extinguido enteramente

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_40R}

40

 

varias naciones de yndios rebeldes y gentiles que

que antes ocupaban dichas largas y anchas serranias,

mediasen entre las referidas governaciones, de Nue-

ba Vizcaya y Coahuila pudieron  internarse en ellas

y haverlas ocupado las mismas barbaras naciones

de yndios gentiles, que estan delante de dichas seis

misiones de la junta y á la otra parte de dicho rio

del norte; y haver subnerto casi toda ó la mayor par-

te de dichas governaciones de Nueva Vizcaya, y

Coahuila, su crecida cristiandad famosos opule-

tos minerales, y muchas quantisoas haciendas,

e imponderable ruina y deservicio de ambas ma-

gestades y de toda la causa publica de estos domi-

nios = Cada dia es inminente tan deplorable

ruina, y no ha cesado ni cesaran aquellos vecin-

darios, mineros, hazenderos, comerciantes, y trafi-

cantes. Es tambien  lamentable que entre d[ic]has

dos governaciones de Nueva Ciscaya y Coahuila,

tantos años há reducida y pobladas medien dichas

serranias, sin haverse estas examinado y reconocido,

ni solicitado el conveniente y utilizar camino,

trafico y comercio entre referidas dos gover-

naciones que se pueden comunicar con un quasi

desmedido rodeo triplicado. Tiene dicho inter.-

medio como 130 leguas de sur a norte y partes mas

de poniente a oriente, y en espacio tan dilata-

do es mui verosímil, y natural que no falten

repetidos caminos, comodos para la comunica-

cion entre dichas dos gobernaciones y que

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_40V}

 

 

entre las mismas serranias y asperezas, aiga mu-

chos aguajes, y apetecidos pingues valles, y que siendo

los inmediatos serros de la Nueba Vizcaya abundantes

de ricas minas, lo sean tambien dichos intermedios,

como se ha experimentado, y reconocido hacia dicha

junta de los rios, que se malogran por falta de

reconocimiento, tantas y tan recomerndables utili-

dades, apeligrandose juntamente las pondera-

bles yá logradas establecidas = Comienza dicho

despoblado intermedio, por la parte de acá del sur

desde las poblasiones de la villa del Saltillo crecido

pueblo de Parras y Presidio de mapimi y del Gallo,

y desde la linea de dichas poblasones y presidios

corre el citado despoblado intermedio como 130 le-

guas para el norte terminando alli en la expre-

sada junta de los rios, en el costado del poniente,

tiene la villa de Santiago de la Moncloba, capi-

tal de dicha provincia de Coahuila y su presidio

con 35 plazas, las misiones de San Francisco, con

un contiguo crecido numero de yndios tlaxcal-

tecos y las misiones de Santa Rosa, y San Buena-

ventura de Nadadores con otro pueblo tambien

de yndios tlaxcaltecos;  nombrado Nuestra Señora

de la Visitasión, y mas 10  o 12 haciendas, labo-

res y estancias de españoles y gente de razon de

dicha provincia de Coahuila á cuia referida

capital sigue sobre el  mismo costado, de dicho

intermedio despoblado el presidio del Sacramento

con un capitán y cincuenta soldados

 

 

 

 

 

 

 

 

{191-41R}

41

sin otro considerable vecindario de españoles y gente

de razon, situado todo en el referido sitio, posigue

valle de Santa Rosa faldas de la sierra de este nom-

bre, que es una de dicho despoblado intermedio,

el que por su costado de oriente o de la Nueba

Vizcaya, ademas de dichos dos presidios de Mapimi

y del Gallo, tiene en cordillera seguidos los presidios

de Zerro Gordo, Valle de San bartolomé y Conchos,

y mas adelante en la misma cordillera, la opu-

lente villa de San Felipe el Real y minas de

Chihuahua, con muchas subsecuentes y copiosas

haziendas desde dicha villa al referido presidio del

Paso de forma que dicho despoblado intermedio

entre las governaciones de Nueba Vizcaya y Coa-

huila, es solo una grande bolsa abierta no mas

que por la parte del norte, y cerrada por los

otros tres vientos con los dos presidios, poblasones y ha-

ciendas de Coahuila y con los site presidios del

pasage Mamipimi, Gallo, Zerro Gordo, valle de

San Bartolomé, Conchos, y el Paso, haviendo

diez leguas de un lado y otro de estos presidios

y entre ellos mismos desde el primero, que es

desde el Pasaje, ó desde la contigua ciudad de

Durango, capital de la Nueba Vizcaya, y su

Obispado, mas de diez y ocho considerables poblacio-

nes de españoles , gente de razon y de yndios

y mas de sesenta haciendas, labores y ran-

chos suficientes poblados. Y estando muchos

años hase pacificados reducidos, y congre-

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_41V}

 

gados a misiones, los yndios de la Tepehuana, y

Taraumara, entre los quales, y dicho despoblado

intermedio se pusieron antiguamente dichos

presidios del pasaje Mamipimi; Gallo, Zerro Gor-

do, valle de San Bartolomé y Conchos hai menos

necesarios por estar pacificadas dichas misiones

Tepehuanas y Taraumaras, que estan al po-

niente de dichos presidios y haverse extinguido

enteramente las que á su oriente havitaban

en dichas serranias de yndios Acodames, Colomes

Cysembren, Gavilanes, Cibolos, Tripas Blancas, y otros

pudiéndose ciertamente decir, y asegurar que asi co-

mo a los treita y dos grados de altura está resguar-

dada nuestra frontera con los presidios referidos al

principio de Guevava fronteras y juntas a el Paso desde

Canal de Californias hasta la buelta expresada

que toma en el presidio del  Paso el rio del norte

asi tambien con el natural cuso de este se puede mejor

cerrar toda nuestra restante frontera hasta el mar

del norte, o seno mexicano, descubriendo bien

los ya dichos ignorados margenes del dicho rio del

norte que se puede resguardar con los mismos

presidios ynternos, sin nuevo costo de la real

hacienda, y sirviendo dicho rio de termino, linde

y muralla, contra los dichos yndios enemigos gen-

tiles, que estan a la vanda de allá pues de

la muestra de acá, no hai nación alguna de

yndios enemigos; por  reducir y pacificar á dichas

governaciones, de la Nueba Vizcaya, y

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191-42R}

42

Coahuila, ni en todos sus referidos intermedios despobla-

dos el importante reconocimiento de él nos facili-

taría concurriendo á ello 15 ó 20 vecinos de la villa

del Saltillo, otros tantos del pueblo de Santa Maria

de Parras, 20 soldados del presidio del Pasage, doce

de Mamipi y 20 del Gallo con suficiente numero

de yndios auxiliares de aquellas inmediaciones,

al campo todos de uno de los capazes del Gallo, o del

Mamipi, y otro Cabo de ellos que fuese de la mayor

confianza, para que prevenidos y dispuestos entrasen

todos a un tiempo por la parte y parajes que parecie-

se mas acomodados, y reconociesen con la mayor indivi-

dualidad todas aquellas serranias, y asperezas, sus-

valles y aguajes haciendo un derrotero puntual de todos,

sus nombres y calidades, hasta internarse por dichas

serranias, de sur a norte, con todo su ancho hasta

una proporcionada distancia que se les señalase

subrogándose alli para en lo adelante el recono-

simiento hasta dicha junta de los rios de Conchos,

y el norte, otros 20 soldados del presidio del Zerro

Gordo, otros 20 del valle de San Bartolomé y otros

20 del de Conchos, tambien  con el correspondiente

numero de yndios auxiliares de sus respectibos

partidos, para que continuasen el citado reco-

nocimiento, exiviesen tambien puntual derrotero

con individuales señas nombres y distancias,

de todos los parajes, zerros aguajes, sus comodi-

dades y demas circuntancias convenientes á la pu-

blica noticia, y que el Governador de la Nueva

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_ 42V}

 

 

Vizcaya, ó su teniente residente en la expresada villa

de Chihuahua al mismo tiempo destacase 30 ó mas mili-

tares con yndios auxiliares de aquellos contornos coman-

dados del oficial o cabo, de la mayor experiencia y satisfac-

cion, que desde dicha villa por los pueblos de Xulimes,

fuesen reconocidos todos aquellos parajes, hasta encon-

trarse en sitio, y dia señalado con dichos presidiales,

del Zerro Gordo y valle de San Bartolomé y Conchos

continuando desde alli, unos y otros, todos juntos has-

ta la expresada junta del rio de Conchos con el del

norte donde y en todas sus serranias, de una y otra

banda por las personas mas inteligentes se examina-

se y reconociese con toda la mas posible brevedad, aten-

cion, y cuidado, el sitio mas comodo capaz y util

para la erección del presidio de cincuenta soldados,

y un crecido vecindario, con abundantes tierras

aguas, maderas, leñas, materiales para edificios,

y demas congruentes, restableciendo á un mismo

tiempo dichas seis misiones, de la junta de los

rios ó de las que della huvieren quedado, con

suficiente numero de yndios, de forma que

cada una de ellas á lo menos sea de cien fami-

lias, a cuia administrasión  espiritual, se res-

tituirán los correspondientes misioneros re-

tirados en Chihuahua, y que tambien dichos

presidios y militares, se procure saver inquirir

y examinar y comprender de los yndios de

aquellas misiones, y por algunos destacamen-

tos, y todos los demas medios posibles las distancias

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_ 43R}

43

 

y demas comodas entradas que pueda haver desde dicha

junta de los rios y paraje elegido para su nuebo pre-

sidio a la governacion de Coahuila y sus presidios del

Sacramento á la referida villa de la Momcloba de San

Juan Bautista del Río Grande, y a los rios de San Die-

go y de San Rodrigo, y de Sabinas que dicha gover-

nación de Coahuila entran en el expresado rio

grande del norte informándose juntamente, de

todas las naciones enemigas que estan á la banda de

allá de dicho río del norte; asi mismo informándose

de sus calidades numeros y diatancias, de unas á

otras todo, y cada cosa de ella con la mayor estén-

sion, individualidad, claridad y extensión, para un

cabal conocimiento aquí mui particular de todas

aquellas distancias = Y executando todo lo ex

presado se erije y citué  de ella, o de la otra vanda

de dicho río del norte, en el paraje elegido por

mas comodo, seguro fértil, y abundante el nuebo pre-

sidio con cincuenta soldados, los veinte del dicho

presidio del valle de San Bartolomé y 15 de cada uno

de los otros dos presidios del Zerro Gordo y Conchos

con el sueldo de quatrocientos p[eso]s al año cada uno de

los precidiales quedando de Capitan Don José

Sánchez del Campillo que lo es por S[u] M[ajestad] del presi-

dio del Zerro Gordo y restituyéndose los demas ca-

pitanes y presidiales a sus respectibos destinos,

pues entre tanto se providenciaria el reemplaso

conveniente de sus presidiales destacados

para el nuebo presidio de la junta de

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_43V}

 

los rios, de donde asi mismo se restituiran los veci-

nos militares que huviesen concurrido de dicha

villa de Chihuahua, haciendo unos y otros su re-

regreso por diferentes caminos a fin de explorar, mas

y mas todos aquellos contornos, escribiendo por menor

todas /sus provincias, digo/ noticias, para que juntas

se forme y componga el mas cumplido y perfecto

derrotero que se remitirá á esta capitania gene-

ral = sirviéndose V[uestra] E[xcelencia] cometer tal execucion de

de todo lo expresado, con las mas amplias facultades

para el mayor logro, y efecto que se requieran al Ca-

pitan mas antiguo de dichos presidios de la Nueva

Vizcaya, que lo es D[o]n José Berroteran, Capitan

Vitalicio de Conchos mui practico, y experimentado,

como exercitado de militar en aquellos presidios

de mas de quarenta años á esta parte, subordi-

nandole para ello todos los demas capitanes, ofi-

ciales y soldados de aquellos presidios, los alcaldes

mayores, capitanes a guerra y demas justicias

de dicha villa del Saltillo, pueblo de Parras

y otros qualesquiera  partidos al caso, tocantes

que obedezcan, cumplan, y executen puntual-

mente y sin omisión alguna todas las ordenes

que a este fin  les diere dicho D[o]n José de Barro-

teran bajo las multas y penas pecuniarias

corporales y de pribación de empleos que les im-

ponga y execute militarmente en los inovedien-

tes a cuio efecto se remitirá al Gobernador

de la Nueba Vizcaya, todos y qualesquiera

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_44R}

44

presidiales que tuviere aplicados á otros destinos

para que dicho D[o]n José Berroteran disponga

el pleno reconocimiento y todas las demas diligen-

cias prevenidas en la forma que va expresado ó en

la que mejor le pareciere, mas asequible, y pro-

porcionada al cumplido deserrado logro, con facultad

de nombrer los oficiales cabos y personas que para

los comandos y demas que dispusiere y para que

escriba y formen los puntuales derroteros, y para

todo lo demas que hallare por conveniente al mas

cumplido efecto que enteramente se fia de su acre-

ditado zelo, buena expedición y prudente conducta

encargándose,  se prevenga y ponga dicha diligen-

cias, para que comiensen  en todo el mes de agosto

de este presente año, ó se retarden todo lo menos que

se puediere, á fin de que no se experimenten las

escases de pastos y aguajes, y que para todo se le

libre el conveniente despacho, con inserción a la

letra de esta consulta, y bajo la pena de cien p[eso]s

y demas del arbitrio de V[uestra] E[xcelencia] a que diere lugar

qualquiera misión en todo lo referido, y que

con copia testimoniada de este dictamen se le escri-

ba carta al Gobernador de la Nueba Vizcaya

para que por ningun pretesto, ni motobo impida,

embarazo, ni dilate la execucion de todo lo pre-

venido, ante si, para ello dé todos los auxilios

que le piediere D[o]n José Berroteran, haciendo por

si dicho governador  o por su teniente que residiere

en la villa de Chihuahua, que para el dia

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_44V}

 

 

que señalare dicho Barroteran, salgan de aquella

villa los milicianos con su oficial y cabo prevenidos

en el numero de quinse de esta  consulta, y parezcan

á encontrarse el dia tambien que se les señalare

con dicho Berroteran continuendo después bajo de su

comando, orden y disposición, y que el despacho para

dicho Berroteran, carta y copia autentica para

el referido governador de la Vizcaya se entregue

en esta corte al auditor corresponsal de dicho pre-

sidio de Conchos, para que le remita al correo

de la mayor diligencia y cobre recibo dicho capitan

presente en la secretaria de V[uestra] E[xcelencia] = En la mis-

ma conformidad se servira V[uestra] E[xcelencia] mandar remitir

copia testimoniada de esta consulta al Governador

de Coahuila, para que enterado de todo, y del tiempo,

dispuesto para el dicho Berroteran para el citado reco-

nocimiento, haciendo dicho Gobernador de Coahuila

exacto y puntual derrotero de todo los que por

alli reconociere que remitira a esta capitania

general, y se informara de personas practicas

y experimentadas, y de la mayor satisfacción

y zelo sobre adelantar dicho presidio del Sacra-

mento á las margenes de la banda de acá

ó de allá de dicho rio del norte que para que

mejor se pueda corresponder con el nuebo que

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191- 45R}

45

 

se erigiere en las serranias de la junta de los rios, y

se correspondan igualmente con dicho presidio de San

Juan Buenavista del Río Grande, dejando abierta dicha

Gobernacio de Coahuila contra los enemigos yndios Apa-

ches que estan a la otra parte del rio del norte, ó lo que

sobre todo estimare mejor V[uestra] E[xcelencia]. México y junio 12 de

1747 años. Otro sí =  se servira V[uestra] E[xcelencia] declarar no

deberse escusar de este encargo dicho Capitan de Conchos

D[o]n José Berroteran sin mui urgente indispensable

y constante impedimento y causa, y que en el caso de

tenerla se entienda el encargo y comision con el capi-

tan del valle de San Bartolomé, ó del Gallo, prefirien-

do el mas antiguo y entrando por su legitimo defecto

el otro, y entendiéndose con el que le executare todas las

facultades necesarias con la de nombrar secretario

de guerra, para las diligencias y despachar cartas y

requisitorias á donde tuvieren por conveniente para

el mas cumplido efecto de todo lo exoresado fecha ut

supra = El Marques de Altamira. = Mi decreto

de 14 del corriente me conformé con las providencias

nombradas en lugar del asignado Comandante Capi-

tan del presidio de Conchos D[o]n José Berroteran de

que fuese mas antiguo de los capitanes del valle

de San Bartolomé, ó del presidio del Gallo bajo cuia pre-

ferencia por el presente les cometo el mando de todas

las diligencias propuestas en la citada consulta

del señor auditor para que bajo de la pena de

cien p[eso]s que se les sacaran irremisiblemente en

qualquiera caso de contravención, ó de culpable

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_45V}

 

 

omisión y de otras penas que reserbo á mi arbitrio, proceda

el mas antiguo de dichos capitanes, y por su inexcusable

legitimo impedimento á  practicar todas las providencias

contenidas en dicha consulta inserta y las demas que

al comandante parescan utiles y convenientes al mas

exacto y cumplido efecto asi del individual perfecto y ca-

bal reconocimiento de todo el terreno, medio entre los

dos presidios de Vizcaya y Chihuahua y la governacion

de Coahuila sus serranias valles aguajes, calidades

rumbos distancias, y caminos que pueda haver desde di-

cha governacion de Vizcaya á la de Coahuila como

al establecimiento del nuebo presidio, con capitan y

los 50 soldados señalados en el sitio, y paraje mas á pro-

posito, fértil y comodo de la junta de los rios del norte

y Conchos y sus inmediaciones de la una, ó de la otra

parte de dicha junta, procediendo tembien al restable-

cimiento de aqullas seis misiones, ó las que ellas se

pudieren formar con no menos de cien familias cada

una a cuia administracion se restituian los corres-

pondientes religiosos misioneros, que de dichas misiones

se havian retirado á la villa de Chihuahua disponen-

do dicho capitan comandante que de todo los que se re-

conociere, se formen puntuales especificos derroteros,

con los nombres de cada cosa, que se pondran á los

que no los tuvieren, y que de todo se haga después

el mas circuntanciado y cabal derrotero, de que

queden copia en aquellos presidios, para su go-

vierno remitiendose otra á esta capitania gene-

ral con todos los autos que se formaren en execu-

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_46R}

46

 

cion de dichas providencias para todo lo qual  nom-

brará dicho capitan comandante secretario de

guerra librará exhortos y requerimientos á

donde tuviere por conveniente con las penas pecu-

niarias, corporales y de privación de empleos que

por bien tuviere que executar militarmente en los

contraventores ó culpablemente omisos, nombra-

rá oficiales y practicará como vá prevenido los

demas actos y diligencias, que el señor auditor

enuncia previ niendo y disponiéndoles, para que

comienzen en todo el mes de agosto preoximo ve-

nidero, ó se retarden en  quanto fuere posi-

ble esperando como espero de dichos dos capitanes

que exersieren esta comision aplicará y dedicará

su mas exacto zelo, actiba eficacia y buena con-

ducta al fin á que se dirije dando cuanta á

esta capitanía general de todo lo que huviere

executado en inteligencia de que en orden á lo

dispuesto por el señor auditor tocante á los go-

vernadores de la Vizcaya, y Coahuila se les han

escrito cartas, con copia de dicha consulta

para que concurran al punto al cumpli-

miento de lo prevenido, y resuelto en esta mate-

ria, y de que tambien se le há hecho notorio al

Reverendo Padre Procurador General de la

Custodia del Nuebo México Fray Juan Mi-

guel Menchero quien está pronto á concurrir

en quanto sea posible en el asunto y para que

pueda solicitar las diligencias prevenidas

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_46V}

 

 

se le há dado testimonio, á cuio fin mando asi-

mismo al capitan comisionado al citado r[everendo] p[adre]

México y junio 17 de 1747 años = Por manda-

do de Su Ex[celenci]a = Don Juan Martinez de Soria =

por el otro oficio.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_47R}                                                                            47

 

 

Diario de la entrada que se practica de orden del

Ex[elentisi]mo S[eñ]or D[o]n Antonio Maria Bucareli y

Ursua producida en junta  de guerra y r[ea] hacienda

á fin de abrir camino por los rios Gila y Colorado,

para los nuevos establecimientos de San Diego y

Monterrey. Comandante el Capitan D[o]n  Juan Bap=

tista de Ansa. Según lo ordenado vandos religiosos

el R[everendo] P[adre] F[ray] Juan Diaz, y yo F[ray] Francisco Garces: veinte

soldados: un práctico de los caminos de California:

un ynterprte  de la lengua pima: un yndio California

que salio el 26 de diciembre al presidio del Altar: un

yndios carpintero: sacas 34 cargas, y equipages 33. re=

ses en pie 65:  caballerias 140.

                   Tenia la expedición a mi misison, para

salir por los Gileños y sus aliadas, tomando altura en

el rio colorado, para salir  si se podia evitar los medona=

les y malos pasos que habia visto en mi ultimo viage;

pero la llevada de caballa executada por los Apaches

en Tubue: el no podernos aviar prontamente si es en el

poniente, jusntandose á esto la salida del yndio Sebastian  y

Capiatan Palma de los Yumas, quienes aseguraron al s[eñ]or co=

comandante que estaba bueno el camino, fue causa para

dirigir la ruta por Caborca rodeando cinquenta y dos

leguas. Habian venido yndios gileños para informarme,

e ir con nosostros, y habiendo recibido carta del P[adre] F[ray] Juan

Diaz, quien decia que la  hubiese por propia del s[eñ]or

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_47V}

 

comandante en donde participaba lo acaecido y deter=

minado, despache recado á  los d[ic]os para que no me

esperasen.

                   Dia 6 de enero sali de mi  misión de

San Javier del Vac, y llegue a la noche con 16 leguas

a Tubao. Dia 7 se dispusieron las cosas para el viage

desde el dia 8 hasta 21. demoramos en el camino que hay

desde Tuba á Caborca que dista del presidio del Altar ?

leguas las cinco se andan á  oest noroest, y las dos res=

tantes al oeste. De toda esta  tierra el superior gobierno

solo advierto que el capitan D[o]n Bernardo de Urrea,

y los señores de la Cienega y dos padres misioneros

concurrieron llevados de su zelo con algunas dadivas

para que regalase á los yndios. Se contaron varias

misas á la S[antisi]ma Trinidad á la Inmaculada Concepción

como Prelada de mi colegio, patrona de mi religión

y de España, pues esta expedición y otras que ha ha=

bido y habrá en el feliz reinado de N[ues]tro gran Mo=

narca Carlos Tercero, se deben atribuir  á premio de

su grande devoción á la Pura y Limpia Concepción.

Tambien por mi parte llevo por patron a S[a]n Pedro

Apostol.

                  

                   Dia 22 a las doce del día salimos p[ar]a

la Pro  / die de Tabac y que dirigimos para el /

el norueste de Caborca, y andadas 6 leguas hicimos al=

to á las 8 de la noche: no salinmos por el camino que

yo habia traido en mi buelta del rio Colorado, por ser

incomodo para las bestias y parece que rodeábamos.

El sitio donde paramos es sin agua, y con algun pasto:

le llamamos San Yldefonso.

 

                   Dia 23 con 8 leguas por el mismo rum=

bo y llegamos á S[a]n Eduardo del Aribaypia, q[u]e tiene

un bateque y pozo y un arroyo seco donde escarbando

la arena sale agua p[ar]a q[u]e con trabajo vevan  las bestias.

 

 

 

{191_48R}

48

 

                   / Dia / En el distrito de una legua hay ranche-

rias chicas, la que mas yndios tiene es la que yo llamé Santa

Coleta de Cubeitac y no pasa de veinte y cinco familias.

 

                   Dia 24 salimos al medio dia y por el mis-

mo rumbo caminamos quatro leguas, y llegamos al ano=

checer á la laguna ó charco no permanente, si en tiempo

de aguas, que los dias antecedentes habian sido abundan-

tes. Se llama San Juan de Mata. Dia 25 salimos al medio

dia y anduvimos hasta las ocho de la noche la mayor

parte del camino al norueste, y  lo restante al norte, hay

algunos yndios en las inmediaciones de un aguajito, y

bastante zacate, y alguna jojoba. Avisaron los indios q[u]e

iban en nuestra compañía el sitio donde habia picado

una vivora al caballo en mi salida. Al deste de S[a]n Ylde=

fonso empieza una sierra grande que sigue al oeste, hay

otra  prieta que acaba en unos cerritos, donde esta el

mencionado aguajito. La jornada llegaria a 6 leguas

buenas.

                  

                   Dia 26 salimos como á las ocho de la

mañana, salimos por  el norueste, y luego por el norte:

llegamos á unos cerros donde hay agua permanbente en

paso, y habia yndios quando sali del rio en mi ultimo

viage: después por oeste y oestnorueste llegamos a San

Luis del Quitobac, donde  vimos los tres ojitos de agua de q[ue]

hago mencion en mi diario, y otros deneritos que han

rebentado por las lluvias y algun pasto. Ahora estaban

los yndios esparramados, quando yo pasé habria 25

familias. La jornada que quatro leguas; no se puede fundar

misión en este pueblo por la mala tierra.

 

                   Dia 27 al medio dia caminamos al norte,

llevando a la izquierda una  sierra peñascosa: al hacer-

se de noche llegamos al rancho y Ojito del Topi de

Sanayta, donde dormi en mi regreso: después colamos

de noche dos horas y hicimos alto cerca de una tinaja

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_48V}

 

 

donde no pudieron beber las bestias. A la derecha /y/ hay ce=

rritos, y se acaba la cordillera, y empiezan otras dos: se

ve le peñol de Suabaquiburi, y se conoce lo breve del ca=

mino, y lo derecho para salir al presidio de Tubac: las dos

horas que anduvimos de noche fueron rumbo al oeste

norueste.La jornada fue de 6 leguas.

 

                   Dia 28. A las ocho de la mañana salimos

por el mismo rumbo, y andadas 3 leguas declinamos

al norte, y con otras cinco llegamos a S[a]n Marcelo,

misión q[u]e fue de los p[adres] p[rovinciales] jesuitas. Tiene ojo deagua

pastos y tierras malas, la gente muy esparramada.

Poniendose primero misisones en los rios Gila y Colorado,

se podrá  verificar en este sitio, si no fuese asi no aseguro

progresos en esta fundación, que ha de ser con otras cir=

cunstancias que las que se efectuaren en los rios. Cor=

re a la derecha al norueste una sierra q[u]e tiene sal.

Aviso al s[eñ]or Comandante que el yndio fiscal era el

mexor practico del camino para los rios: lo procura=

mos y nos acompaño hasta ellos.

 

                   Dia 29. A las ocho y media salimos entre

la sierra de la derecha y la peñascosa que corre por

aquí al sudueste; y andadas 8 leguas al oeste con leves

declinaciones, llegamos al aguaje del carrizal que

tiene puro pasto, mala agua y algun carrizo. Dixeron

que siguiendo se halla agua razonable en pozos

hasta la mar, y q[u]e habitan por la marina yndios

pimas enemigos de los quiquimas, y de los que me pasa=

ron el río Colorado en mi viage pasado. Habiendo

preguntado varias veces al  practico sobre los aguajes

no hizo mencion mas que los que yo habia visto en

mi regreso del río Colorado, y conocí que llebabamos

mal camino por las circustancias de la tinajas, y es=

cases de pastos: malo yendo por  donde yo volvi, y malo

 

{191_49R}

49

 

tambien por donde yo fui;  perom el ynforme de Palma

y Sevastian nos hizo venir asi.

 

                   Dia 30: salimos por el  norueste llevando

a la derecha, pasados unos cerritos una sierra que corre

al norte, y otra a la izquierda, la que pasada de no=

che por el Puerto Blanco, paramos á la entrada de un

valle con poca ó ninguna agua: la jornada llegaria

a 7 leguas, y se anduvo por el nor norueste alguna

parte del camino.

 

                   Dia 31 a las siete de la mañana em=

pezamos a caminar por el norueste llevando á

la derecha una sierra en parte prieta, y después blan=

ca, y a la izquierda la  misma del dia antecedente,

y llegamos al aguaje altísimo, andadas como cinco

leguas, y en ellas pasamos un poco de megano, que

molesto bastantemente á las bestias y ganado. Por no

dexar sin agua á la requa la dexaron de beber las bes=

tias que llevamos y el ganado, y prosiguiendo el ca=

mino por el oest norueste, hicimos alto ya muy baxo

el sol a distancia de tres leguas en un arroyo seco,

q[u]e tenia algo de zacate pasadero por la suma ne=

cesidad que llebaban las bestias. Este mismo zacate

se encuentra en los medanos, y estas tierras tan se=

cas no tienen otro.

 

                   Dia 1º de febrero á las 7 y media  de

la mañana salimos rumbo al norueste por entre unos

cerros, y andadas tres leguas llegamos al aguaje

de las tinajas que están una sobre otra, que se llama

de la Purificación: aquí determinó el s[eñ]or comandante

esperar la requa, y se hallaron algo apartados algu=

nos pastos:

 

                   Dia 4 de febrero salimos variando

rumbos, aunque el principal era al ouest norueste,

 

 

 

{191_49V}

 

y andadas cinco leguas llegamos á un arrollo q[u]e tiene

agua en tiempo de lluvias. Y poco después haciendo poza.

Los aguajes antecedentes habia visto en mi regreso del

ultimo viage, pero este al ouest susudueste de esta agua=

je está en la sierra que corre al norte al Tinaja de

Eusebio de que hago mencion en mi diario y otros agua=

jitos hay en la dicha, pero ninguno de ellos hace como=

do á este camino.

 

                   Dia 5 á las cinco de la mañana salimos

salimos por el ouest norueste, y atravesando la sierra con 8 le=
guas. Llegamos al Pozo Blando, que ha tenido en mis

viages por el agua escondida; la jornada fue molesta,

por la mañana cortamos el camino que vá al Gila,

y los soldados divisaron las arboledas, y dexamos rum=

bo al norte la sierra del Bonete, á cuya inmediación

habia salido en mi ultimo viage un yndio Pima, que

encontramos en el aguaje, dio la noticia de q[u]e parte

de los Yumas nos esperaban para quitarnos las bestias

y matarnos, especialmente á los padres, decian que la

rancheria de Palma abaxo estaba buena la gente, pero

no acia arriba. Como de casa de Palma acia arriba sabia

yo que hay  pocos Yumas, y que estan los Cocomarico=

pas sus aliados, crei se ficción, y propuse al s[eñ]or comandante

el que iria á ver los buenos y malos, y hablar con ellos,

sobre la entrada no se tubo este pensamiento prudente,

y asi remitimos el yndio con recado para el capitan

llemando por providenciar sobre el caso.

 

                   Dia 6 salimos por el sur para  mon=

tar una sierra, la que pasamos por un breve y estrecho

puerto, que mandó componer el s[eñ]or comandante an=

dando legua y media, y después llevando á la derecha una

sierra que corre al norte caminamos quatro leguas al

norueste, y paramos muy noche en un arroyo seco

{191_50R}

50

 

con algun zacate. Vimos que la serrania grande

hace una punta que cae al sur sudueste, y parece

estar cerca del golfo.

 

                   Dia 7 con cinco leguas pesadas por el

medanal llegamos al rio Gila cerca de las rancherias

q[u]e llamé San Pedro, dormí en mi ulti mo viage la noche

del 23 de agosto: abunda este medanal del pasto que

llevo dicho, y aunque á la vista desde lejos parece cosa

bella el basteme llano que ocupan los medanos, pero

es cierto que apenas abrá  pedazo de tierra peor. No se

puede negar q[u]e el rio Gila es escaso de /pastos/ pastos {sic},

pero con todo eso es mejor camino el que se dirige

por el: dos cosas me parecen verdaderas, la primera

es que este camino no conviene andarse en tiempo de

aguas, por que en el por qualquiera parte se puede

salir bien al Gila: lo segundo que si en tiempo de aguas

todavía tiene tantos defectos que sera en tiempo del calor

de la seca ? ya tengo dicho de  los papagos asi en los dia=

rios como en los ynformes,  que si se dieran providencias

de ponerles ministros en sus tierras, no habia dificul=

tad para su total reducción, aunque esta nación ó

o {sic}porcion de Pimas ha sido numerosísima, pero ya en

el dia por los muchos que se han agregado a los pue=

blos, y pasado a los rios Gila y Colorado, puede que no

lleguen a quatro mil almas,  pero poco le faltará.

Tienen sus tierras algunos sitios de buenos pastos, y

y si las aguas de invierno y de verano son regulares, co=

xen bastimentos suficientes, y en charcos tienen el agua

precisa.  En todas sus tierras no hay arbol de considera=

cion mas de sediendillas, palo de sierro, palo verde, no=

pales saguaros, q[u]e dan una fruta parecida á la pi=

taya; tambien se hallan estas, y algunas gomas y

 

 

 

 

{191_50V}

 

 

jojobas, y varias raices semejantes al camote y

corenas: dándose tambien e. Algunas partes amarillo-

verdes que se comen, y pasan para guardarlas: danse

en estas tierras variedad de semillas de zacate, pero

no con la abundancia que en los rios. Como tierra

misera cria los yndios mas vivos y agentes que los

de los rios, y tienen raras industrias para sacar el

bastimento, asi a los yndios de las misiones que en

la mayor parte son nacidos en sus tierras, como á

los gileños y del rio Colorado. Son bastantemente

laboriosos, y demas alcance que los de los rios. Todos

van vestidos, y es mucha la abundancia de mantas

del Moqui que tienen, y sacan de los rios dos del po=

niente, tienen guerra con los Quiquimas, y son ami=

gos antiguos de los Pimas á quienes ahn ayudado

en sus campañas: los papagos del oriente están

ligados con los gileños y sus parciales, y concurren

á las campañas q[u]e hacen, por lo que de cada dia

se an adiestrado en las armas, y asi un Papago equi=

vale  equivale {sic} en la campaña  a muchos Yumas ó

Opes.

 

                   Los Pimas y Yumas que salieron muy

alegres a recibirnos, concurrieron en nuestra llegada en

grande numero, que sucesivamente los dias siguientes

se iba multiplicando no es decible su afabilidad, y su

molestia para los que no saben sufrirlas, por que son

demasiadamente curiosos, y pidio el Capitan Palma

que es el yndio principal de esta tierra, y de quien ha=

go mencion en mi ultimo diario en el dia 24, 25 y

26 de agosto que tubiésemos paciencia por sus gentes

tenian vivos deseos de tocarnos y palparnos á satisfac=

 

 

 

 

 

{191_51R}

51

cion de su simplicidad, como lo executaron, sin

haver distinción de sexo. Y aunque Palma dixo q[u]e no

juxtarian, pero no dexaron de manifestar la habili=

dad de todo yndio en cosas de poca monta. Entre las

cosas q[u]e causa guste es ver la destreza y disimulo en

en hurtar y coger las cosas con  los pies jugando sus dedos

á semejanza que nosotros los de las manos. Con este

modo de proceder se entenderá que molestias y rude=

zas havré sufrido en mis viages yendo solo, y quan

bein se han portado en materia de felicidad.

 

                   Preguntado el yndio Palma que era

de los mal contentos respondio que sus hijos estaban

buenos: pero que los Opas que habian venido con la

embajada de que saliamos por sus tierras á la junta

de los rios, sabiendo que habiamos variado, se habian

inquietado y vuelto á sus tierras, pero que estaba de

paz con ellos, según yo les habia aconsejado y tam=

bien con los Quiquimas y  Axaguches q[u]e viven rio

abajo: pero que tenia guerra con los Cocomaricopas

rio Colorado arriba, y sus inmediaciones y que esto

era por no querer ellos la paz, lo que no crei. El

s[eñ]or comandante se portó con este indio y sus hijos con

la prudencia, liberalidad y buena conducta q[u]e le estan

propios y nosostros procuramos cumplir el ministerio,

aunque los interpretes eran malos, y solo para cosas

muy comunes, por que los Pimas rebueltas con los

Yumas varian bastantemente la lengua, y no lleva=

mos ningun yndio castellano, pensando que supiera

el yndio Sebastian Tarabó,  y á esta falta de interprete

atribuyo en parte los atrazos que hemos experimen=

tado en el viage.

 

 

 

 

 

 

{191_51V}

 

 

                   Dia 8 pase el rio Gila por el bado

distante una legua en brazo de yndios: la demas comi-

tiva paso á  caballo. El rio es grande, pues ademas de

serlo por si solo, se le junta poco antes del bado un bra=

zo del Colorado: no será mucho decir que es tan grande

como el de Guadalaxara. Casi todos los yndios me

conocían, como que en el  ultimo viage habia venido

rio Gila abaxo, desde el sitio en q[u]e  tiene el rio dentro

de la caxa tanta alameda q[u]e apenas se ve su agua

q[u]e dista como catorce leguas.

 

                   Dia 9 despues de comer andado un

quarto de legua pase el rio Colorado en brazos de

yndios por no fiarme del caballo, y la demas comitiva

paso a caballo y sin riesgo por un bado q[u]e forma,

poco menos de una figura como esta                             :   medido

el rio se hallo tener de ancho 95 brazos de la bon=

dad de las gentes, y de la tierra tan a propósito  para

siembras formaron grande concepto todos los de la expe=

dicción viendo las labores del  trigo y los rastrojos del

maiz y  tepani que el  frixol chico duro, que todo

se da sin regar. Después de pasar el rio caminamos

poco mas de un quarto de legua, y pasa junto al rio

ya junto con el Gila: viendo la junta de estos rios

q[u]e yo no vi en mi ultimo viage, aunque dormi tan

cerca de ella, luego subimos una loma q[u]e teniendo

otra en frente de la otra banda del rio forma un

puerto por donde pasa en rio muy majestuoso. Son

estas dos lomas unos balcones de una vista especia=

lisima, y sitios admirables para poner poblaciones.

Pero esta escasa de pastos la inmediación. Desde todas

playas se divisa el Peñol del Babuquiburi q[u]e

 

 

 

 

 

{191_52R}

52

 

tiene figura de cabeza y ahora llamamos Cabeza de

Gigante, y otro de la Campana, pues tiene su figura,

son muy especiales y por  lo mismo hize mencion de

ellos en mi ultimo diario.

        

                   Dia 10 á las 7 y media de la mañana

salimos por el oest suduest,  y caminadas seis leguas

salimos a las rancherías q[u]e corresponden a la que

llamé de San Pablo, desando á  la derecha la rranche=

ria del Llano.

 

                   Dia 11 rumbo al oest caminamos seis

leguas: por esta parte salimos de los menos y pozo del

Rosario en mi ultimo viage y repasé el rio: hasta

aquí llegan los Yumas y sus tierras buenas y dila=

tadas playas, hago juicio que seran poco menos de

tres mil y quinientos, pero yo no pongo muchos

nombres a los ranchos,  por q[u]e al fin se han de

reunir y quedar pocos.

 

                   Dia 12 rumbo al sur sudueste camina=

mos 5 leguas con algunos Yumas y Capinches,

que es la nación que se sigue, la que varia algun

tanto en la legua, y  en modo de hablar. Esta na=

cion tiene varios nombres los Pimas la llaman Cojas,

y a los que viven en la sierra llaman los de los Za=

patos de Mexcal ó mas propiamente Guaraches. Pero

los Yumas les dicen Axagueches, y ellos dicen que

su nación es la Capren q[u]e llega hasta S[a]n Diego. Se=

gun vi en la llegada a aquella misión y presidio. Hi=

cimos alto en una laguna que pasamos en seco,

y tiene buenos pastos y agua, y esta cerca de las

rancherías de que yo llamé de N[ues]tro P[adre] S[an] Fran[cis]co

o la laguna que llamamos S[an]ta Olaya.  Aquí vimos

varios yndios de N[uestro] P[adre] S[an] Francisco y la Merced, pero

 

 

{191_52V}

 

 

no se pudo tomar la noticia exacta del camino que

habiamos de llevar, por falta de ynterprete; no obstante

salio un Yuma diciendo q[u]e nos guiaria, y con la espe=

ranza de q[u]e este nos llevaría hasta q[u]e reconociese

el yndio Sebastian, salimos.

 

                   Dia 13 despedidos del capitán Palma

quien derramo lagrimas, anduvimos seis leguas por

el oest noruest y  llegamos al Pozo Verde, q[u]e

yo llamé del  Rosario; instantáneamente avisé á

toda la comitiva de q[u]e S[a]n Xacome quedaba oest su=

doeste quarta al oeste: que la sierra q[u]e teniamos á

la izquierda se llama San Jerónimo: que en sus

contornos  no habia visto agua, y que si bien habia

visto en los médanos algunas, pero que eran saladas,

y que carecian de pastos aquellas tierras. No obstan=
te esto el yndio dixo que habia otra agua á la qual

llegamos, con poco menos de tres leguas de camino

encontramos una laguna  con algun carrizo. La

agua es malísima de color y muy salada, pero á

la orilla habia un posito de tal qual agua. Como yo

soy poco practico en cosas de campo no adviertir en

este, y asi aunque vi en mi ultimo viaje este y otros

aguajes semejantes. Pero no veria yo ni el caballo. Asi

el yndio Yuma como los Cajuenches daban noticia de

otros Aguajes y gentes proximas a San Jerónimo q[u]e

decian ser sus enemigos.

 

                   Dia 14 se volvio el Yuma y dos Cajuenches,

y con algunos ruegos se detuvieron dos que nos sacaron

por el oeste á otro aguaje muy semejante al pre=

cedente y paramos por q[u]e dixo que el siguiente

no tenía pasto.

 

 

 

 

{191_53R}

 

 

                   Dia 15 se volvieron los dos yndios que                 53

habian quedado, pero dieron noticia de agua y gente,

del camino que había, como los campitas veian los ca=

minos, y al parecer no lexos la sierra, pensaron que

se venceria la jornada por mas que la requa y

caballada iban tan atrazadas. Reconocio el yndio

Sebastian el puerto que es una de las dos  habras q[u]e

digo en mi diario. Caminadas, pues, dos leguas á

oeste hallamos un pozo hondo de poco agua, y algo

mala, con poquísima /agua/ pasto. Avisó el arriero

de lo atrazado que venia la requa, que ya no podia

con la carga. Desde luego pasose el s[eñ]or comandante

dividir la expedición, siguiendo con parte de ella, y

remitiendo al rio lo demas y uno de los padres. Yo

no tuve por acertada esta resolución, por no saber

las gentes q[u]e habiamos de encontrar y llevar tan po=

cas fuerzas la expedición, por que siempre podia mas agos=

tar el el rio todo el tiempo que fuera necesario. Deter=

minó el s[eñ]or comandante ir a medir carga para pa-

sar el tramo de tierra que hay hasta la sierra y

rumbo al oest y noruest. Camino la banguardia

abriamos andado como tres leguas quando se descubrio

un bastísimo llano con apariencia de muchos meda=

nos, con cuya vista todos creimos que era inasequi-

ble el llegar á la sierra. Por que no volviesen las

bestias a bever las aguas precedentes, y tule que las

habian /traido/ atrasado avisé al s[eñ]or comandante

q[u]e cerca de San Xacome vyde un cerro prieto habia

un pozo de agua dulce que me parecia podriamos

llegar á él,  y siguiendo el  rumbo del sur sueste, y

 

 

 

 

 

 

 

{191_53V}

 

 

enviando recado para que la  requa saliera en derechu=

ra á San Xacome caminamos lo mas a priesa que

se pudo, pero los caballos no pudieron correr como

deseaba para llegar de día y reconocer el sitio del

pueblo. No pudimos encontrar el pozo ni pueblo,

ni lagunas, y aunque sali con dos soldados, y vimos

una lumbre, pero decian ser quemazon. La mula o

ventio el agua gedionda de una laguna, y proi=

bimos el olor, pero los soldados decian que era muy

briosa, y no creyeron que habria por alli tal sitio de

San Xacome, pensando que estaría  yo muy equivoca=

do, y nos volvimos. Como yo tenia evidencia de que

por alli estaba San Xacome, y mas allá la merca

le propuse el ir solo, y que si daba con el pueblo

avisaria con fumaras, ó  enviaría los yndios. No pa=

recio bien este pensamiento pensando q[u]e podia

perderme, y asi antes de hacerse de dia salimos.

 

                   El 16 por el nor nordeste para encontrar

la requa, y por camino recto al pozo ultimo que ha=

biamos visto, y donde habiamos dexado la mitad de la

carga; andariamos cinco leguas.

 

                   Dia 17 por haver sacado la caballada

al otro aguaje, para que comiese y veviese, no salimos

hasta el medio dia, y llamado aquel pozo de las

Angustias, volvimos al aguaje de donde habiamos

salido el dia 15, y por que los soldados estuvieron muy

alegres aun andando á pie llamamos aquel aguaje

de la Alegria.

 

                   Día 18. Al medio día salimos de dicho

aguaje y pasando por el  pozo del Rosario hicimos

 

 

 

 

{191_54R}

54

alto al hacerse de noche en una laguna salada, y sin         

pasto que haviamos visto á la ida.

 

                   Dia 19. Con dos horas de  camino llegamos

a la laguna de S[an]ta Otaya donde hicimos mansión

con intención de que agostase la caballada la re=

qua quedó en el carrizal, y llegó el día 21, con la

mitad de la carga.

 

                   El dia 24 llegó lo restante de la

carga, y como creia que estariamos muchos dias

detenidos por el atraso de las bestias avisé al s[eñ]or co=

mandante para air á ver las gentes que viven rio

abajo y que ya conocia, llevando á mas de este fin

el veer si saliendo á la laguna de San Mateo, ó á

la agua amarilla encontraba yndios de la sierra

que diesen noticia de los  aguajes de sus cercanías,

pero el s[eñ]or comandante le dixo que su salida habia

de ser el primero ó el segundo de marzo para que

esto me sirviese de govierno.

 

                   El mismo día 24 á la una de la

tarde sali acompañado de tres yndios, con alguna

porcion de abalorio, y medio manojo de tabaco.

Caminé por el sur como tres leguas y media viendo

algunos ranchos. Los yndios se mantienen de

la bayna del mesquite; y  de otra que tiene la

figura de tornillo. Algunos yndios que son mas

cuidadosos, todavía tenian calabaza, y una semilla

muy especial que empiezan a comer a ultimos de

agosto;  otros tambien comian la semilla del chami=

so. Al ponerse el sol vi una laguna que llamé de

San Matias. Dia 25. Sali por el poniente á ver

unos ranchos,  y luego por el sueste sali al rio=

 

 

 

 

{191_54V}

 

 

caminando dos leguas. En aquellas playas encontré

un capitan muy viejo quien nos regaló quando yo

le saludaba diciendo: usu me decian los conducto=

res q[u]e  aquel capitan y sus yndios se saludaban

diciendo: mulay: después. Caminadas dos leguas al

sudueste sali a otros ranchos, y dando bueltas hice

alto en casa de un capitan calbo viejo y muy vene=

rable, á quien había visto de la otra banda del rio

en mi ultimo viaje, nos regaló con frixol y otras co=

midas.

 

                   Día 26. Como un quarto de legua

sali al rio y divisé  mucha gente a la otra banda

el capitán y biejos me instaron para que pasase

el rio, y por complacerlos, y reconocer que sitio

era el de la otra banda pasé en una balsa, que

prontamente hicieron los biejos. Reconocí ser aque=

llas rancherías las de S[an]ta Rosa, y desando el rum=

bo del poniente que lleva rio en aquella parte

camine quatro leguas por el sur acompañado de

algunos yndios, los que viendo que ya me aparta-

ba de sus tierras se sentaron diciendo, que los de

abaxo eran sus enemigos, como lo habia experimen=

tado en el ultimo viaje. Ni el caballo ni las circus-

tancias presentes permitian las operaciones del

ultimo viaje, y asi volvi con los mismos yndios á

toda prisa.

 

                   Día 27. Repasé el rio por el mismo

sitio dos veces nadaron los yndios pasando la balsa,

pero mucha parte del rio tendría cinco quartas

de fondo. Luego siguiendo su corriente fui viendo

mucha gente y buenas tierras sembradas de trigo:

regularmente me saludaban diciendo: yñels.Como

 

 

 

{191_55R}

55

 

 

á las cinco de la tarde querian que volviera a pasar                  

el rio, lo q[u]e rehuse, y diciéndome que mas abaxo

ya tenian enemigos. Y conociendo que el caballo es=

taba cansado trate de volverme, y de salir en dere=

chura á S[an]ta Olaya, andando aquella tarde y noche

como tre leguas por el des sueste á pie por gran=

des espesuras.

 

                  Dia 28. mre querian sacar por el

poniente unos yndios muy semejantes a los de

San Xacome, y que hacian señas de que me ha=
bian visto en el ultimo viaje, pero no quise pues

ya caminaba a pie por estar cansado el caballo:

aquel dia vi ortos ranchos de Cajuenches, y sali

por el norte  á una laguna, que ya esta habita=

da de los yndios del capitan viejo, y que me salu=

daban diciendo: mulay. Acudio burena porcion de

ellos, y trate de proseguir el camino con algunos q[u]e

me sacaron a una ranchería de las pertenecientes

a N[uetro] P[adre] S[an] Francisco: todo el dia camine al norte

y como cinco leguas.

 

                   Dia primero de febrero con quatro

quatro leguas caminadas al mismo rumbo sali  a la lagu=

na de S[an]ta Olaya antes de comer. Aquí encontré al

Pima q[u]e nos sirvio de ynterprete en los Yumas, y

y por el supe que aquellas gentes que dicen: mu=

lay y yñelse, y las rancherias que yo llamé de

S[an]ta Rosa, son los que ellos llaman Quiquimas,

y que las que me pasaran el el rio en el ultimo

viage era otra gente, pero yo creo que mas va=

ria la lengua de los Cajuenches de la lengua yuma

que la de aquellos. Lo cierto es q[u]e aunque varian

poco en la lengua, se hacen  distintos por sus nom=

 

 

{191_55V}

 

 

bres y guerras y costumbres. La nación cajuenche con-

tando solamente los que viven cerca del río Colorado con=

tenidos en las rencherias de N[uestro] Padre S[an] Francisco de la

Merced y sierra innediata á el agua amarilla, dicen

los Yumas que compone un numero mayor de yndios

q[u]e la suya, y no digo que las rancherias de las

Yagas de San Eustaquio, de San Mateo, y Jesús María

compondran otro numero igual á los Yumas, y toda-

via mas abaxo de la Llagas cerca de la sierra divisé

algunos Jumazos. Los Quiquimas inchados en las

rancherias de S[an]ta Rosa, y en las gentes de los dos

capotlanes que he visto, ahora compondran el nume=

ro de dos mil. Por haver visto el rio el dia 26 del

pasado muy estrecho, me hago el cargo que por

aquella parte forma alguna ysla, lo qual no pu=

do saber con certeza por falta de ynterprete.

 

                   Este dia me comunicó el s[eñ]or comandante

lo resuelto con acuerdo del  P[adre] Juan y de toda la  tropa, es

á saber, que la expedición  se habia de  executar á la

ligera, por ser imposible que la mayor parte de la

requa pasase adelante; aunque agostase mucho

tiempo, y aunque yo he deseado que ya q[u]e no iba-

mos por mayor altura, al menos bolvíamos, para

cuyo fin pudiera ser obstáculo esta resolución, pero

asegurando las prudentes que no habia otro medio

para que se efectuase la expedición abajé mi cabe=

za: quedo en arriero con tres compañeros suyos y

tres soldados todos muy gustosos, instruidos en lo q[u]e

debian practicar por el s[eñ]or comandante que deter=

minó la cosa en este modo.

 

 

 

 

 

 

{191_56R}

56

 

 

                   Dia 2 despedidos de los que se volvieron á              

la junta de los rios, y caminadas quatro leguas al

oeste, con declinación al sudueste llegamos a una lagu=

na perteneciente la Merced: hay muchos rastrojos de

mais y buenas arboledas.

 

                   Dia tres por el sur sudeste, llegamos

á otra laguna con tres horas de camino, dando al=

gunas bueltas por los bosques: aquí se junto un

numero crecidísimo de yndios, y vi algunos de los que

habia visto en San Xacome. Pregunté por el pueblo

y me dixeron que por haverse segado el pozo estaba

despoblado. Regalé a un yndio y pregunté por otros

dos que  juntamente con él mre habian acompañado,

y dixeron que estaban en la sirra: dieron noticia

de que estaba cerca de la  mar, ó un estero donde

cosían pescado muy grande. Tambien respondieron

á la pregunya si habia rios por el poniente, que ha=

bia dos salados, y no grandes, anduvieron muy per=

plexos sobre acompañarnos , pero al fin á un caju=

enche que vivia entre los Yumas se agregaron otros dos

para acompañarnos los tres.

 

                   Dia 4. Después de medio dia salimos

de la laguna, y andando una legua al oest norueste

vimos un pozo: después de andado otra legua halla=

mos otro pozo, tambien de buena agua, y las tierras

inmediatas bien empastadas; aquí querian los yndios

que durmiéramos, diciendo que la jornada siguiente

era muy larga; no se tubo por  conveniente esta propu=

esta, y asi andando otra legua por el mismo rumbo,

llegamos a una rancheria de diez y ocho ó veinte

personas, que nos saludaron diciendo: Jesús María;

 

 

 

 

{191_56V}

 

 

á poco mas de una legua llegamos al pozo siego, y

sitio despo de San Xacome, conociendo todos por el rastro

la mucha gente que alli  habia vivido, y lo proximo

que habiamos estado la noche que buscamos aquel

sitio: vimos una de las lagunas saladas. Aunque

instaban los yndios que durmiéramos alli, no se exe=

cuto asi, por q[u]e no habia mas pasto, que la caña

seca del blido, y asi de noche anduvimos otras tres

leguas por el mismo.

 

                   Dia 5. al hacerse de dia salimos p[ar]a

el mismo rumbo con diez leguas, llegamos a la

sierra de San Jerónimo después con legua y media

por un arroyo, pasamos la sierra y salimos despe=

es de un aledaño corto á una laguna seca que coge

poco menos de todo un valle, con una grande bara=

zon de pescado de varios tamaños, todos hicimos

juicio que aquella laguna tenia comunicación

con la mar, y que era una misma que el agua

amarilla, de que hago mencion en mi diario el 21

de septiembre. Como el panino de estas tierras es

muy salado, y el arroyo de San Lino y el otro que

dicen son tambien demasiadamente salados, pue=

de ser que esta sea la causa de subir el pescado

grande de la mar á esta laguna, y no subir tanto

por el rio Colorado, á cuyos yndios en mi viage pa=

sado preguntaba por el pescado grande, y siempre

me respondian señalando hacia debajo de la sierra.

Tambien han dicho que una sierra entra en la mar,

y que esta grandemente ahujerada, comunican=

dose el agua de una parte á otra, y asi puede ser

 

 

 

 

 

{191_57R}

57

 

verdad que por detrás de esta sierra  y este estero su=           

ba mas la mar, que por la parte donde desemboca

el rio Colorado, con quien es muy verosímil no tener

conexión este estero ó laguna que pasamos en seco,

aunque atascaba con travesia de dos leguas, y ha=

llamos en sus orillas un pozo de agua dulce, en-

medio de otra salada, á quien llamamos San Euse=

bio. Esta jornada no hay duda que fue molestísima,

y aunque se le pueden acortar las dos leguas, ó las

quatro, abriendo el pozo de San Xacome, ó bebiendo

agua algo salada, con todo no es proporcionada;

al salir de la sierra de S[a]n  Jerónimo vimos otro pozo

ciego; si en aquel hubiera agua se le acortaban

otras dos leguas.

 

                   Dia 6. Habiéndose huido el guia

y algunas bestias, no pudimos salir de mañana por

no saberse con certeza donde estaba el aguaje q[u]e

se seguia; embio el s[eñ]or comandante unos soldados

á reconocer el terreno por donde habia señalado

el guia: después de comer salimos al poniente,

andadas tres leguas sobre la huella tubimos la no=

ticia del aguaje llamado S[an]to Tomas, hay poco pas=

to y se entra por entre dos sierras, y variando el

rumbo de modo que poco grangeamos, habiendo an-

dado cinco leguas en aquella tarde.

 

                   Dia 7. se executo la  misma diligen-

cia: andadas quatro leguas al norte y nordeste

tubimos la noticia que habian dado unos yndios

al cabo de un pozo, que habia por hay cerca. Lle=

vamos a la izquierda la serrania grande, y á la

 

 

 

 

 

{191_ 57V}

 

 

derecha el medanal y llanos, por que la sierra de

San Gerónimo se acaba.

 

                   Dia 8. Con una legua por el nordes=

te  salimos á los pozos llamados S[an]ta Rosa de las

Lajas, aquí nos detuvimos hasta el dia siguiente

por la tarde, pues se necesitaban las bestias. Al este

de este sitio llegué yo en mi ultimo viage dia 29 de

septiembre, como distancia de tres leguas: aquí tambien

reconocio el yndio Sebastian el puerto y camino que

llevó quando salio al rio.

 

                   Dia 9. Como á las dos de la tarde

salimos rumbo al norte, y caminadas cinco leguas

hicimos alto, aunque en S[an]ta  Rosa hay una poque-

dad de pastos, pero aquí carecimos de ellos.

 

                   Dia 10 salimos al hacerse de dia y

andubimos siete leguas ya por tierra buena, ya por

medanos. Nosotros al medio dia al aguaje llamado

San Sebastian; hay algun pasto, pero por ser el panino

salitroso no es bueno para las bestias: hay una cie=

nega bastantemente grande, pero donde corren al=

gunos arroyotos de agua sumamente salada, pero

hay una lagunita y un pozo bastantemente dulce:

los yndios son cajuenohes, y  nos saludaban diciendo:

natajaguaque. La mayor  parte de ellos me conocían,

pues me vieron en San Xacome en mi ultimo viaje.

Tambien nos dieron la noticia de que habian andado

por hay soldados; no supimos si seria D[o]n Pedro fajes

o los desertores, ó si unos u otros pasaron sucesivamente:

aquí conocieron todos los yndios á Sebastian y dieron

noticia de dos aguajes, los que si fueren como dos

 

 

 

 

{191_58R}

58

haran mucho mas breve el  camino para la buelta:                

aunque siempre me ha parecido conveniente que

se busque salida hasta este sitio de San Sebastian,

u otro de los de adelante, en donde ya no hay difi=

cultad. Si D[o]n Pedro fajes ó los  desertores llegaron á

estas inmediaciones, ya esta  sabido el camino de San

Diego: y si como dicen salio a San Luis ya esta descu=

bierto el camino de San Luis: yo discurro que hacien=

do la diligencia se hallara el mas derecho a Monter=

rey por mas q[u]e los sayopas dixeron ser malo el ca=

mino. Antes de saber quienes eran estos Sayopas, y

la calidad de gente que viven mas arriba de ellos,

pudiera tener su recelo para tomar mucha altura

en el rio Colorado con poca gente; pero no ahora sa-

biendo que los soyopas y los de más arriba, juntamen-

te con los de la sierra;  son yndios de la mesma cali-

dad de los Yumas. O! que gentilidad tan basta O! que

tiene cosas tan a propósito p[ar]a misiones; o que gentilidad

tan dócil! y quando conviniera  q[u]e viera estas tierras

el sabio piadoso D[o]n  Carlos 3ª  ó si almenos lograsemos

que viera estas provincias el que dignamente gobierna

estos reynos, que providencias tan activas daria, por

que al fin es muy distinto el ver la cosa que el oirla.

En tal caso veriamos renovadas aquellas conquistas

que se vieron en tiempo de Carlos 5ª y no se quexarian

el s[eñ]or fiscal, y con razon, de lo poco que adelantamos

en estos tiempos. Ahora veremos p[o]r quien queda el q[u]e

no haya grandes progresos en la conquista espiritual,

y temporal, pue por la piedad del rey no ha de

quedar. Tampoco permitirá el espiritu grande de

Su Exc[elenci]a D[o]n Antonio Maria Bucareli que no se

 

 

 

 

 

 

 

{191_ 58V}

 

 

hagan estos servicios grandes á  ambas magestadas: pues

yo aseguro que la providencia de de Dios facilitará los

ministros idóneos, por lo que si no sucede, se ha de atri=

buir á lo que sabrá bien el señor fiscal, y yo apunto

en el ynforme que envié sobre el particular, en donde

en gran parte atribuyo este atraso á la falta de comer-

cio de estas provincias, que tienen el superior gobi-

erno ta apartado. Perdóneme la digresión, pues

mi efecto no há permitido otra cosa. Me parece tam-

bien que por el estero y  laguna de San  Mateo po-

drá descubrirse p[ar]a San Diego camino bueno, evitando los

medanos, pero siempre se hará preciso alguna canoa.

Los yndios caxuenches que viven fuera del rio, sue-

len ser chicos de cuerpo y flacos, hacen unos guaraches

de la pisa del mescal, y unas redes con que se

siñen, ya el pelo, yá la barriga: algunos llevan pelo

postizo: quando en los rios vasn muchos pelados in

tambien cargan una macana de la figura de

una os, pueblan estos yndios toda la sierra q[u]e corre

desde aquí al desemboque, y llegan como llevo dicho

hasta el desemboque. /dia 12 por el oest nor/

 

                   Dia 11. A las dos de la tarde salimos p[o]r

el poniente, y se gastó toda la tarde en hallar paso

por el atascadero; ya de noche andubimos dos leguas.

 

                   Dia 12.  Por el oes[te] norueste, y entre serros

pequeños salimos á un valle, y pasado un cerro co-

lorado hicimos alto andadas cinco leguas en unos

pozos y ciénegas saladas, llamadas San Gregorio,

que tiene mucho pasto, y está en una cañada

 

 

 

 

 

 

{191- 59R}

59

bastantemente ancha, y entre dos sierras. Hasta aquí lle-  

garon muchos Caxuenches, y en este sitio vimos una

nación dichos Cajuenches. No acostumbran  á  embijarse

tanto como los Yumas. Suelen  matar con las macanas

muchos conejos, algunos venados, con cuyas pieles se

tapan las mugeres por detrás, pero por delante llevan

un delantar de hilo de arria, hecho de cortezas de ar-

boles, esta multitud de hilos, unas los llevan a modo

de red, y otras sueltos, pero todas se tapan bien, y

mas que sean las muchachitas de tres años ó recien

nacidas no se ven destapadas por estas partes. U-

san las mugeres de las redes p[ar]a traer leña, queli-

tes, y cargar las ollas en que traen agua, asi mismo

p[ar]a cargar los muchachitos. Suelen tambien los hom-

bres en hacer corrales con  las redes, palos, y laxas,

y aventando la caza de muy lejos hacia el corral ma-

tan con abundancia. Como comen mucho mescal es-

tos serranos, y en algunas partes la raiz del tule

tienen los dientes muy gastados y dañados. Algunos

cargan unos palos con buena  punta, y parece ser

arma p[ar]a la guerra, y hasta las  mujeres llevan

palos mas chicos y gruesos, comen mucha cebolla

cimarrona p[o]r abundar en estas partes, y aunque

dichos cajuenches no son tan buenos como los

Yumas, pero son tan buenos y mas timidos.

 

                   Dia 13. descansamos por que la requa

se havia fatigado demasiado el dia antecedente.

 

                   Dia 14. por el norueste pasado algo

de medano, y tierra llana, llegamos á un arroyo

q[u]e corre como una legua, y  tiene alguna arboleda,

y hicimos alto andadas cinco leguas, aquí vimos

 

 

 

 

 

{191_59V}

 

 

 

hagan estos servicios grandes á ambas magestadas: pues

yo aseguro que la providencia de de dios facilitará los

ministros idóneos, por lo que si no sucede, se ha de atri=

buir á lo que sabrá bien el señor fiscal, y yo apunto

en el ynforme que envié sobre el particular, en donde

en gran parte atribuyo este atraso á la falta de comer-

cio de estas provincias, que tienen el superior gobi-

erno ta apartado. Perdóneme la digresión, pues

mi efecto no há permitido otra cosa. Me parece tam-

bien que por el estero y  laguna de San  Mateo po-

drá descubrirse p[ar]a San Diego camino bueno, evitando los

medanos, pero siempre se hará preciso alguna canoa.

Los yndios Caxuenches que viven fuera del rio, sue-

len ser chicos de cuerpo y flacos, hacen unos guaraches

de la pisa del mescal, y unas redes con que se

siñen, ya el pelo, y a la barriga: algunos llevan pelo

postizo: quando en los rios vasn muchos pelados in

tambien cargan una macana de la figura de

una os, pueblan estos yndios toda la sierra q[u]e corre

desde aquí al desemboque, y llegan como llevo dicho

hasta el desemboque. /dia 12 por el oest nor/

 

                   Dia 11. A las dos de la tarde salimos p[o]r

el poniente, y se gastó toda la tarde en hallar paso

por el atascadero; ya de noche andubimos dos leguas.

 

                   Dia 12. Por el oes[te] norueste, y entre serros

pequeños salimos á un valle, y pasado un cerro co-

lorado hicimos alto andadas cinco leguas en unos

pozos y ciénegas saladas, llamadas San Gregorio,

que tiene mucho pasto, y está en una cañada

 

 

 

 

 

{191_59VA}

 

 

bastantes yndios de la otra nación, y todavía llegó al=

gun Cajuenche; me costó mucho trabajo p[ara]a q[u]e llegasen

los indios a donde estaba el señor comandante q[u]e de-

seaba regalarlos, á este paraje llamamos Santa

Catarina, y cerca de él se vieron rastros de mulas

y caballos; en este sitio havía estado el indio Se-

bastian en su salida al rio, que fue de parecer, q[u]e

no siguiéramos el rumbo que él trajo, y asi lo exe-

cutamos

 

                   Dia 15. Caminadas dos leguas p[o]r el nor-

norueste siguiendo el arroyo seco en aquella parte

llegamos al nacimiento de otra agua y vimos

muchos indios que en el trage se distinguen muy

de los Carrienches, pero  si en la lengua, y en

modo de hablar, por que quando hablan estan en

movimiento los pies que levantan mucho p[o]r de-

tras y los brazos por azeque se quexan, y q[u]e rega-

ñan, y llevan la tonada de unos  cuervecillos que

abundan en esta  tierra, ello ciertamente es cosa

redícula. No vimos que cargasen armas y parecen

los inútiles. Estan flacos y se mantienen como

los Caxuenches serranos. Andadas unas dos leguas

por el norueste, y nornoruente hicimos alto al pie

de la cuesta: el yndio Sebastian fue a reconocer

desde una altura, y le parecio no havia salida,

pero los yndios por señas nos persuadieron q[u]e sa-

liesemos, y haviendo ido el cabo halló salida. Subi-

mos la cuesta que es corta, y andando como una

legua por la altura que hace un buen plano y rum-

bo al norte hicimos alto.

 

 

 

 

 

 

{191_60R}

60

                   Dia 16. Salimos á la una del dia por que llovia       

y no se pudo subir antes por  norueste, subimos con breve

espacio, acabamos de subir el puerto llamado San Carlos,

y después por un valle pequeño salimos a otro mas dila-

tado, llamado el Principe, y paramos en una laguna

haviendo caminado tres leguas. Como habiamos andado

por caminos tan secos, y faltos de pastos, causó mu=

cho gusto el ver estas tierras tan empastadas, y les

parecio como estaba lloviendo que era tierra apta pa=

ra todas semillas, y buena  para establecimientos; no

obstante puede que en tiempos de seca no paresca

esta tierra tan buena, y asi  esta banda necesita de

mas averiguación y experimentos.

 

                   Dia 17 por el norueste, y entre dos  sierras

que en las cumbres parece tienen algunos pinos

salimos al caxon y arroyo de San Patricio, que se

estrecha mucho, pero no tanto que impida el paso.

Ay algunos enemigos y jucaros, arboles y otros arboles

ruines, uno se parece al  sabino.

 

                   Dia 18 con siete leguas al norueste sa=

limos al valle ameno de San José, que tiene todas

las calidades para un pueble bueno: mucha abun=

dancia de un quelite que comen los yndios en este

tiempo, como agria, lo que llaman satola, o palmito

que da datiles, no como los de España, si es diversisi=

mos: de esto hay tambien en la pimeria alta. Hay

alameda grande, cienega grandísima con muchos

pastos y rio,  que es regular sea permanente: vimos

una multitud innumerable de antares blancas, como

las que yo habia visto en el agua amarilla ó este=
ro mencionado: les parecio á los inteligentes que el

 

 

 

 

 

{191_60V}

 

 

panino de unas lomas muy  altas vecinas á la sierra

nevada y grande ser panino de minerales y mostraron

una piedra que habian cogido aquel dia que tenia

metal.

 

                   Dia 19 rodeando y por caminos muy atas=

coso llegamos a una loma andadas como quatro le=

guas y media casi al norueste, pero con muchas torci=

das. Tanto atascan las lomas, como los llanos, y estan

los montes muy poblados de sacate: hay una especie

de zacate: este da una semilla muy semejante al

centeno: no dudo que sea esta semilla la que los gi=

leños llamaran trigo, pues me decian que cerca de

la mar habia trigo que cosechaban sin sembrarlo.

Por todas estas tierras hay osos y romero, salvia me=

jor que la de Guadalaxara, cabenas chia.

 

                   Dia 20 con seis leguas al norueste lle=

gamos al rio de S[an]ta Ana, y después siguiendo la cor=

riente para buscarle vado, hicimos alto andada legua

y media. Se hizo puente para pasar las cargas, tiene

una tal qual proporcion para ganados y siembras,

y poca arbolada; hay alguna indiada en sus in=

mediaciones: habiendo registrado un xacal vi

variedad de caritas muy semejantes á las de la pi=

meria alta, y que tenia bastante porcion de cuentas

ó caritos que comercia con las naciones de los rios,

y pasan hasta las misiones, en donde siempre tenia=

mos noticia que d[ic]hos coralitos salian de esta parte.

 

                   Dia 21 con site leguas al norueste

salimos, salimos á un arroyo llamado San Antonio,

hay muchos osos alisos, la  sierra nevada declina

 

 

 

 

{191_61R}

61

hacia el oest norueste: hace un puerto y por el se sale,               

según dicen, á un valle que sale a la misión de San

Luis.

 

                   Dia 22 andadas tres leguas nos ha=

llamos a vista de San Gabriel, y cortamos la huella

de la caballada y ganado, y para hallar vado gasta=

mos mucho tiempo: pasamos el rio y llegamos á

la misión de San Gabriel: el rumbo de este dia fue

muy vario, especialmente para entrar, pero pare=

ce ser el principal el oest  norueste. La jornada es

de cinco leguas. Tiene este  establecimiento de San Ga=

briel todas, para ser uno de los mejores de estas pro=

vincias.

 

                   Hallamos a esta misión en suma

pobreza como lo estan  las restantes. El dia que lle=

gamos se acabó el bastimento de la tropa, con que

llegó la necesidad á casa de la pobreza. Mas melan=

colico hubiera sido el cuento si no hubiera ya no=

ticia de que habia llegado a San Diego la fragata

de la Galicia se alegraron los p[adres] misioneros con

nuestra llegada, y nos socorrieron con su pobreza,

sintiendo unos potros los padres el no tener mucho

que dar, asi de bestias, como de bastimentos, y noso=

tros el no haver traido con  que sacarlos de miserias.

El s[eñ]or comandante y yo determinamos ir a San

Diego á hacer personalmente la diligencia de bas=

timentos y piloto para observar el rio que venia

grande, impedido este designio, y asi fue la requa

por bastimento. Baxo el rio y el domingo de ra=

mos  determiné á San Diego con acuerdo del s[eñ]or

Comandante y P[adre] Juan á fin de solicitar lo mencionado,

 

 

 

 

 

{191_61V}

 

 

y que el m[uy] r[everendo] p[adre] facilitase la observación por medio

de un padre, sino se lograba el piloto, y me avisó el

s[eñ]or comandante que si venia el m[uy] R[everendo] P[adre] Presidente

Fr[ay] Junipero Sierra enviaria la requa delante,

y esperaria tres dias y después seguiríamos la ruta

para Monte Rey.

 

                   Salí para San Diego el dia 27 y

llegué por la mañana el 3º el dia primero de abril

despachamos la requa, y se le ordenó al cabo que

gastase ocho dias para llegar á San Gabriel, pues

las mulas habian de volver luego por bastimento

y determinó el m[uy] R[everendo] P[adre] Presidente la salida para

el lunes, por lo que no respondio al s[eñ]or comandante.

El cabo llegó en cinco dias a San Gabriel, y el m[uy] R[everendo] P[adre]

Presidente no salio hasta el dia 6 miercoles, no yo po=

dia haverme buelto por que no habia escolta. Aunque

ibamos á la ligera, pero nos llovio dos, y estaba malo

el camino, por lo que llegamos á San Gabriel el dia

once, y supimos la resolución del s[eñ]or comandante,

quien sin duda por la falta de bestias, ó viveres, y

otros fundamentos solidos determino ir a la ligera

á Monte Rey,  convidó para al R[everendo] P[adre] Predicador Fr[ay]

Juan Diaz, y conociendo que la ligera del s[eñ]or coman=

dante verdaderamente incansable puesto en el caba=

llo eran veinte ó veinte y cinco leguas se escusó con

prudencia, y lo hubiera hecho yo tambien no llevando

esperanza de volver por otro camino, y adelantar

algunas noticias utiles al gobierno.

 

                   Bastantemente he sentido que no

se haya logrado esta ocasión tan oportuna para

 

 

 

 

 

{191_62R}

62

 

descubrir la corriente del rio de San Francisco que yo                

creo tiene conexión con el Colorado, y ambos con unas

lagunas muy grandes ó una agua que está para=

da, y es muy grande, asi me han dicho los gileños,

tambien los soldados desertores ó los que los han bus=

cado, presumo estubieron cerca del rio Colorado, pues

decian los yndios del rio que lo habian dicho las gen=

tes de arriba. Pues como ya  no habia certeza de la

observación, para q[u]e esta  tubiese efecto acordamos el P[adre]

F[ray] Juan y yo ir por San Diego para ver si saliendo el

p[adre] capellan de la fragata, que habia quedado enfermo

ó prestando el instrumento, ó instruyendo al P[adre] Juan

que tiene sus principios y buena capacidad; pero los

soldados pusieron muchas dificultades y asi se quedó

el P[adre] Juan por si se podia lograr la observación, yendo

en persona a San Diego por la instrucción e instru=

mento, y puede q[u]e el s[eñ]or comandante logre q[u]e venga

el R[everendo] P[adre] Crespi, y acompañar al s[eñ]or comandante en

su regreso; y yo según lo q[u]e habia ordenado el s[eñ]or

comandante /..../  determiné la buelta con la

tropa y requa restante á los soldados y tres criados q[u]e

quedaban para venir con el  s[eñ]or Comandante.

 

                   Dia 13 de abril á las tres salimos

por el mismo camino y bueltas, hicimos alto á las ocho de la

noche antes de llegar al arroyo de San Antonio.

 

                   Dia 14 divisamos osos, y mataron

uno los soldados: anduvimos el mismo camino que

habiamos llevado desde las siete de la mañana hasta

las tres de la tarde en q[u]e llegamos al rio de S[an]ta Ana.

 

                   Dia 13 á las quatro de la tarde sali=

mos rumbo al oriente por nuevo y derecho camino, y lle=

gamos á un puerto q[u]e llamamos San Rafael á las diez

de la noche con seis leguas.

 

{191_62V}

 

 

                   Dia 16 pensamos q[u]e podiamos salir

en derechura hallamos un atoyadero o atascadero, por

q[u]e con las aguas habia salido mucho agua de la lagu=

na y rio de San José, por lo que rodeamos mas de legua y media y por ca=

mino proximo á la sierra  llegamos a otro mal paso;

en donde hicimos alto, y se pasó la carga en ombros.

Vimos bastante indiada q[u]e ya tenia menos temos q[u]e

á la ida: entre otros vimos un yndios muy chusco q[u]e

con un canto muy airoso y un pateo compaseado

y después siguiendo el compas poniéndose en la for=

ma de uno que se sienta sobre un bufete chico

rematando la canción, siguiendo con un quegido

y sobre aliento con que seguia el compas, nos divir=

tio mucho. Usan tambien estos indios para sus

bayles del guage con piedrecitas dentro, como los del

rio: anduvimos quatro leguas desde las /..../ seis,

hasta las doce; la legua y media al nordeste y lo

restante al sueste no logramos el haver acordado el

camino por estar mas inundado de agua q[u]e a nues=

tra ida. A las dos de la tarde vino el cabo de la mi=

sion de San Gabriel en demanda un muchachito

cristiano q[u]e tiene padres gentiles quien se agregó á

nosotros pidiéndome que lo llevase á ver otras tierras,

dexando las suyas, y sus padres naturales y espirituales:

d[ic]ho cabo y los practicos dixeron que correspondia á  aquel

sitió de San José el de S[an]ta Margarita en el camino de San

Diego.

 

                   Dia 17  pasamos otro atascadero con

bstante trabajo y desde las ocho y media del dia hasta

que se puso el sol caminamos al sueste ocho leguas,

y dormimos en el caxon y arroyo de San Patricio un

 

 

 

 

 

{191_63R}

63

 

poco mas arriba que donde habiamos parado á la                          

ida. Vi algunos instrumentos de piedra para cortar,

me regalaron mezcal y quelites: y ubo un bayle en

esta  forma: el indio como apurándose daba de gritos,

moviendo descompasadamente los brazos y piernas, y

una /yndia/ muger encogida de cuerpo daba bueltas

á aquel q[u]e parecia loco furioso; la muger haciazen

llamado con la  mano, como muestras españolas. Esta

nación  es de la misma lengua q[u]e los yndios de San Ga=

briel, aunque varian algunos terminos; y en las cos=

tumbres y traza lo mesmo q[u]e los cajuenches serranos

que ya llevo dichos.

 

                   Dia 18 empezamos la jornada á la

una de la tarde y por camino derecho, y nada atascado,

sin ver la laguna que habiamos visto á la ida en el

valle del Principe: llegamos a las cinco y media á

la entrada del puerto de San Carlos, andadas quatro

leguas y media la sueste, aunque la ultima fue al

les sueste: dixeron los practicos a el camino de S[a]n Diego

a S[a]n Gabriel, que el valle del Principe está inmediato

a San Juan Capistrano, y se ve una obra por donde pare=

ce habrá buen paso.

 

                   Dia 19. Por haverse huido un caballo no

salimos hasta las nueve, baxamos el puerto: pasamos

la cañada viendo mucha yndiada, que nos regaló abun=

dancia de mezcal, y baxaron las mugeres de la sierra,

ya con menos miedo q[u]e a la ida; pero a poco rato q[u]e

los habiamos regalado con comité, cuentas ex[cetera] soltó

un yndio una jara al caballo mas gordo q[u]e hirió; ni=

se vió quien fue ni  se les hizo caso, a la noche lue=

go que entró esta vinieron  algunos yndios, y acabaron

 

 

 

 

{191_63V}

 

 

de matar al mismo caballo, sin hacer otra demostra-

cion: fue tan sigilosa la acción que no pudieron verlos

los de caballa, y parece que fue antojo de comer carne:

llegamos al sitio de S[an]ta Catarina a las tres y media.

 

                   Dia 20  salimos con mucho cuidado por

lo sucedido el dia antecedentemente, y hubo la menor

novedad, llegando por nuestra misma huella á los pozos

de San Gregorio al medio dia.

 

                   Dia 21. Salimos á las dos de la  tarde,

y por nuestra  misma huella llegamos a las nueve y

media de la noche a la lagunita de San Sebastian, cu=

yos yndios nos sintieron y nos recibieron muy festivos,

y nos dixeron que nos sacarian por camino derecho. Yo

queria haver agostado dos dias en San Gregorio ó

aquí,  pero los soldados no quisieron, pues el fin era

para enviar primero á  registrar los aguajes y ca=

mino, por ver si se podia mejorar y hacer comodo;

pero siempre á esto han dicho q[u]e la caballada va

mala, y que se acaba el  bastimento.

 

                   Dia 22 salimos á las tres de la tarde

rumbo al leste, y a vista de unas lomas estendidas

que se levantan algo entre los  llanos y medanos q[u]e

llevamos á la derecha, con  distancia de un quarto de

legua; y á la izquierda llevábamos como á distancia

quatro leguas la cordillera de sierras q[u]e empieza

desde los yumas, y sigue al norueste, y cerca de San

Sebastian hace una abra algo mayor q[u]e la q[u]e lleva=

mos para salir por el puerto de San carlos; de  modo

que entre la serrania q[u]e sube desde el desemboque,

y supongo sea la de Californias, con una q[u]e empieza

á la vista de San Sebastian  esta la abra y puerto q[u]e

hemos pasado, y según lo q[u]e aparece entre esta sierra

 

 

{191_64R}

64

 

nevada, que hemos llevado á la derecha en este viage,        

y llega y pasa de San Gabriel, y otra que empieza des=

de los yumas, hay otra abra ó puerto. Pero esta serra=

nia q[u]e empieza desde el rio casi sigue el mismo rum=

bo, en lo q[u]e alcanza la vista, que la Sierra Nevada, ó

que esta en medio, y asi ó se juntaran, ó no hará valle

muy ancho; pero siempre creo hasta que vea lo con=

trario, que por aquella obra ó  puerto q[u]e hemos visto,

ó por la otra parte de la  cordillera que este dia lleva=

mos por  la izquierda, ha de haver camino mas derecho

para Monterrey. Hicimos alto á las 7 de la tarde,

andadas legua y media al oeste, y lo restante al sueste

que serian otras dos y media. A la legua y media de

San sebastian vomos otro aguaje chico, y algun poco

tule que llamamos San  Anselmo. El viajeque nos

quedaba dixo que durmiéramos alli, y los soldados

dixeron que se habia de  dimediar la jornada, con que

el viejo se quedo, y según dixeron los q[u]e venian atrás

no hubo forma de hacerle proseguir adelante; venia

un macebito, el qual después que se hizo de noche

dixo que para semas que él de noche no sabia los

caminos: paramos y  se huyó.

 

                   Dia 23 queria yo volver á la la=

guna de S[a]n Sebastian, por que aunque conociamos

que podriamos salir á los carrizales ó al pozo de las

Angustias, pero yo no deseaba tanto el salir, quanto

el averiguar si hay aguaje razonable entre San Sebas-

tian y las Angustias ó pozo de la Alegria, pero los

soldados decian que se acababa  la comina, y q[u]e si vol=

vian no llegarian sus caballos; con que asi tratamos

 

 

 

 

 

 

{191_164V}

 

 

de salir en derechura al pozo de las Angustias, y desocupé

dos hombres, para que vieran algun desecho de los mo=

danos, y que antes que se  hiciera de noche reconocieran

bien el camino. Esta diligencia se practicó por la  tarde.

Po la mañana de esta mismo dia salimos á las cin=

co y media, y anduvimos hasta las 9 tres leguas y me=

dia al sueste, y por la tarde salimos a las tres y media

y anduvimos hasta las e de la mañana para llegar

al pozo de las Angustias, andando mas de once leguas

y media, por que la requa casi no traia carga,

y las bestias estan gordas, por  lo q[u]e agostaron en San

Gabriel. Las cinco leguas anduvimos al sueste, quatro

al sur sueste y les sueste, y lo restante al leste. El pozo

de las Angustias, no tenia zacate, y por camino ya

nuestro pasamos  a la alegria, y el agua y pasto eran

muy escasos; con que pasamos al proximo carrizal,

y como las bestias venian fuertes y alli el agua era

mala y poco el pasto, salimos.

 

                   Dia 24 salimos por nuestro mis=
mo camino al ponerse el sol, y llegamos a media

noche á la laguna de S[an]ta  Olaya, habiendo ahorrado

13 leguas solo desde S[a]n Sebastián hasta S[an]ta Olaya en la

travesia executada en la buelta, y todavía puede acer=

tarse mas este camino, que no puedo resolutivamente

decir si es transitable con  requas ó no, por q[u]e aunque

á mi me parecia  malo, el de Sonoyta para el Colorado

han dicho algunos que se puede transitar, y asi los

campistas diran si es bueno ó malo, pues a ellos se les

ha de dar credito en esta materia, ya me han respon=

dido con alguna variedad.

 

 

 

 

 

 

{191_65R}

65

 

                   Dia 25 como á las tres de la tarde sa=        

limos de la laguna, y paramos en otra chica, don=

de aviamos dormido á la  ida, yo llevaba relox y ahu=

jon por haverseme perdido. Tubimos noticias funestas

por no entender a los yndios, pero haviendo llegado cer-

ca de la junta de los rios hoy.

 

                   Dia 26 hemos sabido lo que verdadera=

mente acaecio, y es que los yndios vinieron a decir q[u]e

nos habian muerto los cajuenches serranos, y por esta

razon se fueron los soldados y arrieros a su casas, llevan=

dose los mas del bastimento, petacas y caxastabaco y cu=

chillos, y la caballada. Hemos encontrado diez y seis recibos {sic}

y los yndios yumas como siempre famosos. Sus peinados,

juegos y otras cosas que se pudieron notar, no hay lugar

para decirlo ahora, y me parece que en el diario pri=

mero q[u]e remití a mis prelados decia alguna cosa de

estas. Yo supongo que largamente diran de todo el

s[eñ]or comandante, y el R[everendo] P[adre] F[ray] Juan Diaz: ambas tiene

buen dictado y buena letra, y asi no se necesitara de

este diario, que solo tiene lo particular de remitirme

en algunas partes a mis entradas anteriores. Quien

leyere el diario del P[adre] Consag Jesuita de Californias

y vea el mio de mi ultima entrada, crerá que yo es=

tube en las inmediaciones del desemboque del rio Colo=

rado, y q[u]e las islas q[u]e forma el rio son  las que yo

ví formaban el rio, y las lagunas que quando sale

de madre corre el agua por ellas, y la agua amarilla

ó estero. Yo no habia leido el diario de d[ic]ho jesuita hasta

quatro dias há, y luego vine en conocimiento de lo dicho

ahora con la crecida es el el agua del rio Colorado: antes no

 

 

 

 

 

 

{191_ 65V}

 

 

es colorada, ni este rio creo yo que sea todo el año co=

mo el Danubio, cuyas noticias  me habian hecho formar

un concepto grandísimo del rio. Asi mismo aquellos

dias antecedentes habian sido las llubiar grandes y

y famosas crecientes de los rios; y como yo sali prime=

ro al rio Gila, y venia tan  grande, esoeraba ver en el

Colorado un rio desmedido, y este fue mi engaño, y el

no querer afirmar lo que no sabia de cierto, ignoran=

do el sitio de la junta, y pensando q[u]e los indios me

engañaban, y sobre todo yo aseguro que si ciertamente

ubiera sabido q[u]e habia llegado á la junta de los rios,

no hubiera pasado mas abajo, y  asi esta ignorancia

fue causa impulsiva de haverme empeñado en ir

mas abaxo. Aunque estos yndios hubieran acabado con

el ganado y comestibles q[u]e dexamos en su poder, no

fuera cosa regular pues quanto mas portándose

bien?

 

         Computo de lenguas.

 

De Tubac á Caborca ----------------------------------/../ 52

De Caborca á Sonayta------------------------------------48

De Sonayta á la junta de los rios ---------------------50

De la junta de San Gabriel para la ida-----------------112

A la buelta hemos salido para la laguna de S[an]ta Olaya

con  72 leguas de camino, y con el mismo camino se

puede salir a San Pablo. De la junta de los dos rios á las

inmediaciones del desemboque del Colorado en el Golfo ha=

brá por camino derecho algo mas de quarenta leguas.

El agua amarilla, estero ó laguna el rio en tiempo

de aguas, o por algunos arroyos que se le agrueguen

 

 

 

 

 

 

{191_66R}

66

 

sube como 24 leguas ó algo mas, por lo que he recono=

cido en mis viages. Asi pudiéramos mejorarlo como se

puede acortar el tramo de tierra que hay desde el rio

Colorado hasta el aguaje de S[a]n Sebastian.

 

                   La expedición se ha hecho sin causar

molestias ni hacer relacion á los yndios. Y aunque el

Gobernador de S[a]n Pablo ó Capitan Yuma de aquellas

rancherias quiso vendernos la fineza y barbaridad

de que habia muerto a la muger de uno que mató

una mula extraviada, pero yo crei se ficción, y mas

llevando él las erraduras colgadas que no soltó. Algu-

nas bestias han parecido, y dos han muerto los yndios

al menos no han llegado á mi noticia la muerte ó

hurto de otras bestias. No hay duda que todo bien

procede de la bondad de dios, pero su majestad se

vale de sus criaturas;  y asi creo que el buen porto q[u]e

el s[eñ]or comandante ha tenido con los yndios sufrien=

dolos, con los soldados disciplinándolos afablemente,

y con los p[adre]s p[resbiteros] respetandolos, y sustentándonos no

solo con lo preciso, si  tambien con el regalo, habrá

movido a la piedad divina  para que se haya hecho

la expedición pacíficamente, y con un avio fatalisi=

mo y por caminos malos hasta q[u]e llegamos donde

ya encontramos mucho zacate, aunque en el rio

hayen algunos sitios una mediania, pero sus gentes

en lo personal alegres y  amigos de los españoles,

y juntamente la proporcion para las siembras ex=

cede a los serranos inmediatos á la mar y según lo

q[u]e he visto especialmente excede el rio en en gentio

asi lo asiento y firmo á 26 de abril en las inmedia=

 

 

 

 

 

 

{191_66V}

 

 

ciones de la junta los rios de San Dionisio año

1774. = Fr[ay] Francisco Garces.

 

 

 

                   M[uy] R[everendo] P[adre] G[guardián] Fr[ay] Diego Ximenez,

Mi venerado y estimadísimo Padre Guardian. Por

medio del P[adre] Fr[ay] Tomas Egxhar  tengo dado recibo

de la ultima apreciabilisima de V[uestro] P[adre] y ojalá me

hubiera yo arreglado á documentos tan practicos

y zelosos, pero con toda  mi  mucha miseria y faltas

se ha dignado la divina piedad de sacarme con fe=

licidad, asi en la salud, como en el asunto á que

se dirigia mi viaje.

 

                   No es posible en  esta ocosion por va=

rias circunstancias enviar el diario, pero lo execu=

tare dios mediante con la posible brevedad. De la

llegada al Gila, y sus circunstancias ya esta sufi=

cientemente informado el colegio y solo advierto para

precaucion, que siempre he estado y estoy en el concepto,

de que para fundaciones es lo mejor; pues los yn=

dios se mantienen unidos, comidos y vestidos todo

el año en sus terrenos: tambien importan mucho

para la seguridad de estas misiones, y finalizar

las muchas inquietudes q[u]e al presente hay en esta

provincia.

 

                   Me consta con evidencia que los ma=

los yndios cristianos han solicitado con empeño el

 

 

 

 

 

 

 

{191_67R}

67

 

socorro de los inmediatos gentiles para alzamiento                 

general: hasta los apaches han querido hacer pa=

ces con los gileños, pero les han dado la par de todos,

matándolos á traicion. Esto es lo que hay al presente,

que en años pasados no han surtido efecto varios

levantamientos que trazaban los mismos yndios si=

marrones, por no asentir  á ello los gileños; quienes

á la buelta me han dado las mayores satisfacciones

asegurándome muchas veces saliese a sus tierras á

poner misiones. Repito que no hay cosa mas im=

portante al servicio de dios y del rey que uno; ó

los establecimientos en Gila, pues para estas misiones

no es menester abundancia de ganados y caballada,

pues para escoltar cinco pueblos que estan en dis=

tancia de dos leguas y media pocas bestias bastan.

Reservo este asunto para quando me vea con el

s[eñ]or comandante inspector: estan  tan creidos los yn=

dios de que se fundan misiones que esperan á los

padres a fines de esta luna, de manera que los del

Colorado no me dejaban salir.

 

                   Tambien llegó alguna inquietud

á los Pimas que aquí habia y saliendo del rio se

retiraron a la Papagueria; pero quiere Su Mag[esta]d q[u]e

asi los Yumas y demas gentiles q[u]e hay hasta el desem=

boque, como tambien rio arriba, la nación Jaleke=

dum y mas principalmente los Jamajao, que estan

mas arriba, estan de nuestra parte con la mayor fir=

meza y efecto que desearse puede: estos ultimos son

los que el P[adre] Juan Diaz nombra Soyopas en su ma=

pa, y yo llamo en el diario de la otra expedición: quie-

 

 

 

 

 

 

{191_67V}

 

 

ninas por que asi los nombran sus enemigos, pero el

propio nombre de la nación Jamajas.

 

                   Asi los capitanes, como viejos de esta

nación con todos sus individuos, handado la mayo=

pruebas del afecto que me tienen, y del deseo de

recibir padres y españoles; dos de ellos me acompa=

ñaron á pies y con bastantes necesidades hasta la mi=

sion de San Gabriel, bajando de los treinta y cinco gra=

dos en q[u]e esta el centro de esta nación hasta la al=

tura de d[ic]ha misión; y subiendo después hasta el valle

de Santa Clara donde hallamos otros cinco, y todos

juntos atravesando una sierra grande rumbo al

norte un valle, y otro brazo de la misma sierra ma=

dre, llegamos a los yndios que llaman Quabasag,

de la misma lengua y costumbres que los de la Canal

con quienes tienen mucha comunicación, causa por

q[u]e aquí se hallan las mismas cosas q[u]e se hallan en la

Canal; y no obstante la inquietud q[u]e decian habia en

los de la Canal, como iba yo con los Jamajas, amigos

suyos, y experimentaron no hacia mal á su mugeres

ni á sus trastes, y que no llevaba arma alguna, y fi=

nalmente los Panigiris de los Jamajas, mereci entre

aquellas gentes la mayor aceptación: quexaronseme

amargamente de los desafueros, asi de los desertores,

como de otros soldados que fueron en su busca, es=

pecialmente ha dexado entre aquellas gentes una fa=

ma sumamente denigrativa de los españoles el Ca=

bo llamado Camacho.

 

                   Se hallan estos quabajay en treinta

y cinco grados y nueve minutos, aquí se quedaron el

yndios Sebastian que me acompañaba y los Jamajas,

 

 

 

 

{191_68R}

68

quienes me quisieron pasar mas adelante, mas yo prose-        

gui mi viage en compañía de un viejo de la nación

noche, de distinta lengua;  me llebaba el instrumento

para observar, por que llevaba una sola bestia, pero

si el abujon, el que se me perdio a la buelta, y asi se

acabó totalmente la observación p[ar]a lo restante del  viage.

 

                   Lo primero que encontre luego que lle=

gué a esta nación, fue un  rio muy caudaloso, á qui=

en llamé de San Felipe; después otros dos rios peque=

ños los que vienen de la sierra que llamé de San

Marcos, con advertencia que esta no es la que está

cerca del mar, y de la canal, sino otra que dista algu=

nas leguas. Después q[u]e anduve por varias rancherias,

me dieron noticia de que  al norte habia otro rio gran=

disimo, pues por las señas q[u]e hacian del rio q[u]e habia pa=

sado, y del otro que estaba al norte, es tres tantos mas

grande q[u]e el de San Felipe. Aquí encontré un yndios de

una de las misiones de Monterrey, quien me aseguró

distaban los establecimientos de los españoles, quatro, ó

cinco dias. Los yndios del poniente me querian llevar

allá, y con mas instancia los del norte asegurándome

q[u]e todas las gentes eran amigas suyas, y buenas, menos

los Camachos q[u]e son los españoles, y otros q[u]e dicen tam

ó tlane, de quienes dan  á  entender tener escopetas, y q[u]e se

llevan las muchachas, y tambien parecen españoles, p[er]o

por el norueste q[u]e dan a estas gentes, pueden ser Coman=

ches ú otra nación, atento á q[u]e yo me hallaba en los 36

grados. Dixeronme tambien los Nahis Pagnoas q[u]e

habian desquartizado á dos desertores por andar con

las mugeres haciendo maldades a quienes los dexe; q[u]e

aun en los españoles ahorcaban a los malos. Di la buelta

sin pasar adelante, no por  miedo de los indios, q[u]e abundan=

 

 

 

 

 

{191_ 68V}

 

 

temente me socorrian, si por el temor de q[u]e Sebastian y los

jamajas se volviesen, pues ninguna satisfacción lleva en

este yndio. Supe a la buelta que un desertor de los de Mon=

terrey estaba casado entre los Nichis Coetechis, quien

se habia hecho á su vida, y q[u]e se llevaba bien con los indios.

Mucho me instaron para q[u]e fuera a verlo rumbo al nor=

te, y aunq[u]e podia hacerlo en dos dias, pero por los mismos

motivos no lo hize.

 

                   Queria yo volver por las inmediaciones

del rio San Felipe q[u]e viene del oriente, pero ninguno de

los jamajas me quiso acompañar, por quanto asi las

bestias q[u]e estaban ya bien fatales en el casco, como ellas,

habian de pasar grande molestia, por las muchas sierras

y piedras q[u]e hay en este camino. Pero ya q[u]e esto no pude con=

seguir volvi por camino distinto, por ver si lo podia mejorar,

pero ni esto es muy ventajoso, pues tiene dos aguajes bas=

tantem[en]te escasos, pero puede ser que esto sea por ser po ca-

ñada profundos, pero el piso es bueno y hay suficientes

pastos en todo el camino. En el regreso vi una rancheria

de la nación Cobagi de distinta lengua, y otras de la

nación Chamegareb: con q[u]e volvi á alo jamajas en donde

fue preciso detenerme, ya por las bestias, ya tambien

a instancias de los yndios q[u]e querian perfeccionar la

paz con los Satchedanes q[u]e estan al sur y con los Jagua-

le Pags( especie de Apaches.). Venidos estos y compuesta

la cosa, los despache bien regalados de lo poco q[u]e tenia,

guiando al salir estos yndios levantaron el gusto algunos

parientes de los que habian muerto antecedentem[en]te dichos

Jgualepags, pero resistiendo el /..../ comun de la nación

por amor de la paz, y por  hallarme yo allí me los vol=

vieron a traer, y para un mayor consuelo y seguridad fui

con ellos hasta su tierra distante como dia y medio.

 

                   Considérese como harian  mi causa

 

 

 

{91_69R}

69

 

estos yndios pues a mas de ponerles en paz, los habia         

regalado y defendido, y asi fue como me quisieron mucho

los jagualepays que son pocos en numero, motivo por

q[u]e sobraron algunos regalos, y asi determine andar por

aquellas gentes hasta que se acabasen pasando á los

Ybipays Cjuala, de quienes habia visto algunos en los

Jlchedunes en la primera expedición quando me que=

dé solo. Quatro dias estube esperando q[u]e viniera gente,

y puros hombres como unos cincuenta a quienes regalé.

Todos estos hablan apache, y  siendo semejantes hasta

en el trage, solo se distinguen en q[u]e por ser  estos amigos

de los Mquis llevan algunos trapos, a mas de las ga=

musas; quiere dios que hubiera entre estos yndios dos

cercanos al Mqui, y como todas estas gentes habian

hecho tan buen concepto de mi, se determinaron á

llevarme hasta el Moqui; aunque por rodeos, subie=

dome á las inmediaciones del ro Colorado, q[u]e por es=

tas partes corre al oriente; y queando mas al les-nor=

deste. En estas inmediaciones encontré en unos caxones

horribles un rio q[u]e llamé San Antonio del Jabesua, en

donde siembran los yndios de todas semillas, menos trigo,

tienen muchas coas, y visten como los de razon, por el

comercio q[u]e tienen con los del  Moquis. Aquí vi algunas

bacas , y ya muchos años ha que las tienen y las cuidan

como la gente de razon,  manteniéndolas mas por apro=

vecharse de los cueros que de la carne, pues todos calzan

zapatos, para cuyas suelas sirven los cuaros de las reses.

 

                   Mas arriba de estos y del Moqui en=

contré otro rio puerco que llamé San Pedro Jaque=

sila. A estos yndios llaman Jabipays, y son de las

mismas circuntancias que los Jabesuas con quienes

 

 

 

 

 

{191_69V}

 

 

pase al Moqui: pensaban estos yndios Yabipays que seria

bien recibido en los Moquis, atento á que yo era español.

Tambien estaba yo en lo mismo, pero sucedió muy al con=

trario, por que a cosa de dos leguas de distancia de el

Moqui, encontramos dos yndios se empeñaron en q[u]e

volviese atrás, y esto aun con toda la recomendación de los

jabipays sus amigos, que tanto bein decian de mi, pero

yo pase adelante dandoles á entender como pude, que si

los  oquis no me recibian, iria á los gualpes ó a algu=

no de los otros pueblos que están cerca, ó si no a los espa=

ñoles, pues no iba yo á  hazer mal alguno. Por fin entré

en el Moqui como a las diez del  dia por la unica pu=

erta q[u]e hay por los rumbos de sueste al norte. Mui

raro era el hombre que hallé en el pueblo, habia si

grande numero de mugeres y muchachos, quienes an=

daban por las azoteas de las casas, que son bien altas.

No me dieron haspicio, y asi hice pie en el rincón de

una calle. Llegada la tarde vi nieron los hombres

unos con coas, otros con cabadores, y otros con achas,

de que hay mucha abundancia. Todos venian succesi=

vamente á  viante, y como ya los yabipays habian di=

cho tanto bien de mi, no me ponian mala cara, antes

bien se mostraban risueños al verme, pero ninguno

quiso acercarse para hablar, ni para recibir cuentas

con q[u]e brindaba a los muchachos, ni me hicieron favor

alguno. Al anochecer se arrimó un viejo á quien

regalé, y dixo medio quebrantado, Dios te lo pague;

después vino otro con quien hice lo mismo, y se soltó ha=

blando en castilla, diciendo:  que era cristiano del pue=

blo de Zuñi, que havia padre con coton azul, que d[ic]ho padre

habia venido á dichos pueblos, y q[u]e le dixeron q[u]e no querian

 

 

 

 

 

{191_70R}

70

 

á bautizarsw; que aquellos Moquis eran Chichimecos, y

q[u]e no sabian lo q[u]e era padre,  y asi q[u]e fuera á Zuñi con ellos,

que eran tres, q[u]e el camino estaba bueno con agua sufi=

ciente, y ahora estaban los Apaches de paz, q[u]e no ha=

bia mas q[u]e dos dias de distancia; yo les dixe q[u]e iria.

Pregunté tambien q[u]e  Apaches eran los que estaban de

paz? Y me dijo un yndio que los q[u]e llaman Nabajay,

quienes decian q[u]e habian entrado un barbon diciendo,

que ya  no había de haver guerra: q[u]e ya tenian mu=
cho miedo a los españoles, por  las piezas q[u]e les habian

cogido. Yo me atengo á esto segundo, por q[u]e para lo pri=

mero puede q[u]e hayan tenido fundamento en las poces

generales, q[u]e se han hecho entre todas las naciones del

rio Colorado y sus confines,  y tambien por haver dicho

yo á un capitan apache, que vino con otros ocho, las

providencias tan activas, q[u]e se iban tomando p[ar]a axabarlos.

 

                   A estos mismos Apaches, por haver=

me asegurado la inquietud en q[u]e andaban los Apaches

sus amigos, á causa del  movimiento de nuestras armas, q[u]e

nunca han llegado á estos Apaches que tienen comercio con

los Yumas, ni los d[ic]hos (según me dixeron) saben nuestras

tierras ( quien sabe si será verdad ) aseguré yo q[u]e finaliza=

da mi comision de ver las naciones rio arriba, pasaria

á sus tierras, para hablar largamente con los viejos, y

ver q[u]e razon daban acerca de reunirse mas las ran=

cherías, para formar uno o dos pueblos, supuesto q[u]e

tienen rios, y tienen abundantes de pastos, y medi=

ante esta diligencia y la de entregar sus muchachos

para el bautismo, se lograria la paz general, pues

los Yaipais, Cuercomschi CapoalaMuca,  Yaipais Jabesua

 

 

 

 

 

 

 

{191_70V}

 

 

 

y Jaquisila son enemigos de estos Apaches, á quienes

llaman los susodichos Yabipais  Tejoa; tambien son

enemigos de estos los Gileños. Cocamaricopas.

                   Les dixe q[u]e si ellos se mantenian firmes

en nuestra amistad, y bajo el dominio de N[ues]tro Rey, sin du=

da lograrian la paz con los Moquis, que dependen de

los españoles del Nuevo México, y tambien la de los

Cocomaricopas y Pimas, á donde entrarían brevemente

padres y soldados. Como este capitan parece q[u]e era de los

principales y de bastante alcance, apunto brebem[en]te al=

gunas razones q[u]e le inclinaban á asentir en mi propu=

esta, y á los consejos q[u]e Palma le habia dado, y me asegu=

ro q[u]e quando antes juntaria su gente para decirle qu=

anto yo le habia propuesto. Tubo gran satisfacción de

su nación, pues aun antes de salir del rio, viendo á

un Cocamaricopa q[u]e vino a los Yumas, envió á decir

con el á los d[ic]hos, que ya estaba bueno el camino, y asi

q[u]e viniesen sin recelo á ver a los Yumas, y q[u]e del mismo

modo viviesen en sus tierras. Es creible que este mismo

capitan hablase á los legitimos Apaches vecinos al

Nuevo México, para q[u]e fuesen alli á pedir la paz, y

de aquí  resultó el bajar expropio mates d[ic]hos Apa=

ches á la rancheria de la nación Tucabi donde á

traicion los mataron.

 

                   Digo esto por q[u]e yo no me he me=

tido en paces de apaches con los españoles, ni con los

Pimas, solo si he tenido por conveniente dexar a los

Yumas y a los Jamajab en su antigua amistad, con

estos Yaipas Tejua, pues si el govierno determinase

poner un presidio algo crecido en el rio de la Asun=

cion q[u]e junta con el Gila; se lograría el repasar todas

 

 

 

{191-71R}

 

71

 

estas especies de Apaches remotos de nuestras tierras

y demas se abriria el camino casi seguro para el Mo-

qui, pues este no dista del rio Gila donde se junta con

el de la Asunción, arriba de tres dias, según me han

dicho algunos yndios, y puedo confederar ya por las

sierras, ya por los rumbos q[u]e he llevado en la ida al

Moqui; lo que se entendera mejor quando envie

el diario.

                      Tambien por algunas palabras de

los yndios y de los Cocomaricopas, he conocido q[u]e los

Moquis y los Pimas Gileños son enemigos, no puede

executar mi determinación de ir a la misión de Zuñi,

por q[u]e ninguno de los Yaipais que me habian acom-

pañado hasta el Moqui, /y como estos/ me habian he-

cho mas /recibimiento/ queria ir conmigo a dicha mi-

sion  y no siendo asi mi regreso era muy arriesgado,

pues los de Zuñi solo me volverían hasta el Moqui, y

como estos me habian hecho mas recibimiento revele de

ellos algun /.../daño, o a lo menos que no me acom-

pañarian hasta los Yaipais, pues creo que por respec-

to de estos no me hicieron mas alguno. Tambien pudie-

ron tener disgusto conmigo dichos Moquis por haver

pasado por los Pimas, Yumas y Jamajab que son sus

enemigos, no por los Yumas y Jamajab los hagan

daño, ni puedan llegar a sus tierras como ni los Mo-

quis pueden executar esto con estas naciones, pues

median entre ellos los Yaipais, sino por q[u]e los Tejua

enemigos del Moqui, son amigos de los Yumas y Jama-

jab, este es discurso mio por lo q[u]e me dixo el yndio del

Zuñi, y es q[u]e antes q[u]e yo llegase ya sabian por donde

habia andado y q[u]e se querian bautizar los del, les en

 

 

 

 

 

 

 

{191-71V}

 

 

y Jaguesila, son enemigos de estos Apaches, a quines

llaman los susodichos Yabipais Tejoa, tambien son

enemigos de estos los Gileños,  Cocomaricopas.

                         Les dixe q[u]e si se mantenían firmes

en nuestra amistad y bajo el dominio de Nuestro Rey sin du-

da lograrian la paz con los Moquis, que dependen de

los españoles del Nuevo México y tambien la de los

Cocomaricopas y Pimas, a donde entrarian brevemente

padres y soldados, como este capitan parece q[u]e era de los

principales y de bastante alcance, apunto brevem[en]te al-

gunas razones q[u]e le inclinaban a asentir en mi propu-

esta y a los consejos q[u]e Palma le habia dado, y me asegu-

ro q[u]e quanto antes juntaria su gente para decirle qu-

anto ya le habia propuesto. Tubo gran satisfacción de

su nación, pues antes de salir del rio, viendo a

un  Cocomaricopa q[u]e vino a los Yumas, envio a decir

con él a los dichos, que ya estaba bueno el camino, y asi

q[u]e vinieron sin recelo a ver a los Yumas y q[u]e del mismo

modo viviesen en sus tierras. Es creible que este mismo

capitan hablase á los legitimos Apaches vecinos al

Nuevo México, para q[u]e fuesen allí á pedir la paz, y

de aquí resultó el bajar ex propio motu dichos Apa-

ches á la rancheria de la nación Tucabi, donde á

traicion los mataron.

                           Digo esto por q[u]e yo no me he me-

tido en paices de Apaches con los españoles, ni con los

Pimas, sólo si he tenido por conveniente dexar á los

Yumas y a los Jamajab en su antigua amistad, con

estos Yaipais Tejua , pues si el govierno determina

poner un presidio algo crecido en el rio de la Asun-

ción q[u]e se junta con el Gila, se lograria el reparar todas

 

 

 

 

{191-71VA}

 

 

rio Colorado y q[u]e a esse fin iba yo a los pueblos de Moqui,

por cuyo motivo los principales avisan anci todos los del

pueblo para q[u]e nada me diesen ni recibiesen de lo q[u]e yo

les daba como lo cumplieron exactamente. Visto esto,

y q[u]e los yndios q[u]e encontraba en el camino, y labores

me ponian buena cara, he creido que no fue odio a la

persona, sino al ministerio y de las naciones q[u]e habia

visto. No puede conseguir q[u]e siquiera uno besase el

S[an]to Cristo y diciendo q[u]e era Dios que estaba en los cielos

ponian la cara a un lado y decian no en Castilla. Esto

lo acentaron dos viejos, que los demas no hicieron tales

demostraciones.

                         Este pueblo, según me dixeron los yndios

que me llamaron, se llama Muca, el que se sigue Mu-

qui Concobi,  esto se llama Jano, Guaipe, Estella, (aunque

ellos lo pronuncian con una d) y daban a entender q[u]e

hablaban en Castilla. Los Moquis dé este pueblo tienen

guerra con los Yumas del rio Colorado, y por con otros

q[u]e hay por aquellos alrededores (digo del rio Colorado,

por q[u]e se compone de otros dos q[u]e se juntan en los

Yutas, y Coco q[u]e han de estar en el mapa de la América)

Ál otro dia vino un yndio principal y dos Yaipais q[u]e

me habian acompañado (quienes por temor de los Moquis

no se acercaban de dia a donde yo estaba), y  me dixeron que

fuera a los otros pueblos del Moqui, que alla me darian

de comer; ensillé prontamente pensando me acompa-

ñarian, pero bajada la cuesta me dexaron solo y asi cami-

ne como seis leguas y media, hasta cerca del otro pueblo

pero como huyesen de mi unos pastores q[u]e estaban

con sus obejas, crei q[u]e ya aquellos estaban aviados, y

q[u]e me pudiese ir peor, y asi me regrese otra vez

 

 

 

 

 

 

{191-72R}

 

72

para el Moqui, haciendome el cargo, q[u]e mas vale malo

conocido q[u]e bueno por conocer, y q[u]e  estaban los Ya-

ipais, lo q[u]e me aseguraron, me esperarian hasta cinco

dias.

                         El pueblo del Moqui es el mexor q[u]e he

visto desde Guadalaxara hasta S[a]n Blas, en esta provin-

cia hay alguno q[u]e se  pueda igualar con el, lo primero por

lo bien situado, lo segundo por la  altura de las casas, lo

tercero por no tener las puertas al pie de la tierra, sino

con algunos escalones, lo quarto por lo muy trabajadores

q[u]e son dichos yndios, pues siendo una tierra medanosa ha-

cen producir con el trabajo, y cultivo abundancia de bas-

timentos y frutas jamas he visto pueblos de tantos

duraznos y tenia suma complacencia de ver en las

laderas a fuerza de trabajo semillas sembradas. Ellos

no tienen mercales, ni leña bastante, ni otras semillas

silvestres de que abundan otros paises, pero con el co-

mercio de las mantas, cenidores, coas, alernas, cuchillos

et[cetera], tienen de las gentes vecinos lo q[u]e quieren, tienen

mucha caballada, ganado menor y sillas como las de

los españoles y soldados en una palabra quando los

Moquis salen de su tierra parecen soldados, como yo

ni a dos que iban a caballo con sus cueros.

/......./ Por mi segunda noche en el mismo

lugar y al otro dia por la mañana despues de andar

por las calles algunos de ellos embijados, bailando y can-

tando vinieron los yndios principales a donde yo estaba

y no quisieron tomar asiento y según podia yo entender

me decian q[u]e por q[u]e habia venido a ella, q[u]e alli no me

querian y q[u]e me volviese. Me levanté para hablarles

y les nombré las hacia mas por donde habia andado les en-

 

 

 

 

 

 

{191-72V}

 

 

señe el Santo Cristo y viendo q[u]e todo era inútil les pedi el q[u]e

me traxesen la mula para regresarme, la q[u]e luego me

traxo un Yaipais, y el yndio principal le dixo que se volviese

conmigo supuesto q[u]e me habia traido, pero el Yaipai dixo

por miedo que yo había venido solo y q[u]e por todas partes

andaba solo, y despues q[u]e me acompañaron hasta la sa-

lida del pueblo, los d[ic]hos yndios principales con gran un-

mero de ambos sexos, prosegui solo mi derrota como

Dios me ayudó y á la tarde me alcanzaron los Yaipais

q[u]e venian tras de mi corriendo y en sus tierras me trata-

ron bellisimamente llevando muy á mal el que los

Moquis no me hubieran dado de comer y ellos mismos

me traxeron por los Yaipais, cuencas Musquis hasta

los Jamajab, quienes tubieron grande gusto por q[u]e ya

me consideraban por muerto. Aquí encontré al yndio

Sebastián, el q[u]e no me quiso acompañar en esta ida, y

buelta al Moqui y manifestó el sus malas mañas, pues

en mi ausencia rompio la petaca y sacó la mitad de el

regalo q[u]e habia reservado para la buelta, y lo empleó

malísimamente.

                         Se me había pasado el decir como escri-

bi una quartilla de papel al P[adre] Ministro de Zuñi á

quien suplicaba avisare al  S[eñ]or Gobernador y al P[adre] Custodio

de la provincia = quando sali de los Jamajab rio abajo p[ar]a

visitar los Jalchadustes, vino un Yaipai Tejua a convidar=

me de parte de la nación, para q[u]e fuera a sus tierras,

pues deseaban mucho el verme, pero no me determinó a

pasar alla por q[u]e ya no tenia muchas cuentas, ni taba-

co, y  todavía había de pasar por los Jalchedumes, nación

de los principales del rio Colorado, e inmediato a los Yu-

mas y en la actualidad, por los tres ultimas muertes bas=

 

 

 

 

 

 

 

 

{191_ 73R}

 

 

tantemente desazonada la nación, por este motivo envian=                          73

do recados á los yaipais tejua, ó apaches de aquellas tie=

ras. Baxé á los Jalchedunes quienes me aseguraron del

afecto q[u]e me profesaban desde la otra vez q[u]e estube en sus

tierras, y de lo mucho q[u]e deseaban españoles, pues no habi-

an de ser menos q[u]e los Yumas, que tambien por alli habia

camino breve con bastante pasto y aguajes, pues á los

Juaquiches ( a quien nosotros llamamos en los diarios

danzarines ) se llega en dos dias, y a los Jenuicueches

(q[u]e son los de San Jose de la Sierra, y los de S[an]ta Ana )  en

quatro dias. No obstante esta noticia debo decir, por lo

q[u]e vi quando iba á Jamajab, que el primer aguaje aun=

q[u]e abundante es de tinajas, y sobre el piso de la tierra.

 

                   Los viejos me dixeron q[u]e podia volver

con satisfacción,  y el capitán principal dixo que se

bautizaria, y q[u]e recibiria la vara q[u]e le enviasen en

nombre del Rey, (lo mismo, y mayores expresiones

dixo é hizo el Capitán de los Jamajas). Que ya no tenian

ganas de pelear con Yumas, ni con los Jamajab, por los

recados q[u]e yo habia enviado. Aquí vino un Cocomari=

capa con la noticia de q[u]e ya venian el capitan los padres

y soldados. Llegué á los Yumas, y me querian detener,

por q[u]e estaban en la misma creencia de que ya venian

los padres y capitanes; supe que los pocos Pimas q[u]e habia

en los Yumas, habian salido á  papagueria.

 

                   Me querian sacar los indios por Ca=

borca, pero yo vine por Gila por ver como se hallaban,

y no hallé novedad, y quiera Dios q[u]e no la tengan, por

q[u]e de estas naciones depende el sosiego de los Papayos.

Los Cocomaricopas q[u]e son los mensajeros de los Yumas,

estaban sin novedad como ellos. Hicieron los Pimas Gileños

 

 

 

 

{191_73V}

 

 

 

fiesta general y borrachera, y  en medio de ella prorrumpie-

ron en expresiones q[u]e manifestaban estar contentos, y dis=
puestos para misiones, lo que yo les signifiqué por los

comunicados q[u]e tengo en el comandante inspector, por

unas q[u]e creo alguna oposición visto el ynforme de Anza,

y del Padre Font. Este año los Papayos tienen mucho ma=

iz, y su tierra parece un bergel, por lo mucho q[u]e ha llo=

vido. La salida al Gila casi todo el año es segura para re=

quas, aunq[u]e en ocasiones habrá de salir á media carga,

y con trabajo por huir de los Apaches. Por este motivo yo

siempre he tenido por conveniente una misión en los

Papayos, sea del modo q[u]e se fuese, para asegurar el ca=

mino, y no dexar á la espalda gentilidad, quando no se

puede lograr todas las conveniencias y calidades buenas

para una misión, es preciso contentarnos con lo q[u]e buena=

mente se puede conseguir, una vez que hay necesidad,

y de este sentir nadie me sacará, pues el comandante

ynspector al P[adre] Junípero, y á otros q[u]e han leido los diarios,

siempre les han dado rastro los establecimientos de los

rios sin alguna escala, y alguna providencia para es=

tas gentes intermedias, por cuyo asilo están los indios

cristianos mui sobre si, y expuestos á levantamientos,

como al presente lo miramos, empero si el govierno no

dá providencia acerca de los Papayos y Gileños, no por

eso se ha de desistir de las fundaciones del Colorado, pues

aun dado q[u]e estas provincias se perdieran, pudieran sos=

tenerse por la mar estando tan cerca San Diego, lo peor

es q[u]e aquí no hay horca,  ni por modo de sacarlos para fue=

ra, y asi el prenderlos es echarlos a perder, por la comu=

nicacion q[u]e con los suyos mantienen. Estoi creyendo q[u]e si

se enfria el asunto de misiones en el Gila y Colorado,

 

 

 

 

 

{191_74R}

 

 

                                                                                                                 74

aunque no sean sino dos, con bastante tropa, hay riesgo de

q[u]e todo se pierda, y q[u]e entren en la liga los Yumas, los

primeros, y mediantes estas pueden los Apaches unirse,

con los Pimas, sabe dios el gusto q[u] he tenidode q[u]e los

matasen a traicion, no por esta, sino por q[u]e semejante

union seria muy perniciosa á estas provincias, pues aun=

q[u]e en el caso según el dictamen de algunos, se podrían

poner con menos reparo las misiones del Gila, atento

á que ya no les quedaba enemigos, por los rumbos del

norte, norueste y nordeste, pero siempre estaban expues=

tos dichas fundaciones á laguna novedad muy grande,

lo qual no sucedera; siendo enemigos de los Apaches, es

novedad q[u]e el rio Gila es escaso de pastos, como tengo di=

cho en mis diarios, pues á excepción del terreno q[u]e media

entre la sierra de Comas, y el rio q[u]e tiene bastante en lo

restanteno se ve cosa notable. Empero para los estable=

cimientos del Gila, como llevo apuntado, supuesto que

no hay necesidad, ni conviene la entrada de muchas

caballada y ganado, basta q[u]e los soldados tengan pocas

bestias, y en caso que quieran tener mas, las puedan

tener en el nuevo presidio del Tugson, q[u]e esta cerca, y

pueden mutuamente fomentarse y ayudarse en qual=

quiera acaecimiento.

 

                   Finalmente me parece no es obsta=

culo la las fundaciones del Colorado, lo acaecido en San

Diego, pues no hay duda q[u]e  las naciones del rio Colo=

rado han sido la causa en gran parte de q[u]e d[ic]ha revo=

lucion no haya tenido consequancias mas fatales, y de

q[u]e la expedición llegase con toda felicidad, como expli=

caré muy de espacio en el diario q[u]e van a formar. Tan le=

xos estoi de asentir al dictamen contrario, q[u]e antes bien

 

 

 

 

{191_ 74V}

 

 

fiesta general y borrachera, y  en medio de ella prorrumpie-

ron en expresiones q[u]e manifestaban estar contentos, y dis=
puestos para misiones, lo que yo les signifiqué por los

comunicados q[u]e tengo en el comandante inspector,  por

unas q[u]e creo alguna  oposición visto el ynforme de Anza,

y del Padre Font. Este año los Papayos tienen mucho ma=

iz, y su tierra parece un  bergel, por lo mucho q[u]e ha llo=

vido. La salida al Gila casi todo el año es segura para re=

quas, aunq[u]e en ocasiones habrá de salir á media carga,

y con trabajo por huir de los apaches. Por este motivo yo

siempre he tenido por conveniente una misión en los

Papayos, sea del modo q[u]e se fuese, para asegurar el ca=

mino, y no dexar á la espalda gentilidad, quando no se

puede lograr todas las conveniencias y calidades buenas

para una misión, es preciso contentarnos con lo q[u]e buena=

mente se puede conseguir, una vez que hay necesidad,

y de este sentir nadie me sacará, pues el comandante

ynspector al P[adre] Junípero, y á  otros q[u]e han leido los diarios,

siempre les han dado rastro los establecimientos de los

rios sin alguna escala, y alguna providencia para es=

tas gentes intermedias, por cuyo asilo están los indios

cristianos mui sobre si,  y expuestos á levantamientos,

como al presente lo miramos, empero si el govierno no

dá providencia acerca de los Papayos y Gileños, no por

eso se ha de desistir de las fundaciones del Colorado, pues

aun dado q[u]e estas provincias se perdieran, pudieran sos=

tenerse por la mar estando tan cerca San Diego, lo peor

es q[u]e aquí no hay horca, ni por modo de sacarlos para fue=

ra, y asi el prenderlos es echarlos a perder, por la comu=

nicacion q[u]e con los suyos mantienen. Estoi creyendo q[u]e si

se enfria el asunto de misiones en el Gila y Colorado,

 

 

 

 

 

 

{191_74VA}

 

 

tengo creido por lo q[u]e he visto en la tierra y sus gentes, que

si no se efectuan establecimientos en el Colorado, dentro

de pocos años no defiende el Rey los establecimientos

de Monterrey con 200 hombres mas de lo q[u]e hay.

 

                   Tengase presente q[u]e no me parece

conveniente se pongan á un tiempo muchas misiones,

sino que primero se ponga el presidio, y una misión ó

dos quando mas ( todo de la otra banda del rio, por

q[u]e en lo sucesivo por ningun acaecimiento puedan

ser invadidos de los Apaches estos establecimientos ) y

concluidas las fabricas se ppodrá proceder á las demas.

Como alli no hay Apache ni otro enemigo, es conveni=

ente q[u]e vayan igual cantidad de vecinos y de soldados,

mas no de estas provincias q[u]e estan bastantemente

despobladas, sino de otras partes, y para la subsisten=

cia y aumento del vecindario importa q[u]e la habilita=

cion de los soldados sea conforme al nuevo arregla=
mento. También es conveniente se les permita á lo

nijoras el regreso á sus tierras, tambien se hace pre=

ciso venga un trapichero para cada misión, para

q[u]e con las siembras de algodón se pueda medio vestir

la gente. Si acaso para el presidio de Gila se halla

dificultad grave, no lo habrá  para q[u]e se agregue al

Jugson un sargento con 20, ó 25 hombres, con cuya

escolta arreglada á las ordenes del comandante me

parece q[u]e se puede poner una misión, ó en el Suta=

quisan, ó en San Juan Capistrano con tres religiosos,

á fin de q[u]e uno de ellos ande con la escolta de cinco

soldados instruyendo los otros pueblos, supuesta la

fabrica de la misión, y algun torreon en cada uno

 

 

 

 

 

 

{191_ 75R}

 

 

                                                                                                       75

                   Este es mi sentir aunque no me caso con

el. De este modo sin riego de caballada, sin gasto de oficiales,

y sin  aumento de habilitador ( por q[u]e el de Jugson es

el q[u]e ha de habilitar á esta tropa ) se lograría tener la

fuerza q[u]e tuviera si se efectuara la fundación del pre=

sidio, por que ninguno de ellos tiene hombres 25 libres,

por que la caballada /.../  y es habilitado ocupan toda

la tropa. Asi pasaremos por  ahora hasta q[u]e la pro=

videncia de dios disponga proporcion, para efec=

tuar los proyectos que van apuntados. Aunque yo

por efecto q[u]e tengo á los jalchedunes, y tamajas ve=

nia en animo de informar de q[u]e las tres primeras

misiones se pusieren en los Yumas, en los Jalchedunes,

y con los Jamajas, pero atento a que todos están pose=

idos del tenor, soy de parecer q[u]e se empieze por los

Yumas, después en los Cajuenches, y la tercera en Cuca=

pa, bien entendido q[u]e asegurada la nación Yuma,

tendrán las fundaciones de abajo poco riesgo por la

calidad de sus yndios pues á qualquiera novedad solo

Palma es capaz de sujetarlos, pero no apruebo se

ponga misión alguna sin la escolta de ocho o diez

hombres. Me he acalorado en estos viajes a fin de

darle fomento al río Colorado por medio de sus dos

brazos, es Nuevo México y Monterrey, pero al presen=

te no tengo por conveniente el  transito al Nuevo Mé=

xico sin la población grande q[u]e llevo apuntada, ni

tampoco el transito al rio Colorado desde el de San

Francisco, ó desde Monterrey, pues para este efecto

Era necesario un presidio en el rio de San felipe, por

q[u]e en el transito por las naciones sin establecimiento

 

 

 

 

 

 

{191_ 75V}

 

 

 

lo tengo por muy pernicioso sin utlilidad alguna = B[eso]

l[a] m[ano] de V[uestro] P[adre] su menor subdito = Fr[ay] Francisco Garces.

 

 

 

 

 

 

                                      {Un sello que dice:  “Collection E. Esg. Goupil}  {Paris}

                                                {Ancienne Collectio J.N.A  /…/”}

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

{191- 75VA}

 

 

{SIN INFORMACIÓN}

 

 



[1] sic

[2] Espacio en el documento.

[3] {sic}

[4] La mitad de parrafo es difícil de leler: tinta chorreada.


 
Facsimilar Presentación